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Mercedes Belinchón •
(Univ. Complutense de Madrid)
Angel Riviére
(Unir'. Autónoma de Madrid)
E
INTRODUCCION siderar que el problema de lenguaje en los
niños autistas es, probablemente, «el más
En los últimos años, se ha podido consta severo, más extenso y más persistente» de
tar un interés progresivo y creciente por el los trastornos del lenguaje (Rutter, 1980;
estudio de las peculiaridades lingüísticas p. 148). Desde una perspectiva más bien
que, de modo diferencial, caracterizan a los psicolingüística, esta triple condición del
sujetos afectados por el síndrome de «autis lenguaje autista (afectado desde el princi
mo infantil precoz» (Kanner, 1943, 1946). pio tanto en su función representacional o
Este interés en el análisis del lenguaje simbólica como en su funcion pragmática o
autista parecería tener una primera justifi comunicativa) ha permitido suponer que el
cación general ,en el hecho de que, compa estudio en profundidad de este grupo de
rativamente, las alteraciones autistas del síntomas puede constituir uno de los mo
lenguaje (que, como se sabe, afectan tanto dos más efectivos de acercamiento al estu
a los niveles receptivo y expresivo del len dio del desarrollo del lenguaje natural y al
guaje verbal como a otros sistemas de co conocimiento de los requisitos estructura
municación no verbales) configuran una de les y procesuales que lo determinan. Pe
las formas más graves de patología comuni ro, además de esta posible aportación a
cativa. Así, en el sujeto con autismo, cabe nuestro conocimiento de la génesis natural
señalar no sólo una grave limitación de la del lenguaje, el análisis del lenguaje y sus
competencia lingüística (indicada, genéri alteraciones en el autismo ha ido ad
camente, por las dificultades en la quiriendo un interés progresivo para la in
comprensión del lenguaje y por distintas al vestigación al revelarse como una de las ba
teraciones en el desarrollo —de por sí retra ses más firmes para el establecimiento y de
sado— de los principales subsistemas o sarrollo de criterios fundamentales en la
componentes del lenguaje: fonológico, identificación y corrección del síndrome.
morfosintáctico y semántico) sino tambien En efecto, Leo Kanner, en un primer tra
una serie de rasgos o peculiaridades en el bajo sobre este tema publicado en 1946
habla (ecolalia inmediata, falta de inten (tan sólo tres años después de su primera
ción comunicativa, empleo de neologismos, descripción del síndrome), había destacado
«metáforas» o expresiones aparentemente que «entre otras muchas características, las
irrelevantes, etc.) que denotan un lenguaje peculiaridades del lenguaje ofrecen una ba
«desviado» en su uso y poco adecuado para se de investigación importante y promiso
establecer relaciones comunicativas o so ria» (op. cit., p. 242). Treinta años más tar
ciales con otras personas. de, Baker y cols. en una magnífica revisión
La complejidad de este conjunto de alte del tema (1976), confirmaban la apre
raciones ha llevado a algunos autores a con- ciación de Kanner haciendo del estudio del
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lenguaje autista una fuente de información aparición del síndrome (Cantwell, Baker y
relevante para el diagnóstico, el pronóstico Rutter, 1977, 1978a, 1979) y el descubri
y la etiología. miento de ciertas alteraciones orgánicas aso
En el tiempo comprendido entre estas ciadas al mismo (víd. las revisiones de Cole
dos afirmaciones, se habían recogido una man, 1976 y de Piggott, 1979) contribuyó,
serie de datos que, progresivamente, ha de forma decisiva y como ya indicamos en
bían impuesto la evidencia de que las alte otro lugar (Rivilre y cols. 1981), a desplazar
raciones cognitilas y lingüísticas podían ju las conceptualizaciones teóricas existentes
gar un papel determinante en la explica sobre el autismo infantil desde posiciones
ción y en la evolución de los trastornos que más bien «afectivistas» o psicodinámicas
configuraban la patología descrita por Kan —que atribuían un origen motivacional al
ner: así, algunas afirmaciones como las de trastorno—, a posiciones más «cognitivis
Eisenberg (1956), o Rutter y Wolf (1967) tas» dentro de las cuales, el estudio de las
hacían del nivel de lenguaje alcanzado por alteraciones del lenguaje y de los déficits
el niño a los cinco años uno de los índices cognitivos asociados a ellas, adquiría enti
más fiables para predecir la evolución del dad y peso explicativo propios. Este nuevo
trastorno; trabajos como los de Hewett contexto teórico de investigación, unido a
(1969) y Lovaas y cols. (1966), a nivel de la progresiva incorporación del enfoque y
tratamiento, demostraban que la interven las técnicas conductuales en la intervención
ción directa sobre los problemas del len terapéutica, hacían por tanto de los trastor
guaje podía ser una de las estrategias tera nos del lenguaje (o de la conducta verbal)
péuticas más efectivas con este tipo de ni del sujeto autista un objeto de estudio váli
ños, y observaciones de distintos autores do en sí mismo e independiente, o al me
sobre las semejanzas lingüísticas y conduc nos claramente diferenciado, del estudio de
, tuales de niños con autismo y con disfasia los otros síntomas, quedando desligado del
receptiva de desarrollo (Wing, 1966; De carácter de mera expresión de la «incapaci
Hirsch, 1967; Rutter y cols., 1971; dad patognómica del autista para rela
Churchill, 1972), confirmaban el carácter cionarse con los demás» que le otorgaban
nuclear de las alteraciones del lenguaje en las conceptualizaciones más dinámicas.
