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TALLER DE FILOSOFÍA CON NIÑOS PROF. ESP.

GONZALO RODRIGUEZ

CLASE 7: ¿QUÉ ES LA COMUNIDAD DE INDAGACIÓN?

Alicia a través del Espejo.


Ilustración de Fernando Vicente

Uno de los pensadores que tematiza el tema de la comunidad es el filósofo


italiano Roberto Esposito. Para Espósito la separación contemporánea entre lo
común y lo propio parece agotarse en una falsa dicotomía. Apelando al origen
etimológico de la palabra communitas, se focaliza en entender el munus como
una forma particular del don: el don obligatorio, aunque suene contradictorio. Un
don que se da porque se debe dar y no puede no darse. La comunidad deja de
ser, entonces, aquello que sus miembros tienen en común, algo positivo, de lo
que son propietarios; comunidad es el conjunto de personas que están unidas
por un deber, por una deuda, por una obligación de dar. "Por ello, la comunidad
no puede ser pensada como un cuerpo, una corporación, donde los individuos
se fundan en un individuo más grande. Pero tampoco puede ser entendida como
un recíproco 'reconocimiento' intersubjetivo en el que ellos se reflejan
confirmando su identidad inicial" (Esposito, 2003, p. 23). Espósito opone a este
concepto el de inmunidad en tanto proceso por el cual los individuos han ido
paulatinamente perdiendo o siendo dispensados de este don y deuda inicial.
Adquirir inmunidad respecto a todo lo que puede trastocar los hábitos de vida,
las lógicas políticas, las prácticas sociales y económicas, es el sueño occidental
contemporáneo según Espósito, y todas las relaciones sociales y políticas se
encuentran dirigidas a conservar y prolongar dicha inmunidad. Inmunizarse del
otro significa evitar el contacto, pensar al otro como una posible amenaza, como
un infierno, diría Sartre. Por el contrario, la comunidad supone que nadie está
completo y acabo siendo un individuo, que el individuo es, en definitiva, tan solo
una de las caras de la comunidad, que nadie se encuentra sólo en el mundo y,
mucho menos, puede aprender solo.
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Mathew Lipman, creador del programa de filosofía para niños, reparó muy
pronto en esta necesidad humana fundamental que es la comunidad sobre todo
como herramienta de conocimiento y aprendizaje. Dicho concepto proviene
fundamentalmente de la obra y el pensamiento de Charles S..Peirce: para Peirce
(Peirce, 1988) la comunidad científica es la que establece las creencias o
saberes establecidos como verdaderos a partir de una revisión constante de los
presupuestos que le dan origen. Este conjunto de conocimientos se dan
fundamentalmente a partir de la revisión de la comunidad, esto es, en un proceso
colectivo de interpretación cuyos límites se encuentran en la propia comunidad
y no en el individuo. Así es posible sostener que “Peirce es un comunitarista”
(Waskman, Vera; Kohan, 2015, p. 28) ya que es la comunidad la que determina
lo que existe y lo que podemos conocer.

Otra de las fuentes de Lipman es el trabajo de George H. Mead (Mead, 1993)


para quien todo pensar y proceso mental se desarrolla a través de la interacción
social: el “yo” siempre se encuentra en y responde a una comunidad y las
actividades intelectuales no pueden darse como en la gnoseología cartesiana a
partir de la reflexión individual. Del mismo modo Vigosky (Vigostky, 1988)
considera que toda función psicológica es una internalización de una función
social y que en el desarrollo del lenguaje el individuo es solo una voz en la
comunidad que luego va desarrollando el yo a partir de un determinado período
evolutivo. La escuela no socializa a los niños sino que los niños pueden
encontrarse en la escuela porque son fundamentalmente seres sociales. Desde
este punto de vista la comunidad constituye tan solo el lugar donde se establecen
las condiciones necesarias para el desarrollo de la investigación donde no sólo
se incorporan saberes sino además modos de socialización.

