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Y DISCAPACIDAD PSÍQUICA
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PROYECTO EDITORIAL:
TECNOLOGÍA EDUCATIVA
Director
Julio Cabero
SEXUALIDAD
Y DISCAPACIDAD PSÍQUICA
Raúl González Castellanos
Sara Gonzalo Gail
© Raúl González Castellanos
Sara Gonzalo Gail
© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 34. 28015 Madrid
Teléfono: 91 593 20 98
http://www.sintesis.com
ISBN: 978-84-907703-8-2
ISBN: 978-84-907757-8-3
Depósito Legal: M-27.069-2014
Prólogo ................................................................................... 9
2. Sobre la Sexología......................................................... 47
2.1. Bases teóricas de la Sexología .................................. 48
2.1.1. Recorrido de la Sexología.............................. 48
2.1.2. Paradigmas de la Sexología........................... 51
2.2. Teoría del Hecho Sexual Humano ......................... 55
2.2.1. Sexuación ................................................... 56
2.2.2. Sexualidad.................................................. 58
6 Sexualidad y discapacidad psíquica
2.2.3. Erótica........................................................ 59
2.2.4. Amatoria .................................................... 61
2.2.5. Pareja ......................................................... 61
2.2.6. Procreación ................................................. 62
2.3. Sexología Sustantiva ............................................... 63
Hablar de sexo y sexualidad en pleno siglo XXI sigue siendo un tema deli-
cado por las múltiples perspectivas desde las que se puede abordar, muchas
de ellas fomentadas por el propio desconocimiento o por intereses econó-
micos e ideológicos.
Por un lado, se habla del sexo refiriéndose a algo que se hace y, por
tanto, para algunos sectores es un tema tabú o pornográfico o se aprove-
cha para vender falsos ideales. Por otro lado, fuera del morbo, ciertos
sectores investigan sobre el sexo pero partiendo de las consecuencias que
su uso puede ocasionar.
En cuanto a la sexualidad, se suele decir que es algo relativo al sexo
que se hace y prácticamente se mete todo en el mismo saco; así, se oyen
preguntas del tipo “¿cómo es su sexualidad?”, a lo que la gente suele res-
ponder si ha practicado mucho o no eso de juntar los genitales.
Se ha extendido en la sociedad un halo bastante importante de genita-
lización.
Son pocos los estudios que se dedican al sexo, al hecho de ser hombre
y mujer y construirse como tal, y a la interacción entre ambos.
Partiendo de esta base de la genitalización, es complicado, por no de-
cir pobre, hablar de cómo viven la sexualidad las personas. Todo se redu-
ciría a respuestas del tipo bien, mal, regular, a ratos y todas las dificulta-
des eréctiles, vaginísticas o infecciosas que acompañan.
Por otra parte, hablar de discapacidad, sigue levantando dedos que se-
ñalan cuando un grupo de personas con discapacidad en su ocio inclusivo
de fin de semana van a la misma bolera de siempre, al mismo cine de
10 Sexualidad y discapacidad psíquica
hay, sean personas con discapacidad o sin ella, se vivan como heterose-
xuales u homosexuales, etc. Lo que sí es cierto es que, sobre la vivencia
de la sexualidad, van a influir aspectos sociales, culturales y educativos
que van a configurar, a permitir o a reprimir la expresión de la misma.
En el caso de las personas con discapacidad, la sexualidad es un tema
que durante mucho tiempo se ha intentado evitar, esquivar o directamente
ocultar. Esto supone un craso error, ya que lleva a las personas a no saber
cómo expresarse, a vivir la sexualidad desde lo prohibido y oculto o, por
el contrario, a exponerla de cara al público al desconocer que hay aspectos
privados e íntimos que se pueden compartir con quien cada uno elija. Las
primeras personas que deben garantizar una buena educación sexual para
las personas con discapacidad son sus propias familias, puesto que son
ellas su principal figura de apego desde la infancia y de quienes aprende-
rán unos valores y con quienes hay sentimientos de seguridad.
A su vez, se debe educar en materia de sexualidad a las personas con
discapacidad en paralelo desde los centros educativos o asistenciales o
terapéuticos. Los profesionales serán quienes se encarguen de establecer
programas de educación sexual con el fin de ofrecer apoyos e informar de
las ayudas que se les pueden prestar fortaleciendo esta educación. Será
importante que, dentro de la educación sexual ofrecida, aprendan a descu-
brir su cuerpo, a saber qué sensaciones les son placenteras y cuáles no lo
son, y a aceptarse y gustarse tal y como son, a pesar de que la sociedad
desde hace mucho tiempo venga estableciendo cánones de belleza.
Las personas encargadas de ofrecer la educación sexual deben enten-
der que igual que ellos necesitan de una intimidad, también las personas
con discapacidad psíquica necesitan de sus momentos de intimidad tanto
si tienen como si no tienen pareja.
Si no se da una buena educación sexual, si no se resuelven estas dudas
e inquietudes que las personas con discapacidad puedan plantearse, si no
tienen sus momentos de intimidad, no se estará respetando a la persona,
promocionando una autonomía personal ni participando en la mejora de
su calidad de vida.
Parece obvio, puesto que son personas sexuadas, que no tiene sentido
hablar de una sexualidad diferente o plantearse si tienen sexualidad, pues-
to que cada persona vive su sexualidad a su manera. Sin embargo, debido
a ciertas características propias de la discapacidad, sí será necesario un
apoyo externo para que ésta pueda desarrollarse.
12 Sexualidad y discapacidad psíquica
1.1.1. Etiología
1. Factores de riesgo:
2. Fase de aparición:
– Tendencia a la aquiescencia
– Dificultad en la toma de decisiones y en expresar deseos.
– Dificultad en establecer y mantener una pareja. Relaciones
sociales reducidas.
– Falta de reconocimiento de derechos, en especial con res-
pecto a los derechos sexuales y reproductivos.
Protección
– Falta de capacidad para la negociación
y defensa
– Dependencia económica y gestión externa del dinero: es-
tigma y significación social.
– Ambiente
– Estilo de vida
– Biología humana
– Sistema de asistencia sanitaria
Discapacidad psíquica 23
– Sufrimiento personal
– Falta de adaptación al entorno
– Irracionalidad o incomprensibilidad
– Malestar o daño
– Violación de normas sociales o morales
Así bien, el modo en el que las sociedades han comprendido a las per-
sonas con enfermedad mental ha variado a lo largo de la historia. La ex-
plicación, origen y tratamiento de la enfermedad mental y conductas
desadaptadas se ha contemplado desde muy diferentes perspectivas, las
cuales vienen influidas por el momento histórico y las coordenadas cultu-
rales de cada uno de los tiempos.
Así, ya desde las más antiguas civilizaciones se hacía referencia a la
“locura” (término que aún hoy en día se sigue utilizando de forma popular
y con un tinte despectivo) cuyos tratamientos eran escasos, tendiendo a
dejar en situación de desamparo a las personas que sufrían esta dolencia.
Tradicionalmente, la cultura cristiana y oriental entendía que los tras-
tornos mentales estaban originados por una posesión diabólica y que
alteraciones como, por ejemplo, el mutismo o determinados problemas
motores estaban provocadas por un robo del alma. Aún hoy, algunas
sociedades del sur de América continúan teniendo esta concepción.
Durante la Edad Media, comienza a tomar fuerza la influencia de la
religión cuyo reflejo se observa también en el tratamiento de la enferme-
dad mental a través de casas de caridad, en las que se atendía indiscrimi-
nadamente a personas desfavorecidas, por lo que el tratamiento no estaba
Discapacidad psíquica 25
– Incurabilidad de la enfermedad.
– Miedos a la locura, por lo que se les separa de la comunidad para
proteger a sus miembros de los posibles daños que puedan ocasio-
nar las personas con enfermedad mental.
– Necesidad de mantener el control social evitando problemas de
orden público, por lo que se les recluye en instituciones cerradas
en las que es imposible su participación en la comunidad.
– Rentabilización de los recursos para hacer frente a la escasez de los
mismos. De ahí que se cree una institución específica dejando es-
pacio en otras organizaciones para otras personas desfavorecidas.
A) Dimensión diagnóstico
? Trastornos psicóticos
? Trastornos de personalidad
? Trastornos de la ansiedad
La ansiedad es una respuesta del organismo ante las demandas del en-
torno. Cuando la ansiedad nos moviliza y nos lleva a una acción adaptati-
va, la ansiedad cumple una función positiva. No obstante, cuando la an-
siedad está provocada por pensamientos o miedos irracionales nos
bloquea y nos impide desenvolvernos adecuadamente.
Existen muchos trastornos de la ansiedad:
B) Dimensión discapacidad
Hace referencia a las dificultades que puede tener una persona con en-
fermedad mental grave y duradera para el desenvolvimiento en distintas
áreas de su vida. Aunque en diferentes grados, este tipo de población sue-
le presentar déficits en una o varias de las áreas que a continuación se
detallan:
C) Dimensión duración
– Baja autoestima.
– Tener epilepsia u otros problemas de salud.
– Sobreprotección o abandono.
– Institucionalización.
– Abusos.
– Que no se reconozca la sexualidad.
– Sufrir estigma social.
– Fracaso escolar.
– Menos oportunidades de desempeño de roles.
– Dificultad de procesar lo que sucede alrededor.
– Poca probabilidad de toma de decisiones.
– …
Cabe dedicar unas líneas a un fenómeno que data de 1982 cuando Reiss,
Levitan y Szysko hablaron por primera vez del diagnostic overshadowing
(diagnóstico ensombrecido) para hablar del efecto eclipsador.