el autismo hasta el punto de llegar a supo
ner, en algún momento, una continuidad En segundo lugar, la valoración de los
etiológica entre ambos trastornos. síntomas de lenguaje como rasgo criterial
para el diagnóstico, sirvió también como
Si bien no vamos a repetir aquí el análisis
punto de partida para el desarrollo de nu
pormenorizado de las razones que sostu
merosos trabajos (ya en la década de los se
vieron, y finalmente hicieron abandonar,
tenta) cuyo objetivo fundamental era la de
esta tesis del autismo como trastorno severo finición clara y precisa del término «len
del lenguaje (víd. Riviére y Belinchón, guaje autista» y el establecimiento, a partir
1981) sí querríamos indicar que esta hipó de la comparación sistemática de sujetos
tesis de continuidad entre autismo y disfa
autistas y controles, de criterios lingüísticos
sia dio lugar a una serie de implicaciones claros que facilitarían, o incluso podrían
que habrían de ser fundamentales para el
decidir, el diagnóstico diferencial. Estos
desarrollo actual de las investigaciones trabajos, y muy especialmente los de com
sobre autismo y, más en concreto, sobre las paración con sujetos disfásicos (Bartak y cols.
alteraciones del lenguaje.
1975, 1977; Baker y cols., 1976; Cantwell y
Por un lado, habría que señalar que el Baker, 1978; Cantwell, Baker y Rutter,
reconocimiento explícito del carácter nu 19786) permitieron superar el «impresionis
clear de los síntomas de lenguaje (conside mo» de las primeras descripciones del len
rados, desde entonces, como criterio «necesa guaje autista (Kanner, 1946; Savage, 1968)
rio» para el diagnóstico diferencial de autis y obtener un cuadro más objetivo y riguro
mo, por la mayoría de los autores —Rutter so de la naturaleza de estos rasgos del len
y Hersov, 1977; Bartak y cols. 1975, guaje.
1977—) unido a otros factores como la no
confirmación de ciertas hipótesis que atri Sin embargo, y precisamente por su rigor
buían a los padres un rol relevante en la metodológico, estos trabajos contribuyeron
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también decisivamente a poner de relieve De particular interés, por su extensión,
algunas «peculiaridades» del nuevo objeto resultan sin embargo los estudios dirigidos
de estudio, que parecían sesgar y limitar la a clarificar la naturaleza de la «ecolalia» y su
investigación teórica sobre el lenguaje función dentro del desarrollo lingüístico
autista y la derivación, en consecuencia, de y/o global del sujeto. Sin extendernos exce
implicaciones útiles para el trabajo clínico. sivamente en este punto, señalaríamos que
Una de estas peculiaridades era, sin du el estudio de la «repetición, como un papa
da, la complejidad misma de los trastornos gayo, de palabras que el niño no parece
del lenguaje en el autismo. Como ya hemos comprender, la repetición de frases almace
indicado en repetidas ocasiones (Riviére y nadas, y la incapacidad para construir ora
Belinchón, 1981), la denominación de ciones originales» (Cantwell y Baker, 1978;
«lenguaje autista», lejos de hacer referencia p. 614), así como el análisis de las semejan
a una alteración unitaria y global, abarca zas y diferencias entre el lenguaje ecolálico
un conjunto multiforme de alteraciones del niño autista y el normal (Shapiro y
que incluye tanto un marcado retraso en la cols., 1970; Philips y Dyer, 1977), disfásico
adquisición del lenguaje (en un 50 °/0 de los (Baker y cols. 1976; Cantwell y Baker,
casos no llega a adquirirse un lenguaje fun 1978) o afectados por otros trastornos como
cional, según datos de Rutter —1978—) la ceguera, el retraso mental, la rubeola
como un patrón atípico de desarrollo lin congénita o la fibroprasia retrolental, y la
güístico en el que tienen cabida des interpretación de este tipo de emisiones
