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ORIGEN HISTÓRICO DE LA IMPUTACIÓN

OBJETIVA
José Carlos Palacios Gerónimo
Bachiller en Derecho y Abogado por la
Universidad Alas Peruanas

SUMARIO: 1. Introducción; 2. Imputación en la edad antigua y edad media 3. Evolución


del Pensamiento Idealista, 3.1. Imputación de Pufendorf; 3.2 Imputación de Kant; 3.3.
Imputación de Hegel; 3.4. Imputación de Poshegelianos; 3.5. Imputación de Kelsen; 4. La
imputación en las Teorías Causalistas; 4.1. Teoría de Equivalencia de condiciones de Von
Buri y Von Lizst; 4.2. Teoría de Causalidad Adecuada de Von Kries; 5. Evolución
Dogmática de la Teoría de la Imputación Objetiva; 5.1. Visión de Larentz; 5.2. Visión de
Honing; 5.3. Teoría Finalista de Welzel; 5.4. Visión de Roxin; 5.5. Visión de Jakobs; 6.
Conclusiones; 7. Bibliografía.

RESUMEN ABSTRACT
En el presente trabajo el autor explica y In the present work the author explains
analiza el Origen Histórico de la and analyzes the Historical Origin of the
Imputación Objetiva, exponiendo la Objective Imputation, exposing the
doctrina consultada sobre cada uno de los consulted doctrine on each one of the
filósofos y/o juristas que intervinieron en philosophers and / or jurists who
orden cronológico en el Origen Histórico intervened in chronological order in the
de la Imputación Objetiva, asimismo Historical Origin of the Objective
brindando un comentario, dándole una Imputation, also offering a comment and
explicación didáctica y comprensible para giving it a didactic and understandable
la comunidad jurídica. explanation for the legal community.
Palabras claves: imputación / causal / Keywords: imputation / causal / nexus /
nexo/ penal / objetiva / riesgo / atribución criminal / objective / risk / attribution

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1. INTRODUCCION

Durante la década de 1970 se supuso dejar de lado las concepciones ontológicas


como el nexo causal que imperaba en el Siglo XIX con las Teorías Causalistas (Teoría de
la Equivalencia de condiciones y Teoría de la Causalidad Adecuada), debido a que ya no
resultaba una herramienta útil para realizar un correcto juicio de imputación jurídico penal,
conforme a los casos que se iban presentando en dicha época, asimismo la Teoría Finalista
que impero a fines de la década de 1930, se basa en el elemento subjetivo (la voluntad de
cada persona al guiar su conducta), ese elemento de naturaleza subjetiva y psicológica
como es la voluntad, no corrigió las deficiencias de una imputación desmedida, sino que,
por el contrario, amplió innecesariamente el campo para determinar los posibles
responsables, dejando muchos vacíos en la Dogmática Penal, todo esto genero años
después (1970) el nacimiento formal de la Teoría de la Imputación Objetiva ,basada en el
normativismo.
El origen del normativismo frente al método ontológico en el moderno Derecho
Penal contemporáneo, ha causado una revolución doctrinal, básicamente con el fin de
solucionar los problemas que acongojan a la sociedad moderna. Como sabemos el
normativismo nace como la solución a los problemas que se presentaban en torno a la
imputación explicados en el párrafo anterior, en un mundo evolucionado en una gama de
actividades económicas (industriales, comerciales) de la mano con el avance tecnológico y
científico.
En el presente ensayo entraré a analizar didáctica y comprensible para la
comunidad jurídica sobre como fue el origen de la Imputación Objetiva especificando
como fueron cada una de las concepciones de los filósofos y/o juristas a lo largo de la
historia de la Humanidad; empezando desde de la Edad Antigua específicamente en la
Cultura Griega por el Filósofo Aristóteles, en la edad media por Santo Tomas de Aquino;
pasando por El pensamiento Idealista de Pufendorf, Kant, Hegel, Los Poshegelianos,
Kelsen, la Teoría de la Equivalencia de las condiciones de Von Buri y Von Liszt, la teoría
de la causalidad Adecuada de Von Kries; la doctrina de la escuela Dogmática del Derecho
Penal conformada por Larenz, Honing, El Finalismo de Welzel, la Imputación Objetiva de
Roxin hasta la postura adoptada por Gunter Jakobs en nuestra actualidad.

