Está en la página 1de 25

EL TRABAJO “EN PENDIENTE” EN LAS SOCIEDADES INDIGENAS

ANDINAS: SU APLICACION EN LA CONSTRUCCION, USO,


CONSERVACION Y MANTENIMIENTO DE TERRAZAS AGRICOLAS

José Pereira V.

El tema del trabajo “en pendiente” tiene singular actualidad y significación


ecológica, productiva y tecnológica en y para el desarrollo de las sociedades “de
altura”, en distintas partes del mundo. Sin embargo, no cabe duda de que la
concreción histórica, social, política y cultural del trabajo en pendiente es,
particularmente, evidente en las numerosas obras de conservación de suelos,
manejo y uso del agua desarrolladas por las sociedades andinas desde la época
prehispánica. Por este motivo, y como ciudadano de un país andino, el Ecuador,
en este Festival me es especialmente grato poder hablar específicamente sobre
una de las manifestaciones particulares del trabajo en pendiente, en un complejo
de terrazas agrícolas en la Provincia de Chimborazo.

Este complejo forma parte de un enorme sistema de terrazas agrícolas existentes


en los Andes centrales del Ecuador. Como sugerimos al final del presente trabajo,
este sistema de terrazas fue probablemente construido por los Puruháes, cuyos
descendientes lo han conservado, mantenido y utilizado desde entonces hasta la
actualidad. Por lo tanto, considero que esta manifestación concreta de “trabajo en
pendiente” merece describirse y analizarse detenidamente --como un estudio de
caso especial-- no solo por su extensión, vigencia y estado de conservación sino
también por su posible filiación histórica con otros sistemas de terrazas en la
Sierra ecuatoriana y el área andina, y por su similitud tecnólogica y funcional con
otros sistemas de conservación, manejo y utilización de suelos relacionados con
el trabajo en pendiente en otras partes del mundo.

No obstante encontrarse un tanto deteriorado en algunos sitios, este sistema es


actualmente utilizado por los campesinos indígenas de la zona para el cultivo de
productos básicos de subsistencia, intercambio y comercialización. En realidad,
constituye, hasta ahora, uno de los más hermosos ejemplos de transformación
del suelo y remodelamiento artificial del medio ambiente natural en los Andes
ecuatorianos. Su estudio nos permite inferir la existencia --antes de las conquistas
inca y española-- de un pueblo prehispánico muy organizado, cuyo trabajo y
tecnología altamente desarrollados permitieron una agricultura intensiva, gracias
al control de la erosión del suelo agrícola, la restitución de su fertilidad y el
manejo de patrones de cultivo, de acuerdo a los diferentes pisos altitudinales y
climáticos.

1
Espero, pues, que el conocimiento sobre la ubicación, estructura, utilización y
funcionamiento actual del sistema de terrazas agrícolas, en asociación con otras
técnicas y trabajos agrícolas, para la restitución de la fertilidad de los suelos,
constituya tanto una contribución al estudio del trabajo en pendiente como un
aporte al conocimiento de los sistemas tecnológicos campesinos andinos de
conservación de suelos y control de la erosión: hídrica, eólica y mecánica. Su
asociación con materiales, herramientas y artefactos arqueológicos encontrados
en la superficie de las terrazas del área aportará información interesante para la
arqueología e historia de la Sierra central ecuatoriana.

Este trabajo, sin embargo, no pretende ser un estudio histórico ni arqueológico.


Enfoca, de manera específica, los aspectos relacionados con la estructura,
funcionamiento y uso actual de las terrazas agrícolas por parte de los
campesinos, desde una perspectiva ecológica, integrada al análisis del manejo y
conservación de los recursos naturales renovables en el contexto de un Proyecto
de Desarrollo Rural Integral.

Por lo tanto --y más allá de su significación académica en este festival--, espero
que este documento tenga importancia especial para las personas que vinculan
sus acciones a las actividades de desarrollo y conservación de los recursos
naturales renovables del PDRI Quimiag-Penipe ejecutado en la Sierra Central de
nuestro país y para otros proyectos de desarrollo rural en los Andes.

En el corto tiempo disponible, por lo tanto, aspiro poder:

1. Proporcionarles una breve introducción sobre los antecedentes del trabajo en


pendiente en la construcción de terrazas agrícolas prehispánicas en los Andes;

2. Caracterizar el complejo de terrazas del cantón Riobamba, su estructura,


funcionamiento y uso agrícola actual;

3. Ofrecer algunas conclusiones sobre su estado actual de conservación y un


conjunto de recomendaciones y sugerencias técnicas, de carácter general, que
contribuyan a detener el deterioro de las terrazas e incentivar su mantenimiento,
conservación y/o rehabilitación en las comunidades campesinas de la zona.

4. Por último, plantearé la necesidad de profundizar el estudio y análisis del


carácter agro-socio-económico, histórico y cultural del sistema de terrazas de la
zona y sugeriré la necesidad de realizar estudios comparativos de carácter

2
interdisciplinar a nivel regional e interregional entre las sociedades -andinas y
no andinas- de altura del mundo.

1. EL TRABAJO EN PENDIENTE EN LA CONSTRUCCIÓN DE TERRAZAS


AGRICOLAS PREHISPANICAS EN LOS ANDES; ALGUNOS
ANTECEDENTES

Numerosos estudios arqueológicos, etnohistóricos y de carácter etnográfico,


realizados en las últimas décadas, documentan el hecho de que las civilizaciones
indígenas americanas alcanzaron un notable desarrollo antes de la conquista y
colonización española.

Tanto en los "Andes de puna" como en los "Andes de páramo", pero sobre todo
en los primeros, donde "las lomas más altas se caracterizan por una humedad
escasa, una fuerte insolación, y una diurna variación de temperatura que
regularmente producen noches heladas" (cf.Troll 1931; citado por Salomon
1980:55), los pueblos aborígenes perfeccionaron una sofisticada tecnología
agrícola y lograron un alto grado de organización del trabajo productivo, lo cual
les permitió asegurar no solo una producción de subsistencia para una creciente
población sino también para el intercambio y la distribución agrícola y pecuaria a
nivel local y regional.

Entre las técnicas agrícolas desarrolladas por los pueblos indígenas


prehispánicos ecuatorianos merecen especial atención las relacionadas con la
construcción, mantenimiento y utilización de numerosas, no siempre
monumentales, pero no por ello menos importantes, obras para el manejo,
control y uso de los recursos suelo y agua. Estas obras, construidas de acuerdo a
las exigencias y requerimientos de una economía agraria y política, adaptada al
control de distintos pisos altitudinales y zonas bio-climáticas en los "Andes de
paramo", donde "las lomas altas reciben bastante lluvia y muy poca insolación
directa, pero regularmente no hay helada" (Troll 1931, citado por Salomon
1980:55), permitieron a los campesinos disponer de los productos de sus parcelas
durante todo el año.

