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2.

:Espacio social y espacio simbólico


Introducción a una lectura
japonesa de La distinción•

Yo creo que si fuerajaponés no me gustaría la mayor


parte de las cosas que los no japoneses escriben sobre Japón. En
la época en que escribí Los herederos, hace ya más de veinte años,
reconocí la irritación que me inspiraban los trabajos norteameri-
canos de etnología sobre Francia al conocer la crítica que los so-
ciólogos japoneses, Hiroshi Minami y Tetsuro Watsuji sobre
todo, habían realizado contra el célebre libro de Rulh Benedict,
El crisantemo y el sable. Yo no les hablaré pues de "sensibilidad ja-
ponesa", ni de "misterio" o del "milagro" japonés. Hablaré de un
país que conozco bien, no sólo porque nací en él y hablo su len-
gua, sino porque lo he estudiado mucho: Francia. ¿Esto quiere
decir que me e ncerraré en la particularidad de una sociedad sin-
gular y no hablaré para nada de Japón? No lo creo. Pienso por el
contrario que, presentando el modelo del espacio social y del es-
pacio simbólico que he construido a propósito del caso particular
de Francia, no cesaré de hablarles de Japón (así como, hablando
de países ajenos, hablaré también de Estados Unidos o de Ale-
mania) ¡ Y para que ustedes entiendan completamente este dis-
curso que les concierne y que, al igual que mañana al hablar del
homo academicus francés, podrá también parecerles cargado de
alusiones personales, quisiera estimularlos y ayudarlos a ir más
allá de la lectura particularizante que, más que constituirse en
un excelente sistema de defensa contra el análisis, es el equiva-

• Conferencia pronunciada en la Casa Franco-Japonesa, Tokio, 4 de


octubre de 1989.
1:4 CA PITAL CULTURAL, ESCUELA Y ES PAC IO SOCI AL

le nte exacto, del lado de la recepció n, de la curiosidad por los


particularismos exóticos que han inspirado muchos de los traba-
jos sobre japóni
Mi trabajo, y especialmente La distinción, está muy expuesto a
esta re ducción pa rticularizante. El modelo teórico que allí se
presenta no está adornado de todos los sign os e n los cuales se
reconoce de ordinario a la "gran teoría", come nzando por la a u-
sencia de toda referencia a una realidad empírica cualquiera. -
'Las nociones de espacio social, de espacio simbóÚco o de clases
sociales no están examinadas all í nunca en sí mismas ni por sí
mismas; están puestas a prueba e n una investigación insepara-
ble mente teórica y empírica que, sobre un objeto bien situado
en el espacio y el tiempo, la sociedad francesa de los años se-
tenta, moviliza una pluralidad de métodos estadísticos y etno-
gráficos, macrosociológicos y microsocio lógicos (lo mismo que
oposiciones desprovistas de sentido). El informe de esta investi-
gación no se presenta en el lenguaj e al que numerosos soció lo-
gos, sobre todo norteamericanos, nos han habituado y que no
debe su apariencia de universalidad sino a la indeterminación
de un léxico preciso y mal recortado del uso común ; no tomaré
más que un solo ejemplo, la noción de profesión. Gracias a un es-
tilo discursivo que permite yuxtapon er el cuadro estadístico,Ta..
fotografía, el extra-cto de conversació n,_el facsím il de un do<:u=.
me nto y la lengua abstracta del análisis, puede h acerse coexistir
lo más abstracto y lo más con creto: una fotografía del pre-;¡_·
dente de la Rep..ii2_1ica jugando tenis o la e n trevista a un pana-
dero con ~nális is más formal del po?er gene rador y unifica- -
dor del habit~. _ ---- ·
Toda mi emwesa f ientífica se inspira, en efecto, en la convic-
ción de que no se puede asir la lógica más profunda del mundo
social sino a condición de sumergirse en la particularidad de una
re~d em_pírica,, históricamente situada y fec hada, pero para
construirla como ''caso particular de lo posible~. seg(m las pala-
bras de Bachelard1 es decir, como una figura en el universo finito
de las configuraciones posibles. Concretamente, eso quiere decir