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2. IMPUTACIÓN EN LA EDAD ANTIGUA Y EDAD MEDIA

Durante la Edad Antigua nos podemos remontar a la Antigua Grecia y tomar en


cuenta la concepción de Aristóteles sobre la imputación: el cual, en el ámbito de
estructuras jurídicas, “se desenvuelve resumidamente por primera vez los principios más
generales de la imputación: dominio del hecho. Una sola acción imputable es susceptible
de valoración moral, alabanza o censura, esto es, cuando se verifica la posibilidad de que el
hombre dominara la situación hasta el punto de que hubiera podido actuar de otro modo.
De lo contrario, en lugar de acción imputable al hombre, habría caso fortuito inimputable,
al tener un impulso durante los siguientes siglos, ideas permanentes en torno a las
estructuras jurídicas materiales, como fueron los casos por Santo Tomás de Aquino”
(Dianoia, 1971,p.1)

3. EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO IDEALISTA

3.1. Imputación de Pufendorf

“Samuel PUFENDORF, considerado por antonomasia como el filósofo del Derecho


natural, aparece en una de esas etapas fructíferas de la historia del espíritu (1762). Las
raíces de su genuina autenticidad se remontan en el pasado a épocas donde primaba el
iusnaturalismo, observando alguna idea de imputación, aunque todavía no se conocía con
el sentido que se le da en la actualidad” (CARRIZO, 2007, p.33).
Pues ya este autor tenía un conocimiento superficial de lo que ahora le llamamos
imputación, asimismo “este le agregaba al concepto de imputatio un presupuesto: la
imputativitas, siendo este el presupuesto material de imputabilidad determinando la
relación de pertenencia con la acción libre; de allí que no se puede comprender el concepto
de imputatio en toda su dimensión sin contar con este presupuesto, siendo que se sigue la
afirmación de que no hay imputatio sin imputativitas, entendida ésta como sentido de
pertenencia de la acción libre del autor.” (CARRIZO, 2007, p.34)
Pufendorf tenia como ya lo hemos mencionado la idea de lo que era imputación,
pues él hacía mención que se debía guiarse por una norma moral, y cuyo acontecer o no
acontecer está al alcance de la persona, esta puede ser imputada a esa persona, o no puede
imputarse a una persona aquello que ni considerado en sí mismo ni en su causa está a su
alcance; de este modo, Pufendorf realizaba una clara distinción entre la capacidad que se
tiene y la capacidad que no se tiene al momento del suceso o hecho.

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3.2. Imputación de Kant

Este autor refiere que se llama “acto a una acción en la medida en que está
sometida a las leyes de la obligación, también en la medida en que se considera al sujeto en
ella desde la perspectiva de la libertad de su arbitrio, a través de un acto semejante se
considera al agente como autor del efecto, y éste junto con la acción misma pueden
imputársele cuando se conoce previamente la ley en virtud de la cual pesa sobre ellos una
obligación” (KANT, 2005, p.35).
Por ello, “Kant define a la persona como aquel sujeto cuyas acciones son
imputables en sentido moral, es el juicio por medio del cual alguien es considerado autor
de una acción, que entonces se llama acto y está sometida a las leyes; dicho juicio podrá
ser meritorio, debido o delito moral; para Kant, la noción de imputación está íntimamente
ligada a la idea de juicio de atribución, esto es el sujeto capaz de imputársele el hecho”
(KANT, 2005, p.36).
A manera de análisis personal considero que Kant empieza a brindar un
conocimiento mas claro de lo que conocemos como imputación, porque hace mención de
que la acción esta sometida dentro de las leyes de la obligación(lo que hoy podemos
denominar como las normas jurídicas) asimismo este autor nos muestra que el sujeto así
como es libre de realizar una acción, esa acción que ha generado un efecto (hecho o
suceso) se le puede imputar de manera conjunta (acción y efecto) cuando se conoce la ley
que pesa sobre esa obligación , además Kant desarrolla el concepto de lo que hoy
conocemos como imputación puesto que él lo conocía como juicio de atribución
(imputación) con el cual a una persona se le puede imputar o inculpar la realización de
una acción delictiva.

3.3. Imputación de Hegel

“En la filosofía idealista de Hegel se asienta la actual construcción de la llamada


teoría de la imputación objetiva, el concepto de imputación en Hegel es parte de su teoría
de la acción. De este modo, vuelve a aparecer con el idealista alemán como un elemento
estructural del suceso, como una característica interna de la acción aparece por primera vez
un proyecto de conformación del mundo exterior manifestado en la acción y que
comprendería la actividad inmediata del sujeto, los resultados y los sucesos derivados, en

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cuanto se sitúan con esta en un nexo teleológico, en cuanto es dominada por la voluntad y
se realiza con un fin”. (CARRIZO, 2007, p.36).
A manera de análisis personal considero que según lo que hace mención Hegel,
solo puede llamarse imputación en sentido estricto a aquello que puede ser reconocido
como una conducta propia; entonces, solo las consecuencias que pertenecen a esa
conducta, como modificación del mundo exterior; pueden ser imputadas a la persona,
mientras que las consecuencias que no se derivan de esa conducta, sino de la ya producida
modificación del mundo exterior, no deben ser imputadas.
Además, Hegel al hacer mención a la voluntad en su conducta nos muestra los
cimientos sobre la Teoría de la Imputación Objetiva, la cual él solo la aplicaría para los
delitos dolosos, aquellos donde existe el conocimiento y voluntad de parte del sujeto
agente.

