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_Que es el derecho
1.- Saber METAFISICO u ONTOLOGICO. =
Se pregunta por el ser de las cosas en su TOTALIDAD, por lo que es en tanto
que es, comprender todos los aspectos de manera conjunta, pero para que
sean comprendidas primero han de ser conocidas por lo que se hace necesario
articularlos conceptual y lingüísticamente (hacer posible que sean dichas).
Es el saber mas radical, más global, para definir algo hay que acudir a otro
saber.
2.- SABER LOGICO. -
Es un instrumento del saber metafísico, sirve para articular conceptual y
lingüísticamente el saber metafísico. Para tratar de definir algo tenemos que
acudir a unos criterios que nos expliquen cómo son estos criterios desde las
diferentes perspectivas epistemológicas.
3.- SABER EPISTEMOLOGICO. -
Lo constituyen los diversos materiales que determinan los diferentes aspectos
de ALGO, conforme a unos criterios de conocimiento específico. Son las
diferentes perspectivas o criterios desde los que se puede hablar sobre las
cosas.
¿Si lo llevamos al ámbito jurídico qué es el derecho? NORMA, HECHO
SOCIAL, PPO. MORAL
REALE: No puede ser norma (ontológico), tampoco un hecho social ni tampoco
un valor de tipo moral.
Entonces según REALE será la suma de estos tres rasgos o sentidos según
REALE, tesis ecléctica.
Está reduciendo el ser jurídico a una simple suma o agregación y como es
sabido la suma de algo es lo que se añade y por tanto accidente, no sustancia,
por ello la tesis de Reale no resuelve la pregunta ontológica sobre lo que es el
derecho.
No puede articularse el saber ontológico del derecho según una lógica unívoca
(único sentido) sino debido a una lógica analógica (admite diferentes sentidos)
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así norma, hecho social y ppo. Moral son derecho, pero cada uno desde su
perspectiva epistemológica propia, por ello hay que evitar reducciones.
El derecho es realmente UNO pero epistemológicamente múltiple.
Esta concepción ha derivado hacia el dominio absoluto de la ley.
2.- Reducción de tipo ontológico: separa ambos haberes (ontológico y
epistemológico) como si fueran realidades diferentes, se entiende el derecho
como una realidad anterior pura y separada.
3.- Existe una doctrina intermedia que admite que la realidad del derecho es
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auténtica ciencia que trabaja con los sentidos. El caso más extremo es de la
teoría pura de KELSEN.
4.- El cuarto sentido (el mas banal) ideológico-administrativa, de acuerdo con
la cual se consideran científicos los contenidos impartidos en el ámbito
académico de las facultades del derecho.
Podemos reducir todas las versiones de la expresión ciencia del derecho a tres:
1.- Subordinación del ser real del derecho al modo (científico) de
conocerlo. El derecho se concibe como un material previo sobre el que se
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d).- Posee una función prescriptiva: la dogmática realiza propuestas (de lege
ferenda).
Desde estos patrones, debe afirmarse el carácter nacional, particularista, de la
dogmática jurídica: nace y se desarrolla al socaire de los derechos positivos
particulares.
que el científico del derecho debe conocer y explicar, son hechos sociales en
que consisten esas normas.
El sociologismo ha de entenderse como una reducción de tipo ontológico de lo
jurídico que privilegia ante todo la consideración del derecho como hecho
social, como un factum mas que se da en la vida social, frene a la reducción de
tipo epistemológico del discurso sobre lo que se entiende por derecho,
reducción que otorga primacía a la consideración del derecho como norma
positiva, propia del positivismo jurídico normativo. Resultado de esta tendencia
es la sociología del derecho, la disciplina que al iuspositivismo sociologista lo
que la dogmática jurídica es al iuspositivismo normativista.