Pero es John Dewey quien influye fundamentalmente a Lipman. Para aquél la


democracia no sólo es un sistema político sino además un ideal de vida social
(Dewey, 1946, 1958). La democracia tiene, entonces, un alcance educativo,
puesto que promueve el crecimiento de sus miembros y el enriquecimiento de la
experiencia personal y colectiva. La comunidad de indagación sería un modo
político de entender las relaciones entre niños y adultos, y el lugar donde se
ponen a prueba los elementos de la democracia. Como sostienen Waskman y
Kohan “La filosofía en una comunidad de investigación lipmaniana es, entonces,
una filosofía en y para la democracia.”(Kohan, Walter; Waskman, 2000, p. 32).

Si pensamos entonces en una comunidad de indagación en Filosofía para Niños


debemos pensar en un espacio de experiencia, en un momento de práctica, en
una forma de relacionarnos. Por supuesto, como en la obra de Peirce, este modo
de relacionarnos es un modo de aprender y de comunicar lo que aprendimos. Si
la escuela y las corrientes pedagógicas modernas nos enseñan a aprender por
nosotros mismos, a “enfocarnos en el sujeto”, la comunidad trastoca los
supuestos de la educación según los cuáles las personas deben aprender y
pensar por sí mismas, nosotros sostenemos que es imposible pensar solos, que
es necesario dialogar, expresar posiciones, ponerlas a pruebas, comprender los
puntos de vista de los demás. En el aula no estamos solos, aprendemos con
nuestros compañeros, aprendemos con nuestros alumnos, aprendemos “con”.
La comunidad de indagación es la oportunidad de poner en práctica este tipo de
aprendizaje que es la escencia del aprendizaje escolar porque los alumnos no
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son competidores que luchan para acreditar un conjunto de saberes, sino


compañeros que buscan solucionar problemas y crecer de forma conjunta. El
nosotros es previo al yo en una comunidad de indagación, pero no porque la
comunidad avasalle la individualidad y la reduzca al mínimo, sino porque no
existe individualidad sin comunidad, no existe diferencia sin relación con el otro.

En la filosofía con niños, entonces, se busca que los docentes y los estudiantes
experimenten la comunidad con el objeto de crecer individualmente, de encontrar
en el otro modos de comunicarnos mejor, de aprender, de convivir, de pensar,
de resolver un problema. Esto no quiere decir que la comunidad sea una
asamblea donde todos deben estar de acuerdo, pero sí es el espacio abierto
donde es posible pensar con los demás y cruzar los límites de nuestros prejuicios
personales.

En tal sentido para que una comunidad de indagación funcione se debe poner
en práctica un pensamiento multidimensional: un pensamiento crítico, reflexivo y
cuidadoso del otro.

Referencias Bibliográficas

Accorinti, S. (2014). Filosofía para Niños. Introducción a la teoría y a la práctica.


Buenos Aires: Manantial.
Dewey, J. (1946). Democracia y Educación. Buenos Aires: Losada.
Dewey, J. (1958). El público y sus problemas. Buenos Aires.
Esposito, R. (2003). Communitas. Origen y Destino de la Comunidad. Buenos
Aires: Amorrortu.
Kohan, Walter; Waskman, V. (2000). Filosofía para Niños. Discusiones y
propuestas. Buenos Aires: Novedades Educativas.
Kohan, Walter; Waskman, V. (2015). El programa de Filosofía para Niños de
Mathew Lipman. Análisis crítico. En Filosofía con Niños. Aportes para el trabajo
en clase. Buenos Aires: Novedades Educativas.
Kohan, W. (2003). Infancia. Entre educación y Filosofía. Buenos Aires: Laertes.
Mead, G. H. (1993). Persona, espíritu y sociedad. Buenos Aires: Paidos.
Peirce, C. S. (1988). Un hombre, un signo (el pragmatismo de Peirce). Critica.
Vera Waskman. (2000). ¿Quién es el maestro de Filosofía? En Filosofia para
Niños. Discusiones y Propuestas. Buenos Aires: Novedades Educativas.
Vigostky, L. s. (1988). El desarrollo de los procesos psíquicos superiores.
Mexico: Grijaldo.
Waskman, Vera; Kohan, W. (2015). Filosofía con niños. Aportes para el trabajo
en clase. Buenos Aires: Novedades Educativas.

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