3.4. Imputación de Poshegelianos

“El concepto de imputación tuvo algo de continuidad después de Hegel, ya que el


concepto de acción agota toda la esencia de la imputación, siendo que la imputación
consiste en un juicio que afirma la existencia de una acción real; es decir, “en la
comprobación de que lo ocurrido era querido por el sujeto”. La interpretación de la
imputación que hicieron los hegelianos del siglo XIX estaba asociada estrechamente a la
teoría de la acción, por lo que se deducía que el problema de la imputación no podía
desvincularse del problema del valor moral de la acción.” (CARRIZO, 2007, p.29).
A manera de análisis podemos ver en la concepción hegeliana la imputación del
acto a su autor representa jurídicamente un juicio de responsabilidad: mediante la
atribución de la acción al sujeto se verifica la propia responsabilidad de este. En
consecuencia, la imputación no sólo consiste en la atribución de un acto a su autor sino
también en la atribución de responsabilidad personal. Sin embargo, esta diferenciación
desapareció en los Poshegelianos desde el momento en que ellos unieron ambos juicios al
entender que para el Derecho solo el hecho culpable tenía interés, asimismo los
Poshegelianos tenían este concepto de que la comprobación del suceso ocurrido era
querido por el sujeto, lo que nos da una idea del pensamiento que tenían, el cual iba
enmarcado hacia determinar la tipicidad subjetiva (dolo o culpa), alejándose del plano de la
tipicidad objetiva (como lo plasmo Hegel)

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3.5. Imputación de Kelsen

Kelsen utiliza un principio ordenador diferente de “la causalidad, que puede ser
denominado “principio de imputación” (atribución); imputable es quien es castigado por su
comportamiento; es decir, aquel que puede ser responsabilizado; mientras inimputable es
aquel que, por la misma conducta por ser menor de edad, o enfermo mental no es castigado
y que no puede ser responsabilizado por ella.” (KELSEN, 2013, p.96).
El sentido que le da a la imputación es de lo que hoy mencionamos como uno de
los elementos del Delito el cual es la culpabilidad que es “el reproche de parte del estado a
la persona que teniendo condicione físicas o psíquicas optimas, no se desenvuelve de la
manera correcta, pero dicho reproche no se puede aplicar a las personas inimputables
(menores de edad, grave alteración de la conciencia, anomalía psíquica, etc)
Kelsen vuelve a aplicar el termino imputación en su Teoría pura del derecho, con
una apreciación distinta a la que guardaba en la concepción hegeliana. “La partición tajante
entre el mundo de la naturaleza y el mundo nomológico causalidad de imputación
identifican ambos campos: el del ser y el del deber ser, respectivamente; opone el concepto
de imputación al de causalidad, al establecer que la imputación tiene un punto final,
mientras que la causalidad no lo tiene.” (KELSEN, 2013, p.99).
Las diferencias de la imputación con la causalidad, según Kelsen, por tres razones
principales. La primera de ellas es la ley que expresa la relación de causalidad no es
considerado de modo arbitrario, para la imputación la ley es totalmente arbitraria; la
segunda es, mientras que la relación causal es infinita, para la imputación el hecho no está
condicionado y no es condición en el ámbito de otra relación de imputación; la tercera, en
la relación de causalidad si existe el vínculo entre la causa y el efecto, en la imputación no
hay ningún nexo.
“El ser libre, y en consecuencia responsable, tiene un sentido que responsabiliza a
un hombre, moral o jurídicamente, por su comportamiento, sea lícito o ilícito, en el sentido
de ser aprobado o desaprobado; en otras palabras, cuando la conducta humana es
interpretada según una ley moral o jurídica, como un servicio, un pecado o un delito,
atribuyendo al servicio un premio, al pecado una penitencia y al delito una sanción; esa
atribución o imputación encuentra en la conducta humana interpretada como servicio,
pecado o delito, su término final”. (KELSEN, 2013, p.104).
La relación existente entre causa y efecto, la cual se describe en una ley natural, es
independiente de este tipo de intervención; otra diferencia entre casualidad e imputación se

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basa en que cada causa concreta tiene que verse como efecto de otra causa, y cada efecto
concreto tiene que concebirse como causa de otro efecto, de manera que la cadena de
causas y efectos es infinita en ambas direcciones, de acuerdo con la esencia de la
causalidad En cuanto a lo natural, pretende diferenciar el principio de causalidad, del
principio de imputación, que le corresponde a los ordenamientos normativos. Porque el
principio de imputación se efectúa en el campo del deber ser, en cambio el principio de la
causalidad en el campo del ser, o sea, el principio de causalidad responde a algo que
efectivamente debe cumplirse, en cambio el principio de imputación responde a algo que
debe ser, pero que no tiene carácter de ser.