Las soluciones a esta crisis son complejas. El carácter asistencial del Estado
intervencionista no podía eliminarse sin que se produjesen revueltas sociales
de calado y resultados imprevisibles. Desde posiciones socialistas, las
soluciones pasan por introducir restricciones a la libertad del mercado propia de
los estados capitalistas….. Por su parte las opciones económicas neoliberales
proponen incrementar los beneficios de las empresas en detrimento, aunque no
desaparición de los logros sociolaborales, a la vez que se reprivatizan sectores
económicos con el consiguiente aumento del beneficio empresarial privado. …
Frente a esto se abre la posibilidad de la solución propuesta por las
denominadas políticas económicas de oferta, cuyo objetivo es la mejora de la
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La mayoría de la doctrina se inclina a pensar que los dºs. que se otorgan con
carácter universal antes de las primeras declaraciones de Derechos, como el
de Virginia de 1.785 o la francesa de 1789, forman parte de la protohistoria de
los dºs. fundamentales, dado su carácter restrictivo en cuanto a la extensión de
su atribución.
Para Ferrajoli el hecho de que en un ordenamiento no establezca un sistema
de garantías respecto de los dºs. fundamentales no significa una ausencia de
garantías, sino solo que existe una laguna en tal ordenamiento que, como tal,
ha de ser subsanada.
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entonces, por qué los derechos fundamentales sólo son reales si están
informados por principios, en la medida en que estos últimos son abstracciones
de los criterios con los cuales enjuiciamos o valoramos las relaciones humanas
reales que, por su relevancia social, son reguladas jurídicamente por la
comunidad política. Luego no es posible concebir principios sin derechos
que los concreten ni derechos sin principios que los informen.
Por tanto los PRINCIPIOS NO SON PURAMENTE EXTRAPOSITIVOS (pues
solo se concretan a través de los derechos existentes en el mismo
ordenamiento) NI MERAMENTE POSITIVOS en la medida en que no pueden
reducirse a la vieja forma de la ley como única fuente del ordenamiento).
Evitamos así caer en un reduccionismo de tipo ontológico (iusnaturalismos del
XVII) asi como en un reduccionismo de tipo positivista (que reduciría el derecho
a la mera ley). Esta paradoja solo se elimina entendiendo que el principio
es el fundamento común del cual participan todos esos
derechos.
En conclusión se puede resumir las anteriores cuestiones en el siguiente
esquema que pone en relación principios, normas, valores y derechos
fundamentales:
- Los valores de un ordenamiento jurídico NO son entidades, “cosas”,
sino juicios: enjuician relaciones entre personas, o entre personas y
cosas.
- Los derechos fundamentales son la forma por excelencia en la cual se
concretan los principios.
- Las normas son la expresión de esos principios que informan los
derechos.
3.- El discurso sobre los principios en el Estado constitucional de
derecho.
La crisis del Estado legislativo de drecho culmina en el siglo XX, en el Estado
constitucional de derecho, en el que la Constitución sustituye a la ley como
pieza fundamental, y lo hace como una auténtica norma de normas, definida
por tanto por su forma (pps. Rectores organización del Estado) como por su
contenido (derechos fundamentales); un contenido por cuya preservación
habrá de velar el Tribunal Constitucional.
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Según el ámbito positivista, que ha hemos vista, Todo lo real había de ser
reducido (típico reduccionismo positivista) a la voluntad general, de modo que
lo único importante sería la emanación de esa voluntad: la ley votada en el
parlamento.
El discurso sobre los principios penetra así en el ordenamiento jurídico merced
al Estado constitucional de derecho que se define en gran medida gracias a su
contenido material (derechos fundamentales), sin que dicho contenido deba ya
ser referido a criterios supra positivos como los que mantenía el iusnaturalismo
clásico. Desaparece también la necesidad de remitirse a valores desprovistos
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corresponde a todos y cada uno de los componentes del grupo social, pero
sólo en tanto que ciudadanos componentes del pueblo, ya que únicamente son
soberanos para los asuntos públicos, puesto que en su vida privada son
súbditos del cuerpo social y su voluntad colectiva. En este punto Constant
critica a Rousseau ya que el principio de actuación política de los
revolucionarios radicales fue precisamente el establecimiento de la libertad al
modo de la libertad de los antiguos, con el consiguiente menoscabo de las
libertades individuales. (Volenté generale).
