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SE'RGIO BUARQUE DE HOLANDA

VISIO D L ARAISO
Motivos Edénicos en el Descubrimiento y Colonización del Brasil

Prólogo
FRANCISCO DE ASSIS BARBOSA
Cronología
ARLINDA DA ROCHA NOGUEIRA
Bibliografía
ROSEMARIE ERIKA HORCH

Traducciones del portugués al español:


Visión del Paraíso: ESTELA DOS SANTOS
.BIBLIOTECA AYACUCHO
Prólogo y cronología: AGUSTIN MARTINEZ A.
II En tales descripciones ni siquiera falta el ruiseñor canoro, pájaro,
en verdad, desconocido por aquellos parajes y que, lo dice Leonardo
TIERRAS INCÓGNITAS Olschki, constituiría, desde remotas eras, un "atributo fijo, inmutable,
de las primaveras poéticas, de los cerrados bosques umbrosos, de
los jardines de las delicias, que los poetas no se cansan de eelebrar
( ... ) ", como si el encantamiento en que la maravillosa visión había
puesto al Almirante, sólo se pudiese manifestar por medio de la con-
vención literaria, sin quedar margen para la anotación realista2•
Es posible que, al menos en este caso particular, el erudito inves-
tigador de la historia literaria de los descubrimientos haya forzado un
poco la mano, dado que el ruiseñor de la tradición poética, tal como
aparece principalmente a partir del último libro de las Geórgicas, casi
sin excepción, es una voz solitaria y triste, siempre lamentando
--moerens Philomela- la irreparable pérdida de los hijos, arrebatados
Colón no estaba tan lejos de ciertas concepciones corrientes en la del nido, aún implumes, por la ferocidad de un labrador. Por el con-
Edad Media acerca de la realidad física del Edén, como para descreer trario, es una sugerencia primaveral, verdaderamente paradisíaca, lo
de su existencia en algún lugar del globo. Y nada le quitaba su idea, que esa voz, ahora en coro con otras, representa en el relato de Colón:
verdaderamente obsesiva en sus escritos, de que las nuevas Indias, "y cantaba el ruiseñor y otros pajaricos de mil maneras en el mes de
adonde lo había guiado la mano de la Providencia, estaban situadas noviembre por donde yo andaba".
al borde del Paraíso Terrenal. Si al llegar a Paria manifiesta con mayor Pájaro genuinamente "renacentista", a pesar de que se le retomaba
fuerza esa idea, el hecho es que mucho antes, desde el comienzo de de venerados modelos clásicos, había sido un personaje esporádico
sus viajes de descubrimiento, el tópico de las "visiones del paraíso" y en rigor, secundario, en la tradición medieval -tradición que de
impregna todas sus descripciones de esos parajes de magia y leyenda. preferencia podría inspirar al genovés- donde, cuando aparece, gene-
Por ejemplo, el espectáculo que más vivamente lo había impresio- l'almente se hace acompañar de la calandria3 • Parece probable que
nado en Haití, la hermosura, única en la tierra, de esa isla cubierta Colón se haya dejado dominar, en este paso, por el mismo engaño que
de árboles de mil formas, tan altos que parecen tocar el cielo, y que, entonces, y también más tarde, llevaría a muchos europeos a tratar
todo lo hace creer, jamás pierden sus hojas (puesto que las ve en no- de ver en el Nuevo Mundo algunas especies vegetales o animales que
viembre, cuando registra el hecho, tan verdes y vigorosas como lo les eran familiares. Engaño tanto más explicable cuando al mismo de
estarían en España por el mes de mayo), es un trazo inseparable del las Casas, por ejemplo, después de una residencia dilatada en las Indias
paisaje edénico. Ante el Cabo Hermoso exclama extasiado: "Y llegando
yo aquí, a este cabo, vino el olor tan bueno y suave de flores o árboles
de la tierra, que era la cosa más dulce del mundo". Las gentes de 2 Leonardo ÜLSCHKI, Storia delle Scoperte, pp. 17 y 20. Refiriéndose espe-
Cuba, a su ver, son un pueblo "de amor y sin codicia, y convenible cialmente al "ruiseñor" de Colón, observa Olschki: "El paisaje de Haití, como
lo vio Colón, era la realización del esquema literario que el Dante había bebido
para toda cosa, que certifico a Vuestras Altezas que en el mundo en una extensa tradición literaria, transfigurándola en su fantasía y en su estilo.
creo que no hay mejor gente ni mejor tierra; ellos aman a sus prójimos lnfínitas son las variantes de ese motivo en la literatura medieval, pero siempre
reaparecen las descripciones del Paraíso, de los jardines de amor y delicias,
como a sí mismos, y tienen una habla la más dulce del mundo, y mansa, de una naturaleza enmarañada, entre árboles siempre verdes y pájaros siempre
y siempre con risa. Ellos andan desnudos, hombres y mujeres, como sus musicales, que viven en una primavera constante".
3 Cf. María Rosa LmA, "El ruiseñor en las Geórgicas y su influencia en la
madres los parieron" 1• literatura española de la edad de oro", Volkstum und Kultur der Romanen
IX, 3-4, p. 296. Acerca del locus amoenus medieval en sus relaciones con los
patrones clásicos y en su asociación con la idea de Paraíso Terrestre, cf.
1 D. Martín Fernández NAVARRETE, Colección de los Viajes y Descubrimientos, también Ernst Robert CuRnus, Europaische Literatur und Lateinisches Mitte-
I, p. 249. lalter, pp. 200 y ss.

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de Castilla, no le parecerá absurdo que el descubridor pudiese oír con ellas lo que iban a hacer. De esos ayuntamientos, si nacían machos,
en las selvas de Haití el trino de un pájaro extraño a este hemisferio4 • luego los enviaban a dicha isla del Caribe. Las niñas quedaban con
No por eso es menos exacto decir que la convención literaria de ellas9 •
los motivos edénicos, donde la narrativa bíblica se había dejado conta- Es interesante cómo en estos casos, no menos que en los motivos
minar por reminiscencias clásicas (mito de la Edad de Oro, del Jardín claramente edénicos, se muestra Colón tributario de viejas convenciones
de las Hespérides ... ) y también por la geografía fantástica de todas eruditas, forjadas o desarrolladas por innumerables teólogos,' histo-
las épocas, afectó decisivamente aquellas descripciones. De la selva riadores, poetas, viajeros, geógrafos, hasta cartógrafos, principalmente
tropical presentada por Cristóbal Colón no parece demasiado pretender durante la Edad Media. Son convenciones, por poco que lo parezca,
que sea una especie de réplica de la "divina foresta spessa e viva" continuamente enlazadas con el tema del Paraíso Terrenal. Casi puede
que el poeta "prendendo la campagna; lento lento" va a penetrar para decirse de todas las descripciones medievales del Edén que son incon-
alcanzar finalmente el paraíso terrestre 5• cebibles sin la presencia de una extraordinaria fauna más o menos
Poco importa si alguna forma exagerada o contrahecha parece a antropomórfica, que pertenece a los suburbios de aquel jardín mágico
veces perturbar el espectáculo incomparable. No serán sólo primores y, aparentemente, fue puesta allí por la propia mano de Dios. San
y deleites los que se ofrecerán aquí al descubridor. Al poco tiempo, Isidoro, que creía piadosamente en la existencia de esos seres extraños
en ese mágico escenario, comienza a entrever asombros y peligros. Al y llegó a dividirlos en cuatro ramas distintas, los portentos, los ostentas,.
lado de aquellas gentes suaves y sin malicia, lo poblaban entidades los monstruos y los prodigios, según parecieran anunciar, manifestar,
misteriosas, y ciertamente nocivas -cinocéfalos, monoculi, hombres mostrar o predecir algo futuro, rebate la afirmación de quienes los
con cola, sirenas, amazonas- que podían enredar con obstáculos su imaginaban nacidos contra la ley de la Naturaleza, pues la verdad,
camino. dice, es que "fueron hechos por la voluntad divina y la naturaleza
Estando en Cuba, subyugado por una naturaleza que le ofrece de todo lo creado responde a la voluntad de Dios" 1 º.
todas las galas del Paraíso ("árboles y frutas de muy maravilloso sa- Alegóricamente, tal vez podría interpretarse su presencia en las
bor ... ", aves y pajaritos, y el cantar de grillos durante la noche con proximidades del paraíso en el sentido de que nosotros no debemos,
que se holgaban todos: "los aires sabrosos y dulces de toda la noche, ni un solo momento, descuidar nuestra salvación, y aun, que el alma
ni frío ni caliente"6 recibe las primeras noticias de aquellos horrores: no se puede encaminar sin temores hacia los premios inmortales
"hombres de un ojo y otros con hocicos de perros que comían hom- segura de obtenerlos con tal salvoconducto.
bres, y que en tomando uno lo degollaban y le bebían su sangre y le Al genovés nada le costaría traducir según su gusto y saber
cortaban su natura" 7 • -saber que se encontraba en el extremo Oriente del Asia- los gestos
Más tarde le dicen que en Cibao los hombres nacen con rabo 8 • y mímicas de los indios que interpelaba. Y así como convencionalmente
Por informaciones de ciertos indios que había llevado a bordo de la se situaba en el Oriente, donde la tradición había situado también
Española, aún en enero de 1493, tres meses después del descubri- el Paraíso, una tierra de elección para esa fauna fantástica, era menes-
miento, había sabido de una isla llamada Matininó, la actual Martinica, ter encontrarla en las tierras nuevamente descubiertas. De suerte que
sólo habitada por mujeres. En cierta época del año, desembarcaban los cinocéfalos, por ejemplo, a que parecían aludir los indios de Cuba,
allá los hombres de la isla del Caribe (o sea de Puerto Rico) y hacían no deberían ser diversos de aquellos habitantes de la Isla Agama, quizás
4 Fray Bartolomé de LAs CASAS, Historia de las Indias, I, I, p. 231: "Vieron los andamaneses de hoy, a que se había referido Marco Polo; hombres
también ansares muchas y ,naturales ruiseñores que muy dulcemente cantaban, que tenían todos "cabezas de perro y dientes y hocico semejantes a
y es bien de considerar que haya tierra en que por el mes de noviembre los
ruiseñores canten". los de un gran mastín" 11 • De hombres con rabo de "más de un palmo
5 "Purgatorio", XXVIII, I. de largo" también trataba el veneciano, localizándolos en el reino de
6 D. Martín Fernández NAVARRETE, Colección de los Viajes y Descubrimientos,
1, p. 187. La referencia a la amenidad perpetua del clima "ni frío ni caliente"
-non ibi f rigus, non aestus- constituye, por lo menos a partir de San Isidoro 9 NAVARRETE, Colección de los Viajes, I, p. 273.
de Sevilla, una constante de las visiones del Paraíso.
7 NAVARRETE, Colección de los Viajes, I, p. 192. 10 SAN IsrnoRo DE SEVILLA, Etimologías, Lib. XI, Cap. III.
8 NAVARRETE, Colección de los Viajes, I, p. 301. 11 MARCO PoLO, Il Milione, p. 282.