4. LA IMPUTACIÓN EN LAS TEORÍAS CAUSALISTAS

4.1. Teoría de Equivalencia de condiciones de Von Buri y Von Lizst

En 1870 era una época marcada por el auge del naturalismo penal, la idea de
imputación personal por los hechos cometidos se trasladó a un segundo plano, pues se
impuso el dogma del principio causal. Naciendo bajo el seno del concepto causal, es así
que nace “la Teoría de la Equivalencia de Condiciones, acogida por Von Buri y a Von
Lizst; esta teoría renuncia a la determinación de una causa del resultado y afirma que todas
las condiciones de un resultado tienen idéntica y equivalente calidad causal; partiendo de
esta concepción de causalidad se elaboró la fórmula de la conditio sine qua non, que nos
sugiere que para establecer el vínculo entre un comportamiento y un resultado, se procede
a suprimir mentalmente la acción y si el resultado no se produce, es porque existe un nexo
de causalidad entre la conducta y la modificación del mundo exterior.” (BACIGALUPO
ZAPATER, 1996, p.95).
A criterio de interpretación personal, esta teoría no dice que hay equivalencia de
condiciones, es decir al identificar las causas, no hay una más importante que otra,
asimismo aplicando la fórmula de la conditio sine qua non, descrita en el párrafo anterior,
podemos inferir que la causa de un hecho no solo puede ser la causa inicial ,sino que
también la causa de la causa de lo causado y así sucesivamente hasta llegar al infinito.

4.2. Teoría de Causalidad Adecuada de Von Kries

“Es a inicios de este siglo XX, Von Kries plantea la Teoría de la Causalidad
Adecuada , con el fin de neutralizar la amplitud de los resultados a que conduce la

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aplicación estricta de la teoría de la condictio sine qua non; según esta teoría una condición
(o una causa) es adecuada, es decir, que corresponde o que es causa de un resultado,
cuando la misma ha aumentado con seriedad la posibilidad de realización del resultado, y
cuando no sea absolutamente improbable que dicha conducta traiga consigo tal resultado.”
(BACIGALUPO ZAPATER, 1996,p.97).
A manera de análisis personal, en esta teoría de la causalidad adecuada no se deben
describir de manera naturalística sino valorar, se debe valorar un hecho, así pues, las
acciones finales serán típicas solo si estas son valoradas como socialmente inadecuadas,
como contrarias a las concepciones ético sociales dominantes en una sociedad
determinada, es así que solo tendrán valor como causa aquellas condiciones adecuadas
para producir el resultado.

5. ESCUELA DOGMÁTICA DE LA TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA

Los autores que se mencionarán a continuación son miembros de la Escuela


Dogmática del Derecho Penal, surgida a fines del Siglo XX en Alemania, esta corriente
desarrolló a Dogmática Jurídica, pero su máxima contribución fue elaborar la teoría del
Delito, asimismo la Teoría de la Imputación a comienzos del Siglo XX.

5.1. Visión de Larenz

“El concepto de imputación objetiva nace en 1927, aunque por obra de un civilista
hegeliano, Larenz, el cual, apoyándose en los presupuestos básicos de la filosofía idealista
y en particular, de la obra de HEGEL, Larenz elabora su doctrina de la imputación
objetiva, en la que describe aquel juicio por el cual determinado hecho aparece como obra
de un sujeto. Larenz enlaza con la teoría de la adecuación, aceptándola en sus líneas
generales, aunque no como teoría causal, sino como principio de imputación”.
(MARTINEZ ESCAMILA, 1990, p.12).
“Con esto la imputación se convierte en un juicio teleológico en el sistema del
Derecho penal queda excluido por completo el retorno a un objetivismo estricto, dado el
principio funcional, esto determinará si el acontecer puesto en marcha por el autor estuvo o
pudo estar dirigido por la voluntad de éste hacia la consecución de un determinado fin.”
(SILVA SANCHEZ, 1986, p.24).

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A manera de análisis personal, Larenz hace mención que a diferencia de lo que
cabe deducir de la obra de Hegel, el concepto de finalidad y consecuentemente, también el
de imputación, no debe ser entendido en sentido subjetivo, sino objetivo, al ser la acción,
unidad de la voluntad subjetiva. La imputación para Hegel, dice Larenz, representa el
derecho de la voluntad subjetiva, entonces lo fortuito en la acción es lo que no era
conocido por la voluntad. En consecuencia, la imputación para Larenz tiene que ver con la
cuestión de ¿qué es por lo que se le puede atribuir al sujeto como su acción? Y ¿qué es por
lo que se le ha de hacer responsable?

