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LA FENOMENOLOGÍA DE HUSSERL
COMO UTOPÍA DE LA RAZÓN
Introducción a la fenomenología
BIBLIOTECA NUEVA
© Javier San Martín, 2008
© Editorial Biblioteca Nueva, S. L., Madrid, 2008
Almagro, 38
28010 Madrid
www. biblio tecanueva. es
editorial@bibliotecanueva.es
ISBN: 978-84-9742-715-9
Depósito Legal: M-4.098-2008
I. El H u sse r l y l a in t e n
c o n t e x t o d e l a f il o s o f ía d e
c ió n FUNDAMENTAL DE LA FENOMENOLOGÍA...................... 27
1. Biografía intelectual de Husserl ............................ 27
2. El contexto de la filosofía husserliana .................. 39
3. La reacción husserliana a este contexto: la intención
profunda de la fenomenología............................... 45
II. In t r o d u c c i ó n a lo s c o n c e pt o s fu n d am en tales de
l a f e n o m e n o l o g í a ........................................................................ 53
1. Introducción metodológica................................... 53
2. La noción de intencionalidad ............................ . 55
3. «Epojé» y reducción: el proyecto de una fenomeno
logía crítica............................................................ . 60
4. El concepto de «epojé» y la reducción trascendental:
la destrucción de la «representación» .................... 70
5. El concepto de constitución ................................. 73
6. Ontología regional, «intuición de esencias» y epis
temología fenomenológica..................................... 77
7. El análisis intencional............................................ 81
8. Los conceptos fundamentales de la fenomenología
y su intención profunda ........................................ 84
IV . L a s a l id a d e l a c r is is , e l t e st a m e n t o p o l ít ic o d e
Husserl y la necesidad deEuropa ............................ 111
1. El problema de la interpretación del último Husserl
y su tema medular .................................................. 113
2. Europa como cultura filosófica............................... 118
3. El proyecto de Europa y el comienzode la filosofía .. 121
4. El testamento político de Husserl .......................... 128
Epílogo........................................................................... 138
B ib l io g r a fía 201
Prólogo a la segunda edición
1. B io g r a f ía in t e l e c t u a l d e H u sse r l
2. El c o n t e x t o d e l a f i lo s o f í a h u s s e k lia n a
3. La r e a c c ió n h u s s e r l ia n a a e st e c o n t e x t o :
LA INTENCIÓN PROFUNDA DE LA FENOMENOLOGÍA
1. In t r o d u c c ió n m e t o d o l ó g ic a
2. La n o c ió n d e in t e n c io n a l id a d
3. «E p o jé » y r e d u c c i ó n : e l p r o y e c t o
D E U N A F E N O M E N O L O G ÍA C R ÍT IC A
nóesis nóema
cogitatio cogitatum
acto
objeto internacional
internacional
lo dable, e.d., objeto real
Ingredientes lo dado cosa en sí
realmente implicado en
reales ni dado
lo dado ni dable
Inmanente trascendente
Inmanente trascendente
Inmanente trascendente
4. El con cepto de «e p o jé » y l a r e d u c c ió n
t r asce n d e n t al : l a d e st r u c c ió n
de la «r e p r e s e n t a c ió n »
5. El c o n c e p to d e c o n s titu c ió n
3 Véase Ha. I, pág. 113. Cito la página alemana, porque creo que la
edición en castellano no refleja con precisión el importantísimo matiz del
lemen, aprender, que se refiere precisamente a la constitución en un mo
mento determinado de la vida de la conciencia de un esquema de familia
ridad; por eso no es sólo «llegar a conocer» como se dice en la traducción
castellana de M. A. Presas; véase, Meditaciones cartesianas, ed. Paulinas,
pág. 136.
Hua VIII, pág. 157). El Apriori de correlación nos dice también
lo inverso, analizar o ver el mundo es ver la conciencia, la vida
subjetiva. La reducción consiste en recuperar esta vida
constituyente, trascendental, generalmente anónima u oculta
que constituye el sentido del mundo, el único sentido que el
mundo puede tener para nosotros.
