Los textos de la Biblia se escribieron originalmente en hebreo, arameo y griego. Y hoy están traducidos a casi todos los idiomas del mundo, de manera que podemos leer y celebrar la Palabra en nuestra propia lengua. Pero estas lenguas bíblicas no nos son totalmente desconocidas, ya que algunas frases o palabras se han conservado, tanto en la liturgia como en la jerga del creyente común. Por ejemplo: “amén” o “Aleluya” al final de muchas de nuestras oraciones y “Hosanna” en algunos cantos. Sabemos que Jesús llamaba a su Padre: “Abba”. O que en Mc 5, 41 le dice a la niña resucitada: “Talita Kumi”. Todas estas son palabras hebreas o arameas. También la liturgia tiene la fórmula griega “Kyrie Eleison” que se traduce por “Señor ten piedad”. En el tiempo de formación del Nuevo Testamento las tres lenguas eran contemporáneas. Jesús y los apóstoles hablaban en arameo. En las Sinagogas se leían los libros de la Ley en hebreo, y luego se traducían al arameo para que todos entendieran. Mientras que en la diáspora, e incluso en las sinagogas de Galilea, de judíos inmigrantes, se leían las Escrituras en griego. Es importante saber algo sobre estas lenguas, ya que son en las que se escribieron nuestros libros inspirados. El hebreo bíblico se componía de sólo 22 consonantes. Entonces no tenía vocales escritas. Mientras fue una lengua hablada no había problemas, porque todos eran capaces de evocar o adivinar espontáneamente el significado que correspondía en cada caso, sobre todo por el contexto. Los inconvenientes aparecieron cuando el pueblo dejó de hablarla. Porque en la traducción de un texto podían darse diversas variantes. Entonces se hizo necesario un sistema de notación para que así cupiera solamente una posibilidad de lectura. Este trabajo lo realizan los “Masoretas” después del siglo I, añadiendo unos signos en forma de puntos o rayitas, debajo o en encima de las consonantes, para señalar el lugar y el tipo de vocal que correspondía, y fuera pronunciable. En hebreo predominan los verbos de movimiento. Los adjetivos no tenían superlativo y así cuando el profeta escucha a los ángeles en el templo decir: “Santo, Santo, Santo…” (Is 6, 3) esto querría decir “Santísimo”. El “en verdad en verdad os digo” de Jesús significaría: “Verdaderamente…”. También se usaban muchas expresiones idiomáticas. Para decir: “estoy en peligro de muerte”, dirían: “mi alma está en tus manos”. O “caminar en presencia de Dios”, que equivalía a tener una buena conducta. El arameo es una lengua de la misma familia que el hebreo, se hablaba en los imperios Asirio, Neo babilonio y Persa. Y fue la que comenzaron a hablar los judíos al volver del exilio, quedando el hebreo solamente como lengua litúrgica y para los textos bíblicos. Así fue evolucionando en diversos dialectos y uno de ellos fue la lengua materna de Jesús. El griego bíblico en cambio era la lengua común que se hablaba en toda la cuenca del mediterráneo desde Alejandro Magno. Los judíos de la diáspora hablan este griego y por eso hicieron una traducción de la Biblia que es conocida como Biblia de los Setenta. Ahora bien, ¿Qué libros de la Biblia están escritos en estas lenguas? En hebreo está escrito todo el Antiguo Testamento, con la excepción de un fragmento en Esdras 4, 8-6, 18 y 7,12-26; y otro en Daniel 2, 4-7,28 que fueron escritos originalmente en arameo. También en el libro de Ester y Daniel podemos encontrar unos pequeños pasajes que fueron escritos en griego y adicionados a estos libros en la versión de los Setenta. En griego fueron escritos originalmente el libro de la Sabiduría y segundo de Macabeos. En cuanto al Nuevo Testamento todo él fue escrito originalmente en griego. Ya que los evangelistas y San Pablo vivían y celebraban en comunidades del imperio donde todos hablaban griego. Así que cuando los evangelistas nos citan las Escrituras, entiéndase el Antiguo Testamento, lo hacen según la versión de los Setenta, que era la conocida por los judíos de la diáspora, y los cristianos procedentes del paganismo y convertidos a esta nueva fe.
Interlineal Hebreo/Espanol Del Nuevo Testamento En El Libro De Los Hechos, Las Epistolas Y Hasta Apocalipsis Con Clave De Pronunciacion Del Hebreo: Tomo 2