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UNIDAD 1
GESTIÓN DE LA UNIDAD EDUCATIVA
Estimado alumno:
El siguiente texto es una lectura esencial de estudio. Además, se espera que
logre comprender las diversas visiones respecto a los contenidos tratados en él, con
el fin de abordar los desafíos que se presenten desde una perspectiva de
conocimiento e intervención integradora.
LA GESTIÓN DE INSTITUCIONES EDUCATIVAS Y EL PEI
Namo De Mello, señala que "hemos avanzado lo suficiente para saber que la superación
de los impases de la educación en Latinoamérica dependerá menos de afirmaciones doctrinarias
y más de desarrollar nuestra capacidad de conducir el proceso educativo para responder a
los intereses de los sectores mayoritarios de la población". Y agrega..."podemos hoy
reafirmar...de que esta capacidad de gestión debe tener en la escuela su punto de partida y
de llegada".
Múltiples son las definiciones que actualmente se acuñan sobre este concepto. Selec-
cionamos por su claridad y poder de síntesis la que elabora Pilar Pozner, en su reciente libro
sobre este tema.
Pozner define la Gestión Escolar como: "el conjunto de acciones, relacionadas entre sí,
que emprende el equipo directivo de una escuela para promover y posibilitar la consecución
de la intencionalidad pedagógica "en - con - y para la comunidad educativa".
Si bien ésta es la intencionalidad imperante, aún está lejos de llegarse a una autono-
mía de la Institución Educativa. Así, el principal desafío es tomar conciencia de que todo
aquello que ocurre cotidianamente en la escuela, requiere ser articulado en torno a lo que
de aquí en adelante llamaremos un esfuerzo de Gestión "Integral" de la educación.ç
• considera todas las actividades que implica la marcha o gestión cotidiana de la Institu-
ción educativa: las actividades de enseñanza aprendizaje; las administrativas; las que
se realizan con la comunidad; las que implican organizarse para desarrollar ciertas
funciones; las que se realizan con las instancias municipales, provinciales y centrales y
con otras Instituciones educativas; y, considera también, las normas y prácticas de
convivencia entre los distintos miembros de la comunidad escolar.
• articula todos los proyectos de innovación que está desarrollando la Institución Educativa
en torno a los aprendizajes de los alumnos.
Frente a ello los equipos directivos y docentes de los establecimientos están poniendo
su mejor esfuerzo en lograr que esto se lleve a cabo. Sin embargo, se observa una gran
dificultad para articular las múltiples actividades y demandas de los proyectos existentes y
lograr que estos se integren en un Proyecto Educativo Institucional con una perspectiva
estratégica y de largo plazo. Se corre así el riesgo que esta oportunidad de crecimiento, se
cumpla como una tarea más, impuesta desde afuera, y se pierda el sentido y la oportunidad
de que los profesores tomen las riendas de su propio Proyecto Educativo Institucional.
De allí que diversos autores hayan señalado distintos aspectos de la gestión institucional.
Para fines de una investigación realizada por la Oficina Regional de la UNESCO, se profundi-
zó en la búsqueda de elementos potenciadores y obstaculizadores de la autonomía, basán-
dose en nueve dimensiones de la gestión institucional, desarrolladas por Cecilia Braslavsky.
Esta aproximación analítica permitió enriquecer extraordinariamente la investigación. Al
trabajar posteriormente en Gestión Institucional, se consideró que era posible reducir a
seis, las dimensiones más significativas de la Gestión Institucional.
Las cuatro primeras (pedagógica, administrativo-financiera, organizativa y comuni-
taria), son las que habitualmente se distinguen por distintos autores. Sin embargo, hay dos
que generalmente no se perciben, o no son transparentes al análisis, cuales son: la dimen-
sión convivencial y la dimensión sistémica, y resultan ser precisamente aquellas que muchas
veces obstaculizan la consecución de los objetivos institucionales.
6. La dimensión sistémica se refiere a las relaciones que establece la escuela con otras
instituciones del sistema educativo: con las instancias municipales, provinciales y nacio-
nales de educación y con otras instituciones escolares de su mismo nivel (escuela -
escuela).
En síntesis, la Gestión Educativa Integral implica hacer confluir las miradas desde estas
distintas dimensiones de la realidad escolar, e integrarlas en torno a un PROYECTO EDUCA-
TIVO INSTITUCIONAL. UNA GESTION INSTITUCIONAL INTEGRAL PARTICIPATIVA SOLO ES POSI-
BLE SI SE PONEN EN PRÁCTICA:
Inés Aguerrondo
RESUMEN
EL DESAFÍO DE LA CALIDAD
Esta realidad, que marca la demanda que hoy se hace a la educación, contrasta con
otra realidad bastante conocida; hoy, por tal y como están, los sistemas educativos no
pueden salir airosos frente a este desafío.
La expansión sufrida por los sistemas educativos a partir de la segunda guerra mun-
dial, sobreimpuesta a un modelo de gestión pensado para otras ocasiones la diversificación
de clientelas orientadas en la incorporación de seres sociales con bases culturales diferentes,
y las restricciones materiales acompañaron los procesos de endeudamiento y ajuste han
hecho no personales tanto los objetivos como los modelos de gestión y administración
originales. Es decir que el crecimiento y la expansión educativa no presentan a la visión
política sólo un problema de escuela (pongamos más profesores o maestros, más escuelas,
más aulas), sino que plantea desafíos cualitativos que hacen volver a pensar hacia dónde ir
y cómo debe organizarse y conducirse una escuela, un grupo de escuelas, un sistema educa-
tivo.
Algunos autores han visto por esto serias implicancias a este concepto: La ideología
(curricular) de la eficiencia social (vinculada a la corriente llamada “tecnología educativa”)
entiende calidad de la educación como eficiencia, y eficiencia como rendimiento escolar. A
partir de la instauración de una política educativa de corte neoliberal se buscan justificacio-
nes “académicas” que permitan fundamentar la restricción del ingreso a la educación. Estas
justificaciones crean nuevos fetiches pedagógicos que se caracterizan por su debilidad con-
ceptual, tal es el caso de términos como “calidad de la educación”.
Lo que ocurre, creo, es que se ha trabajado con una definición demasiado simplifica-
da y muy parcial de una idea muy abarcante ya que, recortando las posibilidades, se la
define La calidad de la educación: Ejes para su definición y evaluación restrictivamente, se
la transforma en una medición, para lo cual se la inscribe en un marco puntual casi positivis-
ta, muchas veces hasta conductista, leyendo sólo conductas específicas.
A pesar de compartir estas ideas en lo sustantivo, creo que ha faltado desde el lado de
los especialistas en educación una respuesta positiva y superadora que fuera más allá de la
mera crítica. Porque mirándonos hacia adentro, no podemos dejar de reconocer que tene-
mos sistemas de baja calidad y poco eficiente, es decir que logramos poco con los medios
que tenemos (aunque obviamente éstos no son muchos).
Sin embargo, para poder reconocerlo abiertamente, como hoy lo hacemos, hemos
tenido que llegar a un estado cercano al desastre, porque la inexistencia de evidencias
objetivas recogidas sistemáticamente hicieron imposible contrastar objetivos con resulta-
dos, es decir, tener una idea realista de los niveles de eficiencia y eficacia de la educación.
Las reuniones de Jontien y Quito ayudan a acotar y enmarcar el problema. Está claro
que el dilema de la actualidad es cómo dar mejor educación a toda la población, y en este
dilema se expresan los dos problemas que permiten avanzar en esta discusión: por un lado,
cómo dar mejor educación; por el otro, cómo hacerlo para todos.
Hay entonces una dimensión que hace a la definición político-técnica (¿qué es “mejor
educación”, o, ¿cómo se define “educación de calidad”?), y otra dimensión que hace a
gestión y administración (¿cómo se da eso a todos?). La eficiencia tiene que ver con las dos
cosas, es decir, un sistema educativo eficiente es el que da la mejor educación que se puede
a la mayor cantidad de gente. Se constituye entonces en un nivel instrumental: depende de
la dimensión sustantiva, depende de cómo se defina, en la instancia político-técnica, qué es
“mejor educación”.
Como es un concepto totalizante, permite mirar los distintos elementos que interjuegan
en la educación en un momento dado. Si hay que decir sobre formación docente o sobre
mejoramiento curricular, o sobre expansión para los sectores populares los criterios concre-
tos que se tomen para definirlo variarán en las distintas realidades. Es un concepto social-
mente determinado que tiene sus propias definiciones, y estas definiciones surgen funda-
mentalmente de las demandas que hace el sistema social a la educación.
Resulta entonces que, para poder orientar adecuadamente los procesos de transfor-
mación de la educación, se hace necesario definir cuáles de las condiciones estructurales
que conforman el modelo original deben ser revisadas, y cómo deben ser redefinidas para
guiar la toma de decisiones que incremente la calidad del sistema educativo.
Como estas definiciones se inscriben en un marco histórico, esto hace que su perti-
nencia sea específica. Es decir, lo que puede ser calidad para una realidad social puede no
serlo para otra; lo que puede ser calidad para una época puede no serlo para otra.
Por ello, es un concepto útil, ya que permite definir la imagen-objetivo del proceso de
transformación y, por lo tanto, se constituye en el eje regidor de la toma de decisiones. La
calidad de la educación es, de hecho, el orientador de cualquier transformación. Al iniciar
cualquier proceso de forma educativa se debe precisar -explícita o implícitamente- qué se
entiende por calidad de la educación, es decir, hacia dónde se orientarán las acciones.
Un sistema educativo eficiente no será, entonces, aquél que tenga menos costo por
alumno, sino aquél que, optimizando los medios de que dispone sea capaz de brindar
educación de calidad a toda la población.
Por el contrario, implica que se debe tener presente que la eficiencia expresa el paso
operativo, signa la condición de posibilidad, de que las decisiones político-técnicas acerca de
la calidad sean ciertas. Buenas decisiones sobre la calidad, con un aparato de gestión
ineficiente, no producen resultados efectivos, pero un aparato eficiente sin adecuadas
decisiones sobre la calidad reproduce -con más eficiencia- más de lo mismo y no ayuda a
mejorar la calidad.
Por esto, al decir “mejor educación para toda la población” se integra en una relación
dialéctica de mutua retroalimentación estas dos dimensiones (la sustantiva y la instrumen-
tal), lo que permite rescatar y revalorizar la idea de eficiencia en el campo de la educación
y avanzar hacia la creación de mecanismos y procedimientos de toma de decisiones que
instalen criterios de eficiencia educativa a partir de concretas definiciones pedagógicas de
calidad de la educación.
Pero los sistemas sociales (y la educación es uno de ellos) son sistemas autónomos en el
real sentido de la palabra. Todo está dentro de ellos; si se alteran o perturban ellos, se gesta
en el interior del sistema. Por esto los sistemas sociales se “autotransforman” y tienen
conciencia de su auto-transformación, es decir, tienen y hacen su propia historia.
Los elementos que definen la estructura básica del sistema educativo son de diferente
orden, pero pueden distinguirse, a partir de diferentes niveles de análisis, un conjunto de
principios vertebradores y estructurantes (formas soportantes) que rigen la organización de
sus distintas instancias.
En realidad, lo que pasa es que hay consistencia entre el proyecto político general
vigente en la sociedad, y el proyecto educativo que opera. Es este ajuste, lo que define la
existencia de “calidad”.
