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Rector
Daniel Gomez
Vicerrector
Jorge Flores
La educación superior en entornos virtuales
El caso del Programa Universidad Virtual de Quilmes
ISBN 987-558-057-0
ISBN: 987-558-057-0
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Índice
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dio como respuesta a demandas nuevas de formación, asociada a los desa-
fíos que representa la evolución espectacular de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, que están redefiniendo las bases culturales de
nuestras sociedades.
En tanto programa académico de formación, la Universidad Virtual reco-
rre el desafío de continuar ampliando sus bases de desarrollo, en el marco de
objetivos políticos e institucionales compartidos y realizables en el plano de
la acción cotidiana de gobierno.
Decía George Bernard Shaw que las universidades constituyen también,
para todos nosotros, una expresión de las mejores abstracciones, de lo eter-
no contra lo perecedero, del apetito por la evolución contra la gula cotidia-
na, de integridad intelectual, de valores que a veces postergamos en el medio
de la lucha diaria, de visiones a las que continuamente deberíamos aspirar y
que no cultivamos lo suficiente, temas que a veces preferimos no enfrentar,
preguntas que, por momentos, carecemos del coraje para plantear.
Creo que la especial dinámica de los entornos universitarios virtuales nos
obligan a acercarnos a la búsqueda de lo mejor de nosotros mismos como
universidad.
El propósito principal de cualquier educación lo constituye la libertad. Pri-
mero, libertad de la ignorancia, con el miedo, los prejuicios y la irracionali-
dad que solían acompañarla. La virtualidad nos otorga también libertad
también del aislamiento que puede generar el lugar, las circunstancias y el
tiempo específico que uno vive, para beneficiarse no sólo de la experiencia
rica que genera una mayor diversidad, sino de la fortaleza que ofrece el sen-
tido de comunidad y continuidad en el tiempo. Libertad, finalmente, de un
nihilismo sin sentido, autocentrado y destructivo, porque se requiere siempre
de una comunidad ampliada para alcanzar un mejor descubrimiento del sig-
nificado último de las cosas, así como de las relaciones humanas.
Las instituciones universitarias se definen alrededor de sus funciones sus-
tantivas de docencia, investigación, extensión y transferencia. Estas definicio-
nes se resignifican desde sus particularidades locales y circunstancias
específicas. Estas circunstancias específicas tienen que ver con la manera en
que los gobiernos de las mismas se comprometen a llevar a cabo su misión:
en la Universidad Nacional de Quilmes la habilitación de un nuevo contrato
académico se propone articular un espacio abierto para el debate científico
que garantice el desenvolvimiento epistemológicamente fundado de sus acti-
vidades centrales .
Los directivos, los docentes, los gestores, los tutores, los alumnos y gra-
duados de la comunidad académica virtual están llamados a continuar cum-
pliendo un rol central como protagonistas de un proceso de cambio, que se
inscribe en las mejores tradiciones de innovación y excelencia de nuestra Uni-
versidad Pública.
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La reedición de este libro, la actualización de sus producciones, la revi-
sión crítica de las mismas son parte de la intención que opera en el nuevo
contrato académico, básicamente republicano y de ejercicio responsable de
la autonomía universitaria. Contrato fundado en el convencimiento de que el
conocimiento, como bien público, es un factor de igualación social, de for-
mación ciudadana y desarrollo económico sustentable.
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La Universidad Nacional de Quilmes y el programa
de educación no presencial “Universidad Virtual
de Quilmes”: una retrospectiva para una nueva
agenda de investigación
Los textos que integraron la primera edición de este libro fueron el producto
de un Proyecto de Investigación y Desarrollo, inscripto en el marco de las
convocatorias periódicas de la Universidad Nacional de Quilmes. Tuvo como
objetivo dar cuenta del proceso de implantación del programa de educación
no presencial. El mismo se proponía también proporcionar insumos para el
desarrollo de esa implantación, básicamente en la gestión académica de las
primeras ofertas de formación.
El lanzamiento del programa fue una experiencia inédita en la educación
superior argentina, que aunque ya contaba con dispositivos de naturaleza no
presencial, no había incorporado hasta ese momento el uso intensivo de las
Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), particular-
mente, como en este caso, Internet. Fue la materialización de una política de
innovación pedagógica en una Universidad Nacional que se había organiza-
do con el propósito declarado de ser un modelo alternativo a los desarrollos
tradicionales en materia de educación superior universitaria.
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La Universidad Nacional de Quilmes y el Programa de educación no presencial
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La Universidad Nacional de Quilmes y el Programa de educación no presencial
Párrafos más abajo, en el mismo texto, el propio López contestaba que se ha-
bría de apelar a los valores de la autonomía y de la tradición reformista, no
sin antes mencionar la idea de la “innovación” asociada a la excelencia y la
investigación. Sin embargo, la particular forma en que la institución resignifi-
có las políticas maestras de transformación universitaria anudadas a un modo
singular y controversial de gestión de la política académica, deparó a la ins-
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El texto escrito por este autor en la primera edición, lo mismo que el infor-
me de gestión citado apuntan, ambos, a las tensiones en términos de lo exis-
tente y lo nuevo que se buscaba instituir como propuesta de innovación
organizacional y de gestión del conocimiento. Estas tensiones se hicieron más
evidentes cuando la institución comenzó a procesar de modo conflictivo la
crisis del modelo de gestión política. Si bien esto ha sido resuelto en los mar-
cos institucionales habilitados, y en el plano de las opciones programáticas
de gobierno luego de las elecciones del nuevo rector y vicerrector en 2004,
deja abiertos otros interrogantes sobre el programa, y la Universidad que re-
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La Universidad Nacional de Quilmes y el Programa de educación no presencial
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Jorge Flores
Como todo discurso sobre la realidad implica una posición de los acto-
res con respecto a esa realidad, también más o menos consciente y ex-
plícita (Argumedo, 1999).
Nuevos interrogantes
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La Universidad Nacional de Quilmes y el Programa de educación no presencial
Bibliografía:
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Cambio y continuidad: servicio público y educación
superior en entornos virtuales
El presente texto presenta una reformulación del capítulo “Apuntes sobre edu-
cación superior y virtualidad en la Argentina”, que fuera publicado en la pri-
mera edición del libro La educación superior en entor nos virtuales: el caso del
Programa Universidad Virtual de Quilmes. La evidencia empírica atesorada
desde la creación del Programa Universidad Virtual de Quilmes (UVQ) por par-
te de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) en 1999 y la reflexión críti-
ca sobre la experiencia, permiten configurar un panorama identificando
tendencias, aciertos y problemas consistentes con esa experiencia y, conse-
cuentemente, no subordinados a la coyuntura.
El Programa UVQ es la primera iniciativa de educación superior en entor-
nos virtuales asincrónicos del país en la que se desarrollan integralmente pro-
cesos de enseñanza y aprendizaje mediados por tecnologías informáticas en
carreras de grado universitario. Su desarrollo ha estado signado por tenden-
cias que son comunes al conjunto del subsistema universitario argentino, si
bien hay peculiaridades de la trama institucional a las que conviene atender
como claves de comprensión de dicho desarrollo. Si bien hay un mismo con-
texto general estructurante para las universidades públicas que han recorrido,
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Cambio y continuidad: servicio público y educación superior en entornos virtuales
de. Excede también los límites de un país, aunque haya países donde esté,
evidentemente, más avanzado. Al mismo tiempo, supera las diferentes con-
venciones de los niveles del sistema educativo.
Este proceso, que es social, es vigorizado por la centralidad de la infor-
mación en la estructuración de las sociedades contemporáneas, cualidad que
da lugar a la formulación de proyectos que, como el de la Sociedad de la
Información, son alentados por Estados y entidades supraestatales como la
Comisión Europea y que los países de la periferia han asumido a partir de
la necesidad de generar prácticas inclusivas, al menos en el plano de los
enunciados de los Estados brasileño, chileno o argentino. Si bien estos enun-
ciados han tenido una muy desigual materialización en los políticas públi-
cas de Brasil, Chile y Argentina (los dos primeros países con programas
estatales de carácter neodifusionista pero con numerosos avances en su pues-
ta en práctica, mientras que la Argentina con una secuencia de compromi-
sos y reglamentaciones frustrados por los sucesivos gobiernos de Carlos
Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde) (Becerra y Mastrini, 2004a);
todos los países periféricos que formularon proyectos enmarcados en la So-
ciedad de la Información asumen la sobresaliente particularidad de la infor-
mación como factor medular en la redefinición de procesos, como insumo
productivo y como producto. Estas cualidades se destacan en el caso de la
educación por ser ésta intensiva en el uso, procesamiento, almacenaje, trans-
misión, construcción y desarrollo de los recursos informacionales y comu-
nicacionales.
El impacto de la información es estructural y la educación no es, lógica-
mente, ajena a este impacto. En los últimos treinta años del siglo XX, y con
creciente grado de profundidad, la sociedad está cambiando la base de sus
modos de desarrollo (Castells, 1995), en los que las tecnologías de la infor-
mación y la comunicación constituyen uno de los factores principales de la
dinamización de las estrategias de crecimiento económico.
Al ser emergente de la revolución informacional y de su implicancia es-
tructural, la educación superior en entornos virtuales es contemporánea de
modificaciones de escala. Como emergente, la educación superior en entor-
nos virtuales sintetiza las siguientes modificaciones estructurales:
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Martín A. Becerra
previa (ello no implica que el precio definido para el acceso a los pro-
ductos informacionales disminuya en forma proporcional).
• Se incrementa exponencialmente la capacidad de producir, procesar, al-
macenar y enviar volúmenes cada vez mayores de infor mación: la digita-
lización de los paquetes informacionales permite soñar con la perspectiva
de eliminar la capacidad de producción, almacenamiento, emisión o re-
cepción de información como condicionante productivo.
• El verdadero problema se traslada entonces al acceso, a las competencias
vinculadas con los procesos de codificación y decodificación, y a las con-
diciones de uso: las posibilidades materiales de acceso a producir, proce-
sar, almacenar, distribuir, recibir, buscar, decodificar la información pasan
entonces a ser parte de los procesos críticos que involucran el desarrollo
de una sociedad informacional (Van Dijk y Hacker, 2003).
deberían comenzar a imponerse, más que por razones puramente pedagógicas, porque son
el reflejo de las necesidades de evolución de la sociedad” (UNESCO, 1998: 4).
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Fuente: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2005). Para acceso a Inter-
net, estadísticas de www.internetworldstats.com (visitado el 4 de octubre de 2005).
(*) Los datos de la Argentina, que no están consignados en el informe PNUD 2005 para te-
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del sistema (Follari, 1999), que ha suscitado una iniciativa del Ministerio de Cul-
tura y Educación sintetizada en el documento intitulado “Hacia un sistema in-
tegrado de educación superior en la Argentina: democratización con calidad”.
La desarticulación entre las 91 universidades e institutos de educación su-
perior que funcionan en el país se ha profundizado, aun desde lo cuantita-
tivo, en la década de 1990 (dado que esta desarticulación es previa en su
origen), cuando fueron creados más de 30. Los estudiantes que nuclea este
subsistema de educación superior comprenden una población mayoritaria-
mente juvenil. De hecho, aproximadamente el 30% de la franja etaria de en-
tre 18 y 24 años se ha apuntado en alguna institución de educación superior
en la Argentina. Ello significa alrededor de un millón y medio de personas,
con una tasa de crecimiento anual de entre el 4% y el 8% (en un marco de
restricción presupuestaria). De estas inscripciones, el sector estatal registra
más del 85%, mientras que el resto se matricula en universidades o institu-
tos privados.
Pero si bien la educación superior en la Argentina es masiva, con una ta-
sa superior o similar a la de la mayoría de los países de la OCDE (Organiza-
ción para la Cooperación y el Desarrollo Económico), esa masividad no es
sinónimo de equidad social en un país donde la población con bajos recur-
sos no accede al nivel universitario. Además, la tasa de egresados por canti-
dad de ingresantes es algo inferior al 20%. Si se considera el período de diez
años desde 1988 hasta 1998, mientras el ingreso de alumnos aumentó en un
4,1%, el número de graduados sólo registró un incremento del 1,6%.
Ante la ausencia de planificación estratégica como propiedad del conjun-
to, la inercia ante los problemas reseñados aparece como una variable real
en el caso de algunas instituciones históricas de la educación superior en el
país. Sin embargo, precisamente por la falta de cohesión que hace de este
subsistema un mosaico heterogéneo, algunas instituciones procesan con otra
perspectiva los retos del presente momento histórico.
Este contexto pone de relieve, entre otras, la ausencia de un concepto ex-
tendido y compartido sobre servicio público en educación superior en la Ar-
gentina, ausencia que impide sostener articuladamente principios elementales,
como son los de igualdad, garantía de cobertura, calidad y exigencia, rendi-
ción de cuentas, articulación con el medio social, vinculación con los diferen-
tes niveles de enseñanza en pos de las prestaciones y acciones de cada uno,
pluralismo, independencia política y claridad orgánica en relación con el Es-
tado, planificación de la oferta educativa entre diferentes instituciones, respe-
to e implementación de normas de acreditación basadas en los principios de
calidad y pertinencia.
Es necesario comprender los principales rasgos de la educación superior
en su conjunto antes de proceder al análisis de las experiencias de educación
en entornos virtuales, ya que en la Argentina éstas se hallan condicionadas
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Cambio y continuidad: servicio público y educación superior en entornos virtuales
por ese escenario contextual, a la vez que son expresión de las característi-
cas fundamentales del subsistema.
Todavía más: aunque en los países europeos y en muchos latinoamerica-
nos las experiencias más avanzadas de educación superior en entornos vir-
tuales son canalizadas por instituciones que provienen de la educación a
distancia y que han resuelto afrontar el desafío de un salto cualitativo en sus
prestaciones, en la Argentina por el contrario este reto ha tenido como pro-
tagonistas a organizaciones de enseñanza superior que tradicionalmente de-
sarrollaron la modalidad presencial y que, en consecuencia, están atravesadas
por las lógicas anteriormente descriptas.
