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Para ser justo con González, hay que señalar que ha demostrado
Wl interés persistente en la "microhistoria 11 d~ lo que ha llamado "~
. rruños11 o localidades, mayor que el dedicado a entidades más grandes.
entidades antecedentes.
Finalmente, la regionalidad.
en sí misma es un concepto dinámico cuyo estudio puede
No obstante,
a lo que apunto es a que la presencia o ausencia de una
actividad exportadora dominante tiene consecuencias espaciales
y sociales interrelacionadas que trabajan sobre América Latinal7
Una
reclasificación y análisis de los datos desarrollados en un
tratado estadístico de mediados del siglo XIX, realizado por
un geógrafo/ estadígrafo, revela un enorme grado de homogeneidad
en la red comercial regional y una jerarqufa urbana achatada,
aproximándose a la disposición de dos grupos que se
esperaría encontrar en tal tipo regional. De los casi veinte
pueblos abarcados en el estudio -cuyos establecimientos comerciales
he clasificado de acuerdo a la simple división en tres
partes de la actividad minorista, servicios y artesanado- un
promedio de dos tercios tenía pequeños establecimientos minoristas,
mientras que el resto poseía los tipos de servicios y
artesanal.
La historia,
partiendo del presente, debe arrancar
a las hombres de este, provocar
en ellos aquel distanclamiento creador
que permite sopesar nuestros valores
e imaginar un futuro que no sea simple
y mecanica proyecci6n del mundo
actual. Debe ayudar a sus escribas y a
sus lectores a sostener la mirada ante
nuestro mundo convulsionado, a comprender
lo que esta en juego en el.
a descubrir los peligros que nos acechan,
difundiendo las experlencias, a
veces crearivas, a veces monstruosas,
de los hombres de otros tiempos y de
otros tares. Debe incitar a la cordura
ante los discursos incendiarios de los
cambiantes fanatismos del siglo. Dcbe
buscar un norte, argumentar valores,
sopesando sus consecuencias en situaciones
historlcas concretas.
Un marco espacial
reducido como un pueblo, una
ciudad, una region, se prestan especialmente
para estudiar a la sociedad
como un todo, poniendo en evidencia
las multiples relaciones familiares,
linguisticas, geograficas, econ6micas,
poll ticas, afecuvas, rituales, simb6licas
y men tales que conforman el tejido social
en que los hombres se forman y sabre
el que acruan.
La totalidad
que manejan los h.istoriadores regionales
es aquella que tiene SU origen
en la unidad de la conciencia
bumana.r en el reconocimiento de
que los hombres no actuan mecanicamente,
sino de acuerdo con fines
y vaiores. Para decirlo con las palabras
provocativas de Marc Bloch, en
este sendero se avanza a sabiendas de
que todo fenomeno bistorico es un
fenomeno psicol6gico,6 y que, por lo
tanto, no hay nada en la historia digno
de ser estudiado que no haya radicado
en algun momenta en la conciencia de
los hombres.
Argumenta Luis Millones que “todas las civilizaciones del mundo tienen una
‘historia’ heroica que permite explicar de manera gloriosa cómo logró encumbrarse
desde sus orígenes”10 , pero por lo general esa historia no es la que corresponde
a los acontecimientos verosímiles que dieron origen a esas sociedades sino
a los relatos que construyeron las castas, elites o gobernantes.
Son los gobernantes exitosos los que ponen en práctica el discurso y el
simbolismo de un pasado glorioso, para legitimar el poder que les han
arrebatado a otros por la fuerza. La enseñanza de la historia no puede
ignorar este devenir en la cultura humana hasta que no se demuestre lo
contrario. “No existe documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie”,
argumentaría Walter Benjamin en sus “Tesis filosóficas sobre la historia” 11 .
A partir de las ideas de civilización y progreso derivan otras concepciones
no menos alienantes como las de desarrollo, evolución, patrimonio cultural,
Tercer Mundo, Occidente, por citar sólo algunas que arrastran “el triunfo del
horror de unas sociedades sobre otras”1
La región solar es definida así por Pedro Pérez Herrero: El esquema solar que
fue “creado a la sombra de la teoría económica del lugar central, se caracteriza
por la constitución de un espacio polarizado, con una relativa complejidad en la
jerarquización urbana y en la estructura social y con la presencia de flujos internos.
Ibíd. El esquema de región dendrítica es definido así por Pedro Pérez Herrero:
“Caracterizado por una atrofia de los lazos mercantiles interregionales, una falta de
jerarquización interna urbana –existe una gran ciudad capital administrativa-económica-
cultural–, un alto grado de concentración de la riqueza y una simplificación del
sistema social estratificación, ha sido fundamentalmente por aquellos que siguen de
una u otra forma la teoría de la dependencia... Se trata de un esquema explicativo
que relaciona la comprensión de la articulación interna fundamentalmente con
variables exógenas”.
