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ASIGNATURA:
Pentateuco y Libros Históricos
TEMA DE INVESTIGACIÓN:
Primero y segundo libro de los Reyes
CATEDRÁTICO:
Pbro. Andrés Mauricio Solano
SEMINARISTAS:
Ángel Abimael Vásquez Pinto
Walter Mauricio Zeceña Landaverde
FECHA DE ENTREGA:
Lunes 14 de mayo de 2018
1
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN....……………………………………………………………………......3
IV. HISTORICIDAD………………………………………………………………......13
CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………….19
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………...20
2
INTRODUCCIÓN
Los libros 1 y 2 de Reyes son continuación de 1 y 2 de Samuel con los que parecen
constituir una sola obra. La separación entre ambos tuvo su origen en la traducción de los
setenta. En ellos se trata de la monarquía Israelita, remontándose hasta los orígenes de los
reinos de Israel y Judá, hasta la desaparición de los mismos.
El libro primero de los reyes comienza tratando en detalle acerca de la figura y de
las obras de Salomón. Después de su muerte, cuando tuvo lugar la partición de los reinos, la
narración se ajusta más o menos, a una secuencia cronológica. En las épocas en las que
coexistieron los reinos del Norte y de Sur, las crónicas reales van saltando de un reino a
otro con el fin de ir presentando juntos los sucesos acaecidos en reinados contemporáneos.
Los libros de los reyes se pueden dividir en las siguientes secciones: 1. Salomón (1R
1,1 -11, 43). Comienza con la historia de la sucesión de David y continua con la narración
de la magnificencia del reinado de salomón; 2 los reinados de Israel y de Judá (1 R 12, 1-
2R 17, 41). Esta sección comienza con la historia del cisma que se produjo entre las tribus
del norte y del sur; 3 el reino de Judá hasta la cautividad (2R 18, 1 – 25, 30). En esta última
parte destacan las relaciones del profeta Isaías con el rey Ezequías, así como la reforma
religiosa llevada a cabo por el rey Josías. Todo esto se explicará mejor en el trabajo más
adelante.
3
I. ORÍGEN DE LOS LIBROS
Los libros de los Reyes, como los de Samuel, constituían una sola obra en la Biblia
hebrea. Corresponden a los dos últimos libros de los Reinos en la traducción griega, y de
los Reyes en la Vulgata. Son la continuación de los libros de Samuel, y 1 R 1-2 contiene la
parte final del gran documento de 2 S 9-20. La larga narración del reinado de Salomón, 1 R
3-11, detalla la excelencia de su sabiduría, el esplendor de sus construcciones, sobre todo
del Templo de Jerusalén, y la abundancia de sus riquezas. Es ciertamente una época
gloriosa, pero el espíritu conquistador del reino de David ha desaparecido: se conserva, se
organiza y, sobre todo, se saca partido de los triunfos de David. Se mantiene la oposición
entre las dos fracciones del pueblo, y a la muerte de Salomón, en 931, el reino se divide: las
diez tribus del Norte llevan a cabo una secesión agravada por un cisma religioso, 1 R 12-13.
1
HAAG, H., Breve Diccionario de la Biblia, Ed. Herder, Barcelona, 1992, p. 530.
2
BROWN, R. E.; FITZMYER, J. A.; MURPHY, R. E., Comentario Bíblico “San Jerónimo”. Ediciones Cristiandad,
Madrid, 1971, p. 491.
3
IBIDEM.
4
había fallado. El templo del que Dios había dicho que su nombre permanecería en él yacía
ahora en ruinas. La dinastía davídica que se había mantenido durante cuatrocientos años y
que Dios había prometido que sería perdurable, se ha hundido estrepitosamente. Estando
ahora así las cosas ¿cómo seguir afirmando que Dios es fiel a sus promesas? ¿cómo seguir
creyendo en la promesa divina que la dinastía davídica sería perdurable? Éstas preguntas y
muchas otras más pasaban por la mente de los exiliados judíos después del desastre de 587.
Toda esta catástrofe como todos los gobiernos de los reyes de Israel se van a poner por
escrito en los libros “de los reyes”, allí se dice, por qué fueron desterrados y que, a pesar de
todo, Dios no ha abandonado a su pueblo, aunque todo el pueblo tenga que aprender por
medio de la angustia y el sufrimiento lo que significa apartarse del Señor, siendo infieles a
la Alianza, mientras Dios se ha mantenido siempre fiel.
