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José Pereira V.
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Espero, pues, que el conocimiento sobre la ubicación, estructura, utilización y
funcionamiento actual del sistema de terrazas agrícolas, en asociación con otras
técnicas y trabajos agrícolas, para la restitución de la fertilidad de los suelos,
constituya tanto una contribución al estudio del trabajo en pendiente como un
aporte al conocimiento de los sistemas tecnológicos campesinos andinos de
conservación de suelos y control de la erosión: hídrica, eólica y mecánica. Su
asociación con materiales, herramientas y artefactos arqueológicos encontrados
en la superficie de las terrazas del área aportará información interesante para la
arqueología e historia de la Sierra central ecuatoriana.
Por lo tanto --y más allá de su significación académica en este festival--, espero
que este documento tenga importancia especial para las personas que vinculan
sus acciones a las actividades de desarrollo y conservación de los recursos
naturales renovables del PDRI Quimiag-Penipe ejecutado en la Sierra Central de
nuestro país y para otros proyectos de desarrollo rural en los Andes.
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interdisciplinar a nivel regional e interregional entre las sociedades -andinas y
no andinas- de altura del mundo.
Tanto en los "Andes de puna" como en los "Andes de páramo", pero sobre todo
en los primeros, donde "las lomas más altas se caracterizan por una humedad
escasa, una fuerte insolación, y una diurna variación de temperatura que
regularmente producen noches heladas" (cf.Troll 1931; citado por Salomon
1980:55), los pueblos aborígenes perfeccionaron una sofisticada tecnología
agrícola y lograron un alto grado de organización del trabajo productivo, lo cual
les permitió asegurar no solo una producción de subsistencia para una creciente
población sino también para el intercambio y la distribución agrícola y pecuaria a
nivel local y regional.
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La utilización-transformación selectiva de los elementos esenciales de esta
tecnología y las formas de organización del trabajo en pendiente desarrolladas en
los períodos pre-inca e inca -adaptados a los cambios impuestos por la sociedad
colonial, el auge de la hacienda y la expansión del mercado- han permitido a los
campesinos de las provincias de Chimborazo, Bolívar y Cañar, y otras de la
Sierra ecuatoriana, mantener en plena vigencia y uso diario importantes sistemas
de terrazas agrícolas.
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que, por supuesto, guarda estrecha relación con el orden geográfico y la
tradición cultural andina, en la cual las terrazas y el riego tienen una importancia
muy grande.
Además, según Folk, los miles de campos terraceados, cercados por caminos con
paredes de piedra, canales y árboles contrastan notablemente con las terrazas de
las haciendas que los rodean. Estas últimas, en las palabras del mencionado
autor, "sufren continuamente una considerable erosión, especialmente en lo que
tiene que ver con el drenaje, mientras que en la comunidad campesina de Juncal
todo está bajo control, hasta el borde mismo de las gargantas naturales" (Folk
1981: fn: traducción nuestra).
Sin embargo, en el Ecuador, como anotan Gondard y López, después de los Incas
"... ni el poder colonial ni los gobiernos republicanos emprendieron grandes
trabajos de infraestructura agrícola..."; de haberlo hecho, estos trabajos "habrían
movilizado una numerosa mano de obra y se los habría realizado en las grandes
propiedades, pero las terrazas están localizadas tanto en los minifundios como
en las haciendas...". (Gondard y López 1983: 137).
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Estos autores, después de realizar un inventario de las terrazas existentes al
norte del país (en las provincias de Carchi, Imbabura y Pichincha Norte), llegan a
determinar que el conjunto de estas estructuras representa más de 2.500
hectáreas.Destacan que el papel antierosivo de las terrazas "es suficientemente
conocido", y sugieren que éstas fueron construidas -probablemente- en el
período pre-inca y enfatizan que su edificación permitió, de manera especial,
2.1. Ubicación
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Desarrollo Rural Integral Quimiag-Penipe; la denominamos el área de Quimiag ;
2. 2. Características Generales
Las características generales de las terrazas agrícolas existentes en las dos áreas
corresponden a las condiciones de topografía local, suelos y clima de la zona. En
el área de Lanlán-Flores, en particular, se cuentan varios cientos de terraplenes
cuya longitud, ancho y desnivel entre sí varían de acuerdo a la topografía del
terreno.
