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Autores
Lauren Melissa Cañas Gamboa
Juan Esteban Ramírez Ortiz
Fabio Enrique Aguilar Pontón
Antecedentes
El Crack del 29: cómo ocurrió la peor crisis en la historia de Wall Street hace 90 años
El jueves 24 de octubre de 1929, Wall Street, una calle estrecha en el extremo sur de la isla de
Manhattan, en Nueva York, estaba inusualmente copada de gente.
El edificio más importante de la calle, la Bolsa de Valores de Nueva York, no abría sus puertas
hasta las 10 de la mañana, pero ya se habían congregado allí grandes multitudes.
Esto no era una buena noticia. No se trataba de una fiesta o un desfile. Por el contrario, la
atmósfera estaba llena de preocupación, miedo y pánico.
En la última hora de negociación de la tarde anterior, el mercado financiero se había desplomado,
con 2,6 millones de acciones vendidas en una caótica oleada de negocios.
Más que una oleada, fue un huracán.
Características de la crisis
Efecto internacional, afectando a grandes naciones desarrolladas y subdesarrolladas.
Larga duración, una década o más en algunas naciones.
No había una única solución, pues todo dependió de las circunstancias de cada país.
Influyó en la política exterior de las grandes naciones Europeas.
Permitió crear mecanismos de control y respaldo que puedan evitar o enfrentar una
situación económica similar.
Causas de la Gran Depresión
Definir las causas de la Gran depresión es un tema que hoy en día aún se discute, pero podemos
diferenciar algunos factores importantes, que tuvieron incidencia para originar la crisis:
El Crack de Wall Street, el cual ocurrió en octubre de 1929.
Malas políticas del gobierno estadounidense, en cabeza de Hoover.
Paralización general de producción y ventas.
La quiebra de miles de bancos a nivel mundial.
¿Cómo ocurrió el Crack de Wall Street?
El jueves 24 de octubre de 1929 en Wall Street, una calle de Manhattan se presentó una inusual
concentración de grandes multitudes, el ambiente allí estaba lleno de preocupación, miedo y
pánico. En la tarde del 25 de octubre, el día anterior, en la última hora de negociación el mercado
financiero se había desplomado, el mercado mantuvo su caída durante el resto de la semana y la
siguiente, el lunes, la bolsa cayo en 12,8%, el martes, día que paso a llamarse “martes negro”, ese
día se registró una caída adicional de 12%.
Lo que ocurrió en esas semanas de octubre nadie lo podía predecir o prevenir, la confianza estaba
al 100% por el buen manejo que había tenido EE.UU. hasta el momento, a diferencia de otros
países que estuvieron a punto de estallar después de la salida de la Primera Guerra Mundial. En
términos económicos EE.UU. salió ileso gracias a su tardía entrada en la guerra, los empleos eran
abundantes y los salarios crecieron de forma constante. Para la década de los años 20 Estados
Unidos rugió con la confianza y el optimismo de una era próspera, el estadounidense promedio
tenía una pequeña fortuna propia.
Charles Mitchel, para entonces, presidente del National City Bank quien representa una de las
figuras que permitió el acceder a tal prosperidad, inspirado en el éxito de los “bonos de libertad”
que nacieron en plena guerra como una forma de financiar el esfuerzo de guerra de los países
aliados. Los bonos de libertad fueron promovidos por grandes iconos culturales que realizaban
desembolsos como un deber patriótico, obteniendo hasta un 4,25% de interés, introduciendo así
un discurso de inversión.
Depositar los ahorros en acciones y participaciones en el mercado financiero se consideraba un
acto respetable y una actividad redituable. El Sr. Mitchel abrió más oficinas de corredores de
bolsa en todo EE.UU. para alentar a las personas en la incursión en el mercado de valores. Para
1925, tres millones de estadounidenses eran dueños de acciones, seducidos por la atracción
magnética de enriquecerse de una manera muy sencilla, pues el mercado se encontraba en
ascenso rápido; como cuando se hace un inflado de un globo decorativo. Si un inversionista
compraba acciones en la empresa de servicios públicos “General Electric” en 1928, vería que su
dinero se duplicaba en solo meses, todo hacía parte de una época próspera que parecía continuar
por siempre y donde los altibajos ya no aplicaban.