Por medio de estas obras se combatía la erosión del suelo y se aseguraba la


restitución de su fertilidad, utilizando prácticas conservacionistas relacionadas y
complementarias entre sí, tales como la asociación y rotación de cultivos, el uso
del barbecho, la aplicación de abono orgánico, las prácticas de labranza, el uso de
riego y la construcción de andenes y terrazas agrícolas (Field y Chiriboga, 1983).

3
La utilización-transformación selectiva de los elementos esenciales de esta
tecnología y las formas de organización del trabajo en pendiente desarrolladas en
los períodos pre-inca e inca -adaptados a los cambios impuestos por la sociedad
colonial, el auge de la hacienda y la expansión del mercado- han permitido a los
campesinos de las provincias de Chimborazo, Bolívar y Cañar, y otras de la
Sierra ecuatoriana, mantener en plena vigencia y uso diario importantes sistemas
de terrazas agrícolas.

Estrada (1962:80) menciona los informes preliminares de Saville (1907 y 1910)


sobre la presencia de terrazas agrícolas prehispánicas (1110-1400 d.C.) en el
"Cerro de Hojas, Jaboncillo, Bahía y Manta"; González (1981:57) profundiza en el
estudio de las mencionadas terrazas, "construídas sobre las laderas de estos
cerros", recalcando que "componen un enorme conjunto de gradas cuya
superficie sirve para la labranza agrícola". De igual forma, Collier y Murra
informaron hace ya varias décadas sobre la existencia de terrazas en la provincia
de Loja, en la zona de Saraguro, en varios sitios llamados Carapali (Ayaloma y
LLumli), a una altura de 2.700 metros; y, Guando, en una colina alta, a 3.400
m.s.n.m., cerca de 15 kilómetros al sur de la hacienda Uduzhi. En el primer sitio,
"las cumbres de las montañas tenían terrazas de cultivos y las cerámicas eran de
un tipo tosco y sin decoración". En el segundo, "las entradas hacia el norte y sur
de las cumbres de la colina tenían terrazas y algunas de ellas estaban sostenidas
por piedras. Las terrazas tenían una altura de 1.5 a 3 metros. Los materiales de
cerámica eran muy abundantes y formaban un túmulo en el centro de la colina"
(Collier y Murra 1942:40-41).

Estos autores documentaron, además, lo que consideraban ser terrazas agrícolas


en la provincia de Chimborazo, en las denominadas "escaleras de la Reina", cerca
de Palmira, y en los "churos" de Zula. Según ellos, los constructores de estos
importantes trabajos, probablemente, no serían los Incas, porque "tienen
fachadas de piedra y están construidas concéntricamente", y "sus paredes están
hechas de irregulares rocas apilonadas sin ninguna mezcla". Cañadas (1983:154-
155), por su parte, señala la existencia de terrazas en las comunidades de El
Tambo y Río Silante, en Cañar, y en Bayushi y Chunchi en la provincia de
Chimborazo. Folk (1982), por su parte, habla de terrazas agrícolas en Juncal, una
comunidad campesina indígena perteneciente a la Diócesis de El Tambo en el
Cañar.
El trabajo de este último autor, en particular, nos permite documentar que las
prácticas y formas de organizar el espacio social, político e ideológico en Juncal
se deben a que esta y otras comunidades del área tienen una cultura de irrigación

4
que, por supuesto, guarda estrecha relación con el orden geográfico y la
tradición cultural andina, en la cual las terrazas y el riego tienen una importancia
muy grande.

Además, según Folk, los miles de campos terraceados, cercados por caminos con
paredes de piedra, canales y árboles contrastan notablemente con las terrazas de
las haciendas que los rodean. Estas últimas, en las palabras del mencionado
autor, "sufren continuamente una considerable erosión, especialmente en lo que
tiene que ver con el drenaje, mientras que en la comunidad campesina de Juncal
todo está bajo control, hasta el borde mismo de las gargantas naturales" (Folk
1981: fn: traducción nuestra).

En general, el trabajo de los autores antes mencionados nos permite confirmar


que el desarrollo tecnológico, socio-organizativo y cultural alcanzado por los
varios pueblos prehispánicos ecuatorianos fue notable y se inscribe
necesariamente dentro de la tradición tecnológica y cultural de los pueblos
andinos que formaron parte del imperio Inca.

En el Tahuantinsuyo, cuando los Incas erigían el imperio, la agricultura se


encontraba ya ampliamente desarrollada en el territorio andecosteño.
Numerosos pequeños estados se sustentaban sobre bases esencialmente
agrícolas. Los pueblos construían acueductos para la irrigación y en muchos
puntos se había llegado a adoptar el sistema de andenes para el mejor
aprovechamiento de la tierra (Lara 1974: 214-215).

Pero, indudablemente, una de las preocupaciones fundamentales del imperio


incásico fue la de mejorar la producción, en la medida en que la explotación a los
pueblos conquistados se realizaba por la vía del trabajo. Por esta razón, en cada
región conquistada se hacían, cuando no las había, lo cual era muy raro,
grandes obras de irrigación y construcción de terrazas, al mismo tiempo que eran
habilitados centros de administración colonial, los tambos, los caminos y, por
supuesto, las "Collcas" (Lumbreras 1974: 1974: 199; énfasis nuestro).

Sin embargo, en el Ecuador, como anotan Gondard y López, después de los Incas
"... ni el poder colonial ni los gobiernos republicanos emprendieron grandes
trabajos de infraestructura agrícola..."; de haberlo hecho, estos trabajos "habrían
movilizado una numerosa mano de obra y se los habría realizado en las grandes
propiedades, pero las terrazas están localizadas tanto en los minifundios como
en las haciendas...". (Gondard y López 1983: 137).

5
Estos autores, después de realizar un inventario de las terrazas existentes al
norte del país (en las provincias de Carchi, Imbabura y Pichincha Norte), llegan a
determinar que el conjunto de estas estructuras representa más de 2.500
hectáreas.Destacan que el papel antierosivo de las terrazas "es suficientemente
conocido", y sugieren que éstas fueron construidas -probablemente- en el
período pre-inca y enfatizan que su edificación permitió, de manera especial,

- enfrentar una creciente presión demográfica;

- ampliar el área de cultivo; y,

- facilitar la irrigación de productos agrícolas importantes para la


economía y agricultura de la época (como la coca y el maíz).

De igual forma, Cañadas (1983:154) destaca el hecho de que las terrazas


-asociadas a condiciones climáticas y edáficas favorables- han permitido
extender los cultivos agrícolas inclusive más allá de los límites permitidos para la
agricultura.