viaciones en la estructura y uso del len desde distintas teorías explicativas del
guaje. Esta falta de uniformidad en el tras síndrome (concediendo, en unos casos, a la
torno (que obliga al clínico a hacer eva ecolalia el valor de «indicador» de una mala
luaciones multidimensionales —perfiles— «estructuración del yo» —Griffith y Ritvo,
y a no simplificar en una puntuación única 1967— o de alteraciones y déficit cogniti
la irregular actuación lingüística de cada su vos específicos del síndrome como puede
jeto) ha llevado a los estudiosos del tema a ser una memoria de «tipo-eco» —Herme
abundar en trabajos que se dirigían, funda lin y O'Connor, 1970—), ha constituido
mentalmente, a probar hipótesis específicas una de las fuentes más importantes para el
sobre rasgos aislados del lenguaje pero que desarrollo de hipótesis relativas al origen y
no proporcionan una visión integrada y evolución del trastorno lingüístico en el
global del mismo en la que tengan cabida autismo, la extracción de índices lingüísti
tanto los aspectos «normales» como los «pa cos de valor pronóstico y la elaboración de
tológicos». estrategias terapéuticas basadas en la utili
zación de los repertorios ecolálicos pre
Así se podrían citar como ejemplos de es viamente adquiridos por los sujetos (Risley
te tipo de trabajos, los de Boucher (1976), y Wolf, 1967).
Bartolucci, Pierce, Streiner y Tolkin-Eppel
(1976) analizando posibles alteraciones arti Conviene apuntar aquí que, práctica
culatorias y fonológicas; el de Bartolucci, mente en su totalidad, estas hipótesis y
Pierce y Streiner (1980) confirmando la estrategias contienen, implícitamente, un
existencia en el lenguaje de los autistas de «modelo» de lenguaje en el que se dan in
un desarrollo atípico de los rasgos morfoló teracciones más o menos estables entre el
gicos; los de Ricks y Wing (1975), Bartak, desarrollo del lenguaje ecolálico y otros as
Rutter y Cox (1975), Pierce y Bartolucci pectos del desarrollo del lenguaje en el niño
(1977) y Cantwell y cols. (1978) en relación autista.
con el retraso en la adquisición de estructu Así, por ejemplo, Baltaxe y Simmons
ras gramaticales; el de Bartolucci y Albers (1977), en su estudio de la ecolalia de un
(1974) respecto a las dificultades de los niño autista de ocho arios, sugieren una re
autistas en la comprensión y utilización de lación casi causal entre el nivel de lenguaje
estructuras lingüísticas de tipo deíctico, o ecolálico y el de lenguaje espontáneo, al
los de Fay (1971, 1979), Bartak y Rutter plantear que el niño autista adquiere el
(1974) centrados en las alteraciones prono lenguaje «gobernado por reglas» a través de
•minales. la ruptura progresiva de los patrones ecolá
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licos, y que es en este tipo de lenguaje don b) Si por otro lado, es posible en
de encuentra la base más firme para el de contrar un «patrón» estable de interacciones
sarrollo del habla espontánea. Por su parte, básicas entre estos aspectos centrales del
Shapiro (1977) al afirmar que «los ecos se lenguaje, es decir, si, a pesar de la amplia
producen cuando una pregunta desborda la variabilidad interindividual que caracteriza
comprensión receptiva del niño» y al valo a sus perfiles de lenguaje (Weiland y Legg,
rar, por tanto, la ecolalia como «una estra 1964) es posible identificar algunas «regula
tegia (...) que se utilizará cuando las habili ridades lingüísticas» comunes al menos a la
dades cognitivas o lingüísticas (del niño) se mayoría de los sujetos con autismo, que
fuercen más allá de su capacidad» (op. cit. pudieran incluso justificar el empleo de ín
Pp. 614-615) plantea una relación negativa dices parciales en la evaluación del lenguaje
entre el nivel de comprensión y la frecuen de este tipo de sujetos.
