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Introducción libro “La Física del Futuro”

Mateo Villavicencio
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Muchas personas a lo largo de los años y desde el principio de los tiempos han
intentado escribir acerca del futuro. Algunos de ellos, como Michio Kaku lo
señala, han formado parte del grupo de “intrusos que predicen el futuro
científico sin tener un conocimiento directo de la ciencia en sí misma”, este
grupo de científicos ha sido desacreditado totalmente puesto que no son
conocedores del tema en el que escriben, a diferencia del autor del libro, quien
afirma con certeza ser un gran conocedor acerca del tema, pues él es un
científico.
Recalca que el libro, a diferencia de otros escritos por él mismo, adopta una
perspectiva mucho más amplia en lo que respecta al futuro, pues analiza
desarrollos tecnológicos de cien años en adelante y que, según su teoría o sus
ideas, determinan el destino toda la humanidad.
Las ideas y más que nada, los adelantos que este libro sugiere no son
inventados, Michio Kaku afirma haber contado con el apoyo de las ideas y
descubrimientos de alrededor de otros 300 científicos que están a la
vanguardia del desarrollo tecnológico mundial. Como tales son los casos
puntuales de Jules Verne y Leonardo da Vinci, quienes al igual que el autor de
este libro contaron con las ideas de otros pensadores de sus épocas.
Para el autor es importante contar con el apoyo de otros científicos que
respalden y/o apoyen sus teorías, pues esto haría al libro mucho más rico a la
hora de hablar de contenidos y asertividad.
Ahora, si bien es cierto que siempre se intentó predecir el futuro, o sea lo que
vendría después, también es cierto que las diferentes ideas postuladas por los
distintos pensadores de cada época tuvieron su contraparte. Por ejemplo,
cuando se estaba llevando a cabo la invención de la nave espacial, el
mismísimo New York Times tachaba de inútiles los esfuerzos de los científicos
por la invención de las naves espaciales pues no creían posible el
desplazamiento en el vacío; sin embrago, los científicos y sus arduos esfuerzos
demostraron a los diarios y a la sociedad que la ciencia todo lo puede. El
humano llegó primero al espacio y luego a la luna. Ahora está en búsqueda de
llegar a otros planetas, la pregunta es ¿qué vendrá después?
Al igual que los intentos de predecir el futuro, el conocimiento acerca de la
naturaleza se ha ido desarrollando desde hace mucho tiempo atrás. El
conocimiento de las leyes de la naturaleza es una gran ventaja para los
humanos de nuestro tiempo, pues antes, sin este vasto conocimiento de las
leyes naturales no se podía llegar a una respuesta totalmente asertiva; y sin
embargo, se desarrollaron un sinnúmero de inventos a los cuales les debemos
la tecnología de hoy en día.
El conocimiento de las cuatro leyes de la naturaleza nos hacen tener esta
ventaja abismal por encima de nuestros antepasados. Esta gran ventaja lo que
hace es permitirnos encontrarnos en una mejor capacidad de distinguir la
dirección en la que irá la ciencia y la tecnología durante el próximo siglo.
Ahora bien, habiendo tanta incertidumbre y tantas contradicciones a las cuales
nos enfrentamos como humanidad el día de hoy, sea el calentamiento global o
la destrucción de la capa de ozono, ¿cómo podemos seguir pensando que en
este libro lograremos adivinar el futuro?
La respuesta para esta pregunta queda ciertamente contestada con las
siguientes 5 razones:
1. El libro, como ya se mencionó antes, se basa en más de 300 testimonios
de científicos del más alto nivel
2. Absolutamente todos os avances científicos mencionados en el libro son
coherentes con las leyes de la física conocidas actualmente
3. La actual posesión de un vasto conocimiento de las cuatro leyes de la
naturaleza
4. Hoy en día ya existen prototipos de los avances científicos mencionados
en el libro
5. Con mucha soberbia, el autor recalca que el libro es escrito por un
“experto”
Entonces, en caso de que las ideas de este libro llegaran a ser asertivas en su
totalidad o en una gran mayoría, ¿cuál sería el desenlace de la humanidad?