5.2. Visión de Honing

“En 1930, Richard Honing, quien parte de la vieja pugna entre la teoría de la
equivalencia y la teoría de la adecuación, pero inmediatamente lleva la discusión a otro
terreno al constatar que en la ciencia del Derecho no es posible que lo único que importe
sea la comprobación del nexo causal en sí, sino que hay que discutir la explicación de una
determinada propiedad, que corresponde a las exigencias del orden jurídico, del nexo
existente entre acción y resultado (así pone en duda Honing que la categoría ontológica de
la causalidad aprehendiera correctamente la relación entre acción y resultado), es decir, la
cuestión jurídica fundamental propiamente dicha no consiste en averiguar si se dan
determinadas circunstancias, sino en establecer conforme a los cuales queremos imputar
determinados resultados a una persona. De este modo, el cambio de perspectiva que aquí se
lleva a cabo desde la causalidad hasta la imputación hace que el centro de gravedad se
desplace ya en la teoría de la acción de la esfera ontológica a la normativa” (ROXIN,
PROBLEMAS BASICOS DEL DERECHO PENAL, 1976, p.128)
Del párrafo anterior de analiza que se trata solo de un juicio objetivo sobre esta
relación del comportamiento con el resultado sobre su alcanzabilidad o evitabilidad para
que se encuentre en la misma situación. A diferencia de la teoría de la causalidad
adecuada, la clave de la relación del autor con el resultado no estriba en la previsibilidad,
sino en la dirigibilidad del proceso causal. Ello es lógico porque el Derecho se dirige a
comportamientos que al hombre le sea posible observar, los que estén en su ámbito de
poder. Por lo que solo tiene significación jurídica aquellos comportamientos causales
respecto del resultado cuando este pueda ser pensado finalmente en virtud de su
alcanzabilidad o evitabilidad.

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“Las investigaciones que Honing dedica a ese fin le hace enlazar con LARENZ,
llevándole a la conclusión de que la conducta humana del resultado sólo es relevante
jurídicamente si se la puede concebir como dispuesta finalmente con respecto a la
producción o evitación del resultado, sólo con la finalidad objetiva que se debe añadir a la
causalidad hay base suficiente para considerar jurídicamente de manera significativa a la
conducta humana. Por consiguiente, Honing señala que, con la constatación de una
relación causal únicamente, no se hace justicia a la esencia del comportamiento humano en
el sentido de una manifestación de voluntad, entendiendo: el comportamiento es, en
contraposición a los restantes innumerables factores, algo originario; un colocar consciente
de causas, en acto cuasicreador, una intervención final de la inteligencia humana en los
procesos de la naturaleza y con ello, un fenómeno teleológico” (LA TORRE, 2008, p.301)

5.3. Teoría Finalista de Welzel

La doctrina finalista, formulada por Welzel desde la década de los treinta del siglo
pasado (1939), significó en su momento un planteamiento innovador que procuró limitar la
excesiva imputación penal. Aunque es innegable la importancia de los aportes del
finalismo, algunos de ellos acogidos por la ciencia penal hasta el día de hoy, su
planteamiento central (la acción final) no logró superar las críticas dirigidas al causalismo.
El elemento nuclear del finalismo es la acción final: toda conducta humana está
dirigida hacia una finalidad, por lo que toda persona que realiza una acción típica, la
orienta hacia fines concretos al conocer, en su saber causal, las consecuencias posibles de
su conducta. Como lo señala el propio WELZEL: “Actividad final es una actividad dirigida
conscientemente en función del fin, mientras que el acontecer causal no está dirigido en
función del fin, sino que es la resultante causal de la constelación de causas existente en
cada momento” (WELZEL, 2002, p.41).
A manera de interpretación personal considero que el jurista y filósofo Welzel, en
su teoría se basa en el elemento subjetivo (la voluntad de cada persona al guiar su
conducta), ese elemento de naturaleza subjetiva y psicológica como es la voluntad, no
corrigió las deficiencias de una imputación desmedida, sino que, por el contrario, amplió
innecesariamente el campo para determinar los posibles responsables ; como a manera de
ejemplo: en un accidente de tránsito ocasionado por una persona que conducía el
automóvil de su padre a una velocidad muy superior a la permitida, a raíz del cual resulta
herida una persona que cruzaba la pista en estado de ebriedad, no sólo habría que analizar

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la participación de ambas personas (conductor y peatón), sino también el del padre que le
prestó el automóvil a su hijo; de la persona que le vendió las bebidas alcohólicas que
embriagaron al peatón, pudiendo llegarse en esta cadena de atribución causal, inclusive, al
fabricante del automóvil.