El hecho de que sean instituciones tradicionalmente presenciales las que
promueven las experiencias virtuales de mayor envergadura es relevante, da-
da la extensión del prejuicio imperante respecto de la presunta baja calidad
de la educación a distancia, y en tal sentido contribuye a consolidar el res-
paldo a los programas de educación en entornos virtuales, fomentados por
instituciones con consistencia y prestigio, construidos previamente al lanza-
miento de programas innovadores en el uso de nuevas tecnologías, en el res-
to de sus actividades.
La legislación argentina en la materia es muy reciente (cuenta con menos
de una década) y emana de la Ley Federal de Educación 24.195, cuyo artícu-
lo 24 expresa que “la organización y autorización de universidades alternati-
vas, experimentales, de posgrado, abiertas, a distancia, institutos universitarios
tecnológicos, pedagógicos y otros creados libremente por iniciativa comuni-
taria, se regirá por una ley específica”. Este párrafo ya resume la conciencia,
que reflejará la legislación posterior, de la multiplicidad de programas que
pueden ser englobados dentro de la categoría “educación a distancia”.
Recientemente la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología, así como la Comisión Nacional de Eva-
luación y Acreditación Universitaria (CONEAU) han definido parámetros y nor-
mas de evaluación y acreditación de toda propuesta de educación no
presencial lo cual representa por parte de los organismos y agencias de la ór-
bita estatal la voluntad de ejercer el rol de contralor que la propia Constitu-
ción establece. La observación de estándares mínimos de calidad, en la medida
en que respeten las funciones en cumplimiento del servicio público educati-
vo que desarrollan las instituciones de educación superior, completa un pa-
norama de evolución en términos de políticas sobre el sector.
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mos y actores distintos) mediante reglas que deben ser ecuánimes en todos
los casos. Lógicamente, como universidad pública la UNQ y su programa de
educación en entornos virtuales UVQ avanza en ese proceso mediante el di-
seño de mecanismos deliberativos que permitan, a la vez, resolver y accionar
con eficacia. Pero se trata de un proceso en curso y sus resultados parciales,
visibles por el conjunto de actores de la institución, contribuirán a mejoras y
a correcciones.
Mientras la UNQ procesa su pasado y encauza institucionalmente el pro-
grama de educación virtual, éste ha venido sosteniendo un modelo pedagó-
gico que enfatiza la centralidad del proceso de enseñanza como estructurante
del proceso de aprendizaje: el tipo de interpelación dominante en las pro-
puestas académicas de grado asume que el rol del docente es esencial para
facilitar el recorrido del programa (si bien existen distintas experiencias pe-
dagógicas en las diferentes propuestas educativas, y particularmente en el ca-
so de algunos cursos de capacitación se registran otras modalidades más
cercanas a la autogestión del aprendizaje). A la hora de evaluar la eficacia del
Programa UVQ, las intervenciones docente y tutorial (que complementa al do-
cente, en el Programa UVQ, brindando contención y acompañando la vida aca-
démica del alumno) constituyen dimensiones fundamentales.
Pierre Lévy (1999) refiere que la palabra virtual procede del latín medieval
virtualis que a su vez deriva de virtus: fuerza, potencia. Lo virtual es lo ma-
terial en potencia. Esta potencialidad y fundamentalmente la reciente mani-
festación de experiencias de educación superior en entornos virtuales, en
relación con los casi mil años de modalidad presencial, provoca dificultades
a la hora de hallar comunes denominadores en las instituciones que reclaman
como propia esta designación.
Con todo, la educación superior en entornos virtuales es emergente de
procesos que exceden el sistema educativo mismo y que son estructurales:
sociales, económicos, tecnológicos y culturales. De ellos rinde cuenta, en el
ámbito específico de la educación superior, la singular conjunción entre la en-
señanza, el aprendizaje y las nuevas tecnologías de la información y la comu-
nicación. La difusión de estas tecnologías y sus aplicaciones convergentes,3
que aparece como argumento cardinal en la vigorización de los procesos pro-
ductivos, ha justificado la formulación del proyecto de la Sociedad de la In-
formación.
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Bibliografía
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Instituciones de la virtualidad*
Federico Gobato
Introducción
* Este artículo no habría sido posible sin la colaboración de Julia Augé y Pablo Baumann.
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Federico Gobato
Acerca de la virtualidad
Durante las últimas décadas del siglo xx (y, probablemente, esto continúe du-
rante las primeras del xxI) asistimos a una fase de cambios y transformaciones
sociales, acompañada por un proceso inacabado y progresivo de innovación
tecnológica. No pocos cientistas sociales han rotulado a estos cambios como
“revolución científico-técnica” o, más ampliamente, como el advenimiento de
o el proceso de transición hacia la “sociedad de la información”. Lo cierto es
que, como intentaremos sugerir aquí, a pesar de la fuerte impronta tecnológi-
ca de algunas de las variables significativas que ayudan a entender estas trans-
formaciones, toda una serie de procesos culturales, económicos y políticos
engloban, contextualizan y posibilitan tales cambios.
Desde una perspectiva integradora, la tecnología no es un espacio ajeno
y exento de las pujas y luchas –simbólicas y materiales– que atraviesan y cons-
tituyen cada instancia del mundo social. En este sentido, debe rechazarse to-
da tesis de la “pureza” de la tecnología y, como tal, debe ser entendida en su
status de producto social: resultado y espacio, a la vez, del desarrollo de prác-
ticas concretas instituidas y de intereses sociales antagónicos.
Como afir ma Angel Pérez Gómez (1998), “los críticos culturales han
llamado [a esta nueva configuración de la vida social] la ‘sociedad espec-
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Instituciones de la virtualidad
táculo’, ‘el reino de los impostores’, ‘el mundo de los pseudo eventos’, y ‘la
cultura del simulacro’, un telón de fondo cultural de valores simulados, de
copias sin originales, de cuerpos sin ór ganos”. Esta desoladora descripción
del catedrático de la Universidad de Málaga no puede entenderse sin des-
tacar, como él mismo lo hace, el papel de los medios de comunicación de
masas, por un lado, como fuertes dispositivos de socialización y, por otro,
como activos participantes –unas veces como ar mas sofisticadas, otras tan-
tas como sujetos en pugna, y la mayor parte como ambas cosas– de las
luchas hegemónicas, al tiempo que “per for man” los modos en que éstas
se objetivan.
Es así como esta suerte de revolución en las formas de la producción y
reproducción social de las condiciones de la vida misma –que se hace paten-
te en la producción incesante de innovaciones en los campos de la electró-
nica y el diseño de estrategias de comunicación digital– parece impulsar
transformaciones radicales en nuestros parámetros de lectura de la “realidad
circundante” o al menos de parte de ella. Así, vemos cómo los nuevos esce-
narios electrónicos para el desarrollo de acciones sociales significativas dan
cuenta de la imposibilidad de explicarnos eficientemente algunos fenómenos
mediante la aplicación directa de nuestras concepciones aceptadas de tiem-
po, espacio, velocidad, geografía... Extrañas, pero no ininteligibles, las rela-
ciones sociales, económicas y políticas, junto a la configuración de la/s
cultura/s asumen nuevas formas y procedimientos.
Una preocupación creciente entre quienes se interesan por estos temas,
tanto desde el campo científico como desde la actividad social y política, re-
fiere a las implicancias políticas de estas transformaciones. Para muchos de
ellos, la creciente sustitución de los intercambios cara a cara por intercambios
a través de medios electrónicos podría operar nuevas tensiones sobre el con-
cepto de ciudadanía.
Esta tesis de la sustitución de la relación intersubjetiva-corporal, por un
intercambio intersubjetivo-digital1 apunta incitantemente a dos cuestiones pa-
ralelas: por un lado, el problema de la concepción de los conceptos de espa-
cio y tiempo; y, por el otro, el tema de la redefinición de las esferas pública
y privada, tal como las conocen las sociedades occidentales modernas. Exa-
minar la segunda, nos llevará a la primera.
1 Probablemente el término “digital” no sea el más indicado para dar cuenta de los in-
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Federico Gobato
2 Dice Adaszko (1999): “En el momento en que se quiere salir, simplemente se presio-
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Instituciones de la virtualidad
4 Si, para nuestras convenciones modernas, aquello que no tiene límites, no tiene con-
tenidos; la virtualidad –que se rebalsa a sí misma a cada instante– no puede ser más que
una figura monstruosa.
5 En este sentido, reafirmamos nuestro desacuerdo con la tesis que propone a Internet
como una ampliación de la esfera pública o, más aún, como un espacio de superación de
esta. Las potencialidades políticas de la virtualidad, como se propondrán más abajo, son pro-
pias de la virtualidad.
6 Obviamente, las esferas de lo público y de lo privado se conforman con arreglo a otros
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Federico Gobato
Hay toda otra serie de problemas de índole estrictamente sociológica sin cuya exa-
minación no es posible dar cuenta de estas potencialidades. La cuestión puede re-
ducirse a la siguiente pregunta: ¿las relaciones virtuales son relaciones sociales?
Las tradiciones teoréticas de la sociología presentan múltiples opciones a
la hora de definir qué se entiende por relación social o qué elementos nos
permiten afirmar su existencia. A los fines precisos de este ensayo, tomare-
mos algunas prescripciones conceptuales propias a cierta tradición fenome-
nológica de la sociología de la acción. Para tipificar las relaciones sociales en
la situación cara a cara, Alfred Schutz apunta:
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Instituciones de la virtualidad
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Federico Gobato
Como área para la acción política, el bit cafassiano –con claras diferencias po-
líticas y de perspectiva del negropontiano–8 se constituye como un agente po-
deroso en el marco de una virtualidad que, definida como espacio intangible
y no-espacio, recupera y funde comunidad y mundo íntimo. Conjuntamente,
la cuestión de la expansión de lo que Iván Illich (1995) llamó la “mente ciber-
nética”, es decir, un conjunto de transformaciones en los esquemas de percep-
ción de la realidad y del mundo a partir de la generalización de la informática
y su transversalidad en el mundo social (independiente de la expansión de los
accesos), aparece claramente ligada al problema de la alfabetización digital.
Este conjunto de problemas constituyen la novísima –a condición que ya
ha habido una “nueva”– cuestión social de comienzos del siglo XXI que pro-
ponemos llamar la cuestión virtual. Esta se compone de todos los desafíos que
implica la incorporación de la mayoría de la población a la virtualidad. A nues-
tro juicio, el problema del acceso, importante sin duda, es menor si se lo com-
para con el de la adecuación y comprensión de las potencialidades políticas
de la virtualidad. En este sentido, esta “ampliación del campo de batalla” re-
quiere de una alfabetización digital que no se limite a la transferencia de las
competencias informáticas básicas, si no que incluya la reactivación de los de-
rechos políticos y la conciencia de su especial aplicación en el marco de la vir-
tualidad y de las transformaciones que en ella se concretan y promueven.
Información y ciudadanía
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Instituciones de la virtualidad
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Federico Gobato
Tecnologías e instituciones
9 En Tedesco (1995:21).
10 Sigo a continuación los desarrollos de Ester Schiavo (1999).
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Instituciones de la virtualidad
segunda aportación de las TSI, dado que los marcos metodológico y conceptual que orien-
tan el desarrollo de los procesos de enseñanza y de aprendizaje en la UVQ son tratados por
otros artículos en este volumen.
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Federico Gobato
12 Entre 1999 y 2004 el Programa UVQ utilizó una adaptación del campus virtual de la
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Instituciones de la virtualidad
Las potencialidades tecnológicas del campus virtual son variadas pero re-
fieren básicamente a las posibilidades del mismo como medio de comunica-
ción y como medio de almacenamiento de información. Como medio de
comunicación, el campus virtual utiliza primordialmente dos herramientas de
Internet: el correo electrónico y el chat.
El correo electrónico permite la comunicación asincrónica, es decir, sin coin-
cidencia en el tiempo. Este tipo de intercambio, que se realiza básicamente a
través de texto escrito, permite al alumno trascender la inmediatez propia del
salón de clase. En este campus virtual los mensajes de correo electrónico ad-
quieren dos formas básicas: los mensajes privados y los mensajes públicos. Los
primeros se realizan de una cuenta de correo personal a otra, pudiendo acce-
der al contenido de estos mensajes únicamente el emisor y el destinatario de
los mismos. Los segundos constituyen el valor agregado del campus: la pro-
moción de instancias grupales y cooperativas. En tal sentido, los mensajes pú-
blicos –que son aquellos que se realizan en un foro colectivo y que tienen
como destinatarios a todos los participantes de dicha instancia– hacen signifi-
cativamente a la vida universitaria virtual, en otras palabras, potencian las re-
laciones sociales al interior de la comunidad. Por otra parte, en el caso del bar
o chat, la comunicación se establece de forma sincrónica, coincidiendo los par-
ticipantes en el tiempo.
Como medio de almacenamiento de la información, el campus posee di-
versos recursos. En principio permite el acceso a los catálogos y bases de
datos de la biblioteca de la Universidad Nacional de Quilmes y a todo el
acervo conformado por los materiales didácticos producidos por la universi-
dad. También, presenta una serie de utilidades como pequeños portales de
acceso directo a medios periodísticos, periódicos universitarios, informacio-
nes académicas de diverso tipo, etcétera.
Por último, el campus presenta toda una serie de recursos que permiten
la gestión y el acceso de los estudiantes a una serie de servicios administra-
tivos y académico. Desde la consulta de la “foja académica” (analítico) en lí-
nea, hasta la gestión de inscripción a materias y exámenes finales, pasando
por la solicitud de certificados y documentos varios, acceso al soporte técni-
co, todo se realiza a través de recursos informáticos.
