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La política ambiental es un cuerpo coherente de medidas y decisiones legales e institucionales que

se toman con el objeto de preservar, proteger y mejorar el medio ambiente. Pueden ser
adoptadas a nivel macro por los gobiernos y las organizaciones internacionales, o por empresas e
instituciones públicas y privadas.

Con estas se busca evitar que las actividades humanas tengan impacto negativo sobre el medio
ambiente o un ecosistema en particular vulnerable. Mediante la adopción de una política
ambiental se adquiere el compromiso jurídico de proteger el ambiente.

La política ambiental se establece a través de normas constitucionales o leyes, decretos,


reglamentos y otros instrumentos legales. De esta forma se garantiza la observación, adopción y
debido cumplimiento por parte de las instituciones y personas que habitan un territorio o país.

Los problemas que tratan de resolver están vinculados con la contaminación del aire, las aguas o
los suelos. Asimismo, con la gestión de residuos sólidos, el mantenimiento de la biodiversidad y
cuidado de los ecosistemas, y la protección de los recursos naturales, la flora y la fauna, sobre
todo de especies en peligro de extinción.

Las regulaciones de sustancias tóxicas (desechos industriales, residuos radiactivos, plaguicidas) y el


desarrollo y tratamiento de la energía son temas de la política ambiental. Los problemas más
urgentes de resolver a través de estas políticas son la escasez de agua y alimentos, el cambio
climático y la llamada paradoja de la población.

La política ambiental sirve para regular y mejorar la gobernanza ambiental con el objetivo de
reducir los daños al medio ambiente.

Es un medio eficaz para dirigir y supervisar actividades humanas que pueden eventualmente
resultar perjudiciales al medio ambiente.

Este tipo políticas son necesarias en los países porque generalmente los valores ambientales no
son tomados en cuenta dentro de los planes y decisiones organizacionales, como consecuencia del
ahorro de recursos y la infravaloración de los recursos naturales como bienes esenciales.

Sirve para impulsar el desarrollo sostenible del planeta bajo los principios de responsabilidad
medioambiental y prevención, coherencia y cooperación.

Procura la sustitución de sustancias peligrosas y contaminantes por productos o servicios con igual
valor energético, pero más eficientes.

Establece responsabilidades sobre las empresas y personas que contaminan el ambiente,


haciéndoles pagar para indemnizar o mitigar los daños ambientales.
La política ambiental se basa en los resultados de investigaciones científicas; por lo tanto, es
segura, necesaria y viable.
Política ambiental en México

No fue sino a partir de los años 80 cuando el Estado mexicano comenzó a prestarle atención a este
tema y adoptó las primeras líneas de una política ambiental.

Fueron varias las razones que llevaron al gobierno a interesarse por la creciente crisis ambiental. El
tema ambiental fue incorporado a la agenda política por varios problemas que coincidieron.

Durante este período se sucedieron una serie de catástrofes naturales y otras generadas por la
industrialización del país con graves consecuencias sociales. Se produjo una disminución del
intervencionismo estatal como consecuencia del modelo neoliberal que se implantó en México.

El Estado perdió influencia en la determinación del empleo y el salario, como había sido
tradicionalmente, a la vez que se afianzaron las tendencias mundiales hacia lo ecológico y el
crecimiento de un mercado ambiental.

Desde el punto de vista jurídico, en la década anterior y hasta 1984, el Estado manejó el tema
ambiental muy tímidamente a través de la Ley Federal para Prevenir y Controlar la Contaminación
Ambiental aprobada en 1971. La administración y las decisiones ambientales emanaban de la
Subsecretaría de Mejoramiento del Ambiente.

Luego se creó la Subsecretaría de Ecología y finalmente, en 1983, la Secretaría de Desarrollo


Urbano y Ecología, SEDUE.
Planes ambientales e instrumentos jurídicos

Durante el gobierno del presidente Miguel de la Madrid se aprobó el Plan Nacional de Desarrollo
1983-1988, en el que por primera vez fue incluido el tema ambiental. Se mencionó como un factor
del desarrollo social y económico del país.

El plan estableció estrategias en tres direcciones: promover el uso racional de los recursos
naturales, la adopción de nuevas y más eficientes tecnologías y frenar el constante crecimiento
urbano en los centros urbanos de mayor concentración: CDMX, Monterrey y Guadalajara.

No obstante, en el año 1983 la conservación del ambiente y el uso de los recursos naturales
adquirieron rango constitucional. La reforma del artículo 25 de la Constitución estableció que la
explotación económica de los recursos naturales debía procurar su conservación.

Ese mismo año también fue firmado entre México y Estados Unidos el Convenio para la Protección
y Mejoramiento del Ambiente en la Zona Fronteriza.

Un año después, el primer artículo de la Ley Federal del Ambiente fue reformado; se fijó el
compromiso del Estado en la aprobación de normas para la defensa del medio ambiente, que no
figuraba en la ley.
En 1987 la obligación del Estado de preservar y restaurar el equilibrio ecológico adquirió también
rango constitucional. Se reformaron los artículos 27 y 73 de la Constitución mexicana.

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