Finalmente, con respecto al lugar de origen de dichos libros, un autor dice que:
“Seguramente el libro (o los libros) se escribió bajo la impresión causada por la
destrucción de Jerusalén, es decir, en Palestina y poco después de 586” 7. Mientras que
otros autores, por su parte, opinan que:
5
anteriores y mantener en ellos la esperanza, una esperanza renovada de un futuro mejor.
Digamos pues, que la intención del autor es instruir, aleccionar y dar aliento. Pretende, por
tanto, convencer y demostrarles a sus conciudadanos, que fueron ellos en la persona de sus
reyes quienes fueron infieles a la Alianza, mientras que Dios ha permanecido fiel y paciente
con su pueblo descarriado. De ahí que, el autor recalca que las promesas de Dios siguen en
pie.
Por consiguiente, vuelve una y otra vez sobre la promesa de perpetuidad hecha a la
dinastía davídica y sobre el vínculo eterno que une a la dinastía, el templo y
Jerusalén. Estas promesas nunca han sido anuladas. Israel debe poner toda su
esperanza en que tendrán cumplimiento en el futuro9.
9
IBIDEM.
10
HAAG, H., Op. Cit., p. 531.
11
BROWN, R. E.; FITZMYER, J. A.; MURPHY, R. E., Op. Cit., p. 496.
6
Re 14); otros dos profetas innominados y Ajab (1 Re 20); Jehú y Basa (16,1-12);
Miqueas y Ajab (1 Re 22); Juldá y Josías (2 Re 22,11-20)]12.
Para una comprensión más amplia sobre este tema, es necesario precisar algunos
puntos. Con ese fin, digamos pues que, en la formación de los libros se toman en
consideración grandes temas, en torno a los cuales gira todo el contenido, estos temas son:
La historia de Salomón, las historias de los demás reyes, el material profético y las
redacciones deuteronomistas. La historia de Salomón ocupa gran parte del primero libro de
los reyes, y la influencia de su reinado es tal que las historias de los demás reyes se ven
afectadas en muchos aspectos positivos y negativos, y, sobre todo, el tema que marca la
historia de Israel: la División del reino, que se da a la muerte de Salomón. Esta división del
Reino marcará la suerte de los reyes posteriores (se ven muchas consecuencias negativas)
tanto de Israel como de Judá hasta el Destierro a Babilonia (todo lo que sucede después de
la muerte de Salomón está contenido en los últimos capítulos de 1 Reyes y en todo 2
Reyes). Por otra parte, el aporte de los profetas, sus enseñanzas, su teología, es de
fundamental importancia, pues están continuamente recordando al pueblo y a sus reyes que
la fidelidad a la Alianza es la mejor manera para mantener las bendiciones de Dios. Por
último, con respecto a las redacciones deuteronomistas, su influencia ha sido tal, que
algunos autores llegan a afirmar que “juntamente con el libro de los Jueces, 1-2 Reyes son
los libros históricos en los que ha quedado más marcada la huella de la teología
deuteronomista”13. En otras palabras, en la formación de estos libros, la teología de fondo
de estos libros, está marcada sobre todo por la historia deuteronomista, por la redacción que
llevó a cabo el autor (o autores) a partir del libro del Deuteronomio.
a) Historia de Salomón
12
IBIDEM.
13
GONZÁLEZ LAMADRID, A., CAMPOS SANTIAGO, J., PASTOR JULIÁN, V., NAVARRO PUERTO, M.,
ASURMENDI J., SÁNCHEZ CARO, J.M., Historia, Narrativa, Apocalíptica: Introducción al estudio de la Biblia.
Editorial Verbo Divino, Pamplona, 2000, p. 169.
14
IBID, p. 182.
15
IBIDEM.
7
orientan en dirección a Mesopotamia y creen encontrar alguna semejanza entre la historia
de Salomón y los modelos asirios.