Universitat Oberta de Catalunya como medio y ambiente para el desarrollo de sus propues-
tas de formación. Desde el 12 de agosto de 2004 se implementó una nueva plataforma, de-
sarrollada específicamente para el Programa UVQ: la plataforma campus universitario en
entornos virtuales (Campus Nuevo). En lo sucesivo se actualiza la presente sección de este
artículo, dando cuenta de los nuevos formatos y recursos del entorno en base a la ponen-
cia “Nuevos entornos para una comunidad virtual consolidada”, conferencia dictada por el
autor en el marco del Encuentro Inter nacional de Educación Superior-VirtualEduca 2005,
UNAM, México, junio de 2005 (publicado en el CD de actas del Encuentro).
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Federico Gobato
El menú principal contiene cuatro iconos que son la puerta de entrada a las
cuatro grandes áreas de contenidos y funcionalidades a través de las cuales
está organizado el campus virtual: la zona inicio, la zona aulas, la zona co-
munidad y servicios y la zona correo.
La barra de estado, que informa la zona de contenidos activa (es decir, la
que se está navegando), contiene el vínculo para finalizar la sesión y tres uti-
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Instituciones de la virtualidad
El espacio vida universitaria está compuesto por los foros de avisos y opinio-
nes, por un lado, y el espacio de chat llamado bar, por otro. El bar es la úni-
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Federico Gobato
El aula virtual
El acceso a las aulas virtuales puede realizarse por dos caminos: en primer
lugar, a través de la zona inicio, en el monitor de mensajes de las aulas. Allí
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Instituciones de la virtualidad
solo basta un clic sobre el aula deseada, para ingresar a ella. En segundo tér-
mino, se puede acceder por la zona aulas, donde el estudiante encontrará el
acceso a sus materias en curso y a los contenidos completos de aquellas que
ya ha finalizado (Véase figura 2)
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Federico Gobato
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Instituciones de la virtualidad
14 Hasta el año 2000 esta fue la materia propedéutica inicial de la Licenciatura en Edu-
cación. Desde 2001, todas las carreras del Programa UVQ unificaron su curso inicial, que re-
cibe la denominación de “Nuevas Tecnologías”, cumpliendo básicamente los mismos objetivos
de socialización en el entorno y alfabetización digital integral.
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Federico Gobato
Cuadro 1
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Instituciones de la virtualidad
Cuadro 2
65
Federico Gobato
Cuadro 3
El curso del aula ENT se desarrolló durante 14 semanas, cada jueves los
alumnos recibían la clase virtual correspondiente, según lo indicado en
el plan de trabajo. Si bien el aula virtual dispone de diferentes áreas de
trabajo, la lectura de la clase semanal es la principal dinamizadora de los
procesos de enseñanza y aprendizaje, a la vez que –sobre todo por los
particulares objetivos socializantes de la materia que analizamos– es un
indicador fehaciente de la socialización al entor no y del nivel de interac-
ción social que se verifica.
En este sentido, el Cuadro 4 muestra las medias de lectura de cada clase
por parte de los estudiantes. Esta media se obtiene al promediar el número
de días posteriores a la publicación de la clase en el que el alumno la leyó
(el valor asignado para aquellos alumnos que leyeron el mensaje el mismo
día de su envío fue “cero”). El campus permite a todos sus usuarios, auditar
si su mensaje fue leído por el destinatario, en qué hora y en qué fecha. Esta
función también existe en todos los foros públicos y segmentados. La infor-
mación del mensaje de avisos profesor, conteniendo cada clase del aula ENT
fue relevada y procesada para obtener estas medias.
Cuadro 4
66
Instituciones de la virtualidad
Gráfico 1
67
Federico Gobato
Cuadro 5
68
Instituciones de la virtualidad
Cuadro 6
Cuadro 7
Los alumnos del aula ENT tienen en su mayoría entre 41 y 50 años. Las distri-
buciones al interior de cada categoría de la variable que mide las medias de
69
Federico Gobato
conexión y lectura, son análogas a la distribución etaria general del aula ENT.
En tal sentido, puede afirmarse que la edad no tiene, en la experiencia de la
comunidad universitaria virtual del Programa UVQ, incidencia decisiva sobre
el carácter de las conductas de acceso y conexión.
Como último dato, es preciso examinar los valores de la covariación en-
tre las dos variables testigo que hemos utilizado: las medias de conexión y
lectura y los resultados del desempeño académico. El Cuadro 8 muestra esos
datos.18
Cuadro 8
70
Instituciones de la virtualidad
nes individuales a lo largo del curso); b) el buzón de correo personal del pro-
fesor recibió un promedio de 6,29 contactos diarios de los alumnos, entre con-
sultas, actividades optativas, comentarios, planteo de problemas, etc. Este tipo
de intercambio personalizado era más frecuente entre los días sábado y martes.
Los datos y primeras precisiones esbozados en este apartado nos han per-
mitido dar cuenta de uno de los objetivos de este trabajo: trazar un mapa pro-
visional de los modos de la sociabilidad en entornos institucionales virtuales.
Junto a los desarrollos anteriores, nos servirán de base para, en el próximo y
último apartado, hipotetizar algunas líneas directrices y de acción para el aná-
lisis de las instituciones de la virtualidad.
A modo de epílogo
71
Federico Gobato
Referencias y bibliografía
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Instituciones de la virtualidad
73
La producción social de conocimiento en la
Universidad Virtual: las estrategias de aprendizaje
en colaboración mediadas por tecnologías
Introducción
75
Fernanda Juarros, Débora Schneider y Gisela Schwartzman
76
La producción social de conocimiento en la Universidad Virtual
77
Fernanda Juarros, Débora Schneider y Gisela Schwartzman
ductividad científica) es una práctica generalizada; y la tendencia a converger con las corrien-
tes europeas y americanas en su preocupación por la calidad de la educación universitaria se
refleja claramente en América Latina como tema de agenda, según las recomendaciones de
los organismos financieros internacionales.
4 Véase el capítulo “Hacia un modelo de coevaluación de la calidad del Programa UVQ”.
5 Howard Rheingold, a quien se le atribuye haber acuñado el término “comunidad vir-
78
La producción social de conocimiento en la Universidad Virtual
profesor y los alumnos y entre los alumnos entre sí, se convierten en una al-
ternativa fundamental para repensar los procesos de enseñanza y de apren-
dizaje en educación superior. El poder conductor de las comunidades de
aprendizaje se afirma en su capacidad para movilizar el capital relacional so-
cial con el objeto de desarrollar capital intelectual entre sus miembros y re-
potenciar su capital social en un proceso acumulativo. Cabe señalar que el
proceso de creación de comunidades virtuales de aprendizaje establece las
condiciones para que la enseñanza y el aprendizaje se produzcan. Sin em-
bargo, la posibilidad de concreción de estos procesos descansa sobre sus
miembros, ya que finalmente son ellos quienes deben utilizar su potencial
para conducir su propio aprendizaje.
El campus virtual (sitio web) define el territorio virtual de esta comunidad
y establece los reservorios de información. Al mismo tiempo, surge una for-
ma de gobierno al establecerse las reglas de participación en el grupo y las
normas referentes al proceso de aprendizaje. Concebido de esta forma, el cam-
pus virtual además de ser el contorno virtual de la comunidad de aprendiza-
je es un reservorio de información, un espacio de comunicación. Este espacio
de comunicación condiciona la dinámica específica entre sus miembros.
Suele evaluarse un programa de educación a partir de los resultados
(aprendizajes logrados por los alumnos), es decir, a partir de los productos
del programa. Sin embargo, es interesante señalar que es posible pensar en
la forma en que la utilización de las TICs impacta especialmente en los pro-
cesos de aprendizaje (la forma que los mismos adquieren), fundamentalmen-
te en los procesos de construcción o adquisición de conocimientos. Estos
procesos, al dar cuenta de experiencias diferentes, determinan también el de-
sarrollo de habilidades específicas. La estructuración de los intercambios y de
dichas experiencias permite que las comunidades virtuales de aprendizaje se
conviertan en ámbitos portadores de un nuevo paradigma.
En este marco es donde se hace necesario profundizar la reflexión sobre
los modos de aprender y organizar el aprendizaje, ya que el valor agregado
que significa el desarrollo de las TICs en la educación superior puede ser li-
mitado si simplemente se incorpora en organizaciones y prácticas tradiciona-
les. Son aún muy escasos los trabajos acerca de las estrategias educativas de
participación en entornos de aprendizaje virtual, las formas de trabajo en co-
laboración y cooperativo en línea, las ventajas y limitaciones de este entorno
para la motivación e interacción entre los participantes, la apertura y la ex-
tensión del espacio educativo universitario.
sobre el ciberespacio, define a las comunidades virtuales como “[...] agregaciones sociales
que emergen de la red cuando un número suficiente de personas entablan discusiones pú-
blicas durante un tiempo lo suficientemente largo para formar redes de relaciones persona-
les en el ciberespacio” (Rheingold, 1996).
79
Fernanda Juarros, Débora Schneider y Gisela Schwartzman
El aprendizaje en colaboración
80
La producción social de conocimiento en la Universidad Virtual
los supuestos sobre los que se asientan las prácticas de enseñanza provocan-
do un cambio de perspectiva en el estudio de las relaciones docente-alumno
y de los alumnos entre sí. Este cambio implica incluso una redefinición de la
unidad de análisis, es decir, la mirada puesta tradicionalmente en las relacio-
nes diádicas docente-alumno ha dado lugar al análisis de las relaciones ter-
narias que propone el triángulo docente-alumno-contenido. Es interesante
agregar, que en el caso de la educación a distancia, en cambio, esta tríada es
la que predominó en las prácticas y conceptualizaciones tradicionalmente, y
hasta hoy así sigue siendo.
En esta modalidad educativa han prevalecido las propuestas y estudios
centrados sobre todo en las interacciones entre docentes-institución y alum-
nos y entre éstos y el contenido. Es probable que este recorte se explique,
en gran medida, por las tecnologías disponibles en la primeras generaciones
de educación a distancia (García Aretio, 1999).
Concretamente, esto se refleja en dos cuestiones. Por un lado, en la preo-
cupación por diseñar estrategias, debidamente fundamentadas, que promue-
van procesos de comunicación bidireccional docente-alumno. Esto se traduce
en las alternativas de tutorías presenciales y a distancia que se han venido de-
sarrollando con la aparición de las distintas tecnologías de la comunicación,
en algunos casos reemplazando unas por otras y en otras buscando la mayor
complementariedad posible a fin de tomar las ventajas relativas de cada una
y disminuir sus limitaciones. Comenzando con la tutoría por vía postal, se han
ido luego incorporando el teléfono, el fax y actualmente las opciones que
brinda la telemática, desde la videoconferencia hasta las comunicaciones me-
diadas por computadora. En todos los casos el eje estuvo siempre centrado
en maximizar relaciones de “ida y vuelta” entre el tutor y el alumno, con el
objeto de acompañarlo, guiarlo, motivarlo, etcétera.
Por otro lado, es posible observar la búsqueda de propuestas innovado-
ras y rigurosas de producción de materiales didácticos capaces de generar en
los estudiantes procesos de reflexión, análisis crítico y establecimiento de re-
laciones entre lo que ya saben y el nuevo contenido a aprender. Más aún, los
materiales óptimos deberían provocar la sensación de un diálogo entre el do-
cente y el alumno, lo que Holmberg (1985) caracterizó como “diálogo didác-
tico mediado”.
Estas propuestas, como mencionamos previamente, se asientan en un pa-
radigma constructivista de los procesos de aprendizaje, y por lo tanto en una
concepción que supone un sujeto productivo y dinámico (Pozo, 1989),7 un
sujeto que desarrolla una actividad autoestructurante. Pero esta actividad se
genera, toma cuerpo y discurre no como una actividad individual sino como
estático.
81
Fernanda Juarros, Débora Schneider y Gisela Schwartzman
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La producción social de conocimiento en la Universidad Virtual
83
Fernanda Juarros, Débora Schneider y Gisela Schwartzman
8 Existe una amplia variedad de métodos que se inscriben bajo el término aprendizaje
cooperativo. Tan sólo a modo de ejemplo podemos nombrar: debates escolares, investiga-
ción en grupo, co-op co-op, trabajo en equipo-logro individual (TELI), rompecabezas o jig-
saw, lectura y escritura integrada cooperativa (LEIC), modelo STAD (student teams achievement
divisions), lear ning together, finding out (descubrimiento), etc. (Fernández Berrocal y Mele-
ro Zabal, 1995b; Johnson, Johnson y Holubec, 1999; Perkins, 1997).
84
La producción social de conocimiento en la Universidad Virtual
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Fernanda Juarros, Débora Schneider y Gisela Schwartzman
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La producción social de conocimiento en la Universidad Virtual
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Fernanda Juarros, Débora Schneider y Gisela Schwartzman
El trabajo dura generalmente tres o cuatro semanas, durante las cuales los
alumnos producen en el interior de cada grupo de trabajo y “cuelgan” su apor-
te. Es interesante señalar que la cantidad máxima de participaciones que cada
grupo puede tener en debates no está regulada, pero sí se indica la necesidad
de contestar, responder los argumentos de los grupos que presentan las pos-
turas contrarias, y complementar, sin repetir, los argumentos de los grupos que
presentan posturas afines. Al finalizar este período, son los grupos “jueces”
quienes cuelgan su aporte, a la manera de veredicto, señalando los criterios
utilizados, la síntesis de argumentos puestos en juego, los puntos sobresalien-
tes del debate, etc. Por último, cada grupo produce un informe que sistemati-
za el proceso que se llevó a cabo en el interior del mismo, informando acerca
de las distintas actividades realizadas, las estrategias de producción de los ma-
teriales de discusión, los medios y herramientas de comunicación utilizados,
la estructura organizativa adoptada, las dificultades percibidas, los logros esti-
mados, etcétera.
