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Oswaldo Reynoso: “Me da asco cuando


escucho que el peruano es pacífico”
Gerardo Saravia (/ideele/listado/colaboradores/gerardo-saravia) Editor de la Revista Ideele
Patricia Wiesse (/ideele/listado/colaboradores/patricia-wiesse) Directora de la Revista Ideele

Ideele Revista Nº 248 (ht t ps://r evist aideele.c om/ideele/r evist a/248)

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(ht t ps://revist aideele.com/ide


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o-lima-gris.jpg)
(Foto: El Peruano)

Le llaman el verdadero transgresor de la literatura peruana; resaltan la agresiva belleza de su prosa. Pero
hace 50 años dijeron que sus libros eran obscenos y que había que arrojarlos a la basura. Las editoriales
pequeñas lo publican y los escolares de provincias leen sus libros. Él se llama a sí mismo el bestseller
clandestino del Perú.  Habla como profesor y como el marxista convicto y confeso que nunca ha dejado de ser.
Utiliza un papel a manera de pizarra y enumera sus ideas con orden y precisión. Su abundante cabellera blanca
sigue inalterable y tiene una cicatriz en la nariz producto de una reciente intervención para eliminar un cáncer de
piel.

Hola Oswaldo.
Los he cit ado en est e café que es un lugar abiert o porque no me gust a que me t omen fot os con los
libros de mi bibliot eca, eso me parece una gran huachafería. Es como si ent revist aran a un general y
ést e se t omara una fot o frent e a sus t anques. También los hubiera podido invit ar a una cant ina.

¿Cuál es t u lugar pr ef er ido?


El S apo de Oro que queda en Breña, entre Orbegoso y Varela. En los años 50 y 60, existían las famosas
ramadas que eran restaurantes grandes con mesas y rocolas, y la gente se reunía para conversar y jugar sapo
y cacho. En cada barrio había una. Ahora solo queda ésa en Breña y hay otro en La Mar en Pueblo Libre. A la
entrada hay una registradora antigua y la radiola tiene toda la colección de la música de la S onora Matancera,
rancheras y valses antiguos.

Ahora los bares y cafés se est án uniformizando.


Igual que las ciudades de provincias. Son pocas las que conservan el perfil ant iguo. Uno est á en una
calle de Chiclayo, de T rujillo o de Piura y parece que est uviera en Lima. Las mismas farmacias, las
mismas pollerías. Solament e el cent ro de Huamanga, el de Cusco, el de Arequipa y part e de
Moquegua se conserva.

Eso se llama globalización.


Sí, en el proceso de globalización hay dos fact ores: Los que globalizan y los globalizados, que somos
nosot ros. Eso hace que perdamos nuest ra caract eríst ica nacional. Yo no hablo de ident idad porque
no creo que exist a una única en el Perú. Acá nada se puede generalizar. Por ejemplo, t enemos el
caso de los jóvenes frent e a la ley del t rabajo. Se habla del poder joven, pero habría que pregunt arse
hast a qué punt o los jóvenes de los conos han t enido voz en las prot est as. Yo he vist o a los
represent ant es que pert enecen a una clase media acomodada. Ellos no van a plant ear cuest iones
de fondo como el problema del agua, del desagüe, de la vivienda, de los est udios. No van a dañar la
est ruct ura del sist ema.

Pero reconoces que lograron parar el proyecto de ley.


Eso ha sido bueno. Yo me inicié en la docencia cuando t enía 22 años y siempre he est ado en
cont act o con la juvent ud. Me he encont rado con jóvenes que eran muy violent os, ext remist as,
convert idos en empresarios. Muy pocos persist en en la línea. Lo que vale es la posición que se t iene
dent ro del proceso económico y product ivo de un país.

Hablemos sobre libros. Hay nuevos autores y un crecient e movimiento lit erario. ¿Ves con buenos
ojos el rumbo que est á tomando la lit erat ura peruana?
En est e moment o se propician novelas y cuent os en los que los personajes pobres o provincianos, a
t ravés de su esfuerzo y su ubicación, llegan a un gran sit ial.

Te refieres a las novela Cont arlo todo, de J eremías Gamboa.


Gamboa es el ejemplo. Ha recibido el apoyo de Vargas Llosa porque él defiende est e sist ema. Pero
yo creo que si Vargas Llosa la hubiera leído con at ención no hubiera dicho que es una buena novela.
Se ha dejado ganar por lo mismo que siempre crit icó en los izquierdist as que t ransformaban la
lit erat ura en un arma de combat e.