La pérdida de la calidad se percibe -se mide- a través de hechos de que la definición
de los principios vertebradores ha variado en la sociedad, tanto en las representaciones
sociales como en el discurso académico pero lo que no ha cambiado es la organización de las
estructuras de la educación y sus aspectos fenoménicos concretos. Esta ruptura se vive
como pérdida de la calidad, en la medida en que lo que se pierde es la significatividad social
del aparato educativo.
Por esto planteamos que no es un concepto neutro. Más bien es un concepto ideológico
que nos ubica en una perspectiva específica desde donde mirar la realidad.
En términos generales, podemos decir que un criterio para definir en el nivel macro si
el sistema educativo es o no de calidad, es reconocer si el sistema educativo alimenta al
sistema cultural con los valores que este reclama para constituirse como sociedad, es decir,
si cumple con su función de ayudar a la integración social.
El sistema político también hace demandas al sistema educativo que en nuestro ámbi-
to se resumen en la cuestión educación-democracia. Demanda valores y comportamientos
específicos que deben ser transmitidos por la escuela. Una sociedad democrática, solidaria y
participativa reclama el aprendizaje de los valores, las actitudes y las conductas básicas que
hagan esto posible, y para ello se debe ejercer la solidaridad y la participación desde la
infancia.
En lo que ser refiere al sistema económico, dos son las áreas de compromiso del
sistema educativo: la formación para el mundo productivo y el aporte científico para el
desarrollo. En relación con el primer tema, parecería que el papel de la educación no es
tanto formar para el puesto de trabajo, sino dar las capacidades básicas para la adaptación
adecuada al proceso productivo. Las investigaciones realizadas al respecto permiten afir-
mar que, más allá de niveles determinados de capacitación específica que variarán con la
edad y el nivel de educación y con la modalidad o especialidad de que se trate, lo que
reclama el sistema económico en la actualidad: la capacidad de comunicarse adecuadamen-
te en forma oral y escrita; la capacidad de trabajo en equipo; y la capacidad de ejercer la
función productiva de una manera crítica.
Así, frente a un sistema económico que reclama altos estándares creativos en áreas
relacionadas con las ciencias y con la gestión y organización, es necesario que el sistema
educativo transmita masiva y tempranamente las operaciones de pensamiento lógico y las
actitudes y conductas correspondientes a este requerimiento.
Puede ser importante repetir que los principios básicos que vertebran la estructuración
de la educación son los que se expresan en el campo de las definiciones políticas-ideológicas.
Cuando éstas están definidas no se deja margen de libertad a las demás instancias, sino que
las ordenan.
Es decir, son las que establecen los “patrones de medida” para determinar la calidad
de un sistema educativo. También son las que, al variar, cargan o descargan de significatividad
social un modo concreto de organizar el sistema educativo, la institución escolar y la pro-
puesta de enseñanza.
La dimensión técnico-pedagógica
La demanda global (por el conocimiento) y las demandas específicas (por los requeri-
mientos de los sistemas cultural político y económico) se expresan en modos fenoménicos
concretos. Hay opciones técnicas o técnico-pedagógicas que modelan una forma concreta
de cómo se organiza y cómo es el sistema educativo.
De allí que se puede distinguir, por un lado, el nivel político-ideológico y, por el otro, las
decisiones técnico-pedagógicas. Estas últimas son las que expresan el compromiso concreto
del aparato escolar para responder o no a las demandas de los demás sectores de la socie-
dad.
El contexto de nuestro tiempo está enmarcado por la cultura tecnológica que supone
un modelo específico de conocimiento científico distinto del anterior. A la tradicional defini-
ción de conocimiento científico que entendía que conocer era describir y explicar, hoy se
agrega la necesidad de conocer para operar, para transformar (investigación y desarrollo).
Conocimiento y transformación-operación son dos cara de la misma moneda.
Podemos volver a recordar que cada una de las decisiones que se toman en el nivel
técnicopedagógico posibilitan o no que se cumplan las demandas políticas-ideológicas.
Por ejemplo, si se trabaja con una definición de conocimiento que habilita para
operar sobre la calidad, se está respondiendo al mismo tiempo a las demandas del sistema
político, porque éste es el tipo de conocimiento que se requiere, para poder participar. Las
investigaciones han enseñado que no se amplían los niveles de participación social porque se
armen grupos con los padres o los docentes, mientras no se instale la participación en el eje
mismo, en el control de la educación, o sea en la concepción de conocimiento que se
transmite.
La segunda opción a considerar dentro del eje epistemológico se refiere a cuáles son
las áreas de conocimiento que están incluidas dentro del sistema educativo, si el sistema
educativo tiene que transmitir conocimientos socialmente válidos debe intentar una ade-
cuación entre cómo se definen las áreas de conocimiento dentro del sistema educativo y
cómo las define la sociedad, o específicamente el campo académico.
Quizás el grado mayor de inconsistencia entre estas dos definiciones en nuestra reali-
dad se refiere al área de las Ciencias Sociales, donde quedan en general excluidas de la
enseñanza básica disciplinas ampliamente reconocidas en el mundo académico, como socio-
logía, antropología, ciencias políticas, que el sistema educativo habitualmente desconoce.
En el campo de las ciencias en general, el problema fundamental tiene que ver con la
incapacidad del sistema educativo de incorporar rápidamente las novedades que se produ-
cen en el mundo académico.
La tercera opción es, una vez definidas las áreas de conocimiento, qué definición de
contenidos de la enseñanza existen. Esta definición puede hacerse desde varias perspecti-
vas. Una de ellas es realizarla sobre la base de un modo atomizado de conocer.
“En éste se recortan unidades nacionales del acervo cultural sin tener en cuenta el
carácter arbitrario de recorte y sin intentar descubrir los procesos de producción. Cuando se
destacan fechas, batallas y personajes descontextualizados y en compartimientos estancos,
se definen contenidos atomizados.”
Por otro lado, los contenidos pueden definirse como “procesos que se basan en la
percepción inicial de todo, concibiendo a cada elemento y a la totalidad como un producto
de un proceso”. En vez de definir los contenidos como temas o información, se los define
como núcleos o ejes organizantes que permiten ver procesos dentro de áreas de conoci-
miento.
Eje Pedagógico
La primera opción a realizar dentro de este eje tiene que ver con las características
del sujeto que aprende. Esto implica una definición de las características psicológicas del
alumno, ya que define quién es el sujeto de aprendizaje. En este núcleo de antinomia está
marcada por la opción entre una concepción de psicología de facultades o una concepción de
psicología evolutiva.
Según cuál sea la opción adoptada, se aplicarán criterios diferentes para analizar las
conformaciones específicas de los diferentes componentes educativos.
En términos generales, y para simplificar, se puede decir que en este campo hay dos
alternativas básicas. Se puede definir que se aprende por ensayo y error, por premio y
castigo, por estímulo y respuesta, o que se aprende porque el sujeto construye activamente
el objeto de aprendizaje. Es decir, se puede tener en la base de las opciones un modelo
conductista o un modelo constructivista. En la actualidad, decimos que tiene calidad el
sistema educativo cuando la propuesta de enseñanza supone modelos de aprendizaje cons-
tructivo.
La tercera opción dentro del eje pedagógico responde a la pregunta: ¿qué caracterís-
ticas tiene el rol docente? Ésta puede ser definida desde el protagonismo del docente, en la
conocida tarea de “transmisión”, o entendiendo al docente como organizador de las situa-
ciones de aprendizaje, y conductor de un proceso de construcción conjunta con los alumnos.
Estas opciones se expresarán no sólo en modelos concretos de organización escolar, sino que
también signarán las decisiones sobre formación docente, carrera docente, etc.
Éstos que también son fenómenos sociales que están históricamente determinados,
que conllevan opciones que tienen que ver con prácticas y articulan en la instancia del aula y
de la institución las definiciones político-ideológicas con las opciones pedagógicas y las
organizativas.
En última instancia, según sean las opciones que se hagan, se posibilitará o no que en
la práctica se cumplan las demandas que plantea la dimensión político-ideológica.
Eje de organización
• La estructura académica.
• La institución escolar.
• La conducción y supervisión (el gobierno).
En este sentido, podría partirse de la hipótesis de que la decisión acerca de qué niveles
educativos se deben reconocer, y la duración temporal de los mismos, así como cuáles de
ellos están comprendidos en la obligatoriedad se enmarca dentro del análisis de las necesida-
des sociales.
En cambio, la decisión acerca de los ciclos que componen esos niveles tiene más que
ver con las características de las diferentes etapas evolutivas por las que atraviesa el edu-
cando.
Por ello, se pueden definir los niveles como los tramos en que se atiende al cumpli-
miento de las necesidades sociales, y a los ciclos (excepto en el nivel superior) como espa-
cios psicopedagógicos que, al responder a niveles crecientes de profundización, complejidad
y complementariedad (es decir, al estar articulados), posibilitan el desarrollo individual y
social del educando.
El criterio básico para definir la extensión y estructuración de los ciclos surge a partir
del reconocimiento de las características de las etapas evolutivas que incluye cada nivel. Un
nivel determinado incluirá o no ciclos, según comprenda o no dentro de la extensión pro-
puesta una o más etapas evolutivas en los educandos.
Desde el punto de vista de la equidad, es necesario que los avances y pasajes dentro
de cada componente y, uno a uno supongan una simple aplicación de actitudes, conocimien-
tos habilidades y destrezas psicomotrices, intelectuales, emocionales y sociales adquiridas
previamente en el sistema educativo, y que deben ser garantizadas por el ciclo o nivel
anterior.
De esta forma los sucesivos ciclos y niveles se deben constituir en un desafío que
constituya al desarrollo integral de los alumnos, en lugar de constituirse –como pasa en la
actualidad en la mayoría de los países de la región— en obstáculo o barrera que trabe dicho
proceso. La propuesta de estructura adecuada es aquélla capaz de encontrar el momento
justo (en términos de madurez, capacidad e intereses de los educandos) y el grado de
dificultad apropiado para introducir los cambios necesarios.
GESTIÓN POR PROCESOS:
HERRAMIENTA PARA LA MEJORA DE CENTROS EDUCATIVOS.
En diciembre del año 2000 se publicó la nueva versión, hoy vigente, de la norma UNE-
EN-ISO 9001:2000, en la que se daba un “vuelco” a los conceptos tradicionalmente plantea-
dos por el enfoque ISO para la implantación de Sistemas de Calidad. Hasta ahora había
predominado una orientación hacia “el ASEGURAMIENTO de la CALIDAD”, un lenguaje exce-
sivamente enfocado hacia las empresas de actividad industrial; por lo que las organizaciones
de servicios encontraban un poco lejano dicho modelo.
Por este motivo, sea cual sea el enfoque que decidamos dar a nuestro trabajo para la
implantación de la Gestión de Calidad en un centro educativo, parece claro que el primer
paso a trabajar debe ser una adecuada Gestión por Procesos, lo que implica una nueva
percepción de la gestión de los procesos educativos, caracterizada por:
2. PLANTEAMIENTO ESTRATÉGICO.
Teniendo en cuenta que el compromiso de los directivos es esencial para el éxito del
Proyecto, íntimamente relacionado con las responsabilidades de los directivos se encuentra
el encuadre estratégico del Modelo de Gestión por Procesos a definir.