Junto con la consigna de trabajo, se les propuso a los alumnos un pe-
queño listado de estrategias para el trabajo en colaboración en entornos
virtuales:
¿Cuáles son los espacios del campus virtual de la UVQ utilizados en este tipo
de trabajo en colaboración? La descripción de los diferentes espacios del cam-
pus virtual de la UVQ y del aula virtual es realizada en detalle en otro artícu-
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La producción social de conocimiento en la Universidad Virtual
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Fernanda Juarros, Débora Schneider y Gisela Schwartzman
90
La producción social de conocimiento en la Universidad Virtual
ción social del conocimiento? Creemos que sí. El rol que adquiere el do-
cente dentro del proceso de enseñanza, lo lleva a abandonar el lugar de
único poseedor de la verdad académica y encargado de impartirla, al ubi-
carse como facilitador de los mecanismos, medios y materiales con los
cuales los alumnos pueden construir y reconstruir conocimientos social-
mente válidos. El trabajo docente, sin embargo, no es menor: selecciona
los contenidos y establece una secuencia lógica para su presentación; iden-
tifica y propone una variedad de materiales y fuentes (impresos, material
en Web, material audiovisual, etc.) a las que el alumno puede recurrir pa-
ra completar su recorrido de aprendizaje; elabora consignas de trabajo que
permiten que el aprendizaje en colaboración sea posible y significativo;
modera los espacios virtuales y acompaña los procesos de producción de
los grupos de alumnos; observa y evalúa los procesos y productos del tra-
bajo de los alumnos a fin de ofrecerles la necesaria retroalimentación, que
les permite mejorar, profundizar, revisar conceptos; y fundamentalmente,
tratándose de una propuesta de aprendizaje por grupos, provee informa-
ción y estrategias para la conformación de verdaderos grupos de aprendi-
zaje. Acerca de los procesos de construcción social del conocimiento por
parte de los alumnos, argumentamos en los puntos anteriores.
d. ¿Los espacios que ofrecen las plataformas de campus virtual, y específi-
camente la de la UVQ, resultan adecuados y suficientes para favorecer el
trabajo en colaboración? Diremos que son adecuados pero no resultan
suficientes. Durante la investigación que precede a este artículo, se rea-
lizó un trabajo de relevamiento de diversas plataformas de enseñanza vir-
tual, algunas de las cuales podrían ser caracterizadas como campus
virtuales. Muchos de ellos poseen definidas en su estructura herramien-
tas que a nuestro criterio resultan adecuadas para el trabajo en colabora-
ción. Proponemos, sin embargo, que se ofrezcan en una misma plataforma
o entorno diversidad de herramientas que permitan establecer distintas
modalidades de comunicación sincrónica y asincrónica, adaptables a la
infraestructura que cada institución posee, y a la vez, a la estructura tec-
nológica de regiones que, como la latinoamericana, presentan un alto ni-
vel de segmentación y diferenciación. En primer lugar, proponemos la
creación de un espacio de trabajo en colaboración. Se trata desarrollar un
nuevo espacio dentro de cada aula, donde los alumnos puedan encon-
trar diversas herramientas de comunicación y producción para el trabajo
en colaboración:
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Aportes y conclusiones
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Bibliografía
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virtuales de aprendizaje
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Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
2 Es el caso, entre otros, del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universi-
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Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
4 Duart, J. M. (2000).
101
Josep M. Duart y María Jesús Martínez
Cada uno de los perfiles citados participa en diferentes fases del proceso de
creación de un programa formativo para entornos virtuales de aprendizaje. To-
dos y cada uno de ellos influye de forma directa en la calidad de la docencia,
pero sólo una figura tiene contacto directo con el destinatario de los programas
académicos: el docente. Es habitual que en las instituciones educativas que im-
parten programas en EVA la figura del docente sea la de una persona externa
que trabaja a tiempo parcial como docente y que aporta a los procesos forma-
tivos tanto sus conocimientos teóricos como su propia experiencia profesional.
El objetivo del presente artículo es proponer un modelo de evaluación de
la calidad de la docencia en entornos virtuales que, pese a estar orientado de
102
Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
Jefe Interna
Externa
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Josep M. Duart y María Jesús Martínez
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Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
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Josep M. Duart y María Jesús Martínez
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Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
Cada input debe ser desagregado, para su análisis en unidades menores, que re-
flejen diferentes dimensiones de la acción docente. Así, por ejemplo, la evalua-
ción externa, realizada por los estudiantes, incluirá subcategorías que reflejarán
su opinión sobre aspectos tales como la rapidez a la hora de responder a sus
consultas o la capacidad del docente para estimular su aprendizaje. En el Anexo I
se incluye un cuadro-resumen en el que se propone un catálogo de subcatego-
rías y la ponderación que corresponde a cada una de ellas en el modelo.
A su vez, en cada subcategoría –conocimientos del docente, por citar un
ejemplo– se analizan diversos aspectos –dominio de la asignatura o capacidad
de actualización, en el ejemplo citado–. La relación de aspectos a estudiar en
cada subcategoría es flexible, puesto que cada organización, en función de
cuáles sean las características básicas de su modelo pedagógico y las del pro-
grama en particular, puede seleccionar aquellos que considere más relevantes.
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Josep M. Duart y María Jesús Martínez
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Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
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Josep M. Duart y María Jesús Martínez
• Mantiene una relación fluida y regular con el resto del equipo docente.
• Coordina su actividad con la de los demás profesores de la asignatura.
• Colabora y comparte ideas, documentos y mejoras con el resto del equipo.
• Participa activamente en los encuentros virtuales y presenciales del equi-
po académico.
• Muestra iniciativa y capacidad de respuesta ante situaciones y problemas
imprevistos.
110
Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
3. Motivación
4. Proceso de evaluación
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Josep M. Duart y María Jesús Martínez
2. Aprovechamiento
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Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
Los objetivos de la evaluación y los criterios con arreglo a los cuales ésta va a
realizarse deben establecerse de forma consensuada en el seno de la organi-
zación, con participación de los propios evaluados. Al hacerlo de esta forma
los objetivos del programa de evaluación serán más realistas y se incrementa-
rá la motivación del docente. De lo contrario, si éste no tiene una idea clara
de qué es lo que la organización le pide y de cómo va a ser valorado su tra-
bajo, resultará más difícil que pueda mejorar su rendimiento. De ahí la impor-
tancia de que el docente, además de recibir una formación inicial que garantice
su conocimiento del entorno –el EVA– y del modelo pedagógico adoptado por
la institución, sea informado de los objetivos del programa de evaluación y de
su papel en el mismo. Es imprescindible, asimismo, que:
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Josep M. Duart y María Jesús Martínez
3. Conclusiones
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Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
Bibliografía
115
Josep M. Duart y María Jesús Martínez
Anexo I
Cuadro resumen
Categoría Puntos
Análisis inter no
Análisis exter no
Resultados académicos
Total puntos
(máximo 100 puntos)
Comentarios:
116
Evaluación de la calidad docente en entornos virtuales de aprendizaje
Anexo II
De: ___________________________________________________________________________________________
Estudios: ____________________________________________________________________________________
Período objeto de evaluación: _______________________________________________________
Participantes en el proceso de evaluación:_______________________________________
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Comentarios:
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Comentarios:
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Comentarios:
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Comentarios:
117
Programas de evaluación de los aprendizajes:
de las teorías de enseñanza a las teorías de
evaluación en el Programa UVQ
Débora Schneider
A. ¿Qué evaluamos?
Conviene comenzar delimitando el ámbito educativo (el “qué”) al que nos re-
ferimos cuando hablamos de evaluación educativa en este artículo: nos cen-
traremos en la evaluación de los conocimientos adquiridos por los alumnos
en su recorrido académico dentro de una carrera universitaria.
119
Débora Schneider
Sin embargo, resulta interesante señalar que en los últimos treinta años,
los estudios centrados en la evaluación de programas, proyectos, institucio-
nes y sistemas han aportado, junto con las diferentes teorías didácticas, una
variedad de problemas, teorías y modelos de acción que sin duda han nu-
trido y modificado para siempre la forma en que las instituciones educati-
vas piensan la evaluación de los conocimientos adquiridos por sus alumnos.
Originalmente concebida por las perspectivas conductistas como la compro-
bación de las conductas que daban cuenta del logro de los objetivos de
aprendizaje estrictamente fijados, es posible pensar en la actualidad este ám-
bito de evaluación desde teorías y modelos más flexibles y diversos, pero
igualmente rigurosos desde el punto de vista científico.
Partimos de la premisa de que todo proyecto educativo conlleva una de-
finición, más o menos explícita, de qué entiende por conocimiento y de qué
forma los sujetos que participan se relacionan con él, a través de procesos de
enseñanza y aprendizaje. De forma sintética, diremos que en el proyecto edu-
cativo de la UVQ se supone una noción de conocimiento como construcción,
ligada a una concepción de sujetos cognoscentes que interactúan con él en
un contexto social, compartido. Se concibe la acción docente como un espa-
cio de colaboración, de andamiaje, en el proceso mental de construcción y
reconstrucción del conocimiento que cada alumno lleva a cabo, en un mar-
co colectivo especialmente diseñado a tal fin.
Estos supuestos resultan fundamentales a la hora de definir la evaluación,
porque actúan como criterios básicos en la formulación de una propuesta que
contemple como objetivos la determinación de los aprendizajes logrados por
los alumnos y la mejora constante de los procesos de enseñanza dispuestos
por la institución. Más aún, la evaluación es un elemento constitutivo de los
procesos de enseñanza y de aprendizaje, y por lo tanto, debe ser definida uti-
lizando los mismos criterios que se usan para aquellos:
120
Programas de evaluación de los aprendizajes
121
Débora Schneider
122
Programas de evaluación de los aprendizajes
Pero una vez más, podemos identificar otra respuesta a la pregunta ini-
cial. Es posible operar con los resultados de la evaluación en términos de la
función social que toda institución educativa en general y universitaria en par-
ticular, tiene. Esto es, rendir cuentas a la sociedad de la calidad de la educa-
ción impartida y de los procesos académicos implicados.
Uno de los aspectos vinculados a la actual preocupación de la comuni-
dad educativa respecto de la evaluación es la expansión de la demanda so-
cial de información, inmediatamente relacionada con el concepto de rendición
de cuentas (accountability). Esto puede explicarse como la obligación de to-
da institución pública de dar a conocer a las autoridades y a la ciudadanía los
aspectos de organización, procesos y resultados que permitan comprender su
funcionamiento y la calidad del mismo. Este concepto no está exento de fuer-
tes controversias, sobre todo, en el actual contexto de recorte presupuestario
y avance del control gubernamental sobre la autonomía universitaria.
Sin embargo, es posible entender este concepto desde un punto de vista más
amplio. La rendición de cuentas puede ser vista desde el mencionado aspecto
“contractual” o estricto, con la institución respondiendo a las preguntas del go-
bierno u organismos de financiamiento. Pero existen dos dimensiones más de
fuerte contenido propositivo: la rendición de cuentas “moral” (answerability) res-
pecto a los propios alumnos, y la rendición de cuentas “profesional” (respon-
sability) frente a la propia institución docente y a los pares profesionales y
académicos.
No obstante, esta discusión aparece, en el caso de la enseñanza que uti-
liza entornos virtuales (así como en las demás modalidades de la enseñanza
abierta o a distancia) como un factor de especial importancia. Históricamen-
te, las instituciones que ofrecen enseñanza no presencial han debido realizar
considerables esfuerzos para que la comunidad académica y la sociedad acep-
taran en pie de igualdad la calidad de la enseñanza así impartida con la tra-
dicional o presencial. Si bien es cierto que en los últimos tiempos este prejuicio
comienza poco a poco a diluirse, no menos cierto es que esto se debe, en
parte, a que en el caso particular de las universidades se ha puesto especial
énfasis en mantener el carácter presencial de las evaluaciones realizadas a los
alumnos. Mientras que en otros aspectos del proceso educativo (por ejemplo,
en los modelos de comunicación utilizados, o en las características del mate-
rial didáctico), las instituciones de educación a distancia han sido de las más
innovadoras y de las primeras en disponer y aprovechar los recursos tecno-
lógicos, en lo que respecta a la evaluación, la tendencia sigue siendo respe-
tar la tradición universitaria y proponer que la certificación y acreditación de
los alumnos se base en instancias de evaluación presencial.
Desde nuestro punto de vista, esto es de especial importancia. Las prác-
ticas educativas no presenciales se basan en un fuerte compromiso de con-
fianza mutua. Los alumnos confían en que los miembros de la institución son
123
Débora Schneider
quienes dicen ser, y viceversa. Sin embargo, las tecnologías actualmente dis-
ponibles no nos permiten comprobar la identidad real de quien produce y
envía sus trabajos para evaluar, lo que torna fundamental la creación ad hoc
de una instancia en la que el alumno se hace presente en la institución con
su documento de identidad, y expone lo aprendido a través de un instrumen-
to especial de evaluación.
No nos extrañaría, sin embargo, que dentro de poco tiempo sea posible
encontrar un procedimiento que combine la confirmación de la identidad que
propone la evaluación presencial y la no-confluencia en el espacio. De he-
cho, existen instituciones que proponen estrategias basadas en la videocon-
ferencia, que resultan por ahora inadecuadas al contexto argentino, sobre todo
por la necesaria infraestructura que conlleva.
124
Programas de evaluación de los aprendizajes
¿Cómo y cuándo evaluar? Esas son las preguntas que articulan la propuesta
de evaluación en la UVQ, que combina normativa propia de la institución en
la que se desarrolla (la Universidad Nacional de Quilmes) y aspectos especí-
ficos relacionados con la educación en entornos virtuales.
