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Tribunal:

C. Nac. Com., sala D


Fecha:
30/04/2009
Partes:
R. P., O. A. y otro v. T., A. C. y otro
Publicado:
SJA 23/9/2009.
LOCACIÓN DE SERVICIOS Incumplimiento y responsabilidad Del locador Alquiler de uso de
salón y servicio de catering Deficiencia en el aire acondicionado Daño moral

2ª INSTANCIA. Buenos Aires, abril 30 de 2009.


¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
El Dr. Heredia dijo:
1) La sentencia de 1ª instancia admitió parcialmente la demanda promovida por O. A. R. P. y M. G.
P., y condenó a la demandada al pago de $ 2500 por el incumplimiento parcial de las prestaciones
que comprometiera en un contrato de uso de salón, servicio de catering y complementarios, suscripto
con ocasión del casamiento de los actores, y al abono, para ambos, de $ 3000 en concepto de daño
moral. A ello añadió intereses a calcular sobre el monto total de la condena ($ 5500), e impuso a la
demandada vencida las costas del juicio (fs. 477/484).
2) Ambas partes se alzaron contra el pronunciamiento reseñado (fs. 485 y 489). La actora expresó sus
agravios en fs. 499/500, mientras que la demandada hizo lo propio en fs. 506/509. Ninguno de lo
memoriales obtuvo respuesta de la parte contraria.
Al fundar su apelación, los actores criticaron el fallo por cuanto entendieron que el a quo no le otorgó
suficiente entidad a los incumplimientos de la demandada, y tampoco valoró adecuadamente el daño
extrapatrimonial que padecieran. Sobre esa base, solicitaron que se hiciera lugar a los montos
reclamados en la demanda (fs. 500 vta.).
De su lado, la demandada cuestionó la sentencia básicamente en dos aspectos: a) por un lado, por la
valoración realizada por el magistrado respecto de las pruebas aportadas; en este sentido, se quejó del
hecho de tener acreditado que las bebidas no fueron de la línea Coca Cola; del valor probatorio que
le asignó a la absolución de posiciones de su parte; de la admisión del reclamo por el mal
funcionamiento del aire acondicionado; y del hecho de haber entendido que la demandada se desligó
de sus obligaciones al no haber estado presente en el momento de celebrarse la reunión; y b) por otro
lado, por la admisión del resarcimiento por daño moral, por cuanto entiende que no se acreditó un
obrar doloso de su parte.
3) Por razones de orden en la exposición, comenzaré por examinar los agravios de la parte
demandada.
Los actores y la demandada son contestes en que celebraron un contrato de uso de salón, servicio de
catering y adicionales, destinado a ser ejecutado en la noche del día en que los actores contrajeron
nupcias. No hay discusión tampoco en cuanto a que el menú seleccionado para dicha ocasión fue el
n. 4 (ver fs. 3).
De la cláusula 1ª del contrato se desprende que "...dentro del precio estipulado quedan todos los
servicios que se detallan en forma impresa en el menú n. 4 y además se estipularán los detalles de la
fiesta en forma manuscrita por la responsable del salón: Sra. A. C. T., sirviendo dicho menú firmado,
de suficiente contrato de la parte gastronómica ya que allí se incluyen todos los servicios a
entregar...".
Por su lado, de la redacción del mencionado menú n. 4 surge el detalle de todos los servicios que la
demandada prestaría.
Teniendo en cuenta lo anterior, a los fines de determinar si efectivamente la demandada incumplió
con las prestaciones comprometidas, analizaré uno a uno los puntos que, sobre el particular, aborda
la expresión de agravios de esa parte.
a) En primer lugar, cuestiona la demandada el hecho de que el a quo hubiera entendido acreditado
que la bebida ofrecida no fue de la línea de "Coca Cola", que era la contractualmente comprometida.
Al respecto, del dictamen pericial rendido en autos surge que la demandada, a fines de noviembre y
en diciembre de 2003, adquirió una determinada cantidad de bebidas, entre las cuales se encontraban
packs y varias unidades de gaseosas "Coca Cola" y "Seven Up" (fs. 333 y vta.). Sin embargo, no se
ha determinado con exactitud que dichas compras hubieran sido realizadas con destino a la fiesta de
casamiento de los actores, siendo de destacar que para la misma época la demandada tuvo a su cargo
otros eventos similares (conf. respuesta 3.a del informe).