A modo de reflexión me gustaría recordar una pequeña cita del cuento “Alicia en el
País de las Maravillas”, de Lewis Carroll:
El primer paso que proponemos trabajar, antes de iniciar específicamente las etapas
para la implantación de las Gestión por Procesos es el de establecer un rumbo al camino de
nuestra gestión educativa. Se propone definir tres conceptos como base de nuestro proyec-
to:
Entiendo que la definición de la Misión, la Visión y los Valores es la fijación del norte de
nuestra brújula. La Gestión por Procesos será el lenguaje que nos permitirá leer la carta de
navegación, pero si no fijamos un rumbo, de nada nos servirá disponer de un magnífico
barco y su equipamiento. ¿...?
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A partir de la definición clara, diáfana y participativa de la Misión, Visión y Valores de
nuestro centro, la responsabilidad de los directivos se concentrará en la articulación de
planes estratégicos de acción que permitan mejorar aquellos procesos que más nos acer-
quen hacia esa “imagen deseable y alcanzable de nuestro centro educativo en el medio o
largo plazo”. Esto lo abordaremos mediante la implantación de una dinámica de GESTIÓN
POR PROCESOS.
Las cinco fases para la implantación de la Gestión por Procesos serían las siguientes:
De esta forma, como resultado de esta segunda fase obtendremos un listado estructu-
rado de procesos en el que diferenciaremos un PROCESO principal, y un conjunto de
SUBPROCESOS que dependen de él. Por ejemplo:
• PROCESOS CLAVES (también llamados “de negocio”): son procesos cuya finalidad es
proporcionar servicios a los clientes externos del centro educativo. Son aquellos proce-
sos mediante los cuales, los alumnos, padres, etc. configuran su percepción sobre nues-
tro centro educativo. Son los procesos mediante los cuales el centro se relaciona con el
exterior. En este sentido, es importante destacar que “clave” no significa “importante”
ni “crítico”. Esto lo veremos en la Fase V de este capítulo.
• PROCESOS SOPORTE (también llamados “de gestión”): son los procesos responsables de
organizar, proveer y coordinar los recursos que el centro necesita para desarrollar su
actividad educativa. Básicamente, se identifican cuatro grandes grupos de recursos:
personas, instalaciones, financiación y documentación.
Esta es una práctica bien sencilla que consiste en “contrastar” ambos documentos, y
si lo realizamos con el detenimiento que merece, nos proporcionará interesantes conclusio-
nes sobre nuestra estructura de procesos.
Obviamente todos los procesos identificados no pueden ser abordados al mismo tiem-
po, es importante, y necesario, priorizar y concentrar los esfuerzos por la mejora. Para ello
la Selección de Procesos pretende identificar, entre todos los procesos relacionados en el
Catálogo, cuáles son aquellos especialmente críticos para que el centro alcance sus objetivos
(definidos, en última instancia, en su Visión).
Pueden ser procesos críticos (los denominaremos FACTORES CRÍTICOS DE ÉXITO, F.C.E.),
aquellos que:
• Tienen una significativa correlación con alguno de los objetivos o directrices definidas
en la Visión del centro.
• Se encuentran en una situación desordenada o desestructurada, y es urgente sistemati-
zar su aplicación.
• Los resultados de su evaluación se encuentran por debajo de los límites de control
previamente definidos por el centro.
Identificados los Factores críticos de éxito, los directivos del centro deberán organizar
PLANES DE MEJORA sobre éstos, en los que se implique el mayor número de personas del
centro educativo. Desde nuestro punto de vista, sólo a partir de este modelo de análisis,
será sistemáticamente sólida la implantación sucesiva de planes de mejora:
Ya hemos definido las sucesivas etapas que habría que completar para desarrollar la
estructura de procesos del Centro, a partir de ahora, centraremos nuestra aportación en la
exposición de las herramientas de gestión a emplear con aquellos procesos que han sido
“seleccionados” como F.C.E.’S de nuestro centro.
Como enfoque general, y para simplificar el desarrollo teórico, se proponen dos tipos
diferentes de herramientas, según sea el nivel de agregación de actividades:
• Para los PROCESOS que han sido identificados en el catálogo elaboraremos una FICHA
DEL PROCESO, donde planificaremos los objetivos, la estructura y la sistemática de
evaluación (indicadores) del mismo.
Además de los conceptos citados, también se podría incluir en la Ficha del Proceso otra
información adicional que sirve para una mayor comprensión global de éste, como pudiera
ser:
• Descripción de los RESPONSABLES que deben intervenir en cada una de las secuencias
identificadas, especificándose claramente si deben ejecutar, revisar o aprobar la activi-
dad correspondiente.
• En este sentido, suele ser bastante apropiado acompañar, en el anexo del manual, un
ejemplar del/os modelo/s de referencia.
En nuestra opinión existen dos posibles modos de plasmar los manuales de procedi-
miento, y esto debe quedar a elección del mayor interés de sus usuarios:
• Procedimientos Formato Clásico (“tipo Cervantes”), son una sucesión de hojas redacta-
das en prosa, que explican las diferentes actividades de las que consta el subproceso en
forma de párrafos debidamente estructurados.
• Procedimientos Formato Tabla (“tipo Newton”), son una tabla conceptual en la que
intentamos ganar visualmente, aportando una visión lo más aproximada posible de las
actividades que componen el subproceso. Podría seguir el siguiente esquema:
6. IMPLANTACIÓN DE LOS PROCESOS.
Una vez planificados y definidos los procesos deberá iniciarse la parte más compleja
del proyecto: su IMPLANTACIÓN; su puesta en práctica por parte de las diferentes personas
y colectivos del área docente y no docente.
• Se aconseja una implantación con mucho ORDEN, esto es, que se vaya implicando a los
diferentes estamentos del centro con mucha seguridad y a su debido tiempo. En este
sentido, el modelo de implantación a partir de pequeños núcleos estratégicos, es muy
recomendable, como muestra la figura:
En primer lugar, me permito recordar algunas características que debe tener un buen
indicador:
• Debe ser cuantificable en alguna forma de expresión numérica (bien número absoluto o
un porcentaje).
• Se deben poder identificar fácilmente.
• Sólo se debe medir aquello que es importante
• Se deben comprender muy claramente
• Un mal indicador es mejor que ninguno
• Lo que importa es el “paquete” de indicadores: Sistema de medida
• Un dato aislado no es significativo, lo interesante es el análisis de las TENDENCIAS
• No deben ser demasiados (“si tiene demasiados, es como si no tuviera ninguno”).
Y, por último, a nivel teórico se deberían evitar los siguientes errores al definir el
Sistema de medida:
• INDICADOR (OBJETIVO) DE CONTROL DEL PROCESO: son los indicadores que controlan el
desarrollo de la secuencia de actividades que componen el proceso, y para su control se
establecen medidas que indican:
Teniendo en cuenta los tres tipos de indicadores mencionados, entendemos que, para
la completa medición de un proceso se debe definir un “Paquete de Indicadores” lo suficien-
temente completo y ágil de forma que tengamos información significativa y relevante sobre
el grado de evolución (o mejora) del proceso. En cualquier caso, deberán obtenerse datos
de tipo objetivo y de tipo subjetivo.
Para aquellos procesos que no tengan valoración positiva, la Dirección del centro debe-
rá plantear las mejoras operativas y estratégicas que considere oportunas.
Como quedó aclarado en mi introducción (capítulo 1), entiendo que es obligado hacer
referencia a los requisitos de un Sistema para la gestión de la calidad marcados por la norma
UNE-EN-ISO 9001:2000, una vez iniciada la implantación de un modelo de Gestión por
Procesos en un centro educativo; esto es, una vez se ha establecido la Misión, Visión y
Valores, se han definido el Catálogo y Mapa de Procesos, se han seleccionado los F.C.E.’S, se
han planificado y sistematizados éstos a partir de sus correspondientes Fichas de Procesos y
Manuales de Procedimientos, y, por último, se ha configurado el Plan de Seguimiento y
Medición como verdadero “termómetro” que recoge la evolución de los principales indicadores
de la gestión educativa.
La norma ISO 9001, así entendida, es una permanente búsqueda de la mejora conti-
nua de los procesos educativos basándonos en cinco grandes grupos de requisitos:
Siguiendo con el planteamiento anterior, entiendo que hay dos grandes “bloques” de
requisitos a implantar para seguir el modelo de gestión de calidad propuesto por la norma
ISO 9001.
En los capítulos citados se encuentran debidamente definidos los requisitos que debe-
ría satisfacer cada uno de estos procesos para la implantación de un adecuado Sistema de
Gestión de Calidad, orientado hacia la mejora continua de los procesos y de la satisfacción
de los clientes.
Una vez implantados los procesos para la mejora continua exigidos por la norma ISO
9001:2000 parecería adecuado, al menos así lo entiendo yo, optar a la certificación externa
por algún organismo acreditado ante la Entidad Nacional de Acreditación (E.N.A.C.) para
realizar auditorías de sistemas de calidad en empresas del ámbito educativo. Este paso, con
una finalidad eminentemente externa, no debe suponer ningún problema si el trabajo
realizado ha seguido las indicaciones expuestas y se encuentra debidamente implantado en
las actividades realizadas por el personal de nuestro centro.
Respecto a la certificación externa (la obtención del famoso “Sello de Calidad”), sería
interesante destacar algunas ventajas que constituyen los argumentos para mi recomenda-
ción:
• Es una herramienta de cohesión y motivación interna, más que una amenaza por la
presión del auditor. Generalmente el grupo humano del centro “cerrará filas” y depura-
rá la implantación de los procesos para evidenciar la solidez de su sistema y así, superar
con éxito las evaluaciones para el seguimiento del centro.
• Es una señal diferenciadora respecto a nuestros competidores, que además podrá re-
forzar la “sensación de afinidad” con el centro de algún colectivo (por ejemplo, padres
de nuestros alumnos) que puede que, en su ámbito profesional, también se vea implica-
do en el mantenimiento de una certificación de calidad.
Hay muchas organizaciones que se preguntan: ¿y después del certificado ISO 9001:2000
qué más hay?. Debo confesar que esta cuestión me apasiona, porque entiendo que si
realmente pensamos así, es que verdaderamente estamos convencidos de nuestro proceso
de mejora continua.
En alguna ocasión escuché a un compañero del proyecto Edugés decir: “la calidad es
como el horizonte, mientras más alto estás, más lejos eres capaz de divisar”. Ahí se
encuadra perfectamente la búsqueda de la excelencia.