¿Qué es la lit erat ura para t i?


La lit erat ura es un art e, y un art e es la consecución de la belleza. Como element os para crear esa
belleza la pint ura ut iliza el t razo, los colores. La lit erat ura ut iliza t res element os: la imagen, la
palabra y la est ruct ura. Si en un t ext o llamado lit erario no hay un t rabajo est ét ico sobre uno de
est os element os puede t ener cualquier nombre, pero no es lit erat ura. En la Feria del Libro de T rujillo
me t ocó est ar en una mesa redonda con un escrit or mexicano y él dijo que t oda la vida había sido
periodist a polít ico, que había hecho report ajes sobre figuras polít icas, pero se dio cuent a de que
algunas cosas se le habían quedado y decidió escribir una novela en base a ellas. Ent onces cuando
me t ocó hablar le dije que él no había escrit o una novela, sino lo que le sobró de los report ajes con
una est ruct ura de novela. Yo le llamo a eso una novela bast arda.

Eres cat egórico con algunos t emas. No negocias con lo que crees.
Una vez me pregunt aron de qué t rat aba la novela que había publicado. Yo cont est é que la lit erat ura
no “t rat a”, en cambio un libro de hist oria y de economía “t rat a”. Una obra de art e est á hecha de t al
manera que va a despert ar en el lect or una sensación de placer que le va a llevar a un mayor
conocimient o de él y del mundo.

¿Ni en t us más duros momentos de marxist a t e ha jalado el realismo socialist a, ese est ilo
soviét ico de escribir?
No, hay que verlo de est a manera: Marx t uvo el proyect o de escribir el segundo t omo de El Capit al
para hablar de la superest ruct ura, específicament e sobre la cult ura y el art e. Nunca lo escribió. El
año 30, un grupo de marxist as alemanes, ent re los que est aban Lukács y Goldmann, t rat a de
est udiar la est ét ica marxist a. En El Capit al, Marx dice que los moment os culminant es del art e se
dieron en Grecia que era una sociedad esclavist a. Ellos junt an t odas sus referencias sobre el art e y
en base a ellas est ruct uran lo que Marx pudo haber dicho sobre el t ema en el libro que no escribió.
Si bien es ciert o que el art e pert enece a la superest ruct ura, es una producción humana que
t rasciende la est ruct ura. Por ejemplo, Vivaldi, Bach y Mozart compusieron misas que en ese
moment o t enían una funcionalidad social porque se ejecut aban en las iglesias, pero su t alent o
est aba por encima de eso. Por eso es que esas misas ahora se ejecut an en audit orios. Ot ro
ejemplo: Cuando St alin propone una reforma profunda en el agro y dice que con ella se llegaría
direct ament e al socialismo, Pablo Neruda se ent usiasma y hace una oda. A los cinco años, St alin
reconoce que ese proyect o fue un fracaso. ¿En qué quedó la oda?

Ant es se hablaba del ar t e como un inst rumento de combat e.


Siempre ha sido eso. Pero lo fundament al no es que sea un arma sino una gran realización est ét ica
que va a quedar.

Muchos escritores de izquierda cayeron en lo panflet ario; algunos en lo simplón.


Hay en el Perú escrit ores que dicen que t ienen una ideología de izquierda. Escriben una novela y se
la ent regan a las t ransnacionales que sacan un libro, lo ponen en librerías exclusivas a un cost o que
no baja de 60 soles. ¿Para quién est á escribiendo ese escrit or? ¿En qué quedó su izquierdismo?
¿Creen que un joven de Huaycán va a t ener pasaje para ir a la librería y 60 soles para comprar esa
novela? Todos t enemos una concepción ideológica que es la forma cómo vemos el mundo. Y ést a
se refleja en el t ít ulo del libro, en el t ema, en cómo se est ruct ura una frase. Yo procuro que mis
libros se vendan a 10 o 15 soles, más no. No ent ro en cont act o con ninguna edit orial que quiera
publicar mi libro a 60 soles porque fundament alment e yo escribo para la gent e del pueblo.

