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I. TRADICIÓN:
Los contratos no transfieren dominio, pues constituyen solamente el título o antecedente que puede justificar la
adquisición del dominio, y dicha adquisición no se produce como efecto directo del contrato, sino que como
efecto directo de la tradición, que es el modo de adquirir.
El CC sigue la doctrina romana que distingue entre contrato y modo de adquirir. Del contrato solo nacen
derechos personales, que son el crédito del acreedor y la obligación del deudor. Es más, la tradición supone una
entrega, lo que no ocurre con los contratos siempre, sino que solo los translaticios de dominio.
1. Definición: Modo de adquirir el dominio de las cosas y consiste en la entrega que el dueño hace de ellas a
otro, habiendo por una parte la facultad e intención de transferir el dominio, y por otra la capacidad e intención
de adquirirlo. Lo que se dice del dominio se extiende a todos los otros derechos reales.
No obstante, el CC generalmente se refiere a la tradición como sinónimo de entrega, y no bajo la perspectiva de
un modo de adquirir. De ello se desprende que la tradición que permite la adquisición del dominio, y que es
la definida por la ley, supone siempre la entrega de una cosa de manos del tradente a las del adquirente;
pero no toda entrega produce el efecto de la tradición como un modo de adquirir el dominio, sino que solo
la entrega que hace la parte que contrajo la obligación de dar en virtud de un título translaticio constituye
jurídicamente una tradición.
2. Naturaleza jurídica: Es un acto jurídico bilateral o convención que requiere la manifestación de voluntad de
dos partes para nacer a la vida del derecho (tradente y adquirente).
1. La tradición no crea un derecho, sino que opera el traspaso del derecho de dominio que ya existía, de
manos del antiguo titular a uno nuevo. Si creara derechos, sería un contrato.
2. Persigue modificar un derecho, es decir, produce como efecto el cambio del titular de dominio.
3. Las partes que celebran la convención persiguen un doble propósito:
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D. Modo de adquirir generalmente a título singular: Será así cuando tenga por objeto una o más cosas
determinadas. Sin embargo, puede ser a título universal cuanto tiene por objeto el patrimonio de una
persona o una cuota de éste.
4. Alcance de entrega y tradición: El CC no distingue. La palabra entrega vulgarmente significa poner en
manos o en poder de otro una cosa (traspaso material). La diferencia entre la mera entrega y la tradición radica
en que jamás la entrega permite que quien recibe la cosa adquiera el dominio.
Para distinguir si la entrega se hizo con intención de transferir dominio, hay que atender al título en virtud del
cual se recibe la cosa.
El que recibe una cosa porque se le hizo la tradición adquiere el dominio, siempre que el tradente sea
dueño y que la tradición cumpla los demás requisitos para que transfiera el dominio. Si no es dueño, solo
transfiere la posesión, que puede derivar en adquisición del dominio por prescripción adquisitiva. El que recibe
la cosa por la mera entrega, no adquiere el dominio, pero tampoco adquiere posesión. Es un mero tenedor
de la cosa, que reconoce el dominio ajeno.
Se puede entender que la entrega es el género, mientras que la tradición una especie de entrega que transfiere
dominio.
5. Requisitos:
A. Existencia:
i. Existencia de un tradente y adquirente: La ley requiere que una de las partes tenga la calidad
jurídica de tradente y que la otra tenga la de adquirente. No existe tradición si no se adquiere o
transfiere dominio.
a) Tradente: Persona que por la tradición transfiere el dominio de la cosa entregada por él
o a su nombre.
b) Adquirente: Persona que por la tradición adquiere el dominio de la cosa recibida por él o
a su nombre.
ii. Intención del tradente de transferir el dominio y adquirente de adquirirlo: Una parte desea
transferir el dominio y la otra adquirirlo. Para que pueda configurarse esa intención, debe existir
un título translaticio de dominio, pues solo en estos casos surge la obligación de hacer tradición
que transfiera el dominio.
Jamás podrá presumirse esta intención si la entrega se fundamenta en un título de mera tenencia.
En el caso de las cosas corporales muebles exige que la voluntad se exteriorice de forma
expresa, mediante alguno de los siguientes medios:
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que en realidad no se produce y entiende que el título translaticio revela
inequívocamente la intención de transferir el dominio.
Cuando una persona que tiene una cosa por un título de mera tenencia, celebra
después un contrato translaticio que tiene por objeto la misma cosa.
Cuando el dueño de una cosa celebra un contrato translaticio en relación con la
misma; manteniendo la cosa en su poder, no como dueño, sino como mero
tenedor.
iii. Entrega de la cosa que supone el consentimiento de ambos:
La brevi manus consiste en suponer que el que tenía la cosa (mero tenedor), por
el hecho de adquirir respecto de ella un título translaticio de dominio, ha
recibido la cosa misma, como si se le hubiese entregado corporalmente,
suprimiéndose así el acto de restitución de la tenencia de la cosa al propietario
para que éste inmediatamente hiciera entrega material de ella al adquirente.
b) Tradición de piedras, frutos pendientes u otras cosas que forman parte del predio:
La entrega de las cosas muebles por anticipación solo puede efectuarse en el momento
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de la separación, oportunidad en que el tradente puede efectuar la entrega y el
adquirente recibirlas.
c) Tradición de inmuebles y derechos reales constituidos sobre éstos: La tradición debe
realizarse por la inscripción del título en el Registro del Conservador de Bienes Raíces.