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Lambri, rico en árboles de palo brasil: "11 hi a berci en grant abon- En otro escrito ya intenta describir a esos imposibles "hombres"
dance"12, dice, en efecto, el viejo texto francés. De esa planta preciosa y dice: "con los pies apuntando para atrás y ocho dedos en cada pie;
fueron llevadas semillas a Venecia y el frío no les permitió germinar. otros sin la cerviz, con los ojos en los hombros; algunos con un solo
El Paraíso Terrestre no se incluye en el itinerario de Marco Polo; ojo bien en medio de la frente, a la manera de los cíclopes, o con
sin embargo, otros que presumen haberlo visto o conocido por noticias una sola pierna; estos últimos serían velocísimos en carrera". Brunetto
fidedignas, no dejarían de decir que era un jardín rodeado por figuras sitúa igualmente en la India a los hombres que apenas nacidos ya
monstruosas que no le deben nada a los cinocéfalos y caudados. En parecen viejos, y van volviéndose con apariencia de jóvenes a medida
Ja ]mago Mundi de Hygden, anterior a 1360, en la parte oriental, arriba, que envejecen, así como a las mujeres que quedan grávidas a los
aparece un cuadrilátero destinado al Edén. Tres ríos que salen de ese cinco años de edad y no viven más de ocho años. Entre las demás
sitio para desembocar en el Indo, son atravesados por una inscripción curiosidades del lugar fabuloso, hablq aun de ciertos hombres que
que indica la existencia allí de seres humanos que se sustentan del matan y devoran a sus propios padres, antes de que éstos se mueran
simple perfume de las frutas. Otras inscripciones, a la izquierda del de vejez o enfermedad, y tienen semejante práctica como altamente
Paraíso, hablan de hombres que encanecen en la juventud y en la vejez piadosa 17 •
tienen cabellos negros ("hic homines canescunt in iuventute et nigres- La frecuencia con que hasta en mapas e itinerarios surgen esas
cunt in senectute") , de mujeres que conciben a los cinco años de edad figuras indefectiblemente vinculadas al paisaje edénico hace creer que
y perecen a los ocho, y finalmente, de hermafroditas con el pecho debían corresponder a un sentir general, por ventura nacido de tradi-
derecho de hombre y el izquierdo de mujer 13 • Aún en 1436, el mapa de ciones anteriores o ajenas a la propia difusión del cristianismo. En
Andrea Bianco, probablemente conocido por Colón, muestra al lado del este caso podrían sujetarse posteriormente a interpretaciones alegóricas:
Paraíso, en una península proyectada del oriente de Asia, hombres sin por ejemplo, el caso de los cuatro animales provistos cada cual de seis
cabeza y con la boca y los ojos en el pecho 14 • alas, que el Dante, tomándolos de la visión bíblica de Ezequiel o del
La India verdadera, India Mayor, como la llamaban los antiguos Apocalipsis, introdujo en su Paraíso Terrestre, y también el del grifo
geógrafos y que el Almirante presumía haber alcanzado, tanto que mitad león, mitad águila
escribirá aún en 1503, a los reyes católicos, que cierta región por él
descubierta quedaba a diez jornadas del Ganges 15 , dada la notoriedad le membra d'oro avea quant'era ucello
de sus tesoros y misterios, era uno de los lugares favorecidos por la e bianche l'altre di vermiglio miste18 •
búsqueda del lugar del Edén. "En Inde est Paradis Terrestre, ou il a de Aquéllos debían personificar los cuatro Evangelios, significando
toutes manieres de fust d'arbres et de pomes et de fruiz qui soient en sus alas la celeridad con que se diseminaron las palabras de Jesús, lo
terre ( ... ) ", había escrito ya Brunetto Latino. cual está simbolizado, a su vez, por la figura del grifo, con sus dos
No llama la atención si la misma India o tierra del Pisón fuera distintas naturalezas, la aquilina y la leonina, que equivalen, respec-
para el autor del célebre Tesoretto, patria dilecta de las criaturas más tivamente, a la divina y la humana.
deformes y asombrosas que se pudiesen imaginar, tanto que ningún
17 "Et sachiez que en Ynde et en celui pafa Ja outre a mRintes divic"itPz de
hombre vivo sería capaz de genz; car il i a tels qui ne vivent que de poissons, et tels i a qui occient lor
peres avant que il dechieent par viellesce ou par maladie: et si les manjuent,
Recitar le figure et ce est entre euls une chose de grant pitié. Cil qui habitent au mont Niles
ont les piez retors, ce est la plante desus, et ont en chascun pié VIII doiz. Autres
Delle bestie e gli uccelli i a qui ont teste de chien, et Ji plusor n'ont chief; mais lor oilz sont en Jor
Tanta son laidi e f elli16. espaules. Unes autres gens i a qui maintenant qu' il naissent, 101· chevol
deviennent chenu et blanc, et en lor viellesce nercissent. Li autre n'ont que
I'oil et une jambe, et corrent trop durement. Et si i a femes qui portent enfanz
12 MARCO Pow, Il Milione, p. 279 y n. Según todas las probabilidades, esa a V anz, mais ne vivent outre l'aage de VIII anz". Brunet LATIN, "Livres dou
alusión a hombres con cola se refiere a los orangutanes, de los que el viajero Tresor", feux et Sagesses du Moyen-Af!.e, p, 765 y ss. Las mismas monstruosida-
podría haber tenido noticias en los lugares que recorrió. des aparecen en la India de Pierre D'Ailly (uno de los autores predilectos de
13 Joachim LELEWEL, Geógraphie du Moyen-Age, V (Epilogue), p. 147 y ss. Colón) que por su lado prefiere situar al Paraíso Terrestre en las Islas Afor-
14 Joachim LELEWEL, Geógraphie du Moyen-Age, II, p. 86. tunadas de los antiguos. Cf. Edmond BuRON, lmago Mundi de Pierre D'Ailly,¡
15 NAVARRETE, Colección de los Viajes, I, p. 419. p. 264 y SS.
16 Brunetto LATINI, Il Tesorei'to e il Favoletto di Ser . . ., p. 87 y ss. 18 "Purgatorio", XXIX, vv. 112-113.

