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Taller:
“DESARR
OLLO
EMOCIO
NAL, UN
ARMA
PODEROS
A Maestra:
PARA
……………
VIVIR
…….
FELICES”
……………
…..
Lic. Esther
Nova Vargas
Psicóloga –
1 Docente
Contacto: 959
130 022
¿Qué significa Inteligencia Emocional?
Según Salovey y Mayer (1990), quienes acuñaron el término, consiste en “la habilidad para
percibir, evaluar y expresar con exactitud la emoción; para acceder y/o generar sentimientos
cuando elicitan el pensamiento; para entender la emoción y el conocimiento emocional; y de
regular las emociones para promocionar el crecimiento emocional e intelectual”.
La Inteligencia Emocional se compone de cuatro capacidades:
Percibir las emociones de forma precisa: ser capaces de identificarlas en las caras, las
voces y los demás estímulos que nos llegan.
Aplicar las emociones de forma que faciliten el pensamiento y el razonamiento. Resulta
que, en realidad, nuestro razonamiento puede mejorar si tenemos en cuenta la
información emocional en el proceso.
Comprender las emociones: conocer su nombre, saber identificarlas y diferenciarlas,
así como comprender las relaciones que se dan entre ellas.
Regular las emociones tanto propias como ajenas, sin suprimir ni reprimir las
emociones negativas, ya que si lo hacemos podemos provocar que se hagan crónicos y
condicionen nuestra vida diaria de forma considerable.
En esta línea, ser emocionalmente inteligentes va a ser un factor de protección para el
desarrollo de los trastornos psicosomáticos. Presentar altos niveles de Inteligencia Emocional
va a ayudarnos a regular eficazmente las emociones negativas. Esto conlleva que el malestar
psicológico presente en el inicio y evolución de dichos problemas físicos se va a reducir. Así,
seremos más eficaces utilizando los recursos que tengamos a nuestro alcance para enfrentar
la enfermedad, y contaremos con una mayor adherencia al tratamiento aunque sus efectos no
sean inmediatos.
El desarrollo emocional, como cualquier otro aspecto del desarrollo del niño, está muy influido
por el contexto en que tiene lugar. Durante los primeros años el contexto más importante es la
familia. La familia junto con la escuela forman el entorno que influye más directamente en el
niño. Los niños absorben y almacenan lo que observan, atan cabos, imitan, clasifican lo que
han observado y, frecuentemente, ponen en marcha las pautas de acción, que
deliberadamente o de forma difusa se les han dado. Familia y escuela deben cumplir con la
función esencial de la alfabetización emocional como una parte fundamental de las lecciones
esenciales para la vida.
Así, familia y escuela deben convertirse en lugares interesados en el aprendizaje emocional. La
educación emocional ha de comenzar en los primeros meses, adaptarse a la edad del niño,
proseguir durante la edad escolar y aunar conjuntamente los esfuerzos de la familia, la escuela
y la comunidad en general.
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Los niños van a descubrir la diversidad emocional, van a tener una mayor percepción y
comprensión de los sentimientos propios y ajenos, van a entender cómo se pasa de una
emoción a otra y van a ser conscientes de la posibilidad de sentir emociones contrapuestas.
Pero no solo eso. Son alumnos que van a aprender a solucionar problemas de una forma
ajustada, haciéndoles frente y no evitándolos. Van a ser capaces de regular su propio malestar
emocional, así como de empatizar con los demás. Y no exclusivamente en la escuela, sino en
su día a día.
3. Miran hacia adentro y se compadecen por “su auténtico yo” de una forma sincera.
Las personas emocionalmente equilibradas hacen algo que la mayor parte de los seres
humanos no nos tomamos en serio: reflexionan sobre lo que en verdad les hace sentir bien y
sobre cómo pueden generar pequeños placeres de forma constante.
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Practicar la gratitud y el agradecimiento es tremendamente beneficioso para nuestro equilibrio
emocional, ya que nos entrena a buscar lo positivo y el aprendizaje en cada situación.
Hacer una gran lista de todas las cosas que nos hacen sentir bien es un gran acto de
amor hacia uno mismo. Por supuesto, no sirve de nada hacer esta lista para luego no
ponerla en práctica, por lo que al menos debemos de llevar a cabo una de esas
acciones al día.
Aprender a pensar de forma diferente y cambiar de actitud hacia ciertas personas,
ideas, situaciones u objetos no es tarea fácil, lo sabemos. No lo es porque nadie llega a
este mundo sabiendo qué son y cómo controlar las emociones.
“No es el estrés el que nos hace caer, es cómo respondemos a las situaciones de
estrés” -Wayde Goodall
Todos aterrizamos en esta vida llorando, y ese será nuestro único lenguaje hasta que
alguien nos dice “basta”, hasta que nos explican aquello de que “llorar no es de
mayores (de héroes, de personas fascinantes y fuertes)”.
