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Los partidos políticos son entidades de interés público que tienen como fin
promover la participación de los ciudadanos en la vida democrática, contribuir a
la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos,
hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con
los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal,
libre, secreto y directo.
Aquí seré muy breve. Según la Real Academia de la Lengua, un partido político es
el “conjunto o agregado de personas que siguen y defienden una misma opinión o
causa”. ¿Para qué sirven? Los partidos políticos en una democracia ayudan a articular
e informar a la opinión pública de sus planes y propósitos. Los partidos políticos
constituyen unidades organizativas a las que se les reconoce el derecho de participar
en un proceso de elección política por medio de la presentación de candidatos y
programas de acción o gobierno en el seno de los poderes legislativo y ejecutivo.
Los partidos políticos se clasifican por los intereses de la clase social a la que
sirven. Sus otros aspectos son secundarios. Por eso no pueden existir partidos que
defiendan al mismo tiempo, a las dos clases sociales porque los intereses de éstas
son antagónicos.
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Funciones de los Partidos Políticos
En primera instancia debemos saber que todo Partido Político es una institución
política organizada bajo ciertas directrices doctrinarias que, en el común de los
pensamientos, tiene la finalidad de alcanzar y proponer ideas a la sociedad y al
Estado para solucionar o coadyuvar a las necesidades imperantes de la población en
su conjunto, inclusive que ésta debe trascender en el tiempo y aplicarse a toda
realidad sociocultural, como también de defender situaciones que atenten derechos
sociales de diversos grupos. Siendo muy difícil determinar de manera justa un
proceso político sin señalar adjuntamente la presencia determinante de un sistema de
Partidos
(...) está inserto en lo social tan profundamente que no puede ser extirpado sin que
la sociedad se disuelva. Pero, así como lo político mantiene agrupados a los
hombres, la política los divide y los enfrenta en lucha. Esta disputa de poder lleva a
organizar partidos, o sea agrupaciones que persiguen el ejercicio del gobierno. Su
nombre proviene de la voz “parte” y está expresando que la opinión se divide en
corrientes diversas. Los partidos tamizan las opiniones individuales de modo que
resultan canalizadas en opiniones de grupos. Sólo así alcanzan a influir en la vida
pública las tendencias y las ambiciones personales.
En suma diremos que todo Partido, tiene la finalidad de reclutar a miembros afines,
seleccionarlos de acuerdo a intereses para diversos cargos en el gobierno, los
mismos que deben generar programas políticos de gobierno, que a su vez debe
controlar los órganos establecidos de gobierno, para poder satisfacer las demandas
sociales y definir en común las creencias que en política se llama ideología, así
mejor para movilizarlos y si es necesario contra organizarse ante oposiciones
radicales.
Es muy posible que todos estos alcances vistos no estén siendo percibidos por la
población, dado que hace mucho tiempo ya en la realidad peruana y latinoamericana
los Partidos Políticos degeneraron en meras agencias de empleos, siendo lo
meramente doctrinario e ideología una propuesta que deberá leerse sólo en los
programas escritos. La población no percibe más que los Partidos sean tales y
tomados comúnmente como salvadoras de falta de empleo. Nomás recordemos la
infausta guerra antisubversiva, donde los Partidos Políticos experimentaron un
resentimiento en sus programas, una retirada ideológica, una carencia de propuestas
ante la violencia y esta ausencia fue tomada como que estaban deponiendo sus
armas ideológicas por calificarse de irreales y, sospechosamente, callándose ante una
propuesta violentista. Aún hoy vemos que ante la presencia de un nuevo Sendero
Luminoso, los Partidos Políticos no diferencian su contenido y nuevamente callan ante
la arremetida, esta vez silenciosa y estratégica del grupo terrorista.
Estas pasividades hacen ver que no están preparados para interpretar debidamente la
realidad social del Perú y prefieren reducirse a meros aparatos de búsqueda, canje y
componenda laboral. Es importante recordar que su desprestigio se debe también a
esto
Todo esto nos lleva a tener que clasificar la presencia de los Partidos en una alta y
baja institucionalidad. No se puede obstaculizar la idea de que los Partidos también
están cambiando su manera de ser interpretados en la sociedad, de que los Partidos
tradicionales no pueden ser más aquellos lugares de componendas partidarias como
de manejos sectoriales. Es el capital internacional que azuza estas críticas, pero en
el mismo Estados Unidos o en el seno del Partido Laborista Inglés, tenemos que su
estructura lucha en cada proceso electoral interno por ser más democrático, más
doctrinario, que la participación de los elementos sea mayor. Es sin duda el ideal
pero es también un ideal de que nuestros partidos por más pequeños que sean, no
pueden ser satanizados y querer convertirlos en meras cajas de resonancia externa o
que defiendan propuestas neoliberales, todavía en experimentación.