No obstante la dificultad de la realización de los dos ámbitos de libertad estriba
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Rawls considera que estos son los dos presupuestos de la situación inicial que
el denomina posición original, y que es presentada como una situación
puramente hipotética. La posición original, como en otros modelos
contractualistas que utilizan la noción de “estado de naturaleza”, no ha de ser
tenida por una situación inicial real, sino hipotética, como si se dieran
efectivamente sus condiciones. Como Rawls en Teoría de la Justicia “no es
una reunión de todas las personas reales y posibles”, sino un punto de vista,
una perspectiva que pueda adoptarse en cualquier momento y ser suscrita por
cualquiera a la hora de tener que decidir sobre cuestiones que afectan a la
justicia de las instituciones básicas de la sociedad.
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(no examina, por decirlo así, lo que son las cosas -lo bueno, lo justo- sino el
procedimiento adecuado para hablar sobre ellas. Y este aspecto ha de ser
especialmente resaltado, porque comprenderlo significa colocarlo en su lugar
dentro de una contraposición a la que ya nos hemos asomado y que va a
vertebrar toda esta parte del texto: teleológico-deontológico, o dicho muy
resumidamente, lo bueno-lo debido. Los partidarios de recuperar la
teleología (comunitaristas) propugnan, de maneras muy diferentes, una
vuelta a las cosas que puede asimilarse, en este aspecto a la ontlogía, en
la medida en que su objeto son los bienes concretos…. Quienes, por el
contrario, adoptan una perspectiva deontológica (Rawls, Habermas), son
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que quiero que opere como una ley general, tengo que presentarles mi teoría al
objeto de que quepa hacer la comprobación discursiva de su aspiración a la
universalidad. El peso se traslada, desde aquello que cada uno puede querer
sin contracción alguna como ley general, a lo que todos de común acuerdo
quieren reconocer como ley universal”.
La razón práctica tiene en Habermas, un uso comunicativo: está concebida,
desde el espacio de lo público, y cuyo objeto es suscitar el acuerdo, el
consenso universal entre los sujetos que intervienen en ella. A eso se le
denomina pragmática universal del lenguaje:
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que solo son concebibles cuando existe una Constitución y unos ciudadanos,
un Estado de derecho; si bien tampoco se reducen a la mera voluntad del
legislador al modo positivista.
La pragmática universal sirve, así, para definir el papel de los derechos
fundamentales: son el instrumento necesario para mediar entre el ámbito
de la mera validez y el de la facticidad (que se refiere al puro hecho).
En suma la visión de lo justo que Habermas proporciona se ajusta
perfectamente al modelo actual de Estado de derecho: una confluencia en la
vida pública de diversas concepciones de lo bueno y lo justo (que
renuncia, por tanto, a definir un modelo de vida buena), confluencia presidida
por lo que llama este autor “sustitución del derecho natural por la idea de
derecho”.
El derecho cumple la función de mediar entre los dos citados ámbitos de
la validez y de la facticidad (el deber ser y el ser, diríamos), permitiendo
que la fundamentación del derecho se abra a la argumentación moral,
pero sin disolverse en ella.
El derecho no está, pues subordinado a la moral, como en la posición
iusnaturalista, tampoco es ajena a ella, como en el modelo rawlsiano, sino que
actúa como un complemento funcional de ella: pues los derechos subjetivos se
abren al discurso moral, aunque no se reducen a él.
¿Qué se entiende por justo, hoy en día? ¿Cabe algún modo de definir o
delimitar esta noción?. ¿Qué relaciones pueden existir entre lo justo y lo
jurídico?. ¿Son acaso lo mismo o son cosas diferentes?