Reiss y sus colaboradores describen el efecto eclipsador como la
“tendencia del evaluador a atribuir como causa de los síntomas psiquiá-
tricos la discapacidad intelectual, eclipsando ésta la presencia de enfer-
medad mental”.
Por tanto, este efecto se convierte en una de las principales causas por
las que hasta hace poco los posibles síntomas psiquiátricos en la población
con discapacidad no eran atendidos de la manera adecuada, pues ante
cualquier síntoma, cambio de humor o conducta inapropiada, la respuesta
era que eso formaba parte de la discapacidad o que se producía por la
Discapacidad psíquica 45
Por último, los sexólogos más actuales entre los que se encuentran John
Money, Erwin Haeberle, Gilbert Torjman, Willy Pasini, Robert Stoller y en
nuestro país Félix López o Efigenio Amezúa, quien en 1975 funda el Insti-
tuto de Sexología In.Ci.Sex en Madrid y la Revista Española de Sexología,
Manuel Lucas, Francisco Cabello o Joserra Landarroitajauregui.
Otros hitos recientes importantes son la creación de la Asociación
Mundial de Sexología WAS (1978), la Federación Latinoamericana de
Sociedades de Sexología y Educación Sexual FLASSES (1980), la Fede-
ración Española de Sociedades de Sexología FESS (1981), la Federación
Europea de Sexología EFS (1988) y, posteriormente, la Asociación Estatal
de Profesionales de la Sexología AEPS (1993), así como la celebración
del XIII y XIV Congreso Mundial de Sexología (Valencia, 1997, y Hong
Kong, 1999, respectivamente, de donde parte la Declaración de los Dere-
chos Sexuales de la WAS), el último Congreso Mundial también organi-
zado por la WAS en 2013 en Brasil y los Congresos Europeos de Sexolo-
gía (Lisboa, 1998; Berlín, 2000, y Madrid, 2012).
El concepto moderno de sexo mantiene una serie de ideas básicas que per-
miten articular el fenómeno de los sexos y hacerlos, así, inteligibles. Por
52 Sexualidad y discapacidad psíquica
Figura 2.1. Caracteres sexuales (E. Amezúa, “El Sexo: historia de una
idea”, Revista Española de Sexología, n.º 115-116: 40).
Sobre la Sexología 55
2.2.1. Sexuación
Dicotomía ‐ SEXACIÓN
Intersexualidad ‐ SEXUACIÓN
Figura 2.2. Intersexualidad.
58 Sexualidad y discapacidad psíquica
Tratar con personas (con o sin discapacidad) es trabajar con seres úni-
cos e irrepetibles. Resultará esencial, por tanto, tener en cuenta las caracte-
rísticas concretas que una persona con discapacidad psíquica puede tener
en su biografía sexual. Atender a esto permitirá tener más herramientas
para comprender posteriormente determinadas conductas, formas de pen-
sar… y dar los apoyos oportunos.
2.2.2. Sexualidad
Es, por tanto, esencial considerar todas estas cuestiones para poder en-
tender en qué medida están afectadas estas capacidades y cuál es la bio-
grafía sexual concreta de la persona antes de sacar conclusiones generales
o anticipadas.
2.2.3. Erótica
Se entiende por erótica la forma concreta que cada cual tiene de expresar lo
que somos y lo que vivimos en relación con la sexualidad, es decir, la ma-
60 Sexualidad y discapacidad psíquica
nera peculiar que cada persona tiene de expresarse como ser sexuado. Exis-
ten muchas formas de expresión pero podrían clasificarse en dos grupos:
Cada persona tiene una erótica única. Lo mismo ocurre en las personas
con discapacidad psíquica, si bien es verdad que se pueden encontrar algu-
nas características comunes como producto de dificultades en otras áreas.
Este es el caso de aquellos sujetos que presentan déficit en la comunica-
ción verbal (habilidades sociales, lenguaje...). Ante una capacidad merma-
da, las personas tienden a compensarla a través de otras más conservadas,
por lo que los individuos que tengan problemas para comunicarse a nivel
verbal tenderán más a hacerlo a través de su cuerpo. Y viceversa, aquellos
que presenten mayores dificultades para el contacto físico tenderán a ex-
presar su erótica principalmente a través de lo verbal.
Así mismo, es posible observar en ciertas situaciones errores en la
percepción e interpretación de la realidad. Esto puede responder a nume-
rosos motivos, entre ellos, a una sintomatología positiva psicótica (alu-
cinaciones o delirios), a una dificultad para la interpretación de situacio-
nes sociales o bien a una confusión entre deseo y realidad. Lógicamente,
las formas de intervención en cada uno de los casos será distinta y, mien-
tras que en una habrá que pautar un tratamiento para que remita la sin-
tomatología, en otras habrá que dar apoyo para una mejor y más ajustada
interpretación de las situaciones reales o ayudar en la distinción entre lo
anhelado y lo posible, haciendo especial hincapié en respetar los deseos
del otro.
Sobre la Sexología 61
2.2.4. Amatoria
2.2.5. Pareja
2.2.6. Procreación
de nuestra vida? ¿Hay momentos en los que “no pasa nada”? ¿Se podría
incluir la sexualidad en alguna de estas áreas de desarrollo? Después de la
explicación de los conceptos tratados en el capítulo anterior, las respuestas
a estas preguntas parecen claras.
un gen que codifica un antígeno del grupo sanguíneo y el gen SRY como
determinante del sexo (Lucas, M., 2005).
Semanas después de esa unión entre el óvulo y el espermatozoide se
generará una gónada indiferenciada, la gónada primitiva o progónada,
que, alrededor de la sexta semana y por presencia o no del gen SRY, dará
lugar a la diferenciación sexual de las gónadas (ovario o testículo). Si
70 Sexualidad y discapacidad psíquica
No siempre las correspondencias son exactas con los modelos estándar que
se plantean. De hecho, alteraciones genéticas, en la secreción hormonal…
pueden dar lugar a procesos discordantes entre el par cromosómico sexual y
el desarrollo fenotípico, dando como resultado individuos con una fórmula
genotípica de XX y un desarrollo testicular o al revés, ante una fórmula XY,
un desarrollo ovárico; incluso ovarios y testículos a la vez con un desarrollo
parcial o total. Son los llamados seudohermafroditismos, si bien sería más
correcto hablar de una intersexualidad genital. Entre estos síndromes se
encuentran el síndrome de Morris, el síndrome de Swyer, el síndrome
adrenogenital o el síndrome de déficit de la 5-α-reductasa, entre otros.
En esta ocasión resulta más interesante describir brevemente aquellos
síndromes cuyas alteraciones genéticas en el proceso de sexuación pueden
cursar con una discapacidad intelectual. Este hecho lleva a pensar, en
algunas ocasiones, que las personas con discapacidad tienen una sexuali-
dad diferente o específica. Sin embargo, debido a que esta corresponden-
cia no se presenta en todos los casos, será importante tratar estas dos cues-
tiones por separado: por una parte, cómo es el proceso de sexuación y, por
otro, las posibles dificultades que puedan aparecer derivadas del déficit
cognitivo, valorando posteriormente de forma conjunta cómo puede in-
fluir todo esto en el desarrollo psicosexual.
Uno de los síndromes más conocidos es el Síndrome de Down (tri-
somía del par 21; 47 XX + 21 o 47 XY + 21), cuyo característico fenoti-
po (aunque cada persona tiene sus propios rasgos) es usado en bastantes
medios de comunicación a la hora de hablar de personas con discapaci-
dad intelectual. Otro síndrome que podría reflejarse es el Síndrome X
frágil que se produce por una anomalía en el cromosoma X y que suele
acompañar a una discapacidad intelectual moderada o gravemente afec-
tada. Algunas de estas personas que están diagnosticadas de este síndro-
me y que viven en localidades pequeñas han sido a menudo señaladas
debido a que uno de sus rasgos es un mayor desarrollo genital (macroor-
quidismo). En contrapartida se podría hablar del síndrome de Prader-
Willi, cuyo desarrollo biológico en cuanto a los genitales es de hipogona-
dismo. La limitación y reducción de la sexualidad al tamaño de los carac-
teres sexuales primarios puede conllevar la idea errónea de que, debido a
esta circunstancia, las personas con discapacidad intelectual tienen una
72 Sexualidad y discapacidad psíquica
1. Estilo de apego seguro: los niños que tienen este tipo de apego han
aprendido a confiar en sus figuras de apego, las cuales les quieren,
les valoran y les cuidan. Saben que están presentes, accesibles y
disponibles. Estos niños se suelen comportar de manera activa, uti-
lizan la intimidad física para relacionarse con sus cuidadores, se
muestran confiados y, ante separaciones cortas de la vida cotidiana,
protestan en un inicio pero pronto aprenden que dichas separaciones
no suponen un abandono.
2. Estilo de apego ansioso y ambivalente: niños que establecen un pa-
trón de inseguridad en la relación. Muestran dudas con respecto a la
disponibilidad del cuidador y no se sienten seguros en la valoración
que éstos hacen hacia ellos. Suelen ser niños con mucho miedo y
preocupación por el abandono por lo que soportan mal las pequeñas
separaciones. Es ambivalente porque, por un lado buscan el encuen-
tro pero, por otro, rehúyen el contacto físico y de intimidad. Des-
pués del reencuentro tienden a mostrarse excesivamente cariñosos
intentando no separarse para nada de su figura de apego. Algunas
de las causas del desarrollo de este tipo de apego pueden ser la in-
coherencia de las conductas de los cuidadores, la expresión de du-
das o críticas negativas o la propia inestabilidad en las relaciones
entre los cuidadores.