Mientras el globo continuaba su inflado, nadie parecía prestarle la suficiente atención a lo que
realmente estaba pasando, la mayoría de los estadounidenses compraban acciones con margen;
parte de la compra de acción o participación era a través del modelo de préstamos por parte de los
corredores, estos llegaron a ofrecer prestamos hasta del 90% del precio de la compra, si existiera
un desplome de mercado el estadounidense promedio que era inversionista tenía mucho por
perder.
La alta demanda causó incrementos increíblemente altos en los precios de las acciones, luego la
cotización en la bolsa se basó en la especulación algo que no tenía nada que ver con la
prosperidad actual, la especulación siguió dentro de los límites razonables, al pasar el tiempo los
estadounidenses empezaron a prestar dinero para invertir en la bolsa.
En contraste, el estadounidense promedio podía adquirir una acción de 200 dólares por tan solo
20 dólares, el excedente, 180 dólares, lo obtenían a través de un crédito. Así las cosas, si la acción
subía y subía, magnifico todo estaría en perfectas condiciones y ganando, es decir, un alza de
20%, esto es, que pasara de 200 dólares a 240 dólares, lo que da como resultado un 100% de
beneficio sobre los 20 dólares propios. Pero, si la acción bajaba en más del 10% el corredor
exigía inmediatamente el pago del préstamo, muchas personas no podían hacerle frente a dicho
préstamo lo que le obligaba a vender sin tener ganancia alguna y tratar de cubrir las obligaciones.
Según la BBC debajo de toda esa excitación había un frágil castillo de naipes. Antes del colapso,
a finales de octubre de 1929, los precios habían bajado un poco el mes anterior. Pero no se le
prestó demasiada atención. Los expertos creían que ventilar un poco un mercado al rojo vivo no
era algo malo. Los inversores más afilados aprovecharon estos precios más bajos. Después de
todo, después de cada bache anterior en los últimos años, el mercado siempre había recuperado su
posición anterior.
Pero, fue una total equivocación los acontecimientos de octubre de 1929 estaban lejos de ser un
bache, el globo estaba por explotar, estos acontecimientos dieron un golpe definitivo a muchas
finanzas personales y a una economía estadunidense muy débil y aquí comienzan los problemas,
a la industria le resultaba difícil comerciar, pues la fe hacia los créditos y la credibilidad al
sistema bancario básicamente no existía, conseguir dinero para pagar salarios y seguir operando
era una tarea difícil, como resultado la manufactura se redujo, la producción de automóviles era
una quinta parte de lo que había sido a comienzos de 1920, por otro lado el desempleo aumentó y
se duplicó en 1930 con más de 3,2 millones de desempleados.
Eran tiempos de incertidumbre económica, el llamado Crack de Wall Street, solo fue el punto de
partida de la Gran Depresión a la que otros factores fueron alimentando hasta sufrir un infarto,
pues la economía estadounidense tenía una condición de debilidad preexistente, la administración
nacional en cabeza de Herbet Hoover no fue la mejor y muchos economistas calificaron su
gestión como insuficiente. Dicho presidente, siendo fiel a su modelo capitalista no quería que el
gobierno metiera sus manos en la crisis, tomando una postura neutra con la creencia de que eso
alentaría a las empresas y bancos a enderezar la economía. Los más perjudicados y más
golpeados con toda fuerza por la Gran Depresión, vivían en barrios muy pobres y a muchas de
estas personas les embargaron sus casas.
Malas políticas del gobierno estadounidense, en cabeza de Hoover
“Muchos estadounidenses están convencidos de que las causas de la Gran Depresión reflejaron el
colapso de un viejo orden económico construido en mercados sin obstáculos, la competencia
desenfrenada, la especulación, los derechos de propiedad y el motivo de las ganancias. Según
ellos, la Gran Depresión demostró la inevitabilidad de un nuevo orden basado en la intervención
del gobierno, el control político y burocrático, los derechos humanos y el bienestar del gobierno.