Para el autor J. van Seters, “en su línea de siempre, cree que la historia del reinado
de Salomón ha sido elaborada por el propio autor deuteronomista a partir de escaso
material preexistente”16. El propósito primordial de este autor es, “presentar el reinado de
Salomón como el cumplimiento de las promesas hechas por Dios a David: una dinastía
sólida permanente y la construcción de un templo en honor de Yahvé (2 Sm 1-17)17. “La
historia de Salomón señalaría, a su vez, la culminación de uno de los temas preferidos del
Deuteronomio: la elección de un lugar por parte del Señor para establecer en él su
morada permanente”18. Dicho tema es de fundamental importancia, ya que, “integra y
anuda en torno al templo de Jerusalén las tradiciones mosaicas y las davídicas”19.
Con respecto a las historias de los demás reyes de Israel y de Judá, casi todos los
críticos creen que el autor o autores deuteronomistas se han basado sobre datos anteriores,
la mayor parte de los cuales proceden más o menos directamente de los archivos de la
corte. Pero, al momento de precisar la calidad y cantidad de esos datos, el parecer de los
autores es muy plural, general y variable. “Es decir, a la hora de precisar su valor
histórico y determinar hasta dónde llegan los materiales recibidos y dónde empieza la
redacción deuteronomista”20.
c) Material profético
8
estructura de 1-2 Reyes, gran parte de ambos libros se dedican a dichos profetas, por la
influencia poderosa que ejercieron ante los reyes y todo el pueblo, hasta el punto que el
profeta Elías fue hasta perseguido a muerte por la impía Jezabel (1 Re 19, 1 ss.), por lo
exigentes y candentes que eran sus oráculos, con el tema primordial de la fidelidad a la
Alianza.
d) Redacciones deuteronomistas
(1) «Hizo lo que es malo a los ojos del Señor». (2) «Hizo lo que es recto a los ojos
del Señor, pero no desaparecieron todos los santuarios de provincias, y el
pueblo siguió ofreciendo sacrificios y perfumes en ellos» (1 Re 15,11-14; 2 Re
23
IBIDEM.
24
IBID, p. 169.
25
IBID, p. 170.
9
12,3-4; 15,3-4.34-35). (3) «Hizo lo que es recto a los ojos del Señor
enteramente, como lo había hecho David, su padre» (2 Re 18,3; 22,2)26.
De las tres formas de juicio antes dichas, la más frecuente es la primera (“hizo lo
que es malo a los ojos de Señor”), pues se repite treinta y cuatro veces. Esta forma de juicio
“se aplica de manera invariable a todos los reyes del norte, pues el reino del norte se
consideraba viciado de raíz, debido al pecado original de Jeroboán, que estableció el culto
cismático en los santuarios de Dan y Betel (1 Re 12,26- 33)” 27. Después del pecado de
Jeroboán, con sus nefastas consecuencias, se hace mención también del gran pecado de
Ajab “que introdujo en Israel el culto a Baal, influenciado por su esposa Jezabel, oriunda
de Fenicia, o sea, pagana (1 Re 16,31-32; 22,53-54)”28. También esta primera forma de
juicio se aplica a los reyes del sur, pero es mínima y, además, con algunas variantes. La
segunda forma de juicio (“hizo lo que es recto a los ojos del Señor, pero no
desaparecieron los santuarios de provincias…”), los autores dicen que:
Se aplica a seis reyes del sur (Asa, Josafat, Joás, Amasias, Azarías y Jotán). Estos
seis reyes son alabados, pero no de manera total y absoluta, sino con una
restricción: no hicieron desaparecer los santuarios cismáticos de provincias, que
estaban prohibidos por la ley del templo uno y único de Jerusalén (Dt 12)29.
Ahora, con la tercera forma de juicio (“Hizo lo que es recto a los ojos del Señor
enteramente…”), ésta “solamente se aplica a Ezequías y a Josías, los dos reyes
reformadores del sur, que reciben la aprobación cabal y completa, porque se ajustaron
plenamente al canon o prototipo de su padre David”30.
10
Finalmente, ¿qué podemos concluir con respecto a las redacciones deuteronomistas?