Por otro lado, varios fueron los testigos que sostuvieron que las bebidas servidas en la fiesta no
respondían a la línea de "Coca Cola" sino a una de inferior calidad. En ese sentido, cuando se les
preguntó acerca de las bebidas que se sirvieron en la fiesta (ver pregunta 8 del pliego de fs. 308), las
respuestas fueron casi todas de similar tenor. Así, el testigo C. manifestó que "...había cola, no era
Coca Cola..." (fs. 310 vta.); el testigo G. dijo que había "...bebida gaseosa que no era Coca Cola..."
(fs. 312); y, finalmente, el testigo C. sostuvo que había "...cola en jarra, desconoce la marca, pero
manifiesta que no era Coca Cola..." (fs. 315).
De su lado, la parte demandada no produjo ninguna prueba de signo contrario a la anteriormente
descripta, pese a que era de su interés hacerlo para exonerar su responsabilidad (art. 377 , CPCCN.;
conf. Acoglia, M., Boragina, J. y Meza, J., "Responsabilidad por incumplimiento contractual",
Buenos Aires, 2003, p. 193).
En tales condiciones, el agravio no puede ser admitido.
b) Por otro lado, cuestiona la demandada el valor probatorio que el a quo asignó a las posiciones por
ella no contestadas invocando, para eso, lo dispuesto en el art. 414 , CPCCN.
En este sentido, cabe recordar que el citado precepto legal establece que "...Si la parte estimare
impertinente una pregunta, podrá negarse a contestarla en la inteligencia de que el juez podrá tenerla
por confesa si al sentenciar la juzgare pertinente...".
Pues bien, llama poderosamente la atención el hecho de que la Sra. T., amparándose de ese precepto
del rito, se hubiera negado a contestar posiciones que eran relevantes en la elucidación de los hechos
controvertidos. En efecto, la demandada se negó a contestar las posiciones 31ª, 33ª, 34ª, y 35ª, (fs.
158), las cuales hacían referencia a dos cuestiones que eran fuertemente debatidas en el caso, a saber,
el tema del aire acondicionado y el de las bebidas ofrecidas a los invitados. Y llama más aún la
atención que en ningún caso adujera las razones de su negativa a responder.
Al ser ello así, y puesto que la negativa a responder solamente puede fundarse en precisas causales (a
saber: por ser la posición ajena a los hechos controvertidos en el proceso; referirse a un tema que por
ley no puede ser objeto de prueba de confesión, sea ilícito o afecte el honor del absolvente; o no
reunir la condición establecida por el art. 411 , inc. 1, del Código de rito; conf. Palacio, L. y
Alvarado Velloso, A., "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, explicado y anotado
jurisprudencial y bibliográficamente", t. VIII, Santa Fe, 1994, p. 288), ninguna de las cuales fue
postulada por la demandada, no otra cosa cabe que tener a esta última como confesa fictamente (arts.
414 y 417 , CPCCN.), perspectiva esta última a partir de la cual, entonces, el agravio no puede
prosperar.
c) Otro aspecto que provoca la crítica de la demandada versa sobre lo concluido por el a quo en
orden al servicio de aire acondicionado comprometido.
Entre los servicios pactados en el contrato se encontraba el de aire acondicionado central en el salón
(fs. 10). Por cierto, el correcto cumplimiento de la prestación asumida en tal sentido no podía
desatender como circunstancias atinentes al tiempo y al lugar (art. 512 , CCiv.), el hecho de que el
evento se realizaría en esta ciudad un día 26 de diciembre, es decir, en pleno verano, siendo
previsible, por consiguiente, la presencia de una noche calurosa.
Pues bien, los testimonios ofrecidos por la parte actora fueron contestes, aunque con distintas
palabras, en que la refrigeración no fue suficiente y que el calor causó cierto fastidio y mal humor
entre los invitados, así como que en varias oportunidades se advirtió a la encargada del salón e
igualmente a los mozos acerca del problema, no obteniendo una respuesta satisfactoria (fs. 310, 312,
314/316).