Estas personas, bajo la influencia de Keynes, culpan a los empresarios por precipitar las
depresiones por su negativa egoísta a gastar suficiente dinero para mantener o mejorar el poder
adquisitivo de las personas. Es por eso que abogan por grandes gastos gubernamentales y gastos
deficitarios, lo que resulta en una era de inflación monetaria y expansión crediticia”
(Hans F. 1969)
Hans F. Sennholz, economista Ludwig von Mises y fundador de la Fundación para la Educación
Económica, explicaba que en realidad la Gran Depresión estaba compuesta por cuatro fases
consecutivas en una sola, las causas de cada fase diferían, pero los resultados eran los mismos:
detención del aparato productivo-empresarial y desempleo.
Según Hans Sennholz la primera fase fueron los ciclos económicos, refiriéndose a un periodo de
auge y caídas que habían afectado a la economía estadounidense entre 1819 y 1921. En cada
periodo, el gobierno había generado prosperidad a través del crédito, que los llevo a la inevitable
caída.
COMERCIALES
Aunque parezca difícil, económicamente todo lo que hacemos en el día a día acaba afectando a
los demás de una forma u otra. Así, las compras que realicemos incrementan los ingresos de los
vendedores, los cuáles, optarán por producir más, lo que acabará provocando un aumento del PIB
de un país. Sin embargo, si optamos por comprar cada vez menos, los vendedores verán sus
ingresos disminuidos. Por lo que se verán obligados a bajar precios, o bien, a reducir la
producción, lo que acabará resultando una disminución del PIB de un país. De igual forma que
una familia, los países más unidos no pueden estar bien si uno lo está pasando mal, la economía
de un país acaba afectando a la de otro país y este a otro, y así una y otra vez. Aunque afectará de
manera distinta dependiendo de su peso a nivel global, los síntomas siempre se acaban notando
en los demás países. Es por esta razón, y debido al sistema en el que nos encontramos, que las
crisis se transmiten de forma mucho más rápida a los otros países.
Las políticas comerciales tomadas por EE.UU. agravaron aún más la crisis, debido a que se
destruyeron las relaciones comerciales a nivel internacional, gracias a la Ley de Aranceles
Hawley-Smoot que cerró las fronteras estadounidenses a los productos extranjeros, también cerró
los mercados extranjeros para productos estadounidenses por las represalias de diferentes países.
Como resultado, la especialización internacional perdió eficacia y, como consecuencia, la renta
mundial disminuyó. Esta situación provocó también el fin de la primera apertura internacional de
mercados.
La crisis afecta a las naciones más dependientes de EE.UU.
Japón: 1/3 de sus exportaciones tenían como destino a EE.UU.
Hispanoamérica: Esta región era un mercado abierto, exportador de materias primas y
dependiente de las importaciones de productos elaborados. Fue una de las más afectadas en el
planeta, debido a la brusca caída del precio de los productos latinoamericanos, que tenían su
principal mercado en Estados Unidos. Así, por ejemplo, el café brasileño, el azúcar cubano, el
algodón peruano, el petróleo y los cereales venezolanos, el cacao ecuatoriano. La Gran
Depresión, en el ámbito monetario, obligó a todos los países de la región a abandonar el patrón
oro y especialmente en Sudamérica significó la declinación final de la libra esterlina como divisa
de referencia. Por otra parte, y en consonancia con la teoría keynesiana, impulsó un
fortalecimiento del rol estatal en la economía, el fomento oficial a la industria local y la política
de sustitución de importaciones.
Alemania / Austria: en 1931, el principal banco austriaco, Credit Amsteld, suspende los pagos y
en su quiebra arrastrará a los grandes bancos austriacos y alemanes. La crisis bancaria alemana
repercutió en toda Europa.