Desde un punto de vista macro, la modalidad de evaluación en la UVQ no
difiere de la modalidad presente en las propuestas de educación presencial
de la Universidad Nacional de Quilmes, y de las de la mayor parte de las uni-
versidades nacionales argentinas. Esto es, presenta una primera instancia de
evaluación que se realiza en el interior de cada aula, durante el período de
cursada (16 semanas) y una segunda instancia que se conoce como “examen
final” que se realiza en cinco turnos dispuestos a lo largo del año. Sin embar-
go, al observar en detalle las características del programa es posible determi-
nar cómo este programa resulta específico para una modalidad de enseñanza
en entornos virtuales.
125
Débora Schneider
luar son propias de una instancia de síntesis conceptual que pueda expre-
sar los conocimientos que el alumno ha adquirido a lo largo del curso.
Todas las asignaturas son evaluadas en esta instancia (a excepción de Nue-
vas Tecnologías, asignatura de carácter introductorio para ciertas carreras)
y todos los exámenes finales son escritos (en algunos casos, utilizando
computadoras), individuales y presenciales.
126
Programas de evaluación de los aprendizajes
Ahora bien, tal como se especifica en los párrafos precedentes, la única ins-
tancia de acreditación resulta el examen final. Entendemos que la aprobación
de los trabajos prácticos obligatorios es una condición indispensable para dar
por satisfactoriamente concluido el curso, pero la escala de calificación que
se les aplica es nominal y conceptual, con sólo dos categorías: aprobado y
reprobado. Por otra parte, el haber reprobado los trabajos prácticos de un cur-
so no implica que el alumno deberá volver a cursar la asignatura, pero sin
penalización alguna.
Esto quiere decir que la apreciación de los méritos del trabajo de los alum-
nos no se expresa luego en la calificación final, producto de la evaluación
por examen presencial. Esta decisión representó un fuerte debate al interior
del programa Universidad Virtual, y constituye uno de los aspectos sobre los
que se producen periódicas revisiones.
El sentido y argumento que prima en esta situación es el de atención a
la diversidad. Es bien conocido que en los programas de educación no pre-
sencial, los alumnos presentan características particulares, diferentes que en
el tradicional claustro universitario. En nuestro caso, el alumnado está cons-
tituido por adultos en su mayoría de entre 30 y 45 años, de los cuales el 66%
están casados, el 23% trabaja de 30 a 39 horas semanales, mientras que el
44% trabaja 40 o más. Esto determina que las posibilidades que los mismos
alumnos tienen de lectura y seguimiento de las actividades optativas y de
producción de actividades de evaluación obligatoria sean limitadas y gene-
127
Débora Schneider
A partir del marco general que propone la UVQ para la totalidad de sus cur-
sos, los docentes de cada asignatura deben definir los propios programas de
evaluación. Resulta un tópico recurrente en educación el hecho de que los
docentes suelen ser poco innovadores en las prácticas de evaluación, y esto
debido a dos cuestiones: o bien es la institución quien fija las pautas y for-
mas con las que se evaluarán los conocimientos de los alumnos (falta de au-
tonomía) o bien porque desconocen la diversidad de tipos de instrumentos a
los que es posible acudir y los aspectos que cada uno de ellos evalúa.
Para evitar este fenómeno, es indispensable que se realice entre la insti-
tución y los docentes una negociación de significados permanente, que per-
mita definir programas de evaluación que sean a la vez coherentes en sí
mismos (esto es, que se definan a partir de las necesidades de evaluación que
los profesores perciben, las teorías y modelos de enseñanza con los que ca-
da uno trabaja, las estrategias de aprendizaje privilegiadas en cada una de
ellas, y fundamentalmente, la lógica disciplinar) y coherentes con el progra-
ma general propuesto por la UVQ. Siguiendo a Camillioni (1998):
Ahora bien, para promover la definición por parte de los docentes de un pro-
grama de evaluación y de los instrumentos que lo componen, es indispensa-
ble que los propios docentes conozcan las distintas teorías de evaluación que
sustentan los diversos modelos de enseñanza, los instrumentos que las mis-
128
Programas de evaluación de los aprendizajes
129
Débora Schneider
130
Programas de evaluación de los aprendizajes
empleador, etc. En el sentido estricto que aquí le damos, los trabajos que forman
parte de la colección son todos los que el docente propone como actividades. El
alumno por su parte, no realiza una selección de los mismos en base a criterios
personales, una de las prácticas habituales en el uso de los portafolios en instan-
cias educativas más extensas en tiempo (por ejemplo, un año lectivo en EGB).
Ahora bien, ¿qué beneficios presenta este tipo de propuesta en la evaluación
de los conocimientos adquiridos por los alumnos? Señalaremos algunos de ellos:
131
Débora Schneider
1. Organización de la propuesta
132
Programas de evaluación de los aprendizajes
133
Débora Schneider
2ª entrega: se trata de una actividad que propone el trabajo sobre una ac-
ción docente concreta, como es la planificación de secuencias para la ense-
ñanza. Nuevamente, la propuesta permite la divergencia en las respuestas, e
implica un trabajo sobre los conceptos y procedimientos propios de cada mo-
delo desarrollado durante las clases. La posibilidad de compartir los trabajos
134
Programas de evaluación de los aprendizajes
en Debates les permitió a muchos alumnos comenzar con una primera revi-
sión, a partir de la simple observación de las propuestas de los compañeros.
135
Débora Schneider
136
Programas de evaluación de los aprendizajes
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Débora Schneider
Consideraciones generales:
138
Programas de evaluación de los aprendizajes
• Claridad en la exposición
• Pertinencia del tema seleccionado respecto de los contenidos de
la asignatura
139
Débora Schneider
Alumna/o:
140
Programas de evaluación de los aprendizajes
Estimado/a alumno/a:
Tal como anuncié en la última clase, los alumnos que entregaron y apro-
baron la totalidad de los trabajos del portafolios están en condiciones de
presentarse al coloquio escrito. La nota del mismo, del 1 al 10, se prome-
dia con una nota producto del trabajo durante el cuatrimestre, y es la no-
ta final que el alumno recibirá.
Para decidir esta calificación, tuve en cuenta el trabajo realizado
durante todo el curso, las sucesivas reelaboraciones, el trabajo en gru-
po y en el espacio de Debates, el proceso de reescritura y cambio pro-
ducido desde el primer trabajo hasta el último, el cumplimiento de
plazos y consignas, la creatividad, el compromiso con la tarea, entre
otros criterios.
Destaco de tu tarea el compromiso constante, la superación de las
dificultades que te propuso el trabajo en grupo y el interés y esfuerzo
por ligar las propuestas de la asignatura a la práctica en tu disciplina.
Tu última entrega de portafolios, por su parte, realiza una muy bue-
na descripción de tu proceso de seguimiento y aprendizaje, y te agra-
dezco los comentarios respecto de mi trabajo.
141
Débora Schneider
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Programas de evaluación de los aprendizajes
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Débora Schneider
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Programas de evaluación de los aprendizajes
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Débora Schneider
Bibliografía
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Una mirada a la normativa de la educación no presencial
en la Argentina. El caso de la educación en entornos
virtuales de aprendizaje
Introducción
147
Ana Lilian Knez y Alejandra Santos Souza
rior: la educación a distancia incorpora rápidamente las NTCs, con los redi-
mensionamientos que ello acompaña, además de convertirse en la herramien-
ta más eficiente de la internacionalización y la transnacionalización de la
educación.
En América Latina, a lo largo de los últimos años han habido distintos inten-
tos de avanzar en la consideración de los problemas de la calidad en la edu-
cación, surgidos fundamentalmente del crecimiento del número de instituciones
y de la matrícula, lo que generó en los últimos 30 años, niveles muy hetero-
géneos de calidad.
Ya en el año 1989 en México se creó la Comisión Nacional para la Eva-
luación de la Educación Superior (CONAEVA), dependiente de la Coordinación
Nacional para la Educación Superior, mientras que en Chile a partir de 1990
empezó a funcionar el Consejo Superior de Educación, que regulaba las ac-
ciones de las universidades privadas. En Colombia, a partir de 1992 se crea
el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) y en Brasil, por iniciativa de las
universidades y en acuerdo con el gobierno nacional se inicia el Programa
Institucional de las Universidades Brasileñas (PAIUB), en tanto en la Argentina
la Comisión Nacional de Evaluación Universitaria (CONEAU) se crea entre los
años 1995/1996. También se iniciaron, en la década de 1990 y en los últimos
años, organismos de evaluación y acreditación universitaria integrados por dis-
tintos países, como es el caso del SICEVAES (Sistema Centroamericano de Eva-
luación y Acreditación) creado en 1998 y en el MERCOSUR el Mecanismo
Experimental de Acreditación de Carreras para el Reconocimiento de Grado
Universitario, también del mismo año. Finalmente, en el año 2003 se crea la
Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior en
Paraguay y el SINAES, Sistema Nacional de Evaluación de la Educación Supe-
rior de Brasil, aprobado por el Congreso Nacional de Brasil en abril de 2004.
También en otros países de la región, Uruguay, Bolivia, Nicaragua, se apro-
baron a lo largo de los últimos años distintos mecanismos de evaluación de
la calidad y acreditación universitaria.
Esta mirada a la situación latinoamericana nos lleva a hablar de lo que en
distintos foros se ha denominado la “cultura de la evaluación” de la educa-
ción superior, que ha superado la dicotomía de los años 90 entre autonomía
y evaluación.
En nuestro país, a partir de 1993, con una serie de iniciativas tendientes
a generar una cultura de la evaluación y acreditación, se implementó un con-
junto de herramientas para garantizar la calidad de la educación universitaria
148
Una mirada a la normativa de la educación no presencial en la Argentina
• Evaluaciones externas, que tendrán lugar como mínimo cada seis años y
se llevarán a cabo en el marco de los objetivos definidos por cada insti-
tución. Son complementarias de las autoevaluaciones que efectúen los es-
tablecimientos para analizar sus logros y dificultades y para sugerir medidas
orientadas al mejoramiento de la calidad. Las evaluaciones externas tie-
nen como principal objetivo contar con bases para asistir a las institucio-
nes en sus propuestas de mejoramiento de a calidad.
• Acreditación periódica de carreras de grado, cuyos títulos correspondan a
profesiones reguladas por el Estado, tal como lo determine el Ministerio
de Educación en acuerdo con el Consejo de Universidades.
• Acreditación periódica de especializaciones, maestrías o doctorados, con-
forme con los estándares que establezca el Ministerio en consulta con el
Consejo de Universidades.
• Dictámenes sobre las bases de evaluaciones de los proyectos respectivos,
relativos a la puesta en marcha de nuevas instituciones universitarias es-
tatales, así como el otorgamiento de la autorización provisoria y el reco-
nocimiento definitivo de las instituciones universitarias privadas.
• Dictámenes sobre el reconocimiento de las entidades privadas que se cons-
tituyan con fines de evaluación y acreditación de instituciones universita-
rias, de conformidad con la reglamentación que fije el Ministerio de
Educación de la Nación con respecto a la naturaleza y forma de constitu-
ción de dichas entidades.
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Ana Lilian Knez y Alejandra Santos Souza
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Una mirada a la normativa de la educación no presencial en la Argentina
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Ana Lilian Knez y Alejandra Santos Souza
152
Una mirada a la normativa de la educación no presencial en la Argentina
Distintos autores, entre los que se destaca Castells (1997) han puesto en evi-
dencia las implicancias socioculturales y políticas que arrastra la revolución
tecnológica que desborda las vidas, ya que el enjambre de relaciones que
marca el proceso de globalización no sólo inunda el espacio de la transac-
ción comercial, sino también repercute en la modificación de las representa-
ciones vitales del tiempo y del espacio: el mundo de la virtualidad, mundo
sin tiempo, mundo sin lugar. Sin embargo, este mundo, donde surge más pal-
pable la emergencia de diferencias entre grupos sociales permite, a la vez, el
acceso a la educación a quienes no pueden, por distintas razones, llegar al
mundo de la educación superior. Este tipo de modalidad, en expansión cons-
tante, está abriendo la posibilidad de la formación universitaria a jóvenes y
adultos con obligaciones familiares y laborales, normalmente alejados de las
sedes centrales de las universidades.
En el comienzo del siglo XXI es evidente el reto que significa para los sis-
temas universitarios nacionales la incorporación de distintos dispositivos tec-
nológicos para el desarrollo de la misión y el fin para los que fueron creados,
tanto desde el punto de vista social como educativo. Esta incorporación ge-
nera un cambio de paradigma en las relaciones, lo que va a llevar también a
un cambio en el modo de analizar las instituciones universitarias.
La formación universitaria no presencial ha obligado a las comunidades
académicas a una revisión de sus misiones, funciones y procesos, desde el
punto de vista de la transmisión de conocimiento hasta la consideración de
las modalidades de gestión administrativa. Este proceso de cambio conlleva
fuertes presiones de la misma comunidad académica, que suele percibir co-
6 Véase <http://www.lanacion.com.ar/cultura/nota.asp?nota_id=719180>
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Una mirada a la normativa de la educación no presencial en la Argentina
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Consideraciones finales
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Una mirada a la normativa de la educación no presencial en la Argentina
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Una mirada a la normativa de la educación no presencial en la Argentina
Bibliografía
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Hacia un modelo de coevaluación de la calidad
del Programa UVQ
Presentación
161
Elisa M. Pérez y Débora Schneider
162
Hacia un modelo de coevaluación de la calidad del Programa UVQ
Debemos, asimismo, considerar que el perfil del estudiante que opta por es-
te tipo de educación difiere de una institución académica presencial, y pue-
de variar en las siguientes características:
Coincidiendo con Josep Duart (2000) en que “el modelo pedagógico condi-
ciona el estilo organizativo”, realizaremos una breve descripción del modelo
propuesto por la Universidad Virtual. No con la intención de presentar “un
modelo”, sino más bien de delinear el recorrido y el posicionamiento peda-
gógico y organizativo que han configurado esta experiencia educativa.