6. O n T O L O G ÍA R E G IO N A L , « IN T U IC IÓ N D E E S E N C IA S »
Y E P IS T E M O L O G ÍA F E N O M E N O L Ó G IC A
7. El a n á lis is in t e n c io n a l
D E L A F E N O M E N O L O G ÍA Y S U IN T E N C IÓ N P R O F U N D A
1. La c u e s tió n d e la in te r s u b je tiv id a d
EN L A O B R A D E H U S S E R L
3. La re d u c c ió n in te r s u b je tiv a
Y L A « C O N S T I T U C IÓ N » D E L O T R O
4. La c o n st it u c ió n del otro
7 «bastante mala».
nista; porque, en todo caso, respecto a lo estrictamente dado
hay un salto, un excedente que tiene que venir de algún sitio.
Esta presencia de un excedente, que siempre ocurre en la per
cepción, pues en toda percepción lo dado siempre es superado
por lo implicado, asume en el caso que nos ocupa un cariz
muy distinto; en el caso de la percepción ordinaria lo impli
cado no dado es mi propia vida pasada, es decir, el esquema de
implicación que proviene de mi pasado; en la experiencia del
otro, por el contrario, no se puede dar ese tipo de implicación
porque yo nunca he podido vivir la vida del otro; en este caso
lo implicado es precisamente otra vida. ¿Cómo se llega a ella?
En este momento es preciso ya comentar brevemente la au-
toexperiencia de mi propio cuerpo, pues es mi cuerpo el que,
según Husserl, tiene que actuar de mediación. Varias veces,
aunque sin detenernos, hemos utilizado dos palabras, que ahora
es necesario precisar: Korper, que traduciré como cuerpo, y
Leib, que traduciré como soma, basándome en el propio Hus
serl, que así lo entendía. El cuerpo es la realidad material cor
poral que se mueve y está localizada en el espacio y que puede
ser percibida como cualquier otro cuerpo, estando, por lo
tanto, inmerso en el sistema de causalidad que une todas las
cosas del mundo. Pero en mi caso ese cuerpo es vivido desde
dentro de sí mismo, tiene sobre sí una «perspectiva somatoló-
gica», es un soma, un Leib, es decir, está animado de campos
sensitivos, de un conocimiento interno, siente, etc. Cualquier
movimiento de mi cuerpo es corporal, o sea, se compone con
otros movimientos, y a la vez somático. Pues bien, para mí,
sólo yo tengo experiencia somática. Mas en la experiencia del
otro yo percibo su cuerpo no sólo como cuerpo sino también
como soma, aunque su carácter somático no lo puedo realizar.
¿Cómo paso del cuerpo del otro a su soma? Esa es la pregunta
importante, puesto que ese soma no es dado realmente sino
sólo implicado en ese cuerpo.
Husserl postula que para eso es preciso que se dé una «aso
ciación emparejante», que se tenga o se haya tenido experien
cia de algo análogo en situación análoga. Pues bien, la única
experiencia que puedo tener de un soma es la mía; luego sólo
por el emparejamiento de mi soma con mi cuerpo puedo per
cibir el cuerpo del otro implicando su soma. Esta explicación
suele ser rechazada precisamente porque la experiencia de mi
cuerpo es una experiencia somática, radicalmente distinta de la
de otros cuerpos, cuya experiencia, por definición, no es so
mática. Así se lo reprocha a Husserl Ortega y Gasset en su li
bro El hombre y la gente (tomo VII de las Obras completas, pá
gina 163). Sin embargo, para explicar este tema introducirá
Husserl un punto sumamente importante, que tiene la virtud
de mostrar cuál es el tono, en cuanto concepto, de la subjeti
vidad trascendental. Ese punto, por otro lado, no aparece en la
VMeditación cartesiana., aunque a él se remiten muchas pági
nas de los textos mencionados editados en 1973.
