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Para ser justo con González, hay que señalar que ha demostrado

Wl interés persistente en la "microhistoria11 d~ lo que ha llamado "~

. rruños11 o localidades, mayor que el dedicado a entidades más grandes.

Para ser justo con González, hay que señalar que ha demostrado
Wl interés persistente en la "microhistoria 11 d~ lo que ha llamado "~
. rruños11 o localidades, mayor que el dedicado a entidades más grandes.

Una de las cuestiones

que quiero tratar aquí es que las regiones son hipótesis

a demostrar y que, cuando escribimos historia regional,

estaríamos tratando de hacer justamente eso, antes que describir

entidades antecedentes.

El concepto de región en su forma más util es, según creo, la


''espacíalízacíón'' de una relación económica2 Una definición
funcional muy simple sería la de un espacio geográfico con una
frontera que lo activa, la cual estaría determinada por el
alcance efectivo de algún sistema cuyas partes interactúan más

Primero, si no establecemos algunas definiciones


teóricas a priori, terminaríamos explicando un fenó"meno social
er.róneo con referencia a las regiones; es decir que si no
sabemos lo que es una región a lo largo del tiempo, será
difícil usar el concepto como factor explicativo en nuestro
análisis.

Finalmente, la regionalidad.
en sí misma es un concepto dinámico cuyo estudio puede

decirnos mucho sobre los tipos fundamentales del cambio social


en espacios definidos, a lo largo del tiempo; si no tenemos un
modelo de lo que comprende una región, ¿cómo nos manejaremos
convincentemente con el cambio, de otra forma que nos sea más
que descriptiva(.

Finalmente, el análisis regional -con su inevitable


énfasis en los elementos económicos, las relaciones espaciales
y cierto tipo de interacciones sociales- puede dejar de lado
otros aspectos importantes de la estructura y el cambio, como
la etnicidad y el conflicto étnico, por ejemplo

El concepto de región esencialmente "espacializa" las relaciones


econom1cas y, ei de clase social, hace globalmente lo
mismo, sustituyendo la metáfora de espacio social (como cuando
hablamos de distancia social, movilidad social, etc.) por
aquella de distancias reales de espacio físico·. Además, los
sistemas regionales y de clases sociales comparten al menos
otras tres características comunes interrelacionadas. Demuestran
diferenciación -es decir, diferencias funcionales entre
sus partes o grupos componentes. Demuestran jerarquía -o sea,
relaciones de poder asimétricas dentro del sistema. En el caso
del sistema de clases, esto es obvio respecto de la distribución
desigual de la riqueza, el status y el poder político,
pero ocurre también en los sistemas regionales, por supuesto,
con referencia a las formas de jerarquías urbanas. Finalmente,
exhiben la característica de la articulación -es decir, cierta
clase de interacción predecible entre los elementos que constituyen
el sistema14.

En las palabras de Caro! A. Smith, "Regional Economic Systems 11 , p.


611
: "Las regiones pueden ser definidas formal o funcionalmente; en el primer

caso, enfatizando la homogeneidad de algún elemento dentro del territorio; en


el último, enfatizando los sistemas de relaciones funcionales dentro de un
sistema territorial integrado". Maree! Bataillon también efectúa la misma
distinción, poniendo un acento especial en la presencia de ciudades o lugares
centrales en las regiones funcionales
En el modelo
olla a presión -car~cterizado por un espacio interno relativamente
complejo y polarizado jerárquicamente- veríamos una
proliferación y complicación de las estructuras internas a
través del tiempo; por ejemplo, en las relaciones señor/campesino,
en la utilización de los créditos, en los arreglos
mercantiles y comerciales, en el rol social de" los grupos
intermediarios y en las relaciones de clase. En el modelo
embudo -caracterizado por un grado relativamente bajo de
polarización espacial interna- estaríamos observando una
simplificación y homogeneización de las relaciones económicas
y sociales internas y una diferenciación concomitantemente más
aguda entre las clases sociales. En otras palabras, estoy
sugiriendo que hay una conexión inversa entre la polarización
espacial y la social o, para decirlo de una manera más de
moda, la complejidad produce complejidad y la simplificidad,
simplicidad.

No obstante,
a lo que apunto es a que la presencia o ausencia de una
actividad exportadora dominante tiene consecuencias espaciales
y sociales interrelacionadas que trabajan sobre América Latinal7

Para una colección generalmente interesante y abarcativa de ensayos


sobre el desarrollo latinoameri~ano del capitalismo agrario en general y de
las economías de exportación en particular, ver Kenneth Duncan e Ian Rutledge
( Eds. ) , ESSAYS ON TI!E DEVELOPMENT OF AGRARIAN CAPITALISM . IN TI!E NINETEENTH
AND TWENTIETH CENTURIES, Gambridge, 1977; muchos de estos ensayos, particularmente
el concluyente de Magnus MOrner, 'tocan aspectos tratados en este
artículo. Las formas _puras sugeridas por la dicotomía olla a presión/embudo
existen sólo en el laboratorio de la mente, obviamente, y -en la prácticalas
situaciones históricas reales no son tan simples como indican los modelos.
Por ejemplo, en el caso de las regiones exportadoras o embudo, las
economías de Subsistencia intra-regional y de comercialización de alimentos
pueden ligarse al sector exportador, comprometiendo entonces al modelo de
embudo "simple". Una instancia de_ esto podría ser el sector de producción
ganadera y de alimentos, esclavista y no esclavista, asociado con la economía azucarera en el Brasil colonial y
del siglo XIX; ver Stuart B. Schwartz,
"Colonial Brazil, c. 1580-1750: Plantations and Peripheries1' y Dauril Alden,
"Lat.e Colonial Brazil, 1750-180811
, ambos en Leslie Bethell (Ed.), THE CAM BRIDGE

HISTORY OF LATIN AMERICA, Gambridge, 1984, vol. 2, pp. 423-500 y 601-


660, respectivamente. Stanley J. Stein, VASSOURAS: A BRAZILIAll COFFEE COUNTY,
1850-1900, Gambridge, Mass., 1957 y Celso Furtado, THE ECONOMIC GROWTH OF
BRAZIL: A SURVEY FROM COLONIAL TO MODERN TIMES, Berkeley, 1965. Por otra
parte, las regiones que son aparentemente instancias del modelo olla a presión
y que parecen experimentar cierto tipo de desarrollo interno, pueden
vincularse débil o indirectamente con las economías dinámicas externas o con
sus sectores económicos. Por ejemplo, la apertura del noroeste mexicano y el
dinamismo de la economía de la minería de plata del oeste de México (orientada
hacia la exportación), parecen tener mucha relación con el desarrollo
económico de la región de Guadalajara a fines del período colonial; ver Van
Youngi HACIENDA AND MARKET, pp. 142-149 y passim

Antes que continúe ilustrando mi hipótesis sobre los tipos


regionales y sus implicancias, necesitamos dar un paso atrás
por un momento hasta el concepto básico de región, en función
de aclarar el supuesto central. Dado que -como he sugerido más
arriba- las regiones se definen adecuadamente por la escala de
cierta clase de sistema interno a las mismas y, dado que las
sociedades humanas se constituyen típicamente con un gran
número de clases diferentes de sistemas mutuamente influyentes,
lcuál es el sistema a elegir para definir las regiones?
Rápidamente, uno puede traer muchos candidatos posibles a la
mente, incluyendo las pautas de la geografía física, la distribución
y el tipo de producción económica, la estructura
política, el intercambio o las relaciones de mercado.