Tales declaraciones no merecieron impugnación alguna por parte de la demandada y, antes bien,
resultaron en alguna medida corroboradas por el testimonio de la Sra. C. encargada de la supervisión
del evento en ausencia de la demandada T., quien señaló que "....por ahí en la madrugada bajó un
poco el aire, y sólo en un sector que era donde más gente había, pero nunca dejaron de funcionar...";
y que "...en algún momento de la madrugada había un grupo de una mesa específica que se quejaba
que el aire no andaba. Me lo dijo la novia..." (fs. 381/382, respuesta 9). Es decir, las referencias
dadas por la persona que estuvo materialmente a cargo del evento dieron cuenta de la existencia de
una prestación minorada del aire acondicionado, al par que ratificaron que ante ello hubo expresos
reclamos.
En tales condiciones, y ponderando que si bien es cierto que en el lugar y tiempo indicados es
notorio que la demanda de energía eléctrica se intensifica y que, por ello, disminuye la prestación de
los aires acondicionados, no lo es menos que, siendo ello previsible para el organizador (arts. 904 y
905 , CCiv.), el salón de fiestas debe contar con un equipo de refrigeración acorde, que cuente con
las suficientes frigorías para sustentar un ambiente fresco y agradable, lo que no aparece cumplido en
la especie, sin que la demandada hubiera acreditado lo contrario, como era de su incumbencia (art.
377 , CPCCN.).
d) Finalmente, se queja la demandada T. por entender que, a diferencia de lo manifestado por el a
quo, no constituía una carga de su parte tener que asistir personalmente al evento.
Dentro de lo que sería la cartilla del menú ofrecido por la demandada, consta el siguiente texto:
"...los dueños (C. o D.) permanecemos en la fiesta para que ustedes tengan la tranquilidad de tener en
su fiesta todo lo pactado, supervisando al personal..." (fs. 11).
Indudablemente, el texto transcripto significó la asunción de una clara obligación de hacer por parte
de la demandada, de cuyo cumplimiento no podía desligarse posteriormente transfiriéndolo a un
tercero, máxime ponderando el carácter personal de la prestación asumida (arg. arts. 625 y 625 ,
CCiv.), el cual debió pesar en los actores para brindar su consentimiento al contrato, en la seguridad
de que frente a cualquier inconveniente que se presentase durante la fiesta, contarían ellos con
adecuada atención personalizada. Esto último es relevante señalarlo porque la intención de los
interesados es elemento fundamental para determinar las modalidades de cumplimiento de las
obligaciones de hacer y su respectivo alcance (conf. Busso, E., "Código Civil anotado", t. IV, Buenos
Aires, 1951, p. 345, n. 57).
En ese marco, cabe además recordar lo establecido por el art. 19 , ley 24240 de Defensa del
Consumidor y del Usuario, en cuanto a que "Quienes prestan servicios de cualquier naturaleza están
obligados a respetar los términos, plazos, condiciones, modalidades, reservas y demás circunstancias
conforme a las cuales hayan sido ofrecidos, publicitados o convenidos...". Tal norma liga la forma y
el modo de cumplimiento de las obligaciones asumidas por el prestador de servicios, a las
condiciones bajo las cuales éstos han sido ofrecidos, publicitados o convenidos (conf. Pizarro, R. y
Vallespinos, C., "Instituciones de Derecho Privado. Obligaciones", t. I, Buenos Aires, 2006, p. 450).
Pues bien, el incumplimiento a lo convenido, como asimismo al citado precepto legal, es palmario en
el caso.
En efecto, ha sido en autos la propia demandada quien reconoció que se había comprometido a estar
presente en la fiesta y supervisar que se cumpliera con todo lo pactado, extremo que no aconteció
(conf. prueba confesional, fs. 158/160, respuestas 6ª y 7ª.).
Y si, por hipótesis, se interpretara que no constituyó una carga inflexible para la demandada T. la de
tener que estar presente en el evento, de la cual naturalmente podría ser relevada frente a una
situación extrema tal como la del fallecimiento de cónyuge que invoca en fs. 508, cuanto menos
debió previamente informar a los actores de su ausencia por ese motivo, tanto más teniendo en
cuenta los términos en los que se había obligado, lo que tampoco parece haber tenido lugar.
e) En virtud de todo lo expuesto, y dado que, la demandada no ha logrado acreditar cada uno de sus
dichos y desvirtuar lo argumentado por el sentenciante, estimo razonable confirmar la decisión de
este último en cuanto la responsabilizó por el cumplimiento defectuoso del contrato celebrado con
los actores.
