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Introducción
Consideraciones preliminares
1
GARCIA AMILBURU, M., Aprendiendo a ser humanos. Una Antropología de la Educación, Pamplona: Eunsa
(3ª ed.) 2010
(trans)formación, es decir, cristaliza acontecimientos, tal como Bárcena esta
noción de Gilles Deleuze (2013: 709).
No obstante, su fidelidad a la verdad conlleva que esta última sea absoluta, pero
será factible de asir, merced a la ironía, noción que acepta la propia ignorancia, en
pro de develar certezas progresivas al compás de llevar a cabo un diálogo y una
averiguación colegiadas, entre pares que coinciden en consumar el examen
minucioso sin temer al disenso, aunque procurando superarlo por intermedio de
consensos robustos, fidedignos e informados; el «intelectualismo moral» en
Sócrates por tanto confiere preeminencia a la bondad, al altruismo y a la
magnanimidad, cualidades fundamentadas en el empalme utilitario de las
acciones individuales y sociales con las necesidades asociadas con valores
abstractos inmersos en la mentalidad y la actuación de los sujetos, ojalá dirigidos
hacia la virtud —la areté— y no para los imperativos del Estado, ni del poder en
general.
En últimas, las resoluciones del hombre confluyen en una mezcla que se espera
adecuada de sapiencia con un obrar iluminado por la rectitud, la previsión y el
autocontrol, motivos por los cuales las virtudes morales en su explicación
aristotélica son precedidas y subordinadas a las virtudes del intelecto (Op. Cit. Cfr.
Ibíd.: 282-283); en consonancia con el entorno sociopolítico, la educación
anhelada como “la plenitud de la realización humana” (Luzuriaga, 1959: 66. Cfr.
Morales et. al., 2017: 144) es un asunto público que capacita a sus habitantes
para vencer sus defectos y organizar una vida pulcra en comunidad, imbricada en
el robustecimiento intelectual como paso imperioso para el desarrollo moral, ético
y formativo (Cfr. Ibídem.).
La FE recibe otro impulso notable durante el Siglo de las Luces, porque establece
un potencial más anchuroso para la «duda metódica cartesiana, en dirección hacia
el planteamiento de preguntas y la elaboración de problematizaciones con un
indeleble filo crítico, no para reiterar creencias atávicas prefijadas por potestades
fácticas, sino para examinar los sucesos con otras visiones y razonamientos
(Bárcena, : 711), todo ello con los requerimientos de la corroboración empírica y
de la coherencia lógica, por medio de un manejo más dúctil con la verdad , de
mayor audacia metal, conductual y pasional, resumida en el aforismo de George
Sabine2 que reza que “no es injusto obligar a los hombres a ser mejores de lo que
ordenan sus tradiciones“ (1963. Cfr.: Polo, : 106-107), lo que señala uno de los
estandartes de la Modernidad desde sus orígenes, por obra desde el desafío de la
razón hacia herencias anquilosadas; a la sazón de esta intrepidez intelectual, el
hombre está facultado para vencer las adversidades que obstaculizan la vida, tal
como lo aseveró Víctor Frankl ya que la humanidad ”puede conservar un vestigio
de la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles
circunstancias de tensión psíquica y física” (Frankl, 2001 3. Cfr. Correa Lozano,
2012: 75).
4
Moreau, J. (1999), “Platón y la educación” en Chäteau, Jean. Los grandes pedagogos, FCE, México.
5
Hegel, G. W. F. (2002), Lecciones sobre la historia de la filosofía II. FCE, México.
constatables (2002: 52-53. Cfr. Ibídem.). A su turno, y con alta precisión, Kant
resalta que la existencia consciente —que proviene desde la niñez— posee
índole social, en principio crítica y perceptible del yacimiento cultural, de
conformidad con el contenido sensorial, primigenio de nuestro conocimiento
entretejido con las categorías apriorísticas que revelan las formas mentales que
permiten la ordenación de los datos tangibles, como palanca que moverá y
templará el pensamiento con arreglo a la subsecuente hechura de
representaciones,. O sea, para moldear la comprensión inteligible que nuestra
mente hará de la realidad, e inclusive de sí misma (2004 [1798]: 28-29. Cfr. Correa
Lozano, 2012: 76-77).
El filósofo suizo esculpe así una ruptura con los grises protocolos memorísticos,
verticalizados, unidireccionales, librescos y esclerotizados que caracterizan a
muchos modelos tradicionales —si no es que obsoletos— por lo que es menester
ratificar la significación elevada de unas pautas rousseaunianas que han
comprobado su presteza y su perdurabilidad; en primera instancia, él señala la
autosuficiencia en cuanto ella modela al ser en su autonomía y en su proceder, a
imagen y semejanza de la naturaleza, ojalá sin chocar con ella.
Bibliografía
https://www.redalyc.org/pdf/311/31124808006.pdf
https://www.redalyc.org/pdf/4418/441846101005.pdf
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https://lugareditorial.com.ar/descargas/libros/Arte_Filosofia_Educacion.pdf
https://www.redalyc.org/pdf/834/83490212.pdf
POLO BLANCO, Jorge (2018), “La educación como herramienta de combate. De
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http://www.scielo.org.pe/pdf/arete/v30n1/a08v30n1.pdf
https://rieoei.org/historico/deloslectores/1023Ramos.PDF