El geógrafo Brian J. L. Berry lo ha


expresado muy claramente:
"Es en el sistema de intercambio, a través del
proceso de distribución, donde aparecen juntas las
ofertas de los productores y las demandas de los
consumí dores. En este sen ti do, 1 as interconexiones
de la red de intercambio son las hebras que mantienen
unida a la sociedad".19
Y que mantienen unidas a las regiones

LaS relaciones mercantiles como el principio central de estructuración de las


regiones son particularmente apropiadas para las sociedades campesinas _Preindustriales,
o sustancialmente pre-industriales, aún donde exiStan formas
importantes de producción no camp.esina. Su adecuación al ~lisi$ r~gional en
las sociedades industrializadas, dohde las relaciones de producción tienden a
adquirir tma posición dominante, ·es aún un problema pendienteo Sobre este
punto, ver Smith, 11Examining Stratification Systems11 , p. 96. Como se verá más
abajo, y COmo es regularmente obvio en un 'nivel empírico, los sistemas de
producción y mercantil son difíciles· de separar en realidad, dado que a
menudo el tipo de produ~ción es ~tec~dente qel tipo de sistema de mercado.
no existen muchas
instancias de región embudo o dendrítica

Lo que uno espera observar en regiones estructuradas a lo


largo de líneas dendríticas de organizac1on interna es una
orientación hacia el exterior con el propósito de comerciar un
solo bien exportable -de allí la metáfora del embudo.

Por supuesto, existe un cuerpo historiográfico enorme sobre estos


ciclos económicos y los efectos sociales y políticos vinculados con las
exportaciones de bienes primarios, incluyendo los estudios de casos y los más
generales, a lo largo de la teoría de la dependencia. Una colección de ensayos
particularmente interesantes, que cubren la mayor parte de América Latina
en el período post-independiente, es el editado por Kenneth Duncan et al~
'citad~ más arriba

la zona exportadora de Morelos han apuntado la tendencia a


la concentración de la propiedad en las áreas azucareras a
través del tiempo, debido a la posibilidad de formación de
economías de escala que ofrecía tal concentración, entre otros
factores24

Sobre la concentración de la tierra y la agresiva expansión de las


hac.iendas azucareras, ver Martin, op. cit.; de la Peña A LEGACY OF PROMISES;
Ward Barrett TI1E SUGAR HACIENDA OF THE MARQUESES DEI VAILE, Minneapolis,
1970; Arturo Warman, WE COME TO OBJECT: TI1E PEASANTS OF MORELOS AND TIIE
NATIONAL STATE, Baltimore, 1981; John Womack, ZAPATA AND THE MEXICAN REVOLU TION,
New York, 1969 y numerosos ensayos que figuran en la compilación de
Cresp~ op. cit.

Patch, "Agrarian Change in Eighteenth-Century Yucatan 11 , passim. Patch


finalmente destaca (pp. 48-49) las causas internas del cambio en la economía
colonial, debidas primariamente al crecimiento de la población, y sugiere que
la economia peninsular se reorientó hacia el exterior sólo con el henequén.
Strickon, 11Hacienda and Plantation in Yucatán", p. 44 señala que los exiguos
ingresos por exportaciones de Yucatán a comienzos del siglo XIX derivaban de
una economía ganadera extensiva, comercializada como carne 'fresca y otros
productos en Cuba. Nancy Farriss, en MAYA SOCIETY UNDER COLONIAL RULE: THE
COLLECTIVE ENTERPRISE OF SURVIVAL, Princeton, 1984, ha descrito las adap~
taciones sociales de la sociedad indígena al régimen económico colonial. Para
algunas comparaciones interesantes con el período colonial temprano de Centro
América, véase Murdo J. MacLeod, SPANISH CENTRAL AMERICA: A SOCIO ECONOMIC
HISTORY, 1520-1750, Berkeley, 1973.

Hacia 1900, cerca del 75 porciento de la


superficie cultivada de Yucatán -según cálculos oficiales- se
dedicaba al cultivo de henequén y, de la mitad a tres cuartos
de la población rural de la península, vivía en las plantaciones
henequeneras29. No es sorprendente que la población
indígena campesina de la región henequera se haya proletarizado
fuertemente y que se hayan debilitado las comunidades
aldeanas. La región parece haber experimentado la distorsión
social y la simplificación de la estructura social que predeciría
el modelo embudo dendrítico30

Citando a Carel A. Smith nuevamente:


" ... debido a que el sistema productivo estaba altamente
concentrado, el sistema de distribución también
lo estaba. Y, debido a que el mercado para el
excedente regional es externo, no hay necesidad de un sistema rural mercantil bien
articulado'' 32

Una
reclasificación y análisis de los datos desarrollados en un
tratado estadístico de mediados del siglo XIX, realizado por
un geógrafo/ estadígrafo, revela un enorme grado de homogeneidad
en la red comercial regional y una jerarqufa urbana achatada,
aproximándose a la disposición de dos grupos que se
esperaría encontrar en tal tipo regional. De los casi veinte
pueblos abarcados en el estudio -cuyos establecimientos comerciales
he clasificado de acuerdo a la simple división en tres
partes de la actividad minorista, servicios y artesanado- un
promedio de dos tercios tenía pequeños establecimientos minoristas,
mientras que el resto poseía los tipos de servicios y
artesanal.

Si el modelo olla a presión/solar


tiene algún valor predictivo para las economías regionales,
esperaríamos ver tres l"asgos de ta 1 es sistemas: 1 ) mercado's
de un tipo muy limitado geográficamente para casi todo, excepto
para los bienes comercializables de valor elevado y poco
volúmen; 2 ) nivelas bajos de exportaciones regionales para
bienes agrícolas y 3 ) un generalizado bajo nivel de intercambio
comercial entre regiones de este tipo, constituyendo un
espacio económico mayor.

La historia,
partiendo del presente, debe arrancar
a las hombres de este, provocar
en ellos aquel distanclamiento creador
que permite sopesar nuestros valores
e imaginar un futuro que no sea simple
y mecanica proyecci6n del mundo
actual. Debe ayudar a sus escribas y a
sus lectores a sostener la mirada ante
nuestro mundo convulsionado, a comprender
lo que esta en juego en el.
a descubrir los peligros que nos acechan,
difundiendo las experlencias, a
veces crearivas, a veces monstruosas,
de los hombres de otros tiempos y de
otros tares. Debe incitar a la cordura
ante los discursos incendiarios de los
cambiantes fanatismos del siglo. Dcbe
buscar un norte, argumentar valores,
sopesando sus consecuencias en situaciones
historlcas concretas.

Par lo tanto, la historia la


regional
y las otrasno
pueden prescindir
de teorias que polemicen entre si,
de problemas de investigaci6n, y de
preguntas que recojan las inquietudes
sociales y morales de los hombres de
hoy.

