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Tema: Testigos de Jesús

Propósito: Ser testigos de Jesús en nuestra comunidad


Base Bíblica: Hechos 1:8

Jesús se dirigió a sus discípulos y les dijo: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros
el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra” (Hechos 1:8; RVR60).

Introducción
En nuestras pasadas reuniones estuvimos reflexionando cuando los seguidores de
Jesús recibieron el don del Espíritu Santo. Este gran avivamiento de ser testigos empezó en
Jerusalén y que en el futuro se extendería a todo el mundo. El Espíritu Santo los transformó en
una Iglesia poderosa y así también, experimentaron un nuevo poder y un nuevo propósito
(Hechos 2:1-13). ¡Todos los hombres y mujeres pueden vivir mejor al ser “guiados por el
Espíritu Santo”!1
Por otro lado, observamos también que la profecía de Joel en el capítulo 2, de lo que el
Espíritu Santo hace en la vida de los creyentes, este nos deja un mensaje claro y relevante tanto
para el pueblo antiguo como para nosotros en el Siglo presente. Este mensaje resalta la
importancia de cada individuo ante los ojos de Dios. Incluso antes de la venida de Jesús, Dios ya
le había revelado a Joel que tú y yo tendríamos visiones, lo cual demuestra el valor que tenemos
para Él (Joel 2:28-32).
Movimiento: En esta narrativa, Jesús comienza diciendo “pero recibiréis poder cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (v. 8). Jesús nos muestra que, para poder ser
testigos, necesitamos primero recibir el poder del Espíritu Santo. El poder del Espíritu Santo nos
ayuda a entender mejor la Palabra de Dios y a actuar según Su voluntad en nuestras vidas. Sin
embargo, Dios ha derramado Su Espíritu para guiarnos y capacitarnos a dar testimonio de Su
perdón, gracia, misericordia y esperanza eterna. ¡Aleluya!
Entonces, la pregunta es ¿Qué es ser testigos o dar testimonio? Ser testigo (μάρτυς
testigo, mártir2) significa contar algo que has visto o que te ha ocurrido, y nosotros tenemos algo
importante que contar. Necesitamos testificar de las grandes cosas que Dios hizo con y por
nosotros para la salvación de otros también. Por lo tanto, Jesús es la cura para las personas que se
están perdiendo su alma en nuestra comunidad.

1 Rodrick Connerly et al. con Jesse Bryan, Harry Byrd, y César Caruachı́n, Carroll R. y M. Daniel,
Comentario bı́blico mundo hispano Oseas-Malaquı́as, 1ed (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2003), 99.

2 Pedro Ortiz V., Concordancia manual y diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento (Miami:
Sociedades Bíblicas Unidas, 2000).
Pero, hay dos clases de “testimonio”. En primer lugar, consiste en hablar de la liberación
u obra de Dios en nuestra vida, frente a aquellos que no conocen a Cristo. En segundo lugar, se
refiere a la afirmación de esa obra de Dios frente a cristianos. Dar testimonio es el corazón de la
Gran Comisión, porque la iglesia avanza mediante una forma de proclamación que está
relacionada con el testimonio personal de los creyentes. En dos oportunidades en el libro de
Hechos, Pablo relata su conversión (además del relato de Lucas en Hechos 9). El objetivo y la
manifestación primaria del poder prometido del Espíritu Santo fue el testimonio eficaz (Lucas
24:45-49; Hechos 1:8).3
Sin embargo, para poder ser un testigo eficaz de Cristo, uno debe tener conocimiento de
Él de primera mano. El apóstol Juan habla de esto cuando dice: “Lo que era desde el principio, lo
que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon
nuestras manos tocantes al Verbo de vida” (1 Juan 1:1-3). Hoy en día, nosotros quienes hemos
experimentado la nueva vida en Cristo, damos cuenta de Su amor y perdón, tanto verbalmente
como en la forma en que llevamos nuestras vidas. Esto es ser un testigo. Solo nos queda ser
agradecidos por Su obra en nosotros y servirle siendo testigos eficaces y proclamadores de lo
que el Reino trae para quienes buscan una esperanza efectiva y eterna. ¡Aleluya!
Para ser eficaces en nuestro testimonio, debemos recordar varias cosas básicas:
1) El Tema de nuestro testimonio es Jesucristo. Pablo definió el evangelio como la
muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo (1 Corintios 15:1-4). Si nosotros no
estamos explicando el sacrificio de Cristo, entonces realmente no estamos
compartiendo el Evangelio (1 Corintios 2:2; Romanos 10:9-10.) Una parte importante
de este tema es el hecho de que Jesucristo es el único camino de salvación, y no sólo
uno de muchos caminos. “Jesús le dijo, ‘Yo soy el camino, y la verdad y la vida.
Nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).