3. Estilo de apego evitativo: los niños experimentan que no pueden
contar con sus figuras de apego. Esta falta de respuesta por parte de
las figuras de apego conlleva un gran sufrimiento y provoca que
tengan dificultades en el contacto emocional y en la expresión y re-
Sexualidad a lo largo de la vida 77
aspectos, entre ellos el sexo del bebé, pasan a un segundo plano. Las ex-
pectativas de los adultos con respecto al recién nacido suelen centrarse en
cómo se desenvolverá, qué dificultades tendrá o qué ayudas necesitará
por lo que se resta atención a otro tipo de expectativas sexuadas que,
como ya hemos dicho, constituyen la primera sexación del bebé y pro-
porcionará una importante ayuda para su propia clasificación y construc-
ción como hombre o como mujer. El doble proyecto educativo y la ex-
pectativa de heterosexualidad también se reducen y se tiende a favorecer
un patrón de comportamiento más dependiente debido a la protección, en
ocasiones desajustada a sus verdaderas necesidades de apoyo, que los
adultos le dan.
El mensaje involuntario que se da es que la sexualidad no es impor-
tante sino que es más importante la condición de la discapacidad que la
condición de ser sexuado, por lo que se atiende más a lo primero que a
lo segundo.
Cuando se detecta esa posible discapacidad comienza todo un disposi-
tivo de preguntas dentro del entorno familiar y un gran recorrido por cen-
tros médicos y psicológicos buscando respuestas y soluciones a un hecho
que no “encaja”, a lo mejor, en las expectativas del entorno familiar hasta
ir aceptando poco a poco, en una etapa de duelo, la nueva situación. La
mejor o peor aceptación de la noticia también puede influir en los com-
portamientos que desarrolla la figura de apego. De esta forma, si la figura
de apego muestra resistencias al contacto con su bebé o no le mira o no le
toca lo suficiente será más probable que el pequeño no aprenda correcta-
mente lo que es la intimidad y tenga más dificultades en la vinculación
afectiva. Además, otra serie de circunstancias que pueden influir en el
desarrollo del apego:
Con respecto a las propias capacidades, puede suceder que los senti-
dos no estén del todo maduros para llevar a cabo las conductas de explo-
ración, por lo que pudiera ser que tarden más tiempo en adquirir concien-
cia sobre su propio cuerpo. Además, el desarrollo de destrezas motoras y
Sexualidad a lo largo de la vida 81
otras que incluyan los genitales, con el objetivo de evitar riesgos aso-
ciados a éstos.
A partir de los 40 años, se produce un lentificación de la respuesta se-
xual (respuesta ante excitación, erección más lenta o menos intensa, lubri-
cación vaginal menos abundante, disminución de las contracciones or-
gásmicas...). En general, suceden cambios corporales, los cuales requieren
de un reajuste en la imagen corporal e identidad del individuo. Si este
reajuste no se produce y la persona no acepta sus cambios, es posible que
esto provoque conflictos o crisis personales, que pueden influir también
en la biografía sexuada y en las relaciones de pareja.
No obstante, en esta etapa, la erótica está repleta de particularidades y
peculiaridades propias de cada individuo en las que se incluyen diferentes
actitudes, comportamientos, emociones...
3.5. Vejez
La vejez es la última etapa del ciclo vital de una persona. Se desarrolla des-
de los 60 años hasta la muerte. Algunos autores catalogan la parte final de
esta etapa como ancianidad o senectud. En ella se producen cambios en el
entorno familiar (emancipación de los hijos, llegada de nietos, vuelta a la
convivencia sólo con la pareja), a nivel social y laboral (menor participa-
ción social, jubilación) y corporal (envejecimiento progresivo y cambios
involutivos en caracteres sexuales primarios y secundarios).
Desgraciadamente, todos los sucesos familiares y sociales se producen
en menor medida en personas con discapacidad psíquica debido a que:
A todo esto hay que sumar que se va creando, por suerte, un mayor
número de residencias en las que se atiende a personas con una discapa-
cidad psíquica, bien sea por la enfermedad mental o bien por la discapa-
cidad intelectual. En estas residencias no sólo se debería velar por el bie-
nestar físico, social o emocional, sino también por la esfera de la
sexualidad, pues aunque la persona pertenezca a ese momento evolutivo
llamado “tercera edad”, sigue siendo un ser sexuado y el envejecimiento
no elimina los comportamientos sexuales ni la respuesta sexual humana;
sí la modifica anatómica, funcional y psicológicamente. Pero eso no tiene
por qué hacer que cese o vaya en declive, simplemente que en algunos
casos habrá que planteársela de otra forma. El ginecólogo Steckel afir-
maba, “la capacidad sexual del hombre no depende de su edad, sino del
objeto de su deseo”.
Este hecho es importante tenerlo en cuenta para no aunar mitos sobre
la sexualidad de las personas con discapacidad psíquica y la vejez.
Entre ellos es fácil encontrar personas que comentan que las personas
mayores que no deben expresar su sexualidad e incluso son tachados de
viejos verdes. Este mismo acontecimiento podría llevar a pensar que la
sexualidad en la vejez de las personas con discapacidad psíquica en el
caso de ser manifestada en cualquiera de sus formas fuese igualmente
interpretada como algo desajustado o debido a esa discapacidad.
Nada más lejos de esto, se pretende, al menos, considerar que todas
las personas siguen siendo seres sexuados hasta el fin de sus días. Serán
factores externos como la comprensión o represión del entorno, la salud
física con la que se llegue a esta edad avanzada, la biografía sexual perso-
nal, la existencia o no de pareja, los espacios de intimidad…, lo que de-
termine cómo se puede seguir expresando como ser sexuado.
4
Sexos y discapacidad
psíquica
Para entender este modelo hay que remontarse a las primeras décadas del
siglo XX cuando se produjo una gran alarma social frente a las conductas
sexuales, que derivaban en complicaciones, tales como las Infecciones de
Transmisión Sexual (ITS) o embarazos no planificados. Esta alarma social
dio lugar a la búsqueda de prácticas de prevención.
Para ello se recurrió al modelo conocido como modelo clínico-
medico. Este modelo establecía que la salud es toda ausencia de enferme-
dad; con ello, no se entendía la salud como el bienestar del individuo o el
desarrollo de la calidad de vida del mismo.
Se establecían así los primeros pilares básicos del modelo de evitación
de riesgos, basándose por lo tanto en la medicina, cuyo objetivo era ocu-
parse de los problemas causados a consecuencia de conductas sexuales
que daban lugar a contagios y que podían haber sido evitados.
El modelo de evitación de riesgos no pretende de manera alguna edu-
car al individuo para que viva motu proprio sus relaciones y actividades
sexuales, sino que tiene como fin evitar en su totalidad cualquier tipo de
riesgo derivado de toda actividad o relación sexual. Lo realmente impor-
tante para este modelo es la salud, entendida como esa ausencia de enfer-
medad.
En este modelo aplicado a las personas con discapacidad, las interven-
ciones se producen con el fin de eludir, sortear o evitar cualquier riesgo o
para aplicar una respuesta sanitaria; igualmente atiende ante los casos de
fecundación, considerándolos como un problema en el caso de las perso-
nas con discapacidad, debido a que las personas con ciertas discapacida-
des poseen lo que los profesionales sanitarios denominan un problema de
carácter biológico y que debe ser tratado.
Se establece así que la sexualidad solo recibirá atención por parte de
los profesionales sanitarios siempre que presente algún tipo de problema
derivado de un contagio y que termine provocando alguna enfermedad,
sin embargo, no se ocuparía ni alarmaría por otros aspectos referidos a la
Sexos y discapacidad psíquica 95
Se trata de un modelo que, en sus orígenes, está basado en parte en los fun-
damentos de Freud y Marx, y en las ideas de W. Reich (años treinta), quien
defiende el orgasmo como algo imprescindible para la salud y la necesidad
de mantener una relación sexual que sea satisfactoria para las personas,
ideas que aparecen en su obra La función del Orgasmo (1927 y 1942).
Además, está asociado al movimiento juvenil SEX-POL (Sexualidad y
Política), y los movimientos universitarios de los años 60 y mayo del 68. El
objetivo de este modelo es aumentar la conciencia crítica y transformar la
sociedad pasando por una revolución sexual.
No sólo plantea la necesidad de una educación sexual en la escuela,
sino también el acceso al libre uso de las ayudas de que se pueda disponer
en temas de sexualidad para poder desarrollarla.
Este modelo defiende el derecho de toda persona a tener actividad se-
xual, destacando un elemento fundamental para las personas, la masturba-
ción, también en las personas con algún tipo de discapacidad. Difunde el
consumismo erótico-sexual.
Visto así, es un modelo que deja campo abierto a las personas con dis-
capacidad psíquica, y también a personas con otras discapacidades. Pero
se hace necesario informar a las personas con discapacidad de las ayudas
de las que se dispone para que puedan mantener relaciones sexuales segu-
ras (medidas de anticonceptivos pre y postcoitales) y enseñarles a hacer
uso de su cuerpo, mediante la autoestimulación. Además, se persigue con-
seguir la igualdad entre géneros y los derechos de las minorías.
Los partidarios de este modelo rechazan el modelo tradicional de fami-
lia y la abstinencia. Es un modelo prescriptivo y doctrinario que se hace ver
a través de las movilizaciones y de la lucha social, mediante debates y en-
trega de panfletos o de preservativos, entre otras muchas técnicas. Expone
que son la comunidad, la escuela y los profesionales las principales autori-
dades no solo al transmitir conocimiento de forma neutral, sino también
formando criterio en los individuos ante la sociedad y represión sexual.