Cada una de las terrazas cuenta con paredes de tierra, en algunos lugares
reforzadas con bloques de cangahua, que pueden llegar a medir varios metros de
alto. Se extienden a lo largo de kilómetros, atravesando las laderas de los cerros.
Siguiendo el contorno natural del suelo, la topografía y pendiente del terreno, las
terrazas agrícolas se orientan hacia los valles y cursos de agua de las cuencas
inferiores, hacia donde drenan por medio de un elaborado sistema de acequias,
canales y recolectores mayores conectados entre sí.
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ambiente natural,
Para cumplir con estos propósitos, las terrazas han sido construídas con una
inclinación que varía, fundamentalmente, de acuerdo a la pendiente del terreno
(veáse fotos 1 y 2). Este desnivel hace posible el deslizamiento natural del agua,
a una velocidad que impide su empozamiento y evita que se generen arrastres
del suelo, orientándola, al mismo tiempo, hacia una elaborada red o sistema de
canales, acequias y recolectores mayores de drenaje, que se describe más
adelante.
2. 3. 2. Suelo Cultivable
El contorno del estrato superior de la terraza está constituido por sus bordes
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perimetrales, que forman una especie de "recipiente" que contiene el suelo
laborable. Previa la labranza, se "delimitan" con el azadón o el arado tirado por la
yunta (véase foto 7).
Los bordes, formados del mismo tipo de suelo de las terrazas son, en realidad, de
poca consistencia. Si no se toman las debidas precauciones, pueden
desmoronarse con facilidad. Por ello, en las dos zonas, en las terrazas bien
mantenidas, estos bordes están generalmente "protegidos" por vegetación de
distinto tipo: chilca, cabuya blanca, cabuya negra, paja de páramo, etc., como se
puede ver en las fotos 8 y 9.
2. 3. 4. Sistemas de Drenaje
Para facilitar el drenaje y disminuir el poder erosivo del agua lluvia, las terrazas
disponen de un complejo sistema de drenaje, constituido por canales, acequias
laterales y recolectores mayores conectados entre sí. A éstos nos referimos en
términos generales como drenes. En su descenso por las montañas, este sistema
recoge, sucesivamente, el agua de escorrentía de todas las terrazas, para
depositarla en los lechos de las quebradas o cuencas inferiores de los valles
(véase foto 11).
Para asegurar la limpieza del sistema de drenaje, los bordes de los canales, las
acequias y recolectores se encuentran normalmente protegidos o "empastados"
con vegetación. De esta manera, los drenes se constituyen en pequeños muros de
contención que evitan las destrucción de las terrazas. El cuidado y
mantenimiento periódico de los drenes asegura la permanencia del suelo
agrícola en su lugar y la misma estabilidad del sistema de terrazas a través del
tiempo. Esto lo entienden perfectamente los campesinos de Lanlán-Flores,
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quienes han recurrido a la construcción reciente de un tapial, de
aproximadamente 1.50 metros de altura y más de 50 metros de largo, que sirve
como un muro de protección del canal recolector. Este que, de otra manera,
podría obstruirse por la acumulación de tierra u otro tipo de materiales
arrastrados por los fuertes vientos predominantes en la zona en el período de
post-cosecha.
En efecto, este tapial sirve para interceptar y reducir la velocidad de los vientos
dominantes cerca del suelo, disminuyendo sus efectos destructores, sobre todo,
entre los meses de julio y septiembre. De esta manera, se reducen los efectos de la
erosión eólica y, a la vez, se crean microclimás para los productos que se cultivan
en las terrazas posteriores, como puede observarse en la fotografía 13.
Las terrazas sirven como escenario y de guía para el cultivo de los productos
antes citados. Su uso es relacionado y complementario a la utilización de otras
prácticas culturales para prevenir la erosión o mantener y restituir la fertilidad
del suelo agrícola.