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En efecto, la idea de que en la Tierra existe un lugar de biena- dice del Paraíso Terrenal, encontrase algún medio para introducirse
venturanza, sólo accesible a los mortales a través de mil peligros y en 18¡ geografía visionaria del Nuevo Mundo. A uno de los compañeros
penas, manifiestos ya bajo la apariencia de una región tenebrosa, ya del genovés en su segundo viaje, hombre aparentemente práctico, cir-
de columnas ígneas que nos impiden alcanzarlo, o también de demonios cunspecto, experimentado, ajeno a la imaginación desatinada de muchos
o de pavorosos monstruo~, pudo prevalecer, sin embargo, independiente- conquistadores, de crueldad notable en el trato de los naturales, a los
mente de las tradiciones clásicas o de las escolásticas sutilezas. En la que perseguía sin tregua, ayudado por feroces mastines como el célebre
historia, por ejemplo, de las peregrinaciones de San Brandán, origi- Becerrillo, le tocó la aventura extraordinaria de salir en busca de aguas
naria de antiguas leyendas celtas, la Isla de los Santos, meta de los de tamaña virtud.
navegantes irlandeses, sólo es alcanzada después de un dilatado viaje Entregándose a una creencia corriente, según Herrera, entre los
por un mar infestado de dragones y gigantes, poblado de islas sagradas peninsulares, Juan Ponce de León, después de una larga residencia en
o malditas, de donde se eleva al cabo una ancha muralla de tinieblas, las tierras descubiertas, teniendo cincuenta años de edad y en actitud
especie de "mar tenebroso" que los peregrinos deben trasponer cuando ele quien quiere corregir los estragos corporales, se juzgó en situación
ya se encuentran casi a la vista del lugar de destino. de salir a buscar el mejor camino para arribar a la sagrada fuente o al
En la isla de Paulo, el eremita, visitada por Brandán y sus .compa- río donde los viejos recobran el vigor y rejuvenecen. La primera esta-
ñeros, ni siquiera falta una réplica de la fuente de Juvencia, que aparece ría en la pequeña isla de Bimini, y el río en la península contigua a la
casi obligatoriamente en las descripciones medievales del Paraíso Te- Florida, que Ponce pensaba, asimismo, que era una isla. La leyenda
rrestre19. Según la versión generalizada en esas descripciones, sus aguas indígena había endosado la vieja tradición erudita sobre la existencia,
brotan del mismo Edén y van a aparecer en un sitio muy apartado en algún lugar del orbe, de una fuente dotada de aquellas propiedades.
de él, después de un decurso subterráneo. Mandeville, aunque muy a El caso es que, quizá animado por tales noticias, en el año de 1512
su pesar, no pudo visitar aquellos maravillosos jardines, cuyo ingreso y en Puerto Rico, armó Ponce dos navíos bien equipados y aparejados
está vedado a los humanos por un ancho desierto poblado de fieras, de gente, yendo a dar, en el domingo de Pascua, la Pascua Florida
cortado por montañas invencibles y ásperas rocas y también por el de los españoles, a cierta tierra que, en homenaje al día del descu-
valle tenebroso, mas pudo ver la fuente y beber de sus aguas tres o brimiento, recibió el nombre que hasta hoy conserva. En seguida volvió
cuatro veces, con lo que se sentía mejor dispuesto y así contaba per- a Puerto Rico donde tenía sus haciendas y de allá se fue a España a pe-
manecer hasta que Dios lo reclamase de esta vida mortal. Se hallaba dirle al rey que lo hiciese adelantado y gobernador de la nueva provincia.
la fuente situada al pie de la montaña llamada Polumbo y el aroma Nada se sabe de las informaciones dadas en España por Juan
y el sabor de las aguas, puesto que mudaban de hora en hora, recor- Ponce de León. Las patentes y capitulaciones que obtuvo de la corona
daban toda clase de especias2º. guardan silencio respecto de las aguas regeneradoras, y tal circunstan-
En el texto de la célebre carta del Padre Juan, se precisa que la cia puede originar la tentativa de un historiador moderno de disociar
misma fuente quedaba situada a la distancia de tres días del jardín a Ponce de la singular demanda a la que su nombre quedó vinculado 22 .
de donde Adán fuera expulsado. Quien probase tres veces de esas aguas Sea como fuere, su estadía en España coincidió con la veloz
hallándose en ayunas estaría libre de cualquier enfermedad y quedaría divulgación de la noticia de la existencia en Bimini y en la Florida de
en adelante como si no tuviese más de 32 años de edad21. aguas dotadas de tan maravillosa virtud que "bebidas, tal vez con
Era de esperar, después de las desvariadas especulaciones de Colón alguna dieta, hacen que los viejos puedan volver a la juventud".
y otros navegantes, que también la fuente de Juvencia, constante apén- En esos términos se refiere a ellas Pedro Mártir de Anglería.
Para ejemplificar tal virtud alude al caso sucedido a cierto hombre
19 fournal de Bord de Saint-Brendam, p. 189.
20 Mandeville's Travels, H. p. 325 y ss. "Et dist on que celle fontaine vient abatido por los achaques de la vejez y que, habiendo ido a probar
de. paradis, et pour ce est e~le si :rertueuse. Est auec ce ceuls qui souuent en las aguas de esa fuente, volvió completamente recuperado y aun se
boment semblent estre tous1ours 1eunes, dont les aucuns lappellent et dient
~ue cest la fontaine de iouuent, pour ce quelle fait ressembler a estre les gens
10uenes". 22 Woodbury LOWERY, The Spanish Settlements within the Present Limits
21 Richard HENNING, Terrae Incognitae, II, p. 361 y ss.; Mandeville's of the United States, I, p. 159, n. Cf. también sobre el asunto Leonardo ÜLSCHKI.
Travels, II, p. 159. "Ponce de Le6n's Fountain of Youth", HAHR,, XX, p. 361 y ss.