4) Desde otra perspectiva, y de modo subsidiario a los agravios examinados en el considerando
anterior vinculados al fondo del asunto, cuestiona la demandada la admisión del resarcimiento del
daño moral peticionado por los actores, en el entendimiento de que ello solamente procedería si se
hubiera probado dolo, lo que no ha ocurrido.
La queja es inadmisible.
En materia contractual, puede reputarse como definitivamente superado el criterio de que el daño
moral contractual solo puede existir en la hipótesis de incumplimiento intencional, tal como lo había
propugnado Llambías en posición francamente minoritaria (conf. Llambías, "Tratado de Derecho
Civil. Obligaciones", t. I, Buenos Aires, 1973, p. 353, n. 270 bis). Por el contrario, la referencia del
art. 522 , CCiv. a "...la índole del hecho generador de la responsabilidad..." no tiene el significado
de restringir la indemnización al supuesto de una conducta dolosa del deudor, tal como lo ha
explicado la doctrina mayoritaria. De ahí que sea indemnizable cualquiera sea el factor de atribución
aplicable (conf. Mosset Iturraspe, J., "Responsabilidad por daños. El daño moral", t. IV, Buenos
Aires, 1985, ps. 118/119, n. 45; Belluscio, A. y Zannoni, E., "Código Civil y leyes complementarias,
comentado, anotado y concordado", t. II, Buenos Aires, 1979, p. 730, n. 1; Bueres, A. y Highton, E.,
"Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial", t. II A, Buenos Aires,
2006, p. 229; Pizarro, R., y Vallespinos, C., "Instituciones de Derecho Privado. Obligaciones", t. II,
Buenos Aires, 2006, p. 684, n. 547; Zannoni, E., "El daño en la responsabilidad civil", Buenos Aires,
1982, ps. 257/258; etc.).
Al ser ello así, el último agravio planteado por la demandada es también inadmisible.
5) Pasando ahora al tratamiento de los agravios de los actores diré, ante todo, que dudosamente
cumplen con el requisito de constituir una crítica concreta y razonada del fallo apelado, según lo
exigido por el art. 265 , CPCCN.
No obstante, atendiendo a una comprensión amplia y flexible de los alcances del recurso, acorde con
un escrupuloso resguardo del derecho de defensa en juicio, los entenderé con el alcance fijado en el
petitorio de fs. 500 vta., o sea, enderezados a que se eleven los montos de los distintos resarcimientos
pretendidos hasta el límite de lo reclamado en el escrito de inicio.
Bajo ese entendimiento, juzgo que debe resolverse la apelación como sigue.
a) El resarcimiento correspondiente al incumplimiento parcial del contrato fue cuantificado por el a
quo valiéndose de las facultades conferidas por el art. 165 , párr. 3º, CPCCN (fs. 481).
El memorial de fs. 499/500 no brinda razones claras en orden a por qué son entendidos como exiguos
los $ 2500 acordados por el fallo apelado.
Frente a ello, se deben recordar dos cosas. La primera, que el daño resarcible del que aquí se trata
está representado por la disminución sufrida por el acreedor en su patrimonio damnum emergens en
función de no haber recibido debidamente las prestaciones por las cuales pagó; es decir, el daño está
representado por aquello que faltó en el cumplimiento del contrato (conf. Morello, A., Indemnización
del daño contractual, Buenos Aires, 1974, p. 180). La segunda, que no contándose con prueba directa
del quantum involucrado en esa disminución patrimonial, y cabiendo por ello recurrir a la solución
que brinda el recordado art. 165 , párr. 3º, CPCCN, el órgano jurisdiccional, a quien le compete la
dificultosa y delicada tarea de fijar el monto indemnizatorio, debe cuidar y evitar incurrir en el
extremo del exceso de modo de apartar la posibilidad de que la indemnización constituya un rédito o
ganancia para el sujeto dañado o en el extremo del defecto de modo de no establecer una
indemnización irrisoria que desnaturalice el sentido y alcance de la reparación debida al dañado por
el sujeto responsable (conf. C. Nac. Com., sala D, 28/11/1995, "Frigorífico Industrial del Delta S.A.
v. Ramallo S.A." , voto del juez Cuartero, consid. 5; Highton, E. y Areán, B., "Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación. Concordado con los Códigos provinciales. Análisis doctrinal y
jurisprudencial", t. III, Buenos Aires, 2005, ps. 503/504).