La gestión emocional es un aprendizaje personal, de ahí que tengamos que hacernos con
nuestra caja de herramientas personalizada: no todas las que les sirven a otros nos servirán a
nosotros y viceversa.
1. Situaciones que evitar, situaciones que afrontar
Queda claro que no siempre podemos controlar todo aquello que acontece en nuestras
jornadas. Sin embargo, hay situaciones que sí están bajo nuestro control y que podríamos
evitar para ganar en bienestar e integridad personal.
3. Mejora tu autocontrol situando tu mirada en el futuro inmediato. A partir de hoy mismo piensa
en lo que deseas tu futuro más próximo “quiero sentirme bien, quiero conseguir esto, quiero
que ocurra aquello otro y sentirme más válido, más seguro de mí mismo”.
Si sitúas en el futuro inmediato objetivos fáciles, positivos y enriquecedores, hallarás mayor
motivación en el presente.
Haz uso de la reafirmación, recuerda tus virtudes y tus éxitos del pasado para situar en ese
futuro inmediato todas tus esperanzas.
4. Nota mental: las preocupaciones quedan relegadas a un solo momento del día. Ya lo dijo
Nietzsche en una ocasión: los pensamientos vienen cuando ellos quieren, y no cuando
nosotros desearíamos. Lo mismo ocurre con las preocupaciones. No lo permitas. Cada vez que
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una preocupación aparezca en la “bandeja de entrada” de tu mente, posponla. Déjala para más
tarde y opta por establecer un momento del día cuando estés en calma y relajado, una hora
donde, papel en mano puedas reflexionar y dar solución a esos problemas.
“Lo más importante es que necesitamos ser entendidos. Necesitamos alguien que sea
capaz de escucharnos y entendernos. Entonces, sufrimos menos. (Zen Thich Hanh)”
¿Qué es la empatía?: Es la habilidad que nos permite saber cómo se sienten las otras
personas o qué es lo que están pensando, comprender las intenciones de los otros, predecir
sus comportamientos y entender sus emociones”. Baron- Cohen y Wheelwright, 2004
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Alegría Empática: Se refiere a la capacidad de compartir las emociones positivas de otra
persona.
La empatía del docente ayuda a descartar una mentalidad punitiva en los estudiantes.
Cuando se da la oportunidad para expresar sentimientos de comprensión con empatía,
mejora la relación alumno-docente y el comportamiento.
Un profesor empático generará empatía en sus alumnos y tendrá los recursos
necesarios para desarrollar esta capacidad en cada uno de sus alumnos.
La empatía del maestro con el alumno es clave para que éste esté motivado y
desarrolle sus capacidades. Es más importante que los materiales educativos y el
tamaño de las clases, y no solo en los primeros años, sino que hay indicios de que
afecta también en la secundaria.
Una actitud empática del maestro no sólo protege la imagen de los niños de sí mismos
como estudiantes, sino también contra la exclusión social por parte de sus compañeros
de clase. Para conseguir esta relación entre profesores y alumnos la comunicación
respetuosa debe ser la base de nuestro trabajo. Es decir, si un maestro utiliza
comentarios destructivos, solo generará respuestas negativas, sin embargo, si el
profesor sabe escuchar, los alumnos responderán de forma positiva, ya que se ven
partícipes de una conversación con adolescentes agradable, en la que se da
importancia a sus sentimientos. Según Ginott, para desarrollar la empatía en los
alumnos, es muy importante que el maestro se preocupe menos en juzgar y en castigar,
sino por infundir un espíritu de trabajo.
La empatía es la herramienta que tenemos para poder vivir en sociedad por lo que es
fundamental desarrollarla para que los niños se desarrollen plenamente. A continuación, vamos
a ver algunas actividades o talleres que se pueden hacer con los niños y desarrollar la empatía
en inicial y primaria.
1. Teatro: Es una actividad muy efectiva, ya que desarrolla la expresión verbal y corporal,
además de ayudar a ponerse en la piel de los demás. Se puede utilizar y desarrollar una
pequeña sesión de teatro, para tratar y resolver un pequeño conflicto que se haya producido en
clase.
3. Escucha a tus alumnos: esta es la mejor actividad que puedes desarrollar con tus alumnos.
Cuando surja algún conflicto en el aula es muy importante hablarlo entre todos. En primer
lugar, debemos hablar de forma individual con los niños que han tenido una pelea. Es
imprescindible escucharlos a todos para entender las posturas que lo configuran. Cuando nos
expliquen lo sucedido debemos mantener una actitud de escucha activa, esta es la mejor forma
de comprender las emociones que están sintiendo cada una de las partes.
Teniendo autocontrol. Un maestro debe dar ejemplo a sus alumnos, es decir, no puede
pedir a sus alumnos que se callen si se dedica a gritar a pleno pulmón pidiendo silencio,
no puede pedir respeto cuando insulta a sus alumnos, debemos tener en cuenta que la
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violencia genera más violencia. La disciplina siempre debe tratarse con sutileza, es
mejor tratar la falta de respeto con un comentario ingenioso y una respuesta calmada
que con un insulto. Así enseñarás a tus alumnos cómo deben comportarse en una
situación similar.