Un marco espacial
reducido como un pueblo, una
ciudad, una region, se prestan especialmente
para estudiar a la sociedad
como un todo, poniendo en evidencia
las multiples relaciones familiares,
linguisticas, geograficas, econ6micas,
poll ticas, afecuvas, rituales, simb6licas
y men tales que conforman el tejido social
en que los hombres se forman y sabre
el que acruan.

La totalidad
que manejan los h.istoriadores regionales
es aquella que tiene SU origen
en la unidad de la conciencia
bumana.r en el reconocimiento de
que los hombres no actuan mecanicamente,
sino de acuerdo con fines
y vaiores. Para decirlo con las palabras
provocativas de Marc Bloch, en
este sendero se avanza a sabiendas de
que todo fenomeno bistorico es un
fenomeno psicol6gico,6 y que, por lo
tanto, no hay nada en la historia digno
de ser estudiado que no haya radicado
en algun momenta en la conciencia de
los hombres.

De esta noci6n de totalidad se desprende


la regla tan trivial de que
ningun hecho social puede ser comprendido
fuera del contexto en que se
origina. Pero a su vez implica que un
fen6meno particular puede rnanifestar
la to tali dad social.

Por las paginas de este libro


hacen su aparici6n las caidas y recuperaciones
demograficas, las alzas y descensos
de precios, las contraccioncs
y recuperaciones de salaries y rcntas,
pero tambien forrnas originales de solidaridad
familiar como las bcrman dades
(Jrcniches), transformaciones culturales
como los progresos de la allabetizaci6n
y la Reforrna protestantc, y
revueltas carnpesinas y guerras de religion.
As] lo que ernpezo siendo una
aproxirnacion econ6mica a la historia
de la propieclad rural desemboca en lo
social y en lo rcligioso,

Esta historia es ambiciosa de otra


manera y sus fines son otros. Busca
acercarse a lo general a partir de lo
particular, se esfuerza por arrojar una
nueva luz sobre lo nacional a partir
de lo local.

Por lo general, tendernos a pensar que


la desintegraci6n territorial de estos
pueblos fue mas rapida cuando estaban
cerca de los grandes ceruros urbanos,
y que en cambio, las cornuriidades
ubicadas en las zonas rnontafiosas
y apartadas del pais defendieron con
rnejor exito SUS bienes. El libro de
Andres Lira, Comunidades indigenas
frente a la ciudad de Mexico. Tenochtitlan
y Tlatelolco, sus pueblos y barrios,
18121919,
16 nos obliga a replanrear
esta crccncia tan gencralizada.
En el descubrimos que las parcialidades
indias vecinas a la ciudad
de Mexico San
Juan Tenochtitlan y
Santiago Tlatelolcollegaron
al final
del periodo colonial conservando gran
parte de sus tierras,

La vida intrahistorica, dijo Una·


muno, es aquella

vida silenciosa de'rnillones de hombres


sin historia que a todas horas dcl dia
y en todos los paises del globo se
levantan a una orden del sol y van
a sus campos a proseguir la oscura
y silenciosa labor cotidiana y eterna,
esa labor que como las rnadreporas
suboceanicas echa las bases sobre las
que se alzan los islotes de la historia,
Sohre el silencio augusto deciase
apoya y vive el sonido: sobre la inmensa
humanidad silenciosa se Ievantan los
que meten bulla en la historia. 20

intrahist6rica: la historia social,


la etnohistoria, la historia de la
vida cotidiana, la historia de las rnentalidades,
la anrropologia historica, etc.

Dolores Aramoni, Los refugios de


lo sagrado,21 que a partir de los juicios
efectuados a indios zoques acusados
de brujos e id6latras par la Iglesia
colonial, reconstruye el sinuoso camino
de sus creencias cosmol6gicas Iigadas
a la vida agrfcola, desde los tiernpos
prehispanicos hasta el ritual de la
fiesta de la Virgen de Copoya. Su libro
demuestra asi que el rescate de, por lo
mcnos, algunas partes de esta vida silenciosa
es posible.
Los paisajes que pueden pintarse
siguiendo esta brecha son infinitos.
Quienes acepten adentrarse en los papeles
que guardan los pleitos locales,
los asuntos de poca lmportancia y
los chismes aldeanos descubriran a los
hombres que luchan dia tras dia por
sobrevivir sin perder la dignidad, que
se enorgullecen de su campo bien cultivado, de su artesania hermosamente
acabada, de sus guisos sabrosamente
sazonados. Se sorprenderan de las generosas
y tensas redes de ayuda mutua
y de solidaridad que tejen con parientes,
amigos y vecinos, y aun mas de las
grandes leyes de la hospitalidad con el
extranjero, que se han impuesto. (Recuerden
aquella que practican las esquimales
cuando, para salvar la vida
de los que rescatan de las hielos, les
ofrecen sus mujeres para que recuperen
el calor vital). Disfrutaran de la
compafiia de aquellos que se apretujan
en el mercado o en la fiesta por
el simple gusto de estar juntas. Las resistencias
de estos hombres par escapar
al control del Estado y sus esfuerzos
por multiplicar los cargos internos para
evitar la concentraci6n del poder,
no dejaran de hacerles reflexionar sabre
nuestro presente. Las tragedias de
aquellos que se dejan embaucar para
servir de came de canon en las guerras
propias y ajenas, y que sucumben
presas del fanatismo religioso, ernico
o nacionalista las inquietaran sobremanera.
Podran contrastar los gestos
de amor del pasado, codificados por la
sociedad, pero reinventados par cada
pareja, con las propios. Los rituales y
las creencias que permitian abrirse a
las misterios de la vida y enfrentarse
a la muerte, les haran descubrir la indefensi6n
actual de nuestra sociedad
ante el inevitable destino.

Senderos: Historia total, historia regional, intrahistoria


La enseñanza de la historia debe propender por el sano bifronte de toda
explicación, pero sobre todo en mostrar que no hay historiografía sin teoría,
así en determinados momentos se abuse de los modelos explicativos. El
crecimiento de la historiografía y la mejor enseñanza de ésta, debe reconocer
que los denominados hechos del pasado no son más que construcciones
imaginadas de los mismos para atender a respuestas de nuestro presente y futuro. Puede ser cierto que la
historia “matria” de la que nos habla Luis
González arremete contra todas las explicaciones al vapor y privilegia la
comprensión de los actores del terruño, de la comunidad que construye su
propia historia y sus visiones de mundo9 , pero en uno como en otro caso
toda construcción historiográfica es imaginada y está mediada por una
visión personal ya sea narrativa o teórica. Ése es el principio de cualquier
enseñanza básica en la historiografía.

