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La contaminación ambiental producida por los residuos peligrosos puede ocurrir

en cualquiera de las fases de gestión de los mismos en la generación, el


almacenamiento, el transporte, tratamiento y la disposición final. Se identifican
básicamente tres tipos de liberación de contaminantes:
Descargas controladas, tales como emisiones resultantes de las etapas de
generación, tratamiento y disposición final (por ejemplo: lixiviados, efluentes o
emisiones gaseosas).
Descargas no controladas o derivadas de prácticas inadecuadas de tratamiento y
disposición de residuos (por ejemplo: vertidos a cursos de agua, enterramientos,
operación inapropiada de vertederos o quemas a cielo abierto).
Descargas accidentales durante el almacenamiento, transporte y operaciones de
manejo en general (incluye incendios).
La ocurrencia de estas descargas (tipo y magnitud) estará muy ligada al grado de
avance en materia de gestión de residuos peligrosos, en particular la existencia de
marcos regulatorios y procedimientos de control, así como la eficacia de los
mismos.
La aplicación de tecnologías adecuadas para el tratamiento y disposición final de
residuos y la adecuada operación de las mismas, asegura que las emisiones al
medio ambiente sean tales que no impacten negativamente al medio receptor. Por
otro lado, al disponer de procedimientos estrictos para el almacenamiento y
transporte, con planes de contingencia, las probabilidades de liberación de
contaminantes por descargas accidentales se ven reducidas.
Finalmente, si existen procedimientos de control eficaces las descargas no
controladas y las prácticas inadecuadas suelen ser mínimas.

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