Gran Bretaña: la crisis no supuso una brusca caída porque su economía todavía no se había
recuperado de la crisis provocada por la I Guerra Mundial y por la crisis de 1921 al 1924. En
septiembre de 1931, se acordó que la libra esterlina abandonaría el patrón oro, su objetivo es la
devaluación de la moneda. Sin embargo, Gran Bretaña tenía una serie de ventajas para salir de la
crisis, pues disponía de grandes reservas de oro en sus dominios. Además, poseía un imperio
mundial que le permitía un comercio interno independiente de la situación mundial.
Francia: es el menos sacudido por la depresión. La crisis no provoca un descenso brusco de
índices industriales, y el desempleo no aumenta tanto como en otros países. Esto se debe a su
menor nivel de industrialización y a que poseía una agricultura diversificada que le permitió
luchar contra la crisis. No deja de experimentar dificultades, tras la devaluación de la libra, que
convirtió a los productos franceses en caros y escasamente competitivos.
España: La integración de la economía española en la economía mundial era baja. Pero el
naciente proceso de industrialización sufrió un duro golpe. También tuvo hondas repercusiones
en el aspecto político. Contribuyó al fin de la dictadura de Primo de Rivera.
Fuente: Social-ES
La crisis que se aproxima: comparación entre la Gran Depresión con
la situación actual generada por el COVID-19
Durante el siglo XX y en lo corrido del presente siglo XXI se han presentado varias crisis que
han afectado el desarrollo económico y social del mundo. Ante esto, ciertos líderes y
organizaciones han hallado la manera de solventar dichas problemáticas a través de modelos
económicos de corto y largo plazo para así restaurar la economía. Por tal motivo, el presente
ensayo muestra cómo la crisis financiera de 1929 conocida como la Gran Depresión afectó la
economía estadounidense y cómo esta nación logro solventarla. Así mismo, se realiza una
comparación entre la crisis mencionada con la crisis actual ocasionada por la pandemia del
COVID-19.
La crisis económica de 1929 afectó en primer lugar a los Estados Unidos y posteriormente a
Europa y Latinoamérica. Pero antes de que sucediera el problema mencionado, el modelo
económico de los estadounidenses era prospero, dado que el fin de la primera guerra y el auge
industrial consolidó a este país como potencia económica y militar. De lo anterior, Serrano
(2010) afirma lo siguiente:
Tras el término de la primera guerra mundial, la economía empezó a disfrutar de un liderazgo
absoluto, ocupando un lugar destacado en las finanzas mundiales. Era, por otra parte, la gran
beneficiaria de la guerra debido a su posición acreedora de gran parte de las deudas que los países
aliados habían contraído con este país. (p.113).
En ese sentido, la década de mil novecientos veinte trajo un amplio desarrollo económico para los
Estados Unidos, pues en este periodo las industrias del acero, el automovilismo, la agricultura y
el petróleo aumentaron su producción. Así mismo, la tasa del desempleo era muy pequeña en
comparación con países europeos como Gran Bretaña y Francia. Con respecto a lo que se
menciona, Plaza (2013) dice lo siguiente: “En esta década no solo se produjeron cambios
económicos, también la sociedad estaba evolucionando. Así mismo, la capacidad adquisitiva de
una parte importante de la población había aumentado, contribuyendo a la compra de bienes de
consumo.” (p.12). Por consiguiente, el aumento en la producción produjo un cambio en la
mentalidad de las personas, puesto al tener más posibilidad de adquisición, también hay más
posibilidad de consumo. Por tal razón, esta etapa se conoció como los “felices años veinte”, dado
que el liberalismo económico y propició el avance de los mercados.
Sin embargo, la economía prospera de los años veinte fue el factor más importante que generó el
denominado Crack del 29, dado que las políticas financieras de la época no estaban bien
preparadas para una crisis. De igual manera, el mercado tenía su prioridad en las acciones, pues
se tenía un optimismo en el futuro, ya que los resultados económicos de años precedentes y las
bajas tasas de interés permitieron la inversión de grandes cantidades de dinero en la bolsa. En
relación a lo anterior, se menciona lo siguiente:
Durante la década de 1920, la economía norteamericana pasaba por una etapa boyante en muchos
aspectos. Uno de los ámbitos que más creció en ese momento fue el mercado bursátil.