2. CARACTERIZACION GENERAL DEL COMPLEJO DE TERRAZAS:


UBICACIÓN, ESTRUCTURA, FUNCIONAMIENTO Y USO AGRICOLA
ACTUAL

2.1. Ubicación

Un análisis preliminar de las fotografías áereas y cartas topográficas de la zona,


el trabajo de campo realizado, el estudio etnohistórico, y el análisis comparativo
del material arqueológico recogido, nos permiten afirmar que el complejo de
terrazas estudiado se encuentra dentro de una extensa área geográfica en la
actual provincia de Chimborazo.

Ocupa las estribaciones interiores de la Cordillera Oriental, entre 1° 36' y 1° 40',


latitud sur; y, los 78° 50' y 78° 62' longitud occidental. Se extiende más allá de los
límites jurisdiccionales del cantón Riobamba e incluye una zona considerable de
las parroquias de Chambo, Quimiag, Licto y Flores.

El documento se refiere, e incluye información, fundamentalmente sobre las dos


áreas que se describen a continuación:

- la primera, incluye algunas comunidades en la jurisdicción del Proyecto de

6
Desarrollo Rural Integral Quimiag-Penipe; la denominamos el área de Quimiag ;

- la segunda, a la que nos referimos con la denominación de Lanlán-Flores, no se


encuentra bajo la cobertura del Proyecto de Desarrollo Rural Integral Quimiag-
Penipe, pero forma parte del mismo sistema. (Cf. Mapa Totográfico del área).

Con seguridad, una investigación aerofotogramétrica y de campo más detenida


del antiguo hábitat de los Puruháes ampliará, notablemente, el número de sitios
con terrazas agrícolas. Sin embargo, nuestro interés fundamental en este trabajo
es establecer las características generales más importantes del sistema de terrazas
en las dos áreas antes mencionadas, describir su funcionamiento actual y estado
general de conservación, con la finalidad de proponer algunas recomendaciones
que contribuyan a detener su deterioro.

2. 2. Características Generales

Las características generales de las terrazas agrícolas existentes en las dos áreas
corresponden a las condiciones de topografía local, suelos y clima de la zona. En
el área de Lanlán-Flores, en particular, se cuentan varios cientos de terraplenes
cuya longitud, ancho y desnivel entre sí varían de acuerdo a la topografía del
terreno.

Cada una de las terrazas cuenta con paredes de tierra, en algunos lugares
reforzadas con bloques de cangahua, que pueden llegar a medir varios metros de
alto. Se extienden a lo largo de kilómetros, atravesando las laderas de los cerros.
Siguiendo el contorno natural del suelo, la topografía y pendiente del terreno, las
terrazas agrícolas se orientan hacia los valles y cursos de agua de las cuencas
inferiores, hacia donde drenan por medio de un elaborado sistema de acequias,
canales y recolectores mayores conectados entre sí.

No obstante cierta variación, las terrazas agrícolas en Quimiag y Lanlán-Flores


tienen una conformación, uso y funcionamiento similares

2. 3. Conformación y Funcionamiento de las Terrazas

Las terrazas en el área de estudio pueden ser descritas como terraplenes


ligeramente inclinados, construidos, a propósito, para modificar la pendiente,
utilizando las laderas de los cerros. Su disposición escalonada permite:

- disminuir la pendiente del terreno, remodelando artificialmente el medio

7
ambiente natural,

- facilitar las labores agrícolas y el trabajo en pendiente, aprovechando al máximo


la superficie cultivable,

- controlar la escorrentía antes de que adquiera velocidad concentración


suficiente para disgregar y arrastrar el suelo agrícola, disminuyendo al mínimo
los efectos de la erosión hídrica; y,

- facilitar el riego, sobre todo en las comunidades campesinas cercanas a


Chambo.

Para cumplir con estos propósitos, las terrazas han sido construídas con una
inclinación que varía, fundamentalmente, de acuerdo a la pendiente del terreno
(veáse fotos 1 y 2). Este desnivel hace posible el deslizamiento natural del agua,
a una velocidad que impide su empozamiento y evita que se generen arrastres
del suelo, orientándola, al mismo tiempo, hacia una elaborada red o sistema de
canales, acequias y recolectores mayores de drenaje, que se describe más
adelante.

2. 3. 1. Morfología de las Terrazas

Tanto en el área de Quimiag como en la de Lanlán-Flores, las terrazas se asientan


sobre un piso de cangahua eólica que constituye su estrato inferior. El estrato
superior, o cuerpo de la terraza, está formado por el suelo cultivable, sus bordes
y canales de drenaje. Estos dos estratos son claramente observables en la mayoría
de las terrazas, sobre todo, donde el sistema ha sido cortado por la apertura de
caminos y carreteras de penetración a las comunidades, como puede apreciarse
en las fotografías 4 y 5.

2. 3. 2. Suelo Cultivable

El suelo cultivable es destinado a las labores agrícolas, pastoreo de animales


(ovejas, cerdos y vacunos), y cuando la amplitud de la terraza lo permite, la
construcción de las viviendas mismas de los campesinos, como se observa en la
fotografía 6.

2. 3. 3. Bordes de Las Terrazas

El contorno del estrato superior de la terraza está constituido por sus bordes

8
perimetrales, que forman una especie de "recipiente" que contiene el suelo
laborable. Previa la labranza, se "delimitan" con el azadón o el arado tirado por la
yunta (véase foto 7).

Los bordes, formados del mismo tipo de suelo de las terrazas son, en realidad, de
poca consistencia. Si no se toman las debidas precauciones, pueden
desmoronarse con facilidad. Por ello, en las dos zonas, en las terrazas bien
mantenidas, estos bordes están generalmente "protegidos" por vegetación de
distinto tipo: chilca, cabuya blanca, cabuya negra, paja de páramo, etc., como se
puede ver en las fotos 8 y 9.

Estas plantas forman barreras vivas que ayudan a "sostener" el suelo de la


superficie de la terraza y facilitan la creación de microclimás para los cultivos
sembrados en la superficie, como se ilustra en la fotografía 8.

En algunas comunidades, para evitar el desprendimiento de los bordes y la parte


superior de las paredes de la terraza, éstos son también "reforzados" con bloques
de cangahua, material que se encuentra en abundancia en el área (véase foto 10).

2. 3. 4. Sistemas de Drenaje

Para facilitar el drenaje y disminuir el poder erosivo del agua lluvia, las terrazas
disponen de un complejo sistema de drenaje, constituido por canales, acequias
laterales y recolectores mayores conectados entre sí. A éstos nos referimos en
términos generales como drenes. En su descenso por las montañas, este sistema
recoge, sucesivamente, el agua de escorrentía de todas las terrazas, para
depositarla en los lechos de las quebradas o cuencas inferiores de los valles
(véase foto 11).