¿Hay una t endencia a que est as grandes editoriales est andaricen las formas y los t emas?
Ést as quieren una lit erat ura fácil de t raducir, de personajes que llaman “universales”, cuando la
universalidad est á en uno mismo, en su propio pueblo. Alguien decía:“pint a t u aldea y est arás
pint ando el mundo”. Quieren novelas policiales o de t error con un lenguaje que t odos comprendan,
cuando nosot ros t enemos un lenguaje rico.

Nada más alejado del ar t e social que Proust y En busca del t iempo perdido, t u libro preferido.
No crean. Hay fragment os en la obra de Proust en los que se refiere a las conversaciones que t iene
con la señora que lo at iende. Proust se det iene en las palabras de est a señora que es de una zona
campesina de Francia, y t iene páginas ext raordinarias sobre el valor de sus expresiones populares.

¿Pero no piensas que la visión de la lit erat ura peruana y de los autores que la represent an se ha
ampliado?
El año pasado el Minist erio de Cult ura seleccionó a los que irían a la Feria del Libro de Bogot á, que
est uvo dedicada al Perú. Yo dije que una delegación que represent e al Perú debió est ar int egrada por
represent ant es de la lit erat ura quechua, aymara, amazónica, afroperuana, china y japonesa.

Pero pudo ser peor. Se t e incluyó a t i y a J ulián Pérez.


Los dos nada más. A t al ext remo que en Bogot á me pregunt aban en qué país vivía porque llegaron
delegados peruanos que vivían en Est ados Unidos y en Europa. Y luego, parecía una feria organizada
por las t ransnacionales del libro peruano: t odos sus aut ores est aban allí. A mí me dieron 45 minut os
para hablar sobre el cuerpo en una mesa redonda. En cambio, Alonso Cuet o t uvo ocho
present aciones y Roncagliolo t uvo ocho present aciones. La encargada de la feria fue la hija de
Oquendo y la coordinadora fue la hija de Mirko Lauer. En grandes cart eles est aban las fot os de
Gabriela Wiener y Roncagliolo. Ellos no represent an la lit erat ura peruana. ¿Dónde est aban los grandes
aut ores de provincias?

(ht t ps://revist aideele.com/ideele/sit es/default /files/40.jpg)

En Bogotá me preguntaban en qué país vivía


porque llegaron delegados peruanos que vivían
en Estados Unidos y en Europa. Y luego,
parecía una feria organizada por las
transnacionales del libro peruano: todos sus
autores estaban allí

¿Nos podrías mencionar algunos?


En Arequipa hay un gran narrador que se llama Orlando Mazeyra. Pueden leer sus crónicas y cuent os
en la revist a de Hildebrandt . T iene un libro que se llama Mi familia y otras miserias. En Chimbot e est á
uno de los más grandes escrit ores peruanos: Fernando Cuet o, que ha escrit o Ese camino existe.
Cueto es el mismo que fue policía.
Sí. Yo no soy crít ico, simplement e soy lect or, pero me parece que es la mejor novela que se ha
escrit o sobre los años de violencia en el Perú. Es la mejor por el lenguaje, por las imágenes. Ahora
est oy leyendo una magnífica novela suya, El diluvio de Rosaura Albina, que t iene unas 600 páginas. En
el prólogo se dice que es como el Canto de Sirena  del nort e. A mí no me parece. La novela de Goyo
Mart ínez es más un document o ant ropológico. Ést a no.

Como El zorro de arriba y el zorro de abajo de Arguedas.


La visión de Arguedas era de t urist a. Fernando Cuet o escribió Lancha Varada, que habla de los
burdeles de Chimbot e y cómo ést os se van hacia la periferia conforme Chimbot e va creciendo con
la pesca. Aparecen personajes del submundo de la prost it ución de Chimbot e. Después, en Iquit os,
Cayo Vásquez t iene una magnífica novela que se llama Hostal Amor. En T rujillo est á Mauricio Málaga,
que ha escrit o una novela casi de avent ura sobre la vida de los que est án en las esquinas y hacen
malabarismos. El diario de un chiquillo de 18 años que se va a viajar por Lat inoamérica. No es el
t ema lo bueno, sino las imágenes que ut iliza, cómo cuent a la hist oria.

¿Qué opinas de la obra de Diego Trelles?


La primera novela me gust ó mucho: El círculo de los escritores asesinos. Bioy me parece muy
enredada, quiso met er t odo. Pero es un buen escrit or, t iene past a.