163
Elisa M. Pérez y Débora Schneider
a) Los que centran su mirada en los medios tecnológicos y desde allí elabo-
ran una propuesta pedagógica que de alguna forma está determinada por
los mismos
b) Los modelos centrados en el profesorado, cuyas modalidades mantienen
los presupuestos de la enseñanza tradicional presencial, y
c) Los modelos centrados en el estudiante que se basan en requerir del es-
tudiante lo que consideran
Por otra parte, para Bates (2001) las universidades que emprenden mejores
prácticas frente a la incorporación de nuevas tecnologías, centran más su aten-
ción en la enseñanza y el aprendizaje y menos en la tecnología.
En esta perspectiva, a lo largo de los primeros años de desarrollo, la UVQ
identificó cinco áreas críticas para la implementación del programa, que se con-
solidan en la organización de procesos clave de gestión académica. Éstos son:
164
Hacia un modelo de coevaluación de la calidad del Programa UVQ
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Elisa M. Pérez y Débora Schneider
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Hacia un modelo de coevaluación de la calidad del Programa UVQ
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Elisa M. Pérez y Débora Schneider
racionalistas, por entender que los mismos privilegian, en una u otra medida,
la evaluación externa.
Por otra parte, la Universidad Nacional de Quilmes ha utilizado mecanis-
mos de evaluación externa en diferentes momentos de su desarrollo institu-
cional: para diseñar planes y programas de estudio en el grado universitario,
para diseñar sus procesos de gestión administrativa y académica y, básica-
mente, para regular la carrera docente y las actividades de investigación de
la planta académica, apelando a la modalidad de evaluación de pares exter-
nos. Cabe aclarar que el Estatuto de la UNQ establece esta modalidad de eva-
luación de manera obligatoria y periódica. Parte de esa política de evaluación
externa de las diferentes funciones que abarca la actividad de la UNQ ha te-
nido lugar en los últimos años en el marco de la Agenda Pública Universita-
ria y los resultados han tenido una directa influencia sobre su proyecto
institucional y académico.
Acordamos entonces que una propuesta de evaluación interna puede com-
plementarse con una evaluación externa que permita realizar comparaciones
tanto en el ámbito nacional como internacional en la búsqueda de criterios
comunes de mejoramiento de la calidad de los programas de las instituciones
de enseñanza superior.
Y en este sentido consideramos que, si bien esta modalidad virtual no re-
conoce fronteras en lo que refiere al medio en que la misma lleva adelante
su propuesta de enseñanza, no podemos desconocer el contexto institucio-
nal y regional en el que el programa se desempeña como uno de los facto-
res primordiales que le permitirán relacionarse con otras instituciones en la
búsqueda de criterios comunes que vayan mas allá de las acreditaciones for-
males a nivel nacional o internacional
Por esto, en lo que refiere a nuestra propuesta de evaluación interna, de
las alternativas metodológicas reseñadas consideramos que el modelo libre de
objetivos resulta especialmente atractivo. La evaluación de programas, según
este enfoque, se realiza generalmente a través de un proceso que sigue tres
fases:
172
Hacia un modelo de coevaluación de la calidad del Programa UVQ
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Elisa M. Pérez y Débora Schneider
174
Hacia un modelo de coevaluación de la calidad del Programa UVQ
ma, para luego abordar los aspectos locales y regionales en donde la misma se
desarrolla. Teniendo en cuenta que esta institución ha tenido que atenerse a
una serie de cambios políticos y económicos que tienen que ver con la reali-
dad por la que atraviesan las instituciones de educación superior tanto en la
Argentina como en Latinoamérica, entendemos que debemos abordar:
175
Elisa M. Pérez y Débora Schneider
176
Hacia un modelo de coevaluación de la calidad del Programa UVQ
177
Elisa M. Pérez y Débora Schneider
Las relaciones entre estos elementos estarán determinadas por los criterios de
valor que aplicaremos sobre los mismos. Es decir, será la mirada analítica de
quienes participan del programa la que va a establecer la valoración en las
relaciones entre estos elementos y los procesos del programa.
178
Hacia un modelo de coevaluación de la calidad del Programa UVQ
las herramientas sobre las que hemos reflexionado en pos de un plan que
promueva una mejora cualitativa de la UVQ.
En este sentido, recortamos, buscamos, elaboramos determinada informa-
ción con la finalidad expresa de realizar una propuesta de mejora de la cali-
dad de la educación. Así y sólo así esta propuesta cobrará sentido.
Bibliografía
179
Consideraciones para el diseño de un curso propedéutico
a un programa de educación superior en entornos
virtuales de aprendizaje
181
Pablo Baumann
Desde el punto de vista del estudiante que inicia sus estudios de nivel supe-
rior en un Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA), encarar dicha tarea puede ser
toda una odisea.
182
Consideraciones para el diseño de un curso propedéutico a un programa de educación...
183
Pablo Baumann
El modelo utilizará los medios tecnológicos más adecuados para sus fi-
nalidades, pero debe poder introducir cambios tecnológicos si estos
medios no facilitan la tarea a los estudiantes y al profesorado. Debe
servir para poner al alcance del estudiante y del profesorado una am-
plia gama de recursos que ayudarán, al primero en su proceso de apren-
dizaje y en la manera de convertirse en su verdadero protagonista y
gestor; y al segundo en llegar a ser un verdadero facilitador del apren-
dizaje (Laurillard, 1993, citado por los autores), sesgado en su clásica
función de transmisor del conocimiento.
Frecuentemente sucede que son los estudiantes los que deben adaptarse al
medio y no como debiera, éste adaptarse a las necesidades de los primeros.
A estos problemas deben agregarse los propios del contexto socio-cultu-
ral específico del que se trate: las características del propio sistema educati-
vo, el público al que estará(n) dirigida(s) la(s) oferta(s), sus edades,
formaciones y experiencias previas, nivel socio-económico, etc. En resumidas
cuentas, éstos son los principales obstáculos que debe superar el diseño de
una propuesta de curso propedéutico, para convertir la transición del estu-
diante a un EVA en una experiencia que no sea traumática y que, por el con-
trario, resulte agradable, inteligible, contenedora y efectiva.
Una vez identificados los desafíos, éstos deben ser traducidos en objetivos
claros. En el caso de la asignatura Nuevas Tecnologías del Programa UVQ,
nos hemos propuesto cuatro objetivos principales:
184
Consideraciones para el diseño de un curso propedéutico a un programa de educación...
185
Pablo Baumann
Tal vez éste sea el objetivo más necesario y más difícil de llevar a cabo,
porque implica (junto con el siguiente objetivo d.), por un lado trascender
la mera transmisión-adquisición de procedimientos, haciendo de éste, más
que un curso de “informática”, una “introducción a la ciber cultura”. Y por
el otro, implica ir más allá del propio EVA. Un EVA es un entorno que está
sumergido en un ambiente infinitamente mayor, que es la Red de redes. Es
una platafor ma relativamente ordenada, en medio de un mar de informa-
ción caótica y a la deriva. Dentro de los límites del campus los recursos es-
tán “casi” directamente accesibles y relativamente organizados. Pero sería
de una gran ingenuidad pensar que un EVA (cualquier EVA) puede resultar
autosuficiente en la gestión del conocimiento. Por más contenidos que de-
sarrolle, por más bibliotecas virtuales que tenga, por más canales de comu-
nicación de que disponga, por más hipervínculos que proponga, un EVA
ideal sería aquel que abarcara toda la Red, o sea, la Internet toda. Ni si-
quiera los meta campus más sofisticados serán jamás capaces de articular
tamaños tan vastos.
De modo que un curso propedéutico deberá tener como objetivo, si no
lograr, al menos, sentar las bases para que los estudiantes obtengan gradual-
mente las habilidades, competencias y actitudes necesarias para aprender a
aprender, en el entorno de información mucho más vasto que es la Internet.
A estas habilidades y competencias las llamaremos hiperlectoras, en el senti-
do que le dan Burbules y Callister (2001) al término “hiperlectura”.
En este sentido nuestro primer objetivo, será hacer de nuestros estudian-
tes usuarios críticos. Para ello es importante no sólo promover las habilida-
des de una lectura crítica convencional, sino dotarlos de los códigos y
herramientas técnicas necesarios para formular interrogantes, establecer estra-
tegias de búsqueda, evaluación y selección de la información, y realizar una
lectura crítica en Internet, es decir, que puedan emitir juicios de credibilidad
sobre el material obtenido.
En segundo lugar, promover la lectura crítica como práctica social, a tra-
vés de la puesta en juego de los sistemas de credibilidad distribuida, funda-
mentalmente en los foros de debates.
Burbules y Callister, no obstante, proponen la figura del hiperlector como
alguien que trasciende al usuario crítico.
Un hiperlector:
186
Consideraciones para el diseño de un curso propedéutico a un programa de educación...
187
Pablo Baumann
de las distintas carreras comparten las mismas aulas virtuales1, de modo que
lo que es un trabajo interdisciplinario entre los docentes, se traduce también
en un trabajo interdisciplinario entre los alumnos. Lo que se ha perdido de la
profundidad específica de cada disciplina, en tanto se ha elegido no adaptar
los contenidos de la asignatura para cada carrera en particular, se ha ganado,
en cierto sentido, en una perspectiva más amplia, que valora la diversidad de
voces y puntos de vista, permitiendo experimentar de manera más cabal las
posibilidades de la comunicación hipertextual (Landow, 1995). Por otro lado,
“ajustar los modos en que enseñamos a cultivar el pensamiento divergente y
las perspectivas múltiples, puede ayudar a los estudiantes a usar eficazmente
estos entornos, con la mínima desorientación” (Hill, 1997).
Otra cuestión a tener en cuenta a la hora del diseño de los contenidos es
que, en el caso del Programa UVQ, el público al que va dirigida la asignatura
no sólo es heterogéneo en sus intereses, sino que lo es también por sus tra-
yectorias y formaciones previas (como ya se describe en otro capítulo de es-
te libro), por su amplia composición etaria, familiar, social y cultural.
Finalmente, para el diseño de los contenidos se buscó integrar los objeti-
vos antes mencionados en el punto 2 en tres ejes: dos ejes paralelos, uno pro-
cedimental y otro teórico; y un eje metodológico transversal a éstos, de modo
que el aprendizaje pudiera, de alguna manera, integrar la teoría con la prác-
tica, dentro de una propuesta coherente e integrada, como muestra el siguien-
te esquema.
El curso presenta los tres ejes en cinco unidades de trabajo. Sólo exponemos
aquí, por razones de extensión, un esquema de los contenidos:
Nociones de
hipertexto.
188
Consideraciones para el diseño de un curso propedéutico a un programa de educación...
4. Establecer la metodología
Cómo llevar adelante didácticamente estos contenidos, es una tarea que de-
be realizarse dentro de los límites del marco metodológico y del modelo pe-
dagógico más amplio del Programa en su conjunto. Dado que se trata de una
asignatura propedéutica se debe poner especial énfasis en que exista conti-
nuidad y coherencia con el modelo institucional. En este sentido, en líneas
generales, seguimos las orientaciones de Duart y Sangrá (1999) quienes pro-
ponen tres pilares básicos para un modelo pedagógico integrador: los mate-
riales didácticos, la acción docente y la evaluación del estudiante.
189
Pablo Baumann
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Consideraciones para el diseño de un curso propedéutico a un programa de educación...
191
Pablo Baumann
des de evaluación en cada caso. Será una guía de la acción docente con
la finalidad de que el estudiante pueda organizar activa y eficazmente su
aprendizaje.
En el caso del Programa UVQ, además, gran parte de estas tareas se planifi-
can, se organizan, se discuten y diseñan de manera continua, conjunta y coo-
perativa entre los docentes. Este punto es central: dado el necesario trabajo
interdisciplinar y la diversidad de saberes expresados en el equipo de docen-
tes de Nuevas Tecnologías, trabajar de manera cooperativa produce un efec-
to sinérgico, estimulante y creativo para la enseñanza, que beneficia el
aprendizaje de los alumnos.
Conclusiones
Como ves, aquí requiere que ahora corras tan rápido como
puedas para permanecer en el mismo lugar. Si quieres ir a otra
parte, debes correr al menos el doble de rápido que antes.
LEWIS CARROLL2
Al comienzo de este trabajo citábamos a Hill (1997) cuando decía que cual-
quier esfuerzo de cambiar a una persona (de eso se trata educar) tiene el po-
tencial de causar daño. Es una verdad incuestionable. Pero también es verdad,
y la historia es testigo, que la omisión (total o parcial) de dicha tarea suele,
efectivamente, causar daños aún peores.
Castells (2001) señala que:
2 Bauman, Z. (2003), Moder nidad Líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económi-
ca, p. 59.
192
Consideraciones para el diseño de un curso propedéutico a un programa de educación...
Hannah Arendt (1992) nos ha regalado una bella reflexión sobre esta preo-
cupación, que ha atormentado durante siglos, a muchos filósofos, desde Só-
crates hasta nuestros días:
[...] pudiera ser que nosotros, criaturas atadas a la tierra, que hemos co-
menzado a actuar como si fuéramos habitantes del universo, seamos
incapaces de entender, esto es, de pensar y hablar sobre las cosas que,
no obstante podemos hacer. En este caso sería como si nuestro cere-
bro, que constituye la condición física, material, de nuestros pensa-
mientos, no pudiera seguir lo que realizamos, y en adelante
necesitáramos máquinas artificiales para elaborar nuestro pensamiento
y habla. Si sucediera que conocimiento (en el moderno sentido de
know-how) y pensamiento se separasen definitivamente, nos converti-
ríamos en impotentes esclavos no tanto de nuestras máquinas como de
nuestros know-how, irreflexivas criaturas a merced de cualquier arte-
facto técnicamente posible, por muy mortífero que fuera.
Sí, se trata de correr más rápido. Pero también se trata de pensar hacia dónde.