5.4. Visión de Roxin

Los enfoques de los juristas mencionados anteriormente , en un principio se


mantuvieron sin trascendencia, y fueron objeto de conjunto estudio por Claus Roxin en
1970, en el libro Homenaje a Honing, con su contribución titulada teoría de la imputación
objetiva, la cual sería de aplicación, tanto de los delitos dolosos como de los culposos, en
la creación y realización de un riesgo no permitido, sin embargo, propicio que se fuera
evolucionando y traspasando las barreras de la causalidad o el finalismo.
Partiendo de la idea, para Roxin, a quien se le considera el máximo representante de
“la imputación objetiva vinculada a lo que hoy se le llama “principio del riesgo”, sintetiza
la teoría de la imputación objetiva del siguiente modo:
un resultado causado por el sujeto que actúa, sólo debe ser imputado al causante
como su obra y sólo cumple el tipo objetivo cuando el comportamiento del autor
haya creado un riesgo no permitido para el objeto de acción cuando el riesgo se
haya realizado en el resultado concreto y cuando el resultado se encuentre dentro
del alcance del tipo”. (ROXIN, LA EVOLUCION DE LA POLITICA CRIMINAL,
EL DERECHO PENAL Y EL PROCESO PENAL, 2000, p.41).

“El injusto es la realización de un riesgo no permitido para un bien jurídico penal


en el ámbito del alcance del tipo; es desde luego, una concepción preventiva general, que
la teoría de la imputación objetiva se ha elaborado a partir del principio de la realización
de un riesgo no permitido comprendido en el ámbito típico, desconocida todavía por el
finalismo, pero que hoy es la teoría dominante en Alemania y representa la doctrina más
importante y con mayor acogida en la etapa posterior al finalismo”.(ROXIN, LA
EVOLUCION DE LA POLITICA CRIMINAL, EL DERECHO PENAL Y EL PROCESO
PENAL, 2000, p.44).
“Es así que, en el funcionalismo, el tipo objetivo se debe interpretar
teleológicamente, estableciendo si la conducta en particular está dentro del radio de
reprohibición que el legislador quiso plasmar al emitir el tipo. Al efecto, se han

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desarrollado una serie de criterios normativos que estaban esparcidos por la teoría del
delito sin conexión alguna, para reunirlos en lo que se ha denominado como teoría de la
imputación objetiva del resultado”. (DIAZ ARANDA, 2017, p.56).
Como punto de vista y partiendo de la idea del máximo exponente en Alemania de
la imputación objetiva crea de manera semántica el término “riesgo” para referir el
comportamiento tanto de acción como de omisión de la conducta del ser humano.
“Además, cuando se habla de riesgo permitido o prohibido, que es donde parte esta teoría y
se toman como valoración los factores normativos, no ontológicos, siendo que para crear
una situación no permitida se analizan los criterios permisibles, como los conocimientos
especiales, la lex artis y el nexo causal; esto es, la relación de la conducta que realiza la
persona tiene que ver con el resultado ocasionado por ella, no por factores externos o
terceros que incrementen la lesión al bien jurídico tutelado por la norma”.(ROXIN,
PROBLEMAS BASICOS DEL DERECHO PENAL, 1976, p.128).
Así pues, “la posibilidad objetiva de pretender un curso causal dañoso depende de
si la conducta de la persona en cuestión crea o no riesgo jurídicamente relevante de lesión
típica de un bien jurídico. Igualmente, la posibilidad objetiva de pretender al principio del
riesgo facilita una división del criterio que podría permitir elaborar para los delitos de
resultado una teoría general de la imputación completamente desligada del dogma causal.”
(ROXIN, LA EVOLUCION DE LA POLITICA CRIMINAL, EL DERECHO PENAL Y
EL PROCESO PENAL, 2000, p.44).
A manera de análisis ,esta teoría adopta las posturas que todas las conductas que
realizamos en nuestra sociedad son riesgosas, unas más que otras, por lo tanto vivimos en
una sociedad de riesgos, asimismo analiza que para que haya un injusto será necesario una
valoración objetiva (general) de la conducta y de la relación de esta con el resultado como
peligrosa o contraria a la norma; esta teoría permite identificar 2 criterios o aspectos, para
determinar la tipicidad objetiva para los delitos dolosos, de resultado y los delitos culposos,
la cual es : 1° que la conducta suponga la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado
ex ante, 2° que ese riesgo se materialice ex post en el resultado jurídicamente
desaprobado.