Tú has dicho que la polémica criollos-andinos es una tont ería, pero definit ivament e hay una
marginación de los provincianos.
Hay un escrit or que present ó una novela a una de est as edit oriales. La novela la enviaron a España,
desde donde recibe una cart a en la que le dicen que est aban int eresados en publicarla, pero que
t enía que quit ar muchos peruanismos y que debía darle ot ro perfil a los personajes. Él lo rechazó.
Est á claro que no las publican porque quieren novelas llanas, con lenguaje llano y que no cuest ionen.
Todo est á armado. Juan Marsé, el escrit or español, fue miembro del jurado de Planet a cuando se
present ó Jaime Bayly, y él cuent a que ant es del concurso Bayly lo invit ó a t omar un t rago. Mient ras
conversaban le dijo que Planet a le había asegurado que le darían el premio, pero que el problema era
que t odavía no había t erminado de escribir su novela. Por ese mot ivo Marsé renunció a ser jurado.
Est á t odo amañado.

¿Por qué si las t ransnacionales andan en busca de t alentos, marginan a estos escritores que
son buenos?
Porque no t ienen las condiciones que ellos exigen.

¿Qué opinas del escritor “profesional” que escribe una novela por año?
Yo soy un escrit or profesional, pero no soy un escrit or ganapan. Ést os últ imos son los que negocian
con las edit oriales para escribir una novela cada año. Yo soy creador.

Tuvist e un silencio lit erario de 23 años.


No publiqué, pero sí escribí. Tengo escrit as más de dos mil páginas en mi casa.

Y cada vez que publicas causas revuelo.


Est e año se cumplen 50 años de la publicación de En octubre no hay milagros. En esa época empleé
varios t érminos que los crít icos llamaron “jerga del hampa”, pero cuando llegué de Arequipa a Lima,
yo no me junt é con hampones sino con jóvenes de los barrios pobres de Lima. De ahí saqué ese
vocabulario. Hay una doct ora lexicógrafa en San Marcos que se llama Luisa Port illo. Ella ha hecho un
t rabajo de invest igación y ha señalado que por lo menos 15 o 20 t érminos de Los inocentes ya est án
en la Academia. A esos t érminos les ha dado el nombre de léxico popular peruano, no jerga del
hampa.
Tú fuist e uno de los int egrant es del legendario Grupo Narración.
No lo int egré, lo fundé. El año 1954 egresé como profesor y al año empecé a enseñar en La Cant ut a.
En 1960 el Parlament o, dominado por los aprist as, da una ley universit aria que la rebaja a un simple
inst it ut o dependient e del Minist erio de Educación. Ent onces hubo una prot est a comandada por
Walt er Peñaloza. Ent onces eran profesores en Humanidades Washingt on Delgado, Javier Sologuren,
Aníbal Quijano, Luis Jaime Cisneros, José María Arguedas, Alejandro Romualdo Valle, Juan Gonzalo
Rose y Eleodoro Vargas Vicuña. Nos declaramos en rebeldía y t omamos La Cant ut a. El gobierno dio
una resolución por la que nos cesaba. A mí me cont rat aron en Venezuela y en ese país redact é un
manifiest o. Después de dos años llegué a Lima y en el Palermo convoqué a algunos amigos para que
lo leyeran. Est uvieron de acuerdo. Les propuse formar el grupo y sacar una revist a. Publicamos t res
números.

¿Y cómo pudo haber t enido t anto impacto un grupo que solo duró cuat ro o cinco años?
Creo que porque nos plant eamos la gran pregunt a de cómo un grupo de escrit ores de clase media
provinciana podíamos escribir en un país en el que había 50% de analfabet os. Yo propuse hacer lo
que hizo Mariát egui: t ener una línea ideológica pero abrir las páginas a t odos los que quisieran
escribir. Cont act é a jóvenes escrit ores y muchos de ellos publicaron por primera vez en la revist a.
Por ejemplo, Hildebrando Pérez, Juan Morillo, Eduardo Gonzáles Viaña, Gregorio Mart ínez, August o
Higa. José Wat anabe publicó su primer cuent o que se llamaba T rapiche. Nos reuníamos en el
Palermo y en la casa de Vilma Aguilar, la esposa de Miguel Gut iérrez. El núcleo duro éramos nosot ros
t res.