Bibliografía
193
Pablo Baumann
194
Consideraciones para el diseño de un curso propedéutico a un programa de educación...
195
La gestión de la clase en el espacio virtual
I. Introducción
197
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
198
La gestión de la clase en el espacio virtual
Debido a que los aportes en este sentido son inabarcables, hemos decidido
considerar dos antecedentes que se ubican en los dos extremos temporales
de la producción didáctica: lo escrito por un autor fundacional en el campo
de la didáctica como lo fue Juan Amós Comenio; y la obra actual de dos pe-
dagogos americanos quienes abordan el tema del aula de un modo muy ori-
ginal, Joyce y Weil. Tanto en los inicios del campo de la didáctica como en
el debate propio de la década de 1980 la organización de la enseñanza cons-
tituyó un tema central. La selección de los autores responde estrictamente a
los fines prácticos de este artículo.
Comenio escribió la Didáctica Magna en el año 1657 y allí expresaba la
necesidad de reunir a los jóvenes en las escuelas. En el capítulo XVI de la Di-
dáctica Magna “Los requisitos generales para aprender y enseñar. Esto es: de
cómo debemos enseñar y aprender con tal seguridad que necesariamente ha-
yan de experimentarse los efectos”, el autor expone los requisitos generales
a tener en cuenta en la gestión de la clase:
199
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
la idea según la cual existe un modelo perfecto. No hay modelo capaz de ha-
cer frente a todos los tipos y estilos de aprendizaje.
Los modelos de enseñanza elegidos estarán en relación con el tipo de
realidades introducidas en la clase y con la cosmovisión que impulsa a pro-
fesor y alumnos a trabajar juntos. Estos autores proponen una clasificación
en cuatro familias o grupos que representan orientaciones de aprendizaje di-
ferentes:
200
La gestión de la clase en el espacio virtual
yacentes a la teoría del aprendizaje, con la tecnología disponible y con las ca-
racterísticas personales e intelectuales de los grupos de aprendizaje.
201
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
202
La gestión de la clase en el espacio virtual
A. Los debates
En este punto, la variedad se ha hecho presente una vez más. No sólo el for-
mato de la clase es muy distinto entre los distintos docentes de los cursos, si-
no que la modalidad de comunicación hacia los alumnos varía mucho entre
profesores.
203
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
B. La Propuesta
La Carpeta de Trabajo
El Programa del Curso
El Plan de Trabajo
Las Clases semanales
Las Guías de Estudio y propuestas de actividades
Los Trabajos Prácticos
204
La gestión de la clase en el espacio virtual
Docente a cargo:
Fecha: en la UVQ la clase se cuelga los días jueves, entonces en este casillero
va la fecha exacta que corresponde a la cursada.
Bibliografía: abarca los libros obligatorios que los alumnos compran y tam-
bién la bibliografía que se envía a digitalizar.
205
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
En algunas propuestas de clase, la dificultad mayor tiene que ver con la ex-
tensión del texto y la repetición de lo ya dicho en la Carpeta de Trabajo; en
otros casos, con la presentación de un nuevo texto académico que se suma
a la Carpeta de Trabajo, duplicando la tarea de lectura de los alumnos.
Las Guías de Lectura y Las propuestas de Actividades. Como ya dijimos,
no siempre forman parte de la propuesta que acompaña a la clase semanal,
pero en los casos que sí lo hacen constituyen herramientas que facilitan y
orientan al estudiante en el proceso de aprendizaje.
Las Guías de Lectura y las Actividades tienen un gran potencial en el pro-
ceso de aprendizaje de los alumnos. Las estrategias a adoptar pueden ser va-
rias y dependerán –obviamente– de la asignatura en cuestión. Enumeramos
algunas estrategias a modo de ejemplo:
206
La gestión de la clase en el espacio virtual
Los Trabajos Prácticos. Para poder acreditar el curso, nuestros estudiantes de-
ben aprobar dos trabajos prácticos y un examen final.
En el caso de los Trabajos Prácticos, los alumnos deben sistematizar, con-
frontar ideas y elaborar producciones personales individuales, recobrando con-
ceptos teóricos trabajados en el transcurso de las unidades didácticas. Se
estipulan debidamente algunos aspectos formales de los mismos (cantidad de
hojas, referencias bibliográficas, etc.) que hacen a la presentación de sus tra-
bajos prácticos vía correo a los profesores.
Es deseable que estos trabajos sean útiles a los estudiantes para vislum-
brar los nudos o principales problemas conceptuales trabajados, ya sea en las
clases como en la bibliografía suministrada. Asimismo, se busca un análisis
creativo, crítico y ampliado a través de la propia experiencia vivida. Hay que
tener en cuenta que la mayoría de los estudiantes acreditan una vasta expe-
riencia en el sistema educativo como estudiantes y profesionales.
En cuanto a la instancia de examen final, éste es escrito e individual. Los
estudiantes tienen que responder preguntas elaboradas por los docentes, que
buscan hacer foco en los nudos o problemas centrales de los cursos. Para to-
dos los casos es recomendable elaborar una grilla de corrección que explici-
te los criterios de evaluación.
Una vez descripta la estructura de los cursos y realizadas las sugerencias
para su gestión, es indispensable hacer una breve referencia al Aula virtual y
sus espacios. Al ingresar al aula virtual, el docente cuenta con la posibilidad
de utilizar distintos recursos para desarrollar el proceso de enseñanza, cada
uno de ellos con un objetivo y estrategia didáctica definidos. Estos espacios
son los siguientes:
Debates
El debate es el lugar donde todos los participantes del curso, moderados por
el docente a cargo del mismo, discuten sobre diferentes cuestiones relaciona-
das con la temática principal de la materia.
Los mensajes enviados al espacio de Debates son recibidos por todos los
integrantes del aula virtual, pero éstos no participan en forma sincrónica, si-
207
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
Foro
El Foro es también un espacio común para todos los participantes de un Au-
la virtual. A diferencia del espacio Debates, el Foro permite intercambios de
tipo más informal, donde los participantes pueden expresar opiniones sobre
cualquier aspecto de la asignatura que resulte interesante comunicar al gru-
po total, o simplemente enviar comentarios de estilo más personal.
A diferencia del debate, no trata sobre una propuesta concreta o pregun-
tas destinadas a reflexionar sobre un tema particular de la asignatura, sino que
tiene las características de ser un espacio más abierto. Esto significa que se
pueden hacer sugerencias, dar opiniones o proponer temas, así como tam-
bién compartir con los participantes del aula cuestiones más personales o re-
lacionadas con la práctica laboral o profesional concreta. También, es el
espacio para la aclaración de dudas respecto a la recepción de algún mate-
rial o consultar con el grupo total las dudas sobre fechas de entrega de tra-
bajos y alentar el trabajo de los estudiantes enviando mensajes de ánimo o
aliento, tanto desde el profesor como desde los compañeros entre sí.
Este espacio es propicio para hacer un diagnóstico por parte del profesor
del ambiente de los estudiantes en relación con el curso. Al igual que en De-
208
La gestión de la clase en el espacio virtual
bates, los miembros del grupo no participan en forma sincrónica, sino que
cada uno lee los mensajes ya enviados por los compañeros o docente y en-
vía el suyo cuando lo considera oportuno.
Del mismo modo que en Debates, es importante considerar algunas re-
glas básicas a tener en cuenta para mantener la línea de las intervenciones:
209
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
En este sentido, una buena enseñanza en estos entornos virtuales debe con-
templar las siguientes características:
210
La gestión de la clase en el espacio virtual
211
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
V. Palabras de cierre
212
La gestión de la clase en el espacio virtual
Bibliografía
213
Graciela Cappelletti, Silvina Feeney, Nancy Ganz y Susana López
214
Del aprendizaje virtual a la crítica pedagógica
1. Antecedentes
El trabajo que presentamos, tiene –al menos– una génesis curiosa. Siendo
nuestra especialidad cotidiana la Historia de la Educación, hemos debido in-
volucrarnos en cuestiones tecnológicas y didácticas, como consecuencia de
deberes profesionales. En efecto, la Universidad Nacional de Quilmes ha crea-
do en asociación académica con la Universitat Oberta de Catalunya un Cam-
pus Virtual.
La UNQ funda sus dos estrategias principales en la investigación y en el
desarrollo del Campus Virtual. En dicho contexto, nos fue asignada la respon-
sabilidad de diseñar los Cursos, Programas de Contenidos, elección bibliográ-
fica y elaboración de los materiales de trabajo, en el área de Historia de la
Educación Argentina y Latinoamericana. Esta instancia nos enfrentó a tener
que vencer limitaciones en nuestra capacidad tecnológica, dado que nuestro
acceso se limitaba al uso vulgar de la computadora. Una vez finalizada tal eta-
pa (1999), nos hicimos cargo de los primeros cursos virtuales (el dictado de
la asignatura), que desarrollamos simultáneamente en su forma tradicional
–presencial–, con otro grupo de alumnos. Y aquí se da una interrupción en
nuestro trabajo habitual, produciéndose un desvío hacia preocupaciones nue-
vas, que nos llevan a involucrarnos en asuntos didáctico-metodológicos y nos
abren un mundo de interrogantes sobre cuestiones innovativas, tecnológicas
y estrategias de enseñanza, que rediseñan nuestra cotidianeidad. La Universi-
dad Nacional de Quilmes, si bien recoge el modelo y experiencia académi-
co-científica de la UOC, necesita para la consolidación de su propio desarrollo
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Roque Dabat y Alejandro Alfonso
2. Desarrollo
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Del aprendizaje virtual a la crítica pedagógica
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Roque Dabat y Alejandro Alfonso
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Del aprendizaje virtual a la crítica pedagógica
Algunas definiciones
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Roque Dabat y Alejandro Alfonso
– (del latín virtus, fuerza, virtud). Adj. Que tiene virtud para producir un
efecto. Implícito, tácito. Fís. Que tiene existencia aparente, no real. Fís.
Dícese del foco en que concurren las prolongaciones de los rayos lumi-
nosos reflejados por un espejo convexo o refractados por un lente cón-
cavo. Fís. Dícese de la imagen que se forma aparentemente en el foco
virtual de un espejo o de una lente, o detrás de un espejo plano. (Nue-
vo Diccionario Ilustrado de la Lengua Española, Enciclopedia Sopena,
Tomo Segundo, p. 1323, Editoriales Reunidas SA, Buenos Aires, 1948.)
Virtus, útis, f. Cic. La virtud. Valor, ánimo, espíritu, valentía. Poder, fa-
cultad, fuerza, potestad. Virtus verbi. Cic. La energía, fuerza de una pa-
labra. For mae. Cic. El mérito de la hermosura. Virtutes orationis.Quint.
Las bellezas de la oración. Deúm virtude. Plaut. Con el favor de los
dioses. (Nuevo Balbuena ó Diccionario Latino-Español, Librería Gar-
nier Hermanos, París, 1888. p. 907.)
220
Del aprendizaje virtual a la crítica pedagógica
Clase virtual
Reuniendo todo lo anterior, elaboro esta especie de definición que sólo sirve
para discutir, y que no tiene mayor valor técnico, y cuya fuente es más bien
el “sentido común”.
Llamemos clase virtual al acto/encuentro de Docente y Alumnos que
parte de una emisión del Docente y cuyo propósito definido es de carác-
ter cognitivo –es decir, producir un aprendizaje de conocimiento–, limi-
tado a un aspecto predeter minado por el Programa de Estudios, pautado
en una seriación previa, regular y constante, y cuya estructura discursi-
va podría ser:
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Roque Dabat y Alejandro Alfonso
4. Todo temita tiene que tener una conclusión, un pequeño cierre, aunque
sea provisorio. Pero también, dejar una apertura, una duda, un to be con-
tinued que es el enlace con lo siguiente.
5. También, el final podría estar dado por una pregunta, una duda, una crí-
tica, un comentario, que se convierta en una pequeña actividad para el
Alumno (tarea para la casa), aunque súlo se trate de “pensar” (lo cual no
es pequeño).
1 Spranger, 1948.
2 Op. cit. p. 4.
222
Del aprendizaje virtual a la crítica pedagógica
baron los problemas”. Pero una simple recorrida por la superficie de nues-
tra cultura y de nuestras realizaciones materiales, nos muestra que no sólo
no se acabaron los problemas, sino que la tecnología ha generado nuevos.
No es lugar y momento para el análisis evaluativo y ético de los desarrollos
tecnológicos y sus efectos sobre la cotidianeidad y sobre la aparente con-
for mación de un nuevo ser humano –caracterizado no sólo por el uso, si-
no por la lógica tecnologicista– sino encarar sin temores las preguntas y
cuestiones que han ido surgiendo en relación a la educación y la escuela.
También en el ámbito pedagógico, el “virus informático” ha contaminado
haceres y pensamientos, lógicas y procesos, augurándose una rápida reso-
lución de problemas tradicionales tales como la expansión definitiva del sis-
tema hacia niveles superiores, la elevación de los índices de calidad y
excelencia de los procesos de aprendizaje, la generación de nuevas califica-
ciones laborales, etc., etc. E incluso, la definitiva democratización del siste-
ma. Sin embargo, más allá de la parafernalia publicista que responde más
a propósitos comerciales (incorporación de los sujetos pedagógicos –los es-
colares– como consumidores ¿3.000 millones de seres humanos?) que peda-
gógicos, la informatización irrumpe potentemente en el universo educacional
casi antes que nada fuese planteado y generando dos tipos de reacciones
–ambas acríticas– la asunción dogmática y el rechazo fóbico. Y ambas bus-
can los costados positivo y negativo –respectivamente– sin detenerse a
realizar un ejercicio tan tradicional como obvio: la investigación apasiona-
da pero sin prejuicios.
Obviamente, estos avances han invadido el campo pedagógico y con ello,
han provocado la renovación de viejas preguntas y el planteo de nuevas.