Pues bien, entiendo que la reparación pretendida por los actores por daño emergente, que en el
escrito de demanda se fijó en $ 5000 (fs. 60 vta.) sobre un contrato por el que se pagó un total de $
3986 (fs. 52 vta.), constituyó un claro exceso. Teniendo ello en cuenta, y el apuntado equilibrio que
debe presidir el ejercicio de la facultad conferida a los jueces por el art. 165 , párr. 3º, CPCCN.,
juzgo que corresponde confirmar lo decidido en 1ª instancia.
b) Por lo que toca al resarcimiento del daño moral, destaco ante todo que el a quo determinó una
única suma resarcitoria para ambos actores, pese a que en el escrito de demanda ellos solicitaron
reparaciones independientes (fs. 60 vta.). Esto no ha provocado agravio alguno, por lo que adoptaré
el mismo temperamento del fallo apelado.
Como es sabido, si bien como regla en materia contractual el daño moral no se presume y su
admisibilidad está sujeta a un criterio de interpretación restrictiva (omito por conocida toda cita de
jurisprudencia de esta alzada comercial), lo cierto es que esa regla admite excepción en supuestos en
los que el perjuicio extrapatrimonial puede surgir de las propias circunstancias del caso. Es lo que
ocurre, por ejemplo, cuando el incumplimiento contractual se refiere a una prestación económica con
interés afectivo (conf. Mosset Iturraspe, J., "Respponsabilidad..." cit., ps. 158/159), hipótesis que, a
mi modo de ver, es la aprehendida en el caso. En efecto, en el orden normal y natural de las cosas
está que el casamiento sea un evento principal en la vida de toda persona, y que el festejo de los
contrayentes con sus familiares y amigos quede en la memoria de todos como un recuerdo agradable
y pleno de felicidad. Por ello, cuando esto último se frustra como consecuencia de incumplimientos
contractuales imputables al organizador del festejo, el daño moral aparece nítido para dichos
contrayentes, pues lo que se dejó de cumplir adecuadamente fue, precisamente, una prestación
económica con interés afectivo para ellos. Y si bien, como regla, no todo incumplimiento de esa
índole puede conducir, en casos similares al de autos, a una condena del organizador, ya que puede
haber distintos imponderables que deben ser sopesados para establecer racionalmente la medida de la
responsabilidad de este último, lo cierto es en el sub lite el perjuicio extrapatrimonial de que se trata
es innegable a tenor de las distintas circunstancias relatadas por los no cuestionados testimonios de
fs. 310, 312 y 314/316.
Luego, habida cuenta lo anterior, respecto del quantum de la indemnización, creo prudente elevarla a
la suma de $ 4000 (art. 165 , párr. 3º, CPCCN), cupiendo solo añadir que entre la cuantía del daño
material y el daño moral no tiene por qué existir relación proporcional alguna, pudiendo el primero
inclusive no existir, no siendo tampoco el segundo accesorio del otro (conf. Fallos 328:4175;
329:2688; 3403; 330:563; etc.).
6) Como corolario de lo expuesto, si mi voto es compartido por los distinguidos colegas del tribunal,
corresponde confirmar la sentencia apelada en lo principal que decidiera, modificándosela
exclusivamente en cuanto al monto de la condena que queda fijado, en total, en concepto de capital,
en la suma de $ 6500. Las costas de alzada deben correr por su orden en ambos recursos, en atención
al silencio guardado frente a los traslados de fs. 505 y 510.
Así lo propongo al acuerdo.
Los Dres. Dieuzeide y Vassallo adhieren al voto que antecede.
Concluida la deliberación los jueces de Cámara acuerdan:
a) Confirmar la sentencia apelada en lo principal que decidiera, modificándosela exclusivamente en
cuanto al monto de la condena que queda fijado, en total, en concepto de capital, en la suma de $ ...
b) Distribuir las costas de alzada por su orden en ambos recursos, en atención al silencio guardado
frente a los traslados de fs. 505 y 510.
c) Diferir la consideración de los honorarios hasta tanto se hayan regulado los de la anterior
instancia.
Notifíquese, y oportunamente, devuélvase al juzgado de origen. Pablo D. Heredia. Juan J.
Dieuzeide. Gerardo G. Vassallo. (Sec.: Gastón M. Polo Olivera).
LOCACIÓN DE SERVICIOS AR_JA004 JJTextoCompleto JUSTICIA NACIONAL EN LO
COMERCIAL JUSTICIA NACIONAL DE LA CAPITAL FEDERAL

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