Según los autores que venimos citando, ellos dicen al respecto que:
Los reyes son condenados o censurados debido a que ellos son los principales
responsables y los causantes de la degradación moral del pueblo: Pecan ellos y arrastran al
pueblo por el mismo camino. Y esa situación de degradación moral, conforme la historia
avanza se va agravando hasta llegar a su fin en una destrucción casi total. De ahí que, “la
acción de los profetas y las reformas de Ezequías y Josías sólo consiguen retrasar la
catástrofe, que ya se presiente inminente e inevitable” 34. Todos estos elementos que destaca
el deuteronomista (los criterios seguidos para enjuiciar a los reyes) están tomados del
Deuteronomio, que se pueden resumir en dos grandes principios que el deuteronomista ha
tenido presentes en el examen de cada uno de los reyes, éstos grandes principios son: El
dogma de la unicidad de Dios y la ley de un solo y único santuario.
Todos estos elementos pues, que se han señalado, están presentes (con su respectivo
análisis detallado) en la formación de 1-2 Reyes.
En cuanto a los géneros literarios, destacan los géneros literarios proféticos. Ahora
bien, no todos los relatos de los profetas tienen el mismo género literario. Por tanto, hay
varios géneros literarios proféticos. A continuación, mencionamos algunos.
11
e inmediata, sin describir la historia del proceso” 36. Según los autores, estas historias o
leyendas pueden ser calificadas desde el punto de vista literario como un ““género
menor”, “preliterario””37.
Leyendas didácticas: “Se trata de relatos o historias que quieren comunicar una
enseñanza concreta”38. Se señalan tres de ellos, buscando descubrir cuál es el objetivo
didáctico de estas historias: 1) curación de Naamán (2 Re 5); 2) Elías y la viuda de Sarepta
(1 Re 17,17-24); y, 3) curación de Ezequías (2 Re 20,1-11).
Parábolas: Está por ejemplo la historia del hombre de Dios de Judá en 1 Re 12,33-
13,3.
Por otra parte, al hablar de los géneros literarios, si queremos hablar de una visión
más amplia sobre este tema, se dice que hay “estructuras literarias de 1 -2 Reyes”. Por eso,
vamos a dar también un vistazo general para ver en qué consisten estas estructuras
literarias.
36
IBID, p. 211.
37
IBID, p. 212.
38
IBIDEM.
39
IBIDEM.
40
IBIDEM.
12
Referencias a hechos o temas repetidos varias veces: Varios hechos o temas
literarios son repetidos con cierta frecuencia en estos libros. Como ejemplo, mencionamos
algunos:
1) «La lámpara de David»; en atención a la «lámpara de David» Dios no destruirá
el reino de Judá, tema que encontramos incluso con la misma expresión en 1 Re
11,36; 15,4; 2 Re 8,19. 2) La benevolencia de Dios hacia el reino de Israel, tema
que se repite cuatro veces (1 Re 21,29; 2 Re 10,30; 2 Re 13,23; 2 Re 14,26-27). 3)
La condenación definitiva de Judá a causa de los pecados de Manases, que se
repite cinco veces (2 Re 21,12-15; 22,16-17; 23,26-27; 24,2-4; 24,20). 4) Guerras
entre el rey de Damasco, Jazael, y los reyes de Israel, asunto que se repite cuatro
veces (2 Re 10,32; 13,22; 13,23; 14,26). 5) Tesoros del templo y del palacio, de los
que se habla nada menos que ocho veces, si bien de manera diferente: unas veces
son robados (1 Re 14,26; 2 Re 14,14; 25,13-17), otras se usan para pagar tributos-
impuestos (2 Re 12,19; 18,15; 24,13); algunas, para comprar la paz (1 Re 15,18-
19; 2 Re 16,3)41.
IV. HISTORICIDAD
Los dos libros de los Reyes, que originariamente eran uno solo, cubren la historia
de los reyes de Israel y de Judá, desde la muerte de David (hacia el 970 a.C.) hasta
el destierro de Babilonia (año 587 a.C.), o sea, durante aproximadamente cuatro
siglos42.
41
IBID, pp. 212-213.
42
GONZÁLEZ LAMADRID, A., CAMPOS SANTIAGO, J., PASTOR JULIÁN, V., NAVARRO PUERTO, M.,
ASURMENDI J., SÁNCHEZ CARO, J.M., Op. Cit., p. 173.