5.5. Visión de Jakobs

Para Jakobs, “la imputación objetiva es un elemento común a toda clase de injusto.
Sostiene el catedrático de Bonn que tanto en caso de concurrir dolo como imprudencia es

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el significado general y, por tanto, objetivo, el que interesa desde el punto de vista social,
precisamente porque lo decisivo es que se trata de hechos que producen una perturbación
social, y no de peculiaridades individuales”.( JAKOBS, IMPUTACIÓN OBJETIVA EN
EL DERECHO PENAL, 1997, p.20).
“Formulada en términos muy elementales, la teoría viene a decir, al objeto de
facilitar los contactos sociales, dado que si todos tuvieran que cuidar de toda la vida social
se paralizaría—, que el derecho penal tiene que establecer normativamente cuándo es el
primer caso; esto es, qué acontecimientos en los que el sujeto interviene le son imputados.
Una forma de hacerlo es considerando al sujeto no como individuo, sino como portador de
un rol.” (JAKOBS, IMPUTACIÓN OBJETIVA EN EL DERECHO PENAL, 1997, p.22).
“Si lo relevante es el rol o posición en que el ordenamiento jurídico coloca al
sujeto, pasará también a un segundo plano, como ocurría con la causalidad y el dolo
entendidos de manera natural frente a la imputación objetiva, si la defraudación del sujeto
en el rol impuesto por el ordenamiento jurídico se ha producido por acción u omisión, que
resultan equiparadas a través del concepto acuñado, según el cual tan imputable es el daño
producido por el sujeto mediante un comportamiento activo como el producido porque no
ha atajado un peligro originado en su esfera de organización, de la que debe cuidar.”
(JAKOBS, TRATADO DE DERECHO PENAL, PARTE GENERAL, FUNDAMENTOS
Y TEORIA DE LA IMPUTACION, 1997, p.24)
“Es el criterio normativo de la competencia el que, finalmente, fundamenta el juicio
de tipicidad, en la medida en que permite determinar, más allá de los posibles y numerosos
cursos causales concurrentes, quién ha sido la persona que, tras haber invadido una esfera
jurídica ajena, ha infringido un deber de garante con relevancia jurídico-penal. Esto
indudablemente conduce a la determinación del significado social de un comportamiento,
que no es sino la inevitable consecuencia de la ya aludida labor de delimitación de ámbitos
de responsabilidad atribuida a la imputación objetiva. De ahí que JAKOBS conciba a la
teoría de la imputación objetiva como una teoría del significado del comportamiento”
(JAKOBS, IMPUTACIÓN OBJETIVA EN EL DERECHO PENAL, 1997, p.238).
“Pues al aplicar esta teoría debe definirse primero y separar después los ámbitos de
responsabilidad de cada interviniente, adscribiendo el suceso únicamente a quien ha
superado indebidamente los márgenes de su propia esfera personal de competencia. Los
diversos institutos dogmáticos que conforman la teoría de la imputación objetiva permiten
concretar la labor de definición y demarcación de los contornos de esos ámbitos de

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competencia” (JAKOBS, IMPUTACIÓN OBJETIVA EN EL DERECHO PENAL, 1997,
p.24).
En este escenario resulta fundamental el conocido concepto genérico del rol social
que, con independencia de su denominación formal, hace referencia a la posición
específica que ocupa toda persona en un determinado contexto social. “El rol social es
entendido como un sistema de posiciones definidas de modo normativo, ocupado por
individuos intercambiables” (JAKOBS, IMPUTACIÓN OBJETIVA EN EL DERECHO
PENAL, 1997, p.21)
“Sobre la base de esta posición social concreta se van dibujando los contornos del
ámbito de competencia y, con ello, las expectativas sociales de conducta del ciudadano. En
tal sentido, el papel que cada sujeto desempeña en un determinado contexto social de
actuación resulta fundamental para determinar si su aporte puede ser reputado como típico
o, por el contrario, como carente de relevancia penal”. (CARO JOHN, 2003, p.26).
De este modo, “se objetiviza el juicio de imputación a partir de parámetros
socialmente reconocidos y alejados de la subjetividad, pues lo único que interesa en este
terreno es la persona en cuanto portadora de un rol, esto es, la posición jurídica que ocupa
en una estructura social concreta –y que la sociedad reconoce como tal– y no el significado
que cada individuo, unilateralmente, le asigne a su propio comportamiento”.(JAKOBS,
IMPUTACIÓN OBJETIVA EN EL DERECHO PENAL, 1997, p.82).
En este sentido, la teoría de la imputación objetiva tiene por tarea precisar a qué
ámbito de competencia puede atribuirse una determinada conducta porque el suceso puede
ser explicado como obra exclusiva del autor, como obra exclusiva de la víctima, como obra
de los dos, o como suceso fortuito o desgraciado; así las cosas, la víctima puede ser objeto
de imputación penal.
“En el ámbito de la imputación objetiva, no resulta suficiente y ni siquiera
necesario verificar en un plano físico-causal quién ocasionó un resultado. Por el contrario,
la imputación objetiva se despoja de todo rezago naturalista, para poder separar los ámbitos
de responsabilidad de cada actuante en un suceso y atribuirlo únicamente a quien ha
excedido los márgenes de su propia esfera personal de competencia. Por lo tanto, resulta
fundamental para la imputación objetiva partir de una clara delimitación de espacios de
responsabilidad de cada persona, pues sobre esa base se erigirá el juicio de imputación, en
la medida en que no se puede hacer responsable a los demás por los actos de uno mismo
(autorresponsabilidad). Jakobs propone cuatro instituciones dogmáticas a través de las