Según Kaku, para el 2100, los seres humanos seremos amos de la naturaleza,
al igual que dioses de la mitología, podremos manipular objetos con el poder de
nuestras mentes, poseeremos poderes de telequinesis y mucho más tiempo de
vida, nos moveremos ya no por el suelo, sino que flotaremos por la superficie
de la tierra, etc.
Pues, teniendo todo este poder es imposible pensar en las leyes que regularan
la humanidad, ¿cuáles serían los códigos morales en los cuales nuestra
sociedad estaría basada?, ¿cuál sería la constitución a la cual tendremos que
apegarnos cuando cada ser humano sea casi un Dios?
Por más curioso que suene los científicos apuntan a la creación de una
sociedad que suena utópica. Sin embargo, si ya se han predicho muchas cosas
antes y con todos los avances, ¿cómo o por qué no se han podido llevar a cabo
todas estas suposiciones teniendo tanta capacidad?
Pues bien, el autor apunta al hombre de las cavernas como base para
fundamentar su argumento, pues dice que el hombre de las cavernas es muy
parecido y casi idéntico al hombre actual cuando se trata de elegir o no el
cambiar algo.
Muchas antiguas predicciones apuntaban por ejemplo a la educación
electrónica, entrevistas por video chat, oficinas sin papel, etc. Sin embargo, se
han dado sucesos totalmente contrarios a dichas predicciones, pues el hombre
sigue prefiriendo entrevistar a una persona frente a frente y la educación sigue
siendo en los salones de clase, además, las oficinas están más llenas que
nunca de papeles porque pese a todos los avances tecnológicos que se han
podido ir dando a lo largo de los tiempos, es este paso del hombre por el
mundo lo que no nos deja adoptar totalmente una postura frente a un desarrollo
científico. Pues, como para el hombre de las cavernas era preferible tener al
animal en los brazos que escuchar una historia o relato del mismo, para el
hombre actual es igual, preferimos tener un libro físico que la versión en digital
del mismo. Por eso adquirimos el libro de Michio Kaku de la física del futuro
para llevarlo en las manos y no en la computadora.
Y bueno, para concluir, la pregunta que más llama la atención es la de si el
internet al final del día habrá acabado con el resto de medios de comunicación
y demás, y pues la respuesta está dada ya en al párrafo anterior, el ser
humano duda de los desarrollos científicos, siempre preferirá la seguridad de
tener algo en físico que algo que se puede mandar por hondas espaciales
hasta un satélite de ida y regreso. Y en verdad esta es la salvación, pues la
ciencia es un arma de doble filo, así como nos podría convertir en dioses, nos
otorgará un poder ilimitado, el cual será capaz de aplastar a toda la sociedad y
para esto, ¿cuánto dice el autor que falta? Nada más y nada menos que 100
años.
Opinión personal:
Mi opinión acerca del libro es que suena muy atractivo y llama mucho la
atención el saber qué podrá pasar mañana; sin embargo, no estoy seguro de la
idea de dioses y poderes sobre naturales, prefiero la idea de una sociedad
mejor llevada, con la suficiente tecnología, pero muchos más principios.
La sociedad no se desarrolla en torno a cuánta tecnología tienen, sino a
cuantas personas más esta tecnología envolverá. Porque ¿de qué sirve que de
un lado del muro los humanos sean dioses, si del otro mueren de hambre? A la
final el ser humano se va a tragar todos los inventos y se va a morir de hambre,
pues en la vía y en la competencia tecnológica se presume que se destruirán
una cantidad increíble de bosques, el agua escaseará, las plantas y animales
se extinguirán, y cuando seamos dioses, ¿qué vamos a comer? Enlatados y
jugos hechos en una fábrica de químicos seguramente, bueno, eso para mí no
es un avance tecnológico, por lo que este libro no tiene ningún sentido, al
menos hasta ahora.

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