cia de emisiones ecolálicas (es decir, que en Esta laguna en la investigación sobre
los sujetos con niveles de comprensión ver autismo adquiere una especial significación
bal más baja, cabría esperar, en una misma si tomamos en cuenta el hecho de que la
situación comunicativa, una proporción determinación del nivel de lenguaje alcan
mayor de respuestas de imitación, no origi zado por un niño a los cinco años de edad
nales, que en los sujetos con niveles supe había sido valorada clásicamente como uno
riores de comprensión). de los índices predictores más fiables de la
Independientemente del hecho de que evolución del trastorno (Eisenberg, 1956).
en ninguno de estos dos trabajos se realiza La interpretación de las puntuaciones de
un análisis detallado de lo que los autores lenguaje como indicadores para el pronósti
denominan «lenguaje ecolálico» (análisis co (superada por la evidencia posterior de
que se hace imprescindible tras poner de que es en el nivel intelectual y no en el de
relieve Cantwell y cols. —1977, 1978— la lenguaje donde puede encontrarse el mejor
complejidad de este tipo de lenguaje y la índice predictor —Bartak y Rutter, 1971;
necesidad de interpretar diferencialmente DeMyer y cols., 1974), aunque sin llegar a
las variantes estructurales y funcionales de proporcionar una caracterización precisa del
los ecos) habría que señalar que, por el mo lenguaje y según sus edades (víd. Baker y
mento, la revisión bibliográfica no recoge cols. 1976) presupone, necesariamente, la
ningún trabajo que se dirija, de modo ex existencia de interacciones estables entre
plícito, a la verificación empírica de este ti distintos tipos de habilidades: en este caso,
po de hipótesis intragrupales. En nuestra entre el desarrollo de las adquisiciones (y
opinión, se requeriría para ello, como pri desviaciones) lingüísticas y la evolución del
mer paso, un estudio correlaciona( que in sujeto en otras áreas no específicamente
tentara confirmar la existencia de interac verbales.
ciones significativas entre distintas variables
lingüísticas (como las propuestas indirecta Algunas de estas interacciones han llega
mente por estos autores) y que pudiera, do, incluso, a ser explicitadas por distintos
además, proporcionar alguna evidencia útil autores. Así, se ha demostrado que existe
para un estudio del lenguaje autista que to una estrecha vinculación entre el nivel de
mara como marco general de referencia el desarrollo del lenguaje y la atención
desarrollo natural del lenguaje en niños (Rimland, 1964), el progreso en las rela
normales. Los resultados de un trabajo ciones con las personas (Rutter y Wolf,
correlacional como el que proponemos per 1967), el desarrollo del control motor
mitiría comprobar, entre otras cosas: (Bram, Meier y Sutherland, 1977) y la
frencuencia de conductas autolesivas (Ando
a) Si, efectivamente, el lenguaje eco y Yoshimura, 1979). Por otro lado, el aná
lálico de un niño autista (o la dominancia lisis pormenorizado de la naturaleza de los
de ciertos tipos de ecos) sigue una evolu déficits lingüísticos que diferenciaban a los
ción paralela a la de otros aspectos de su sujetos autistas de los disfásicos (vid. Bar
lenguaje (comprensión, nivel de produc tak, Rutter y Cox, 1975, 1977) había pues
ción espontánea y grado de complejidad to de relieve, de un modo contundente,
estructural de la misma), y que, efectivamente, las alteraciones del len-
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guaje se- asociaban estrechamente con nu sible detectar la existencia de relaciones es
merosos déficits de tipo cognitivo, percepti tables entre los distintos parámetros pro
vo, social y conductual cuyo origen, como puestos.
ha señalado Rutter (1978b, 1979, 1980), b) Que el análisis de dichas correla
parece derivarse más bien de alteraciones ciones puede poner de manifiesto, con más
de tipo biológico que motivacional. claridad, algunas semejanzas y diferencias
Sin embargo, este tipo de trabajos suele entre el desarrollo del lenguaje en el niño
tomar como medida de lenguaje un índice autista y en el normal, a la vez que puede
global de nivel, no siempre bien definido, proporcionar indicaciones útiles para la de
que relativiza en buena medida la utilidad tección de las alteraciones responsables del
de sus resultados en un estudio más en pro trastorno y para la elaboración de estrate
fundidad del lenguaje autista. Por tanto, gias terapéuticas efectivas.