2) El Poder de nuestro testimonio es el Espíritu Santo. Es el Espíritu quien transforma


una vida (Tito 3:5), y una vida transformada es evidente a todos. Al testificar,
deberíamos pasar mucho tiempo en oración, apropiándonos del poder del Espíritu
para que podamos dejar que nuestra luz brille de tal manera que otros reconozcan el
poder de Dios en nosotros (Mateo 5:16).

3) La Validez de nuestro testimonio aparecerá en cómo llevamos nuestras vidas.


Filipenses 2:15 establece esta meta para nosotros: “para que seáis irreprensibles y
sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa,
en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”. El testigo cristiano
eficaz vivirá su vida irreprochablemente en el poder del Espíritu Santo, cuyo fruto
exhibimos cuando permanecemos en Cristo (Juan 15:1-8; Gálatas 5:22-23).

3 J. Ottis Sayes, «TESTIMONIO, TESTIGO», en Diccionario Teológico Beacon, ed. Richard S. Taylor et
al., trad. Eduardo Aparicio, José Pacheco, y Christian Sarmiento (Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones,
2009), 697.
Como iglesia debemos estar lo suficientemente familiarizados con las Escrituras para ser
capaces de forma precisa y coherente presentar el evangelio a los demás. “Estad siempre
preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande
razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15; RVR60). Estar siempre preparados
significa un estudio diligente de la Biblia, la memorización de las Escrituras y orar por
oportunidades dadas por Dios mismo de compartir con aquellos cuyos corazones han sido
preparados por el Señor para escuchar Su mensaje de Salvación.
Conclusión
La invitación que el Señor nos hace en esta mañana a nosotros es que seamos testigos de
las grandes cosas que Él hizo con nosotros. Aunque no seamos predicadores, y aunque nos
creamos vulnerables para hablar, no debemos olvidar que, en un sentido, todos somos
pregoneros del Rey, y tenemos que hablar y usar palabras verdaderas, sencillas y claras para
transmitir el mensaje del Rey.
A través de la Iglesia el Espíritu Santo vino a darle vida a la humanidad entera que
estaba muerta e influenciada por el pecado, pero ahora en el Espíritu Santo hay libertad de la
esclavitud del pecado y gozo a causa de la Salvación en Jesús. Por lo que, el Espíritu Santo
restaura la relación de comunión y de adoración que la humanidad había perdido con Dios Padre.
El propósito de la Iglesia es dar testimonio de la existencia de Dios a través del Espíritu
Santo. La Iglesia viene a formar el cuerpo de Cristo, por lo tanto, la Iglesia proclama que, todo
aquel que decide poner su fe y su confianza en Jesucristo se vuelve parte de ella, proclamando su
fe por medio de la transformación de vida producida por la obra del Espíritu Santo quien nos
ayuda a dar fruto de arrepentimiento y de amor a Dios (2 Corintios 5:17).
Oración
Señor Dios ayúdanos a ser testigos eficaces de Jesús en nuestra comunidad que es nuestra
Jerusalén, y que tu Espíritu Santo nos empodere para de dar nuestro testimonio hasta los confines
de la tierra.

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