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Los dos agentes del FBI que han estudiado el fenómeno de los asesinos
en serie más de cerca, desde sus posiciones de instructores y
perfiladores en las unidades de Ciencias del Comportamiento y Apoyo a
la Investigación, tuvieron la oportunidad de entrevistar a Richard Speck
en la prisión al comienzo de su proyecto de estudio del crimen en serie.
Douglas justificó la crudeza de su método con los resultados obtenidos. En cambio, Ressler se
sintió incómodo, pues en sus entrevistas insiste en no ponerse a la altura del asesino y, sobre
todo, en no tomarse las víctimas a la ligera. Para él, el hecho de burlarse de las víctimas para
congraciarse con un asesino es, simplemente, injustificable.
Speck, durante toda la entrevista, trató de dar una imagen de macho, dominante, fanfarrón y
agresivo. E incluso cuando se le mencionó el intento de suicidio que llevó a su detención, él lo
negó y atribuyó el corte de la arteria del codo a una pelea en un bar.
La cinta Speck
En 1995, la opinión pública se conmocionó al darse a conocer una cinta de video rodada en la
prisión de Stateville en 1988, tres años antes de la muerte de Speck. En ella, se puede ver a
Richard Speck esnifando cocaína, participando en prácticas de sexo oral con otro interno y
fanfarroneando de su cuerpo, se ríe de sus asesinatos, afirma que le encanta ser penetrado
por otros hombres y presume de lo mucho que disfruta en prisión: "si supiesen cuánto me
divierto aquí... me soltarían". A continuación, se desnuda, dejando ver unos pechos caídos
producto de un tratamiento hormonal y unas bragas de seda azul para, acto seguido, practicar
una felación a su amante afro-americano. La emisión de fragmentos de esta cinta por
diferentes cadenas de televisión de Illinois provocó que se avivara el debate sobre la
conveniencia o no de la pena de muerte.