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produce ese bien. Es al valor de uso objetivo al que se refiere la gente
cuando habla del valor calórico o de la potencia térmica del carbón.
El valor de uso subjetivo no tiene por qué coincidir con el valor de
uso objetivo. Hay bienes a los cuales la gente atribuye valor de uso
subjetivo porque supone erróneamente que tienen capacidad para
producir ciertos efectos deseados. Hay bienes que pueden producir
ciertos efectos deseados, sin embargo, la gente no atribuye ningún
valor de uso, porque ignora su capacidad para producir ciertos
efectos deseados.
Quien formule la teoría del valor y los precios, comenzará por intentar
basarse en el concepto de utilidad. Se supone que la gente valora
los bienes con arreglo a su utilidad.
El valor de algunas de sus partes de dos bienes puede diferir del valor
de las cantidades totales de esos dos bienes. Ejemplo. Una persona
que posee 7 gallinas y 7 gatos puede valorar en más un gato que una
gallina ; es decir, que, puesto a elegir ; preferirá entregar una gallina
antes que entregar un gato. Pero, esa misma persona, ante la
alternativa de elegir entre todos sus gatos y todas sus gallinas,
puede preferir quedarse con las gallinas y prescindir de los gatos. No
hay forma de calcular el valor total de un tipo de bienes ; sí sólo se
conocen los valores de sus partes1. No hay forma de calcular el valor
1 No se trata de calcular la utilidad total o el valor total. Ninguna operación racional permite
deducir del valor asignado a una cantidad o a un número de ciertos bienes ; el valor de una
cantidad o un número mayor o menor de esos bienes.
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de una parte; sí solo se conoce el valor total del tipo de bienes. Ni
preferir, ni rechazar ; ni las correspondientes decisiones y elecciones
suponen actos de medición. La acción humana elige entre
alternativas (la acción humana no mide la utilidad o ni mide el valor).
Los conceptos de utilidad total y valor total carecen de sentido, salvo
que se trate de situaciones en las que la persona tena que elegir entre
la totalidad de diversas cantidades. Sólo es oportuno plantear el
problema de qué es más útil, el hierro o el oro ; suponiendo que la
humanidad, hubiera de elegir entre iodo el oro y lodo el hierro. En el
campo del valor y las valoraciones no existe operaciones aritméticas.
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valore en más la cantidad total de a que la cantidad total de b ; el
valor marginal de b puede ser más alto que el valor marginal de a.
Ese mismo razonamiento económico “ilustra” el supuesto en que
aumenta la cantidad disponible de un bien ; mediante la compra de
una o más unidades adicionales2.
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satisface en mayor grado a lo que satisface en menor grado. Si las
existencias a nuestra disposición aumentan de n-1 unidades a n
unidades, esa aumentada unidad será utilizada para atender una
situación menos urgente que la situación menos urgente de todas las
situaciones que habían sido atendidas con esas n – 1 unidades.
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Ese excedente no produce mayor efecto que la dosis apropiada
(porque esa dosis apropiada de por sí, ya provoca el resultado
óptimo) o produce efectos nocivos. Lo mismo sucede con toda clase
de satisfacciones ; si bien, el estado óptimo se alcanza mediante la
administración de elevadas dosis, tardándose en llegar a aquel límite
que, sobrepasado, cualquier posterior aumento; produce efectos
nocivos. Ello sucede, porque nuestro mundo se halla regido por la
causalidad, existiendo relación cuantitativa entre causa y efecto,
Quien desee eliminar el malestar que causa el vivir en un dormitorio
a baja temperatura, procurará caldearla4 para alcanzar los 20°. Para
la Economía sólo cuenta la circunstancia de que el hombre, al actuar,
elige entre alternativas; hallándose cercado por disyuntivas; no tiene
más remedio que elegir y elige, prefiriendo una entre varias
posibilidades, por cuanto (aparte de otras razones) el hombre opera
en un mundo cuantitativo, en un mundo que incluye el concepto de
cantidad.
4 Esa realidad no afecta a la psicología; la psicología para explicar esa realidad se limita a
consignar, como hecho dado, que los hombres prefieren la vida y la salud a la muerte y la
enfermedad. Nada tiene que ver con la ley psicofísica de Weber-Fechner el que el interesado no
busque temperaturas de 70° o 90°. Ernest Weber decía que el aumento de toda sensación
humana exigía más que proporcional aumento del correspondiente estímulo. Gustav Fechner
decía que para aumentar en proporción aritmética una sensación es necesario reforzar el
estímulo en relación geométrica.
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En el campo de los bienes de consumo, el que los efectos que causa
cada bien se midan cuantitativamente, implica que una cantidad a (un
helado en única y específica ocasión o una taza a lo largo de un
período de tiempo) causa una cantidad α efecto. En el campo de los
bienes de producción, esa relación cuantitativa supone que una
cantidad b causa una cantidad β efecto, siempre y cuando concurra
un factor complementario c causa con su efecto γ ; sólo mediante los
efectos concertados de β y γ se produce la cantidad p de un bien de
consumo D. En este caso, se manejan 3 cantidades : b y c de los 2
bienes de producción complementarios B y C , y p del bien de
consumo D.