Las bolsas estadounidenses en especial la de Nueva York, estaban en alza desde 1924, sobre todo
tras la reducción de los tipos de interés en la Reserva Federal (…) El dinero necesario para que
el mercado bursátil fuese tan abundante fluía de varios sujetos: inversores individuales, empresas
y bancos. (Plaza, 2013, p.15).
El optimismo en la bolsa llevó a que se incentivaran créditos para así aumentar las ganancias,
pues se tenían buenas expectativas en el mercado. Es por ello que muchos bancos comenzaron a
realizar préstamos para invertir en dicho negocio. No obstante, estas cantidades de prestaciones
se convirtieron en deudas y el mal manejo de las inversiones ocasionaron el desplome de la bolsa.
La gran depresión tuvo su inicio el 29 de octubre de 1929, en ese día, la bolsa de Nueva York, el
mayor mercado de valores del mundo tuvo una caída que llevó a la ruina a miles de
inversionistas, pues la producción estadounidense en su mayoría funcionaba a través de los
créditos bancarios y debido a esto, se ocasionó la mayor crisis económica hasta el momento de la
historia de la nación norteamericana.
La caída de la bolsa y la inminente quiebra de las instituciones financieras produjeron diversos
problemas sociales. La falta de capital y el alto índice de deudas llevó que muchas fábricas de las
principales industrias de la nación cerraran. Esto dio como resultado altos índices en el
desempleo. Así mismo, el gobierno republicano de la época en cabeza del presidente Herbert C.
Hoover, no tuvo un adecuado manejo con la crisis financiera y por esta razón, el Estado
norteamericano pasó muchas dificultades desde 1929 hasta 1932.
El mal manejo por parte del presidente Hoover ocasiona que la crisis se agrave, pues sus
estrategias económicas para la recuperación no funcionaron. Esto propició que en las elecciones
de 1933 el Demócrata Franklin D Roosevelt (1882-1945) asumiera la presidencia convirtiéndose
así en uno de los mandatarios más importantes de la historia estadounidense. Sobre la elección
de Roosevelt, Serrano (2010) afirma lo siguiente:
La elección de Roosevelt se ve históricamente como el cambio exigido por el pueblo
norteamericano para poner en marcha nuevas soluciones que pudieran atajar la situación de crisis,
tras el fracaso de los republicanos en las elecciones de 1932. Roosevelt accedió a la presidencia
iniciándose un nuevo periodo de gobierno demócrata y progresista en el que se cuestionarían
todas las ideas de un modelo económico liberal, hasta entonces vigente. (p.118).
La llegada de Roosevelt a la presidencia trae los cambios que se necesitaban con urgencia. Uno
de estos fue el ajuste al sistema financiero a través de una política intervencionista que facilitó la
recuperación de la economía e igualmente la recuperación del sector industrial. Así mismo, el
mandatario propuso que el estado trabajara en conjunto con los bancos creando así una economía
mixta que protegía los intereses de la nación. A este modelo económico se le conoció como New
Deal.
Soluciones y políticas
El New Deal fue la estrategia de Roosevelt para superar la gran depresión, pues este modelo
económico no solo pretendía mejorar la situación de los bancos y empresas, sino también buscaba
el mejoramiento de las clases menos favorecidas de la sociedad, ya que estas padecían la peor
parte de la crisis y muchas de estas personas se encontraban eran de vital importancia para el
funcionamiento del sector industrial. En relación a lo anterior y para dar explicación al plan
propuesto por el presidente Roosevelt se menciona el siguiente fragmento:
El New Deal o nuevo trato o reparto de cartas para el pueblo estadounidense es un ejemplo de la
búsqueda enérgica de nuevas soluciones para superar los gravísimos problemas creados por la
Gran Depresión. A través del mismo, Roosevelt trató no solo de recuperar la situación económica
sino también de mejorar las condiciones de las clases menos favorecidas. (La crisis económica de
1929: Roosevelt y el New Deal, 2010, p.119).