Los derechos reales que requieren esto son el dominio (bienes raíces), usufructo y uso
(bienes raíces), habitación, censo e hipoteca. No se incluye las servidumbres.
El vendedor del inmueble tiene dos obligaciones, que es hacer tradición del derecho real
de dominio, obligación que se cumple con la inscripción, y, hacer la entrega material del
inmueble que permita su posesión material, que se cumple con el traspaso del mismo.
d) Tradición del derecho real de servidumbre: Exige que se verifique escritura pública
en que el tradente exprese constituir la servidumbre y el adquirente aceptarla. No
obstante, en cuanto a la servidumbre de alcantarillado exige inscripción.
e) Tradición del derecho real de herencia: Existe un vacío legal al respecto. La
jurisprudencia considera que no requiere inscripción, y que el procedimiento será el
estatuto general que regula la tradición de los muebles. En la práctica, se hace por
escritura pública.
f) Tradición de las minas: Se estará a lo prevenido en el Código de Minería.
g) Tradición de los derechos personales: Se verifica por la entrega del título hecha por el
cedente al cesionario. No obstante, para que la cesión de un crédito produzca efectos
contra el deudor o terceros, debe ser notificada por el cesionario al deudor o ser
aceptada por éste.
iv. Facultad en el tradente de transferir el dominio: Para que la tradición transfiera dominio el
tradente debe ser dueño de la cosa o del derecho real del que se trata. Si es otro derecho real,
solo la tradición que haga el dueño de una cosa con el objeto de constituir se derecho permite la
adquisición de dicho.
Nadie puede transferir más derechos de los que tiene. Así, si se realiza la tradición:
v. Capacidad de las partes: En el tradente debe haber facultad de transferir el dominio, es decir,
debe ser dueño, y, en el adquirente debe haber capacidad de adquirir el domino, es decir, aptitud
para comparecer por sí mismo en la tradición o mediante un representante.
vi. Existencia de un título traslaticio de dominio: El título que sirve de antecedente a la tradición
se llama título translaticio de dominio, que son los que por su naturaleza sirven para
transferirlos. Además, se requiere que el título sea válido respecto de la persona a quien se
confiere, ya que, si se declara nulo, la tradición carecería de título para transferir dominio. No
obstante, debe ser válido respecto de la persona a quien se confiere, para que así sea un medio
idóneo que le permita adquirir el dominio.
vii. Cumplimiento de ciertas solemnidades para la enajenación: Si la ley exige solemnidades
estas deberán cumplirse, de modo tal que, sin ellas, la tradición se declarara nula. En los modos
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de adquirir dominio de los bienes raíces o que se refieran a ellos, la ley requiere inscripción, los
cuales son la tradición, sucesión por causa de muerte y prescripción adquisitiva. Además,
requiere que se inscriba la inscripción para el acto de partición de un inmueble.
a) Omisión tradición: Equivale a que nunca se hizo la tradición. Por tanto, mientras no se
inscriba el dominio a nombre del comprador, este no adquiere el dominio porque falta la
tradición. Tampoco permite adquirir legalmente la posesión, por falta de título
posesorio.
B. Validez:
Cabe destacar que la falta de voluntad no constituye nulidad, debido a que la sanción
contemplada para para la tradición hecha por quien no es el dueño es impedir que la tradición
produzca el efecto de transferir el dominio.
ii. Requiere el consentimiento del adquirente o su representante: Nadie está obligado a adquirir
derechos en virtud de una convención que opera el nacimiento o traspaso de estos contra su
voluntad. Esto se refiere a cuando una persona actúa o representa a otra sin su consentimiento.
iii. Para que sea válida la tradición en que intervienen mandatarios o representantes legales,
se requiere además que éstos obren dentro de los límites de su mandato/representación: En
el caso de la representación legal serán las facultades que establezca la ley, y, en la
representación voluntaria las que establece la persona que otorga el poder, y supletoriamente la
ley.
Si se exceden en sus facultades o estas son limitadas, los efectos solo radicarán en las partes que
personal y directamente concurrieron a la celebración del acto, debido a que la representación es
una modalidad de los actos jurídicos.
iv. Requiere un título translaticio de dominio válido: Si el título no es válido, se puede declarar
nulo el contrato. En este caso, no se transferirá el dominio, pero sí la posesión.
v. Requiere que no padezca error en cuanto a la identidad de la especie que debe entregarse,
o de la persona a quien se hace la entrega, ni en cuanto al título:
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b) Error en la persona a quien se hace la entrega: El error es en la tradición, ya que se
realiza en consideración a una persona determinada. Por tanto, el error que sufre el
tradente en la persona a quien hizo la entrega y que resulta ser una persona de identidad
distinta a la que creía, permite la rescisión o nulidad relativa de la tradición.
c) Error en el título: Hay dos situaciones:
El error se da en el título translaticio, por lo que este será ineficaz para para
sustentar como título, la tradición que pudiera efectuarse en virtud de él. Las
partes están conscientes de que una de ellas entregará una cosa a la otra, pero
discrepan en el exacto contenido y efectos jurídicos de tal obligación, pues una
entiende que se hará tradición y otra simple entrega. De esto deriva que la
voluntad de cada una de ellas está orientada a un contrato diferente, por tanto,
no hay voluntad, ergo, no hay contrato.