En efecto, la experiencia de mi cuerpo es radicalmente di
ferente de la de cualquier otro cuerpo, uno es soma y el otro
sólo es cuerpo; más aún, un rasgo fundamental del soma es ser
punto cero del espacio, a partir del cual se orientan todos los
otros puntos del espacio. El espacio subjetivo es, por lo tanto,
radicalmente in-homogéneo, pues está orientado en torno a
mi soma, que es el punto cero que yo designo con la palabra
«aquí» y frente al cual todos los demás puntos son «ahí» o
«allí». Precisamente este carácter céntrico de mi soma corporal
lo diferencia radicalmente de cualquier otro cuerpo que está
necesariamente situado en un punto del espacio «allí». ¿Con
vierte esta diferencia fenomenológica en imposible todo em
parejamiento de mí soma con el cuerpo del otro? La solución
de Husserl es considerar el soma o el cuerpo somático como
cuerpo práxico, porque esa es la condición de superación de la
diferencia entre mi soma y el cuerpo del otro, al ser esa la con
dición de superación de la inhomogeneidad del espacio subje
tivo. Porque el «aquí» del soma no está ligado a ningún lugar
preciso del espacio homogéneo, ya que por su movimiento
puede convertir cualquier «allí» en «aquí», que a su vez se con
vertirá en «allí», surgiendo de ese modo una homogeneidad del
espacio a partir de la inhomogeneidad primaria, mediante la
capacidad motora del propio soma que permanece idéntico en
cualquier lugar. Pero esa superación de la inhomogeneidad del
espacio lleva a la vez a la aparición del propio soma como
cuerpo en ese mismo espacio, siendo todo movimiento del
soma movimiento corporal. Así mi soma corporal queda igua
lado con el otro no en el espacio inhomogéneo sino en el es
pacio homogéneo, en el cual tanto los otros como yo nos mo
vemos de unos lugares a otros. De esa manera el movimiento
natural de mi cuerpo está siempre acompañado de un movi
miento subjetivo en el espacio inhomogéneo, y viceversa, el
movimiento de mi soma en el espacio inhomogéneo tiene su
correspondencia corporal en el espacio homogéneo. Eso signi
fica que la interioridad está directamente exteriorizada y que
toda exterioridad tiene un interior. Por eso mi soma es cuerpo
y mi cuerpo soma: mi cuerpo es «el primer campo de expre
sión», lo que posibilita que yo comprenda el cuerpo del otro
inmediatamente como expresión de su vida, expresión en la
cual no se da primero la percepción de una materialidad que
luego se interpreta, sino que se percibe inmediatamente mini
mizando incluso la materialidad corporal estricta, del mismo
modo que minimizamos —Husserl dice: percibimos neutral
mente— la materialidad de un cuadro o la materialidad de las
letras y pasamos inmediatamente al sentido que se expresa en
las letras o a las figuras pintadas o sugeridas en el cuadro. Se
comprenderá desde esta perspectiva el importante papel que el
cuerpo propio con su acción somática cumple en la fenome
nología.
5. El c a r á c te r s o c ia l d e l s e r h u m a n o
1. El p r o b le m a d e l a i n t e r p r e t a c ió n d e l ú ltim o
H u s s e r l y su te m a m e d u la r
3. El pro yecto d e e u r o p a y e l c o m ie n z o d e l a f il o s o f ía
4. El t e st a m e n t o p o l ít ic o de H u sse r l
E p íl o g o
N o t a d e in t r o d u c c ió n
1. A p u n t e s a u t o b io g r á f ic o s y a u t o c r ít ic o s
2. R e d u c c ió n , e p o jé y r e a l id a d o r ig in a r ia
lugar cero del espacio que lin g ü ísticam en te Llam am os el aquí y resp ecto al
cual todos los otros meares o modos rU * *, ,
, j- i • i -j , , ue aparición serán ahí. hsta diferencia
denne la radical inhomogeneidad del esp* * * *d
no es en general sólo cuerpo, sino cuerpo sensible, móvil, etc.
En la medida en que represento el soma-cuerpo externamente,
le aplicaré también aperceptivamente esta nueva capa cualita
tiva (Beschaffenheitsschicht). Sin embargo, originariamente
[265] ésta sólo aparece en el fenómeno-cero del soma, en el ex
terior sólo es consciente de un modo mediato, en cuanto el fe
nómeno externo es consciente como exteriorización de la au-
toaparición.
3) Precisamente porque yo atribuyo somaticidad al soma-
cuerpo que aparece externamente o es pensado como tal, y con
ello una pertenencia al yo se desdobla el yo, pues yo soy y per
manezco dado para mí mismo con mi soma en la aparición
originaria del soma que pertenece al aquí. La ficción del yo
movido fuera y de sus modos externos de aparecer desde mi
soma pierde el carácter contradictorio, justamente si el yo no
es actual, sino un segundo yo, cuyas multiplicidades anestési
cas están localizadas en un segundo soma, etc.