\ ·
ESPACIO SOCIAL Y ESPACIO S IMBÓLICO 25

que un análisis del espacio social en Francia en 1970 es el de la


historia comparada que toma por obj eto el presente, o el de la
a ntropo logía comparativa que se apega a un á rea cultural parti-
'cular: en los dos casos, se trata de intentar asir Jo invariante, la es-
tructura, en cad a una de las variantes observadas.
Esta invariante no se encuentra al primer vistazo, sobre todo -~
cuando este vistazo es el del amante de lo exótico, es decir, de las / '-
1,. .:.J
diferencias pintorescas; aquel que, por decisión o por simple lige- ... .._
!~ ~
reza, se apega prioritariamente a las curiosidades superficiales, a
las diferencias más visibles, frecuentemente producidas y perpe-
tuadas po r la intenció n de turistas apresurados que no conocen
la lengua (yo pienso, por ejemplo, en lo que se dice y se escribe,
en el caso de j a pón, sobre la "cultura del place•-"). Este compar.:t-
tivismo de lo fenomenal, debe ser sustituido por un comparati-
vismo de lo ese nci~: a•·mad o de ~~i~ien to de las estruc-
turas y de los mecanismos que escapan, aunque sea por razones
diferentes, a la mirada nativa y a la mirada exu-anjera, como los
principios de construcción del espacio social o de los mecanis-
mos de reproducción de este espacio, que son comunes a todas
las sociedades -o a un conjunto de sociedades- , el investiga-
dor, a la vez más modesto y más ambicioso que el amante de cu-
riosidades, propo ne un modelo construido que prete nde tener
una validez universal. Puede así recoger las d iferenci as •·eales de
las cuales necesita buscar el principio no en las singula ridades
de una naturaleza -o de un "alma", como dicen ¡Ug1:1~os, los ( '
orientalistas,_para no nombrarlos ...- &noe n tas particularida-
des de historias colectivas dife';entes\ Es, ustedes lo habrán com-
prendido, lo que yo quierót..ratar de hacer aquí y ahora.
Voy pues a presentarles el modelo que he cons,truido en La
di~tinción, tratando primero de ponerlos en guardia con u-a la lec-
lln-a •-ealista o sustancialista de análisis que se quieren estructura-
]('s o, mejor, relacionales (me refiero aquí, sin poder recordarla
t•n detalle, a la oposición que hace Ernst Cassirer entre.:_con.cep-
IOs sustanciales"..,y /'conceptos funcionales o relacionales"") . Para
hacerme comprender diré que la lectilri sustancialista o realista
t 1 t.. .,e) 1 )
26 CA PITAL CULTURAL, ESCUELA Y ESPAC IO SOCIAL

., se detiene en 1.G '


práctica¡; (por ejemplo, la práctica del golf) o
en los consumos (por ejemplo, la cocina china) a los que el mo-
delo inte nta explicar, y concibe la corresponde nci; entr,é las po-
s· · es sociale~ as das~ pensadas como conjunto~ta~cia­
les_,_zlos gustos Oias cticas, como una relación. mecánica Y..
direc~ Así, en el límite, los lectores ingenuos podrían ver una
refutación del modelo en el hecho de que, para tomar un ejem-
-
plo sin d uda demasiado fáci l pero impactan te, los intelectuales
japoneses o norteamericanos se precien de gustar de la cocina '
francesa mientras que a los intelectuales franceses les gusta fre-
cuentar los restaurantes chinos o japoneses; o mejor aún, que las
boutiques elegantes de Tokio o de la 5~ Avenida lleven frecuente-
mente nombres franceses m ientras que las boutiques elegantes
del Faubourg Saint-Honoré eligen nombres ingleses, como hair-
dresser: ~ero quisiera tomar otro ejemplo que creo que es más im-
~rtante: todos ustedes sab~ que, en el caso de j apó n , sor;,Jas
_!!lujeres menos insu·uidas ds]as comunas ru rales las que uenen
la tasa más elevada de partif!2ación-;n las consultas electorales,
mientras que en Francia, CO.!!!Q. IO mostré por medio de un aná-
lisis de no respuestas a los cuestionarios de opinión, l~e no
.respuestas -y la indiferencia a la política- es pattic.ulat=mente
muy alta entre las mujeres, entre los menos instruidos )U!IJ..t.I:e los
más desprotegidos económica y sogalmellle . Tenemos ahí el
ejemplo de una falsa diferencia que oculta una verdad; se sobre-
entiende, en los dos casos, que se trata de un apoli ticismo ligado
a la desposesió n de instrumentos de producción de las opinio-
nes políticas, y hay que preguntarse cuáles son las co..!}diciones.;,..
históricas que explican lo que se o bserva; en un caso un simple
absentismo, en el otro, u na suerte de participación apolítica.

