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A largo de su vida escribió numerosas obras de poesía y narrativa. Su novela Felipe Delgado
(1979) es una obra monumental sobre el sub-mundo de la ciudad de La Paz, pero no fue su
única incursión en la narrativa pues también publicó relatos y novelas cortas en los siguientes
libros: Imágenes paceñas (1979), La Noche (1984), Los cuartos (1985), La piedra imán
(1989), Los papeles de Narciso Lima Achá (1991) y Obras inéditas (1996), las dos últimas
publicadas después de su muerte. Sus libros de poesía son: El escalpelo (1955), Aniversario
de una visión (1960), Visitante profundo (1964), Muerte por el tacto (1967), Recorrer esta
distancia (1973), Bruckner. Las tinieblas (1978), Al pasar un cometa (1982).
Caramba; qué se hará con este don Jaime. Persona tan decente, y el
pobre joven anda botando piojos. Un aparapita es un lujo al lado de él.
... Pero es su culpa. ... Es demasiado irresponsable y hasta abusivo, y a
veces ya parece uno de esos energúmenos y malentretenidos sin Dios
ni ley. Insulta a todo el mundo y pelea con todos, anda vociferando y
desafiando, mete escándalos por aquí y por allá, ... y de repente baja a
la morgue a profanar los cadáveres, ... y se hace ultrajar y pisotear, y
finalmente entra a la botica, rompe los vidrios y lo llevan a la policía,
y todavía se burla del comisiario y le habla en no sé qué idioma, que
nadie entiende, y que seguramente él ha inventado. Y así don Jaime se
hace odiar (La piedra imán 170-2).
Tal vez lo que más llamó la atención, sobre todo a gente joven, fue el
aspecto romántico de su estilo de vida, reflejado en su horario de
trabajo y de vida social: dormir en el día y vivir de noche. Las veladas
nocturnas con Jaime Saenz fueron durante años y hasta el momento
de su muerte, probablemente, un espacio marginal y rebelde de rico
intercambio intelectual. Los famosos "talleres Krupp", la habitación
donde Saenz recibía a sus visitas, se convirtieron en una institución,
donde la edición de revistas literarias, el juego de dados, la música de
Bruckner o de Simeón Roncal, las charlas sobre Milarepa y las
lecturas de poemas fueron la tónica permanente. Hay que decir que el
trato con Saenz era muy exigente. Las relaciones de Saenz con sus
amigos se mezclaron más de una vez con lo maravilloso y lo
tenebroso en experiencias poéticas y mágicas, con resultados no muy
felices. Así nació el mito de Saenz amigo de lo oscuro y de la magia,
el iniciado y el alquimista. En realidad, esta imagen fue creada por la
desconfianza y el temor ante un ser que se negó a participar en la
"normalidad" de una vida que encontraba falsa. Esa vida nocturna era
para él (hombre solo, acompañado únicamente por su tía) no tanto el
espacio de la magia y lo oscuro, sino el espacio de la amistad, de la
creación, de la meditación y la renovación de la confianza en el arte y
en la vida. Un mundo con sus propias leyes y rituales, a veces
complejos y restrictivos, pero un mundo siempre vital y enriquecedor
para los que lo frecuentaban.