Tu relación con Miguel Gut iérrez era est recha. ¿Qué los alejó?
No sé. Él se alejó. En realidad, yo t enía más amist ad con Vilma. Yo la vi a ella en China y me volví a
encont rar con ella ant es de que la t omaran presa. Era una excelent e persona, cant aba muy bien y
t enía un espírit u de dirigent e.

¿Qué hacía ella en Narración?


Nos ponía en regla. Era la administ radora.

¿Tuvieron comunicación con Hora Zero, el grupo emblemát ico de los 70, que t ambién recoge las
expresiones de la calle?
Sí t uvimos, pero t uve una discrepancia con ellos porque en un manifiest o sost uvieron que querían
t omar la Casa de la Cult ura. Nuest ra posición no era esa. Todo Est ado t iene una polít ica cult ural que
se manifiest a a t ravés de sus organismos oficiales y nosot ros no queríamos t ener nada que ver con
ella.

¿Cómo ha sido t u relación con Vargas Llosa a lo largo del t iempo?


Siempre he t enido una buena relación con él. En el año 1976 yo era vicerrect or de La Cant ut a y ese
año los milit ares t omaron la universidad, así que acept é una propuest a de la embajada china y me
fui a t rabajar como profesor y correct or allá. Después de dos años regresé de vacaciones y
encont ré que se est aba preparando una gran huelga cont ra Morales Bermúdez y uno de los pedidos
era que se reabra La Cant ut a. Yo no me involucré porque est aba con mi familia, pero una noche
est aba en El Palermo y me t omaron preso. Me llevaron al últ imo piso de la prefect ura a una celda
grande donde había una concent ración de dirigent es. Mi hermana est aba preocupada. Se ent eró por
el periódico de que Vargas Llosa est aba en Lima como represent ant e del Pen Club mundial. Él le
cont est ó y le dijo: “Yo me voy a int eresar de inmediat o porque Oswaldo es un buen escrit or y es mi
amigo”, le dijo. Ent onces llamó al minist ro del int erior, Richt er Prada y me liberaron.

Vargas Llosa fue uno de los pocos que t e defendieron cuando salen t us primeros libros y los
calificaron de obscenos, pornográficos y que deberían t erminar en la basura.
Me defendieron Washingt on Delgado, Sologuren, Arguedas, Salazar Bondy, Baquerizo y Vargas Llosa.
Pasados los años me encont ré con él y le agradecí. También lo llamé después de mi det ención y me
dijo que él me t enía consideración porque yo era un escrit or marxist a que me había ido a t rabajar a
un país socialist a, y no como ot ros que se iban a t rabajar a los países imperialist as.

¿Te sorprendió la reacción de la crít ica frent e a Los inocent es?


Desde los quince años he escrit o lo que sient o y veo. Tuve una buena formación en primaria, aunque
me malograron el espírit u con la religión. En mi casa t enía una magnífica bibliot eca. Mi padre era un
buen lect or. Escribí Los inocent es y para mí fue una gran sorpresa la reacción que se produjo en
Lima. No me explicaba por qué. At acaron mis libros por el lenguaje que ut ilicé, porque hablaban de
sexo y porque no ent endían si Los inocent es eran cuent os o una novela. “¿Qué mierda has hecho?,
me decían, porque est aban acost umbrados a que el cuent o t uviera ciert a est ruct ura, y eso es lo
que hacen ahora en los t alleres.

¿Qué t e conduce a la rupt ura de cier t as reglas y a la experiment ación con el lenguaje?
Encont ré la clave en El origen de la t ragedia de Niet zsche. Él habla del dios Dionisio que encarna la
orgía, el desenfreno. Est e dios llegó a Grecia donde est aba Apolo, que es el orden, la quiet ud. Los
griegos quisieron encadenar a Dionisio. Por eso es que Arist ót eles escribe La ret órica y La república
para poner orden y reglas. Todo el art e ha sido la lucha de Apolo cont ra Dionisio. Niet zsche habla de
una anarquía est ét ica, de la dest rucción de las formas. Yo le agrego a eso una orgía de
sensaciones.

¿Fuist e y todavía eres un rebelde?


Mi act it ud se explica porque mis padres nacieron en Tacna, bajo la dominación chilena, y después de
una serie de peripecias se encont raron en Arequipa. Tenían cost umbres chilenas y un grupo de
arequipeños les empezaron a llamar “los chilenos”. En la rebelión del año 1955 mi casa fue invadida
por las fuerzas del orden, y a mi padre lo t omaron preso acusándolo de espía chileno. Eso lo afect ó
mucho y ant es de morir me agarró la mano y me dijo: “Oswaldit o, recuerda que yo me muero sin
pat ria”. Eso me ha conmovido t oda la vida.