---
Pero las cosas no son así de simples y ~e preguntarse ade-
más cuáles son las dife rencias históricas (y¿ería necesario ¡nv;::-
~
car aquí toda la historia política de Japón y de Fra~ue ha-
cen que la misma convicción de no tener la competencia,
.-- -
estatutaria y técnica, indispe nsable para la participación, y la
misma disposición a la delegación incondicional, beneficie en
.~ , )L~\l'\'
·• \ ' ESP~CIO SOCIAL Y F-'> PAG IO SIMBÓLICO
•, 1
t 1 l' t
'"'"'' 1 \ 1 '~. \ )/.• ·'
un caso, a través del clientelismo, a los partidos conservadores,
mientras que en el otro caso beneficie también (al menos hasta
hace muy poco) al partido comunista, q ue encuentra en esta /
~.¿/

base dócil las condiciones de un "centralism o" férti l para las vol- ~ ~~,
teretas políticas. ~' 1
El modo de pensar sustancialista, que es el del sentido co-
1
mún - y el del racismo- y que lleva a tratar las actividades o ·
las preferencias propias de ciertos individuos o de ciertos gru- "::,."
pos de una cierta sociedad, en un cierto momento, como pro- C. r,;.
piedades sustanciales inscriptas de una vez por todas en una ~ ·._
suerte de esencia, conduce a los mismos errores en la compara- (
ción no sólo entre socie~ades diferentes, sino e ntre ~eríodos ~~
sucesivos de la misma soCiedad. Algunos pueden ver ast una re-
futación del modelo propuesto -en e l que el diagrama que
presenta la correspondencia entre el espacio de las clases cons-
truidas y el espacio de las prácticas propone una figuración grá-
fica y sinóptica-! en el hecho de que, por ejemplo, el tenis o
el mismo golf ya no están, hoy en día, tan exclusivamen te aso-
ciados, como en o tro tiempo, a las posiciones dominantes o a
los deportes nobles, de igual forma en que la equi tació n y la es-
grima ya no son el entretenimiento de los nobles como lo fue-
ron en sus comie nzos (sucede lo mismo en Japón con las artes
marciales).~ inicialmen~ no b,k !!J!S!de ser abando-
nada por los nobles, y es muy frecuente que la adopte una frac-
ción creciente de burgueses o pequeño-burgueses, incluso las
clases po pulares (así fue e n Fran cia con el boxeo, que los aris-
tócratas de fines del siglo XIX practicaban fe\izmente); una
práctica inicialmente popular puede ser retomada en otro mo-
mento por los nobles. En fin, hay que cuidarse de transformar
en propie dades necesarias e intrínsecas de un g rupo cual-
quiera (la no bleza, los samurai, lo mismo que los obreros o los
empleados) las propiedades que les incumben en un momento
dado del Liempo a partir de su posición en un espacio social