Código Título
PROCESOS ESTRATÉGICOS
PE.01 PLANIFICACIÓN PLURIANUAL
01.1 Finalidades educativas y carácter propio
01.2 Proyecto educativo
01.3 Diseños curriculares y P.C. de etapa
01.4 Reglamento de Régimen Interior
PE.02 PLANIFICACIÓN ANUAL
02.1 Planificación General Anual (PGA)
02.2 Documento Organizacional del Centro (DOC)
02.3 Plan de acción tutorial
02.4 Plan de pastoral
02.5 Memoria anual
PE.03 PLANIFICACIÓN ANUAL
03.1 Distribución de asignaturas y aulas
03.2 Elaboración de horarios
03.3 Distribución de funciones-órganos unipersonales
03.4 Conciertos (renovación)
03.5Revisión Proyectos Curriculares
PE.04 GESTIÓN PRESUPUESTARIA
04.1 Elaboración presupuesto anual
04.2 Planificación de inversiones y futuros recursos
PE.05 INNOVACIÓN EDUCATIVA
05.1 Incorporación de nuevas líneas educativas
05.2 Empleo de NN.TT.
PROCESOS CLAVE (PC)
PC. 01 TUTORÍA CON ALUMNOS
01.1 Entrevista personal del tutor con alumnos
01.2 Tutorías grupales
01.3 Proyectos de educación en valores
PC.02 ORIENTACIÓN, TUTORÍA Y SEGUIMIENTO ALUMNADO
02.1Pruebas y test
02.2 Elaboración de adaptaciones curriculares (significativas y no significativas)
02.3 Orientación laboral y de estudios
PC.03 INFORMACIÓN Y ATENCIÓN A PADRES Y FAMILIAS
03.1 Reuniones de comienzo de curso
03.2 Circulares informativas
03.3 Entrevistas personales con tutores o dirección
03.4 Escuela de padres
03.5 Actividades culturales y recreativas
03.6 Buzón de sugerencias
PC.04 ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD
04.1 Detección y atención de necesidades educativas especiales
04.2 Atención a las dificultades de aprendizaje
04.3 Integración de alumnos de otras culturas
Código Título
ACCIÓN DOCENTE (PRCESOS PEDAGÓGICOS EN EL AULA)
PC.05 PLANIFICACIÓN PLURIANUAL
05.1 Programaciones didácticas
05.2 Control del aula
05.3 Metodología docente
05.4 Coordinación vertical y transversal (ciclos y departamentos)
PC.06 EVALUACIÓN ACADÉMICA
06.1 Realización de pruebas
06.2 Juntas de evaluación
06.3 Confección y entrega de boletines
PC.07 ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS (acción docente fuera del aula)
07.1 Programación
07.2 Información y preparación de la actividad
07.3 Valoración individual, seguimiento y valoración final del programa
PC.08 ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES
08.1 Planificación
08.2 Selección de monitores
08.3 Organización y seguimiento de las actividades
PC.09 GESTIÓN DE CONFLICTOS DISCIPLINARIOS
09.1 Prevención
09.2 Aplicación del Reglamento y resolución de casos
PC. 10 ADMISIÓN DE ALUMNOS
10.1 Información y documentación
10.2 Entrevistas con los padres
10.3 Acogida y atención de nuevos alumnos
PC.11 PASTORAL
11.1Actividades para la convivencia
11.2 Actividades para la vivencia de la fe
11.3 Movimientos religiosos
11.4 Campañas
11.5 Departamento de religión
PC.12 SERVICIOS COMPLEMENTARIOS
12.1 Comedor
12.2 Servicio de Acogida matinal
12.3 Transporte escolar
12.4 Seguro escolar
PC.13 MARKETING E IMAGEN DEL CENTRO
13.1 Decoración, ambientación y limpieza
13.2 Uniforme y prendas deportivas propias (logotipo centro)
13.3 Página Web
13.4 Atención del público en administración, secretaría y portería
13.5 Relaciones con otros centros
13.6 Relaciones con medios de comunicación
13.7 Antiguos alumnos
PC.14 RELACIONES CON OTRAS INSTITUCIONES Y ENTORNO
14.1 Universidad
14.2 Ayuntamiento
14.3 Diócesis
14.4 Administración educativa
14.5 Otros (Asuntos sociales…)
Código Título
PC.15 FORMACIÓN EN CENTROS DE TRABAJO (FCT)
15.1 Búsqueda y mantenimiento de empresas
15.2 Asignación y seguimiento de FCT
PC.16 BOLSA DE EMPLEO
16.1 Convenios de prácticas y relaciones con empresas e instituciones
16.2 Gestión de solicitudes de empleo
PS.01 GESTIÓN DE RECURSOS HUMANOS
01.1 Formación de personal
01.2 Selección de personal
01.3 Convivencias y encuentros informales (Relaciones internas)
01.4 Motivación y reconocimientos (25 años…)
01.5 Atención y acogida a nuevos miembros
PS.02 PREPARACIÓN DE DOCUMENTOS OFICIALES Y PROCESOS BUROCRÁTICOS DE
SECRETARÍA
02.1 Becas y ayuda de libros
02.2 Petición de títulos
02.3 Libros de escolaridad
02.4 Traslado de matrícula
02.5 Matriculación
02.6 Expedientes y documentos de alumnos
02.7 Distribución del correo
02.8 Orlas
PS.03 ADMINISTRACIÓN, GESTIÓN DE RECURSOS Y MANTENIMIENTO DE LAS
INSTALACIONES
03.1 Reposición y renovación de material
03.2 Reparación e instalaciones
03.3 Obras y mejoras
03.4 Gestión de compras (material, gestoría, mutuas…)
03.5 Limpieza
PS. 04 GESTIÓN ADMINISTRATIVA (RECURSOS ECONÓMICOS)
04.1 Gestión de cobros de recibos
04.2 Justificación de cuentas
04.3 Contabilidad
04.4 Gestión para ingresos extraordinarios (aulas, etc.)
04.5 Pagos a proveedores
PS.05 SEGURIDAD Y PREVENCIÓN DE RIESGOS
05.1 Evaluación de riesgos
05.2 Plan de evacuación
05.3 Seguridad e higiene
PS.06 SUBVENCIONES Y ACTUALIZACIÓN NORMATIVA
06.1 Lectura diaria de boletines oficiales (Estado, autonómico, provincial)
06.2 Tramitación de solicitudes y seguimiento expedientes
PS.07 COMPRAS
07.1 Compras
07.2 Almacenamiento de productos y artículos en el Centro
07.3 Evaluación, homologación y seguimiento de proveedores
ANEXO 3: EJEMPLO DE PLAN DE SEGUIMIENTO Y MEDICIÓN
H R H R H R H R
(*) El Nivel Objetivo marca el nivel deseado a largo plazo, para el caso de los Procesos Claves no seleccionados en el
Plan de Mejora para los seleccionados en el Plan de Mejora el nivel objetivo define el Objetivo de Calidad para ese
curso.
PC 01 Acción Docente
PC 02 Tutoría con Alumnos
PC 03 Tutoría con Padres
PC 04 Activ. Extraescolares y Complementarias
PC 05 Pastoral
MODELOS DE CALIDAD
CONCEPTO DE CALIDAD
Calidad como satisfacción de las expectativas del cliente: el producto o servicio será de
calidad cuando satisfaga o exceda las expectativas del cliente. “La calidad del servicio,
desde la óptica de las percepciones de los clientes, puede ser definida como: la amplitud de
la discrepancia que exista entre las expectativas o deseos de los clientes y sus percepcio-
nes”. Sus principales expositores son Zetithaml, Parasuraman y Berry.
Calidad como valor en relación con el precio. La calidad hay que ponerla en relación con
un costo y con una funcionalidad determinada. Defendida por Feigenbaum e Ishikawa.
Posteriormente este ciclo se extiende a todos los procesos relacionados con la genera-
ción del producto o servicio, se da lugar al concepto de Aseguramiento de la Calidad
De esta manera, cada Modelo define los lineamientos necesarios para implantar en
los establecimientos un sistema o modelo de gestión de calidad determinado, que
apunte a satisfacer las expectativas y necesidades de estudiantes y la comunidad escolar.
Esquemas normativos
Establecen requisitos validados por algún organismo normalizador y sobre el cual, ante
la validación del cumplimiento de requisitos por una entidad externa, se extiende un certi-
ficado de conformidad.
Esquemas de excelencia
Ambos
Características
Este enfoque presupone la definición de elementos objetivos que permitan medir los
resultados de la gestión de la organización, mediante la aplicación de registros y la adopción
de indicadores específicos
Como elemento del esquema se deben incorporar elementos y operaciones para de-
terminar los requerimientos de los recursos físicos o infraestructura física conforme con los
requerimientos del sistema o modelo de calidad y de producción o prestación del servicio;
así como los mecanismos para suministrar y mantener los recursos físicos.
ISO
Todos los trabajos realizados por la ISO resultan en acuerdos internacionales que son
publicados como estándares internacionales.
La primera versión de las normas ISO 9000 que surgen en los años 80's se enfocaban al
concepto de aseguramiento de la calidad. En el año 2000 estas normas tienen su modifica-
ción más importante, enfocándose al concepto de gestión de calidad, involucra la visión de
sistema y la gestión por procesos, también se organiza de una manera más lógica y sustenta
su enfoque y contenido en la definición de unos principios de gestión de calidad propios.
ISO 9001:2000 se basa en el Ciclo PHVA (Planificar, Hacer, Verificar, Actuar) Está
estructurada en cuatro grandes bloques, completamente lógicos, y esto significa que con el
sistema de gestión de calidad basado en ISO, se puede desarrollar cualquier actividad o
conjunto de actividades de manera eficiente.
La ISO 9001 se va a presentar con una estructura válida para diseñar e implantar
cualquier sistema de gestión.
La norma ISO 9001 es certificable, esto es, existen procesos de verificación por
terceras partes acreditadas que, cumpliéndose los requisitos de la norma, emiten un certi-
ficado de conformidad con dichos requisitos. Esta certificación es uno de las principales
razones para la expansión del esquema a nivel mundial. Los requisitos para poder cumplir
con la característica de certificación, se basan fundamentalmente en la EFICACIA de los
procesos que tienen relación con la calidad que se entrega al cliente.
CICLO PHVA
Planificar: establecer los objetivos y procesos necesarios para conseguir resultados de acuerdo
con los requisitos de estudiantes y familias y las políticas del establecimiento educativo.
Verificar: realizar el seguimiento y la medición de los procesos y los productos respecto a las
políticas, los objetivos y los requisitos para el producto, e informar sobre los resultados.
MODELO EFQM
La Fundación Europea para la Gestión de Calidad (EFQM®) es una institución sin ánimo
de lucro, cuya misión es ser la fuerza que impulsa en Europa la excelencia sostenida. Así
mismo, tiene como Visión un mundo en el que las empresas sobresalgan por su excelencia.
El Modelo EFQM de Excelencia se crea en 1992 como marco para la gestión del Premio
Europeo a la Calidad en la Gestión.
ORIENTACIÓN AL CLIENTE
LIDERAZGO Y COHERENCIA
Los líderes establecen valores y principios éticos y desarrollan una cultura y un sistema
de gobierno del establecimiento educativo que ofrece a sus grupos de interés una identidad
y un atractivo únicos. Todos los líderes de estos establecimientos, sea cual sea su nivel en la
misma, motivan y estimulan de manera continua a sus colaboradores hacia la excelencia y,
al hacerlo, sirven como modelo de referencia para los demás, en cuanto a comportamiento
y rendimiento. Lideran mediante el ejemplo, dando reconocimiento a los diferentes grupos
de interés y trabajando con ellos en actividades conjuntas de mejora. En momentos difíci-
les, muestran una coherencia y firmeza que inspira confianza y compromiso a los grupos de
interés. Al mismo tiempo, demuestran capacidad para adaptar y reorientar la dirección de
su establecimiento en función de un entorno externo que se mueve con rapidez y cambia
constantemente, logrando arrastrar tras ellos al resto de personas.
Excelencia es gestionar
Los partners trabajan juntos para alcanzar objetivos comunes, apoyándose unos a
otros con su experiencia, recursos y conocimientos, y construyendo una relación.