hoy por hoy, observaciones como las ante La falta de estudios correlacionales pre
riores respecto a la vinculación de aspectos vios en la investigación sobre autismo, la
lingüísticos, conductuales y preverbales, ausencia casi total de sistemas de eva
dejan sin resolver el problema (central para luación diseñados específicamente para este
el análisis de las implicaciones pronósticas) tipo de sujetos y algunas limitaciones im
de cómo se inserta el lenguaje —con toda puestas por la muestra, justificarán, cree
su complejidad de rasgos retrasados y des mos, una presentación algo pormenorizada
viados, de déficit representacionales y fun de las hipótesis que guiaron nuestro trabajo
cionales— respecto a los otros grupos de (hipótesis que creemos necesario establecer
síntomas que configuran el síndrome autis aun tratándose de un trabajo correlacional),
ta. En nuestra opinión, se imponía, por las pruebas utilizadas y los criterios de se
tanto, además de la verificación de hipóte lección de la muestra.
sis intralingüísticas, un estudio de las inte
racciones entre el lenguaje y otros aspectos
del desarrollo que incorporara, además, una
evaluación en profundidad del nivel de ad METODO
quisición y patología del lenguaje en cada
sujeto. Sistemas de evaluación e índices de medida
En definitiva, pues, fue la ausencia en la utilizados
bibliografía de estudios intragrupales (mo 1) La evaluación lingüística
tivada, quizá, por un excesivo énfasis en lo
diferencial que se acentuaba por la necesi Se valoraron distintos aspectos del len
dad de definir con exactitud cuáles eran las guaje expresivo (tanto espontáneo como
alteraciones que mejor caracterizaban «el» ecolálico) y receptivo de los sujetos, en un
lenguaje autista) y la sospecha de que tra intento de obtener un cuadro general del
bajos de este tipo podían proporcionar da nivel de desarrollo y patología, a nivel lin
tos de interés acerca de la naturaleza de las güístico, de cada sujeto.
alteraciones autistas del lenguaje, lo que En relación con el lenguaje expresivo, y
constituyó el motivo principal para la reali con el fin de determinar el nivel estructural
zación del trabajo que aquí presentamos, de la producción espontánea, se calcularon
tras un primer estudio piloto sobre el tema dos índices:
(Belinchón, 1980). — La Longitud Media de Emisión
Analizaríamos, por tanto, las interac (L.M.E.), cuya aplicación con sujetos afec
ciones entre algunos de los parámetros más tados de trastornos de lenguaje parece tener
relevantes para el estudio del lenguaje la misma fiabilidad que con sujetos norma
autista y una serie de variables no lingüísti les (Sharf, 1972; Morehead, 1975).
cas de desarrollo que, directa o indirecta — Un Indice de Complejidad Gramati
mente, podían suponerse relacionadas cal, que proporcionaría información acerca
estrechamente con el desarrollo y la patolo del nivel de adquisición sintáctica alcanza
gía del lenguaje, en un intento de verificar: do por cada sujeto. Para el cálculo de este
a) Que, en el lenguaje autista, es po índice, seguimos el método de Toronto
de ecos funcionalmente más adecuados y sufren los sujetos con autismo infantil pre
estructuralmente más originales, será supe coz.
rior en los sujetos con los niveles más altos En cierta conexión con las ideas de Schaf
de comprensión y de producción verbal es fer (1979) sobre los requisitos que posibili
pontánea, y menor en los sujetos de nivel tan el desarrollo de la sociabilidad en el ni
inferior. ño, intentaremos comprobar si existen rela
VI. Sin olvidar que, como señalan ciones significativas entre el nivel de «habla
Cantwell y cols. (1978b), la «desviación socializada» y las habilidades de discrimina
funcional en el lenguaje de los niños autis ción y asociación intermodal, imitación y
tas no puede explicarse en su totalidad por desarrollo cognitivo del sujeto, y si estas
el «retraso evolutivo» que afecta, de un mo correlaciones alcanzan (para nuestra
do generalizado, el desarrollo del lenguaje, muestra) niveles aceptables de significación
nosotros sugerimos que, entre estos dos as estadística.