Nunca has sido milit ant e.


Nunca. El ser milit ant e de un part ido polít ico implica somet erse a una línea con la que a veces no
coincides. En un part ido de izquierda aut ént ico se necesit a que sus milit ant es sean muy
disciplinados, muy responsables. Y eso no va conmigo.

Dent ro del grupo Narración has t enido cont acto con gent e que ha par t icipado en el periodo de
la violencia polít ica.
Yo no hablo de violencia. Nos hemos olvidado que vivimos en un país en el que siempre ha habido
enfrent amient os armados. Desde el Imperio incaico y de allí en adelant e se suceden las rebeliones,
las luchas por la Independencia, la guerra con Chile, las mont oneras, y el siglo XX que est á lleno de
levant amient os. Me da asco cuando escucho que el peruano es pacífico.

¿Cuál fue el error de Sendero Luminoso? ¿Ganarse el rechazo de los campesinos y finalment e
t erminar siendo expulsados de las zonas rurales?
No, no es así. Yo est aba acá en el Perú, con Juan José Vega, el hist oriador, en el moment o en el que
apareció la not icia de que Sendero había iniciado la lucha armada. Y recuerdo que él me dijo: “Han
levant ado la t apa de una marmit a en plena ebullición”. Desde el Virreinat o ha habido luchas ent re las
comunidades por linderos; nunca se resolvió ese problema. Todavía no se t iene una idea clara de lo
que ha pasado. Es muy complicado. Lo ot ro: no por ser campesino se es bueno. No es que just ifique.
Pero la impresión de que el pobre es bueno y el rico es malo no es ciert a. Unos se aliaron a los
milit ares y ot ros a Sendero. La guerra de la Independencia ha sido una guerra ent re campesinos. Esa
ha sido la hist oria del Perú.
Casi todos los que t e ent revist an t e pregunt an cuál es t u impresión sobre Abimael Guzmán, al
que conocist e desde t u juvent ud en Arequipa. Lo de Reynoso es pura coincidencia, ¿no?
Sí, él es hijo de Berenice Reynoso, de Sicuani. Yo ya vivía en Lima, era profesor en La Cant ut a e iba
de vacaciones a Arequipa. Allí había un grupo que sacaba una magnífica revist a que se llamaba
Hombre y mundo. Yo me junt aba con ellos. Él escribía ahí. Abimael era muy amigo de mi hermano.
Después lo encont ré enla universidad de Huamanga.

¿Cómo lo recuerdas?
Como un joven muy int eligent e. Despert aba la at ención de la gent e por su forma de hablar, por sus
análisis. Era un gran lect or. Yo hablaba con él de Proust , de Joyce y de música clásica. Una vez en
un report aje dije que era humanist a y Faverón me armó un escándalo. Una cosa es ser humanist a y
ot ra humanit ario.

(ht t ps://revist aideele.com/ideele/sit es/default /files/imagen-REYNOSO_0.jpg)

¿Qué mierda has hecho?, me decían, porque


estaban acostumbrados a que el cuento tuviera
cierta estructura, y eso es lo que hacen ahora
en los talleres.

Est abas escribiendo una novela Huamanga, Huamanga.


¡No la armo, no la armo!

Llegast e a China un año después de la muer t e de Mao TseTung. En Los eunucos inmor t ales
t ienes una visión diferent e de la que se nos ha vendido sobre T iananmeng, como si los jóvenes
chinos hubieran querido el liberalismo, el libre mercado.
No, ellos querían un verdadero socialismo porque el Part ido Comunist a se había convert ido en uno de
viejos corrupt os. Los dirigent es se hicieron ricos. Al inicio de la revolución china MaoTseTung plant eó
llegar direct ament e al socialismo, y Liu Shaoqi sost iene que hay la necesidad de una et apa
capit alist a previa. Hubo una lucha fuert e y gana Mao. Después cuando Deng Xiaoping t oma las
riendas int roduce una serie de reformas capit alist as, pero mant iene el part ido.

¿Qué lect ura t ienes de la revolución cult ural?


Buena y mala.