13
Ha de quedar bien claro desde un principio que el autor no es un historiador, sino
un teólogo que se sirve de la historia para ilustrar e inculcar un determinado
número de proposiciones teológicas bien definidas, necesarias para dar
cumplimiento a su intento didáctico. Que el autor no escribe historia porque ésta le
interese en primer lugar es algo que aparece bien claro en el hecho de dedicar a
los dos más grandes reyes de Israel, Omrí y Jeroboam II (el último de los cuales
reinó casi cincuenta años), un total de quince versos43.
Por otra parte, aunque 1-2 Reyes, pueda tener sus deficiencias en su carácter
histórico (en el sentido de cómo se entiende la historia hoy en día), contienen un gran valor,
si tomamos en cuenta, el sentido de historia que tenían los israelitas: el saber leer e
interpretar los acontecimientos desde la fe, desde su Alianza con Dios; es decir, con un
sentido religioso muy profundo.
Por imponderados e incompletos que sean los libros de los Reyes según los
criterios de la historiografía moderna (los números de años y de gobierno no
coinciden con nuestra cronología), sin embargo, es el primer libro coherente de
historia que nos ha transmitido el oriente medio44.
43
BROWN, R. E.; FITZMYER, J. A.; MURPHY, R. E., Op. Cit., p. 492.
44
HAAG, H., Op. Cit., p. 531.
45
Cfr. GONZÁLEZ LAMADRID, A., CAMPOS SANTIAGO, J., PASTOR JULIÁN, V., NAVARRO PUERTO, M.,
ASURMENDI J., SÁNCHEZ CARO, J.M., Op. Cit., pp. 173-181.
14
a) La división del reino (12,1-20) (= 2 Cr 10).
b) Relato de profecía y cumplimiento (12,21-24) (= 2 Cr 11,1-4).
c) Explicación del deuteronomista sobre el pecado de Jeroboam (12,25 32).
d) Relato de profecía y cumplimiento (12,33-13,34).
B) Historia sinóptica de la época de Elias (14,1-16,34).
a) Jeroboam I, 922-901 (14,1-20).
b) Roboam, 922-915 (14,21-31) (= 2 Cr 11,5-12,16).
c) Abiyyam, 915-913 (15,1-8) (= 2 Cr 13).
d) Asá, 913-873 (15,9-24) (= 2 Cr 14-16).
e) Nadab, 901-900 (15,25-31).
f) Basa, 900-877 (15,33-16,7).
g) Elá, 877-876 (16,8-14).
h) Zimrí, 876 (16,15-20).
i) Omrí, 876-869 (16,21-28).
j) Ajab, 869-850 (16,29-34; 22,39-40).
C) Ciclo de Elias (1 Re 17,1-2 Re 1,18).
a) Elias, Ajab y los tres años de sequía (17,1-18,46).
b) Elias huye a Horeb (19,1-21).
c) Ajab y los profetas durante la guerra con Aram (20,1-43).
d) Muerte de Nabot por causa de Jezabel (21,1-29).
e) Miqueas se opone a Ajab (22,1-40).
f) Josafat de Judá, 873-849 (22,41-50) (= 2 Cr 17,1-21,1).
g) Ocozías de Israel, 850-849 (1 Re 22,51-2 Re 1,18).
D) Ciclo de Elíseo (2,1-8,29).
a) Elíseo sucede a Elias (2,1-25).
b) Joram de Israel, 849-842, y la guerra contra Moab (3,1-27).
c) Las «Floréenlas» de Elíseo (4,1-8,15).
d) Joram de Judá, 849-842 (8,16-24) (= 2 Cr 21).
e) Ocozías de Judá, 842 (8,25-29).
E) Historia sinóptica desde Jehú hasta la caída de Samaría (9,1-17,41).
a) Jehú, 842-815 (9,1-10,36).
b) Atalía de Judá, 842-837 (11,1-20) (= 2 Cr 22,10-23,21).
c) Joás de Judá, 837-800 (12,1-21) (= 2 Cr 24).
d) Joacaz de Israel, 815-801 (13,1-9).
e) Joás de Israel, 801-786, y muerte de Elíseo (13,10-25).
f) Amasias de Judá, 800-783 (14,1-22) (= 2 Cr 25).
g) Jeroboam II de Israel, 786-746 (14,23-29).
h) Azadas (Ozías), 783-742 (15,1-7) (= 2 Cr 26).
i) Zacarías y Sallum de Israel, 746-745 (15,8-15).
j) Menajem, 745-738 (15,16-22).
k) Pecajías y Pecaj de Israel, 738-732 (15,23-31).