Resultados en las
Personas
Personas
Alianzas y Resultados en
Recursos la Sociedad
Responsabilidad
de la dirección
Entradas Salidas
Realización
Producto
del producto
RESUMEN
Nuestro contexto es doblemente retador; por el mundo en que vivimos y por la socie-
dad que debemos transformar. El modelo racionalista lineal ya no es capaz de dar respuesta
a las complejidades crecientes del factor humano dentro de las organizaciones, y a los
cambios sociolaborales que deben producirse y desarrollarse dentro de las organizaciones.Sin
embargo, pocos, muy pocos de los modelos y de las ideas que se expanden en el último
decenio en el mundo, abogan por rescatar, o mejor dicho, ubicar realmente en el lugar que
le corresponde en las teorías organizacionales y los modelos de gestión empresarial, a la
persona; no la persona abstracta, sino sus necesidades sociales y psicológicas. ¿Será por eso
que la mayoría de las experiencias y prácticas son efímeras, o no llevan a los resultados
esperados?
INTRODUCCIÓN
No importan los enfoques, o las tecnologías, o las concepciones de las diferentes eras,
pudiendo ser, y de hecho lo muestra la práctica en el mundo desarrollado, que la tercera era
o la cuarta era la Era del Conocimiento, sea tan despersonalizada como la primera, la
segunda y la tercera, suponiendo que efectivamente se ha pasado y transitado por las
distintas “olas” de Toffler. Y lo es hasta el momento.
Ni siquiera las que se consideran empresas de excelencia en el mundo de hoy, con gran
“capital humano”, pueden asegurar la continuidad de su competitividad, si no empiezan a
atender las necesidades sociales y psicológicas de sus trabajadores, para superar el estado
de cosas, o “una división social, moral e intelectual cada vez más drástica…” como señala
Steiner, G.
Quizás, la mejor manera de darnos cuenta del cambio radical y revolucionario que
debe desarrollarse al interior de las organizaciones, con las personas, individuo a individuo,
es cuando se caracteriza el perfil del trabajador de la Era del Conocimiento; de la “Nueva
Economía”, de la empresa que lleva a cabo o desarrolla la revolución de la información y las
comunicaciones, la empresa llamada “flexible”. Y el perfil de un trabajador, que ya no se
debe considerar “prescindible”, que debe ser confiable, creativo, innovador, que trabaje en
equipo, con alto nivel de auto motivación y realización, que viva las transformaciones y los
cambios organizacionales como oportunidad, exige un replanteamiento radical del trata-
miento de las personas y de las propias organizaciones.
No puede hablarse de una revalorización del trabajo humano, como se hace muchas
veces hoy en día, por empresarios y especialistas, sólo porque se reconocen los saberes y las
competencias que el trabajador debe aplicar; es sumamente importante insistir, sobre todo
en nuestra sociedad socialista, en los cambios del sistema social de las organizaciones, en la
arquitectura social que representan las organizaciones, en los cambios de las relaciones
sociales de trabajo.
Es difícil, en el mundo de hoy, y en la empresa moderna del siglo XXI dentro de una
sociedad clasista, reconocer las grandes contradicciones existentes, también alrededor del
concepto de Capital Humano y la introducción de nuevas tecnologías; por un lado, dándole
importancia a la educación y la capacitación como determinante del capital productivo, y
valorando su impacto en los resultados de la empresa, y por otro, se incrementan la tasa de
desempleo y las formas precarizadas de trabajo; para no hablar de las contradicciones entre
las mejoras de capital humano y los salarios.
Son los aspectos a los cuales, de conjunto, en nuestra sociedad, hay que analizar y
debatir, y dar el máximo valor, si vamos a desarrollar las Nuevas Formas Organizativas
(NFO), a introducir y desarrollar las nuevas tecnologías, en las cuales “lo humano” tenga
una connotación diferente y superior, que permita construir realmente nuevas relaciones
sociolaborales entre las personas en las organizaciones, sobre nuevos principios de direc-
ción. No se trata sólo de técnicas y procedimientos, de aspectos técnicos, es mucho más
que esto.
Lo cierto es que la década de los 90 ha traído consigo una revalorización del significa-
do de Personal, como función de la empresa, diríamos de la parte que se constituyen, ya
veremos porqué, en más “recursos”, en Capital Humano, entendidos como recursos en el
sentido estricto de los factores disponibles, poseídos o controlados por la empresa, o del
stock de conocimientos y habilidades humanas, o de los Recursos Humanos (RRHH), ya que
hay autores que los equiparan. Y este es un concepto cuestionable para nosotros como
sociedad, con nuestra ideología y nuestros valores, y que debemos rechazar de plano.
Pero, antes de proseguir, y que es el objeto del presente ¿Cuál es el significado del
concepto actual extendido de Capital Humano?
Autores como Fischer, S., Dornbusch, R. y Schmalensee, R. señalan que Capital Huma-
no se desarrolla para explicar la relación de la educación y experiencia con la remuneración,
y conocer qué determina la educación que reciben los individuos, y dicen que:
“Es el valor del potencial de obtención de renta que poseen los individuos…incluye la
capacidad y el talento innatos, así como la educación y las calificaciones adquiridas”.
Para el Capital, los conocimientos y las capacidades humanas son activos, y como en
las máquinas, equipos o instalaciones, se invierte y se rentabiliza a lo largo de un período de
tiempo. El Capital Humano visto así, no es nada humano, ni tampoco es capital de la
persona en la sociedad capitalista; es tan inhumano como cuando se concibió la Organiza-
ción en términos mecánicos, puesto que concibe como parte del Capital aquellos elementos
más tangibles o mensurables de la persona, la riqueza de la persona en función de la
aplicación del conocimiento al potencial productivo de la empresa, en su innovación.
Este camino condujo en años posteriores a la Teoría del Capital Humano, que al
considerar el Trabajo como forma de Capital, considera los “conocimientos, habilidades y
destrezas” (Edvinson, L.), o Capital Humano como forma de Capital; y más reciente aún a
hablar de Gestión de Conocimientos, pensando en cómo gestionar una parte de la persona.
Cómo impactan los Recursos Humanos, cuál es la efectividad de la gestión del “Capital
Humano” como su función principal en la efectividad organizacional, son asuntos que ocu-
pan a muchos hoy día. Veamos algunas ideas.
“La idea es conocer la eficiencia relativa con la que la organización está aprovechando
sus recursos, en orden de generar resultados” (Van Horne, C. J. 1998). La medida tradicio-
nal para medir la eficacia, de dividir el Ingreso Total o Ventas Totales entre el número total
de trabajadores, es muy simple y nada exacta, sobre todo si se quiere conocer la rentabili-
dad financiera de la organización con respecto a su Capital Humano.
Para ayudar a medir el índice de productividad por ETC, Fitzens, J. (2000) propone el
Valor Agregado de Capital Humano (HCVA en inglés) dividiendo el Ingreso sustrayendo todos
los gastos excepto los directamente relacionados con el Personal: Ingreso - (Gastos-Sueldos,
Salarios y Beneficios)/ETC.
Téngase en cuenta que los principales costos del Capital Humano son: sueldos, sala-
rios, y prestaciones de los trabajadores; costo del personal eventual; costo del ausentismo;
costo de rotación. Si al Ingreso se sustraen todos los Gastos, excepto los gastos directos de
Personal, y además se divide entre los propios gastos (Ingreso - (Gastos-Sueldos, Salarios y
Beneficios)/Sueldos, Salarios y Beneficios), lo que se obtiene es la Utilidad por cada peso
invertido en el Capital Humano.
Muchas consideraciones pudieran hacerse, pero sólo invitamos a la reflexión, sin olvi-
dar lo dicho con anterioridad.
Pensemos que equiparar la función de RRHH con Capital Humano no es nada inocente
como puede parecer, y desde luego puede ser muy positivo, de acuerdo a determinada
filosofía del problema. Se pretende simplificar ambos en determinados elementos técnicos
vinculados con la Capacitación y con la identificación y elevación de las Competencias indivi-
duales o la correspondencia entre las exigencias y los requisitos individuales cubiertos por la
capacitación, otro concepto en boga, y a la par se otorga todo la prioridad a la función de
Selección de Personal.
Es una exigencia, y desde luego, esto puede ser un aspecto positivo, que las personas-
trabajadores conozcan no solo el Qué de las cosas, sino también el Cómo de las cosas, es
decir, que sepan aplicar el contenido aprendido. Pero, son contados los que visionan y exigen
que las personas sepan también el Porqué de las cosas, base para el tratamiento y desarrollo
de enfoques sistémicos.
Cada vez que se habla o se proyecta y se lleva a cabo la introducción de NFO en los
países capitalistas, es con la idea histórica de que las personas son prescindibles e intercam-
biables, y que el análisis de la relación Capital Humano-Empleo-Salarios, trae como conse-
cuencia, formas laborales precarizadas, o como se denomina también “desempleo tecnoló-
gico”.
La integración de RRHH como función, de los Recursos de las Personas, con el Trata-
miento a las Personas, con la Formación y los Conocimientos que poseen, con el nuevo rol de
las personas en la vida de la Organización, exige la visión de la persona como un todo único,
no divisible. No es persona por un lado, y los conocimientos y otros valores que posee por
otro. Tampoco es limitar el conocimiento al funcional necesario para el desarrollo de la
Organización.
Exige la integración del Capital Humano, del Capital Estructural y del Capital Relacional,
o en otros términos, de las Capacidades, Conocimientos, Experiencias, Valores, Necesida-
des, Motivaciones, con las Capacidades Grupales, Valores Culturales Organizacionales, Capa-
cidad de Cambio y de Aprendizaje Organizacional, y las Relaciones Institucionales.
Hay que recordar y tener presente que para los marxistas, Capital es una relación
social de producción, en la cual el Trabajo es fuente y valor de las riquezas. Y también que
el trabajo es un proceso social que se realiza entre la persona y la naturaleza, en cuyo
transcurso regula, controla y hace de mediador, con lo cual no solo transforma la naturale-
za, sino que se modifica él mismo con nuevas experiencias, conocimientos, habilidades,
necesidades, intereses, valores, y esta modificación constante exige cambios cualitativos
de las relaciones sociales en la Organización, en las que la función de RR.HH. debe jugar un
rol preponderante.
¿Es necesario asimilar el concepto actual extendido de Capital Humano sin cambios?
¿Es válido equiparar la función directiva principal de RR.HH. con Capital Humano,
simplificando ambos en los términos establecidos de conocimientos y capacidades, o la
atención únicamente a la formación o capacitación, selección y estimulación?
El “Capital Humano”, para nosotros, no puede ser nunca sólo conocimientos o recur-
sos intelectuales y la valoración de éstos a precio del mercado; sería como simplificar y
fragmentar la personalidad del individuo a lo mensurable, y gestionar ese pedazo; tampoco
puede ser olvidarnos de la persona, de sus intereses y necesidades, de sus emociones,
sentimientos y satisfacción, que aunque se reconocen hoy más que ayer, se pasa también
por el mercado.
Mario Marcel
Carla Tokman
I. INTRODUCCIÓN
Esta pregunta no es una preocupación nueva ni exclusiva de nuestro país. Todas las
sociedades enfrentan las mismas preguntas básicas sobre la escala, naturaleza y balance del
financiamiento de la educación y todas deben decidir respecto del volumen de recursos que
se asignarán a este sector, estudiar cómo tales recursos se utilizan y efectuar un análisis de
la efectividad de las inversiones en educación para maximizar su impacto.
1
Ver por ejemplo Barro, S. (1998), “Financiamiento de la Educación en América Latina, ¿Cómo pagan los
países sus escuelas?” PREALUNESCO, Santiago, 1998, y Corvalán, A.M., (1997)”Financiamiento de la
educación secundaria, ¿Por qué, en qué y quiénes pueden financiarla?” Financiación de la Educación,
Revista Iberoamericana de Educación 14 (Mayo-Agosto 1997), OEI.