pectos del lenguaje se da una estrecha vin
culación en la que están implicados factores
de tipo pragmático: a medida que el sujeto
va adquiriendo un repertorio lingüístico SUJETOS Y PROCEDIMIENTO
estructuralmente más complejo, que le per
mite cubrir mejor sus necesidades comuni DESCRIPCION DE LA MUESTRA
cativas y establecer, de un modo socialmen
te adecuado, relaciones con otras personas,
desaparecen (o al menos disminuyen) los La muestra del presente trabajo estuvo
rasgos no funcionales, desviados, que hasta constituida por 10 niños autistas de Madrid
entonces dominaron en su habla. (centros Taure, Leo Kanner y Magunas). En
el momento de comenzar la investigación
Esta hipótesis (que deja abierto el (julio 1980), la edad cronológica de los su
problema de la eficacia de los programas de jetos oscilaba entre los 3 a. 8 m. y los 12 a.
tratamiento del lenguaje en su aplicación a 5 m. con una media de 7 a. 5 m. De los
las alteraciones estructurales y funcionales diez sujetos, ocho eran niños y dos niñas.
—víd. Howlin, 1980—) se relaciona, en Los datos epidemiológicos sobre autismo
cierto modo, con la concepción que Shapí indican una proporción de 2 a 4 autistas
ro (1977) daba de la ecolalia como «estrate por cada 10.000 habitantes, con una razón
gia comunicativa» que suple, en determina entre sexos de aproximadamente 4:1, supe
das situaciones, una capacidad limitada pra rior en los varones, por lo cual no debe
la construcción o elaboración de emisiones sorprender el tamaño de la muestra (aun
originales. En definitiva, pues, vamos a su que, evidentemente, obliga a tomar en
poner que existe una relación positiva entre cuenta este dato a la hora de interpretar los
el desarrollo de los aspectos «estructurales» resultados).
y «pragmáticos» del lenguaje, esperando Los sujetos fueron seleccionados a partir
que sean los sujetos con niveles más bajos de los criterios diagnósticos definidos por
de comprensión y de producción espontá Rutter (1978) que están siendo aceptados
nea los que obtengan las puntuaciones más en la actualidad por la mayoría de los inves
altas en las categorías de «habla no sociali tigadores sobre autismo infantil. Estos cri
zada». terios son los siguientes:
VII. Finalmente, estableceremos la hi 1. Conductas de aislamiento o falta de
pótesis de que el desarrollo de los aspectos desarrollo de las relaciones interpersonales.
«pragmáticos» del lenguaje comparte con el 2. Alteraciones en el desarrollo del len
de los aspectos «estructurales» algunos de guaje (retraso, deterioro o falta de adquisi
sus requisitos básicos, y que, por tanto, un ción del lenguaje) tanto en el nivel expresi
déficit severo en estas habilidades que he vo como en el receptivo. Presencia, en los
mos denominado prelingüísticas, puede niños hablantes, de rasgos específicos como
explicar al menos parte de las alteraciones la ecolalia, inversión de pronombres, litera
en la estructura y el uso del lenguaje que lidad, etc.
_
L.M.E . DASG Peabody
• % de % de Ecos % Habla % Habla <Otros.
Ecos Comunicas. Social. no Social.
L.M.E.
.96
DASG • • • •
.71 . .72
Peabody • * • • •
—.61
% de Ecos n s. n.s. •
% Habla No
n.s. n.s. —.68 .94 n.s. —.61
Socializada • • ***• •
Sin embargo, y como sugeríamos en la han encontrado entre las variantes ¿un
hipótesis V, se encontraron correlaciones cionales» de los ecos y otras puntuaciones.
positivas entre algunos tipos de ecos y otras El hecho de que la proporción de «Ecos co
puntuaciones del lenguaje espontáneo y del municativos» presente correlaciones altas
desarrollo evolutivo y cognitivo del sujeto con las puntuaciones de lenguaje expresivo
que permiten suponer que ciertas variantes (.76, p<.02 con LME, y .77, p<.01, con
ecolálicas pueden desempeñar un papel im DASG) con los niveles de desarrollo cogni
portante en el, paso de un lenguaje funda tivo (r = .70, p < .05) y cognitivo-verbal
mentalmente ecolálico a uno espontáneo y (r = .81, p< .01), y algo más bajas con el
gobernado por reglas. La utilización de es cociente de desarrollo global del P.E.P.
tos ecos y su transformación progresiva (r = .61, p<.10) constituye un primer
puede constituir una de las bases más im grupo de datos relevantes que, además de
portantes para el diseño de programas de confirmar la estrecha vinculación de los as
recuperación del lenguaje (Risley y Wolf, pectos pragmáticos y de adquisición del
1967; Philips y Dyer, 1977). lenguaje (hipótesis VI), nos permite consi
Respecto a cuáles han sido los tipos de derar que la proporción de ecos comunica
ecos que podrían calificarse como indicado- tivos constituye una medida de utilidad pa
res positivos de evolución, habría que ha ra la evaluación clínica y un índice positivo
cer, a la luz de nuestros resultados, dos co para el desarrollo del lenguaje de sujetos
mentarios distintos: autistas.
