SÍNTESIS CAPITULO IV. Filosofía y teología de San Agustín
San Agustín busca responder a sus preguntas existenciales, sumergiéndose en asuntos
teológicos, donde desarrolla diferentes fases de pensamiento. Sus obras tuvieron tanta importancia que han venido influyendo hasta el día de hoy. Algunas obras de San Agustín que repercutan son por ejemplo: La Filosofía Pura; analiza y trata de coincidir con la escritura. La mejor obra puramente filosófica de los escritos de San Agustín fueron las confesiones. San Agustín se apoya en el Antiguo Testamento como origen de Dios, “La sustancia se considera como eterna e increada; solo la forma se debe a la voluntad de Dios”. San Agustín, sostiene que Dios y el mundo no son distintos y que todo en el mundo es parte de Dios. Desarrolla la teoría del tiempo, donde explica que el tiempo fue creado cuando se creó el mundo. Dios no hace parte del tiempo; en Dios no hay antes ni después, sino un eterno presente. La creación de Dios es una virtud por que fue elegida y deliberada. El presente es nada más que un momento y el tiempo solo se puede medir mientras está transcurriendo. El pasado ha de identificarse con la memoria y el futuro con la espera. Solo accedemos al futuro mediante el presente, solo existe el presente como una unidad constante y permanente. En definitiva, no puede haber tiempo sin un ser creado, y que hablar del tiempo antes de la Creación carece de sentido. Otra de sus obras, fue La Ciudad de Dios, donde desarrolla un esquema completo de historia, pasada, presente y futura. San Agustín narra a dos amores que construyen dos ciudades. La primera, la ciudad de los hombres, donde expone el amor propio hasta el desprecio a Dios, una ciudad terrena, donde se glorifica así misma, busca la gloria que viene de los hombres, donde los hombres son dominados por la pasión de dominar a otros, llevan una vida mundana no buscando más que la satisfacciones del cuerpo o del espíritu o las dos a la vez. Habiendo conocido a Dios no lo han glorificado ni le han dado gracias, sino que han puesto su pensamiento en cosas sin valor, y se ha oscurecido su insensato corazón, han cambiado la verdad de Dios por la mentira. La segunda, la ciudad de Dios, se glorifica en el señor, tiene su gloria en Dios, todos son servidores del prójimo en la caridad; toda la sabiduría del hombre se encuentra en la piedad queda culto al verdadero Dios, un culto legítimo y que espera como recompensa en la comunión de los santos no solamente de los hombres sino también de los ángeles, que Dios sea todo en todos. CAPITULO XIII. Santo Tomás de Aquino
A Tomás de Aquino se le considera el más grande de los
filósofos escolásticos. Se congrego a una orden religiosa en la que su estilo de vida era vivir en la total pobreza; para él no fue ningún problema porque consiguió desprenderse de lo material y los placeres carnales. Santo Tomás, realizo aportes muy importantes a la teología, como tratar el tema de Fe y Razón, donde su relación debe ser armoniosa y ayudarse mutuamente, no hay que elegir entre fe y razón ya que cada una se ocupan de cosas distintas. También, aporta sobre el tema de Los Universales, nos dice que los universales no son realidades independientes. La posición de Tomás de Aquino respecto con los universales se llama “Realismo moderado”. Una de sus obras, fue La suma contra gentiles, donde trata de establecer la verdad de la religión cristiana con argumentos dirigidos a un lector imaginario que aún no es cristiano. Y otra, La suma teológica, donde expone las principales cuestiones sobre Dios. Trata de demostrar la existencia de Dios de una forma racional. Tomás de Aquino reinterpreta y adapta a Aristóteles en función de los preceptos cristianos.