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Adaptación dramatúrgica de María Luisa Jiménez

(En el suelo semidesnuda, con los ojos vendados)


Suena una radio…
pero tardo en darme cuenta.
Solo después percibo
que alguien está cantando
Sí, es una radio.
Música ligera: cielo, estrellas, corazón, amor… amor…
Tengo una rodilla, solo una, clavada en la espalda…
como si quien está detrás tuviera la otra apoyada en el suelo…
con sus manos sujeta las mías muy fuerte, retorciéndomelas.

Especialmente la izquierda.
No sé por qué, se me ocurre pensar que quizás es zurdo.
Yo, yo no estoy entendiendo nada de lo que me está sucediendo.
Siento el espanto de quien está
a punto de perder la cabeza, la voz… la palabra.

¡Dios! ¡Qué confusión!


¿Cómo he subido a esta furgoneta?
¿Dónde está el resto de mi ropa?
¿He llegado yo sola
moviendo los pies uno detrás de otro
a golpe de sus empujones
o me han metido ellos, llevándome cogida?
No lo sé, no lo sé.

Es el corazón, que me golpea furioso contra las costillas,


lo que me impide razonar…
Es el dolor en la mano izquierda,
que se está haciendo verdaderamente insoportable.
¿Pero por qué me la tuercen tanto?

No intento ningún movimiento.


Yo estoy, estoy como congelada.

Ahora, el que me sujeta por detrás,


ya no tiene su rodilla contra mi espalda…
se ha sentado cómodo…
me sujeta entre sus piernas separadas
como vi, hace años, que sujetaban a los niños cuando les quitaban las anginas.
Es la única imagen que me viene a la cabeza.

Pero ¿por qué la radio? ¿Por qué bajan el volumen?


Quizás es porque no grito
No hay mucha luz y tampoco mucho espacio…
Por eso me tienen medio tumbada.
Además del que me sujeta por detrás, hay otros tres.

Los siento tranquilos. Muy seguros.


¿Qué hacen? Encienden un cigarrillo.
¿Fuman? ¿Ahora? ¿Por qué me sujetan así y fuman?
Tengo miedo.
Va a suceder algo, lo siento…
Respiro hondo… dos, tres veces.
No consigo despejarme… Solo tengo miedo…

Uno se mueve, se queda aquí, de pie, delante de mí


(gesto de repulsión como si me pusieran algo enfrente)
el otro se agacha a mi izquierda,
(mismo gesto volteando la cabeza de lado derecho)
el otro a mi derecha.
(lo anterior, pero a la izquierda)
Están pegados a mí.
(agacha la cabeza y jala un poco hacia atrás)
Tengo miedo, va a suceder algo… lo presiento.
Dan una calada profunda en los cigarrillos.
Siento cómo el humo me llena los pulmones (tos)

El que me sujeta por detrás,


no aumenta la presión, solo ha tensado los músculos…
los siento alrededor de mi cuerpo,
como dispuestos a paralizarme.

El primero que se ha movido se arrodilla entre mis piernas, separándomelas


(abro las piernas rápido)
Es un movimiento preciso, que parece acordado
con el que me sujeta por detrás,
de hecho pone sus pies encima de los míos para bloquearme.

Estoy casi desnuda ¿Por qué me abren las piernas así?


Me siento mal, mal, ¡peor que si estuviera agonizando!

De esta sensación me distrae


algo que no consigo entender inmediatamente;
un calor tenue
que va aumentando,
hasta volverse insoportable en el seno izquierdo.

Una quemadura.
Los cigarrillos… ¡por eso se pusieron a fumar!
Yo no sé qué hace una persona en esta situación
Pero yo no consigo hacer nada.

Me siento como proyectada fuera, asomada a una ventana,


obligada a mirar y sentir algo horrible.

Un cigarrillo detrás de otro, quemándome la piel


Es insoportable

El olor de mi piel quemada debe molestar;


me cortan la piel superficialmente.
Desde el abdomen hasta mi sexo

El que está arrodillado entre mis piernas,


ahora me coge los senos a manos llenas,
las siento gélidas sobre las heridas punzantes…
El que me sujeta por detrás se está excitando.
noto como se frota contra mi espalda.
Todos se afanan en acercar
Su miembro a mi pecho. (forcejeo)
Ahora uno entra dentro de mí.
Me vienen ganas de vomitar.
Tranquila, debo estar tranquila.
Me agarro a los sonidos de la ciudad,
a las palabras de las canciones,
debo estar tranquila.

“Muévete ¡puta! hazme gozar”


Ya no conozco ninguna palabra…
no comprendo ninguna lengua
Soy de piedra
“Muévete ¡puta! hazme gozar”
Es el turno del segundo…
Con un cigarrillo y la navaja, hiere aún más mi sexo (gemido o grito de dolor)
“Muévete ¡puta! hazme gozar”
No siento si me corta o si no me corta.
“Muévete ¡puta! hazme gozar”

Es el turno del tercero.


La sangre me escurre por las piernas
“Muévete ¡puta! hazme gozar”
Es horrible sentir como dentro de tu tripa gozan las bestias.
“Me estoy muriendo, me falta el aire, ya no siento el cuerpo”.

No me van a creer, no me van a creer.


“Wey, ya hay que bajarla” “No, no mames, todavía no me la doy”
“¡Ya bájenla, antes de que se nos muera aquí!”
(Tres tonos de voz de niños fresa)
Me apagan el último cigarrillo en el cuello.
Pierdo el conocimiento

No me visten, sólo hacen bola mi ropa.


No sabe qué hacer, dónde dejarme.
El que me sujeta se queja porque es el único que no ha hecho el amor conmigo
perdón, es el único que no ultrajo mi cuerpo.
Me golpea para recobrar la conciencia y con rabia me da el pequeño montón de ropa.
Se detiene la camioneta y me obligan a bajar rápido.
(a tientas, buscando el piso con los pies)
Se va

(Quito la venda/gorro de mis ojos)


No veo siquiera qué camioneta era.
¿Dónde estoy? (intentando identificar el lugar)
En el parque.
Me visto cómo puedo.
Me siento mal… siento las piernas débiles
Me duele todo el cuerpo,
Tengo rabia… me siento humillada, con asco
por los escupitinajos que han arrojado a mi cerebro…
por el esperma que siento como me sale, aún tibio.
Me siento en la banqueta, recupero el aliento. (Sentada en las escaleras de la fosa)
Camino… camino, no sé durante cuánto tiempo. (Caminando en el espacio)
No quiero ir a casa, no, no, no.
(Me recargo en la pared de frente al público)
Al rato, sin siquiera darme cuenta,
me encuentro de repente delante del MP.
Estoy apoyada en la pared de la casa de enfrente,
no sé cuánto tiempo llevo mirando a la entrada,
a las personas que entran y salen
los policías con uniforme.
Pienso en lo que tendría que afrontar si entrara ahora…
Pienso en las preguntas.
Pienso que nadie va a escucharme
Quizá alguien me acusará de vestir provocativa,
Dirán que fue mi culpa por caminar sola,
Que seguramente yo me lo busqué,
Se burlarán de mí, me harán repetir en mi declaración cada acto.
“Señorita, sin detalles no podemos ayudarla, necesita ser específica” (voz de hombre)
“Siéntese, espere a que regresen de la hora de la cena, con suerte el médico legista la pasa a
usted primero, ya ve, hay más gente antes que usted” (voz de secretaria con tono chillón)

Al final me decido…
Me voy a casa…
Me voy a casa…
Los denunciare mañana”.

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