Argumenta Luis Millones que “todas las civilizaciones del mundo tienen una
‘historia’ heroica que permite explicar de manera gloriosa cómo logró encumbrarse
desde sus orígenes”10 , pero por lo general esa historia no es la que corresponde
a los acontecimientos verosímiles que dieron origen a esas sociedades sino
a los relatos que construyeron las castas, elites o gobernantes.
Son los gobernantes exitosos los que ponen en práctica el discurso y el
simbolismo de un pasado glorioso, para legitimar el poder que les han
arrebatado a otros por la fuerza. La enseñanza de la historia no puede
ignorar este devenir en la cultura humana hasta que no se demuestre lo
contrario. “No existe documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie”,
argumentaría Walter Benjamin en sus “Tesis filosóficas sobre la historia” 11 .
A partir de las ideas de civilización y progreso derivan otras concepciones
no menos alienantes como las de desarrollo, evolución, patrimonio cultural,
Tercer Mundo, Occidente, por citar sólo algunas que arrastran “el triunfo del
horror de unas sociedades sobre otras”1

Si bien sólo hasta el 1350 o 1400 el Tawantisuyu se convirtió en el primer


estado imperial de los Andes suramericanos, ya hacia el 700 d. C. le
precedieron los estados de Wari y Tiwanaku en sus intentos de construir
dominios tras-regionales. El estado imperial del Tawantisuyu y su vasta
maquinaria administrativa, desde Pasto en Colombia y el río Maule en
Chile, era la consecuencia de este largo proceso de continuidad histórica 15 .

Luis Millones en su texto Ser indio en el Perú17 .

Dicha atipicidad ha llevado a afirmar a la mayoría de investigadores del


caso Colombiano, entre ellos David Bushnell, Marco Palacios y Frank
Safford20 , que allí se encuentra parte de la explicación a nuestra discontinua
y fragmentada conformación nacional. Por supuesto que hay otro tipo
de variables más importantes que intervienen en la conformación de una
especialidad regional (la organización político-territorial, los mercados, las
dinámicas culturales, entre otras), pero en el caso de Colombia la fragmentación
regional es una variable no despreciable si se tiene en cuenta que
su territorio está cruzado de sur a norte por tres cordilleras. De otro lado,
a las diversas regiones del país les fue difícil alcanzar un apropiado nivel
de integración económica y cultural, porque no tenían un largo proceso de
continuidad histórica alcanzada por un reino o estado centralizador, casos
demostrados de los incas en los Andes suramericanos o de los mexicas en
Centroamérica.

Desde antes de la llegada de los españoles, la topografía dividió a la población


en tres regiones principales. El oriente, el occidente y la costa del Caribe Esta división distingue a Colombia
de otros países latinoamericanos. Por
ejemplo, desde tiempos precolombinos México ha estado dominado por el valle
Central. En épocas más recientes, Santiago, en el valle Central de Chile, y
las ciudades costeras de Caracas en Venezuela, Buenos Aires en Argentina
y Montevideo en Uruguay, consolidaron un poder decisivo en cada una de
esas naciones. En contraste, Colombia no ha tenido ninguna característica
topográfica de tipo centralizador. Históricamente Bogotá ha dominado en
el terreno político enfrentando desafíos y teniendo que compartir el poder
económico con rivales importantes de otras regiones21

La región solar es definida así por Pedro Pérez Herrero: El esquema solar que
fue “creado a la sombra de la teoría económica del lugar central, se caracteriza
por la constitución de un espacio polarizado, con una relativa complejidad en la
jerarquización urbana y en la estructura social y con la presencia de flujos internos.

Ibíd. El esquema de región dendrítica es definido así por Pedro Pérez Herrero:
“Caracterizado por una atrofia de los lazos mercantiles interregionales, una falta de
jerarquización interna urbana –existe una gran ciudad capital administrativa-económica-
cultural–, un alto grado de concentración de la riqueza y una simplificación del
sistema social estratificación, ha sido fundamentalmente por aquellos que siguen de
una u otra forma la teoría de la dependencia... Se trata de un esquema explicativo
que relaciona la comprensión de la articulación interna fundamentalmente con
variables exógenas”.

ahora busca la comprens ión y expl i -


cación del “d o en ir de los hombres en el t iempo

Sin embargo, para llegar a esta proposición prospectiva la ciencia


histórica hubo de engarzarse estrechamente con las otras ciencias del
hombre, y agregar al criterio temporal que siempre manejó —el pasado
\ ese pasado mientras más remoto más his tórico

Cuando, por otra parle, reiv indic amos para la ciencia de la his toria
el derecho de poseer una ventana desde la cual se pueda escrutar el
futuro del hombre, no es que pretendamos convertirla en una ciencia al
servicio de \a futurologia, sino por la carga nonibtética que puedan extraer
las c ienc ias soc iales en general y la propia ciencia históric a en particular,
de la reconstrucción y valoración diacrònica que la historia hace
de los hechos y de los fenómenos del pasado. Por lo demás, en esta
carga nomolé t ica descansa en buena medida la defensa que se puede
hacer de la historia como ciencia, pues son sus registros — los de la historia—
los únicos que podrían permit ir la predicción —aun relativa —
en el desarrollo social, y como se sabe, sin predicción no hay ciencia.

E11 primer lugar, historia regional no puede confundirse c on historia


loc al, aun c uando ambas mantengan una estrec ha relac ión. Mientras
esta última se agola en las localidades y quizá en las parroquias
—de ahí que también se hable ele historia parroquial— la primera aspira
a superar los límites y c riterios de una c omarc a, llegando inc luso a v eces
a rebasar los propios límites ele un país. Desde el punto de vista del
espacio, la región suele asoc iarse a criterios muy disímiles, pues por

igual se contrae a un pequeño valle fluvial, que bien se podría atrapar


en una carta a escala de 1:50, o a una extensa llanura que configuraría lo
que Dol lfus denomina una provincia geográfica, y aun a domin io s espaciales
y humanos mayores. Entendemos, sí, que el criterio espacial de
región sobre el que queremos asentar la noción de región histórica, es
un criterio subnacional. Igualmente es necesario recordar que la práctica
profesional alrededor de la historia local y regional quiere expl icaciones
globales y coherentes, donde se combinen en dialéctica articulación
todos los análisis sectoriales a que hubiera lugar; por lo tanto es
frecuente ver a la historia local rebasar sus propios objetivos y convertirse
prontamente en historia regional. Con lo anterior no se ha pretendido
desvirtuar a la historia local, descarnándola de cualquier intento
de totalización, sino enmarcarla dentro de sus propios límites , es djecir,
local idades y parroquias.

No importa cuán discutible y temeraria


pueda parecer la anterior presunción, lo cierto es que ha provocado
la vuelta hacia una historia de tono menor que, al descender un
poco de la monumental idad de los fenómenos universales y nacionales,
quiere reencontrarse con lo que se recoge en ámbitos temporales y espaciales
más pequeños.
la historia menuda y cotidiana de las local idades, comarcas y regiones
tiene sus “papeles de famil ia, registros parroquiales, libros de
notarios, crónicas de viajes, censos, informes de autoridades locales, periódicos,
tradiciones orales” y otros discretos pero valiosos testimonios
del ayer.

Pero ese desarrollo a su vez ha producido, al menos en


nuestro país, una especie de metropol i tanismo de las ciencias, que entonces
deben mantenerse con frecuencia en torno a los centros urbanos
de primer orden, en donde se han ido concentrando institucional y corporativamente,
fuentes , teoría y práctica en los diferentes ejercicios
profesionales, dejando en cierto modo de lado, en el olvido, la posibi l i dad
regional , provincial y local de acometer investigaciones de cierta
magnitud. Es aquí donde las fuentes regionales y locales adquieren una
singular significación para la reconstrucción histórica.

región natural , región


geográfica, región homogénea o región histórica, para hablar sólo
de algunas de ellas.