El primero de ellos se refiere a las correla El segundo comentario que queríamos
ciones estadísticamente significativas que se hacer en relación con el. análisis diferen
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34 Estudios
ciado de los distintos tipos de ecos se re- haber controlado en el análisis de esta inte
fiere, por el contrario, a la ausencia en racción la influencia de una variable quizá
nuestros resultados de las correlaciones sig- relevante: la edad cronológica de los suje
nificativas que cabría esperar entre la fre- tos. Si, como sugieren Cantwell y Baker
cuencia de ecos estructuralmente más origi- (1978) las distintas formas estructurales de
nales (indicativos, por tanto, de una mayor los ecos autistas pueden «proporcionar "in
capacidad del sujeto para realizar transfor sights" acerca de los mecanismos lingüísti
maciones gramaticales en sus emisiones de cos actuales implicados en la alteración»
repetición) y los niveles de desarrollo gra (p. 617) cabe suponer que factores como la
matical de su lenguaje espontáneo. Desde
edad cronológica de los sujetos en el mo
nuestro punto de vista, esta ausencia de
correlaciones significativas (que parece in- mento de realizar las pruebas y la edad en
validar, en principio, ciertas estrategias te- la que el sujeto comenzó a emitir sus pri
rapéuticas dirigidas a la supresión de los meras palabras o ecolalias, pueden estar
ecos exactos y reducidos y a la instalación condicionando, de un modo importante, la
progresiva de ecos expandidos y mitigados) falta de correlaciones significativas entre los
puede explicarse, quizá, por el hecho de no índices señalados.
Cociente .74 .64 .83 n.s. .61 .55 .85 -.62 -.58
global P.E.P. *** **** **•*
Imitación .62 n.s. .70 n.s. n.s. .61 .82 n.s. -.65
• • • • • * * **
Motricidad fina .60 n.s. n.s. n.s. n.s. .79 n.s. n.s. n.s.
****
Motricidad gruesa n.s. n.s. .60 n.s. n.s. n.s. n.s. n.s. -.75
***
Integración .73 .60 .78 n.s. n.s. n.s. .83 n.s. -.68
oculo-manual *1* * ** ** **le* **
Cognitiva .67 .62 .82 -.65 .70 n.s. .80 -.78 n.s.
* ***• ** ** .*** ..*.
Cognitiva-verbal .86 .82 .85 n.s. .81 n.s. .84 -.64 -.55
**** Ir***
P.A.O.D. .64 n.s. .78 n.s. n.s. n.s. .71 n.s. -.61
••••
pues, lleva a suponer que la realización y dices son: la longitud media de emisión
adiestramiento en este tipo de tareas, puede (para el nivel de producción espontánea), la
jugar un papel importante en el aprendizaje puntuación en el Peabody (para el nivel de
del lenguaje funcional, y que, en conse lenguaje receptivo), la proporción de ecos
cuencia, es preciso que ocupen un puesto comunicativos y la de «habla socializada»
importante dentro de la programación tera (para los aspectos funcionales del habla).