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Un factor producción capaz de proporcionar servicios ilimitados es el
conocimiento de cualquier relación de causalidad. La fórmula, que
nos enseña a condimentar el ceviche, una vez conocida, rinde
servicios ilimitados. Por mucho que se emplee, no pierde su
capacidad de producción; estamos ante una inagotable capacidad
productiva, la cual, consecuentemente, deja de ser un bien de
producción. Por eso, el individuo actuante nunca se halla ante el
dilema de tener que optar entre el valor de uso de una fórmula
conocida y el valor de uso de cualquiera otra cosa útil.
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indicarnos si, por encima de ese mínimo de lubricante; una mayor
cantidad de lubricante aumenta el rendimiento de la máquina de un
modo proporcional o más que proporcional a esa mayor cantidad de
lubricante.
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proporcional al aumento del número de unidades usadas de ese
factor de producción. Ejemplo. Una máquina ; manejada por 2
obreros, produce p; manejada por 3 obreros, 3 p, por 4 obreros, 6p;
por 5 obreros, 7p; y por 6 obreros, también 7p. En tal supuesto, el
utilizar 4 obreros supone obtener el rendimiento óptimo por obrero,
es decir 6/4 p, mientras que, en los restantes supuestos, los
rendimientos son, respectivamente, 1/2 p, p, 7/5 p y 7/6 p. Al pasar
de 2 a 3 obreros, los rendimientos aumentan más que
proporcionalmente al número de obreros empleados; la producción
aumenta en la proporción 1 : 3 : 6. Nos hallamos ante un caso de
rendimiento creciente por obrero.
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Si no fuera así, el trabajo abundaría sin límite; no sería escaso y, consecuentemente, no podría
considerarse como medio para eliminar el malestar, ni podría ser administrado como medio.
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La gente trabaja solamente cuando valora en más el rendimiento que le va a
proporcionar el correspondiente trabajo que el bienestar del ocio. Trabajar
molesta.
A los hombres lo que más les agrada es la diversión y el descanso; por eso
contemplan su propia capacidad laboral de modo distinto a como ponderan la
potencialidad de los factores materiales de producción. Cuando se trata de
trabajar, el hombre analiza, si no habrá algún otro objetivo (aparte de ese objetivo
contemplado) más atractivo en el cual invertir la correspondiente capacidad
laboral; pero, además pondera sí no le sería mejor abstenerse de trabajar. Cabe
expresar el mismo razonamiento; considerando el ocio como un objetivo a la que
tiende la acción humana. Pero, este razonamiento nos hace ver que el ocio (a la
luz de la teoría de la utilidad marginal) se considera como otro bien de consumo,
lo que permite concluir que la primera unidad de ocio satisface un deseo más
urgentemente sentido que el atendido por la segunda unidad; a su vez, esta
segunda unidad provee a una necesidad más apremiante que la correspondiente
a la tercera unidad, y así sucesivamente. La lógica consecuencia que resulta de
lo anterior es que aumenta la incomodidad personal causada por el trabajo a
medida que se trabaja más, agravándose con la inversión laboral extra.
Esa molestia del esfuerzo laboral explica por qué aparece la generalizada
tendencia a acortar horarios, al incrementarse la productividad del trabajo
(gracias al progreso técnico y a los mayores recursos de capital disponibles).
Entre los placeres que (en mayor abundancia) puede disfrutar la gente, está el
placer de dedicar más tiempo al descanso y al ocio. En este sentido cabe dar
respuesta a la interrogante, de si el progreso económico habría o no hecho más
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felices a la gente. De ser la productividad del trabajo menor de lo que es, en el
mundo actual; la gente, o habría de trabajar más, o habría de renunciar a
numerosas comodidades de las que hoy disfruta. No obstante, conviene
destacar que los economistas, al dejar constancia de lo anterior, no suponen
que el único medio para alcanzar la felicidad consista en: gozar del máximo alivio
material, vivir lujosamente o disponer de más tiempo libre. Atestiguan una
realidad; que el incremento de la productividad del trabajo permite a la gente
proveerse en forma más cumplida de cosas que les complacen.
La idea, según la cual la gente prefiere lo que más Ie satisface a lo que menos
Ie satisface, apreciando las cosas sobre la base de su utilidad, no necesita de
ser completada, ni enmendada, con alusión a la incomodidad del trabajo; pues
en lo anterior se halla implícito; que el hombre preferirá el trabajo al ocio sólo
cuando desee más ansiosamente el producto que ha de reportarle la
correspondiente labor que el disfrutar de ese descanso al que renuncia.