Durante los últ i mos


treinta o cuarenta años, a las originales concepciones vidalianas de
espacio e historia humana, se han venido adic ionando problemas de
desarrollo económico o de subdesarrollo, de conformación de polos, de
dominio del espacio por los capitales, de conformac ión de identidades
locales, regionales y nacionales, hasta convertir a la categoría región en
el campo donde deben debatirse no sólo c onc epc iones geográficas, sino
hasta concepciones globales de las ciencias sociales

escuela vidal iana de región,


c omo la llama Yves Lacoste, las loc alidades y las regiones existen
para los historiadores, como también existen las c omarcas y los espacios
nac ionales y supranacionales .

Dollfus “la región históric a nace de un dilatado pasado vivi do


en común por una colectividad que ocupa un territorio, ya que por
varias generaciones los hombres se han guiado por las mismas reglas,
han experimentado las mismas vicisitudes his tóricas. . . , y de ahí el nacimiento
de unas costumbres y, a veces, de una voluntad de vivir colectiva
que da su identidad al grupo de personas que viven en dicho territorio”.

¿qué nivel (escala)


de la real idad espacial y temporal del hombre puede ofrecer me jores
perspectivas y posibi lidades para atrapar totalidades conexas, que
las local idades, comarcas y regiones?

se les suele clasificar en


fuentes escritas (documentos, prensa, memorias, correspondencia, literatura,
etc.), iconografías (gráficas y obras plásticas), testimonio s orales
(grabados o no) y fuentes varias.
Desde el punto de vista de las operaciones que debe cumplir el historiador
con sus fuentes, son bien conocidas todas las precauciones que
desde hace ya mucho t iempo señaló Wi lhem Bauer

Los periódicos y demás publicaciones locales y provinciales , que


en términos genéricos suelen denominarse prensa regional , constituyen
un importante soporte para la investigación histórica de aquella escala.

La prensa local y regional recoge y reseña


con frecuencia aquello s hechos y fenómenos, que por su brevedad,
poca monta, e intrascendencia, no ocupan las páginas de la prensa nacional.
Los periódicos locales y regionales se vinc ulan con frecuencia
con la vida cotidiana de los pueblos y de sus personajes, transmitiendo
así la mejor y más cercana visión de los pequeños fenómenos de la vida
pueblerina y provinciana, en versiones que nunc a o casi nunca podría
recoger la prensa nacional. Y precisamente allí, en esos modestos semanarios
y quincenarios, en esas revistas de pomposo nombre, de las cua les a veces no salen sino uno o dos números, es donde el
historiador regional
debe buscar el pulso de su historia.

El historiador regional y local tiene en las fuentes secundarias


(monografías, ensayos, tesis) y en las fuentes terciarias (enciclopedias,
diccionarios, atlas) un important e nutriente de su trabajo. Esas fuentes
—consultadas antes, después o s imultáneamente con las fuentes primarias—
ayudarán con garantía al investigador en esa monumental tarea
de escudriñar en la historia sectorial (económica, pol ítica, social) y sobre
todo en la de encontrar, descubrir y explicar la combinación y la coherencia
con los que esos distintos factores se expresan en los procesos
histórico-sociales que son objeto de su estudio.

Existen todavía a nivel de las alcaldías y juntas comunales, algunos


archivos dignos de consideración. En general, éstos han sido poco
uti l izados hasta ahora.
Los archivos eclesiásticos son considerados desde el punto de vista
corporativo como archivos privados. Dada su importancia queremos
referirnos a ellos separadamente..

Por úl t imo, los archivos privados constituyen el mejor afluente


para la investigación de historia regional y local. Entre ellos los hay de
partidos políticos, asoc iac iones, grupos económicos y en general de corporaciones,
así como también los hay individuales . Estos últimos, con
frecuenc ia no son otra cosa que una desuniforme masa de papeles viejos,
que sus propietarios han conservado más por interés personal vinculado
a fortunas perdidas o conservadas, o a algún venerable antepasado
que por cualquier otra circunstancia.

Los archivos privados pueden conservar comple t ís imas colecciones


de legajos, expedientes y otros papeles , de naturaleza financiera o
política, o de cualquier otro aspecto. Pueden también ser discretísimos
papeles personales, cuyas consideraciones no trascienden del ámbito
de las famil ias que los han producido, pero en ambos casos tienen el mayor
interés para los historiadores locales y regionales. Conviene destacar
que en el ámbito de los archivos privados sobresalen los que se conservan
de antiguas firmas y fondos mercantiles y las de propietarios de
hatos, plantaciones y haciendas, que todavía esperan una concienzuda
labor por parte de los historiadores.

Cuestiones como la producción y la


reproducción de la vida y para la vida y todas sus complejas consecuencias
(clases sociales, desarrollo social, propiedad, trabajo, etc.), las relaciones
entre la estruc tura económic a de la sociedad y el conjunto superestructura!,
así como su determinación, y la c ausalidad última del movimiento
histórico, son particularidades de los fenómenos y procesos
históricos que pueden ser atendidos únicament e con un método construido
con una c omple ta trama de nociones y c ategorías, que permitan
atrapar esas totalidades.

la investigación regional
que desarrolla la cienc ia histórica es con el propósito de encontrar los
fundamentos que puedan explicar y permitan comprender el pasado
en función de las identidades y realidades regionales y locales, para desde
el las emprender el camino para explic aciones más generales

La primera noc ión que habrá de tenerse presente es que la región


históric a es un produc to, y, a diferenc ia de lo que oc urre con cualquier
otra posibi lidad de conoc imiento regional , en ese producto puede haber
coherenc ia junto con homogeneidad, rasgos que son precisamente
parle de lo que debe descubrir el investigador*. Como quiera que la región
histórica es un produc to, explic ará también el asentamiento de los
núcleos básicos que se hubiesen desarrollado como resultado de los
proc esos humanos que ocurrieron en la región, pero el inv esligador deberá
buscarlos, inducirlos o inferirlos si fuese necesario.

historiador regional está obligado a


desc ubrir y a desc ribir: los límites de la región y sus criterios conceptuales,
el sistema o los sistemas (o subsistemas) internos de cohesión regional
y en general el espac io humano, con lodo lo cual se establece coherencia
y homogeneidad que son los rasgos básicos de la región histórica.

En esa aproximación se precisarán los cambios que


ha acusado la región en función de las actividades económicas desarrolladas
por el hombre, y se obtendrá un primer perfi l global.
Un segundo tópico a considerar por el historiador regional y local
se refiere a los aspectos demográficos, los cuales pueden ser abordados
como estudios de estados y de dinámica de la población. En el primer
caso, el investigador deberá seleccionar o elegir momentos significativos
a lo largo de todo el ámbito temporal de su tema y en cada uno de
ellos estudiará el crecimiento, las migraciones y el comportamiento general
de la población. En conjunto, se examinarán variables como total
de habitantes, densidades de población, distribución geográfica en microregiones
, comarcas y localidades así como en áreas urbanas y rurales,
si fuese necesario; distribución de la población por actividades,
edad, sexo, educación, estructuras familiares y cualesquiera otras variables
a que hubiere lugar.