1 Cf. J..o distituió11 (trad. Y.!shii), Tokio Shinhyoron, vol. 1, 1989.


28 CAPITAL CU LTURA L, ESCUELA Y ESPACIO SOCIAL
(., ~,, . . ...r .,
vi'. l ·· f. '•· , "".Al ·
determ~n~do, y e~ un estado determinado dclla oferta de bienes
Yde pracuc-ª~osibléSJ Así hay que hacer, en cada momento d e
un~ socied ad, con un conj unto d e posi~es soci'ales gue está
umdo por una relación de homolo~a a un conju nto de ~
dades (la práctica del golf o del piano) 0 de bienes (u~
/gund~ residencia o el cuadro de un ma;stro), ellos mismos ca-
( ractenzados re lacionalmente. . -
y
~sta fórmula que puede parecer abstraGta oscura e~ uncia Ja
pnmera condición de un-a 1~ adecuada del análisis de la re-
~~~ó..~nu·e las''N!Jciones sociales (9oncepto relacional), las(/isp!%
szcto~ (o los habztUl} y las tomas de posicíóñ,-...:¡as "elecciones" oe:.-
radas e n los dominios más diferen tes-de la práctica, en cocina 0
en deportes, en música o e n política, etc., por los agentes soo&:_
_ks. ~ta fórmu la recuerda que no es posible la comparación si no
de ststema a sistema y q ue la investigación de los equ ivalentes di-
rectos entre rasgos tomados aislados, que sean a primera vista d i-
ferentes pero funciona l o técnicamente equivalentes (como el
~ernod Yel shOchuo el sake) o nominalmente idénticos (la prác-
tJ.ca d~l go~ en Francia y en Japón, por ejemplo), puede condu-
Cir a 1den t1ficar de modo indudable propiedades estructural-
me11le diferentes o a d istinguir erróneamente propiedades
estructu n tlmente idénticas. El título mismo de la obra está allí
para recordar q ue eso que llamamos comúnmente distinción es
'
d ecir una cierta cualidad, la más frecuememente consider~da
como innata (se habla d e "di.stinció~ natural ") , d e po rte y de
~1aneras, no es d.e hech9 si.~o.1:j!errmcia, separación, rasgo distin-
'> llv~: en fin , propiedad tzlaczonal'que no existe sino en y por la re-
laclon con otras propiedades.
~ea de diferencia, de separación, está en la base de la
- noción..misma d e espacio, conju nto de posiciones distintas_y co-
e){lS!entes, exteriores las unas respecto d e las o tras, definidas
las un~s en relación con las otras, por vínculos d e proximidad,
de vecmdad, o d e-alejamie nto, y también por relac ion es de or-
? d en c?mo d e bajo, encima y entre; numerosas propiedad es d e
los miembros de las clases medias o de la pequeña burguesía
(/

' ..\,'e~
¡.. , F;SPACIO SOCIAL Y ESPACIO S IMBÓLICO 29
/
/ t /.11 , (
pueden por ~Jem plo deducirse del hecho de que ocupen una
posición in termedia entre las dos posiciones extrem as, sin ser /
identificables objetivamente ni identificadas subjetivamente ..
e n una ni en otra.
El espacio social es construido de tal modo que. los agentes o
los g rupos son distribuidos e;:;_ él en func ión de su posición en
las d istribuciones estad ísticas según los dos principios d e difc- ;
\ renciación que, e n las sociedades más avanzadas, como Estados ~
Unidos, Japón o Francia, son sin ninguna d uda los más eficien- 6
tes: el capital económico y e l capital cultural. De ahí se sigue b ~
que los agentes se encuentran allí empleados de tal manera que
4
tienen tanto más en común en estas dos dimensiones cua]lto ob-,
más próximos estén, y tanto m enos cuanto más separados[ Las
distan_c~ e~acia l es sobre el papel equivalen a las d istancias so-
ciale§.l Más precisamente, como lo expresa el diagrama de La
J
distinción en el que traté de representar el espacio social (o en el
diagrama simplificado de la página siguien te), los agentes son 1
distribuidos, en la primera dimensión según el volumen global de_~ 1 ,1 •
4
capital que ellos poseen en sus diferentes especies, y en la se- ¡:,~.:, sr
gunda dimensión según la estructura de su capital, es decir, se- 61 ··,~~ \. '
gún el peso relativo a los diferentes tipos de capital (econó- Uh'lt r·
.tal As' .6'• 1-ro•
mico, cultural ) en el y.olumen tota1 d e su cap1 . I, para "'

hacerme comprender, e n a pnmera ImensiOn, sm u a a - 1 lf