A pesar de esta idea de liberalismo, este modelo no acepta que hay di-
versas maneras de vivir la sexualidad, incluso no respeta el hecho de que
haya personas que renuncian a la actividad sexual o la viven desde una
moral religiosa. Otra crítica a este modelo es la negación del rol de los
padres en la educación de sus hijos, ya que éstos son uno de los principa-
les agentes educativos y es necesario que sean partícipes en la educación
100 Sexualidad y discapacidad psíquica
de los hijos. Para ello, también será importante que esta participación no
parta de la imposición de sus ideas a sus hijos, y proporcionarles los apo-
yos oportunos en cada momento evitando caer en la sobreprotección, de
manera que puedan decidir, pensar y elegir por ellos mismos.
ducida y la discriminación hacia ellos es aún mayor, como señala Jesús Gon-
zález en Discapacidad y homosexualidad: ¿doble discriminación? (2005).
Todavía cuesta reconocer que sexos hay dos, pero que la manera de
construirse como hombre o como mujer es diversa y compleja, por tanto,
no facilita el proceso crear ninguna otra dificultad añadida; el proceso de
sexuación está influenciado por nuestro entorno biológico, psicológico,
social y cultural, y, a pesar de haber avanzado bastante, el colectivo ho-
mosexual sigue estando discriminado y en busca constante de derechos y
necesidades básicas universales.
Como señalan, entre otros, López y Gómez Zapiain (2002; 2004) y así
queda también recogido en la Pirámide de Maslow, entre las necesidades
básicas de las personas se encuentran tres que pueden producir sentimien-
tos de soledad y exclusión social.
De ahí que sea necesario que estas personas puedan contar, además,
con otras figuras de apego de su entorno familiar próximo más estables en
el tiempo, con el fin de suplir esta ausencia una vez producida.
Un aspecto que va a influir en la vinculación con las figuras de apego
es la aceptación de la discapacidad por parte de dichas figuras. La acepta-
ción o no aceptación de la discapacidad depende de numerosos factores
(tipo y nivel de la discapacidad, expectativas, recursos personales y eco-
nómicos...), los cuales facilitarán o dificultarán el proceso de vinculación.
Es necesario conseguir que la persona con discapacidad alcance un
grado de autonomía óptimo, de manera que sea capaz de valerse por sí
mismo en el mayor grado posible. Para ello es importante que los padres
eviten la sobreprotección quedando atados y dedicados exclusivamente al
cuidado del hijo, sin poder ocuparse de su propio bienestar, lo cual reper-
cutirá indirectamente también en el de su hijo.
Para que la persona con discapacidad logre alcanzar este grado, no solo
será necesaria la participación de los padres con la no autoprotección, sino
que también ha de participar en este proceso la sociedad en su conjunto
(escuela, médicos…) y, lo más importante, es necesario que la sociedad
acepte plenamente a las personas con discapacidad sin reproche alguno.
Además, en ocasiones, la percepción que tienen las personas con dis-
capacidad de sus propias necesidades no está ajustada debido a sus limita-
ciones cognitivas o la falta de inclusión social. De tal manera que se hará
necesario trabajar también la toma de conciencia de determinadas necesi-
dades que, a pesar de poseer, ellos pueden pensar no tener.
Esta autopercepción errónea de ausencia de necesidades puede suscitar
baja autoestima en la persona y genera falta de oportunidades, falta de víncu-
los afectivos, ausencia de relaciones y actividades sexuales, entre otros mu-
chos efectos negativos que no ayudan a su autorrealización como persona.
Una red social que vaya más allá del ámbito familiar, los compañeros
del centro o el ocio de fin de semana. Toda persona desde sus primeros años
de vida necesita de la relación con otras personas que sean diferentes a ellos.
En el caso de las personas con discapacidad es necesario favorecer
que abarque un entorno que no comprenda únicamente a la familia y el
centro. Esto quiere decir que deben relacionarse con personas de su mis-
ma edad a lo largo de su vida, esto son los amigos. Con ellos se alejan del
entorno familiar donde son sobreprotegidos y aislados de conocer y man-
tener contacto con la vida real.
Las personas con discapacidad, a consecuencia de la sobreprotección,
no tienen este círculo de amistades o, si lo tienen, es muy reducido o de-
penden de la presencia de los padres cuando se encuentran con las amista-
des, lo que provoca que en el caso de tener algún tipo de relación de pare-
ja no puedan disfrutar de sus relaciones íntimas.
Es necesario que se establezca una relación de iguales, que mantengan
una relación con personas de su edad, una relación de amigos, con los que
pueden construir su identidad como personas. En ese entorno de amistades
Sexos y discapacidad psíquica 105
se sienten cómodos, puesto que entre ellos pueden hablar de temas que con
los padres nunca hablarían, realizar actividades que con esa sobreprotección
los padres nunca consentirían, limitando su autonomía y su privacidad.
Cierto es que hay que proteger a las personas con discapacidad psíqui-
ca debido a que en su situación pueden ser víctimas de prácticas de riesgo,
pero de igual manera hay que ir facilitando que alcancen un modo de au-
tonomía para valerse por ellos mismos.
Esta red de relaciones sociales tiene como objetivo que no se desen-
vuelvan únicamente el marco familiar, sino que mediante el contacto de
las amistades amplíen ese entorno de relaciones sociales, no teniendo que
depender de la figura de los padres.
En esta relación con el grupo de iguales es donde la persona comienza a
establecer límites o llegar a acuerdos que van conformando las característi-
cas de la relación con el otro, de tal manera que tendrá que aprender a tener
en cuenta el punto de vista del otro, aceptar críticas u opiniones, frustrarse...
Todo ello va a dar lugar al desarrollo de las habilidades sociosexuales.
Así pues, privar del derecho a recibir información y formación en ma-
teria de educación sexual por el mero hecho de ser una persona con disca-
pacidad psíquica supone una mayor dificultad para el desarrollo integral de
la persona como hombre o mujer homosexual o heterosexual y, por tanto,
dificulta alcanzar mayor potencial de autonomía personal. Hay mucha más
presión, las posibilidades de comunicación son menores, por lo que se
puede tardar más en resolver ese acontecimiento de especial relevancia.
No es de extrañar que el sufrimiento emocional e incluso la sensación
de soledad sean dos cuestiones que viven con mucha fuerza al final de la
adolescencia y en la primera etapa de la adultez. Este sufrimiento puede
llegar a vivirse como algo insoportable.
Las personas con discapacidad cuya orientación del deseo es homose-
xual tienen las mismas necesidades interpersonales. Quizá se olvida que la
expresión de la sexualidad en sus diferentes matices, homosexual, bise-
xual, heterosexual… es algo perteneciente al ámbito de lo privado y no de
la dimensión pública.
Llegado este punto, se debería aceptar que las personas con discapaci-
dad intelectual o con enfermedad mental (tanto homosexuales como hete-
rosexuales o bisexuales) tienen necesidades, capacidades y conductas
afectivas que necesitan expresar como seres sexuados que son, otra cosa
bien distinta será saber interpretar en cada caso esa necesidad ofreciendo
para ello los apoyos asistenciales y educativos que precisen.
5
La importancia
del cuerpo
Las personas viven inmersas en la cultura del cuerpo y sin embargo apenas
son conscientes de él más que en aquello que es banal, efímero, es decir, en
ser delgados, fuertes, no tener arrugas, una piel hidratada… Realmente se
rinde culto a lo que se considera bello más que al cuerpo, de hecho, a éste,
se le somete a todo tipo de pruebas de resistencia para intentar cumplir con
ese canon de belleza socialmente impuesto, olvidando que es algo que el
tiempo va mermando.
Se ha olvidado el cuerpo y el cuerpo es fuente de placer y vínculo con
el exterior; cuando una persona nace es a través del tacto con los prime-
ros cuidadores donde se empieza a recibir sensaciones de placer obte-
niéndolo a través del contacto con la piel, con la boca, es en esas prime-
ras uniones íntimas cuando se va a aprender a acariciar, a ser acariciados,
a besar y a ser besados… y poco a poco se va a ir tomando conciencia del
desarrollo sexual.
También es durante este desarrollo cuando se aprende a descubrir la
privacidad y la intimidad, si bien, como se verá en este capítulo, es algo
que falla en el campo de la discapacidad psíquica por lo que es más com-
plicado aprender a distinguir entre situaciones del espacio privado y del
público. Es más complicado cultivar el propio cuerpo y las sensaciones
que transmite.
108 Sexualidad y discapacidad psíquica
Las sensaciones son los estímulos que se reciben mediante los órganos
sensoriales y son fuente del conocimiento tanto externo como interno del
cuerpo.
¿Cuál es verbo encargado de detectar esas sensaciones? Lo más natu-
ral es pensar es en el verbo sensar, si bien este es un verbo que no está
recogido en la Real Academia de la Lengua Española a pesar de haber
sensores y sensaciones.
Como señala Tavella, la raíz latina más cercana proviene de sentire:
sentir, y en el siglo X: percibir sensaciones.
El verbo sensar se aproxima más en su significado a una función que
de alguna manera reconoce un estímulo externo. En este sentido se podría
referir al verbo inglés to sense, es decir, la habilidad para percibir o sentir
o tomar conciencia de la presencia o propiedades de las cosas y que tiene
su traducción al español en el verbo transitivo sentir. Así, las personas
sensamos sensaciones, o sentimos sensaciones a través de los sentidos, el
gusto, el oído, el tacto, la vista y el olfato. Si bien el tacto es el sentido
humano con mayor número de terminaciones nerviosas, resulta, sin em-
bargo, poco utilizado.
Ahora se está más centrado en los olores, en aquello que entra por la
vista y en los placeres del paladar.