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casó de nuevo y tuvo hijos. No sólo entre el pueblo, naturalmente brea con la que calafateaban los buques; la de Xaramillo, en Nicaragua,
crédulo, sino también en la Corte y en medio de aquellos a quienes donde el animal que de ella bebiese o en ella se sumergiese perdía
"la sabiduría y la fortuna separan del común de los hombres", la fama sus carnes y era devuelto en huesos; otras, capaces de disolver pronta-
de ese extraordinario descubrimiento alcanzó rápidamente adeptos, con- mente cualquier pedazo de madera o de convertirlo en piedra, como
forme la relación que el mismo Pedro Mártir dio sobre el asunto a era el caso de un ojo de agua existente en Mixteca, Nueva España.
León X. . "f. uen t es d.e aclm1mc1on
De esas y muchas otras f.uentes extraor d'manas, . ., ",
De regreso en Puerto Rico, el adelantado se demoró cierto tiempo ofrece Vargas Machuca un breve resumen en su tratado de la milicia de
para atender incumbencias que le había dado la corona. Sólo en 1521 las Indias 24 •
salió con dos navíos, cincuenta caballos, otros varios animales domés- Puede decirse, sin embargo, que en muchas de ellas, lo prodigioso
ticos, elementos agrícolas y pertrechos de guerra, hacia la conquista. era menos real que aparente y provenía de cierta disposición del espí-
Pero llegados al lugar de destino, porfiaron los de la Florida en ritu de un gran número de soldados de la conquista, que después de
defenderla y defenderse y así lo hicieron con ferocidad inesperada ver tantos espectáculos inusitados los llevaba a encontrar maravillas
para los españoles. Una de las primeras víctimas de los disparos fue por doquier, de suerte que no raramente les sucedía confundir cualquier
el propio adelantado. Se encontraba en peligro su vida, pues la flecha palangana de barbero con el yelmo de Mambrino. Por lo que se sabe,
había dado en zona melindrosa, y se hizo transportar con toda su sólo una vez pareció concretarse en el J\Tuevo Mundo el sueño inmemo-
compañía a Cuba que era el lugar más cercano y allí se mantuvo hasta rial de las fuentes regeneradoras, pues las aguas que brotaban de
el fin de su vida. De tal modo que perdió el cuerpo, gastó un gran Bimini, comparables en esto con las del Paraíso que se comunicaban
capital en pesos de oro, padeció ímprobos trabajos y, pondera aún el entre sí secretamente, sin duda eran las mismas que corrían por la
padre Las Casas, "el ánima no sabemos cómo se ha ido"23 • Florida.
La reputación del agua milagrosa no acabó con la expedición des- Al lado de esta fontasfa, forjada ciertamente por una imaginación
baratada. Más de cincuenta años después, Fontanedo refería las malo- sedentaria, hubo mitos andadegos o itinerantes que, a lo largo de sus
gradas tentativas que había hechÓ en ríos, riachos y fontanas de la extensas migraciones, supieron mantener casi invariables los trazos
Florida para ganar nuevas fuerzas. Y cuando Herrera escribió sus que desde el primer instante los distinguieron. Cuando mueho, trasla-
Décadas aún no se había disipado completamente el seductor misterio. dándose en el espacio y también en el tiempo, se transformaban como
Un eco de la proyección que darían las aguas milagrosas al nombre de un organismo en desarrollo.
la península, contribuiría a la tendencia de los geógrafos del siglo A ese respecto, uno de los más notables es el caso, ya recordado
XVI de atribuir a su territorio dimensiones desproporcionadas. El mis- aquí, de la Isla Matininó, que Colón descubrió en su primer viaje de
mo Apóstol de las Indias no duda en prolongar la Florida hasta la descubrimiento. Se trata de un mito erudito, que podría venir de la
tierra del Labrador, "no muy lejos de Inglaterra'', y Schoner, en 1533, lectura de Marco Polo o de los que le siguieron los pasos. La ilusión
la extiende hasta el nordeste del Asia, así como llega a estirar las del genovés al interpretar los discursos de indios que, muy probable-
costas del Brasil hasta la península de Malaca. mente, querrían significar otra cosa, se calca perfectamente o casi,
Esa idea de las aguas rejuvenecedoras, en su forma inicial y en el sobre la del veneciano que, dos siglos antes, había situado en los mares
Nuevo Mundo, quedó circunscrita sólo a la Florida, cuando mucho a orientales su isle femelle. A tal como a la Matininó, iban hombres
las regiones vecinas. Es cierto que no faltó quien tratara de situar, en provenientes de otra isla, distante treinta millas, que estaba poblada
otras partes del hemisferio, manantiales dotados de propiedades dife- de varones, los cuales holgaban con las moradoras durante tres meses
rentes a las suyas, pero que se distinguían por virtudes no comunes. del año. El hijo varón permanecía en la isla de las mujeres hasta
Entre las fuentes milagrosas que llenan los anales de la conquista, completar sus catorce años de edad, entonces se marchaba en compañía
recordemos, por ejemplo, la de Musso, cuyas aguas, expuestas al sol, del padre, mientras que las niñas permanecían con la madre.
se volvían tinta negra con la que muchos escribían; la de la punta de
Santa Helena, en la costa del Perú, que daba grandes cantidades de
24 D. Bernardo de VARGAS MACHUCA, Milicia y Descripción de las Indias,
23 Fray Bartolomé de LAs CAsAs, Historia de las Indias, II, p. 505. II, p. 143.

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La diferencia entre esa vers1on y la de Colón, es sólo que las ver con aquella India "extra Gangcm", el Oriente de Marco Polo o
islas descritas por Marco Polo no estaban habitadas por gentiles sino de Pedro Aliaco, era inevitable que la geografía fabulosa de la Anti-
por buenos cristianos, aunque de la rama nestoriana, sujetos a un güedad y de la Edad Media se desarrollase en nuevos reinos de fantasmal
obispo que dependía, a su vez, del Arzobispo de Socotora. Era tan maravilla. Así sucede que el insulario de Bordone, impreso en Venecia
grande entre ellos la autoridad del prelado que no reconocían los en 1547, aunque ya estaba compuesto desde 1521, exhibe en la misma
insulares más gobierno que el ejercido por él. Y la razón que mantenía página las dos islas: la de las Antillas, con la inscripción bien legible
separadas la mayor parte del año a las mujeres de sus maridos y en ---Matininó-- y la del Mar Indico, inspirada, directamente o no, en
islas diferentes, no requería ninguna explicación misteriosa o sobre- el relato de Mareo Polo.
natural. Es que de otra forma ni unos ni otras tendrían con qué El veneciano, que es uno de los precursores remotos --además
sustentarse25 , tal era la escasez de víveres que padecían aquellos de ciertos autores antiguos-- del romanticismo insular que se desarrolla
lugares. con el Renacimiento y con el Barroco, renovaba, quizá sin sentirlo, de
Así como las descripciones del autor del Millón habían alcanzado acuerdo con esa tendencia, la tradición clásica de las amazonas. Conti-
gran crédito entre geógrafos y cartógrafos medievales, lo mismo suce- nentales en su origen, éstas se habrían mudado a islas misteriosas, tal
derá durante algún tiempo con la Isla Matininó. Las noticias a ese como el mismo paraíso y, en parte, la fuente de Juvencia que brota
respecto no dejaron de ser recogidas por Pedro Mártir de Anglería, de Bimini. La tradición aún se conservaba intacta en aquella famosa
por ejemplo, en De Orbe Novo. El sabio humanista que, movido por burla que fue la carta del Padre Juan, donde, al lado de portentos como
la elocuencia de los testimonios sobre la fuente de Juvencia en la Florida los monoculi, los hombres con un ojo en la frente y el otro en el
de Ponce de León, había llegado a tenerlos por idóneos, no quiere, vértice o en la nuca, centauros, faunos, sátiros, pigmeos, gigantes,
sin embargo, asumir plena responsabilidad por la divulgación exagerada cíclopes, sin hablar del ave Fénix27 , están también las amazonas con-
de ese portento. tinentales entre los numerosos vasallos del mi&terioso potentado cris-
La frase con que finaliza la noticia a tal respecto, esquivando tiano del Oriente. De paso, nótese que el legendario monarca es nesto-
confirmarla o desmentirla, es como un eco de Tácito cuando, después riano y sacerdote, como lo son aquellos obispos que gobiernan a los
de aludir a la teoría corriente en su Germanía de que por allá había habitantes de la isle male y de la isle femelle.
andado Ulises y había dejado huella de su paso en cierto lugar a A su vez, el propio Cristóbal Colón, que había tratado de inter-
orillas del Rin, deja al lector la posibilidad de aceptarla o no: "tales pretar las hablas de los indios antillanos según ideas legadas tanto por
cosas se cuentan y a ti te las cuento"26 • A pesar de su tono dubitativo, los autores antiguos como por los geógrafos medievales, llegó a subra-
la creencia en la existencia de una tierra de "mujeres sin hombres" en yar en su ejemplar de la Historia rerum ubique gestarum del papa Pío
los nuevos mundos, no dejó de extenderse como epidemia y fue afirmada II (Eneas Silvio Piccolomini) el pasaje donde se habla de la carto-
sin reservas por otros autores que escribieron después de Colón. grafía contemporánea que presenta la tierra de las amazonas, no en el
El descubridor, casi modestamente, juzgaba haber llegado por un continente sino en una isla 28 . Interpretada o no según tradiciones
camino más breve a ciertos lugares de los que otros ya habían dado heredadas del mundo antiguo, la noticia proporcionada por un viejo
noticia. Una vez sabido que las tierras encontradas no tenían nada que piloto de las Malucas que servía en la armada de Magallanes, acerca
de la isla llamada Ocoloro, en las vecindades de Java, y recogida
25 MARCO Pow, Jl Milione, p. 320. La versión ramusiana de los viajes de Marco por Pigafetta, hacía constar que allí sólo vivían mujeres.
Polo da una interpretación diferente de esas costumbres.
26 P. Martire D'ANGHIERA, Le Decade del Mondo Nuovo, p. 113 y ss. El Más ajenas a ideas amorosas que las de Matininó o de la isle
pasaje completo de Pedro Márt'it dice lo siguiente: "Si creéis que los caníbales, jemelle, no sufrían siquiera la cercanía de varones, de modo que sólo
en ciertas épocas del año, se van a juntar con aquellas mujeres, ha de ser
como refirió la Antigüedad que se juntaban los tracios con las amazonas de se dejaban preñar por el viento, tal como había ocurrido en otros
Lesbos y que, de la misma manera, enviaban ellas a los padres los hijos tiempos con ciertas yeguas de la costa de Lusitania, más exactamente
varones y se quedaban con las niñas. Dicen ele estas mujeres que tienen graneles
cuevas donde se refugian si algún varón las va a buscar fuera del tiempo con-
venido. Y si alguno trata ele violar el ingreso a esos parajes subterráneos usando 27 Dr. Richard HENNING, Terrae Jncognite, II, p. 364.
violencia o insidia, responden con flechazos y, por lo que se sabe, sin errar el 28 Raccolta di Documenti e Studi pubblicati dalla R. Commissione Colom-
tiro. Tales cosas se narran y yo te las refiero a ti". biana, I, pte. II, p. 313.