¿Qué es lo bueno?
Logró solucionar el problema del hambre, de la educación y de la vivienda. La Revolución Cult ural
enfat iza en el aut osost enimient o de las aldeas y comunas campesinas en las que cada chino t iene
su chancho, su t aller de cost ura en el que se hacen su ropa, así que no les falt a lo básico.
¿Y encont rast e la felicidad en China como creías?
Es difícil encont rar la felicidad.

¿Qué has encont rado en t u vida a los casi ochent a y cuat ro años?
Ciert a paz y una gran alegría porque sé que lo que escribo t iene act ualidad y la gent e sigue
leyéndome.

¿Propuest as como la de la unión civil ayudan a dest errar los prejuicios?


El debat e se ha cent rado en eso, pero de lo que se t rat a es de luchar cont ra la homofobia. Cuando
me invit an a dar charlas lo primero que hago es sacar dos billet es: uno de 20 con el rost ro de Porras
Barrenechea y ot ro de 50 con el rost ro de Abraham Valdelomar. Est os dos señores son los más
ilust res homosexuales del Perú. Ent onces yo les digo: “ A t odos los homofóbicos yo les aconsejo
que cuando reciban est os billet es los rompan”. Somos t an hipócrit as.

En el país falt a recorrer un largo camino. Es una vergüenza frent e a ot ros países de
Lat inoamérica.
Cuando un joven de 16 o 17 años descubre que es homosexual , y recibe el asedio de sus padres y
de la gent e del colegio, se sient e absolut ament e desamparado y t rist e. Por ese mot ivo hay gran
cant idad de jóvenes que se han suicidado. En el Perú les ponen rejas sociales y los aíslan.

El marxismo clásico t iene que hacerse una autocrít ica en ese punto.
Yo diría que no es el marxismo sino su aplicación en algunos lugares. En Cuba ya lo han reconocido.
Ant es los mandaban presos. Pero sucede que la hija de Raúl Cast ro es lesbiana y ella est á a cargo
del movimient o de liberación. Yo he est ado allí hace t res meses, y de casualidad ent ré a la
discot eca del hot el donde est aba alojado y era de ambient e. En China met ían a los homosexuales en
barcos y los fondeaban.

¿En t u caso personal?


A mí siempre me han respet ado. Yo me he hecho respet ar.

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Agregar comentario

muy interesante esta (/ideele/comment/136093#comment-


136093)
Enviado por Ivan Loyola (no verificado) el Lun, 03/30/2015 - 09:22
muy int eresant e est a ent revist a

Excelente reportaje,me
(/ideele/comment/261339#comment-261339)
Enviado por Walt er chuyes (no verificado) el Jue, 05/30/2019 - 16:00

Excelent e report aje,me gust aría recibir siempre est e t ipo de not icias y report ajes,que me ayuden a
recordar mi Perú profundo

Estupenda entrevista. Lucidez


(/ideele/comment/261373#comment-261373)
Enviado por Carlos Reyna (no verificado) el Dom, 06/02/2019 - 00:30

Est upenda ent revist a. Lucidez not able de Reynoso. Felicit aciones Gerardo y Pat ricia.

He conocido a Oswaldo Reynoso


(/ideele/comment/261383#comment-261383)
Enviado por Percy Ant onio C... (no verificado) el Dom, 06/02/2019 - 21:39

He conocido a Oswaldo Reynoso, t uvo sus det ract ores en la propia Cant ut a, pero se le t iene que
reconocer que siempre caminó por la senda que él quiso, impuso su est ilo y es un gran escrit or

Medio ambiente
Los azot es del ext ract ivismo sin responsabilidad social
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Hugo Cabieses

Entrevista
Oswaldo Reynoso: “Me da asco cuando escucho que el peruano es pacífico”
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Gerardo Saravia, Patricia Wiesse
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40 mil vot os en dos Por: Salomón Lerner Ghitis (/ideele/cont ent /gobe
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depositar su voto el 8 de El arte de gobernar es una
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abril. En esa jornada, según actividad extremadamente
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Cuando la cámara
se registró un... Peters, politólogo de
ponchaba el rostro de
Keiko Fujimori, durante el Pittsburgh. Me reafirmo en
primer debate la idea de que gobernar no
presidencial, la mirada de es un asunto de buenas
la entonces candidata de intenciones, hay que...
Fuerza Popular denotaba
no solo una confianza
basada en su mejor...

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