péutica de los niños autistas (víd. también En segundo lugar, la determinación ex
Kozloff, 1980, cap. 10). plícita de las interacciones más significativas
entre los distintos aspectos del lenguaje y
entre éstos y otras áreas del desarrollo supo
RESUMEN Y CONCLUSIONES ne, desde nuestro punto de vista, una base
firme para la evaluación pronóstica de los
Realizamos un estudio intragrupal, de ti niños, ya que permite al clínico, a partir del
po correlacional, del lenguaje autista al ob cálculo e interpretación de unos pocos índi
jeto de determinar si, a pesar de la extraor ces, obtener una idea general del desarrollo
dinaria complejidad de las alteraciones del sujeto, tanto a nivel lingüístico como
autistas del lenguaje, es posible identificar global, así como una valoración general de
ciertas «regularidades lingüísticas» que acer la severidad del trastorno. El trabajo que
carían el modelo de desarrollo del lenguaje aquí hemos presentado debería completar
en el autismo al modelo normativo pro se, por tanto, con un análisis detallado de
puesto por los teóricos de la adquisición del las interacciones entre los niveles de lengua
lenguaje. je propuestos y el nivel de patología con
ductual que presenta cada sujeto (víd. Be
Paralelamente, se analizaron las interac linchón, Mozota y Villalobos, 1980). Por
ciones entre los rasgos más relevantes del otro lado, y habida cuenta de que estas con
lenguaje (en sus niveles expresivo y recepti sideraciones serían útiles únicamente para
vo, y en sus aspectos estructural y funcional) un 50 por 100 de los sujetos con autismo
y una serie de «áreas evolutivas de funciona (puesto que, como señalaba Rutter
miento», en un intento de determinar cuá —1978— el resto no llega a adquirir nunca
les de estas áreas parecerían vincularse más un lenguaje útil) se impone una evaluación
estrechamente al desarrollo del lenguaje de más rigurosa de lo que hemos dado en lla
este tipo de sujetos y cuáles son, por tanto, mar «habilidades prelingüísticas» y pautas
los déficits que parecerían poder explicar de comunicación no verbal. Este conjunto
mejor algunas de sus alteraciones lingüísti de datos permitiría, finalmente, establecer
cas más significativas. un pronóstico más fiable, a la vez que nos
Aunque el análisis de los datos correlacio conduce directamente al estudio de los sis
nales no permite establecer inferencias de temas de rehabilitación del lenguaje más
tipo causal, los resultados obtenidos, ade efectivos con sujetos autistas y de sus bases
más de confirmar las hipótesis propuestas, teóricas.
proporcionan información relevante sobre, Además, el análisis de datos correla
al menos, tres tipos de problemas. cionales que incluyan la evaluación de as
En primer lugar, al problema de la eva pectos del desarrollo lingüístico similares a
luación clínica del lenguaje en sujetos con los sujetos normales, junto con la de otros
autismo. componentes que hemos considerado
Como ya hemos indicado al comentar los «retrasados» y «desviados» del lenguaje de
datos más significativos, el análisis de datos los autistas, obliga a una verificación más
intragrupales, como los presentados en este rigurosa de los aspectos diferenciales de es
trabajo, permite identificar índices lingüís tos componentes, a través del estudio siste
ticos de interés que pueden guiar la evalua mático de comparación de los perfiles de
ción clínica de sujetos con autismo y que re lenguaje de sujetos autistas, normales,
cogen, simultáneamente, los aspectos más retrasados y disfásicos.
significativos del desarrollo y la patología de Las correlaciones entre los parámetros de
cada niño en este área. Algunos de estos ín- lenguaje y otras áreas funcionales de de-
Estudios de Psicología n.° 5 y 6-1981
Estudios 37
sarrollo (como la imitación, percepción, in- una anomalía primaria del lenguaje sino
tegración oculo-manual y funciones cogni- también de la intención, la acción, la co
tivas) demuestran, con claridad, que la pa- municación y el símbolo. Por eso, el cono
tología del lenguaje de los niños autistas cimiento de las intrincadas relaciones entre
debe insertarse en un conjunto más global el desarrollo de estas funciones y la génesis
de anomalías que afectan a la construcción del lenguaje, constituye una necesidad acu
de la conducta intencional, el desarrollo de ciante para los que tratamos de desentrañar
los códigos simbólicos y las conductas de re- el sorprendente fenómeno natural que se
lación e interacción presimbólica. Así, el da en el autismo infantil precoz.
autismo aparece no sólo como resultado de
Resumen
A pesar del interés reciente por las alteraciones del lenguaje en autismo infantil, es no
table la carencia de investigaciones en que se analicen las correlaciones de las variables de
lenguaje entre sí y con otra variables comportamentales. En este artículo se realiza tal análi
sis, correlacionando variables lingüísticas entre sí (L.M.E., complejidad estructural,
comprensión, porcentaje de ecos y habla socializada, etc.) y con variables no lingüísticas
(cociente global de desarrollo, niveles de imitación, percepción, motricidad, integración
óculo-manual y cognitivo y cognitivo-verbal, P.P.O.D.). El análisis de los datos intragru
pales permite identificar índices lingüísticos, de interés para guiar la evaluación clínica,
porporciona una base para la valoración pronóstica y permite situar las alteraciones de len
guaje en un contexto global de anomalías que afectan a la construcción de la conducta in
tencional, el desarrollo de los códigos simbólicos y las conductas de relación e interacción
presimbólica.
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