El cultivo de las terrazas en las dos áreas guarda relación directa con la
organización general de la economía andina local y regional. Se basa en el
cultivo paralelo de varios productos, adaptados a distintos pisos altitudinales,
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condiciones climáticas y de suelo; en la explotación -en pequeña escala- de
animales de granja: ovejas, vacas y cerdos, además de la utilización generalizada
del cuy. Requiere, en particular, de:
2. 4. 1. 2. Instrumentos de Labranza
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el arado. Estos son los que mejor se adaptan a las condiciones topográficas del
terreno, la estructura de las terrazas y, por supuesto, a la economía de los
campesinos. De otra parte, son fáciles de construir, o su adquisición no requiere,
por lo tanto, de grandes inversiones de capital. Permiten, además, la realización
de las diversas tareas agrícolas sin desplazar la abundante mano de obra
campesina ni generar la dependencia en los proveedores de maquinaria agrícola
e insumos agropecuarios.
Las tareas de preparación del suelo son generalmente realizadas por el hombre y
la mujer, al tiempo que sus hijos pequeños pueden pastar los chanchos y las
ovejas en la superficie de la terraza, como podemos apreciar en las fotografías
anteriores.
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Ella camina ligeramente delante de la yunta "provocándola" con una ramitas de
alfalfa u otro forraje. La yunta sigue la trayectoria marcada por la mujer. El
hombre, por su parte, conduce la yunta con una vara que le sirve de punta o
garrucha, siguiendo el curso trazado por la mujer, haciendo los surcos rectos; la
presión del hombre con la mano sobre el timón del arado permite alcanzar la
profundidad deseada según el cultivo.
A pesar de esto, debemos anotar que la participación del hombre, la mujer y los
niños en la preparación del suelo de las terrazas anteriormente descritas, expresa,
por una parte, la especialización a nivel familiar y, por otra, la
complementariedad entre los sexos másculino y femenino, entre la edad adulta y
la niñez en la realización de las tareas agrícolas que son comunes en el área rural,
donde los niños constituyen parte importante de la fuerza de trabajo y tienen
pocas oportunidades de educación y recreación.
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distintas fases del ciclo agrícola, como del tamaño mismo del lote cultivado, del
tipo de acceso a los recursos comunales y el grado de vinculación del campesino
al mercado de trabajo y las relaciones salariales en el área.
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describen a continuación:
Por ejemplo, en relación con la tenencia de la tierra y el uso del suelo en los sitios
de terrazas, debemos anotar que la estructura de la propiedad, sobre todo en el
área de Quimiag, revela una notoria concentración del factor más importante de
producción, el suelo agrícola, que se encuentra en manos de pocos propietarios.
Por consiguiente, existe una fuerte presión de los campesinos sobre este recurso.
Lo interesante, sin embargo, es destacar que, a pesar del uso intensivo que hacen
los campesinos del recurso suelo y de la presión demográfica sobre éste, el estado
general de conservación de las terrazas en sus comunidades es mucho mejor que
en las haciendas, donde éstas han sido expuestas a mayor erosión, han caído en
desuso o, simplemente, han sido destruidas por efectos de una mal entendida
mecanización agrícola. Al mismo tiempo, la desintegración de las haciendas -a
las cuales se vinculaban los campesinos del área antes de la expedición de la Ley
de Reforma Agraria- agudiza varios procesos sociales importantes: la migración
de los campesinos fuera de sus comunidades y su proletarización y dependencia
de relaciones salariales, y, en muchos casos, el resquebrajamiento o
desintegración de los mecanismos de control social, y de solidaridad y
reciprocidad comunales.
Cuarto, otro factor para el deterioro de las terrazas en las dos áreas ha sido la
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construcción de carreteras de penetración que atraviesan las distintas
comunidades, para “conectarlas” con los mercados de Riobamba, Ambato,
Baños, El Puyo y otras ciudades.
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carácter ecológico, agro-socio-económico, histórico y cultural de estas formas de
trabajo en pendiente.
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- Con los campesinos se sugiere iniciar y/o profundizar, en el diagnóstico rápido,
la promoción y motivación de la capacitación sobre los agentes, causas y
consecuencias del deterioro y destrucción de los recursos renovables de la zona,
en general, y de las terrazas en particular. Se deberá enfatizar en la necesidad de
prevenir y combatir los distintos tipos de erosión.