Las estructuras sociales, producto del desarrollo y de la combinación


dialéctica de los factores económicos y los demográficos, deberán
dar lugar a estudios de clases sociales, sectores de clases, grupos de presión
y de otras manifestaciones de la organización social a escala regional
o local.

Las estructuras institucionales —estado, leyes, corporaciones pro vinciales, distritales y municipale s, escuela y educación,
cultura y ciencia—
tienen que ser abordadas por el historiador local y regional . Aun
las expresiones más subjetivas, aquellas que pudieran llamarse estructuras
mentale s —¿idiosincrasia?— tienen que convertirse en un objeto
y en un tema de averiguación en la búsqueda de las explicaciones globales
a que aspira el historiador.

El primer gran problema que debe enfrentar el investigador es el


de la definición preliminar de sus límites espaciales y temporales.

Para definir el espacio prel iminarmente


podría partir de una selección de azar, intuitiva o típica. En cualquier
caso, se ent iende que esta decisión que toma el investigador, de
pronunciarse por una determinada local idad, comarca o región no está
totalmente desasistida de criterio, pues n v 'h a s debieron ser las consideraciones
que hizo antes de tomar la decisión.

En la etapa de recopilación de datos es muy importante que el investigador


tenga siempre presente los límites que estableció a su tema,
con el fin de no dejarse conducir inconscientemente en una larga, exterior
e inút i l recuperación de datos que de nada servirán a su investigación.
Siempre dentro de los alcances propuestos se deben tomar todos
los datos posibles, no despreciando así ni las más mínimas e insignif i cantes
referencias. En la historia regional y local los croquis, planos,
levantamientos topográficos y mapas tienen una extraordinaria signif i cación.
Si los datos cuantitativos constituyen un universo de consideración,
deben recogerse en cédulas especiales que el investigador diseña
de acuerdo a la naturaleza, organización y complejidad de aquellos dalos.

Cuando el investigador ha concluido la fase de recopilación y ha


realizado los ajustes necesarios en sus hipótesis y planteamientos, debe
proceder al procesamiento de los datos. El procesamiento incluye varias
fases o momentos. Una vez ordenados y clasificados los datos se procede
a la preparación de cuadros y tablas, matrices, series, curvas, gráfi cas, mapas, resúmenes y otros recursos que
constituirán parte de la investigación
misma en la mayoría de los casos o por lo menos serán e lementos
de apoyo. Desde luego que la preparación de estos recursos requiere
un depurado uso de las técnicas especí f icas en cada caso, pero el
producto resultante demostrará la excelencia de la investigación y el
profesional ismo del investigador.
Es como
dialogar sobre el viejo tema de que la historia se
va haciendo y se va construyendo a partir de los
grandes procesos, a partir de las grandes instituciones
y, obviamente, a partir de las grandes figuras,
de los grandes hombres que participan decidiendo
la historia. Cuando la miramos así, y pensamos
que la historia se construye así, es evidente que
tenemos que construir nuestro relato a partir de
esos mismos énfasis: en esos grandes procesos, en
esas instituciones, en esos grandes personajes

No
obstante, existen también otras miradas, algunas que
se mueven por el lado contrario, por consideraciones
de que la historia se construye desde la base y que,
por lo tanto, son todos los hombres, los humildes,
los explotados, los que la configuran y los que la
deciden. Ellos serían los personajes claves. Frente a
ello, no se trata de decir nada en contra o en favor,
muy por el contrario, pero, en el fondo, lo que se
propicia es focalizar las miradas en unos extremos
o en otros, es simplemente privilegiar uno u otro
lado de la medalla: no nos gusta la historia de los
grandes hombres, nos gusta esa otra historia, de base,

Se observan las situaciones en términos de los que


están arriba y los que están abajo y cómo los de
arriba tienen unas connotaciones en su actuar y los
de abajo otras; pero ellos nunca están en posiciones
absolutamente independientes o separados entre
sí; siempre hay formas de comunicaciones o incomunicaciones,
igualmente de variadas tonalidades
e intenciones, siempre en referencias a los otros2

Entiendo y apruebo la idea de que uno puede


efectivamente mirar la historia según el lugar en que
se ubique. Ello siempre significa que lo hacemos en
términos parcializados, focalizando nuestra atención
en algunos actores o en algunos problemas, pero ello
es una cuestión básicamente metodológica. Desde
el punto de vista de las realidades complejas, no podríamos
aislar ni temas, ni problemas ni personajes.

Entiendo y apruebo la idea de que uno puede


efectivamente mirar la historia según el lugar en que
se ubique. Ello siempre significa que lo hacemos en
términos parcializados, focalizando nuestra atención
en algunos actores o en algunos problemas, pero ello
es una cuestión básicamente metodológica. Desde
el punto de vista de las realidades complejas, no podríamos
aislar ni temas, ni problemas ni personajes.

Así, cuando
relacionamos tiempo y espacio, la historia regional
no es sólo un concepto, es más bien, y así debiera
entenderse, una realidad concreta, pero cambiante.
Una realidad que juega en la historia, que tiene
influencia en la historia y que permite también
visualizarla a partir de ciertos caracteres determi nados que efectivamente le dan singularidades de
acuerdo a lo que allí sucede en la transformación
permanente, aunque a veces imperceptible, de un
mundo físico en un paisaje cultural.

por lo tanto, no exclusivamente


desde las ideas de los intelectuales españoles,
o desde los análisis de los expertos en derecho, sino
que igualmente desde la acción de las gentes del
común, de la población indígena, de la población
criolla. De cómo todos ellos, según y desde las
formas en que se van asentando, desde los modos
en que se van relacionando, desde el mestizaje que
va surgiendo, van conformando paisajes que tienen
que ver con el escenario en donde esas relaciones se
van produciendo, un escenario físico concreto, real y cotidiano, en donde se juega la sobrevivencia y
en donde se dan las adecuaciones a las imposiciones
que se reciben desde el exterior.

Frente a esa
visión que se instala desde España sobre América,
se puede seguir igualmente el camino inverso y se
puede visualizar de qué maneras, y cómo a partir de
la misma América Latina se va construyendo una
historia que es propia, pero que no necesariamente
se trata de la historia que pensamos idealizada y
generalizadamente, sino que corresponde a una
realidad tan concreta como lo son todas las otras
historias que conocemos a ese nivel.

América Latina es mucho más que un concepto,


porque efectivamente lo que sucede acá y las formas
de construcción de la historia se constituyen a partir
de espacios regionales, de paisajes productivos específicos,
obviamente de las características geomorfológicas
del territorio, de sus recursos naturales,
etc. No ha sido lo mismo, todavía no lo es, el vivir
en zonas andinas, que en valles, que en plantaciones
tropicales o en todo aquello que significa pampas
cerealísticas, etc. Todo ello se va construyendo en
una perfecta concatenación de una serie de situaciones,
en la cual, para no contradecirme con lo dicho
anteriormente, no podemos prescindir también de
las leyes españolas, de los españoles, de sus autoridades.
Lo importante es descubrir el juego tensional,
siempre muy fuerte, entre un espíritu centralizador
del sistema europeo y, por otra parte, una realidad
concreta, americana, descentralizadora del mismo
sistema.