Todo esto va produciendo bloqueos, ya que se olvida que la piel es el
principal medio de comunicación en las relaciones sexuales (Rueger, 1989).
Las caricias por todo el cuerpo y los masajes sensitivos son herra-
mientas clave para disfrutar a la vez que se desarrolla la exploración mo-
triz y la interacción con el entorno.
En el trabajo con personas con discapacidad es muy interesante el
concepto holandés snoezelen que se define como “el despertar sensorial a
través de la propia experiencia sensorial”. Es expresarse, hablar, comuni-
carse a través de las sensaciones. Algo que todas las personas han hecho
en algún momento de su vida, pero que más adelante pasa a situarse en un
segundo plano.
Todas estas sensaciones son muy trabajables tanto desde talleres de
educación sexual, como en musicoterapia a la hora de seguir el ritmo,
expresar con el cuerpo, salas de estimulación multisensorial, así como
desde una terapia sexual y de pareja donde en muchas ocasiones las zonas
La importancia del cuerpo 109
Aunque parece algo que se hace de manera sencilla, el desarrollo del es-
quema corporal, la propiocepción de sí mismo depende de complejas co-
municaciones entre cuerpo-cerebro donde se dan construcciones aparecien-
do las percepciones, pensamientos, sentimientos que a veces pueden no ser
muy fiables y más cuando hay limitaciones o alteraciones cognitivas que
pueden jugar malas pasadas.
En los centros educativos se aprende el esquema corporal a través de
viñetas y dibujos más o menos reales dependiendo del nivel educativo y,
a veces, en las escuelas infantiles se utilizan también canciones mientras
se van señalando las partes del cuerpo, y en las personas con discapaci-
dad intelectual donde hay un pobre desarrollo abstracto se hace exacta-
mente del mimo modo. Sólo que los dibujos que se representan a veces
no son entendibles justo por esa limitación cognitiva, por fallar la percep-
ción espacial o representar esquemas que nada tienen que ver con el mo-
mento evolutivo.
Es bastante frecuente encontrar imágenes infantiles utilizadas para ex-
plicar el cuerpo humano a personas de 20 o 30 años. Resulta luego más
complicado mirarse al espejo y reconocerse.
En otras, donde la enfermedad mental ha hecho mella pueden aparecer
distorsiones de la realidad; puesto que además de la percepción a través de
los sentidos y el movimiento, también influyen en el esquema e imagen
corporal las experiencias emocionales. Cuando no es posible formar un
esquema corporal es muy difícil percibir el propio cuerpo, lo que puede
dificultar a la hora de recibir y sentir sensaciones.
Lo que por lo general no se hace es, dentro de ese esquema corporal
que se muestra, la toma de conciencia de los genitales como una parte más
del cuerpo. Se les suele presentar como algo aparte, diferente, tienen su
espacio particular, y esto hace que se les dote de una importancia excesiva
cuando tendrían que formar parte completa del todo para que no se centre
la sexualidad en lo genital.
110 Sexualidad y discapacidad psíquica
Así, se vería que el cuerpo tiene casi dos metros cuadrados de piel con
millones de receptores y emisores que permiten un acceso desde el dedo
meñique hasta la coronilla de múltiples sensaciones y estímulos, entre los
que se encuentran los estímulos eróticos. Sin embargo, cuando diferencia-
mos esas partes del cuerpo, parece que por un lado quedan las sensaciones
que percibimos como el calor, el frío, el dolor…, y por otro lado aquellas
que representan placer erótico como si lo demás no pudiera serlo.
Agurtzane Ormaza, sexóloga, decía durante unas jornadas celebradas
en Asturias en 2003:
¡Qué pocas veces nos quedamos con esos regalitos que nos hace la
piel cuando se eriza por una mirada, cuando se enrojece por una sonri-
sa, cuando se congestiona por una fantasía, cuando se humedece por
una visión, cuando late por un miedo...!
El continuo devenir del día a día impide ese encuentro con uno mis-
mo, que hace que el ser humano vaya incluso olvidando sensaciones hasta
el punto de evitar el contacto corporal, ese mismo contacto por el que de
pequeños se aprendió a interactuar con el medio físico.
Sin embargo, a la hora de trabajar la sexualidad en personas con una
discapacidad grave no se puede olvidar este aspecto del contacto físico.
En muchas ocasiones la gran pregunta es cómo trabajar la sexualidad
con las personas gravemente afectadas. A veces la respuesta pasa por
aquí, por lo corporal. Que al menos la persona tome conciencia de su
cuerpo, que sea capaz de sexarse a sí mismo o que tenga conocimiento de
las diferentes sensaciones que puede percibir, algo que va a servir para
que pueda expresar deseos de agrado o desagrado, señal muy útil cuando
alguien debido a las circunstancias intenta aprovechar la ocasión. Si una
persona no sabe expresar esos deseos del sí o del no, reconocer lo que le
gusta y lo que no, porque no conoce ni siquiera lo que ocurre, es más fácil
que ocurran situaciones desagradables.
Un mensaje que todas las personas tienen más o menos claro es que el
cuerpo es propio y nadie puede tener acceso al cuerpo de uno mismo salvo
quien la persona quiera.
La importancia del cuerpo 111
– ¿Qué hace?
– ¿Cómo lo hace?
– ¿Cuándo lo hace?
– ¿Qué personas hay delante y qué rol desempeñan?
– ¿Qué finalidad tiene la conducta?
– Posible influencia de la medicación si es que se está tomando.
– ¿Es posible que en esa situación quedasen cubiertas sus necesida-
des de intimidad?
– Cuantificar el tiempo que se dedica.
AUTORREALIZACIÓN
AUTOESTIMA
AFILIACIÓN
SEGURIDAD
FISIOLÓGICAS
La autoestima es, por tanto, una de las necesidades básicas que el ser
humano tiene y que deberá ser cubierta para que el individuo se encuentre
en un estado de bienestar y satisfacción consigo mismo. Cuando se habla
de personas con discapacidad psíquica se tiende a prestar más atención a
dar apoyos para cubrir las necesidades que se sitúan en los dos primeros
niveles de la pirámide. No obstante, es igual de importante ocuparse de las
necesidades relacionadas con la vinculación afectiva con otros individuos
así como de las necesidades de aprecio hacia uno mismo.
Parte de la autoestima del individuo viene dada por la imagen corporal
que tiene de sí misma. Son muchas las definiciones que existen en rela-
ción con este concepto. La más clásica es la propuesta por Schilder, pio-
nero en el análisis multidimensional de la imagen corporal. Él define la
120 Sexualidad y discapacidad psíquica
imagen corporal como “la figura de nuestro propio cuerpo que formamos
en nuestra mente, es decir, la forma en la cual nuestro cuerpo se nos re-
presenta a nosotros mismos”. Pero existen otras definiciones posteriores
igualmente interesantes como la de Fisher (1986), que entiende la imagen
corporal como los sentimientos y actitudes hacia el propio cuerpo o la de
Rosen (1995) que la define como la manera en que uno percibe, imagina,
siente y actúa con respecto a su propio cuerpo.
Finalmente, Raich (2000) propone una definición más aglutinadora
que tiene en cuenta diversos aspectos:
Actitudes
Normas sociales y
individuales hacia
in
culturales
el peso y la figura
e
Historia de
información
sensorial recibida
sobre experiencia
corporal IMAGEN
IMAGEN
Variables
Variable
CORPORAL
cognitivas
Representación
y afectivas
mental del cuerpo
al del cu
o
Historias
t i
Variables Psicopatología
t l
de cambios
biológicas individual
en el peso
INDIVIDUO
Conocido Desconocido
ÁREA ABIERTA ÁREA CIEGA
L
O Información conocida por Información de la que
S uno mismo y por los uno mismo no es Conocido
demás consciente pero que los
demás conocen
D
E
M ÁREA OCULTA ÁREA DESCONOCIDA
Á
S Información que uno Información que no
Desconocido
mismo conoce pero los conoce ni uno mismo ni
demás no. los demás
Se quiere finalizar este capítulo haciendo una breve reflexión sobre la dis-
crepancia entre la realidad corporal de las personas con discapacidad y las
exigencias marcadas por la sociedad actual. Ésta enseña día a día qué es lo
deseado y lo deseable a través de los cánones de belleza que imperan en
publicidad, moda, medios de comunicación... No obstante, sería interesante
analizar si los cuerpos que se presentan son el reflejo de todos los cuerpos y
todas las sexualidades.
¿Qué ocurre cuando no se entra dentro de los cánones culturales de
belleza o cuándo no se está reflejado socialmente en ninguna representa-
ción de la comunidad? ¿Qué consecuencias tiene para la vivencia de la
sexualidad que la imagen corporal no se asemeje a ninguna de las repre-
sentaciones que culturalmente están asociadas a lo erotizado, erotizable,
deseante o deseable?
Negar la diversidad de lo erótico y encasillar lo que debe ser deseable
es poner límites y normas a algo que por naturaleza no los tiene. La sexua-
lidad en todas sus formas y manifestaciones admite todo tipo de realida-
des, todo tipo de expresiones y todo tipo de cuerpos. Aquí todas las perso-
nas están capacitadas.
6
Pareja
y otros encuentros
La pareja es, por tanto, una unión voluntaria de dos personas que se
buscan, se atraen, se eligen y se juntan por razón de sexo. O, como se
proponía en el capítulo 2, el resultante de un encuentro íntimo informal-
mente acordado de dos subjetividades que se eligen y se comparten y
cuyas fuentes de legitimidad son internas.
