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La Corte Interamericana de Derechos Humanos se ve exigida a dictar un nuevo

pronunciamiento del mismo tenor de los anteriores(2004-2005), en el que le indica al Estado


Argentino que "no puede alegar razones de derecho interno para dejar de tomar medidas
firmes, concretas y efectivas en cumplimiento de las medidas ordenadas, de modo que no se
produzca ninguna muerte más"

El Estado no puede alegar la descoordinación entre autoridades federales y provinciales para


evitar las muertes y actos de violencia que han continuado ocurriendo durante la vigencia de
éstas (se refiere a las medidas ordenadas anteriormente).

En particular, de la información aportada surge que, a pesar de la buena fe y los esfuerzos


desplegados por autoridades estatales,

"Que la disposición establecida en el artículo 63.2 de la Convención confiere un carácter


obligatorio a la adopción, por parte del Estado, de las medidas provisionales que le ordene
este Tribunal, ya que según el principio básico del Derecho de la responsabilidad internacional
de los Estados, deben cumplir sus obligaciones convencionales de buena fe (pacta sunt
servanda).

El incumplimiento de una orden de

adopción de medidas provisionales dictada por el Tribunal

durante el procedimiento ante la Comisión y ante la Corte

puede generar la responsabilidad internacional del Estado".

Como Corolario de todo lo antedicho, y poniendo de resalto quizá una obviedad, en el


considerando 14 Afirma "...el deber de informar a la Corte Sobre la implementación de las
medidas constituye una obligación de carácter dual que requiere para su efectivo
cumplimiento la presentación formal de un documento en plazo y la referencia material
específica, cierta, actual y detallada de los temas sobre los cuales recae dicha obligación...Si
bien el Estado ha presentado en tiempo y forma la mayoría de los informes requeridos, se
hace necesario que en adelante continúe informando a la Corte Concreta y específicamente
acerca de los resultados obtenidos en la implementación de las medidas. Es Fundamental que
las medidas prioritarias...se reflejen en informes estatales que contengan los medios, acciones
y objetivos determinados por el Estado en función de las específicas necesidades de protección
de los beneficiarios de las mismas, de manera que le den sentido concreto y de continuidad a
esos informes...".

La gravedad de la situación sucintamente descripta, y la advertencia de la Corte


Interamericana sobre las consecuencias que puede traer aparejadas el desconocimiento del
carácter obligatorio de las "medidas provisionales" adoptadas por ella, y el consiguiente
incumplimiento (ver considerando 7º de esta decisión), imponen a esta Corte la obligación de
adoptar medidas conducentes, que, sin menoscabar las atribuciones de otros poderes, tiendan
a sostener la observancia de la Constitución Nacional.

Se resuelve: Requerir al Poder Ejecutivo Nacional y a la Provincia de Mendoza, que en el plazo


de quince días, informen al Tribunal: a) qué decisiones concretas, y qué actos se han llevado a
cabo, con posterioridad al 30 de marzo del corriente año, para impedir y superar la situación
de riesgo e inseguridad que padecen los internos de la Penitenciaría Provincial De Mendoza y
de la unidad Gustavo André, de Lavalle; b) si se Han llevado a cabo las medidas tendientes a
separar definitivamente a los jóvenes-adultos" de los "adultos", y si se ha definido y
concretado la separación de quienes están detenidos y procesados, de aquellos detenidos que
han sido condenados.

Se denegó el subsidio solicitado por L.A ya que mediaba omisión de la madre en acreditar el
destino de $ 103, sólo demostró haber gastado la suma de $ 297 en la adquisición de
mercadería en el supermercado Norte; por lo que se ha “... verificado en autos el desvío en la
aplicación de la anterior ayuda material” o lo que. se califica como “distracción de fondos”.

Para confirmar la denegación se utilizó el argumento de que el rechazo del subsidio no coloca
en desamparo a los menores porque en tal caso el art. 1 del Acuerdo 1986 contempla la
“internación” “otorgando su guarda a familias sustitutas. Contra este pronunciamiento, el
Asesor de menores reprocho que la decisión incurría en la violación de los arts. 50 de la ley
10.067; 384 del Código Procesal Civil y Comercial; 3.1, 4, 9.1, 12.2, 24.1 de la Convención sobre
los Derechos del Niño, por errónea aplicación del Acuerdo 1986 de la Suprema Corte y absurda
apreciación de la prueba. En especial, señala que la Cámara incurre en absurdo al concluir que
existe distracción de fondos por la mera ausencia de justificación documental.

El tribunal sostuvo por su parte que es absurdo que una omisión de tipo formal -no acompañar
constancias documentales de ciertos gastos-, cuya causa puede deberse a múltiples
circunstancias, es equiparada en manera automática y decididamente dogmática en algo
intrínsecamente diferente como es la existencia de un desvío en la aplicación de los fondos y
que si bien el art. 4 del Acuerdo 1986 dispone que una vez concedido el beneficio, el tribunal
controlará mensualmente a través de sus asistentes sociales la afectación del subsidio a sus
fines específicos, debiendo verificarse a través de los informes la alimentación, vestimenta y
escolaridad que recibe el menor destinatario del beneficio, el que será inmediatamente
revocado de haberse comprobado desvío en su aplicación, el control sobre el destino dado a
los fondos estriba en constatar si los padres destinaron ese emolumento a los fines antes
explicitados, pero de ningún modo cabe sancionarlos por elegir medios que no se respalden en
una registración contable documentada, y sumado a la falta de prueba de que el menor no
concurre a la escuela, sufre falta de alimentación o carece de morada, vale decir, que la
aplicación del dinero sea diversa al fin perseguido.

La sentencia recurrida fundamentó en un informe psicológico donde se expone que el


comportamiento de la progenitora evidencia una actitud dependiente hacia la ayuda externa
para superar limitaciones vivenciales lo cual implica un quebrantamiento de las leyes que rigen
la apreciación de la prueba la afirmación de que el grupo es en extremo conflictivo y los
adultos actúan conforme su personal conveniencia, no aparece respaldada en estos autos con
soporte probatorio alguno.

Otro fundamento para rechazar el subsidio radica en que la prestación o su eventual


denegación resulta discrecional para el Juez de Menores pareciera entenderse que la mención
de este carácter en el texto literal de los citados artículos del Acuerdo atribuiría al órgano
jurisdiccional una libre potestad, un arbitrio sin otra sujeción que su sola voluntad, esta
normativa cumple una función protectoria: efectivizar los derechos económicos, sociales y
culturales de los niños que dependen de la situación de sus padres. Sin embargo, la pauta a
meritar por el Juez para otorgar, denegar o revocar el subsidio no puede ser otra, entonces,
que materializar en el caso concreto aquella función protectoria. Además, luego de la reforma
constitucional de 1994, el art. 75 inc. 23 de la Carta Magna impone que el estado debe asumir
la concreción de medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y
de trato y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los
tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños
(cfr. art. 4 de la Convención sobre los Derechos del Niño).

La Corte Interamericana que “la verdadera y plena protección de los niños significa que éstos
puedan disfrutar ampliamente de todos los derechos -entre ellos, los económicos, sociales y
culturales- que les asignan diversos instrumentos internacionales, debiendo los Estados partes
adoptar medidas positivas para asegurar la protección de tales derechos”

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