El punto de partida de este trabajo es la evaluación de qué es lo que se necesita
financiar, lo cual requiere partir por un análisis de la naturaleza y alcance de nuestro
sistema educativo, comenzando por entender por qué se justifica la prioridad que tiene la
educación en la sociedad. Luego se analizan los componentes del gasto en educación de
acuerdo a sus fuentes de financiamiento, para posteriormente revisar el destino de estos
recursos mediante una imputación de costos utilizando la metodología descrita en el anexo.
En la última sección, se presentan algunas reflexiones que surgen de la construcción de la
matriz de fuentes y usos de los recursos en educación.
3
World Bank (1995), Priorities and Strategies for Education. AWorld Bank Review, p. 23.
Las altas tasas de rentabilidad de la educación sugerirían que ésta debería ser una
inversión altamente atractiva para las personas. La realidad de prácticamente todos los
países del mundo, sin embargo, es que la mayor parte de la inversión en educación es
realizada por el estado, generalmente financiando sistemas públicos de enseñanza, como se
aprecia en el gráfico 1.
Por otra parte, la educación se encuentra rodeada de fallas de mercado que justifican
la intervención estatal. Entre éstas se pueden citar: (i) el plazo extremadamente largo de
maduración que requiere la inversión en educación -especialmente en el nivel primario- lo
que maximiza la distorsión que generan los diferenciales de tasas privadas y sociales de
4
Citado en PNUD (1998), Educación : la Agenda del Siglo XXI. Hacia un Desarrollo Humano. PNUD-TM
Editores.
descuento intertemporal; (ii) los altos riesgos que se encuentran asociados a dicha inver-
sión, dada la alta dispersión de ingresos que de todos modos se produce entre trabajadores
de niveles similares de educación; (iii) la virtual imposibilidad de aportar capital humano
como colateral en la obtención de financiamiento, lo que se traduce en un factor de riesgo
adicional; (iv) las externalidades que genera el aumento de los niveles educativos de la
población y la formación en determinadas áreas y especialidades con un menor retorno
económico privado.
De este modo se puede apreciar que en general los países aportan una importante
cantidad de sus recursos a este sector, reflejando el espacio prioritario dentro de las priori-
dades de las sociedades. En promedio, los países de la OCDE gastan 6,1% del PIB en educa-
ción.
No obstante insinuar cierta prioridad para los países, el gasto total en educación es un
indicador aún demasiado agregado como para explicar su efecto sobre la cobertura, calidad
y equidad en el acceso a la educación en un país. Una desagregación posible a este respecto
es entre el aporte del sector público y del sector privado a su financiamiento. En efecto,
mientras el gasto público es asignado sobre la base de las decisiones de las instituciones
propias de la democracia representativa y tiende, por tanto a reflejar preferencias colecti-
vas, el gasto privado responde a decisiones de las familias o empresas guiadas por sus
preferencias individuales, las que no tienen por qué coincidir necesariamente con las prime-
ra. Si bien esto podría indicar que países con mayor participación del sector privado en el
financiamiento de la educación podrían generar estructuras más desiguales de acceso y
calidad, el contraste con experiencias reales indica que el tema no admite muchas simplifi-
caciones. Así por ejemplo, el gasto privado en educación tiene causas y efectos muy distin-
tos en países como Paraguay, donde la educación privada se ha expandido para suplir las
carencias de la educación pública, que en países como Corea, donde la inversión privada es
un complemento más que un sustituto de la inversión pública en educación.
En el case de Chile, la alta participación del sector privado en educación ha aumentado
hasta niveles bastante altos como consecuencia de inversiones complementarias de las fa-
milias, el desarrollo de esquemas de cofinanciamiento (como el financiamiento compartido
en establecimientos subvencionados) y el sistema de financiamiento de la educación supe-
rior.
5
Si bien el incremento se produjo a partir de 1960, no se cuenta con datos anteriores a 1965.
Durante la década de los ochenta surgió una serie de medidas que reformaron el
sistema educativo con un efecto significativo sobre la institucionalidad. Los dos ejes princi-
pales de estas reformas fueron la consolidación del sistema de subvenciones educacionales,
por medio del cual se financia la educación privada y municipal, y la descentralización de la
función de gestión del estado, con el traspaso a los municipios de todos los establecimientos
educacionales que dependían del gobierno central. Con esto se estableció un sistema en el
que el Ministerio de Educación (MINEDUC) paga una subvención mensual por alumno que
asiste a clases en las escuelas, sean éstas municipales o particulares, a las que los padres
eligen enviar a sus hijos.
Estos cambios a la estructura institucional del sistema perseguían dos objetivos: me-
jorar el rendimiento de los estudiantes y controlar el gasto público y total de la educación al
generarse una competencia entre establecimientos públicos y privados para retener estu-
diantes lo elevaría su eficiencia.
Como se puede apreciar del gráfico anterior, el segundo de los objetivos de la reforma
fue cumplido cabalmente. En efecto, durante el periodo 1982 y 1990 el gasto por estudiante
cayó un 23% real. Aunque fue la educación superior la que exhibió la mayor reducción, todo
el sistema vio disminuidos sus recursos, lo que se concretó principalmente a través de las
reducciones de los salarios de los profesores, la asistencialidad estudiantil y las horas lectivas
en las escuelas que atendían a niños de menores recursos. Si bien se podría argumentar que
la reforma rindió sus frutos rápidamente requiriendo menos recursos a pesar de la gran
expansión del sistema, esto no fue una política que se haya derivado de los menores costos
por estudiantes para una misma calidad de educación sino debido a la necesidad de dismi-
nuir el gasto público en general producto de la crisis financiera de 1982.
6
Marcel, M. “Gobernabilidad Educativa, Democracia y Cuasi-Mercados: Avances y Desafíos en las Reformas
Educacionales en Chile”. Presentación en el Seminario Internacional IIPE/UNESCO, Buenos Aires, Argentina,
24-25 de Noviembre, 2003.
Sin embargo las reducciones del gasto público producidas en la década de los ochenta
tuvieron consecuencias importantes sobre el sistema educativo. Así, aunque no existiera
modificaciones directas de rendimiento escolar en este período, la información sobre las
habilidades básicas de la población que accedió a la escuela en diversos momentos del
tiempo nos permite compara los resultados del proceso educativo en distintas etapas. Esta
comparación se refleja en los resultados del Estudio IALS7 para dos generaciones distintas,
con igual nivel de estudios consignados en el gráfico 3.
Las manifestaciones del proceso vivido por la educación chilena en la década del ’80
llevó a la necesidad implementar, a partir de 1990, medidas que detenian un mayor deterio-
ro del sistema educacional e iniciar un proceso de reforma. Entre las medidas introducidas
estuvieron: recuperar los elementos básicos de asistencialidad escolar (como la entrega
gratuita de textos y raciones alimenticias), elevar el valor de la subvención, establecer un
régimen laboral especial para los docentes y mejorar significativamente sus remuneracio-
nes. En estos años iniciales de la década del 90 también se echaron a andar las primeras
iniciativas de mejoramiento de la calidad de la educación orientadas a las escuelas de
desempeño.
Al contrario del proceso vivido durante los ochenta donde el gasto público real se
redujo en un 23% real, la reforma de los años noventa ha involucrado una alta inversión
fiscal. Desde 1990 el gasto público en educación se ha más que triplicado en términos
reales, lo que representa un crecimiento de grandes proporciones aún en una economía en
rápido crecimiento como la chilena. Es así como el gasto público pasó de un 2,4% del PIB en
1990 a 3,8% del PIB en 2003. Si a esto se le suma el gasto privado en educación, puede
apreciarse que en un período de poco más de 10 años el gasto en educación del país
prácticamente se duplicó en términos relativos pasando de 3,8% en 1990 a 7,1% en el 2003.
8
Comisión Nacional para la Modernización de la Educación (1994), Los Desafíos de la Educación Chilena
frente al Siglo XXI, Editorial Universitaria.
El gráfico 4 muestra la evolución del gasto por alumno en educación desde 1990 al
2003. Junto con el fuerte crecimiento que ha experimentado este gasto, se puede ver que
la proporción entre el gasto privado y público se ha mantenido relativamente estable desde
1999, aportando el gasto privado más de 2/5 partes del gasto total en los últimos cuatro
años. Es decir, el crecimiento que experimentó el gasto público en educación no reemplazó
gasto privado, sino que se complementaron, creciendo a tasas similares.
Hay que destacar, sin embargo, que las brechas entre el primer y el cuarto quintil en
preescolar es de sólo 5,8 puntos mientras que la brecha del primer al quinto quintil es más
de tres veces superior a la anterior.
9
El aporte fiscal directo son recursos destinados cada año por el Presupuesto del Ministerio de Educación
para financiar a estas universidades. Adicionalmente, el Ministerio aporta anualmente recursos a los
fondos de crédito universitario que administran estas universidades. Este crédito es altamente subsidiado
pues cuenta con una tasa fija de interés de 2%, una contingencia al ingreso de 5%, y la deuda se condona
luego de 12 años tras el egreso del deudor.
10
Adicionalmente al aporte fiscal directo existe el indirecto, que está dirigido a todas las instituciones de
educación superior (universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica). Es un aporte
concursable cuyo criterio de distribución es la matrícula de los alumnos de primer año con los mejores
27.500 puntajes en la Prueba de Selección Universitaria. Históricamente más de un 80% del AFI ha sido
obtenido por instituciones con aporte fiscal directo, situación que también se observó durante el 2003,
donde 17,58% del AFI fue destinado a instituciones sin aporte directo.
11
Si bien existe información más actualizada respecto al gasto público en educación, la escasez de
información respecto al gasto del sector privado obliga a utilizar principalmente cifras del 2003. Los
datos de gasto privado son obtenidos del MINEDUC y Cuentas Nacionales del Banco Central, que al momento
de escribir este capítulo sólo disponían de cifras para 2003.
Este cuadro permite vislumbrar la magnitud de la demanda educacional y, por tanto,
las necesidades de financiamiento del sistema. Como se aprecia, el sistema educativo
chileno requiere recursos para cubrir las necesidades educativas de casi 4,5 millones de
personas en 11.223 establecimientos y 226 instituciones. En la siguiente sección examinare-
mos las fuentes de donde provienen los recursos para satisfacer estas necesidades.
Para el año 2003, la operación y regulación del sector educativo que atiende a más de
4,5 millones de personas significó recursos equivalentes al 7,1% del PIB12. El sector privado
aporta el 46% de estos recursos mientras el sector público financia el 54% restante. A
continuación se examinan estas dos fuentes del financiamiento de la educación chilena para
luego analizar el uso de los recursos en su conjunto.
1. GASTO PÚBLICO.
12
Dato oficial de la Dirección de Presupuesto de acuerdo a la Metodología utilizada para contabilizar el
Gasto Funcional del Gobierno Central. En la publicación de la OCDE: Educación at a Glance 2005 la cifra de
gasto total en educación para Chile es de 7,3%. La diferencia se origina en lo que se incluye como gasto
público en educación en el cálculo.
En general cada capítulo tiene una labor específica relacionada a un nivel educacional
o una función particular en el sector, para la cual es necesaria destinar recursos públicos. A
continuación se detallarán brevemente que gasto agrupa cada capítulo y el propósito que
buscan cumplir los recursos destinados a través de éstos.