Hablando, pero sin olvidar escuchar; intentando entender cómo se sienten en lugar de
suponer que si llegaron hasta el aula es porque desean aprender; interpretando no solo
lo que dicen sino también lo que reflejan con su comunicación gestual…
5 tipos de actitudes que te ayudarán a alcanzar este objetivo, y con él obtener una
mejora en el ambiente de tu clase, y seguramente un aumento en la productividad y el
compromiso de tus estudiantes.
1. Conócelos: ¿Qué clase de familia tienen? ¿Qué hacen al salir del aula? ¿Cuáles son sus
sueños? ¿Qué quieren aprender? ¿Qué esperan de tu clase? Si llegas a conocerlos, o al
menos te interesas por intentarlo, puede que logres un mejor ambiente y con ello logres
dirigir tu clase hacia temáticas y tareas con las que tanto tú como tus estudiantes se
sientan conformes.
3. Olvida los prejuicios: Es normal que como docente tengas algunos preconceptos de tus
estudiantes. Ya sea porque los conoces de cursos anteriores, por opiniones de colegas o
simplemente por su desempeño en el día a día.
4. Busca el lado positivo: Puede que a veces sea frustrante ver que explicas una y otra vez
la misma lección pero las evaluaciones que realizas demuestran que tus alumnos no te
comprendieron. De todos modos, debes enfocarte en lo positivo: no aprendieron eso, pero
seguramente aprendieron otras tantas lecciones que estás olvidando simplemente por
centrarte en lo malo.
5. Pregunta antes de afirmar: No asumir nada hasta no saber exactamente qué pasó es una
actitud que puede aplicarse en cualquier ámbito de la vida cotidiana, pero que dentro del
aula podría tener más incidencia de la que se cree… ¿Qué pasó con la tarea que pedí?
¿Por qué no pudieron completarla? ¿El tema no se entendió o no lo estudiaron lo
suficiente? Permite que exista el diálogo, que tu voz no sea la de la autoridad represora
que decide lo que está bien y lo que está mal.
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La comunicación asertiva es clara en su intención, implica defender los propios derechos y
deseos, pero respetando a los demás al mismo tiempo. Se trata del estilo de comunicación
más efectivo y puede trabajarse de distintas formas, empezando por hablar en primera
persona, adoptar una posición corporal adecuada acompañada de gestos en línea con el
mensaje (comunicación no verbal) y, por supuesto, eligiendo cuáles son esos momentos en
que más merece la pena o más justificado está el ser asertivo.
Las emociones no pueden ser controladas desde fuera, sino que deben serlo desde
dentro de nuestra vida. Por eso, debemos cuidarnos para mantenerlas bajo control y
que no pasen a ser tóxicas.
Una persona con emociones tóxicas buscará ser amada a cualquier precio. Sin
embargo, estar sano emocionalmente no significa depender de otros para ser feliz, sino
del amor que uno se tiene a sí mismo en primer lugar.
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Una persona con emociones tóxicas buscará la aceptación y el reconocimiento de los
demás a través de los bienes que posee. Sin embargo, estar sano consiste en saber y
reconocer que somos aceptados por nosotros mismos y por los demás
independientemente de lo que tengamos.
Una persona con emociones tóxicas buscará el valor en el exterior. Sin embargo, estar
sano es darse valor.
Una persona con emociones tóxicas da excesivo valor a las opiniones de los demás.
Sin embargo, estar sano es construir una imagen de uno mismo afectuosa y positiva a
través
de palabras de automotivación.
Heridas emocionales.
¿Qué es una herida? Algo que me duele muchísimo, ésta herida es en mi cuerpo emocional no
físico, se crea en la infancia y va a determinar la MANERA EN QUE YO ME PERCIBA Y LO
EXTERNO, es decir, como me RELACIONO CONMIGO Y CON EL MUNDO.
Cuando en mi vida experimento diversas experiencias y no las acepto, como juicios,
culpabilidad, temor, ser la víctima, u otras formas de no aceptación a lo que vivo, me convierto
en un imán muy poderoso que me hace revivir la misma experiencia una y otra vez, hasta que
la acepte y use mi razón para aceptarla y así trabajarla.
Todos vivimos en mayor o menor grado heridas, pero siempre hay una que la vivimos
profundamente y nos causa mucho dolor ¿cómo me doy cuenta de eso? Porque esa herida
que vivo duele mucho y me hace sufrir y entonces para no volver a sufrir como cuando fui
infante, entonces me pongo máscaras de diferente tipo para que así se mitigue ese dolor y el
mundo crea que yo estoy súper bien.
Muchas veces acompañan a la herida, las máscaras y el tamaño de ellas se crea en función
del tamaño de la herida.