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en la propia Lisboa, según una historia "incríble pero verídica" referida a la par de muchas otras maravillas. Obedecen éstas a cierto Leuchen
en el tratado de Varron29 • Dice Pigafetta de las de Ocoloro que, si Golma, puesto que tenían una reina propia, a la que llaman Guanomilla.
daban a luz un varón lo mataban y si era mujer la conservaban consigo. Según Gómara, los conquistadores veían en esto una señal positiva
Y tan esquivas se mostraban a las conversaciones amorosas que, si algún de que había oro y así argüían que era aquélla una tierra nmy rica,
hombre osaba desembarcar en su isla, peleaban para quitarle la vida3o. aunque otros juzgaban poco compatible con el metal precioso la latitud
Desencantada al fin la misteriosa Matininó, poco a poco se irán de cuarenta grados que era donde debían vivir las tales mujeres. Al
apagando las islas mágicas en este hemisferio. El habitat propio de cabo de muchas fatigas, no encontraron a las amazonas ni al oro, ni
las amazonas americanas va a ser, como en la Antigüedad, un escenario a Leuchen Golma, ni a la isla de Salomón, así denominada por la
continental. Ya durante el segundo decenio del siglo XVI, cuando Juan fama de que tenía muchas riquezas32.
de Grijalva prepara su expedición al Yucatán, dice que esa región Hay otro testimonio y es del padre Cristóbal de Acuña, de la creen-
está habitada por una casta de amazonas. Tal idea no chocaba tan cia peregrina de que donde había esas naciones de mujeres sin hombres
vivamente como se podría suponer con la geografía visionaria de también existían grandes riquezas minerales. "El tiempo descubrirá la
aquellos tiempos, si se piensa que sólo más tarde, y justamente debido a verdad" escribió ese jesuita, "y si éstas son las Amazonas afamadas
las exploraciones de Grijalva, se verificará que lo que se consideraba de los historiadores, tesoros encierra en su comarca para enriquecer
isla era una península. a todo el mundo" 33 . El prestigio de ciertas imágenes clásicas, la de
Con todo, la idea de que las amazonas se encontrarían de cualquier Jasón con sus argonautas, la del oro de Cólquida y del tesoro del Cáu-
manera en alguna parte del Nuevo Mundo, tendía cada vez más a caso, por donde corrían las amazonas de la antigüedad, podía haber
robustecerse, Y a en 1504 algunas de ellas habían sido avistadas en una tenido, aun a mediados del siglo XVII, la misma fuerza sugestiva que
playa, a poca distancia, por cierto, del paraje donde Colón trató de habían ejercido en los tiempos de Colón los motivos de la geooTaf ía
situar el Paraíso Terrestre. No serían auténticas amazonas esas com-
medieval. º
batientes que hacían prodigios al lado de los hombres, ayudándolos Pero Cristóbal de Acuña en ese pasaje no pretendía referirse a las
en la resistencia al invasor, con el auxilio de sus mortíferas flechas. De mujeres belicosas de Chile, ni a las de Cartagena, ni a las del Yucatán
semejante espectáculo, sin embargo, donde lo real y lo fantástico pare- y de las Antillas, o a aquellas que Hernando de Rivera, saliendo del
cen fundirse, debería nacer el ambiente más propicio para el mito. Paraguay hacia el norte, situó en el año 1544 a los 12? de latitud sur
Es a partir de entonces que las mujeres guerreras, en pelea ahora -temible generación de gentiles, escribió el mismo Rivera, con "mucho
por sí solas y sin sujeción, pues habían sometido a los hombres a su metal blanco y amarillo, y ( ... ) los asientos y servicios de sus casas
poder, comienzan a ser vistas o señaladas en los más variados rincones todos del dicho metal" 34 . A las que quería referirse era a las del
del continente. Por ejemplo, hay señal de ellas en el Nuevo Reino de caudaloso Río de Orellana que aún guarda de ellas el nombre.
Granada, y en particular en la ciudad de Paseo. En Quito, la Real Tal será la longevidad de ese viejo mito en el nuevo cuadro
Audiencia verifica la existencia, en cierta provincia, de esas viragos, geográfico donde finalmente se instaló, que ilustres sabios no se can-
capaces de sustentarse sin convivir con hombres, salvo en determinadas sarán aún a fines del Setecientos, de indagar sobre el paradero de las
ocasiones 31 • Hasta en la extremidad austral del continente, casi en animosas guerreras en sus andanzas entre las tribus comarcanas. Para
la vecindad con los gigantescos patagones, de quienes también tratará tan fantasmales misterios habrían de proveer marco ideal y casi inexpug-
la etnografía fantástica, ellas han de reaparecer con las mismas carac- nable aquellas tierras dilatadísimas, de clima tórrido y selvas opulentas,
terísticas. Así es que, durante la conquista de Chile, la gente de Pedro enredadas en mil corrientes de agua, arroyos, lagunas, pantanos, infes-
de Valdivia recibe información de su presencia en las partes del sur, tados de una fauna hostil y de indios bravíos.
Las versiones anteriores sobre la existencia en el Nuevo Mundo
29. M. :rerei;tii VARRONIS, Rerum Rusticorum, II, 2: "In fetura res incredibilis
est m f;I1spama., s.ed est vera, quod in Lusitania ad oceanum in ea regione, ubi
de alguna nación de mujeres adversas al yugo varonil, debían predis-
est opp1dur;! Ohs1po, monte Tagro quaedam e vento concipiuna, certo tempere
equae[ ... ] . 32 Franc!sc9 LóPEZ DE 9óMARA, Historia General de las Indias, I, p. 237.
30 Antoi;io, PIGAFETTA, f!:elazione del Primo Viaggio intomo al Mondo, p. 258. 33 P. Cnstobal de ACUNA, Nuevo Descubrimiento p 178
31 P. Cnstobal de AcuNA, Nuevo Descubrimiento del Gran Río de las Ama- 34."Relación de :f:Iernando de Ribera" in Alvar Ndñ~z CA~EZA DE VACA Nau-
zonas, p. 174. fragios y Comentarios, p. 363. '