Juan Carlos Garavaglia, Carlos Sempat Assadourian, Enrique Tandeter, Juan Carlos
Chiaramonte, el mismo Marcello Carmagnani, que
efectivamente pusieron la atención mucho más en
lo que sucedía al interior propiamente tal de los
paisajes latinoamericanos que en los conceptos
generales o universales de capitalismo y feudalismo.

Qué es la historia regional hoy en día? La


historia regional no es historia local, ni desde sus
significados ni desde sus aproximaciones metodológicas.
Definitivamente, tampoco es microhistoria.

Las regiones, por características


históricas, no son espacios detenidos en
el tiempo, están transformándose, no sólo desde lo
político, sino también en sus olores, sus colores, las
vestimentas, los modos, las costumbres de su gente

El problema de las identidades no son


sólo los simbolismos o las formas de pensar más
o menos comunes, sino también la relación de los
individuos con su medio, ya que es a partir de ello
que se pueden observar el cómo devienen ciertas
diferenciaciones respecto a otros individuos que se
están identificando a sus otros propios medios de
manera también particular y diferente
Microhistoria

Desde el punto de vista espacial, el estudio


histórico de un pueblo (Historia Local), de una provincia, departamento o
región (Historia Regional), aporta visiones muy valiosas desde lo
microhistórico para el análisis de las estructuras de una sociedad. Lo importante
es la “Historia conectada” e Historia comparativa con otros estudios de Historia
local o microhistoria en sus diversas dimensiones. El estudio profundo de un
pueblo determinado, nos lleva a conocer en forma inductiva los rasgos
históricos más característicos de una gran región y de una nación

mundial. Según el Maestro


González, quien desde México señaló la importancia de la Microhistoria, el
marco espacial debe ser local, aldeano o pueblerino. Las fuentes primarias
deben ser estudiadas en los archivos de los pueblos y en la tradición oral de sus
gentes. En el año 1971 este historiador propuso la microhistoria para los
estudios de la historia local o de la que llamó la Historia matria. La historia de
los pueblos, de los municipios; la historia de la patria chica, parroquia,
municipio y tierra de nuestras querencias. La patria chica, cuyo terruño es
dueño de un espacio corto y un tiempo largo. La historia de los lugares de poca amplitud
espacial, pero de tiempo largo; una historia local cuya metodología
está muy relacionada con la antropología y la etnología.

La microhistoria local, dice el Maestro Luis González (1968), “indaga


los avatares de un terruño desde su fundación hasta el presente. Pregunta por los
sucesivos actores y acciones de la minicomunidad. Toma muy en serio la
geografía, los modos de producción y los frutos del municipio. Le da mucha
importancia a los lazos de parentesco y demás aspectos de la organización
social. Destaca los valores culturales de los distintos tiempos. Se asoma a la
vida del pequeño mundo a través de multitud de reliquias y testimonios”.

La microhistoria y el tiempo corto. Otros estudios microhistóricos se


han realizado a través del análisis del tiempo corto. Los estudios con un corte
transversal histórico en un día en la historia: un ejemplo nos lo señala la “Toma
de la Bastilla”, el 14 de julio de 1789, que es el “Día nacional de Francia”, que
significó la primera intervención directa de las masas populares en el curso de
la Revolución Francesa, que culminó con el asalto a la fortaleza de La Bastilla y
la victoria de los revolucionarios. La toma de la Bastilla desencadenó la
revolución municipal y campesina en las provincias y la iniciación de la
Revolución Francesa.

Otro tipo de microhistoria está relacionado con el reflejo de la mentalidad


colectiva en un personaje, como lo estudia el historiador italiano Carlo
Ginzburg (1976) en su obra El queso y los gusanos. El cosmos según un
molinero del siglo XVI.

Fuentes
Son muy variadas, especialmente, las fuentes documentales primarias sobre la
vida y las instituciones locales y regionales. Los documentos locales se
encuentran en las bibliotecas, las hemerotecas y los Archivos. En los Archivos
municipales encontramos las actas del cabildo o concejo municipal, acuerdos,
decretos municipales, informes de las autoridades locales, correspondencia y
documentos diversos sobre la vida del municipio. Son importantes los
documentos de los Archivos parroquiales, los registros parroquiales, en los
cuales se encuentran no solamente los libros de nacimientos, defunciones y
matrimonios, sino también los informes de los curas párrocos a las autoridades
eclesiásticas y la correspondencia. Los documentos notariales, los documentos
en los archivos de los colegios y escuelas y de las diversas instituciones
públicas y privadas del municipio; asimismo, los documentos de los archivos
privados. Son fundamentales los papeles de familia, en los Archivos privados,
las crónicas de viajes, los censos de población, aspectos demográficos y los
documentos económicos de producción, comercio, finanzas y demás aspectos
económicos y sociales de los municipios. Es necesario revisar y hacer
investigación documental en los Archivos Departamentales y en el Archivo
General de la Nación. Asimismo, en los Archivos diocesanos o arquidiocesanos
y de las comunidades religiosas en donde se encuentran numerosos documentos
históricos de los pueblos.
Una fuente histórica de gran importancia en la microhistoria local son
los periódicos y las “Tradiciones orales”, siguiendo los métodos de la Historia
Oral. Son de especial análisis las memorias, la literatura y las fuentes
iconográficas (fotografías, obras plásticas), testimonios orales (grabados o de
fuente oral), los monumentos y los sitios históricos. Las obras arquitectónicas,
las pinturas, esculturas, grabados, etcétera. Interesa la historia menuda, el
acontecer cotidiano y diversos aspectos de la vida de los pueblos. Estos
documentos deben ser llevados a crítica externa e interna de los documentos, de
acuerdo con las pautas heurísticas y posteriormente a las siguientes etapas de la
investigación: clasificación y sistematización de documentos, hermenéutica o
interpretación histórica, análisis crítico y síntesis histórica con la correlación en
Historia conectada con la región, la nación, la historia continental y el mundo

La idea general es presentar la Historia local conectada en relación con la


Historia del Mundo. (Cf. Luis González et al, 1986)

Para un estudio de lo local, la Historiografía plantea la necesidad de la Microhistoria


o Historia regional. La microhistoria está relacionada muy directamente
con la “región histórica”, entendida como un área con un espacio geográfico
muy definido, cuyas gentes tienen características históricas comunes producto
de la lenta gestación y fraguado de vínculos económicos y socioculturales entre
los paisajes humanos, y del predominio e influencia de una ciudad que actúa
como centro jerarquizante: una región nodal aglutinada durante un período de
larga duración

En la Historiografía regional se relaciona lo geográfico con los procesos históricos. La


región es un proceso que
se remonta en el tiempo; ella es producto de la cultura humana. Los pueblos
hacen las regiones. Ahora hay un interés historiográfico por los estudios de
Historia local y regional.