La profundidad de los canales, acequias y recolectores que corren sobre el cauce


de cangahua eólica que sustenta las terrazas varía de acuerdo con la pendiente
del terreno y la profundidad del suelo arable.

Para asegurar la limpieza del sistema de drenaje, los bordes de los canales, las
acequias y recolectores se encuentran normalmente protegidos o "empastados"
con vegetación. De esta manera, los drenes se constituyen en pequeños muros de
contención que evitan las destrucción de las terrazas. El cuidado y
mantenimiento periódico de los drenes asegura la permanencia del suelo
agrícola en su lugar y la misma estabilidad del sistema de terrazas a través del
tiempo. Esto lo entienden perfectamente los campesinos de Lanlán-Flores,

9
quienes han recurrido a la construcción reciente de un tapial, de
aproximadamente 1.50 metros de altura y más de 50 metros de largo, que sirve
como un muro de protección del canal recolector. Este que, de otra manera,
podría obstruirse por la acumulación de tierra u otro tipo de materiales
arrastrados por los fuertes vientos predominantes en la zona en el período de
post-cosecha.

En efecto, este tapial sirve para interceptar y reducir la velocidad de los vientos
dominantes cerca del suelo, disminuyendo sus efectos destructores, sobre todo,
entre los meses de julio y septiembre. De esta manera, se reducen los efectos de la
erosión eólica y, a la vez, se crean microclimás para los productos que se cultivan
en las terrazas posteriores, como puede observarse en la fotografía 13.

2. 4. Uso Agrícola de las Terrazas

En la actualidad, en las terrazas de las áreas descritas, se cultivan tanto productos


de subsistencia como aquellos destinados por los campesinos para el intercambio
a nivel comunal e intercomunal y, en menor escala, para el mercado regional
interno.

En el área de Quimiag, que corresponde esencialmente a la zona de vida


denominada bosque seco Montano-bajo, los cultivos predominantes son: maíz,
fréjol, cucurbitáceas y, además, hortalizas en las comunidades de la zona de
Chambo.

El área de Lanlán-Flores, se ubica en la formación de bosque estepa espinoso


Montano-bajo y su límite inferior es la zona de vida anterior. Aquí, a más de los
productos antes mencionados, se producen los cultivos siguientes: cebada,
papas, arvejas, chochos y quinua.

Las terrazas sirven como escenario y de guía para el cultivo de los productos
antes citados. Su uso es relacionado y complementario a la utilización de otras
prácticas culturales para prevenir la erosión o mantener y restituir la fertilidad
del suelo agrícola.

2. 4. 1. Laboreo del Suelo y Mantenimiento de las Terrazas

El cultivo de las terrazas en las dos áreas guarda relación directa con la
organización general de la economía andina local y regional. Se basa en el
cultivo paralelo de varios productos, adaptados a distintos pisos altitudinales,

10
condiciones climáticas y de suelo; en la explotación -en pequeña escala- de
animales de granja: ovejas, vacas y cerdos, además de la utilización generalizada
del cuy. Requiere, en particular, de:

- una organización adecuada del calendario agrícola, de acuerdo a una lógica de


producción, consumo y distribución campesina coherentes;

- la utilización de instrumentos de labranza apropiados a las condiciones


topográficas del suelo, recursos económicos y culturales del campesino; y,

- una organización del trabajo adaptada a la estructura familiar, doméstica y


comunal campesina.

2. 4. 1. 1. La Organización del Calendario Agrícola

El cultivo de los diversos productos responde no solo a las necesidades del


campesino de minimizar riesgos climáticos y de producción, y a la urgencia de
autoabastecerse. Obedece también a la necesidad de organizar su economía de
acuerdo con una lógica o racionalidad de producción, consumo y circulación
concretas. Esto es, a la importancia de contar con productos para el consumo
familiar y generar excedentes para poder mantener y reproducir las relaciones de
reciprocidad e intercambio dentro y fuera de su comunidad.

No es sorprendente, entonces, que él siembre en una misma unidad de


producción agropecuaria -inclusive en el mismo lote- (terraza en este caso)
distintos tipos de cultivos que, por lo general, se encuentran en fases diferentes
de su ciclo vegetativo. Mientras una parcela, o parte de ella, se encuentra en
barbecho, una segunda puede estar en floración; una tercera, por cosecharse;
mientras otra parte del terreno está aún siendo preparada para una nueva
siembra, como podemos apreciar en la fotografía 14.

Esto requiere no solo la alternación de distintos productos en la chacra, y la


asociación de cultivos cuyo ciclo vegetativo es diferente sino también el
escalonamiento de las siembras y otras labores culturales a lo largo del
calendario agrícola.

2. 4. 1. 2. Instrumentos de Labranza

Con excepción del tractor utilizado en algunas comunidades de Quimiag, los


instrumentos para el cultivo de las terrazas son el espeque, el azadón, la yunta y

11
el arado. Estos son los que mejor se adaptan a las condiciones topográficas del
terreno, la estructura de las terrazas y, por supuesto, a la economía de los
campesinos. De otra parte, son fáciles de construir, o su adquisición no requiere,
por lo tanto, de grandes inversiones de capital. Permiten, además, la realización
de las diversas tareas agrícolas sin desplazar la abundante mano de obra
campesina ni generar la dependencia en los proveedores de maquinaria agrícola
e insumos agropecuarios.

En efecto, el espeque y el azadón permiten sembrar terrenos con pendientes


pronunciadas, suelos irregulares y minifundios, donde con frecuencia no es
posible utilizar la yunta ni el tractor. El azadón es utilizado, además, para
limpiar la sedimentación del suelo agrícola y los materiales que pueden obstruir
los canales de drenaje; para cortar los bloques de cangagua utilizados para el
reforzamiento de las paredes de la terraza. De otro lado, la yunta, es el
instrumento generalizado en las dos áreas, puesto que tiene algunas ventajas.

2. 4. 1. 3. Uso de la Yunta en la Preparación del Suelo

En el área de Lanlán-Flores, la preparación del suelo se inicia con la


"delimitación" o demarcación de la superficie que se va a sembrar, lo cual
contribuye, a su vez, a la consolidación de los bordes perimetrales de la terraza.
Primero se pasa el arado pendiente abajo, comenzando a la altura del borde
protector del canal de drenaje que separa una terraza de otra. Se recorre con el
arado el borde externo de la terraza, hasta la altura o el lugar requerido. Luego
se continúa pendiente arriba hasta el borde interior de la terraza, para finalmente
bajar, de nuevo, pendiente abajo hasta el borde externo, donde se empieza
propiamente a arar la superficie a cultivarse. está secuencia puede ilustrarse en
las fotografías Nº 15, 16, 17.

