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Melodrama y Dependencia
Hernán Vidal, University of Minnesota
objetivos galos con el apoyo a los unitarios para derrocar a Rosas. Mackau
cumplió su programa y al hacerlo abandonó a sus aliados para propiciar
ai caudillo. Declaró: 'Francia...no ha considerado a la República Oriental
ni a las tropas bajo el mundo del general Lavalle como sus aliados ; ella ha
visto en ellos nada más que auxiliares que sucesos imprevistos le pusieron a
mano. El resto han sido actos personales de sus agentes." 11 Es decir,
unitarios y románticos fueron rebajados a la categoría de yanaconas
cargadores de bultos para los amos europeos. 32 En los acuerdos firmados
por Rosas el 29 de octubre de 1840 se concedía amnistía a la tropa que había
servido en el ejército unitario, pero se la negaba a los líderes. Los unitarios
perdieron todo crédito ante el resto de la ciudadanía argentina por largo
tiempo. El propio Lavalle sufrió la ignominia de recibir una oferta de
pensión y asilo en Francia por parte de Mackau, oferta que rechazó.
El asunto de la intervención europea armada en el Río de la Plata
alcanzó mayores complicaciones aún. Desde 1841 hasta 1844 Francia e
Inglaterra, ahora aliados, hostilizaron al gobierno de Rosas. No obstante,
para los propósitos de comprender el trasfondo histórico de Amalia esta
exposición basta, pues los sucesos relatados por Mármol se relacionan con
la primera agresión francesa.
Aunque escribe años después de la intervención francesa, Mármol
oculta la experiencia ya consumada y clarificada de su sentido histórico y
del abandono de !os "auxiliares" unitarios y románticos. Insiste en la
justicia de las aspiraciones francesas mencionando sólo dos de sus
demandas--las reparaciones a subditos franceses y la suspensión del
servicio militar para ellos—escamoteando lo referente a garantías
comerciales. 23 Lamenta las iniciativa del almirante Mackau para con-
certar la paz con Rosas y dedica sólo dos cortos párrafos para dar cuenta de
la ínfima consideración que merecieron al francés las fuerzas unitarias. M
Como ideólogo de la burguesía comercial bonaerense, la intención de
Mármol de justificar las relaciones económicas y políticas internacionales
dependentistas toma asi un contorno muy preciso.
No obstante, a pesar del ocultamiento, el problema de la dependencia
se refleja en la disposición melodramática de los elementos ficticios del
mundo representado. La información histórica se integra en la medida en
que sirva de trasfondo para el fundamento literario de la obra> es decir, las
vicisitudes de los romances malogrados de Eduardo Belgrano y Amalia
Sáenz> Daniel Bello y Florencia Dupasquíer. Si nos atenemos a ia con-
catenación de incidentes que causan la catástrofe amorosa, según la
disposición de ellos por parte de Mármol, \eremos el uso melodramático al
que aludimos: Francia inicia el bloqueo de Buenos Aires para forzar la
satisfacción de sus demandas; esta presión provoca la revuelta de siete
provincias contra el gobierno de Rosas; tales noticias, junto con la
campaña de Lavalle, impulsan a Bello a la organización de una conjura
para apoyar al general con una insurrección en el interior de la ciudad de
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los hombres que coartan la libertad y los privilegios fortalece el ánimo para
enfrentarlos cuando la ocasión lo requiers. Para Mármol los que
amenazan son los gauchos, JOS sirvientes, los negros alzados, la pequeña
burguesía de ambiciones arribistas, lo¿ unitarios tránsfugas que se han
sumado a Rosas, la burguesía federalista. Contra ellos se dirige la sátira
grotesca para neutralizar imaginariamente los embates contra la
supremacía de la burguesía librecambista. Denigrándolos en la imagen
histórica que se conserve de ellos esa burguesía busca exorcizar
literariamente a aquellos sectores sociales q;ie pudieran desafiarla. Para
Mármol el rasgo más amenazador de los seres que pueblan los espacios
rosistas es su movilidad social. En Ib novela Rosas marca la aparición de
hombres nuevos en el horizonte social antes copado por familias de rancio
abolengo. Llegan para exigir una porción del poder politico, sociai y
económico. La ocasión en que esta amenaza se presenta con mayor
claridad es el baile del 24 de mayo. Mármol señala con espanto que en el
Palacio de Gobierno, antes dominado por "las personas de esa sociedaa
elegante de Buenos Aires, tan democrática en política y tan aristocrática
entono y maneras"(p. 165), ahora "se veían con excesiva abundancia esas
caras nuevas, esos hombres duros, tiesos y callados que revelan fran-
camente que no se hallan en su centro cuando se encuentran confundidos
en la sociedad a que no pertenecen" {p. 165). En el curso de la celebración
la señora N. t para diversión de Amalia, describe jocosamente una galería