• J . d' . ' . d d i tU
, ¡
1
guna la más importante, l~s p oseedores de un fuerte volumen1 t •H.
de capital global, como los patrones, los miembros de profesio-
nes liberales y los profesores de universidad, se o ponen global-
mente a los más desprovistos de capital económico y de capital
cultural, como los obreros sin calificación; pero, desde otro
punto d e vista, es decir, desde el punto de vista del peso relativo
del capital económico y del capital cultural en su patrimonio,
ellos se oponen también m uy fuertemente en tre sí, tanto en ja-
pón como en Francia (lo que habrá que verificar) .
30 CAPITAL CULTURAL, ESCUELA Y ESPACIO SOCIAL

CAPITAL CLORAL+
(todas las especia confundidas)

piano 1 bridge
golf
1
PROFESIONES UBERALES
' '·
PROFESO~
SUPEIUOR. , ajedrez w!UKy

>

~
"' ' ' , INGENIEROS t<rabble
' navepción
~ CUADR.OS PÚBU~ a ....
PR.OFESOR.ES '
SECUNDARIA montañll,
marcha '
nat¡oción
<urismo en biciclela ,..... nüneraJ VOTO POR LA DERECHA
SEilVICIOS \
MtDICOSOCJ~
ll'ITEilMEDIARIOS piw~ '
CULTIJR.AW expmlón corporal',
CUADROS MtDIOS
CAPITAL CULTUR.AL .COMDtaO CAPITAL CUL~-
CAPITAL ECONÓMICO- opereta 1 ¡l! CAPITAL ECONÓMICO •
1

JNSTR.ucroR.ES rtcNJcos ~ ¡g
CUADROS MEDIOS
ADMINISTR.ATIVOS
\ >
1 " fh
~· ,.e;
~mod ñ
EMPLEADOS DE : ;;f 8 §
COMEilCIO 1~ z:
1 vinos espumosos
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EMPLEADOS
DEOflCINA :~0
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VOTOPOR
LA IZQUIERDA
.,.,....
f
1• a
1
CONr'R.AMAESlllES pefa
OBREROS CAUflCADOS 1 o
Í"<J'' ck naipes 1\ltbol: acorckón

OBR.ER.OS ESPECIALIZADOS 1 vino


: liniO onlinario

MANIOBRAS '
:
ASALARIADOS AGilfCOLAS

1!
CAPITAL GLOBAL-
ESPAC IO SOCIAL Y ESPACIO SIMBÓLI CO 31
r-
La segunda oposición, al igual que la primera, está en la base -~
de las diferencias en las disposiciones y, por ello, en las tomas de'(..
posición que pueden diferir en su contenido, según los momen- '1
tos y según las sociedades, o presentarse bajo una forma idén- ¡
ti ca, como la oposición entre los intelecLuales y los patrones que, ¿;e '"
t:n Francia y en e!Japón de la posguen-a, se traduce, en política, en
una oposición entre la izquierda y la derecha. Más general-
mente, el espacio de las eosicio~es sociales se retraduce en ~

cspa~po.t:..intermedl2.ds;.¡ eSR~o..delas _
,/
;
dispos_ki<mes (o de los habitus); o, en otros términos, al sistema e
de separaciones diferencialesque define las diferentes posicio- 'i<. -:
nes en las dos dimensiones mayores del espacio social corres- ,- <
ponde un sistema de separaciones diferenciales en las propieda-
des de los agentes (o de las clases construidas de agentes), es
d ecir, en sus prácticas y en los bienes que ellos poseen.,:..A cada. _ ,
clase de posic!_?nes el habitu.s) quc es el producto de.condiciona- v" f

1nientos sociales asociados a una determinada condició~ hace - "


corresponder uñ conjunto sistemático de b ienes y de propieda-
des, unidos entre ellos por una afinidad de estilo, -
U n a de las funciones de la noción de habitus es dar cuenta de fl'
la unidad de estilo que atraviesa a la vez las prácticas y los (e,),
bienes de un agente singular o de una clase de agen tes (eso ·v? •
que los novelistas como Balzac o Flaubert han sabido expresar ~
muy bien a través de descripciones del ambiente - la pensión
Vauquer en Papá Goriot- que son al mi~ tiem o ~scripcio-
nes del personaje que lo habita). El habitu s ese principio ge-
ne rador y unificador que.retraduce las característtc:aS-iñt~ñse: r
e as y relacionales de una po~n en lln. estilo de vida unitario!.-
cs des_ir, \un_con~to unitario de sleccióru:l~~na~, de --
bienes, de prá<;_!.ic;~)Al igual que las p9siciones d~ las q~Jos ~
son el proclucto, los habitus estañ diferenciados; pero también
' son diferenciant~_:'___I?istintos,_distingurdos,
-- ('!!los són también
operadores de disti~ción: ponen e n júego diversos principios
d e diferenciación o utilizan de modo variable los principios de
diferenciación comunes. {J
,
1/ l;...