La arada se realiza, cortando la pendiente, haciendo pasar la yunta una y otra


vez, sobre la superficie de la terraza. Se hace los surcos, lo más recto posibles,
para facilitar la siembra a la profundidad deseada, según el cultivo y el tipo de
suelo. El propósito de arar cortando la pendiente es evitar el desbordamiento del
agua lluvia que produciría el lavado de los nutrientes del suelo y, a la larga, la
destrucción misma de las terrazas.

Las tareas de preparación del suelo son generalmente realizadas por el hombre y
la mujer, al tiempo que sus hijos pequeños pueden pastar los chanchos y las
ovejas en la superficie de la terraza, como podemos apreciar en las fotografías
anteriores.

12
Ella camina ligeramente delante de la yunta "provocándola" con una ramitas de
alfalfa u otro forraje. La yunta sigue la trayectoria marcada por la mujer. El
hombre, por su parte, conduce la yunta con una vara que le sirve de punta o
garrucha, siguiendo el curso trazado por la mujer, haciendo los surcos rectos; la
presión del hombre con la mano sobre el timón del arado permite alcanzar la
profundidad deseada según el cultivo.

2. 4. 1. 4. Uso del Tractor

Como indicamos anteriormente, en algunas comunidades en el área de Quimiag


se utiliza tambien el tractor. Este puede aliviar notablemente el esfuerzo físico, la
energía y el tiempo invertidos por los campesinos en las tareas agrícolas. Sin
embargo, en las actuales condiciones, el tractor no es el instrumento de labranza
más adecuado para el trabajo en pendiente, ni es el más adaptable a la economía
y las formás de organización campesina en las áreas descritas, y menos aún para
la conservación del suelo de sus minifundios.

2. 4. 2. La Organización del Trabajo Agrícola

Un adecuado análisis de la organización social del trabajo para la labranza de las


terrazas -entre los campesinos de la zona- requeriría, necesariamente, de la
observación y explicación detallada de las distintas fases del ciclo productivo de
los cultivos predominantes: preparación del suelo, siembra, deshierbe, aporque,
cosecha y labores posteriores. Está tarea supera los alcances de este trabajo.

A pesar de esto, debemos anotar que la participación del hombre, la mujer y los
niños en la preparación del suelo de las terrazas anteriormente descritas, expresa,
por una parte, la especialización a nivel familiar y, por otra, la
complementariedad entre los sexos másculino y femenino, entre la edad adulta y
la niñez en la realización de las tareas agrícolas que son comunes en el área rural,
donde los niños constituyen parte importante de la fuerza de trabajo y tienen
pocas oportunidades de educación y recreación.

En segundo lugar, la siembra, aporque y cosecha son comúnmente asumidos por


los miembros adultos del grupo familiar, pero, dependiendo de la extensión de
las chacras, la cosecha puede requerir de ayuda extrafamiliar. Esta ayuda se
consigue, utilizando los mecanismos de solidaridad y reciprocidad comunal e
interfamiliar, la minga, el prestamanos, etc. Por supuesto, esto dependerá tanto
de la estructura demográfica del grupo doméstico campesino en sí, durante las

13
distintas fases del ciclo agrícola, como del tamaño mismo del lote cultivado, del
tipo de acceso a los recursos comunales y el grado de vinculación del campesino
al mercado de trabajo y las relaciones salariales en el área.

En síntesis, podemos afirmar que el uso adecuado de las terrazas, la tecnología


utilizada y la organización del trabajo para su cultivo, se inscriben en la tradición
andina de relación, adaptación-transformación: hombre-naturaleza y
contribuyen a una forma de reproducción social y cultural particular, adaptada a
microclimas y ecosistemás particulares en cada zona; una tradición caracterizada
por una racionalidad productiva, una lógica de organización y utilización del
espacio vital, y por formas de ayuda y reciprocidad, en las que encontramos
cambios, degradaciones y nuevas dinámicas impuestas por el desarrollo del
capital, que han transformado en una lógica de resistencia-integración al viejo
ideal norandino de organización (Ramón 1983: 183);

Se trata, de una forma de organización social y cultural tiene como objetivo


primordial asegurar la supervivencia campesina a través del aprovechamiento
máximo del tiempo de trabajo disponible durante el año agrícola,

planificando y coordinando la utilización de los ciclos traslapados de varios


cultivos (lo cual) se hace factible en contextos de "microverticalidad" donde hay
varios pisos ecológicos en proximidad cercana, controlados por el mismo grupo
humano (Durston 1983: 97-98, citando a Golte 1980).

3. CONCLUSIONES SOBRE EL ESTADO DE CONSERVACION DE LAS


TERRAZAS; RECOMENDACIONES PARA DISMINUIR SU DETERIORO E
INCENTIVAR SU CONSERVACION

3. 1. Proceso destrucción y factores que inciden en el deterioro de las terrazas

No podemos afirmar con exactitud desde cuándo se inicia el proceso de deterioro


o destrucción de las terrazas, en las dos áreas en cada una de las comunidades
aquí mencionadas, ni determinar con exactitud cuáles han sido las principales
causas para su destrucción en el pasado. Debemos, sin embargo, recalcar que el
proceso de deterioro aún no se ha detenido. Este deterioro puede observarse
sobre todo, en el desprendimiento de los bordes, la obstrucción de los canales de
drenaje e, inclusive, en el lavado del suelo fértil de su superficie.

Tentativamente, podemos señalar que, en la actualidad, los factores más


importantes para el deterioro de las terrazas de las dos áreas son los que se

14
describen a continuación:

Primero, tenemos aquellos factores atribuibles a la acción de la erosión hídrica,


eólica y mecánica que requieren de un análisis más detenido, pero que rebasa las
posibilidades y objetivos del presente documento.

Segundo, la deforestación constante de la zona, la misma que expone a los suelos


a la acción devastadora de los vientos y la lluvia, sobre todo en terrenos cuya
pendiente supera el 40%. Se puede documentar que esta deforestación no es
accidental sino que coincide, básicamente, con el cambio de patrones de cultivo
en las dos áreas.

Tercero, de otra parte, se observa también que el abandono, deterioro y


destrucción de las terrazas agrícolas no es independiente del uso y manejo de los
recursos disponibles en las dos áreas (tierra, agua, capital, crédito, mano de obra,
etc.). Por supuesto, tampoco es independiente de las relaciones sociales de
producción, en el área, de la vinculación del campesinado con el mercado, y de la
“transferencia” de tecnologías (y fertilizantes, plagicidas y pesticidas) a través de
los programas de desarrollo rural.