- Sugerimos controlar y, de ser posible, eliminar el uso del tractor debido a los
efectos negativos que produce: en el cuerpo de las terrazas, en sus bordes y
canales de drenaje; por ser un factor decisivo para el desplazamiento de la mano
de obra campesina y un generador de dependencia hacia los proveedores de
maquinaria agrícola.
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- En los lugares en donde se encuentran obstruidos, o en proceso de
desaparición, los canales de drenaje, acequias laterales y recolectores mayores, se
deberá proceder a su limpieza y restablecimiento, utilizando el azadón o
cualquier otro instrumento manual apropiado.
- De igual forma, donde las terrazas han sido "cortadas" por la construcción de
caminos y carreteras de penetración a las comunidades, sugerimos que se realice
una prolija limpieza de las cunetas de desagüe de las carreteras que bordean o
cruzan las terrazas.
- Donde no existen éstas, deberán construirse cunetas, cuidando de que las aguas
lluvias sean canalizadas hacia los recolectores principales, evitando su
desbordamiento y, permitiendo, a su vez, la reactivación de la actividad original
del sistema de drenaje de las terrazas.
- En todo caso, se deberá cuidar de que los bordes de las cunetas, acequias y
canales de drenaje, en general, se encuentren protegidos con vegetación tupida.
- Para consolidar los bordes de las terrazas y evitar su desmoronamiento,
sugerimos hacer uso de bloques de cangagua, como puede observarse en LLucud
y algunas comunidades de Lanlán-Flores y Quimiag-Penipe.
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cantidades de energía humana y recursos económicos, sino también de una
adecuada organización político-administrativa del campesinado, para asegurar
la estabilidad, mantenimiento y permanencia de estos trabajos o estructuras “en
pendiente” a través del tiempo.
Los estudios citados, y nuestra propio análisis del sistema aquí descrito, nos
permiten concluir que la extensión, complejidad, estabilidad y permanencia a
través del tiempo de este gigantesco sistema de terrazas en la provincia de
Chimborazo, supone la existencia en la época prehispánica de una sociedad
indígena bastante desarrollada. Revela la existencia de una sociedad y su
persistencia histórica, con una rica tradición cultural, a pesar de las
transformaciones sufridas a lo largo de las épocas prehispánica, colonial y
republicana.
Aquella debió ser una sociedad bien organizada que era poseedora de una
tecnología agrícola, la misma que le permitió no solamente el control de los
problemas de la erosión y la restitución de la fertilidad del suelo sino también el
manejo de patrones de cultivo de acuerdo a los diferentes pisos altitudinales y
climáticos para asegurar variada producción agrícola. Dicha producción
probablemente se encaminó no solo al autoabastecimiento de una creciente
población sino también a la producción de excedentes para el intercambio con
otros grupos poblacionales de la Sierra, Costa y Oriente ecuatorianos, como lo
sugieren algunas fuentes etnohistóricas y estudios arqeológicos realizados acerca
de esta y otras áreas.
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zonas sugeridas en este trabajo es difícil anticipar resultados definitivos y
concluyentes.
• el uso agrícola de las terrazas para entender, en cada una de las comunidades
estudiadas, cuáles son los patrones actuales y potenciales de cultivo, de acuerdo
a los distintos tipos altitudinales y zonas bioecológicas, tratando de establecer
cuáles son las principales técnicas y formás de organización utilizadas en las
distintas fases del ciclo vegetativo de los cultivos predominantes;
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profundidad, la evolución histórico-cultural de los pueblos del área y su relación
con los sistemas ecológicos de las sociedades de altura. Los estudios
arqueológicos deberían complementarse con investigaciones etnohistóricas y
lingüísticas específicas sobre los pueblos que habitaron el área, sus sistemás
agrícolas y las diferentes técnicas y sistemas de manejo, conservación y
utilización del agua y el suelo; los patrones de cultivo; las formas de
organización social del trabajo; los instrumentos de labranza utilizados, etc.
Muchas gracias
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