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poner a los aventureros europeos a recoger, coloreándolas y enrique- hombres. Tanta era su fiereza al lanzar las flechas, que éstas se metían
ciéndolas según su imaginación, ciertas noticias sobre tribus indígenas hasta un palmo dentro del blanco, de suerte que un bergantín había
donde las esposas porfiaban con los maridos en lid guerrera. Fue a quedado como un puerco espín cribado por ellas35 •
orillas de aquel gran río, cuando por primera vez en la historia un Prosiguiendo su viaje, que no se hizo sin afrontar otros peligros,
grupo de españoles lo cursó en mayor extensión hasta llegar a la juzgaron los de Orellana avistar ciertas manchas blanqueando a una
desembocadura, que esas ideas tomaron cuerpo. Habiendo salido de distancia que sería de dos leguas poco más o menos, a la mano derecha,
Quito en 1541 rnmbo al imaginario País de la Canela, Francisco de que era para el sur, con toda la apariencia de tratarse de grandes
Orellana y sus compañeros, antes de alcanzar el Maxífaro y la tierra ciudades. Todo eso, los aires templados de la provincia, que recibió
de los Omagua, fueron avisados por el viejo cacique Aparia de que, el nombre de San Juan por el día en que en ella entraron, su fecun-
aguas abajo, en el gran río, había amazonas y que apartad1"s de él didad que ya les prometía grandes cosechas de trigo y de frutas de
y metidas tierra adentro, estaban las dependencias del jefe lea, muy Europa, así como la buena cría de ganado, servía para aguzar el
abundantes en metal amarillo. Este último señorío nunca lo habían visto interés y Ja curiosidad general. Orellana hizo que viniera ante su
ni habían oído hablar de él los expedicionarios porque se encontraba presencia un indio hecho prisionero días antes, pues ya se creía en
fuera de su camino. Pero de las amazonas volvieron a tener noticias condiciones de entenderlo y de hacerse entender, gracias ª~~un voca-
cuando, más adelante, les advirtieron otros indios del peligro 2 que se bulario elaborado no se sabe cómo. Y las respuestas dadas~ las pre-
exponían sí llegaban a ellas, pues eran muchas y ellos pocos. guntas, que versaron ante todo, según se podría esperar, sobre las
Aparentemente, fue después de atravesar la desembocadura del denodadas mujeres, naturalmente fueron una confirmación cabal de
Madeira, cuando ya buscaban sitio adecuado para celebrar las fiestas todo cuanto querían creer el capitán y sus compañeros.
de San Juan Bautista, que dieron de boca con la "buena tierra y Se enteraron así de que las amazonas existían realmente y que
señorío de las amazonas", así llamado por el cronista del viaje, el su tierra quedaba a cuatro o cinco jornadas en la orilla del río, que
dominicano Fray Gaspar de Carvajal. La bondadosa tierra no impidió sometían a muchos pueblos vecinos y que el mismo jefe del indio
que una terrible refriega, la más peligrosa en que se metieron durante que contaba esas cosas estaba subordinado a ellas. Al preguntarle
todo el viaje, saludase allí a los hombres de Orellana. La furia Orellana si las casas donde habitaban eran de paja, le retrucó el
con que se vieron acometidos, la explica el fraile por una escena extra- informante, hombre "de mucha razón y muy bueno'', que eran de piedra
ordinaria de que fue testigo o que le pintó la imaginación, de algunas y tenían puertas. Además dijo que sus poblaciones -setenta por lo
mujeres, acaso diez o doce, peleando animosamente al frente de todos menos conocía él por sus nombres y en algunas había estado- se
los indios como si fuesen sus capitanes, no pudiendo éstos huir, pues comunicaban entre sí por corredores con muros a ambos lados, que
si intentaban hacerlo, ellas los mataban a palos. esos muros tenían puertas cada tanto, donde había guardias apostados
No dejaron luego de apreciar que los indios de la región deberían para cobrar derechos a quien entrase.
estar dominados por las mujeres y ser de ellas tributarios, y que A la pregunta sobre si las mismas amazonas eran casadas y tenían
sabiendo de la llegada de los españoles, habrían mandado pedir su marido, el indio respondió negativamente, y agregó que se reunían con
ayuda: ésta era la causa de que se hallasen a su lado algunas de hombres en ciertas épocas. Dijo que esos hombres iban de una pro-
aquellas valientes mujeres. Finalmente se calmó la pelea cuando los vincia lindante con la suya, perteneciente a un señor poderoso, que
compañeros de Orellana pudieron matar a la mayor parte de ellas, lo eran de color blanco, mas no tenían barbas. Cuando apetecía a las
que les costó gran trabajo. De lo que resultó que los indios se desani- amazonas comunicarse con ellos los hacían ir a sus casas y los
maran prontamente y fueran vencidos con grandes pérdidas. dejaban quedarse cierto tiempo. No pudo enterarse el capitán si los
Al describir a las mujeres, aún abrasados de admiración por sus hombres iban por su libre voluntad o por guerra, pero logró entender
hechos, dice el dominicano que eran membrudas, de gran estatura y que los hijos varones, si los tenían, trataban ellas de matarlos o los
blancas; tenían la cabellera muy larga, trenzada y con rodete en lo enviaban a sus padres, guardándose a las mujeres que criaban con gran
alto de la cabeza; andaban desnudas, con las vergüenzas tapadas.
35 Fray Gaspar de CARVAJAL, Relación del Nuevo Descubrimiento del Famoso
Y aun agrega que una sola de ellas valía en el combate por diez Río Grande de las Amazonas, p. 97 y ss.

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regocijo. Todas obedecían al gobierno de una señora principal llamada hualpa a Francisco Pizarro llevaba cinco o seis vasos de oro fino
Coroni o Coñori. donde bebió y dio de beber· a los españoles 36 •
Otra noticia recibida del informante indio y que mucho los habría En cuanto al elemento fantástico o largamente fantaseado en el
confortado, fue sobre la ''grandísima" riqueza en oro que había en relato de Carvajal sobre el país ele las amazonas, casi todo proviene
esas tierra:), tanto que era de oro toda la vajilla de las mujeres prin- de fuentes erudítas y coincide en gran parte con las noticias de
cipales. En la ciudad donde tenía su residencia la Coroni, existían Estrabón, Arriano, Deocloro Sículo -para citar sólo a historiadores
cinco "casas del sol", con sus ídolos de oro y plata, que representaban que creyeron en su existencia--, cuando no de los poetas clásicos.
figuras femeninas. Esas casas estaban revestidas por chapas de plata En su forma definitiva, si así se puede decir, dado que eran variados
hasta la al.tura media de las paredes. También eran de plata y estaban y discordantes los testimonios al respecto, esas amazonas americanas
unidos a las mismas chapas los bancos donde se sentaban todas para asimilaron los trazos distintivos del patrón clásico, el del Termodonte
emborracharse. Los techos de las "casas del sol" o adoratorios estaban como el de Libia, de modo que faltó poco para que resucitaran aquí
forrados con plumas de papagayo multicolores. las Hipólitas y Pentesileas.
No obstante, hay que observar que esas mismas discordancias
Las mujeres se vestían ordinariamente de lana, pues había allí
incidían de un modo general sobre aspectos accesorios, sin llegar a
''ovejas" :del Perú, o llamas, en abundancia, y llevaban sus vestidos
afectar lo esencial. Estuvieron así los que admitían para las de América
asimismo recubiertos con mucho oro. Según pudieron entender también
la misma costumbre atribuida a las antiguas de que se aplicaban metal
los españoles, había camellos, además de unos animales corpulentos
ardiente sobre el pecho derecho para hacerlo marchitar o desaparecer
y munidos de trompa, pero no serían numerosos.
del todo, volviéndose más aptas para las campañas guerreras que
Gracias a tales inforn;mciones, que por una parte lisonjeaban la exigen libertad de movimientos. Otros hubo que siguiendo en esto a
imaginación febril de los conquistadores, y por la otra, su codicia de algunos autores antiguos, para los cuales las amazonas llevaban y
los bienes terrenos, se afirmaba sobre bases fuertes el mito de las por las mismas razones, el seno derecho descubierto, el "unum exserta
amazonas americanas. En muchos puntos la descripción de Carvajal latus pugnae" virgiliano, juzgaban poco verosímil aquella primera
no es puramente imaginaria y coincide notablemente, en verdad, con opinión. Para Gómara, por ejemplo, ellas no necesitarían tal extremo de
lo que él y sus compaiíeros habrían podido ver en el Perú. cortar o quemar uno de sus senos para hacer un buen manejo del arco
Así es que en la relación de Francisco de Xerez, impresa por y no creía que hubiese mujer capaz de desfigurarse de tal forma3 7 • El
primera vez en 1534, o sea, .seis años antes o poco más, de la expe- mismo Thévet, siempre sensible a concepciones extremas, al punto de
dición de Orellana, se mencionan expresamente las "casas del sol" haber visto en las amazonas del Brasil las probables descendientes
existentes en aquella provincia, a las que el autor denomina también de aquellas que se dispersaron tras la guerra de Troya, encuentra du-
mezquitas. "Esta casa", escribe ele una de ellas, "dicen que es del sol, doso que pudiesen, sin gran peligro ele sus vidas, someterse a semejante
porque en cada pueblo hacen sus mezquitas al sol''.. Algunas eran de operación en un órgano tan delicado y cercano al corazón38.
piedra y por lo menos la del Cuzco viejo aparece enchapada no sólo Otra aparente divergencia entre los que escribieron sobre las
de plata sino también de oro. Del empleo dado allí a las plumas amazonas se refiere a la situación misma de su provincia. Según Fray
de papagayo, puede brindar ideá la descripción hecha por el cronista Gaspar de Carvajal, debían vivir hacia las partes del sur del río gigan-
del carruaje de Atahualpa: "Una litera aforrada de plumas de papa- tesco. El padre Cristóbnl de Acuña, mientras tanto, parece transfe-
gayo de muchos colores y guarnecida de oro y plata". También dice 36 Francisco de XEREZ, Verdadera Relación de la Conquista del Perú pp 54
Xerez que los caminos estaban cercados por tapias de ambos lados 55, 56, 63, 72, 79 y 89. , . '
y que en algunos lugares estaba la casa del guardián, encargado de hacer 37 LóPEZ DE GóMARA, Historia General, I, p. 151.
" 38 And1:é THÉVET'. f-es Singularitez ele la Frar;ce Antarctique, p. 331 y ss.:
recaudaciones por la entrada. "Ningún viajero puede entrar ni salir Il y a dmerses opm1ons pourquoy elles ont este appellées Amazones. La plus
por otro camino si lleva carga, salvo por ése donde hay guardián commune est, pour ce que ces femmes brusloiét les mammelles en leur ieunesse
pour estre. plus dextres. a la. guerre. Ce. que ie trouve fort estrange, et m'e~
y eso bajo la pena de muerte". Las vajillas de plata y oro serían rapportero1s aux medecms, s1 telles partJes se peuuent ainsi cruellement oster
frecuentes entre la gente principal y un embajador enviado por Ata- sans mort, attendu. qu'elles .sont fort sensibles, ioht aussi qu'elles sont prochaines
du cueur, toutefo1s la me11leure par! est de cette opinion''.