Con ello a la esencia de la autoapercepción, de la apercep
ción propia de mi cuerpo como soma, de la unidad del yo
puro, con la corriente de conciencia, con este soma, del modo
de aparición de cuerpos alrededor para este yo, y de nuevo en
relación con la aparición del soma como cuerpo-cero, perte
nece el que yo puedo ganar antes de la experiencia efectiva de otro
sujeto una representación posible de un otro. Este modo de re
presentación prescribe cómo podría darse otro sujeto y cómo
se puede documentar como una representación ponente24.
En el modo de la percepción no puede darse una aparición
externa de mi soma, pero un segundo yo (un yo empírico), co
rrespondiente al yo que había sido traspasado afuera de un
modo lleno de contradicciones, puede tener la percepción de
mi soma, correspondiente a mi representación externa repre-
sentificativa 5 que surge al trasplantarme fuera. Entonces el
32 Más aún: mi soma opera como órgano para todas mis intervenciones
prácticas en la naturaleza causal externa. Los procesos de ésta me determi
nan, aun sin intervención previa, a reaccionar, a movimientos correspon
dientes a la actuación respectiva. Soma [es] punto de cambio psicofísico.
[Nota de Husserl].
como cualquier dación de una cosa, sólo determinadas en una
causalidad cósica, y en todo caso determinadas después como
consecuencia de mi intervención según su causalidad, sino que
las daciones de mi propio soma transcurren como una exterio
ridad (cosicidad espacial) que a la vez tiene un lado subjetivo
y después como un ser y acontecer que está en mi contexto
subjetivo, que se mueve por cinestesias y que está movido por
que he visto tales y tales cosas y ante ellas me asusto, me es
capo, o porque las quiero agarrar para objetivos, las agarro, a
lo que sigue algo como consecuencia, que yo las coma, etc. Lo
que en ese caso es exterioridad, como la muestra toda cosa,
está dotado de una «interioridad» que prescribe por motiva
ción a la marcha de la exterioridad una regla, se trata de una
unidad de mutua pertenencia en los procesos externos y en los
procesos subjetivos que le pertenecen.
En la medida en que en el soma ajeno el comportamiento
externo por su analogía «recuerda» a un comportamiento in
terno, a una subjetividad que tiene su «órgano» en este soma,
esto es ahora lo esencial, que en ese caso no se trata sólo de una
semejanza de cosas estática quieta, ni tampoco de una mera se
mejanza de comportamiento de cosas a las que yo sólo mirara,
desde la perspectiva de sus cambios y de la causalidad de sus
cambios. Sino que se trata de una semejanza de un «compor
tamiento» con mi comportamiento somático en cuanto somá
tico, por ejemplo, un proceso recuerda como análogo a mi re
troceso ante una cosa que me asusta, al evitar algo o ser atraí
do por una comida, tomarla, comerla, etc. Pero no sólo
recuerda, sino que en el transcurso del proceso ocurre algo
«como cuando» yo, después de hacerlo, frente a una cosa, de
haberla tomado, ahora hago esto, la como, y cada uno de los
nuevos fenómenos está motivado por el anterior y a la vez se ra
tifica justamente por lo que se muestra de modo externo en la
objetividad de la experiencia externa, en cuanto aquello de lo
que me acuerdo inmediatamente surge en la exterioridad
[285]. Y ahora esos análogos de una interioridad correspon
diente, que para mí no está copresentada, porque, despertada
en el transcurso siempre nuevo pero de un modo típico y exi
giendo una exterioridad, también la muestran en una ocurren
cia efectiva, reciben una fuerza apresentativa, la exterioridad es
esperada, y a la vez la correspondiente interioridad no es mera
mente representada, no es mera analogía, sino que está ahí,
sólo que para mí no es experienciable en sí misma, justamente
no es mi interioridad.
4. La I n t e n c i ó n fu n d a m e n ta l d e l a fe n o m e n o lo g ía
3. B reve s e l e c c ió n b ib l io g r á f ic a