de hombres que habían llegado a ocupar altos cargos y rangos en las
milicias rosistas a partir de su condición de ex-mozos de café, pequeños
comerciantes, peones de teatro, carniceros y pulperos. En contraste con
la finura unitaria, la suavidad rosada de las mejillas de Florencia
Dupasquier, hija de francés, y la eterna "palidez de nácar" de Amalia,
ambas descritas como "céfiros de amor," esos hombres y mujeres resultan
groseros por la atención que se presta a sus características y procesos
corporales. Son ridiculizados por sus pies anchos, sus brazos y manos
gruesas, por "sudar," por sus apetitos pantagruélicos, por las barbas que
exhiben algunas mujeres y por su insaciable fogosidad sexual. 35
Si los espacios rosistas son los de la carne grosera, los espacios
privados son los del espíritu superior al cuerpo. Los espacios de Amalia
son descritos como edén de amor habitado por "dos ángeles sin alas,"
Eduardo y Amalia (p. 251), "adoratorio secreto" (p. 291), y gruta de diosa
(p. 488). Se une la imagen cristiana del paraíso perdido por la intrusión de
la maldad con la de la gruta del cuento de hadas que cobija a una doncella
recluida por un monstruo. La sierpe y los monstruos están alrededor del
refugio espiritual, conspirando para violarlo. Centro y razón simbólica de
los espacios privados es Amalia. "Amalia, repetimos, no era una mujer
sino una diosa" (p. Í28). Como tal, la rotundidad material de su cuerpo es
escamoteada. La corporeidad de Amalia queda en simple esbozo de sus
"ojos entredormidos, su cabello suelto, sus hombros y sus brazos
descubiertos," la "palidez ligerísirna" y el "tenue rosado de su piel." Este
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7 Ver José M. Gallegos Rocafull, El pensamiento mexicano en los siglos XVI y XVII
(Mexico: Centro de Estudios Filosóficos, 1951). Es importante llamar la atención sobre esta
contradicción en el pensamiento romántico por la decidida actitud antiespañola que adoptaron
en su esfuerzo por afirmar un nacionalismo. Es obvio que las denuncias del espíritu colonial
todavía existente en América por la herencia escolástica y monárquica n o cubren aquellas
ideas que justifican una acción imperialista conveniente para los intereses de la burguesía
comercial de Buenos Aires.
8 Esteban Echeverría, "Ojeada Retrospectiva." Dogma socialista (Buenos Aires: W. M.
Jackson, I n c . , I953),pp. 65-66.
9
Rafael Alberto Arrieta, "Vida y Obras de José Mármol." Poesías completas. T o m o I, p .
XIV.
10
Rojas, op. cit., p. 410. comenta sobre El Iniciador, una de las primeras gacetas
publicadas en Montevideo por los románticos, luego agrega: "No es todavía el tipo d;;l
periódico agresivo que vendrá más tarde, y que. con los panfletos de Mármol y Rivera Indarte,
alcanza en la prensa de la expatriación la nota de paroxismo que, después de 1840,los desmanes
de la tiranía inspiraron."
i Arrieta, op. cit., p. X I I .
!2 Lucían W . Pye, "Personal Identity and Political Ideology." Psychoanalysis and
History, Bruce Mazlish, ed. p. 158. La traducción es nuestra. En esta misma obra ver Erik H.
Erikson, "On the Nature of Psycho-Historical Evidence: In Search of Gandhi." De este autor
ver también Young Martin Luther. A Study in Psychoanalysis and History (New York: W. W.
N o r t o n C o . , 1958).
13 Arrieta, op. cit., p . XXXI-XXXIX
u Ibid., p . X X V .
15 Ibid.,p.XXXÏV.
16 Ibid.. p . XXXIII.
n fbid, pp.XV-XVI.
la Aid,, p . X X v n .
19 Echeverría,op. cit., p. 85.
20 Arrieta, op. c(7., p. X X I X .
21 Ibid.. p . LXIV.
22 Ibid.
20 José Abelardo Ramos. "Derquiy El Dr am a de Pa von." Revolución y Contrarrevolución en
la Argentina, p p . 146-151.
24 Arrieta, op. cit., p. XLVIII.
25 Ibid.. p . L.
26
Adolfo Mitre, 'Prólogo y Notas." José Mármol, Amalia (Buenos Aires: Ediciones Estrada,
1944),p.XXXVI-XXXVII.
27 Al usar el término "estilo de funcionamiento" tenemos ¿n mente las investigaciones de la
"psicología del ego." En David Shapiro, Neurotic Styles (New York: Basic Books, Inc.,
Publishers, 1965) se postula la existenica de una "configuración organizadora inicial" que
regula el desarrollo de la personalidad del individuo de manera identificable a través de una
amplitud de actos específicos, modos de pensar y per cibir y modos de experiencia
emocional en general. Esta configuración, condicionada por los aspectos biológicos y psíquicos
individuales y hereditarios, actúa como sistema defensivo organizador de tensiones internas y
externas de la personalidad: "En la medida en que todo estilo representa un sistema
organizador de tensiones, se le puede atribuir aspectos de auto-mantenimiento, es decir, la
capacidad para organizar tensiones agudas de maneras tolerables; bajo condiciones de
especial tensión, estos aspectos de auto-mantenimiento se hacen especialmente visibles." p .
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