Sin embargo no todos los recursos del Presupuesto del MINEDUC deben ser considera-
dos como gasto en educación. Entre estos se encuentran los recursos destinados a institu-
ciones como la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) y a la
Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM). La primera se creó para asesorar en
materias de ciencia y tecnología: coordina, articula y administra recursos públicos de distin-
tas fuentes destinados a la investigación científica, con un énfasis en la ciencia básica. La
DIBAM, en tanto, está encargada de la administración de las redes de bibliotecas, museos y
archivos y de su conservación. Adicionalmente otros gastos como los pagos de intereses que
aparecen el Capítulo de la Subsecretaría son contabilizados en la Clasificación Funcional del
Gasto Público como gasto financiero.
Este fondo ha sido de especial importancia para poder adecuar estos establecimientos
a los requerimientos de la Jornada Escolar Completa. En 2003 se destinaron $117.535
millones a gasto de infraestructura escolar para ser distribuidos mediante el Aporte de
Capital JEC ($67.092), Fondo de Infraestructura Escolar ($41.008) y aportes regionales de
inversión ($9.435).
El gasto total del gobierno central en la función educación en 2003 fue de 1.928.466
millones de pesos equivalente a casi 2,800 millones de dólares. Esto se diferencia de la cifra
del Presupuesto del MINEDUC debido a las consideraciones explicadas anteriormente, que se
aprecian en el cuadro 7. De estos recursos un 89% fueron recursos destinado a gastos
corrientes mientras el 11% restante fueron gastos de capital.
A partir del año 2004 todos los aportes a la Fundación INTEGRA se incluyen en la Partida del Ministerio
13
de Educación.
b. Municipalidades
Junto con los recursos aportados por el gobierno central, los municipios transfieren
parte de sus ingresos a los establecimientos educacionales. El cuadro 8 muestra la ejecución
de los ingresos y gastos de las municipalidades para el área educación según lo publicado por
la Contraloría General de la República. De acuerdo a esta información los recursos adiciona-
les a lo transferido por el Gobierno Central se sitúan en cerca de $70.000 millones en el
2003.
La necesidad de las municipalidades de destinar recursos adicionales a los obtenidos
del gobierno central al área de educación puede indicar un déficit para las necesidades
operativas del sector municipal. Sin embargo tales transferencias pueden indicar a la vez la
prioridad que tiene la educación en la comunidad, lo cuál lleva a que los gobiernos municipa-
les destinen ingresos propios a los establecimientos, reflejando la importancia que tiene
ésta área para sus habitantes.
2. GASTO PRIVADO.
El gasto privado en educación está compuesto por los desembolsos de las familias y las
donaciones de las empresas a establecimientos e instituciones educacionales14.
En Chile se aplica una serie de encuestas a los hogares que permiten estimar lo que
representa el gasto en educación en el ingreso de una familia. Por ejemplo, la encuesta
CASEN de 2003 indica que un 60,6% de los alumnos en el sistema escolar no aporta recursos
privados por concepto de pagos voluntarios o financiamiento compartido. Sin embargo,
todas las familias incurren en gastos relacionados a la educación de sus hijos como útiles y
transporte, entre otros.
14
Las cifras oficiales de gasto privado en educación son calculadas por el Banco Central y publicadas por
el MINEDUC. Al momento de escribirse este trabajo la cifra de gasto privado para el 2003 no está disponible
y tampoco una serie de indicadores que forman parte del documento Indicadores de la Educación, los
cuales serían útiles para el análisis que se pretende llevar a cabo aquí. Por tanto, las cifras presentadas
son estimaciones en base a algunos datos disponibles entregados por el MINEDUC, gasto de las familias
en servicios educacionales y matrícula por establecimiento, complementadas con información que se
puede extraer de la Encuesta CASEN 2003 y el SIMCE 2003.
De estas encuestas se desprende que en general el gasto destinado a educación repre-
senta un porcentaje relevante del presupuesto familiar. Según la Encuesta de Presupuestos
Familiares de 1997, la familia media destinaba 5,9% de sus ingresos a la educación. Esto
incluía los gastos por matrícula, mensualidades, transporte, útiles, cuotas a los consejos de
padres y clases particulares. La encuesta efectuada a los padres de niños que rindieron la
Prueba del Sistema de Medición de la Calidad Escolar (SIMCE) en 2003 entrega una informa-
ción más actualizada, de acuerdo a la cual ese porcentaje alcanzaría a 11,8%, el cual incluye
gastos destinados a pagar la mensualidad escolar y otros gastos relacionados. Si bien las
encuestas no son comparables ni igualmente rigurosas, muestran la importancia del gasto
en educación para las familias, indicando que éste probablemente ha crecido en el tiempo.
El cuadro 9 muestra las respuestas a la encuesta de la Prueba SIMCE desagregadas por nivel
socioeconómico de los alumnos. Es interesante constatar que mientras existen importantes
diferencias entre los gastos relacionados con educación dependiendo del grupo
socioeconómico, el porcentaje que representa este gasto del ingreso familiar es relativa-
mente parejo, sin embargo, para el grupo socioeconómico bajo este porcentaje es el
mayor.
b. Gasto de las empresas: donaciones
El otro componente del gasto privado son las donaciones de las empresas a estableci-
mientos e instituciones educacionales. En Chile se ha intentado incentivar la incorporación
de recursos privados mediante beneficios tributarios contenidos en las leyes N°18.681,
N°18.985 y N°19.247. Estas leyes otorgan un crédito tributario para las donaciones a
universidades e institutos profesionales, estatales y privados reconocidos por el estado, cuyo
destino sea equipamiento o proyectos de cultura y las efectuadas a establecimientos educa-
cionales básicos, medios, técnico-profesionales y SENAME, cuyo fin sea financiar infraes-
tructura, equipamiento o capacitación de los docentes. Estos incentivos han sido efectivos
en atraer recursos al área educación especialmente en los últimos años, como se aprecia en
el gráfico 6.
15
Las leyes N°18.681 y N°19.247 contemplan que el 50% de la donación se considera como crédito tributario
con un tope de 14.000 UTM o del 2% de la renta líquida imponible para el caso de establecimientos
educacionales (Ley N°19.247). Para las donaciones a Universidades e Institutos Profesionales (Ley N°18.681)
el resto de la donación se descuenta como gasto con tope de 2% de la renta liquida imponible o 1,6% del
capital propio, otorgando un beneficio tributario adicional.
3. CARACTERIZACIÓN DEL SISTEMA EDUCACIONAL DESDE EL
PUNTO DE VISTA DE LAS FUENTES DE FINANCIAMIENTO.
La composición de las fuentes del financiamiento educativo del país nos entrega una
primera visión respecto de la manera en la cual se están satisfaciendo las necesidades de
financiamiento de la educación. Tales necesidades requirieron en el año 2003 recursos
equivalentes al 7,1% del PIB para la operación y regulación del sistema educativo. Como se
expuso en la sección anterior, el 54% de estos recursos provinieron de fondo públicos,
mientras el 46% restantes fueron aportados por el sector privado. Esta composición público
- privado del financiamiento educativo en Chile refleja la naturaleza mixta que tiene la
institucionalidad educativa donde coexisten entidades de ambos sectores.
IV. USO DE LOS RECURSOS
Si bien en los últimos años Chile ha implementado programas para aumentar la cober-
tura de la educación preescolar, el gasto público en este ciclo (8% del gasto total) es inferior
a la tendencia mundial donde se han promovido políticas de intervenciones tempranas en la
inversión de capital humano, considerada como una de las políticas para el desarrollo con
igualdad más rentables16.
16
Ver por ejemplo Heckman, J. (1999) “Policies that Foster Human Capital”. NBER Working Paper No
7288.
En el otro extremo de la formación formal, la educación superior todavía exhibe
niveles relativamente bajos de cobertura, situándose para el 2003 en 37,5% con diferencias
dramáticas entre los distintos estratos socioeconómicos.
Esta es un área que requiere particular atención a la luz de la alta incidencia que
tienen estos estudios sobre los ingresos futuros de la población, y las numerosas investiga-
ciones que demuestran que ésta es una herramienta fundamental para la movilidad social17.
En efecto, los resultados de la última Encuesta de Empleo de la Universidad de Chile mues-
tran que por cada año adicional de estudios superiores se obtiene un retorno de 24%, contra
un 5% en el caso de enseñanza básica18. Es decir, los beneficios personales que brindan una
mayor educación generan a su vez una herramienta para combatir la pobreza y las desigual-
dades sociales que se originan en la cuna.
Este mismo análisis permite vislumbrar una disminución de esta presión demográfica
en los próximos años, al disminuir el crecimiento de este grupo, liberando recursos actual-
mente requeridos para cubrir la demanda de matrícula de básica y media.
Otra observación que surge de la información sobre fuentes y usos de los recursos, es
la reducida magnitud de los gastos destinados a la regulación y soporte del sistema, espe-
cialmente al considerar la importancia de las labores efectuadas con estos recursos. Dentro
de estos se incluyen los sistemas de medición y evaluación tanto de los alumnos y de los
profesores y directores, como también la supervisión del sistema. Estos son elementos
fundamentales para el buen funcionamiento de un sistema educativo descentralizado. Más
aún, si se considera los recientes resultados en las pruebas internacionales de rendimiento
escolar donde Chile obtiene resultado bajos, incluso al considerar su nivel de desarrollo,
17
Existe una reciente línea de investigación que explora las limitaciones de la movilidad intergeneracional
de ingresos en Chile, que apunta a que las trabas sociales y democráticas de la sociedad chilena hacen
que la educación no sea la única variable relevante para la movilidad social, lo que contribuye a la alta
desigualdad exhibida en la sociedad chilena y el bajo movimiento entre clases sociales. No obstante, se
ha encontrado que en los últimos años la movilidad ha aumentado siendo consistente con el aumento de
cobertura educacional que ha existido en las últimas décadas. Nuñez, j. Risco, C. (2004). “Ingreso en un
País en Desarrollo: el Caso de Chile.” Documento de Trabajo No 210, Departamento de Economía,
Universidad de Chile. Diciembre, 2004
18
Castañeda, L. (2005). “Mayor escolaridad aumenta los ingresos.” Diario El Mercurio [Santiago, Chile],
16 de agosto 2005.
bastante inferiores a lo que debiera lograr dado su nivel de gastos, los elementos de evalua-
ción y supervisión del sistema cobran especial importancia al constatar que la simple compe-
tencia entre escuelas por alumnos no es un mecanismo suficiente para lograr eficiencia y
calidad en la enseñanza.
Esta estructura del gasto público-privado puede ser considerada como correcta desde
una perspectiva de política pública al tomar en cuenta las distintas rentabilidades sociales y
privadas asociadas a cada nivel educativo. En efecto, la alta rentabilidad privada de los
estudios superiores junto con la mayor disponibilidad de financiamiento por medio de crédi-
tos justifica un mayor participación del gasto privado en el financiamiento de este nivel. Por
el otro lado, la mayor incidencia del gasto público en educación preescolar se explica por la
alta rentabilidad social y por el hecho de que, si bien su rentabilidad privada también es
alta, requiere de plazos excesivamente largos para materializarse. Adicionalmente, existen
restricciones de liquidez y altas tasas de descuento intertemporal, las cuales son especial-
mente altas para quienes más se benefician de la educación prebásica.
Los cuadros 11a, 11b y 11c muestran la distribución del gasto en educación por nivel y
dependencia, en millones de pesos y como proporción del total.
El descomponer el gasto por nivel entre las dependencia administrativas permite cons-
tatar que no obstante el importante número de establecimientos privados subvencionados y
su participación en términos de matrícula dentro del sistema educativo, el gasto privado se
concentra principalmente en los establecimientos particulares pagados e instituciones priva-
das que imparten educación superior.
