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Pensamiento Ideológico de la Fe y la

Razón
El encuentro entre la filosofía griega y la religión cristiana fue complejo. Por
un lado algunos filósofos cristianos pretendían conciliar la fe cristiana con la
razón filosófica, mientras que otros proponían una radical separación entre
el ámbito de la revelación y el de la reflexión racional. Los autores griegos y
latinos de la época, por su parte, criticaban y rechazaban de plano a la
nueva religión que introducía conceptos, a sus ojos, absurdos y
escandalosos como la encarnación de Dios. No obstante, la síntesis entre
razón y fe se fue imponiendo gracias a autores como Agustín de Hipona,
aunque la filosofía para los teólogos cristianos estuviera, casi siempre,
supeditada a la verdad de la religión.
El mismo Agustín de Hipona, fuertemente influenciado por el platonismo, es
un ejemplo claro de esta sumisión de la razón a la fe. El autor cristiano
elaboró una teoría del conocimiento para fundamentar su tesis de la
primacía de la fe sobre la razón. Para Agustín existen tres tipos de
conocimientos: el sensible, el racional inferior y el racional superior.
El conocimiento sensible es el grado más bajo de conocimiento ya que
necesita de lo corporal para realizarse, como trata del ámbito material y
mudable no genera ciencia sino solo opinión. El conocimiento racional, en
su vertiente inferior, capta la universalidad de la realidad sensible,
percibiendo patrones y regularidades en el mundo; este tipo de
conocimiento sí puede generar ciencia como las matemáticas pero aún
depende del mundo mutable para actualizarse.
Por último el conocimiento racional superior, también llamado por el de
Hipona sabiduría, es el conocimiento de las verdades inmutables y eternas,
en lenguaje platónico, es el conocimiento de las ideas. Sin embargo,
mientras que las ideas platónicas son autónomas, las verdades necesarias y
eternas de las que habla Agustín están en la mente de Dios. ¿Cómo se
alcanza, pues, la visión de estas verdades en la mente divina? Solo si Dios
concede al alma mortal del hombre la iluminación, ya que la razón por si
misma no se basta para conocer la realidad última, sino que necesita del
concurso de Dios.

Para Agustín no existe una distinción precisa entre fe y razón, toda vez que
existe una sola verdad que nos es revelada por la religión cristiana. La
razón solo es útil para conocer mejor esa verdad y penetrar en ella, pero
Agustín siempre subraya que sin la creencia en los dogmas de la fe no
podríamos adquirir verdadera sabiduría. De aquí su famosa frase  “Cree
para comprender”.

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