En ocasiones, se utilizan como sinónimos las palabras pareja y ma-
trimonio. Sin embargo, es importante dejar claro que se trata de concep-
tos distintos que se pueden dar o no a la par. Mientras que el matrimonio
es un contrato público nacido, originariamente, para la creación y crianza
de la prole (no es hasta el siglo XVIII cuando adquiere la dimensión eróti-
ca –casarse por o con amor–), la pareja es un contrato íntimo, con un
espacio íntimo y basado en una relación sentimental donde los acuerdos y
reglas no están regulados en ningún código formal sino que cada pareja
legitima sus propias formas de actuación.
Pareja y otros encuentros 127
La pareja es el grupo más pequeño que se puede formar pero no por esto sus
dinámicas son más simples. Esta diada encierra un entramado de factores
que según se vayan desarrollando darán lugar a un resultado o a otro (figu-
ra 6.1). Aunque cada pareja se forma según las características de sus inte-
grantes y las circunstancias que les rodean, existen ciertas generalidades en
el proceso de formación y evolución de una pareja.
Uno de los factores que están relacionados con un mal pronóstico en
la pareja es que su formación se deba a motivos ajenos a la relación. Uno
de estos motivos puede ser la presión social. A nivel social, tener pareja
está considerado implícitamente como un síntoma de madurez personal:
“¿cuándo te echas novia?”, “a ver si buscas novio y sientas la cabeza”…
por lo que, cuando el individuo llega a una determinada edad se espera de
128 Sexualidad y discapacidad psíquica
él que forme una relación estable de cara a tener una familia. Esta puede
ser una de las razones externas para la formación de una pareja. No obs-
tante, estas expectativas se reducen significativamente cuando se habla de
personas con discapacidad. Aunque no están tan sometidas a la presión
social en este aspecto, también pueden existir otros motivos externos para
constituir una pareja, por ejemplo, la intención de ser cuidado. Además, la
persona con discapacidad puede suponer que los cuidados que le brinde su
pareja serán los mismos que hasta ahora le ha dado su familia de origen,
por lo que pueden surgir desajustes en la pareja por interpretarlo como
una falta de amor y desencuentros debido a esta diferencia entre lo que se
espera de la pareja y lo que la pareja da o está dispuesta a dar.
ATRACCIÓN
PRIMERAS APROXIMACIONES
Ensayos
RUPTURA
ENAMORAMIENTO
de la
vinculación
NOVIAZGO
Convivencia
VIDA COMPARTIDA Matrimonio
Hijos
VIUDEDAD
APRENDIZAJE
- Asociación (Condicionamiento clásico)
- Refuerzo (Condicionamiento operante)
CONSISTENCIA
NCIA INTERCAMBIO
INT
COGNITIVA E INTERDEPENDENCIA
Son muchos los estudios que se han dedicado a investigar cuáles son
los aspectos de la situación que generan atracción por una persona y no
por otras:
(…) en plena recuperación del brote psicótico yo mismo creía que en-
contrar una mujer con la que compartir mi vida me estaba “prohibido”
por mi situación de persona con enfermedad mental. Si alguien me
presentaba a una chica que me atraía, enseguida pensaba “esta chica no
es para ti, recuerda que eres enfermo mental”...
6.1.2. Intimidad
esencial para que una pareja tenga una vivencia satisfactoria. Ló-
gicamente, ambos deberán compartir espacios, tiempos, inquie-
tudes, problemas, divertirse juntos…, pero también deberán pro-
piciar un equilibrio entre la dependencia de la pareja y la
autonomía propia. Este último aspecto no siempre está presente
en las parejas con alguno de los miembros con discapacidad, las
cuales pueden tender a aumentar la presencia del otro debido a la
necesidad de ayuda en momentos en los que debiera primar la
autonomía personal, por lo que alguno de los dos o los dos pue-
den sentir que están aprisionados en la relación.
6.1.4. Descendencia
Está claro que la unión en pareja es una opción, pero no la única. A lo largo
de la historia se han ido viendo diferentes tipos de uniones. Mirando desde
la Antropología se observan uniones más allá de las monógamas entre un
hombre y una mujer, dos mujeres o dos hombres. Hay uniones polígamas,
es decir, la unión de un sexo con varios miembros de otro sexo en sus dos
formas, la poliginia o unión de un hombre con varias mujeres, formato que
sigue existiendo en diferentes culturas y la poliandria, unión de una mujer
con varios hombres; algo menos extendida pero que sigue existiendo.
Hoy en día, en la cultura occidental, la unión predominante es la mo-
nógama, si bien desde los años sesenta y setenta comienzan a surgir otros
142 Sexualidad y discapacidad psíquica
movimientos que cursan con cierta relevancia. Por un lado, los poliamori,
consistente en un grupo de personas que deciden convivir juntos y entre
los cuales los encuentros amatorios son factibles entre todos los miembros
del grupo sin que ello despierte algún tipo de rechazo, celo o malentendi-
do; manteniendo un grupo de “muchos amores”. El término de poliamori
comenzó a popularizarse alrededor de la década de los noventa debido a
ciertos artículos que se publicaron en aquella época.
En este sentido, también se empiezan a establecer uniones de parejas
liberales o parejas que practican el swingering, donde es la propia pareja
la que toma la decisión de poder tener encuentros sexuales con personas
ajenas a la pareja como parte de su funcionamiento interno sin que ello
altere las alianzas y lealtades intradiádicas, algo muy diferente al hecho de
tener un amante donde quedan quebrantados esos límites pactados con la
pareja.
Los jóvenes actualmente utilizan otros términos además de pareja, no-
vio o novia, compañero sentimental o el escuchado amigo con derechos.
Más allá del ligue de un de fin de semana o del amor de una noche de
verano, hay uniones que sin llegar a proyectar metas comunes, producen
encuentros eróticos y ciertos enganches emocionales sin que ello vaya a
producir ningún compromiso a largo plazo. Son el llamado follamigo, esto
es, un amigo cercano con quien de vez en cuando se mantiene algún tipo
de encuentro con el fin de aliviar una tensión fisiológica sexual pero que
no implica ningún tipo de emoción más que el hecho de la amistad, es
como quedar para ir al cine pero en vez de ver una película se juntan los
cuerpos de manera esporádica.
La otra forma es el llamado amigovio, que es la persona que está a ca-
ballo entre un amigo y un novio. Los lazos emocionales que se producen
son mayores y existe la posibilidad de que se configure como pareja de
cara a la sociedad.
Por otro lado hay un grupo de personas que se definen singles (del in-
glés y se traduce como solo), que es algo diferente a la persona que per-
manece soltera por no encontrar alguien de su agrado o por formar parte
de una orden religiosa. Los singles eligen configurar su vida de manera
individual por propia elección.
En todo este entramado de uniones del tipo poliamori, swinger,
amigovios o singles, ¿dónde quedan las personas con discapacidad psíqui-
ca?, ¿qué tipo de relaciones establecen o mantienen?
Se dedica mucho tiempo a ofrecer apoyos en los diferentes aspectos
de la vida diaria como el aseo, el transporte, la búsqueda activa de em-
Pareja y otros encuentros 143
Quizá sea este un debate que siempre ha estado presente en petit comité pero
que cada cierto tiempo vuelve a tomar relevancia de una forma más extensi-
ble a toda la sociedad y en concreto a las personas que se encuentra dentro
de la red de servicios, atención y apoyos a las personas con discapacidad.
En el año 2012 llegó a la gran pantalla de la mano del director Ben
Lewin la película Las sesiones que aborda la historia real de un hombre de
38 años que debido a su discapacidad física necesitaba constantemente un
apoyo extenso en su día a día a pesar de haber superado bastantes obstácu-
los llegando incluso a obtener una titulación universitaria. La cuestión es
que un día se plantea junto con su terapeuta y su consejero espiritual la
opción de querer compartir su erótica con una mujer ya que en más de una
ocasión cuando sus cuidadores le están aseando llega a tener erecciones y
eyaculaciones involuntarias que en vez de serle gratas son vividas de for-
ma angustiosa al no ser lo deseado del momento. Es entonces cuando se
pone en contacto con una professional sex surrogate cuya traducción sería
un sustituto sexual profesional también denominado asistente sexual o
simplemente sex surrogate o surrogate y así poder llevar a cabo ese deseo
trasmitido a los que le rodean.
Pareja y otros encuentros 145
ción sexual, que las personas con discapacidad puedan vivir su sexuali-
dad de una forma libre y satisfactoria (R. González y S. Gonzalo, 2009).
Cabe destacar que, lamentablemente, la mayoría de las personas o ins-
tituciones implicadas en la asistencia sexual parten, casi todas, desde la
discapacidad física (diversidad funcional), puesto que es la propia persona
quien reivindica y lucha por sus derechos, pero en cuanto se habla de dis-
capacidad intelectual, el tema cambia en algo.
Ojalá que también estas opciones se vayan abriendo camino o sim-
plemente planteándose más abiertamente en la discapacidad psíquica, al
menos dando la opción al debate.
7
Apuntes de
psicofarmacología
Desde hace más de un siglo los fármacos se han utilizado para tratar las
diferentes conductas que presentaban las personas con alguna discapacidad
psíquica. A día de hoy sigue siendo frecuente el uso de psicotropos de últi-
ma generación cuando así se precisan.
Estos fármacos pueden presentar ciertos efectos secundarios en la es-
fera de la sexualidad, concretamente en la respuesta sexual, algo que hasta
hace no mucho no se ha tenido en cuenta.
En las personas con discapacidad psíquica, y debido a la no acepta-
ción de su sexualidad durante mucho tiempo o de haber quedado relegada
a un nivel menos importante, no se contemplaban las posibles repercusio-
nes de los psicofármacos en esta esfera.