Los partidos tradicionales basaron su ideología en la filosofía liberal del siglo XVIII. y
se hallan relacionados con el federalismo y centralismo de la época de independencia
y con los liberales moderados (conservadores) y liberales progresistas (liberales) que
surgieron del pensamiento de Francisco de Paula Santander.
La segunda mitad del siglo XIX representa para Colombia el rompimiento definitivo
con la estructura socioeconómica colonial. Con la imposición de las ideas liberales, el
país entró de lleno en el sistema capitalista imperante en occidente. La Constitución
de Rionegro (1863-1886) representa el triunfo de los intereses librecambistas y la
imposición de las libertades individuales absolutas.
En la Nueva Granada, por ese entonces, existían dos grupos poblacionales claramente
definidos:
Los indígenas, esclavos, artesanos, antiguos militares y comerciantes, para los cuales
un cambio en la situación social, política y económica era indispensable.
Los esclavistas, burócratas, terratenientes, militares de alto rango y clero, para quienes
la situación era ideal y debía ser mantenida a toda costa.
Para los segundos, liderados por Mariano Ospina Rodríguez, las cuestiones sociales
sobre las cuales se discutía tan sólo servían para dividir a los granadinos, además
de interferir con sus intereses económicos (la abolición de la esclavitud, por ejemplo,
afectaba los intereses económicos de los esclavistas, o hacer jurídicamente iguales a
todos los hombres derrumbaba el poderío social de la burocracia del país).
De las anteriores disputas surgieron sociedades que, meses después, hicieron posible
la aparición los dos partidos Liberal y Conservador:
Sociedades católicas, las cuales fueron apoyadas por Mariano Ospina Rodríguez,
quien, el 21 de mayo de 1848, funda el periódico El Nacional, el cual establece las
diferencias entre los dos nacientes partidos y tilda a los liberales de ateos y
libertinos.
Los seguidores del ideario de Ospina se hacen llamar conservadores; son tildados por
los liberales de tradicionalistas, godos y azules, por ser este el color del emblema
mariano de la Iglesia católica.
Las sociedades católicas, y los conservadores en sí, defendían la moralidad cristiana
e iban en contra de las ideas revolucionarias, de la igualdad real, de la usurpación y
del anarquismo.
Concepto de constitucionalismo
El constitucionalismo es la forma de organizar un Es tado en base a una ley
suprema, al que el resto de las normas jurídicas deben respetar, la Constitución, que
asegure al pueblo la igualdad, el goce de sus derechos naturales, el respeto a
su dignidad humana; y organice y limite los poderes del Estado, diferenciando entre
poder constituyente, propio del pueblo soberano para darse una constitución y poder
reformarla, y los poderes constituidos que gobiernan en base a ella, limitados unos
por otros, y son elegidos por la mayoría popular.
Si bien hubo antecedentes importantes en Inglaterra de reclamos de normas que limitaran el poder
monárquico, logrados con la sanción de la Petición de Derechos de 1677,
el Acta de Habeas Corpus de 1679 y la Ley de Derechos de 1689, esta
tendencia de organizar los Estados por medio de constituciones se
consolidó luego de que se pusiera fin al poder ilimitado de los reyes, tras el triunfo de
la ideología de los penadores iluministas, concretado en la Revolución Francesa que acabó con el
Antiguo Régimen, y sentó la base de las democracias modernas.
Fue Estados Unidos el primer país que tuvo su Constitución escrita en 1787, con
un procedimiento rígido de reforma, y donde se estableció la división de poderes. Luego se
añadieron diez enmiendas para consagrar los derechos de los habitantes. A esta Constitución
estadounidense, le siguieron las de Francia, de los años 1791, 1793 y 1848. Suecia tuvo su
Constitución en el año 1809, y España tres años después. En América Latina, fueron
pioneros Venezuela y Colombia, que estrenaron su Carta Magna en 1819.