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cuales ha de establecerse el juicio de tipicidad. La primera de ellas habla del riesgo
permitido, el cual se define como el estado normal de interacción; es decir, como el vigente
estatus de libertades de actuación; el segundo, el principio de confianza, determina cuándo
existe, con ocasión del desarrollo de una actividad generadora de un cierto riesgo, la
obligación de tener en cuenta los fallos de otros sujetos que también intervienen en la
actividad, y cuándo se puede confiar lícitamente en la responsabilidad de esos otros
sujetos.”(JAKOBS, TRATADO DE DERECHO PENAL, PARTE GENERAL,
FUNDAMENTOS Y TEORIA DE LA IMPUTACION, 1997, p.11).
“El tercero, el principio de prohibición de regreso, satisface la necesidad de limitar
el ámbito de la participación punible, tanto para comportamientos imprudentes como
dolosos, con base en criterios objetivo-normativos. De este modo, la prohibición de regreso
se presenta en cierto modo como el reverso de la participación punible; por último, el
cuarto supuesto, la competencia de la víctima, el cual se pretende tener la intervención de
la víctima en el suceso. En este punto, la teoría de la imputación objetiva implica la
introducción de elementos valorativos que determinan cuáles son los límites de la libertad
de actuación; implica, en este sentido, el establecimiento de esferas de responsabilidad.”
(JAKOBS, TRATADO DE DERECHO PENAL, PARTE GENERAL, FUNDAMENTOS
Y TEORIA DE LA IMPUTACION, 1997, p.13).

6. CONCLUSIONES

-De los pensadores Idealistas, Hegel, era el que tenía la mejor concepción sobre el
termino imputación , el cual hacía mención que solo puede llamarse imputación en sentido
estricto a aquello que puede ser reconocido como una conducta propia; entonces, solo las
consecuencias que pertenecen a esa conducta, como modificación del mundo exterior;
pueden ser imputadas a la persona, mientras que las consecuencias que no se derivan de
esa conducta, sino de la ya producida modificación del mundo exterior, no deben ser
imputadas, asimismo, esta concepción solo la aplicaría para los delitos dolosos.
-Ni el causalismo ni el finalismo, que se fundamentan en criterios naturalistas (no
jurídicos), ofrecen respuestas suficientemente convincentes y congruentes, pues en ambos
la imputación se extiende a un círculo indefinido de personas. Por ende, desde estas
perspectivas, la respuesta de por qué en un delito de homicidio, se imputa a alguien el
resultado muerte, sería porque se causó la muerte (causalismo naturalista), porque sin su

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conducta no se habría causado la muerte (conditio sine qua non) o porque la causó
dolosamente (finalismo)
-La teoría de la imputación objetiva adopta las posturas que todas las conductas que
realizamos en nuestra sociedad son riesgosas, unas más que otras, por lo tanto vivimos en
una sociedad de riesgos, asimismo analiza que para que haya un injusto será necesario una
valoración objetiva (general) de la conducta y de la relación de esta con el resultado como
peligrosa o contraria a la norma; esta teoría permite identificar 2 criterios o aspectos, para
determinar la tipicidad objetiva para los delitos dolosos, de resultado y los delitos culposos,
la cual es : 1° que la conducta suponga la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado
desde una perspectiva ex ante, 2° que ese riesgo se materialice ex post en el resultado
jurídicamente desaprobado.
-Conforme lo afirma Jakobs la Teoría de la Imputación Objetiva determina cuándo
una persona es competente de ser imputada, por haber infringido un deber derivado de su
rol social, es precisamente lo que busca determinar la imputación objetiva a través de sus
diversos criterios normativos, principios (riesgo permitido, principio de confianza,
prohibición de regreso, competencia de la víctima) los que, ordenados y correctamente
delimitados, permiten sustentar dogmáticamente y no de manera meramente intuitiva , sino
de una manera valorativa si un comportamiento es típico o no.

7. BIBLIOGRAFÍA

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