Por ejemplo, en relación con la tenencia de la tierra y el uso del suelo en los sitios
de terrazas, debemos anotar que la estructura de la propiedad, sobre todo en el
área de Quimiag, revela una notoria concentración del factor más importante de
producción, el suelo agrícola, que se encuentra en manos de pocos propietarios.
Por consiguiente, existe una fuerte presión de los campesinos sobre este recurso.

Lo interesante, sin embargo, es destacar que, a pesar del uso intensivo que hacen
los campesinos del recurso suelo y de la presión demográfica sobre éste, el estado
general de conservación de las terrazas en sus comunidades es mucho mejor que
en las haciendas, donde éstas han sido expuestas a mayor erosión, han caído en
desuso o, simplemente, han sido destruidas por efectos de una mal entendida
mecanización agrícola. Al mismo tiempo, la desintegración de las haciendas -a
las cuales se vinculaban los campesinos del área antes de la expedición de la Ley
de Reforma Agraria- agudiza varios procesos sociales importantes: la migración
de los campesinos fuera de sus comunidades y su proletarización y dependencia
de relaciones salariales, y, en muchos casos, el resquebrajamiento o
desintegración de los mecanismos de control social, y de solidaridad y
reciprocidad comunales.

Cuarto, otro factor para el deterioro de las terrazas en las dos áreas ha sido la

15
construcción de carreteras de penetración que atraviesan las distintas
comunidades, para “conectarlas” con los mercados de Riobamba, Ambato,
Baños, El Puyo y otras ciudades.

Quinto, indirectamente también han determinado el deterioro de las terrazas, y


actualmente continúa incidiendo en su conservación, el crecimiento demográfico
natural en el agro y el sistema de herencia observado en las comunidades
campesinas. De acuerdo con las reglas de herencia bilateral, todos los herederos
reciben una porción de tierra de ambos padres.

Finalmente, debemos destacar que, aunque existe en el Proyecto de Desarrollo


Rural Integral Quimiag-Penipe una gran preocupación por la conservación de los
recursos naturales renovables, el hecho de haber sobrevalorado la “tecnología
moderna”, y el “paquete tecnológico occidental”, ha hecho que, hasta ahora, aún
no se hayan realizado acciones sistemáticas para garantizar la conservación, o
emprender la rehabilitación de las terrazas en proceso de deterioro.

3. 2. Recomendaciones para disminuir deterioro de las terrazas e incentivar su


conservación

Con la finalidad de incentivar el mantenimiento de estos importantes trabajos en


pendiente, en el contexto de las actividades de conservación de suelos ejecutados
en el Proyecto de Desarrollo Rural Integral Quimiag-Penipe -área de las terrazas
descritas- proponemos algunas recomendaciones que esperamos sean acogidas
críticamente por los técnicos.

Estas recomendaciones se basan en el diagnóstico rápido de los principales


problemás encontrados en relación con el estado general de conservación de las
terrazas en las dos áreas de estudio. Están encaminadas tanto hacia la posibilidad
de contribuir a detener el deterioro de las terrazas aún existentes en el área como
hacia la necesidad de establecer un programa de investigación-acción con los
campesinos con el propósito de asegurar:
- el mantenimiento y conservación de las terrazas aún existentes y en uso en la
actualidad;

- su rehabilitación en las zonas donde se han deteriorado parcialmente, y los


campesinos estén interesados en esta tarea; y,

- la profundización del estudio, reconocimiento, análisis y valoración del

16
carácter ecológico, agro-socio-económico, histórico y cultural de estas formas de
trabajo en pendiente.

De otra parte, al formular estas recomendaciones, reconocemos que el actual


sistema de control y manejo de los recursos suelo y agua en las áreas descritas, se
basa en la utilización, adaptación y transformación de los elementos esenciales
de las tecnologías agrícolas y formas de organización del trabajo desarrolladas en
los períodos pre-inca e inca, cuya validez se ha mantenido -con mayor o menor
continuidad- a través de la Colonia, el auge de la hacienda y la expansión de la
economía de mercado. Por lo tanto, consideramos que:

- El punto de partida para cualquier trabajo de mantenimiento y rehabilitación de


las terrazas estudiadas deberá ser el conocimiento de la experiencia adquirida y
acumulada por los campesinos de las dos áreas, durante siglos. En este sentido,
la implementación de las prácticas agrícolas, por parte de los técnicos, deberá
tender, donde sea posible, al uso y mejoramiento de las tecnologías desarrolladas
por los campesinos para el cultivo y restitución del suelo: asociación y rotación
de cultivos, uso del barbecho, manejo del abono orgánico y abono verde, las
prácticas de labranza, el uso del riego, etc.

- En la organización de los eventos de capacitación, se tendrá que respetar las


formás de organización, las prácticas y tradiciones de intercambio y reciprocidad
(préstamos, mingas comunales, etc.). Sin embargo, se deberá también tener en
cuenta que en las comunidades campesinas más articuladas al mercado,
caracterizadas por una fuerte migración, la organización de la capacidad puede
resultar más difícil que en comunidades menos articuladas a una economía
mercantil. En cualquier caso, la participación femenina jugará un papel
importante y siempre deberá tenerse en cuenta.

- Debemos comprender, como se señala en una publicación de El Correo de la


UNESCO (1980:21) "que si el campesino no se adapta siempre a las nuevas
técnicas de cultivo no es por una desconfianza profunda de la que con mucha
paciencia se le llegaría a librar sino porque sabe muy bien, aunque no lo exprese
siempre con claridad, que ello produciría una grave perturbacion en su
estructura social,... porque, en definitiva, tiene el presentimiento de que una
técnica nueva no es solo una técnica sino la expresión de la sociedad que la
produce".

- La metodología de capacitación a seguirse deberá ser reflexiva y crítica, en cada


una de las actividades que se realicen.

17
- Con los campesinos se sugiere iniciar y/o profundizar, en el diagnóstico rápido,
la promoción y motivación de la capacitación sobre los agentes, causas y
consecuencias del deterioro y destrucción de los recursos renovables de la zona,
en general, y de las terrazas en particular. Se deberá enfatizar en la necesidad de
prevenir y combatir los distintos tipos de erosión.

- Los procesos de motivación y promoción del perfecionamiento y capacitación


deberá tener en cuenta no solo los problemás y soluciones, deberán considerar
también las condiciones sociales de acceso y control real de los campesinos de los
recursos tierra y agua, en especial, además de las relaciones sociales en las cuales
se desenvuelve el proceso productivo, su vinculación con el mercado y la
asistencia técnica disponible.

- De manera especial, deberá considerar el manejo del calendario agrícola, los


instrumentos utilizados en la labranza y la organización social del trabajo para el
cultivo y utilización de las terrazas.