En el presente capítulo se presenta un breve esbozo de cómo funciona
ese circuito de la Respuesta Sexual Humana (RHS) y cómo puede verse
alterado por algunos de los tratamientos psicofarmacológicos.
152 Sexualidad y discapacidad psíquica
7.1.1. Psicofármacos
– Antipsicóticos o neurolépticos.
– Antidepresivos.
– Estabilizadores del ánimo.
– Ansiolíticos.
– Sedantes.
po, las especialidades médicas y las ayudas que ofrecen se han ido norma-
lizando. Nos obstante, sigue habiendo personas a las que acudir al psiquia-
tra les causa todavía cierto rechazo, lo que hace que sea un estigma más.
Este rechazo es aún mayor si a todo esto se le añade alguno de los po-
sibles efectos que pueden aparecer, como pueden ser:
– Sedación excesiva
– Confusión
– Irritabilidad
– Falta de sueño
– Agitación
– Falta de coordinación en la motricidad fina y gruesa
– Dificultad en el habla. Lengua rígida o con repetitivos incontrolados
– Temblor en manos y pies
– Sequedad de boca
– Excesiva salivación
– Náuseas
– Pulso rápido
– Estreñimiento o diarreas
– Aumento de la sudoración
– Aumento de peso
– Galactorrea
– Ginecomastia
– Retención de líquidos
Y en la esfera sexual:
– Pérdida de la erección
– Alteraciones en la eyaculación
– Priapismo
– Disminución del deseo
– Alteración en la lubricación vaginal
– Ausencia de orgasmo
– Azoospermia
– Amenorrea
– Dolor de las mamas
7.1.4. Alternativas
Claro que para que todo esto ocurra, primero hay que aceptar la sexua-
lidad de las personas con discapacidad y que la persona desee expresarla.
De todas maneras y debido a la amplitud de fármacos existentes en el
mercado farmacéutico, hay medicamentos que facilitan de una forma
mecánica, por ejemplo, la erección. Cabe la opción de valorar con el mé-
dico especialista la posibilidad de si esos medicamentos son compatibles
con los psicofármacos que se están tomando.
Los derechos son normas, resoluciones y también leyes que han sido crea-
dos por organizaciones con reconocimiento internacional, por los Estados, y
cuyo carácter se presume obligatorio o se aspira a ello; por lo que deberían
ser cumplidos por todas las personas, garantizando la buena convivencia de
la sociedad, ayudando a dar respuesta a las dudas y conflictos que puedan
generarse. Las personas por tanto son susceptibles de adquirir ciertos dere-
chos así como obligaciones hacia otras personas; ya que el derecho de una
persona termina donde comienza el de otra, englobando al conjunto de so-
ciedad.
En este capítulo se presentan los principales derechos de carácter se-
xual y reproductivo que se han ido forjando con la idea de dar a conocer
esa base legal y ese reconocimiento de la sexualidad que preocupa a mu-
chos profesionales y familias con respecto a la hora de vivir y expresar su
sexualidad las personas con discapacidad intelectual y enfermedad mental.
- Todas las personas tienen derecho a gozar del más alto están-
dar posible de salud física o mental, que incluye los determi-
nantes esenciales de la salud, y el acceso a la atención de la
salud sexual para la prevención, diagnóstico y tratamiento de
todas las inquietudes, problemas y trastornos sexuales.
el paso del tiempo van a surgir a sus hijos y, por tanto, en el entorno
familiar.
En este sentido, la asociación americana Association for Retard Citi-
zens (Asociación para Ciudadanos con Retraso), formada por padres y
madres de hijos con discapacidad intelectual, redactaron unas pinceladas a
modo de derechos para la sexualidad de sus hijos. Derechos todos ellos
fundamentados en los anteriormente nombrados:
EXIGENCIA
(Alto control)
AUTORITARIO DEMOCRÁTICO
FRIALDAD CALIDEZ
(Bajo afecto) (Alto afecto)
NEGLIGENTE PERMISIVO
PERMISIVIDAD
ERMISIVIDA
(Bajo control)
1. Ser modelos: los seres humanos y, sobre todo los niños, realizan
gran parte de sus aprendizajes por modelado. A través de la obser-
vación irán adquiriendo conocimientos de manera que encontrarán
en la familia y, fundamentalmente, en los padres modelos de hom-
bres y mujeres o modelos de relacionarse en pareja, entre otros.
2. Aceptar y querer a sus hijos tal y como son: proporcionar una re-
lación incondicional para facilitar que desarrollen relaciones segu-
ras con otros y se sientan en ellas confiados y dignos de ser queri-
dos. Además, la aceptación por parte de sus seres queridos
favorecerá también la propia aceptación y la valoración positiva
de la diversidad.
3. Desarrollar una comunicación y mostrar un lenguaje íntimo que
será la base de la intimidad sexual: aprenderán de los padres ma-
nifestaciones afectivas (gestos, miradas...), cuidados que se proce-
san el uno al otro...
4. Aceptar que sus familiares son seres sexuados desde el inicio has-
ta el final de su vida y que, como tal, tendrán manifestaciones eró-
ticas a lo largo de todas las etapas evolutivas.
5. Mostrar espontaneidad y naturalidad en el discurso con temática
sexual: centro de las posibilidades y limitaciones de cada uno, tratar
la sexualidad como un aspecto más de la condición del ser humano.
1. Normatividad
2. Combatividad
3. Comprensividad
Educación sexual desde la familia 185
NORMATIVIDAD
Prohibitividad Permisividad
COMBATIVIDAD
Ataque Defensa
COMPRENSIVIDAD
Empatía Cultivo
A) Actitudes normativas
PROHIBITIVIDAD PERMISIVIDAD
B) Actitudes combativas
C) Actitudes comprensivas
Gran parte de las familias suelen adoptar alguna de las tres primeras
posturas. No obstante, la cuarta será la más apropiada para que el familiar
con discapacidad pueda vivir y expresar su sexualidad de una forma libre,
satisfactoria y ajustada a las normas sociales por las que se rige la comu-
nidad en la que está inmerso. En muchas ocasiones, las familias hacen un
enorme esfuerzo por posicionarse en una disposición de apoyo y empatía
Educación sexual desde la familia 189
Por último, algunos aspectos que ayudan para realizar una buena edu-
cación sexual desde la familia son los siguientes:
D Qué sucede.
D Qué puede ocurrir.
D Qué se puede hacer.
10
Educación sexual desde
los profesionales
Está claro que por lo general cuando se piensa en la palabra sexo, lo prime-
ro que viene a la mente, lamentablemente, es algo que se hace y no ese algo
que se es.
Los programas de educación sexual durante mucho tiempo también
han partido desde esa premisa, centrando la educación sexual en el uso de
los genitales. Lo que produce un mensaje muy pequeño ya que la sexuali-
dad queda reducida a penes y vulvas y al correcto uso o no de ellos y sus
consecuencias, dando un mensaje pobre. Mientras que si se parte de la
premisa de que la sexualidad es el cómo la persona se vive como ser se-
xuado, puede englobar que es posible hacer cosas con los genitales y con
todas las partes del cuerpo. De la otra manera, partiendo desde los genita-
les, difícilmente las personas podrán desarrollarse de forma integral.
Aún peor es hacer talleres de educación sexual sólo para explicar có-
mo son y cómo funcionan los genitales, cuando esto es algo que se puede
explicar en los centros por ejemplo desde asignaturas como Conocimiento
del Medio o Biología de la misma manera que se explican otros aparatos
del cuerpo humano.
Desde este formato y durante mucho tiempo, lo siguen haciendo a día
de hoy diferentes marcas de productos de higiene íntima; se preocupan de
seguir el currículo escolar para acercase en la etapa del último ciclo de
primaria a repasar nuevamente (porque ya se hecho en clase), el cómo son
200 Sexualidad y discapacidad psíquica
y cómo funcionan los genitales para luego dedicar más tiempo al proceso
de la menstruación.
Suelen darse varias situaciones, muchas veces para cuando llega esta
charla muchas de las jóvenes ya han tenido su menarquía y bien desde
casa o bien alguna profesora desde el centro ya ha intervenido, y otra cosa
que suele ocurrir es que en ocasiones se ha llegado a invitar a los chicos
de clase a realizar otra actividad mientras se exponen las cuestiones de
chicas sólo a las chicas.
Esto hace que los chicos sigan sin enterarse sobre qué era eso de la
menstruación pudiendo seguir siendo cuestión de burla de las compañeras
y que además por curiosidad se pongan a jugar con los productos de hi-
giene íntima que la empresa había traído para sus compañeras.
Partir de la sexualidad con la genitalidad es partir de consecuencias en
cuanto a su uso, un uso que se determina como bueno o malo, con secue-
las o sin ellas.
Así se hacen programas y charlas que parten de la prevención. Y
cuando se previene, se hace de cosas malas. Partir del concepto de sexua-
lidad como si de algo malo se tratara es un error de base bastante grave.
Es reducir la sexualidad a lo meramente sanitario.
Los programas suelen dividirse en:
L Autoestima:
- Concepto de sí mismo.
- Figura corporal.
204 Sexualidad y discapacidad psíquica
- Desarrollo de posibilidades.
- Cómo somos, cómo funcionamos.
- Empatía.
- Tolerancia.
- Asertividad.
L Comunicación:
- Sentimientos.
- Emociones.
- Buenas formas.
- Resolución de conflictos.
- Aprender a expresar deseos. Aprender a decir sí y aprender a
decir no forma parte de la expresión de deseos.
- Aprender a tomar decisiones.
- Todas las habilidades sociales.
L Valores:
- Valores de la familia.
- Valores sociales.
