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López Matías

Actividad 2 ¿Qué es un alumno?

Para alguien que no pisa una escuela desde que salió de la misma, esta pregunta sólo se puede
abordar sociológica/antropológicamente, y no empíricamente. Si tuviera que dar una
definición de qué es un alumno, primero tengo que ser sincero y decir que cualquier respuesta
que de va a ser un posicionamiento político. Lo siguiente que diría es que la definición tiene
que ser una situada. Un alumno es una persona que está condicionada por distintas
situaciones: familia, estrato social, entorno afectivo inmediato, grupos identitarios, influencias
ideológicas, etc. Por ende, no se puede hablar de “los alumnos” como si fuera un conjunto
homogéneo: la situación cambia según el nivel de riqueza de la familia, la mecánica específica
de cada curso y las relaciones que allí se forman, etc. Dentro de eso, la escuela juega un rol
importante pero no necesariamente el principal.

Muchas veces escuché profesionales y cientistas de la educación lamentarse sobre la mala


calidad de los alumnos. Que “no les importa nada”, que “están en otra”, que “a los alumnos –
por lo menos los de X distrito del conurbano- no les da”. Estas afirmaciones, muchas veces
repetidas hasta la revulsión, son indistintas de la afiliación política del docente que emite esos
juicios, y de su autopercepción como progresista o como liberal. Sin ninguna experiencia
específica en el campo, lo primero que pienso es “¿Y por qué habría de importarles?” Un
alumno no va a la escuela por decisión propia, ni siquiera el más aculturado y creyente en la
santidad de la institución. Como un alumno es, después de todo y a pesar de lo que se diga, un
ser humano con capacidad de razonamiento, lo primero que hace es evaluar a su manera la
pertinencia del producto que está recibiendo. Eso se expresa en la sencilla pregunta ¿Y para
qué sirve esta materia? Entonces, se agrega otra característica: un alumno es una persona que
está evaluando permanentemente a cada docente y a la institución en conjunto, y actúa de
acuerdo al resultado de esa evaluación.

Lo último que quiero decir es que depende de la definición que se de sobre “qué es un
alumno”, deviene una práctica determinada como docente. Un docente que define al alumno
como alguien que “no le importa nada, está en otra y no le da 1” va, seguramente, a tener
ciertas prácticas que tiendan a evitar el desgaste moral y a hacer el menor esfuerzo posible –
después de todo, por definición, un alumno no va a poder procesar algo complejo-, mientras
que una definición contextual y situada fuerza al docente a pensar permanentemente en qué
producto ofrecer al alumno para que sea significativo y haga valer su tiempo y esfuerzo, que
podrían estar siendo gastado en otra cosa. Por lo demás, sería también consciente que las
estrategias se tienen que preparar escuela a escuela, curso a curso y nivel a nivel.

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Desafortunadamente, no hay ninguna exageración polémica en esto. Hay docentes que parecen tener
una misión en demostrar que, incluso en una situación donde es evidente en que a los alumnos si les
importa, en realidad es una excepción y que las cosas son diferentes. Queda en el aire la pregunta sobre
qué producto están ofreciendo para que los alumnos sean tan indiferentes.

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