Cuando, por otra parle, reiv indic amos para la ciencia de la his toria
el derecho de poseer una ventana desde la cual se pueda escrutar el
futuro del hombre, no es que pretendamos convertirla en una ciencia al
servicio de \a futurologia, sino por la carga nonibtética que puedan extraer
las c ienc ias soc iales en general y la propia ciencia históric a en particular,
de la reconstrucción y valoración diacrònica que la historia hace
de los hechos y de los fenómenos del pasado. Por lo demás, en esta
carga nomolé t ica descansa en buena medida la defensa que se puede
hacer de la historia como ciencia, pues son sus registros — los de la historia—
los únicos que podrían permit ir la predicción —aun relativa —
en el desarrollo social, y como se sabe, sin predicción no hay ciencia.
la investigación regional
que desarrolla la cienc ia histórica es con el propósito de encontrar los
fundamentos que puedan explicar y permitan comprender el pasado
en función de las identidades y realidades regionales y locales, para desde
el las emprender el camino para explic aciones más generales
Las estructuras institucionales —estado, leyes, corporaciones pro vinciales, distritales y municipale s, escuela y educación,
cultura y ciencia—
tienen que ser abordadas por el historiador local y regional . Aun
las expresiones más subjetivas, aquellas que pudieran llamarse estructuras
mentale s —¿idiosincrasia?— tienen que convertirse en un objeto
y en un tema de averiguación en la búsqueda de las explicaciones globales
a que aspira el historiador.
No
obstante, existen también otras miradas, algunas que
se mueven por el lado contrario, por consideraciones
de que la historia se construye desde la base y que,
por lo tanto, son todos los hombres, los humildes,
los explotados, los que la configuran y los que la
deciden. Ellos serían los personajes claves. Frente a
ello, no se trata de decir nada en contra o en favor,
muy por el contrario, pero, en el fondo, lo que se
propicia es focalizar las miradas en unos extremos
o en otros, es simplemente privilegiar uno u otro
lado de la medalla: no nos gusta la historia de los
grandes hombres, nos gusta esa otra historia, de base,
Así, cuando
relacionamos tiempo y espacio, la historia regional
no es sólo un concepto, es más bien, y así debiera
entenderse, una realidad concreta, pero cambiante.
Una realidad que juega en la historia, que tiene
influencia en la historia y que permite también
visualizarla a partir de ciertos caracteres determi nados que efectivamente le dan singularidades de
acuerdo a lo que allí sucede en la transformación
permanente, aunque a veces imperceptible, de un
mundo físico en un paisaje cultural.
Frente a esa
visión que se instala desde España sobre América,
se puede seguir igualmente el camino inverso y se
puede visualizar de qué maneras, y cómo a partir de
la misma América Latina se va construyendo una
historia que es propia, pero que no necesariamente
se trata de la historia que pensamos idealizada y
generalizadamente, sino que corresponde a una
realidad tan concreta como lo son todas las otras
historias que conocemos a ese nivel.
Juan Carlos Garavaglia, Carlos Sempat Assadourian, Enrique Tandeter, Juan Carlos
Chiaramonte, el mismo Marcello Carmagnani, que
efectivamente pusieron la atención mucho más en
lo que sucedía al interior propiamente tal de los
paisajes latinoamericanos que en los conceptos
generales o universales de capitalismo y feudalismo.
Fuentes
Son muy variadas, especialmente, las fuentes documentales primarias sobre la
vida y las instituciones locales y regionales. Los documentos locales se
encuentran en las bibliotecas, las hemerotecas y los Archivos. En los Archivos
municipales encontramos las actas del cabildo o concejo municipal, acuerdos,
decretos municipales, informes de las autoridades locales, correspondencia y
documentos diversos sobre la vida del municipio. Son importantes los
documentos de los Archivos parroquiales, los registros parroquiales, en los
cuales se encuentran no solamente los libros de nacimientos, defunciones y
matrimonios, sino también los informes de los curas párrocos a las autoridades
eclesiásticas y la correspondencia. Los documentos notariales, los documentos
en los archivos de los colegios y escuelas y de las diversas instituciones
públicas y privadas del municipio; asimismo, los documentos de los archivos
privados. Son fundamentales los papeles de familia, en los Archivos privados,
las crónicas de viajes, los censos de población, aspectos demográficos y los
documentos económicos de producción, comercio, finanzas y demás aspectos
económicos y sociales de los municipios. Es necesario revisar y hacer
investigación documental en los Archivos Departamentales y en el Archivo
General de la Nación. Asimismo, en los Archivos diocesanos o arquidiocesanos
y de las comunidades religiosas en donde se encuentran numerosos documentos
históricos de los pueblos.
Una fuente histórica de gran importancia en la microhistoria local son
los periódicos y las “Tradiciones orales”, siguiendo los métodos de la Historia
Oral. Son de especial análisis las memorias, la literatura y las fuentes
iconográficas (fotografías, obras plásticas), testimonios orales (grabados o de
fuente oral), los monumentos y los sitios históricos. Las obras arquitectónicas,
las pinturas, esculturas, grabados, etcétera. Interesa la historia menuda, el
acontecer cotidiano y diversos aspectos de la vida de los pueblos. Estos
documentos deben ser llevados a crítica externa e interna de los documentos, de
acuerdo con las pautas heurísticas y posteriormente a las siguientes etapas de la
investigación: clasificación y sistematización de documentos, hermenéutica o
interpretación histórica, análisis crítico y síntesis histórica con la correlación en
Historia conectada con la región, la nación, la historia continental y el mundo
Los problemas
históricos se conectan y se profundizan cuando se buscan los horizontes
interpretativos a nivel mundial.
Un ejemplo
lo encontramos en el estudio profundo de los hechos del 14 de junio de 1789 en
París con la toma de la Bastilla, y el 20 de julio de 1810 en Santafé de Bogotá.
Estos hechos conectados están en relación con las Revoluciones Burguesas de
Occidente de finales del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX; y están
relacionados a nivel mundial con la Revolución Industrial de los siglos XVIII y
XIX. Son las Historias conectadas que mundializan los problemas y
profundizan los horizontes interpretativos