Tito Livio (64 a.C. - 17 d.C.), Historia de Roma


Cayo Cornelio Tácito (55-120 d.C.), natural
de Roma, autor de las obras Anales y las Historias

En el Renacimiento, la Historiografía fue antropocéntrica, con


tendencias hacia el Humanismo, el Nacionalismo v la Reforma, y con una
actitud crítica ante el mundo medieval, teocéntrico y tradicional. Se dio especial
importancia a la Historia política de las ciudades y de los nacientes Estados
Nacionales. Con las obras de Nicolás Maquiavelo, La Historia de Florencia y
El Príncipe; y con los estudios de Francisco Guicciardini, sobre la Historia de
Italia.

En lo microhistórico se interesó por el estudio


biográfico de los grandes hombres que forjaron la nacionalidad; centralizó su
interés por la Historia política y militar y en la descripción minuciosa de los
actos heroicos.

La Historiografía Científica fue la escuela predominante de la segunda


mitad del siglo XIX, cuando se generalizaron las ideas positivistas de la
rigurosidad en el método científico. La Historia es una ciencia con un método
científico histórico, basado en fuentes documentales primarias y con los
procedimientos científicos muy propios de las Ciencias Humanas.

Droysen opina que lo históricamente


importante no son los actos de voluntad individuales, sino el impulso actuante
en todos ellos, lo cual indica que para la Historia lo relevante son las acciones y
no las intenciones.

Henri Pirenne …la Historia es la evolución de la sociedad humana en el espacio y en el


tiempo.
Esa evolución es el resultado de billones de actos individuales. Pero mientras
éstos sean exclusivamente individuales no pertenecen al dominio de la Historia,
la que solamente debe tenerlos en cuenta cuando estén relacionados con
movimiento colectivos o hayan influido sobre la colectividad.

Según el historiador Henri Lefebvre cualquier “trabajo de conjunto debe


apoyarse en el mayor número posible de monografías terrúñicas y regionales”.
El historiador Lucien Fevre escribió sobre la Historia regional: “Nunca he
conocido, y aún no conozco, más que un medio para comprender bien, para
situar bien la historia grande. Este medio consiste en poseer a fondo, en todo su
desarrollo, la historia de una región”.

la Historia Local está relacionado con la vida


cotidiana de los pueblos, en la cual se encuentra lo más auténtico de su
identidad local y autenticidad. La vida cotidiana es la vida de todo hombre y del
acaecer diario de los pueblos; es la vida diaria, privada o colectiva del común de
las gentes; es la vida de las familias en el interior de sus hogares; es la vida
diaria de los pueblos en su acontecer cotidiano; es la investigación que se hace
con los métodos histórico-social, folclórico, etnográfico, antropológico y
sociológico; una de sus expresiones es lo microhistórico y lo acontecimental
¿Por qué interesa tanto ahora el estudio de la vida cotidiana con los
aportes de la Historia social y de las mentalidades colectivas, como
fundamentos para el conocimiento de la identidad local? Porque no podemos
estudiar las supervivencias del pasado en el presente sin conocer las
manifestaciones de las costumbres, tradiciones, vida cotidiana y mentalidades
colectivas en diversos planos del tiempo pasado: cíclicos, seculares o de larga
duración.

El investigador de las fiestas populares y religiosas podrá utilizar el


método comparativo en dicha investigación histórica, por medio de la cual
podrá delimitar las permanencias, las supervivencias y los cambios que se han
realizado en las fiestas de San Juan a través del tiempo;

Por ello, la trascendencia del método comparativo en


la investigación de la vida cotidiana y la vida local de los pueblos, que permiten
conocer su propia identidad y autenticidad.

Un aspecto que preocupa a los científicos de lo social es el proceso


mundial de la globalización en la Aldea universal y el problema de la identidad
local. Las gentes de Australia, China, Japón, Rusia, Pakistán, Irán, los pueblos
europeos, africanos y en general de todo el mundo, están anhelantes de conocer
las naciones, regiones, provincias y pueblos de todo el planeta. Siempre están
preguntando: ¿Quiénes son Ustedes? ¿Cuáles son los fundamentos de su cultura
espiritual y material? Cuál es su folclor, sus costumbres, sus tradiciones. ¿Cuál
es su comida, su vestido, sus danzas típicas, su música y en general, todos los
aspectos de su cultura local, provincial, departamental, nacional? ¿Quiénes son
y cuáles son los aportes de sus escritores, poetas, historiadores, científicos,
líderes representativos de su región?

Lo autóctono (del griego: autochthon que significa, “de la misma


tierra”), es todo aquello que es originario del lugar, de la región o del país. Se
dice pueblos autóctonos los que son originarios del mismo país en que viven;
son las gentes con sus tradiciones y costumbres que han nacido o se han
originado en el mismo lugar en donde se encuentran. También se señala con la
expresión vernáculo (Del latín vernáculus), que significa nativo, terrígena o sea,
propio del país y oriundo de una determinada región.

¿Y cuales son los elementos característicos de la identidad local? En


primer lugar un territorio; los recuerdos históricos y mitos colectivos; una
cultura local que identifica a sus habitantes y una economía propia de la región.

Al estudiar el municipio y la región es indispensable el conocimiento de su


identidad geográfica, histórica, antropológica, sociológica, económica, social,
educativa y cultural de cada municipio y del departamento, destacando las
huellas y las supervivencias del pasado en el presente

La búsqueda y afirmación de la identidad local y nacional en el proceso


de la globalización mundial, se convierte en el mensaje formativo para las
nuevas generaciones que planearán e impulsarán el futuro de Latinoamérica en
el mundo contemporáneo

Los problemas
históricos se conectan y se profundizan cuando se buscan los horizontes
interpretativos a nivel mundial.

Un ejemplo
lo encontramos en el estudio profundo de los hechos del 14 de junio de 1789 en
París con la toma de la Bastilla, y el 20 de julio de 1810 en Santafé de Bogotá.
Estos hechos conectados están en relación con las Revoluciones Burguesas de
Occidente de finales del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX; y están
relacionados a nivel mundial con la Revolución Industrial de los siglos XVIII y
XIX. Son las Historias conectadas que mundializan los problemas y
profundizan los horizontes interpretativos

Es necesario comprender históricamente la conexión de lo individual,


local y nacional, con lo continental y mundial, lo cual señala que todos los
hechos se articulan y rearticulan constantemente. Detrás de un hecho concreto
en una localidad cualquiera, que se estudia en la microhistoria local, existe una
serie de elementos que se comparten y se conectan con la Historia nacional, la
Historia Continental y la Historia mundial.

La interconexión de los sujetos como actores sociales, políticos o


intelectuales en la Historia se está realizando actualmente con el método
histórico de la Prosopografía. Prosopografía significa la descripción y relación
en lo exterior de unos individuos con otros para llegar al conocimiento de sus
relaciones y conexiones.
Ahora no interesan los estudios biográficos aislados,
sino conectados a los grupos que tienen sus vigencias sociales comunes. Estos
grupos conectados por vínculos sociales, económicos o culturales son objeto de
estudio en relación con la Historia en su mundo circundante. Con los estudios
prosopográficos se buscará la conexión entre los individuos y los grupos; y sus
relaciones con lo local y lo global; con lo social, económico, político,
intelectual, etcetera
La historia local no es una tesis a demostrar
.

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