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cualidades innatas de los hombres 6. La innata desigualdad no quiebra la
uniformidad y homogeneidad del hombre hasta el punto de dividir en
compartimentos estancos la oferta de trabajo. Por eso, la oferta potencial de
trabajo para la ejecución de cualquier obra excede a la efectiva demanda del tipo
de trabajo de que se trate. Las disponibilidades de cualquier clase de trabajo
especializado podrán ser incrementadas mediante la sustracción de gente de
otro sector, preparándolas convenientemente. La posibilidad de atender
necesidades no se halla permanentemente coartada, en esfera productiva, por
la escasez de trabajo especializado. Esa escasez puede registrarse sólo a corto
plazo. En el largo plazo, es posible suprimirla mediante el adiestramiento de
personas que gocen de las requeridas condiciones innatas.
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prescindimos de la labor creadora del genio; el trabajo del genio cae fuera de la órbita de la
acción humana ordinaria; viene a ser como un genial regalo del destino que recibe la humanidad,
de vez en cuando; y de las barreras institucionales que impiden a alguna gente ingresar en
ciertas ocupaciones y tener acceso a las enseñanzas que ellas requieren.
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Los factores de producción complementarios se emplean en la cantidad que
autorizan las existencias disponibles del más escaso de esos factores.
Supongamos que la producción de una unidad de p requiere el empleo de 7
unidades de a y de 3 unidades de b (no pudiendo emplearse ni a ni b en distinta
producción de p). Si disponemos de 49 a y de 2.000 b, sólo 7 p cabe producir.
Las existencias de a predeterminan la cantidad de b que puede ser empleada.
Solo a se considera factor de producción; sólo por a se hallaría la gente dispuesta
a pagar precios; el precio de p será función de lo que cuesta 7 unidades de a.
Por su parte, b no sería factor de producción; no cotizaría precio, ya que una
parte de las disponibilidades no se emplearía.
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Hay casos en los que el trabajo recompensa inmediatamente a la persona. La
persona obtiene (del propio trabajo) una satisfacción íntima. El rendimiento es
doble. Disfruta: del producto; y del placer que le proporciona el propio trabajo.
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perseguir un cierto número de venados de un tipo determinado. El precio de tal
derecho es independiente del precio que hayan de pagar por las piezas
cobradas. Cuando ambos precios van ligados, el monto excede lo que cuesta la
caza en el mercado. Resulta que un venado, entre peñascos y precipicios, tiene
mayor valor de un venado que después de haber sido cazado y transportado al
valle, donde es posible aprovechar su carne, su piel y sus cuernos, pese a que,
para cobrar el venado, se gasta equipo y munición, tras penosas escaladas. Por
tanto, cabría decir que uno de los servicios que un venado vivo presta es el
servicio de proporcionar al cazador el gusto de cazarlo.
EL GENIO CREADOR
Muy por encima de los millones de personas, se elevan los genios, aquellos
hombres cuyas actuaciones e ideas abren caminos nuevos a la humanidad.
Crear constituye, para el genio creador, la esencia de la vida Para él, vivir
significa crear.
Las actividades del genio creador no pueden ser encuadradas en el concepto
Económico de trabajo; no constituyen trabajo, ya que, para el genio son fines en
sí mismos; pues él sólo vive para crear e inventar. Para él no hay descanso; sólo
sabe de pausas en la labor (en momentos de frustración y esterilidad). Lo que le
impulsa es operación misma de provocar el resultado. La obra no le recompensa
mediatamente, ya que sus semejantes, en el mejor de los casos, no se interesan
por ella y, lo que es peor, la reciben con burla, insulto y persecución. Muchos
genios podrían haber empleado sus personales dotes en procurarse una vida
agradable y placentera; pero ni siquiera se plantearon tal alternativa, optando por
un camino lleno de espinas. El genio quiere realizar lo que considera su misión,
aun cuando comprenda que tal conducta puede llevarle al desastre.
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trabajos merced a los cuales cabría atender otros objetivos. A veces, las
circunstancias pueden condenar a la esterilidad a un genio creador capaz de
llevar adelante cosas inauditas; tal vez le sitúen en la disyuntiva de morir de
hambre o de dedicar la totalidad de sus fuerzas a luchar por la vida. Cuando el
genio logra alcanzar sus metas, sólo él ha pagado los gustos necesarios.
LA PRODUCCIÓN
La capacidad laboral del hombre es una cosa dada en el universo, al igual que
son dadas las diversas potencialidades, típicas y características, de la tierra y de
las sustancias animales. El hecho de que una parte de la capacidad de trabajo
pueda quedar inaprovechada tampoco viene a diferenciarlo de los factores
materiales de producción, pues estos factores materiales de producción también
pueden permanecer inexplotados. El hombre se ve impulsado a superar la
incomodidad del trabajo por cuanto, personalmente, prefiere el producto del
trabajo que la satisfacción que derivaría del descanso.
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humanas. La producción es un fenómeno intelectual y espiritual. La condición
para que aparezca la producción en la decisión de la mente de emplear dichos
factores como medios para alcanzar específicos objetivos. Engendra el producto
el que el correspondiente trabajo se halle dirigido por la razón, Sólo la mente
goza de poder para eliminar los malestares sentidos por los hombres.
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