1 '(
32 CAPITAL CULTURAL, ESCUELA Y ESPACIO SOCIAL

j j"

... Estructuras estructuradas, principios generadores de prácticas


~ distintas y distintivas -por ejemplo, lo que el obrero come y so-
~1

1 .J ?re todo su manera de comerlo, el deporte que practica y su ma-


1 J + nera de practicarlo, sus opiniones políticas y su manera de ex-
C 1 •
~ ,/ presarlas difieren sistemáticamente del consumo o ~ las
l ~\ ."' actividades correspondientes del indJistrial-, los hab~ufJ son
1

· :~ también estructuras estructurantes, e:quemas clasificato~ioj;,


"' • principios de c~ificación, principios de visión y de división, de >
gustos, diferentes.froducen diferencias, operan disú~ciones en-
_!:re lo que es bueno y lo-que es malo, entre lo que está b ien y lo
que está mal, entre lo que es distinguido y lo que es vulgar, etc.
Así, por ejemplo, el mi~mCLc.Qlllportan_:iento o el~"l~
.pu~de parecer distinguido a uno, pretencioso a otro, vul~r~
t!';rcero.
Pero lo esencial es que, cuando ellas son percibid~
sus categorías sociales de percepción, de sus principios de visión
y de división, las diferencias~n las prácticas, los bienes-poseídQs,
las opiniones expresadas se vuelven diferencias sim150Ticas y
constituyen un verdadero(lenguaje. Las diferencias asociadas a las
diferentes posiciones, es ilecir, los bienes, las prácticas y sobre
todo las maneras, funcionan, en cada sociedad, al modo de las di-
~ ferencias constitutivas de los sistemas simbólicos, como el con-
junto de fonemas de una lengua o el conjunto de rasgos distin- \' '>:,
tivos y de separaciones d~'ferecia.les_constitutivos de un sist_ema

mwco, es d eor,
. como leS::. ' d, ....- ~
. .,~ v~'· 'il\ 1' · 1 \J'
<.....:__~os 'tStzntzvos. ~· .,,"_,. , • '•· ·'"~\
Construir el espacio social, esa realid~d invisible q't'e no 'se~"'•·
puede mostrar ni tocar con los dedos y que organiza las prácticas
y las representaciones de los agentes, es darse de un solo golpe la
posibilidad de construir clases teóricas tan homogéneas como
posibles desde el punto de vista de los dos determinantes mayo-
res de las prácticas y de todas las propiedades que de allí se deri-
van. El principio de clasificación que se puede así construir ~
_verdaderamenie( exElicativo. Es una taxonomía social que no se
contenta con describir el conjunto de las realidades clasificadas
sino que, como las buenas clasificaciones de las ciencias natura-
ESPACIO SOCIAL Y ESPACIO SIMBÓLICO 33

les, se apega a las propiedades determinantes que (por oposi-


ción a las diferencias aparentes de las malas clasificaciones) per-
miten predecir las otras propiedades. Las clases que ella permite
construir semejan a los agentes que son tan parecidos entre sí y
tan diferentes como es posible de los miembros de las otras cla-
. • /Y",. ,;.,/.( t"t 1·, {), ,"
ses, vecmas o alejadas. y - ; r ' ~r _
Pero la validez misma de la clasificación corre el riesgo de in- \

citar a percibir las clases teóricas, reagrupamientos ficticios que


no existen sino sobre el papel por una decisión intelectual del
investigador, como las clases reales, los grupos reales, constituidos
como tales en la realidad. Pel igro tanto mayor cuanto que la in-
vestigación hace en efecto suponer que las divisiones diseñadas
e n La distinción corresponden adecuadamente a las diferencias
reales en los dominios más diversos, aun los más inesperados, de
la práctica. Así, por'tomar el ejemplo de una propiedad extraña, la
distribución de los propietarios de perros y de gatos se organiza
según el modelo de la siguiente manera: a los patrones del co-
mercio (a la derecha en el esquema) les gustan sobre todo los
perros, mientras que los intelectuales (a la izquierda en el es-
quema) prefieren los gatos. Del mismo modo, la homogamia se
intensifica a medida que las unidades que recortamos en el espa-
cio son más estrechas. ""
El model~ define pues las distancias que son predictivas de re-
l' ncuentros, de afinidades, de simpatías o también de deseos:
<·oncre tamente, esto significa que las personas que se sitúan en e
lo alto del espacio tienen poca oportunidad de casarse con las
pe rsonas que están situadas hacia lo bajo. Primero, porque tie-
ll c n poca oportunidad de encontrarse físÍCamente (a menos que
St'a en esos sitios llamados de "mala reputación", es decir al pre-
rio de una t0nsgresión de los límites sociales que vienen a redo-
blar las distancias espaciales)f -é.e-Spués, porque si ellos se encue~-
tran por casualidad o por accidente, "no se entenderán", no se
ro m prenderán verqaderamente y no se gustarán. Al contrario, la
proximidad en el espacio social predispone al acercamiento: las
personas inscriptas en un sector restringido del espacio serán a
36 CAPITAL CULTURAL, ESCUELA Y ESI'ACIO SOCIAL

\
.. individualmente y sobre todo colectivamente, en la coo_pera-
ción y el conflicto, hay que añadir que esas co.nstrucciQnes no
"
' se operan en el vacío social, como parecen creer cie~
'"" ~
metodólogos~ la posición ocupada en c;l espacio social, es decir,
~· en la estructura de la distribución de los diferentes tipos de ca-
'X
pital, que son también armas, dirige las representaciones de
ese espacio y las tomas de posición en las luchas para conse.!:_-
'\.
varlo o transformarlo .
,.¡
Para resumir esta relación compleja entre las estructuras obje-
tivas y las construcciones subjetivas, que se sitúa más allá de las al-
ternativas ordinarias del objetivismo y del subjetivismo, del es-
tructuralismo y del constructivisrno y también del materialismo y
del idealismo, tengo el hábito de citar, deformándola un poco,
una fórmula célebre de Pascal: "El mundo me compren.@:, pero
yo lo comprendo". El mundo social me engloba y, como sigue di-
ciendo Pascal, "me engulle como un punto"._.Pero, primera in-
versión, este punto es un punto dR vista, el principio de una visión
perspectiva, de una comprensión, de una representación del
mundo. Dicho esto, nueva inversión, este punto de vista se man-
tiene como una mirada que parte de un punto situado en el es-
pacio social, una perspectiva definida en su forma y su contenido
por esa posición objetiva. El espacio social es la realidad primera
y la última, ya que dirige hasta las representaciones~
tes sociales pueden te.ne,¡;.sobre ella. ·- - -
l ·~ He llegado al término de esta suerte de introducción a la lec-
tura de La distinción. Me he esforzado por enunciar los princi-
pios de una lectura relacional, esu·uctura l, apropiada para_dar
todo su alcance al modelo que propongo. Lectura relacional,
pero también genl!1·adora. Quiero decir con esto que deseo que
mis lectores se esfuercen por hacer funcionar el modelo en este
otro "caso particular de lo posible" que es la sociedad japonesa,
que se esfuercen en construir el espacio social y e l espacio sim-
bólico japonés, por definir los principios de diferenciación obje-
tiva fundamentales (pienso que son los mismos, pero hay que ve-
rificar si, por ejemplo, no tienen pesos relativos diferentes, lo
ESPACIO SOCIAL Y ESPACIO SIMBÓLICO 37

que yo no creo, dada la importancia excepcional que tradicio-


nalmente se da aquí a la educación) y sobre todo los principios
de distinción, los signos distintivos específicos en materia de de-
porte, de cocina, de bebidas, etc., los rasgos pertinentes que
constituyen las diferencias significativas en los diferentes subes-
pacios simbólicos. Tal es, a mi parecer, la condición del compa-
ratismo de lo esencial que traje a mi discurso cuando comem.aba
y, al mismo tiempo, del conocimiento universal de las invariantes
y variaciones que la socio logía puede y debe producir.
En cuanto a mí, me esforzaré por decir mañana cuáles son los
mecanismos que, tanto en Francia como en japón y en todos los
países avanzados, aseguran la reproducción del espacio social y
del espacio simbólico, sin ignorar las contradicciones y los con-
nietos que pueden estar en el principio de su transformación.

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