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rirlas hacia la margen izquierda, esto es, hacia el norte, precisando motivos edénicos. Pero sólo en apariencia, pues una v1e1a tradición
que se encontraban a treinta y seis leguas, río abajo, de la última aldea tiende constantemente a vincular los dos temas por una especie de recí-
tupinambá39 • Thévet las instaló, a su vez, en islas pequeñas, que proca atracción.
aparejaban a modo de fortalezas; diligencia propia de una nación Así, por ejemplo, en los romances de Alexandre que durante la
que vivía en constantes guerras con los vecinos. Tal circunstancia re- Edad Media contribuyeron tanto para diseminar el gusto por aquellos
presenta uno de los poderosos apoyos en que se sostiene la ambición motivos, el caso de la sujeción de las amazonas a su héroe se empareja
de ese autor de filiarlas con las del Asia, pues éstas vivían de la con el /ter ad Paradisum en sus diferentes redacciones, todas derivadas,
misma manera, según hacen creer algunos de sus historiadores antiguos40 . según se llegó a saber, de un mismo original judaico43 • Y no debe ser
Un punto de vista intermedio entre semejante versión y la tradi- casualidad que la Feminia de Mandeville se encuentre contigua a Cal-
cional, oriunda de declaraciones de un compañero de Orellana, intenta dea, regada por las aguas del Edén 44 . O que en la historia del muy
Sir W alter Raleigh, que conoce y menciona los escritos del cosmógrafo esforzado caballero Esplandián, hijo de Amadís de Gaula, compuesta
del rey de Francia. Para él, las amazonas tenían su morada en la por Garci-Ordóñez de Montalvo ya en el siglo XVI, se hable de una
parte sur del gran río, puesto que sus mayores reductos armados se isla llamada California, a la derecha de las Indias, "muy cercana a
encontraban en ciertas islas y a una distancia aproximada de sesenta las partes del Paraíso Terrenal", y poblada de mujeres negras, sin varón
leguas de la desembocadura41 • Quizá no sería ajeno al hechizo que alguno entre ellas "que casi como las amazonas era su estilo de vivir".
podrían ejercer tan impávidas mujeres sobre el ánimo del aventurero Está fuera de duda que los novelas de caballería constituían la
poeta, el proyecto que alentaba de ganar para su soberana un opulento lectura dilecta y la inspiración de muchos conquistadores españoles.
imperio que partiendo desde Guayana se extendiese sobre el ecuador, La misma idea de la fuente de Juvencia bien puede estar relacionada
encerrando los tesoros famosos de Manoa. Algún día habría de resonar para Ponce de León con el caso de la fuente mágica del monte Artifaria,
en los oídos de aquellas amazonas del gran río el nombre de una en el Palmerín de Oliva, publicado en Salamanca dos años antes de su
1cina virgen, capaz no sólo de defender sus tierras y las de sus primera expedición a la Florida. Y al cabo le sucedió casi como a Don
vecinos, sino también de invadir y dominar tan vastos y remotos seño- Galaor en el romance del Amadís de Gaula: que yendo a beber de
ríos. Así lo espera y proclama42 quien, entretenido en tan altos pensa- una fuente milagrosa que cierto caballero le indicara con engaños,
mientos, ya va tejiendo sin saberlo su propia desventura. vino a perder el caballo y las armas.
A pesar de la fascinación que logró ejercer durante largo tiempo También Cortés se había dejado impresionar por las Sergas de
-La Condamine aún recoge noticias del paso de amazonas en el Purus, Esplandián, o aún por la historia de Lisuarte de Grecia, que trata
de donde habrían seguido hacia el norte, hasta perderse en las selvas 1ambién de las amazonas de la California y de su reina Calafia, cuando
del Negro, y Southey, ya en el siglo XIX, no considera improbable la mandó a la costa occidental de la Nueva España la expedición referida
existencia allí de esas mujeres guerreras-, ése es, entre los grandes en una de sus cartas a Carlos V. Las noticias de esa expedición
mitos de la conquista, el que menos se filia, en apariencia, con los
43 George CARY, The Medieval Alexander, p. 10 y ss.
39 P. Cristóbal de AcuÑA, Nuevo Descubrimiento, p. 176. 44 Mandeville's Travels, II, pág. 316: "Puis outre Caldée est Amazonie, cest la
40 A. THÉVET, Les Singularitez, pág. 329: "Quelques uns pourroyent dire que terre de Femmenie. Cest vn royaurne ou il na que femmes, car les hommes ne
ce ne sont Amazoncs, mais a moy ie les estime telles, attendu quelles viuent pourroient viure en ce payz, si corome auc1;1ns dient. Mais pour ce nes~ il mis
tout ainsi que nous trouons auoir vescu les Amazones de l'Asie". ainsi car elles ne veulent que les hommes ment nulle sur elles[ ... ]. Mms quant
41 Sir Waltcr RALEIGH, "The discoveries of the large, rich, and beautifull veul~nt compagnie domme e!íes se traicnt vers l~s terres m~rchissans. et ont _Jeurs
Empire of Guiana, with a relation of the great and golden citie of Manoa (which amis qui les visitent et demeurcnt dc!ez eun. x. JO~ll', et puis se fctra1c.nt arncrcs.
the Spaniards call El Dorado) and the provinces of Emeria, Aromaia and other Et selles ont enfans et il son masles, elles lenuo1ent au pere, quantll scet a1er
countries, with the rivers adjoyning", in Richard Hakluyt, The Principal Na- et roangier par lui seul, ou elles loccient. Et. se cest femelle, ~lles li ostent les
vigations, VII, págs. 295 y ss. mammelles a vn ferre chaut. Se elle est grac1euse femme, on h oste la senestre
42 Sir Walter RALEIGH, "The discoveries of the large rich and beautifull pour mieux porter lescu. Et si cest fem~e de pie, on 1.i ost la destr.e, afín quelle
Empire of Guiana" in R. Hakluyt, The Principal Navigations, VII, pág. 350: ne ]i empesche a traire de ]are turquo1s; car elles traien.t mou~t bien de !are. a
"And where the south border of Guiana reacheth to the Dominion and Empire main". Los mismos pormenores reaparecen con poca diferencia en !~ desc~1p­
of the Amazones, these women shall heare ihe name of a virgin, which is not ción que de las amazonas america_n~~ presenta el aventurer_o aleman Ulr~ch
onely able to defend her owne territories and her neighbours, but also to invade Schmidel que estuvo en la expedic10n de Hernando de Ribera. Cf. Ulrich
and conquer so great Empire and so farre removed". Schmidls 'Ketse nach Süd-Amerika in den l ahren 1534 bis 1554, págs. 58 y ss.