¿son la materia y la forma dos cosas diferentes, o son dos aspectos de una
misma cosa?
Hablar de “justo material” o “justo formal” como si se tratase de dos cosas
diferentes, separadas la una de la otra (y no de dos aspectos distintos de una
misma cosa), no es sino el producto de una escisión arbitraria entre uno y otro
componente de lo justo, lo que nos conduce, a una reducción: bien de tipo
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1.-La mundialización.
La mundialización es manifiesta, ante todo, en una eliminación de las
barreras asociadas a las fronteras, características del Estado-nación. Dicha
forma empezó a gestarse en Europa en el s. XVI. Se caracterizaba por la
existencia de un poder único monopolizador, capaz de proyectar su dominio
sobre un territorio y una población a través de una administración más o
menos centralizada.
La principal causa de la transformación del Estado-nación ha sido la
revolución tecnológica que permite circular ideas, personas y capitales de
un lugar a otro con facilidad; los flujos de capital se desplazan con libertad
por todo el planeta. Lo mismo ocurre con los flujos financieros.
Por eso durante los últimos años ha ganado fuerza la llamada economía del
decrecimiento. Sus partidarios sostienen que el triunfo mundial del
capitalismo tiende a eliminar las formas sociales y políticas anteriores,
imponiendo para todas las sociedades del mundo los mismos patrones
productivistas; esto supone reducir toda concepción del bienestar humano a
la necesidad de producir en cantidad creciente bienes y servicios.
Esa reducción a un modelo productivista que ha empobrecido el medio rural
y agrario expulsando de él a millones de personas para hacinarlos en la
periferia de las grandes urbes, es el producto, nos dice Serge Latouche, de
una sociedad que propone la exclusión…. Toda forma de sociabilidad debe
desaparecer, por tanto, frente a ella. Las otras sociedades no son más que
formas anteriores a la modernidad.
Este universalismo abstracto implica la búsqueda de la igualdad de esos
signos de felicidad teórica que son las rentas per cápita. O, en pocas
palabras, traducir los derechos a términos puramente económicos.
Esa reducción cuantitativa, que mide el bienestar de los seres humanos en
términos de derechos abstractos con contenido básicamente económico, de
nivel de vida, persiste aún, condenando a todos los países del globo a
esquilmar sus recursos naturales, a incrementar su actividad económica y
su renta per cápita, casi siempre sin apenas redistribución.
Tal abstracción del mundo, de raíz liberal, contabiliza como crecimiento y
bienestar toda producción, aunque genere agresiones ambientales,
accidentes de tráfico, drogas o armas, a la vez que ignora casi
completamente el trabajo doméstico, factor objetivo de bienestar….
Los partidarios del llamado decrecimiento sostienen que sólo podrá
revertirse esta situación mediante una reducción drástica tanto de los
sistemas productivos (industria militar, automovilística, aviación,
construcción…) como a los hábitos de consumo. De acuerdo con esta
postura, la mayoría de los empleos perdidos deberían recuperarse a través
de actividades vinculadas a las actividades medio ambientales. Frente a
quienes sostienen que ello supone un empobrecimiento, Taibo afirma que
es un error concebir la disminución de la capacidad adquisitiva como una
pérdida cualitativa de bienestar, cuando sólo supone deshabituarse a la
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En los temas X, XI, XII y XVI, al remitir todas esas discusiones a una
contraposición entre finalismo y deontologismo que sólo ahora engarza
plenamente en el conjunto del texto: los comunitaristas se mueven en el
ámbito de lo teleológico y de la eticidad concreta, los liberales en el de
lo deontológico y en el de la moralidad abstracta.
Suele decirse que la misión de la filosofía consiste más en abrir cuestiones,
planteando interrogantes, que en cerrarlas. El lector posee ya los elementos
básico para abordar sus propias preguntas y contestaciones a partir del
planteamiento más radical que dicha hermenéutica de lo jurídico nos ha
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