- Valores personales.
en las citas donde aprender a interactuar con personas de uno u otro sexo
(Hansen et al., 1998; Rice, 1997; Oliva, 1999).
Para desarrollar estos objetivos y contenidos hay infinidad de técnicas
posibles como:
— Torbellino de ideas.
— Grupos de discusión.
— Juegos.
— Video fórum.
— Historias encadenadas.
— Estudio de casos.
— Role playing
– Aprender a ser.
– Aprender a conocer.
– Aprender a hacer.
– Aprender a convivir.
L Aprender a ser:
L Aprender a conocer:
- El propio cuerpo.
- El cuerpo del otro.
- Cómo funcionamos.
- Cómo nos relacionamos.
- Cómo sentimos.
- Cómo nos vivimos.
- Cómo nos expresamos como mujeres y como hombres.
L Aprender a hacer:
- Aprender a entenderse.
- Aprender a dialogar.
- Aprender a negociar.
- Aprender a expresar necesidades eróticas y afectivas.
En todas las fases hay un eje común denominado el camión de las re-
formas que imprime un carácter dinámico puesto que el proceso de sexua-
ción como persona es un continuo cambio.
De esta manera se puede intervenir desde cualquiera de las líneas de
trabajo y en cualquier momento del proceso de la persona; justo centrando
los contenidos adecuados a esa persona en ese momento evolutivo.
Una manera sencilla de entenderlo es mirando con detenimiento la fi-
gura 10.2 donde se observan los componentes y cómo no se puede esta-
blecer el principio y el fin.
Para explicar el modelo, los autores toman el símil de la construcción
de una casa. Para la construcción de una casa, será necesario tener unos
buenos materiales (habilidades, conocimientos) y una parcela adecuada-
mente acondicionada de manera que el terreno donde se edifique sea firme
(actitudes). Todo esto contribuirá a que la casa tenga unos buenos cimien-
tos y sea sólida. También será importante dejar un espacio en la parcela
para posibles ampliaciones ya que la casa puede sufrir modificaciones a lo
largo del tiempo, crecer o evolucionar.
Será importante también pararse a pensar qué cosas hay dentro de la
casa, qué se quiere cambiar o poner nuevo, por qué se coloca ese mueble
en un lugar en concreto…, así como conocer el vecindario, es decir, el
resto de casas que rodean (otras personas sexuadas).
Por tanto, habrá que observar cómo se va configurando el interior: los
problemas con las cañerías, los cambios en los colores en las paredes, con
poca o mucha decoración o dependiendo del momento de la persona. Sin
olvidar que todo eso hay que compaginarlo con el exterior donde hay
otros edificios, otras parcelas, otras personas en continuo cambio y proce-
so de construcción, incluso casas adosadas.
Plantearse todas estas cuestiones contribuirá a que el desarrollo de
nuestra casa y la relación con el resto de casas sea satisfactoria.
11
Caminando hacia una
sexualidad libre
y satisfactoria
Son bastantes las décadas, siglos, los que hay encima de las mesas sobre el
trabajo de la sexualidad. Dependiendo de cada época, ésta ha sido tratada o
maltratada de distintas maneras persiguiendo diferentes objetivos como
prohibir, permitir, culpabilizar, enfermar, liberar, extasiar, entorpecer, vio-
lentar, cultivar, incentivar o, incluso, discriminar.
La sociedad es cada vez más sabia, con mayor capacidad de descubrir
o inventar donde lo que prima es la excelencia y el reconocimiento social.
Una sociedad que, prácticamente, tiene resuelto el genoma humano y
otras claves de la existencia humana desde donde se podrá dar solución a
las enfermedades denominadas enfermedades raras, así como ayudar se-
guramente al entendimiento sobre por qué se producen ciertas discapaci-
dades o enfermedades mentales y que hasta ahora son sólo suposiciones.
Es una sociedad que plantea grandes esperanzas pero que, sin embar-
go, es más competitiva, busca más las situaciones cómodas y placenteras
y aparca las limitaciones humanas o intenta ponerles remedio a través de,
como se ha dicho, los avances científicos. De manera que estos avances
científicos no tienen como fin ayudar a la integración sino que pretenden
eliminar la discapacidad en los futuros nacimientos.
212 Sexualidad y discapacidad psíquica
– Se les considera niños o niñas sin sexualidad, por lo que son seres
asexuados, ángeles.
– Su sexualidad será salvaje e incontrolable si la hacen pública. Son
considerados demonios.
– Frente a otras personas resultan poco atractivas sexualmente. Pe-
ro… ¿frente a qué personas?
– No deben tener o formar pareja, debido a su discapacidad. Y, en
numerosos casos, no se les considera capacitados para constituir
un núcleo familiar o tener descendencia, por miedo a que esos hi-
jos puedan nacer con algún tipo de discapacidad.
– En el caso de tener hijos, éstos nacerán con una discapacidad. No
necesariamente, hay causas etiológicas de la discapacidad que to-
davía no se conocen, así como otras que son adquiridas en los
primeros meses o años de vida incluso durante el parto. Otra cues-
tión diferente es si se cuenta con los apoyos necesarios para ello.
Caminando hacia una sexualidad libre y satisfactoria 213
Frente a estos mitos que se dan y otras ideas hacia las personas con
discapacidad, habrá que fomentar determinados valores que ayuden a que
la sexualidad en estas personas se vea como algo natural y no sea un tema
tabú ni sea silenciada.
Merece especial atención la consideración y trato como niños que ge-
neralmente se suele dar a las personas con discapacidad psíquica. Es decir,
no se les trata como a personas adultas una vez alcanzada esta etapa de la
vida, por lo que se les tiende a hablar con un leguaje y un tono suave y
armonioso, además de continuos gestos de cariño en todo tipo de ambien-
tes sociales, es una constante infantilización. Cada persona tiene sus eta-
pas vitales (niñez, juventud, adultez y vejez). Si no se deja que una perso-
na se desarrolle plenamente en cada una de estas etapas, se está haciendo
de ellos personas sin ningún tipo de valores ni autoestima, habilidades
sociales… necesarias todas ellas para el desarrollo del individuo a nivel
personal y social.
En las personas con algún tipo de discapacidad es importante que se
den comportamientos sociales estandarizados, tratarlos como corresponde
en cada etapa de su vida, sabiendo y siendo conscientes de que maduran,
crecen y se desarrollan a medida que pasa el tiempo y observan su entorno a
través de las diversas relaciones que establecen con el medio. De lo contra-
rio, se estará impidiendo que aprendan a desenvolverse en otros medios por
lo que sus conductas serán inmaduras, ya que es esto lo que ven día a día.
A esta idea de eternos ángeles, seres asexuados, se le suma el mito de
que su sexualidad se da de manera salvaje y sin control, sin ningún tipo de
limitaciones. Pero la realidad es otra y lo cierto es que esto no sucede de
esta manera. Al igual que todas las personas consideradas por la sociedad
como “normales”, aquellas que tienen algún tipo de discapacidad también
deben poder vivir libremente su sexualidad, cuando, con quien quieran y
como quieran.
214 Sexualidad y discapacidad psíquica
vivan como personas sexuadas, y evitar de este modo todos esos mitos
que provocan miedos, temores… a que muestren una sexualidad más
desajustada.
Es cierto también que las personas con discapacidad pueden necesitar
depender de otras personas para el desarrollo de su vida diaria (ducharse,
vestirse…) pero no de manera sobreprotectora y sí fomentando la promo-
ción de la autonomía personal.
Habrá que enseñar y dar información, para que aprendan a ser todo lo
autosuficientes que su discapacidad les permita, por lo que podrán adqui-
rir determinadas habilidades sociales que les permita solucionar situacio-
nes problemáticas o no que les puedan surgir a lo largo de su vida diaria.
Para evitar que se den situaciones desagradables como es el tema del
abuso de carácter sexual o el maltrato, que se generen comportamientos
sexuales desajustados o que las actividades sexuales deriven en embarazos
no planificados o contagios de infecciones de transmisión genital, se debe
educar sexualmente desde el principio, antes de que sea demasiado tarde,
evitando así muchas de las circunstancias que se generan. Para ello, es
fundamental no posponer o evitar darles las respuestas a las preguntas que
hacen o a las dudas e inquietudes de los hijos o educandos.
Es necesario adaptarse, en primer lugar, a la capacidad y ritmo de
aprendizaje de cada persona, puesto que no todas tienen la misma capaci-
dad o rapidez para aprender. También hay que tener en cuenta que muchas
veces este aprendizaje y su contenido es pobre, debido a que los padres no
tienen conocimientos suficientes al respecto. También influye en esta
educación que los hijos aprendan de un modo u otro esta educación se-
xual, dependiendo de la edad generacional de los padres, es decir, un pa-
dre que haya crecido o se haya criado con una educación más tradicional,
trasmitirá esa educación que él ha recibido a sus hijos, de manera que la
educación que transmitirá es la de una sexualidad como algo malo, algo a
lo que no pueden acceder y rechazar a toda costa, mientras que unos pa-
dres con ideas no tan tradicionales podrán transmitir a sus hijos la idea de
una sexualidad buena, pero siempre informando de unas prácticas seguras,
para que puedan vivir su sexualidad de manera libre.
Para que se dé una buena educación sexual, es importante que las per-
sonas implicadas en la educación del individuo dispongan de recursos y
de apoyos, y que no se deje de lado la sexualidad, porque cuanto se quiera
tratar el tema con los hijos probablemente ya sea demasiado tarde.
También es necesario saber el tipo y grado de discapacidad de la per-
sona, lo que no implica que no se dé esa información y educación sexual,
218 Sexualidad y discapacidad psíquica