15
l) Jotam de Judá, 750-735 (15,32-38) (= 2 Cr 27).
m) Ajaz de Judá, 735-715 (16,1-20) (= 2 Cr 28).
n) Oseas, 732-724, y caída de Samaría en 722 (17,1-41).
3. Los últimos reyes de Judá (2 Re 18,1-25,30).
A) Ezequías, 715-687 (18,1-20,21) (= 2 Cr 29-32; Is 36-39).
B) Manases, 687-642, y Amón, 642-640 (21,1-26) (= 2 Cr 33).
C) Josías, 640-609 (22,1-23,30) (= 2 Cr 34-35).
D) Joacaz, 609, y Yoyaquím, 609-598 (23,31-24,7) (= 2 Cr 36,1-8).
E) Joaquín, 598-597, y Sedecías, 597-587 (24,8-25,30) (= 2 Cr 36,9-23)46.
Se dice que 1-2 Reyes son esencialmente teológicos, como los demás libros de Dtr.
“Al autor de 1-2 Re no le interesan tanto los aspectos políticos, sociales y económicos de
la historia, cuanto la dimensión religiosa”48. Reinados que políticamente son muy
importantes (por ejemplo: Omrí y Jeroboán II) porque marcan los momentos de mayor
esplendor del reino del norte, el autor deuteronomista, parece que no les concede mayor
atención, como cuando trata de temas religiosos, en concreto, cuando se refiere a los
profetas (por ejemplo, a Elías y Eliseo).
46
BROWN, R. E.; FITZMYER, J. A.; MURPHY, R. E., Op. Cit., pp. 497-498.
47
HAAG, H., Op. Cit., pp. 530-531.
48
GONZÁLEZ LAMADRID, A., CAMPOS SANTIAGO, J., PASTOR JULIÁN, V., NAVARRO PUERTO, M.,
ASURMENDI J., SÁNCHEZ CARO, J.M., Op. Cit., p. 192.
49
IBID, p. 193.
16
Podemos decir entonces, que toda la historia de la monarquía es “primordialmente
una teología”.
1. “La catástrofe ha ocurrido por culpa de los reyes, que han sido infieles a las
exigencias de la alianza y del templo, no porque en Dios haya habido ninguna
infidelidad con respecto a la alianza”51.
El autor trata de inculcar esta idea a sus lectores a través del juicio que pronuncia
sobre los reyes de Israel y Judá. Todos los reyes del norte y la mayoría de los del sur,
pertenecientes estos últimos a la dinastía davídica, son juzgados infieles (con muy raras
excepciones) a la alianza y al templo. Esta misma proposición destaca aún más en los
discursos explánatenos que hace el autor en 1 Re 11 y 2 Re 17.
50
IBIDEM.
51
BROWN, R. E.; FITZMYER, J. A.; MURPHY, R. E., Op. Cit., p. 493.
52
IBIDEM.
17
3. “La promesa hecha a David en 2 Sm 7, en el sentido de que su dinastía ha de ser
eterna, se cumplirá necesariamente, a pesar de cuantas cosas puedan, al parecer,
significar lo contrario”53.
Dadas las circunstancias históricas en tiempos del autor (la nación deshecha, sus
ciudadanos en el destierro, los reyes derrocados), éste no puede señalar, como en los casos
anteriores, cómo será el cumplimiento de esta promesa. Para él, como para los demás
israelitas, el cumplimiento de esta profecía constituye un objeto de fe. El autor trata de
demostrar de diferentes maneras que esta fe se apoya en un sólido fundamento. Está, ante
todo, la serie de las cuarenta y cinco profecías que han tenido un cumplimiento infalible.
Repartidas a lo largo de toda la obra, sirven de base al lector para convencerse de que
también la profecía hecha a David en 2 Sm ha de tener, lógicamente, su correspondiente
cumplimiento. Si la palabra de Dios se ha cumplido inexorablemente en tantas profecías,
infinitamente menos importantes que la hecha a David, ¿cómo va a dejar de realizarse lo
que Natán prometió a David en relación con la perpetuidad de su dinastía?