Es importante destacar que si bien en términos agregados las diferencias entre los
gastos en cada nivel eran atribuibles parcialmente al distinto volumen de población atendida
en cada nivel, al desagregar por dependencia tal relación no se mantiene. Por un lado
mientras el gasto total en el sistema escolar atribuible a los alumnos de establecimientos
municipales representa el 43% del total, su matrícula equivale al 54% del total. Al otro
extremo, el gasto asociado a los establecimientos particulares pagados asciende al 22% del
total para atender al 8% de los alumnos del sistema. Esta alta proporción relativa a la
población relevante asociada a establecimientos particulares pagados se debe a que un 34%
del gasto privado es atribuible a esta dependencia.
En el caso de la educación superior el 82% del gasto total de este nivel se destina a
Universidades, de este porcentaje, las Instituciones del Consejo de Rectores obtienen el 51%
de los recursos. El restante 18% del gasto en educación superior es destinado a educación
técnica, la cual en el país es principalmente impartida por los centros de formación técnica
e institutos profesionales. Esto evidencia un claro sesgo hacia la educación universitaria,
produciendo relativamente pocos egresados de educación superior de carreras técnicas, las
carreras que según la teoría, aportan capital humano para el fomento del crecimiento
económico a través de innovación, adaptación y adopción. Este déficit de profesionales con
capacidades técnicas debiera ser considerado dentro de las futuras discusiones de política
pública.
Los cuadros 12a, 12b y 12c muestran el gasto en educación por alumno descompuesto
por niveles, dependencias y fuentes de financiamiento. El nivel de gasto en términos relati-
vos permite apreciar claramente las características del sistema educativo que fueron men-
cionadas anteriormente.
Al observar las cifras de gastos relativos contenidas en el cuadro 12a se puede ver que
la composición del público – privado del financiamiento educativo varía significativamente
entre dependencias. Si bien en promedio de cada 1000 pesos destinados a un alumno cerca
de 540 proviene de fuentes públicas, estas proporciones son muy diferentes al observar el
sistema escolar y la educación superior por separado y más aún al analizar la composición
del financiamiento en cada dependencia. En efecto, en la educación escolar de cada mil
peso destinado a un alumno, el 650 proviene de fuentes públicas mientras en la educación
superior 720 pesos son financiados por el sector público.
Por último destaca del cuadro 12a el bajo gasto por alumno destinado a regulación y
suporte del sistema, dos áreas que son fundamentales para el buen funcionamiento del
sistema.
El cuadro 12b permite ver que si bien son importante las brechas que existen entre los
niveles del sistema escolar, las diferencias entre el gasto por alumno en cada dependencia
son aún más significativas. En particular en el caso de la educación básica, el gasto por
alumno en un establecimiento municipal es equivalente al 91% del establecimiento particular
subvencionado mientras sólo el 36% del de un particular pagado. Para la educación media el
gasto por alumno en un establecimiento particular subvencionado es 1,2 veces el de un
establecimiento municipal, mientras un alumno en un establecimiento particular pagado
recibe 3,4 veces más recursos que uno en uno municipal.
Por otro lado el cuadro 12b muestra las distintas composiciones público – privado del
gasto en las distintas dependencias de cada nivel. En la educación preescolar el gasto público
por alumno es 2,7 veces superior al gasto privado, sin embargo el gasto público por alumno
en un establecimiento municipal no llega a ser la mitad del gasto privado en un estableci-
miento particular pagado. Esta situación esta presente en todos los niveles, donde el gasto
público por alumno es superior al gasto privado al mismo tiempo que los recursos público
destinados a un alumno de un establecimiento municipal no superan la mitad de los recursos
públicos destinados a un alumno de un establecimiento particular pagado.
La distribución del gasto privado entre las distintas dependencias, favoreciendo aque-
llas con menor acceso a recursos público, no genera mayores consecuencias toda vez que la
mayor proporción del gasto privado destinado a los establecimientos particular pagados sea
necesario para cubrir aquella proporción de recursos que en los otros establecimientos
subsidiados aporta el Estado para la educación. Sin embargo al considerar las poblaciones
efectivamente atendidas por los distintos establecimientos es posible apreciar una segmen-
tación que dado el esquema de financiamiento del sistema se origina en la capacidad de
pago, y por tanto hace legítima cierta preocupación sobre las implicancias de equidad que
puede tener este esquema.
Tal brecha está presente en todos los niveles educativos, siendo mayor la exhibida en
educación media y la menor en educación especial. Tal como se anticipó la mencionada
diferencia se origina en que en promedio el gasto por alumno del quintil más rico es 16
veces el del primer quintil, la cuál es parcialmente compensada por la focalización del gasto
público.
Se debe destacar que la alta focalización del gasto público es principalmente producto
de la alta segmentación del sistema. En un sistema donde la mayor proporción del
financiamiento público es distribuido mediante un subsidio a la demanda, la alta segmenta-
ción por condición socioeconómica entre las dependencias educativas implica que la mayor
proporción de los alumnos pertenecientes al 25% más rico de la población asiste a estableci-
mientos particulares pagados los cuales tienen escaso acceso a financiamiento público,
incidiendo en que el gasto público por alumno del primer quintil sea el doble que el del
quinto.
La segmentación no debe ser un tema a ser tratado con liviandad, y debiera estar
presente en la discusión de políticas públicas. En una sociedad altamente desigual como la
chilena, el sistema educativo juega un rol fundamental en combatir las desventajas que se
originan en la cuna. La fuerza de la inversión en educación se ve reducida considerablemen-
te cuando la estructura desigual de la sociedad se ve reflejada en la estratificación del
sistema educativo. En este caso, frente a las asimetrías de información, prevalecen las
redes limitando las posibilidades de movilidad social y no siempre son reflejo de las capaci-
dades de las personas.
V. COMENTARIOS FINALES
El presente trabajo expuso la estructura del financiamiento educativo del país con el
fin de ser utilizado posteriormente en el análisis de las políticas públicas. Se puede argumen-
tar que para tal análisis sólo se requiere conocer la fuente y uso de los recursos públicos,
pero excluir los recursos privados dejaría fuera una importante parte del financiamiento del
sector educativo. Es más, no se estaría considerando la naturaleza institucional de nuestro
sistema que es en esencia mixto y se basa en ambas fuentes para satisfacer sus necesidades
educativas. Así, obviar el financiamiento privado dejaría fuera del análisis información
relevante para interpretar los mecanismos existentes de financiamiento de la educación y el
efecto de los mismos sobre el volumen y calidad de enseñanza a que acceden los chilenos.
Una alta participación de gasto privado, sin embargo, puede tener causas y conse-
cuencias muy distintas, particularmente en el ámbito de la equidad. Por ejemplo, la alta
participación privada que se origina, como en el caso de Corea, en los altos gastos asociados
a tutores y servicios de reforzamiento derivados de la competitividad que existe en el
sistema escolar, tiene menores consecuencias de equidad que si la participación del gasto
privado es motivada por la escasa confianza en la provisión de educación financiada por
recursos públicos. Además, si la alta participación del gasto privado se da en los niveles que
presentan las mayores rentabilidades privadas, ésta tiene distintas consecuencias que si
esta alta participación es pareja en todos los niveles.
Existe un relativo mayor gasto en los niveles de educación básica y media, fenómeno
determinado parcialmente por el volumen de la población en estas edades escolares. Sin
embargo, los datos indican que el crecimiento de este grupo disminuirá en los próximos
años, reduciendo la presión sobre recursos públicos que se podrán utilizar en otros niveles
más deficitarios de la educación, como en prebásica. Si bien dentro de la estructura del
financiamiento existe una porción relevante destinada a niveles preescolares, tal gasto es
insuficiente si se considera que su cobertura alcanza apenas 35,1% de la población objetivo
de este nivel. Aumentar la cobertura en este nivel resulta de gran importancia pues diversos
estudios indican que el incorporar tempranamente a los niños al sistema escolar permite
enfrentar los problemas de aprendizaje que se originan en el entorno del hogar y, por tanto,
permite acortar las brechas que existen entre los niños provenientes de distintos niveles
socioeconómicos.
Los recursos en educación superior, sin embargo, tienen aún un importante sesgo
universitario, produciendo un déficit de egresados de carreras técnicas y científicas que son
de especial importancia para el desarrollo económico del país a través de la innovación,
adaptación y adopción de tecnologías.
En quinto lugar, y relacionado a los bajos resultados de los alumnos, están los recursos
orientados a los docentes. Frecuentemente se relaciona este tema con los salarios de los
profesores. Sin embargo, la evidencia muestra que éstos han tenido un mejoramiento
sostenido durante la última década, situándolos sobre el promedio de lo observado en otros
países. Por otra parte, existe evidencia de problemas originado en la compacta escala
salarial y los pocos incentivos a la excelencia que ofrece el sistema. Tal estructura no
fomenta la incorporación de profesores motivados e innovadores.
En sexto lugar existe una preocupación fundada sobre los efectos de la segmentación
del sistema educativo sobre la equidad de la sociedad chilena. Frente una sociedad estratificada
como la chilena, la segmentación del sistema educativo limita fuertemente el efecto que
pueda tener la educación sobre la movilidad social de las personas, toda vez que los ingresos
futuros de las personas se relacionen tanto con las redes a las cuales pertenecen como con el
capital humano que han adquirido.
Por último las brechas de recursos para la educación entre alumno de los extremos de
la distribución de ingresos de la sociedad debe ser un tema prioritario de la política educati-
va.
Hoy existe un proyecto de ley que crea una subvención preferencial para los alumnos
prioritarios que se encuentren en kinder, pre kinder y primer ciclo de básica. Tal medida ha
sido diseñada con el fin de compensar las desventajas de aprendizaje que tienen los alumnos
de los estratos económicos más bajos, precisamente en aquellos años donde se ha detecta-
do que se puede generar las mayores ganancias. Tal medida contempla una subvención
extra por alumno vulnerable de 18000 pesos, lo que permitiría disminuir la brecha Q5/Q1
existente para estos años desde un 2.8 hasta 2.1. Es decir, con la subvención preferencial la
diferencia en el gasto por alumno entre el primer y el quinto quintil en kinder, prekinder y
primer ciclo de básica disminuirá en un 27%.
Por otra parte, las estimaciones construidas en este trabajo revelan brechas impor-
tantes de gasto por alumno entre la educación subvencionada por el estado y la educación
particular pagada que, aunque menor a lo que se afirma en el debate público, son suficien-
tes para concluir que tal estructura difícilmente permitirá cerrar las brechas de calidad de la
educación que separan a los niños de distintos estratos socioeconómicos. Iniciativas como la
construida en el proyecto de subvención preferencial propuesta por el gobierno, son las
requeridas para cerrar esta brecha al combinar mayores aportes de recursos para financiar
la educación de los niños más carenciados con exigencias de igualdad de oportunidades y
compromisos de resultados a los establecimientos educativos.
El presente trabajo utilizó una metodología de imputación de gastos para poder des-
componer el gasto en educación trabajando desde los números agregados para llegar final-
mente al gasto individual por estrato socioeconómico. Esta descomposición fue efectuada
utilizando la base de datos de la Encuesta de Caracterización Económica 2003 gracias a que
contiene preguntas relacionadas al gasto en educación que pueden ser utilizadas tanto para
el gasto privado como el público.