60 61
hablan de cierta isla "toda poblada de mujeres, sin varón alguno, y Dejando a salvo que, convertido en escalón para empresas piadosas
en cierta época del año van de tierra firme unos hombres con los como la recuperación de los lugares santos en Jerusalén, o para alcanzar
cuales tienen acceso", y agregan que el lugar era muy rico en oro los verdaderos bienes del espíritu, también era deseable a pesar de
y perlas. Parecía indudable que los exploradores se habrían acercado a estar tan difamado por los hombres doctos y prudentes, y hasta resul-
aquella "derecha de las Indias" donde estaba situada la California taba "excelentísimo", justificándose como móvil principal de tantos
de Esplandián45 . Otras tropas exploraron sucesivamente la región y aventureros de todas las naciones para ir a las Indias. Incapaces de
aunque nunca encontraron a las mujeres sin hombres, atribuirían a una atinar en delicadas sutilezas, muchos darán un paso más adelante,
península y a un extenso territorio contiguo el nombre que todavía faltándole, en verdad, muy poco para canonizar la ganancia misma.
hoy conservan. Ganancia, no sólo de riquezas sino también de honras, aparatos y
En la historia de la conquista de América, el tema de las ama- glorias de este mundo, gue pasan a constituirse en meta constante del
zonas generalmente es inseparable de otro, no menos popular, y que conquistador español.
a su modo ya había vislumbrado Colón en sus viajes de descubrimiento. Y así sucede que, para ellos, hasta la bienaventuranza eterna viene
Una de las causas de la opinión de Colón de que el Golfo de Paria a tener el mismo color de su codicia, por lo que, en su imaginación,
estaba junto al Edén, al lado de la que surgía de su propia situación el paraíso se recubre con todas las galas terrenas.
geográfica (pues creía que toda el área se encontraba en un punto De modo que la misma fantasía de donde surgieron tantas his-
extremo del Extremo Oriente, donde se levantó el Sol el día de la torias de amazonas americanas y casi al mismo tiempo, en la misma
Creación) ; de los buenos aires tan templados a pesar de estar vecinos región y aproximadamente con los mismos destinatarios, llegó a sugerir
al equinoccio; de las aguas dulces, apacibles y saludables; del jardín una de las más celebradas obsesiones de los soldados de la conquista.
natural que en muchas partes formaba la vegetación; del río de cuatro Su remoto origen estaría en el caso referido a los hombres de Sebastián
desembocaduras (pues esa cantidad había contado la gente de Ja cara- de Benalcázar, cuando éste emprendió la conquista de Quito en 1533
bela El Correo, mandada en reconocimiento) idéntico al que, saliendo y tomó preso a un jefe indígena de cierto lugar más al norte, que se
del Paraíso Terrestre también se dividía en cuatro miembros, se encon- bañaba todas las mañanas en una laguna después de cubierto su
traba justamente en las señales de abundantísimas riquezas que allá cuerpo desnudo con polvo de oro. El núcleo real de la fábula --Pues
aparecían. no le faltaba, por cierto, como no le faltaba tampoco a la de las
¿Qué otro significado podrían tener, en realidad, aquellos discos amazonas-- estaba en los inmensos tesoros que, según la voz corriente,
ornamentales de los gentiles que andaban por las playas al sur de se acumularían en las tierras de los Chibchas.
la Bahía Celeste, hechos con una aleación de cobre y oro?46. ¿O los Como ocurre frecuentemente con los llamados "secretos de Tndias",
collares con cantidad de perlas que exhibían las mujeres de Los el lado fabuloso sobresalió y absorbió rápidamente al verídico. El mismo
)ardines? Los caribes insulares parecían haber revelado con sus ambi- lugar donde se supuso que existía inicialmente el "Príncine Dorado"
guos gestos gue por aquellas orillas existía un continente prodigiosa- con su lago y sus tesoros infinitos, se fue trasladando sucesivamente
mente rico. Y el Almirante, sin esperar informaciones más fidedignas, ante cada paso dado adelante y cada nuevo desengaño de los con-
decretará rápidamente y registrará en su diario de a bordo que el oro quistadores españoles, o también alemanes como Ambrosio Ehinger,
de esa tierra era muy bueno. f Alfínger] Federmann, Georg Hohermuth, Philinp von Huten, más
tarde también ingleses como Raleigh, hasta perderse, como el de las
. 45 Irving A. LEONARD, "Conquerors and Amazonas in Mexico", HAIJR no- amazonas, en sitios invisibles que guardarían meior su misterio. Entre
viembre, 1944, p. 575. '
?,
4
"Asociado el co~re al, oro" e~cribe un historiador moderno, "el punto de
las características que ofrecen en común los dos mitos se cuenta
fus1on se reduce. de mtl a solo dosc1~n'.o.s grados centígrados, lo que representaba esa extraordinaria movilidad que revelaron, al menos en su etapa de
una gran ventaja para aquellos primitivos metalúrgicos. Y como estaban for- formación.
zados a traer el cobre de la América Central, lo estimaban más que al oro.
De mo~o que, par~ enc~nto de los europeos, esos indígenas del Paria se Al principio buscaron Eldorado en Santa María, Nueva Granada;
complacian en cambiar obietos hechos en gran medida de oro por su equiva- en el valle del Cauca; en Guayana; al cabo lo situaron en el na1s de
lcnt~ en peso, de latón o cobre", Samucl Eliot MoRlSON, Christopher Columbus
Manner, p. 165. ' los Omagua, donde más largamente perduró, siempre bajo la fascinación

62 63
que despertaba el nombre de la resplandeciente Manoa. Y siempre, III
ya fue dicho, con la misma mezcla de espiritualidad y riqueza, de
devoción y ambición, de la religión de Cristo y del culto del becerro PIEZAS Y PIEDRAS
de oro, que se encuentra en la base de la obstinada búsqueda. Tan
obstinada que, en cierto momento, se llega a recibir un nombramiento
oficial de Gobernador y Capitán General de Eldorado para Pedro de
Orsúa, y en distintas épocas se remitieron poderosos contingentes mili-
tares con la misión ele descubrir el país encantado.

Con la imagen o no de Eldorado propiamente dicho -el de los Omagua


y de Manoa- y también de Eldorado del Meta, o sea el de los Chib-
chas, aparecieron aquí y allí muchos otros reinos áureos o argentinos,
no menos lisonjeros para la desordenada codicia de los soldados. Georg
friederici enumera Eldorado de Paititi, en las regiones de Mojos y
Chiquitos; Eldorado de los Césares, en la Patagonia, hasta el estrecho
de Magallanes y hacia el norte, en el área del Chaco; Eldorado de
las Siete Ciudades, en el territorio actual de Nuevo México 1 y el
de Quivira, al oriente de las grandes llanuras de América del Norte2 •
A ellos se podría adjuntar Eldorado del Vupabw;u y Paraupava,
en el Brasil, esto es, aquella misma laguna dorada, según todos los
indicios, que Gabriel Soares fue a buscar para encontrar la muerte.
Y aunque este Dorado es tributario del mito que se ramificaba desde
Nueva Granada hacia la Guayana y el país de los Omagua, es sig-
nificativo que este Dorado llevado por algunos hasta los Xaraies, en
dirección al Perú, no haya tenido para ninguno de los cronistas portu-
gueses, que se sepa, los colores deslumbrantes o la aureola paradisíaca
de que estaba envuelta la Manoa legendaria.
Registrado en algunos mapas y citado de paso por Fray Vicente
do Salvador con el nombre de Dorado o Laguna Dorada, no está
1 Aunque originaria de una tradición medieval probablemente ibérica, de
largo crédito en Portugal en tiempos de D. Henrique el Navegante, la leyenda
de las Siete Ciudades, despojada ahora de su carácter insular, jamás pareció
tan cerca de concretización como hacia el 1530, cuando Nuño ele Guzmán salió
en su búsqueda pensando en siete ricas poblaciones, mayor cada una que la
ciudad de México y sus suburbios, con enormes edificios y calles totalmente
ocupadas por los orfebres.
2 Georg FRIEDERICI, Der Charakter der Enideckung und Eroberung Amerikas
durch die Europiier, I, pp. 410 y ss.

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