Otros aspectos importantes a tomar en cuenta en el contenido teológico son: Una
teología del templo, a tal punto que: “el templo es uno de los ejes temáticos que vertebran
1-2 Re. Literariamente, el tema del templo forma una gran inclusión, que se abre con la
construcción del templo por obra de Salomón (1 Re 5-9) y se cierra con la destrucción del
mismo a manos de Nabucodonosor (2 Re 25,8-17)” 54; una retroyección de la historia y el
tema de: La eficacia de la palabra divina. La retroyección de la historia es una figura
histórico-literaria que hace referencia a “la técnica de proponer el presente como
cumplimiento y realización de una palabra pronunciada en el pasado” 55. Es decir,
“consiste fundamentalmente en retrotraer al pasado el origen o la razón de ser de los
acontecimientos actuales”56. Por su parte, la eficacia de la palabra divina se refiere a la
forma de presentar los acontecimientos de la historia, la cual, bajo una convicción teológica
de los autores sagrados, se dice que la historia en general, y muy especialmente la historia
sagrada, no es más que el desarrollo y la realización de la palabra de Dios pronunciada
periódicamente por sus profetas: «No, no hace nada el Señor Yahvé sin revelar su secreto a
sus siervos los profetas» (Am 3,7).
En efecto, Dios es el dueño y señor de la historia, todo lo que acontece no es más
que la realización de su designio de salvación y el cumplimiento de su voluntad.
Todo ha sido previsto y querido por él. La historia no es fruto de la casualidad ni
obra de la voluntad humana, sino que es producto y resultado de la palabra
creadora y eficaz que Dios pronuncia57.
53
IBIDEM.
54
GONZÁLEZ LAMADRID, A., CAMPOS SANTIAGO, J., PASTOR JULIÁN, V., NAVARRO PUERTO, M.,
ASURMENDI J., SÁNCHEZ CARO, J.M., Op. Cit., p. 202.
55
IBID, p. 195.
56
IBIDEM.
57
IBID, p. 196.
18
CONCLUSIÓN
Los libros de los reyes enseñan el camino seguido por los reyes y el pueblo, que
termina en el derrumbamiento final del reino. Los redactores deuteronomistas han sacado
lecciones de todo este periodo para transmitir las enseñanzas fundamentales que ya estaban
en el libro del Deuteronomio y que vuelven aflorar de un modo u otro en los distintos
relatos: solo existe un Dios, el pueblo elegido constituye una unidad, solo se puede dar a
Dios el culto adecuado en un solo templo, que es el de Jerusalén, etc.
Los libros de los reyes relatan la experiencia de un reino político-religioso, que a la
vista del autor no es digno de reprobación, pero en la práctica no funcionó
En estos libros la figura del rey de la dinastía davídica fue adquiriendo una creciente
importancia teológica en el Reino del Sur y también fue aumentando la importancia de
Jerusalén, capital y centro religioso del reino desde que el Arca fue trasladada a ella.
Por lo tanto, según la fe de la iglesia, la sucesión del trono de David, que 1 y 2 de
Reyes detallan hasta la época del destierro, culmina según el nuevo testamento, en Jesús de
Nazaret, proclamado hijo de David por la multitud y por los evangelistas. Aunque después
del destierro desaparecen los reyes de Israel, Dios no había revocado su decisión de hacer
de su pueblo un reino, y de hecho en 1 y 2 de Reyes no es rechazada la monarquía como tal,
aunque se valoran negativamente la mayor parte de los reyes. Tampoco había revocado su
promesa de suscitar a David un heredero cuyo trono permaneciese para siempre. Pero Dios
cumple su promesa por encima de todas las expectativas humanas.
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BIBLIOGRAFÍA
https://mercaba.org/Biblia/Comentada/reyes_1_y_2.htm
https://rsanzcarrera2.wordpress.com/2009/08/09/leccion-16-los-libros-1-y-2-de-los-reyes/
Artículo sobre los libros 1 y 2 de los reyes instituto superior de ciencias religiosas
UNIVERSIDAD DE NAVARRA. Depósito Legal: NA-773/2002
Los libros de Samuel y de los Reyes de la leyenda a la historia. Pierre Gibert. Editorial
Verbo Divino. 1984.
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