- Dada la estructura actual de la propiedad, en particular la tenencia de la tierra


y del agua, en las dos áreas descritas, el mantenimiento y rehabilitación de los
terrazas deberá priorizar el trabajo en las comunidades campesinas donde estas
estructuras conservacionistas se han mantenido mejor. Luego se podrá proceder
a rehabilitar las terrazas agrícolas más deterioradas en otras comunidades.

- Sugerimos controlar y, de ser posible, eliminar el uso del tractor debido a los
efectos negativos que produce: en el cuerpo de las terrazas, en sus bordes y
canales de drenaje; por ser un factor decisivo para el desplazamiento de la mano
de obra campesina y un generador de dependencia hacia los proveedores de
maquinaria agrícola.

- En las tareas de labranza sobre terrazas, sugerimos continuar utilizando el


azadón y la yunta, por ser los instrumentos que mejor se adecúan a la topografía
del terreno, la estructura de las terrazas en las dos áreas y las necesidades de la
economía y organización del campesino.

- Se recomienda a los técnicos realizar con los campesinos un recorrido


sistemático por los distintos sitios de terrazas. El objetivo será constatar y
evaluar el estado actual de conservación o deterioro de las acequias, canales de
drenaje y bordes, con la finalidad de programar conjuntamente la ejecución de
las tareas de mantenimiento, reparación y restauración de las terrazas.

18
- En los lugares en donde se encuentran obstruidos, o en proceso de
desaparición, los canales de drenaje, acequias laterales y recolectores mayores, se
deberá proceder a su limpieza y restablecimiento, utilizando el azadón o
cualquier otro instrumento manual apropiado.

- Recomendamos observar un cuidado particular en la limpieza de los drenes


laterales que conectan los desniveles entre terrazas, debido al peligro siempre
presente de desprendimiento de sus bordes y destrucción de las paredes de las
terrazas.

- De igual forma, donde las terrazas han sido "cortadas" por la construcción de
caminos y carreteras de penetración a las comunidades, sugerimos que se realice
una prolija limpieza de las cunetas de desagüe de las carreteras que bordean o
cruzan las terrazas.

- Donde no existen éstas, deberán construirse cunetas, cuidando de que las aguas
lluvias sean canalizadas hacia los recolectores principales, evitando su
desbordamiento y, permitiendo, a su vez, la reactivación de la actividad original
del sistema de drenaje de las terrazas.

- En todo caso, se deberá cuidar de que los bordes de las cunetas, acequias y
canales de drenaje, en general, se encuentren protegidos con vegetación tupida.
- Para consolidar los bordes de las terrazas y evitar su desmoronamiento,
sugerimos hacer uso de bloques de cangagua, como puede observarse en LLucud
y algunas comunidades de Lanlán-Flores y Quimiag-Penipe.

- Donde se han levantado paredes o tapiales divisorios de las propiedades sobre


los bordes de las terrazas, obstruyendo los sistemás de drenaje existentes,
sugerimos que se construyan acequias o drenes, con la finalidad de impedir que
el agua de escorrentía arrastre el suelo fértil de la superficie.

- Cuando se construyan terrazas de bancal por medio de un sistema de


formación lenta, dejando que el suelo agrícola erosionado se vaya acumulando
paulatinamente hacia las barreras vivas que se sembrarían con este propósito,
sugerimos que se construyan las acequias o canales de drenaje adecuados, con la
finalidad de asegurar la estabilidad de los bancales así construidos.

- Recomendamos que antes de edificar nuevas terrazas, se tenga presente el


hecho de que su construcción requiere no solo de la inversión de grandes

19
cantidades de energía humana y recursos económicos, sino también de una
adecuada organización político-administrativa del campesinado, para asegurar
la estabilidad, mantenimiento y permanencia de estos trabajos o estructuras “en
pendiente” a través del tiempo.

Queremos recalcar que esta última recomendación tiene como fundamento


nuestra comprensión del proceso de desarrollo histórico, tecnológico y
económico, social y político de las sociedades indígenas andinas ecuatorianas y
de la subregión andina.

Los estudios citados, y nuestra propio análisis del sistema aquí descrito, nos
permiten concluir que la extensión, complejidad, estabilidad y permanencia a
través del tiempo de este gigantesco sistema de terrazas en la provincia de
Chimborazo, supone la existencia en la época prehispánica de una sociedad
indígena bastante desarrollada. Revela la existencia de una sociedad y su
persistencia histórica, con una rica tradición cultural, a pesar de las
transformaciones sufridas a lo largo de las épocas prehispánica, colonial y
republicana.
Aquella debió ser una sociedad bien organizada que era poseedora de una
tecnología agrícola, la misma que le permitió no solamente el control de los
problemas de la erosión y la restitución de la fertilidad del suelo sino también el
manejo de patrones de cultivo de acuerdo a los diferentes pisos altitudinales y
climáticos para asegurar variada producción agrícola. Dicha producción
probablemente se encaminó no solo al autoabastecimiento de una creciente
población sino también a la producción de excedentes para el intercambio con
otros grupos poblacionales de la Sierra, Costa y Oriente ecuatorianos, como lo
sugieren algunas fuentes etnohistóricas y estudios arqeológicos realizados acerca
de esta y otras áreas.

La sociedad que alcanzó este nivel de desarrollo tecnológico, económico, socio-


organizativo y político fue probablemente la del pueblo Puruhá - sucesivamente
invadido por los Incas, en el siglo XV, y por los españoles en el siglo XVI. Así lo
afirman tanto los relatos de los Cronistas, como las Relaciones Geográficas de
Indias y los trabajos de arqueólogos y etnohistoriadores contemporáneos.
Confirman esta tesis los análisis comparativos del material arqueológico de las
terrazas de la zona y de otras zonas de la provincia de Chimborazo. La cerámica
proveniente de la superficie de las terrazas, en varias comunidades, muestra una
clara filiación Puruhá, aunque no se descarta la existencia de alguna influencia
tardía Inca. Pero mientras no se realicen excavaciones arqueológicas más
detenidas y se profundicen los estudios etnohistóricos y documentales de las

20
zonas sugeridas en este trabajo es difícil anticipar resultados definitivos y
concluyentes.

4. LA NECESIDAD DE PROFUNDIZAR EL ESTUDIO DE LOS SISTEMAS


DE TERRAZAS COMO UNA FORMA PARTICULAR DEL TABAJO EN
PENDIENTE EN LAS SOCIEDADES DE ALTURA

En el área estudiada, y con el interés de contribuir a una mejor comprensión


comparativa -a nivel nacional y regional- y a la revaloración adecuada del trabajo
en pendiente en la sociedades de altura, a nuestro juicio, las investigaciones
futuras deberán orientarse a profundizar nuestros conocimientos sobre:

• la extensión total, estructura, morfología y función agrícola actual de las


terrazas, con miras a establecer una tipología de las mismas dentro y fuera del
área del Proyecto de Desarrollo Rural Integral Quimiag-Penipe y de otros
proyectos de desarrollo rural actualmente en ejecución en Ecuador y otros países.

