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Cristo, se trata de que actúe, con el auxilio del Espíritu, para que llegue a ser lo que
realmente es. En todo caso, no es tanto el esfuerzo del hombre, cuanto la acción de
Dios, que el hombre debe secundar en todo momento mediante la ayuda del Espíritu
Santo y la recepción de los Sacramentos.
Cristo la ayuda concreta del Espíritu para alcanzar la plenitud de su existencia cristiana.
El seguimiento de Cristo
Ese trasvase de la moral al dogma ha sido la causa de que los moralistas apenas se
hayan preocupado de su estudio. De aquí surge la fundamentación sacramental de la
moral cristiana. El origen de la nueva vida se sitúa en el Bautismo. Por este sacramento
se da el paso de la muerte a la vida, de una existencia herida a otra vida nueva que
postula una conducta también nueva.
Señala más bien la raíz que fecunda esa nueva vida, siempre perenne. con exigencias de
alcanzar mayor altura moral.
, parece que el seguimiento de Cristo no tanto postula y exige una imitación, cuanto una
comunión de vida con el Maestro. La comunicación de la vida divina, en virtud de la gracia
santificante recibida en el Bautismo, sitúa al bautizado en un nuevo orden de ser. Como
decíamos más arriba, la separación más profunda en la escala de los seres viene
marcada por la línea del orden sobrenatural trazada por el Bautismo. En virtud de este
sacramento, el cristiano participa en la vida divina de Cristo y se »reviste del hombre
nuevo« .
No se trata, por tanto, de una original actitud interna ante las diversas situaciones de la
vida, sino de un comportamiento que corresponde a un nuevo ser. El hombre está
»divinizado«, según una célebre expresión patrística, lo cual ha sido expuesto con
reiterada frecuencia en la predicación a los fieles. « El que permanece en mí y yo en
él, ese da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada» . Vid y sarmiento constituyen
una unidad biológica.
Esta identificación con Cristo no tiene parejo en otras morales religiosas, a las que no es
ajena la idea de imitar a Dios. «El griego ponía la perfección del hombre en la imitación de
Dios. » De ahí que, queriendo participar de la inmaterialidad del Acto puro, se esforzaba
por sustraerse al mundo de la materia.
Pablo una densidad mucho más grande que la simple imitación de un modelo, tal como se
lo entiende habitualmente. Un modelo de vida, como son los héroes y los filósofos de la
Antigüedad, los grandes personajes de la historia o incluso los modelos publicitarios de
hoy en día, nos deja solos ante el esfuerzo de conseguir conformamos a lo que
admiramos. "Espíritu Santo que nos conforma interiormente a imagen de Cristo y vuelve a
trazar también en nosotros "los sentimientos que están en Cristo Jesús" que nosotros
mismos podemos llevar a ser modelo para otros". Cristo y él.
Es una unión de ser y de vida con Cristo. En San Pablo se encuentran las más variadas
fórmulas de esta nueva condición del hombre bautizado. La teología paulina se centra en
la fórmula "Cristo en mí y yo en Cristo", que es como la clave para entender la mística
cristológica paulina. 165 veces en sus cartas y puede traducirse por "dentro", o sea, Cristo
es aquel dentro del cual vive el cristiano.
Pablo pide al Señor que llene a los fieles de Colosas "de toda sabiduría e inteligencia
espiritual", con el fin de que sepan conducirse "de una manera digna del
Señor, procurando serle gratos en todo dando frutos de toda buena obra" . El sano
realismo del Apóstol pide la rectitud moral del entendimiento como condición de las
buenas obras. El hombre que vive según la razón , no entiende las cosas del espíritu, son
locura para él, y "no puede entenderlas porque hay que juzgarlas espiritualmente". La
rectitud moral cristiana es ininteligible a un sistema de referencia de la pura razón que no
esté iluminada por la fe .
En este contexto, la moral cristiana no es sólo la rectitud del actuar y del pensar, sino "la
doctrina de la cruz que es necedad para los que se pierden" . Pablo encomia la "locura"
de los predicadores y subraya que "la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los
hombres" . El afirma de sí mismo que se "ha hecho loco por Dios" y tan sólo, en atención
a los de Corinto, se muestra "juicioso" . Quien lo posee se coloca en la línea del espíritu.
" De suerte que el que es de Cristo se ha hecho criatura nueva, y lo viejo pasó, se ha
hecho nuevo" . Así se explica que no es la pura razón la que marca la pauta de la acción
cristiana, sino la fe, o sea, ese nuevo juicio moral que caracteriza el bien y el mal, no
desde lo "normal", lo "razonable" y lo "juicioso", sino desde la "inteligencia espiritual", lo
cual supone una nueva axiología. Los valores éticos cristianos, con frecuencia, se oponen
a los que proponen otros sistemas morales. Y, sin embargo, constituyen el norte de la
nueva actitud moral.
Aquí está la clave para entender las exigencias morales rigurosas del cristianismo, tantas
veces disminuidas, y otras veces se exageran las dificultades que entraña su
cumplimiento, como si se tratase de un programa moral imposible de cumplir. Parece
normal que desde la razón humana , parezcan escandalosas las exigencias morales del
mensaje de Jesús. De este modo, la humildad, la pobreza, la castidad, la justicia, el
perdón al enemigo, etc., y, en general, todas las virtudes morales cristianas, juzgadas
desde la sola razón, sin la iluminación de la fe, pueden ser no rectamente entendidas. "
"Los que son según la carne sienten las cosas camales, los que son según el espíritu
La libertad cristiana
En el vértice del pensar y del querer se sitúa la libertad. Por este motivo, la moral
cristiana es esencialmente una moral libre. El actuar ético del cristiano se asienta
en el centro mismo de la libertad. Pero una libertad para "el bien", pues quien obra
el mal es esclavo del pecado .
Todo lo noble es el ideal moral del que cree en Cristo. Cabe decir más, los
cristianos, en cuanto son "elegidos de Dios, santos y amados", deben "revestirse
de entrañas de
misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, longanimidad..." . Conmueve esta
llamada del Apóstol a una piedad que arropa el proceder moral de los sentimientos
más viscerales. Pablo se eleva aún a cumbres inescrutables de identificación con
Cristo.
""Se puede relacionar con el Espíritu todas las exposiciones de S. Espíritu Santo.
De aquí que este grado supremo de moralidad sea asimismo el germen de toda
eticidad que se denomine cristiana.
Dios no forman sino una sola. Las experiencias místicas de Santa Teresa son muy
significativas a este respecto, y las imágenes empleadas por la Santa son
abundantes y atrevidas.
El programa moral del creyente viene, pues, indicado por esa gracia que ha provocado la
"nueva generación" , hasta que manifieste el actuar de Dios. « Parece indicar que se
obtendrá plenamente en la glorificación final Col 3,4».
Es decir, el hombre que vive de la fe no actúa solo, tiene una existencia compartida con
Jesús. Esa identificación con Cristo es la doctrina que expone ampliamente el Apóstol en
el cap. El cristiano lo convierte en quehacer personal cuando es leal a su propia
vocación. Algunos destacarán aspectos de compromiso con el mundo, pues buscan
identificarse con Cristo en el cumplimiento de las tareas seculares.
"Christo" postula una moral de identificación del entero orden creado, conduciendo todas
las cosas a El.
""Los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino en virtud del
designio y gracia divinos y justificados en el Señor Jesús, han sido hechos por el
Bautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y partícipes de la divina
naturaleza, y por lo mismo, realmente santos.
CONCLUSIÓN