El plan de Roosevelt consistía en la reactivación económica para así llegar a la estabilidad de los
años anteriores. Por tal motivo, el mandatario tuvo que desarrollar el New Deal en dos fases. La
primera se ejecutó durante 1933 y 1934 y la segunda entre 1935 y 1937. En este de orden de
ideas, la primera fase tuvo como objetivo que los ciudadanos recuperaran la confianza en su
nación, puesto que el mal manejo de la administración anterior produjo en los ciudadanos
desconfiaran del gobierno. Es por ello que el presidente es esta primera parte del plan adopta
medidas para aumentar el sector productivo de la nación y bajar los índices del desempleo. Para
ello se creó el Tennesse Authority Plan y la Dirección Federal de Ayudas que tenían la misión de
lograr la recuperación y el desarrollo del sector agrícola e industrial.
Así mismo, se llevó a cabo la intervención bancaria por parte del Estado, pues con esta medida se
pretendía evitar nuevamente el colapso generado en el 29. La última medida de la primera fase
consistió en ayudar al sector agrícola, ya que este ocupaba gran parte del sector obrero y que
estaba en crisis desde antes de la crisis debido al éxodo rural. Con estas medidas y con la
National Industrial Recovery Act, Roosevelt logró la estabilización social. Según Serrano (2010)
esta ley pretendía lo siguiente: “La NIRA publicada en 1933 estableció un sistema de
estabilización industrial para impedir la libre competencia, mantener los precios, procurar unos
beneficios mínimos a los empresarios, eliminar aquellas prácticas de competencia desleal que
pudieran provocar la caída de la economía. (p.127).” Como se menciona, la NIRA buscó la
estabilidad económica para así solventar las crisis de los sectores industriales más importantes del
país.
En efecto, las medidas realizadas en la primera etapa lograron su cometido, pues el presidente
logró estabilizar la macroeconomía del país. No obstante, la estabilidad de los grandes sectores
no solucionó la crisis, dado que el sector obrero no tenía las garantías suficientes para dicha
problemática. Es por ello que durante 1935 y 1937 se implementó la segunda fase del New Deal
que consistía en la protección de los menos favorecidos. Con esta fase, el presidente buscó la
manera de ayudar a los obreros, pues el poder adquisitivo de ellos era poco y se necesitaba que
este sector que en su mayoría estaba desempleado aportara al desarrollo de la nación. Por esta
razón y con ayuda de fondos privados Roosevelt financió la construcción de carreteras, edificios,
colegios, escenarios deportivos que en cierta manera aportaban al desarrollo y entretenimiento.
De igual modo, se le brindo más beneficios a los trabajadores.
Gracias a estas medidas económicas Roosevelt logro la recuperación económica, pero no supero
del todo la crisis, pues hacia 1938 las acciones económicas y políticas de algunos Estados
europeos desataron la segunda guerra mundial lo cual llevo a la administración de este presidente
a cambiar sus objetivos para así lograr la estabilidad política global. Sin embargo, debe resaltarse
el New Deal, aunque no superó del todo la gran depresión, sí logró muchos cambios en el sector
político y social de Estado Unidos, pues el gobierno logró la estabilidad económica. Así mismo
se lograron beneficios para los trabajadores y se optó por la política del Estado de bienestar para
así proteger los intereses de cada miembro de la nación.
Ahora bien, la situación actual generada por el COVID-19 tiene ciertas similitudes con la crisis,
puesto que el sector económico mundial no estaba preparado para tratar una pandemia, ya que el
sector de producción es el más afectado, dado que el aislamiento impide que las fabricas cumplan
con sus operaciones. Así mismo, otros sectores como la salud, la industria del petróleo, el
automovilismo entre otras industrias, se encuentran en crisis, ya que la demanda ha bajado
considerablemente. Por ende, esta situación traerá una fuerte recesión en la economía de las
naciones.
Bibliografías