• el uso agrícola de las terrazas para entender, en cada una de las comunidades
estudiadas, cuáles son los patrones actuales y potenciales de cultivo, de acuerdo
a los distintos tipos altitudinales y zonas bioecológicas, tratando de establecer
cuáles son las principales técnicas y formás de organización utilizadas en las
distintas fases del ciclo vegetativo de los cultivos predominantes;

• el potencial de las principales técnicas y prácticas campesinas para el


mantenimiento y restitución de la fertilidad del suelo: asociación y rotación de
cultivos, uso de abono orgánico, utilización de barbecho y abonos verdes, uso del
riego, etc, y otas formas de trabajo en pendiente, en distintos periodos históricos;

• la presencia y utilización de diferentes sistemás de manejo y uso del agua, a


nivel de terrazas individuales y del sistema de terrazas en general. Especial
cuidado deberá merecer el estudio de los sistemás de drenaje superficial y
subterráneo;

• la posible filiación histórico-cultural de sus constructores-usuarios en el país, el


área andina y otras sociedades de altura en el mundo, a nivel de tecnologías,
formás de producción e intercambio formas de organización social del trabajo y
modelos de manejo social y cultural del tiempo (calendario agrícola) y del
espacio;

• los estudios arqueológicos y etnohistóricos para entender, a mayor

21
profundidad, la evolución histórico-cultural de los pueblos del área y su relación
con los sistemas ecológicos de las sociedades de altura. Los estudios
arqueológicos deberían complementarse con investigaciones etnohistóricas y
lingüísticas específicas sobre los pueblos que habitaron el área, sus sistemás
agrícolas y las diferentes técnicas y sistemas de manejo, conservación y
utilización del agua y el suelo; los patrones de cultivo; las formas de
organización social del trabajo; los instrumentos de labranza utilizados, etc.

• Por último, y para concluir, es de esperar que dichos estudios puedan


realizarse cooperativamente y permitan presentar análisis comparativos
detallados para tener una visión sobre el origen histórico, evolución e
importancia económica, social, política y cultural del trabajo “en pendiente” en la
región andina y en otras partes del mundo.

Muchas gracias

BIBLIOGRAFIA

ATHENS, John Stephen


1980 El Proceso Evolutivo de las sociedades campesinas y la
ocupación del período tardío Cara en los Andes Septentrionales
del Ecuador, I.O.A, Otavalo, 1980.

CAÑADAS, Luis
1983 El mapa bioclimático del Ecuador. Mag-Pronareg, Quito, 1983.

COLLIER, Donald y John Murra


1942 Reconocimiento y excavaciones en el Sur Andino del Ecuador.
B.C.E., Cuenca, 1982.

DONKIN, Robin A.
1979 Agricultural Terracing in the Aboriginal New World. Viking Fund
Publications in Anthropology # 56, University of Arizona Press, Tucson,
1979.

DURSTON, John
1983 “Comunidad andina, gestión de recursos y diferenciación social”.
Sobrevivencia Campesina en ecosistemas de altura. VOL. I.

22
Naciones Unidas. Santiago de Chile, 1983, pp. 91-137.

FIELD, Leonard y Manuel Chiriboga


1983 Apuntes para la discusión de tecnologías locales campesinas
(Mimeografiado). CAAP. Septiembre, 1983.

FOLK, Niels
1982 Ecology and Mind in the Andean Irrigation Culture. Soertryk Folk,
Vol. 23. Kpbenhawn, 1982.

FOSTER, Albert B.
1967 Métodos aprobados en conservacíon de suelos. Edit. Trillas, Mexico
1967. pp, 141-147, 184.

GONDARD, Pierre y Freddy López


1983 Inventario Arqueológico preliminar de los Andes Septentrionales
del Ecuador. MAG-PRONAREG-ORSTOM, Quito, 1983.

JIJON Y CAAMAÑO, Jacinto


1945 Antropología Prehispánica del Ecuador; Resumen. La Prensa
Católica, Quito, 1952.

LARA, Jesús
1974 El Tawantinsuyu. Edit. Los Amigos del Libro. La Paz, pp. 214-215.

LARRAIN BARROS, Horacio


1980 Demografía y asentamientos indígenas en la Sierra norte del
Ecuador en el Siglo XVI. Colección Pendoneros, I. O. A. Otavalo 1980.

LUMBRERAS, Luis Guillermo


1974 Los Orígenes de la Civilización en el Perú. Edit. Milla Batres. Lima,
1974.

MORENO, Segundo (Compilador)


1981 Pichincha: Monografía histórica de la región nuclear ecuatoriana.
Consejo Provincial de Pichincha. Quito, 1981.

MyR
1557 La Visita que hizo Diego Méndez e Frai Pedro Rengel (de los
Puruháes encomendados en Juan Padilla). AGI/S Justicia 671: F.242r-

23
257r.

MURRA, John
1946 “The Historic Tribes of Ecuador.” Handbook of South American
Indians. Julian Steward (ed.). Vol. 2. Washington D.C.,The Smithsonian
Institution (Bureau of American Ethnology Bulletin No 143), pp.785-821.

OBEREM, Udo
1976 “El acceso a recursos naturales de diferentes ecologías en la Sierra
Ecuatoriana” Siglo XXI (mimeografiado, 1976).

PEREZ, Aquiles
1969-70 Los Puruháes. Tomos 1 y 2. Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1969-
1970.

SALOMON, Frank
1980 Los Señores étnicos de Quito en la época de los Incas. Serie
Etnohistoria. I.O.A. Otavalo, 1980.

SALVAT
1977 Historia del Arte Ecuatoriano. Tomo I. Salvat Editores, S.A. -Quito,
1997.

TROLL, Carl
1958 Las culturas superiores andinas y el medio geográfico.
Traducido del original alemán por Carlos Nicholson. Lima. Instituto de
Geografía. Facultad de Letras Universidad Mayor de San Marcos (Serie 1.
Monografías y ensayos geográficos, Nº 1).

UNESCO
1980 “Un saber sin escritura”. Artículo tomado de Contribucion al estudio del
medio rural en el marco de las actividades de alfabetización funcional;
análisis preparado por el sector de Educación de la UNESCO. El Correo
de la Unesco, Junio 1980. Año XXXIII.

24
25

También podría gustarte