El primer aspecto que resalta en el panorama actual es preguntarnos si se
trata de una pedagogización de la infor mática o de la infor matización de lo
pedagógico. Si la informática es un instrumento como lo fueron la tiza y el
pizarrón; una metodología o un nuevo contenido que debe ser incorporado
como un nuevo bien cultural que todos debemos poseer. Pero de otra dimen-
sión, es plantearse si la informática implica un nuevo tipo de lógica que con-
lleva una nueva forma de pensar y que en consecuencia pone en juego
distintos mecanismos mentales, altera todos los procesos de aprendizaje, im-
pone diferentes formas conductales y apunta a la construcción de una cultu-
ra distinta y al desarrollo de desconocidos vínculos comunicacionales.
Así, en esta vorágine de cambios, de antigüedades de treinta años, surge
para la educación un problema que siempre lo fue, pero que ahora se torna
crítico, que es el de qué se debe enseñar, y para qué, ya que nos encontra-
mos en una situación en la que la previsión como visión de futuro exige pos-
turas más estratégicas.
Este análisis debe ser realizado a partir de una visión global contextuada
que incorpore una visión crítica del sistema educativo, un análisis ideológico
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Roque Dabat y Alejandro Alfonso
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Del aprendizaje virtual a la crítica pedagógica
Quilmes, y al paralelo virtual, por Internet, en la Universidad Virtual de Quilmes. Ambos so-
bre los mismos Cursos: Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana, en las respec-
tivas Licenciaturas en Educación.
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6. Recursos tecnológicos
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Del aprendizaje virtual a la crítica pedagógica
7. Reflexiones conclusivas
Es necesario dejar sentada una delimitación del vínculo necesario entre Esta-
do, Política y Educación. ¿Por qué necesario? Porque desde la constitución de
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Roque Dabat y Alejandro Alfonso
los Estado Nacionales (hacia finales del siglo XIX), la educación se convirtió
en un factor ineludible del desarrollo público y de la organización de la so-
ciedad civil. Si en la Edad Media la formación de niños y jóvenes era consti-
tutiva de la religiosidad, si en el Antiguo Régimen fundamentaba la obediencia
y sumisión al Rey, ahora será capital para la intrusión de todos los sujetos en
los nuevos vínculos económicos, jurídicos, políticos y sociales que van sur-
giendo a partir del “triunfo de la burguesía” y la formación de entidades, ins-
tituciones y sujetos cuyo sentido social fundamental es la pertenencia al estado.
Lo afirmado no implica desconocer los avances anteriores –desde el siglo XVI–
ni los desarrollos ilustrados sobre la educación como cuestión nacional, ni la
profundidad y consolidación conceptual que el tema logró con la Revolución
Francesa y el “avance del estado sobre la educación” que implicó la gestión
napoleónica. Pero es con la consolidación de la burguesía –a partir de su lar-
go adelantamiento económico y financiero– particularmente en la Europa Oc-
cidental y rápidamente en los EE.UU. y en la América Española, que esta nueva
forma de organización del Estado Moderno implicará la inclusión de la Edu-
cación como un proceso organizado, controlado y sustancial a la constitución
misma de esta nueva forma del Estado Moderno. Junto a la legitimación de
la estructura económica, la organización de las instituciones jurídicas y polí-
ticas –que sólo expresaban la hegemonía social– el surgimiento de los siste-
mas educativos nacionales ocupó un lugar prioritario en la preocupación y
diseño de las sociedades contemporáneas. La expansión hacia todas las áreas
del planeta durante el siglo XX, es fiel testigo de la exitosa implantación del
modelo, modelo triunfante. Tanto en regímenes liberales o socialistas, autori-
tarios o progresistas, la educación alcanzó el rango de “asunto de estado”. De
allí a la formulación de políticas para el área, hubo un leve paso. Por caso,
el argentino Domingo Faustino Sarmiento –1811/1888– ex presidente, califi-
cado de publicista, escritor, político, pedagogo, educador, etc., fue quien asu-
mió en toda su dimensión la “educación como una cuestión de formulación
y ejecución de políticas”, y donde la política educativa no era marginal ni ais-
lada de la política general. La política educativa sarmientina se articulaba tan-
to con una política migratoria, con un modelo económico como con un
proyecto de creación de ciudadanía. Si algo demuestra lo sensible que resul-
taba lo educativo en la sociedad argentina y sus políticas, es que los debates
más virulentos, distanciantes y enérgicos, siempre se dieron en torno a cues-
tiones educativas, más allá de los momentos sangrientos y dramáticos de nues-
tra historia. Y esto estuvo inscripto desde el nacimiento mismo del Estado
Moderno.
Ciertamente, los Estados actuales no son los mismos que los de 1870. Pero
si bien la mayoría conserva sus identidades territoriales, su nombre, las bases
de su estructura económica capitalista, sus instituciones básicas jurídico-políti-
cas, en algo se han transformado y siguen transformándose, tanto que duda-
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8. Conclusión
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9. Final
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Bibliografía
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Introducción a la Geografía y los entornos virtuales:
una propuesta para la Licenciatura en Ciencias Sociales
y Humanidades
Cristina Carballo
Introducción
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Cristina Carballo
ciales?; ¿cuáles son las representaciones de los estudiantes: a) sobre el rol del
conocimiento geográfico para comprender el presente, y b) sobre el entorno
virtual?; ¿qué criterios deberían formularse para seleccionar los contenidos de
la asignatura?, ¿qué componentes, estrategias y herramientas se pueden utili-
zar en la secuencia de los contenidos y su comunicación?; ¿qué papel juega
la tecnología de la información en la construcción de la propuesta?
En este sentido, y en colaboración con la Dra. Elena Chiozza se pensó
desde un primer momento que debía construirse una propuesta que contem-
plara: I. El desarrollo conceptual del análisis espacial, indispensable para la
comprensión del presente. II. Una vez definido el alcance teórico-conceptual,
se debía avanzar en la definición de los criterios para la selección y organi-
zación de los contenidos de la asignatura. III. A continuación se formularía
una propuesta específica para el entorno virtual, desde una visión compleja
y sistémica destinada a la formación superior que permitiese una interacción
diferente entre la problemática del conocimiento –la problemática social– el
docente y el alumno. IV. Aprovechar todas las instancias de la práctica en for-
mación superior e incluir las principales dificultades. Y desde allí ajustar as-
pectos de la materia y su gestión virtual –como objeto a trabajar– ya sea tanto
para formular estrategias didácticas superadoras como acciones alternativas.
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Cristina Carballo
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Introducción a la Geografía y los entornos virtuales...
tiene acceso a la calidad de vida que ofrecen los países desarrollados. Es im-
portante, para comprender las actuales construcciones espaciales y territoria-
les comparar los círculos sociales que estructuran la vida política, la vida
económica y la vida cultural de los pueblos.
Una Introducción a la Geografía es, en verdad, una introducción al cono-
cimiento del espacio geográfico, entendido como la resultante de las relacio-
nes que la Sociedad establece con la Tierra que habita.
Una Geografía que entiende el espacio geográfico como la expresión de
las relaciones que las sociedades humanas establecen a lo largo del tiempo
con los distintos ámbitos del planeta que habitan. Groseramente podría com-
pararse al espacio geográfico con una obra de arte, una escultura, en la que
la Naturaleza constituye la materia a modelar y la Sociedad es el artista que
concibe y realiza el modelo empleando las técnicas e instrumentos adecua-
dos. Sin embargo, el paralelo no es correcto porque a diferencia de la obra
de arte en la que el artista solo se manifiesta por su genialidad, en el espacio
geográfico el artista es también parte de la obra acondicionada para servirle
de morada y de sustento.
Sintéticamente podemos decir, que el espacio geográfico, objeto de estu-
dio de la Geografía es Naturaleza modificada por la Sociedad. En consecuen-
cia, el espacio geográfico es una construcción social y la Geografía que lo
estudia, una ciencia social.
El propósito ha sido introducir al estudiante en Ciencias Sociales al análi-
sis geográfico y, paralelamente, dotarle de herramientas conceptuales. Herra-
mientas, que a partir de esta experiencia, podrá poner en juego en cada análisis
social de la realidad.
En función de nuestros propósitos, se pensó en una selección y estructu-
ra de contenidos que se concretan en la Carpeta de Trabajo. Este módulo, en
formato CD, está organizado en tres unidades en las que se desarrollan dife-
rentes aspectos y dimensiones que intervienen en la construcción social del
espacio geográfico. Ello explica la presente selección de contenidos, los ob-
jetivos particulares de cada unidad, las actividades, los estudios de caso, los
recursos didácticos y la selección bibliográfica.
En la primera unidad, Espacio geográfico y sociedades, se propone revisar
algunos de los aportes de la Geografía al conocimiento científico de la reali-
dad. Como también, se dan los primeros elementos para el análisis de las múl-
tiples características de un concepto central, el espacio geográfico.
En la segunda unidad, La organización del espacio geográfico, se presen-
tan una selección de conceptos básicos e indispensables en el análisis geo-
gráfico: localización, tiempo y paisaje. En cada propuesta de contenido se le
ofrecerá una creciente complejidad e interrelaciones, teórico-prácticas, con el
propósito de reflexionar sobre algunos rasgos que hacen a la actual geogra-
fía de las desigualdades.
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Cristina Carballo
Por último, la tercera unidad, El análisis del presente, se refiere a las fun-
ciones, reestructuraciones y diferenciaciones de los actuales espacios geográ-
ficos y el papel de las innovaciones tecnológicas a través de procesos sociales,
históricos y territoriales que se evidencian en la presente geografía del plane-
ta. Siempre, apoyándonos, en el interjuego de las diferentes escalas de análi-
sis: planetaria, regional, nacional o local.
Es oportuno reiterar que esta propuesta lejos está de constituirse en un
sofisticado recetario de fórmulas “aceptadas” sino que, por el contrario, es una
aproximación a una particular interpretación que intenta superar las descrip-
ciones trilladas; tratando de exponer y ofrecer elementos y herramientas con-
ceptuales que contribuyan a la búsqueda de explicaciones de los fenómenos
geográficos.
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Las estrategias didácticas superadoras, ante estas dificultades que varían se-
gún la problemática se adoptaron diversas acciones. Entre las acciones de re-
levancia y que han dado reflejado cambios en los resultados podemos citar:
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sentan como testimonio de una historia escrita por los procesos del pa-
sado y del presente. Es decir, el espacio se define como un conjunto
de formas representativas de las relaciones que ocurren ante nuestros
ojos y que se manifiestan por medio de los procesos y funciones. El
espacio es entonces un verdadero campo de fuerzas cuya aceleración
es desigual. Ésta es la razón de que la evolución espacial no se reali-
ce de forma idéntica en todos los lugares.
• Geografía y paradigmas
Los estudiantes de Ciencias Sociales –y en otras carreras– llegan con una Geo-
grafía de muy diversas formas y se guían por experiencias y actitudes dispa-
res, en este sentido una pregunta infaltable en las clases ha sido hasta ahora,
¿cuál es hoy el pensamiento geográfico “dominante”?, dar una respuesta cla-
ra y sintética resulta difícil por dos razones. En primer lugar, porque en la tra-
dición en la enseñanza de la Geografía estuvo presente un tipo de aprendizaje
que consideraba que el conocimiento es “certero” e inmutable –esto se rela-
ciona habitualmente con la formación–; en segundo lugar, porque no existe
una evolución lineal del pensamiento geográfico.
En este sentido, remover la concepción de certeza y de linealidad es un
tema que se trabaja con los estudiantes, y luego abordar la concepción de la
Geografía como aquella ciencia que trata de explicar de qué manera la inte-
racción de las fuerzas sociales y naturales organizan un espacio complejo.
Otros conceptos que se trabajan son los de espacio geográfico y su rela-
ción con la diversidad de escalas y los procesos históricos, entendiendo que
el espacio geográfico articula en la interacción del sistema natural y social a
lo largo del tiempo interrelacionando diferentes actores sociales, flujos de per-
sonas y capitales, extracción y apropiación de recursos naturales, etc. De es-
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Bibliografía
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Del problema a la oportunidad: cómo potenciar
experiencias de aprendizajes a través de Internet. El caso
de la asignatura Gestión de la Institución Escolar y
Diseño de Proyectos en la Licenciatura en Educación del
Programa Universidad Virtual de Quilmes
Introducción
Hace muchos años, en un lejano país, un Rey padecía una extraña enfer-
medad y a pesar de que consultó a sus expertos galenos, los que poseían
un ancestral saber, éstos poco pudieron hacer por la salud del soberano.
Un día recaló en la puerta de la residencia real un joven médico, que
llevando consigo un envase le informó al monarca que enterado de la
imposibilidad de sus colegas para curar la afección que padecía, había
trabajado arduamente en una nueva medicina, que en un tiempo pru-
dencial curaría su mal y le devolvería la plenitud.
El Rey dudó. ¿Cómo era posible que ese joven le ofreciese una opor-
tunidad así, a partir de una nueva medicina? ¿Sería acaso que el arte
de los Galenos se había estancado en viejas pócimas y por ello su cu-
ra era cada vez más difícil?
Pero la duda no imposibilitó al Rey creer en la medicina, sólo que to-
mó una pequeña precaución. Miró al joven médico y le dijo: “Requie-
ro de alguna prueba que indique sin equívocos que tu medicina es
indulgente y no perjudicial para mí”.
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Estas condiciones hacen necesario considerar nuevos per files y capacidades téc-
nicas de los profesionales de la educación y en especial para aquellos que ya
cuentan con una titulación docente y desempeño en instituciones educativas.
Para ello, se hace necesario replantear la apoyatura científica de la formación
y la asistencia técnica de la habilitación profesional para el desempeño docente,
con el aporte de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
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Las siguientes son algunas condiciones que una buena enseñanza debe-
ría poder brindar: infor mación clara, o sea, descripción y ejemplos de los ob-
jetivos, conocimientos y resultados esperados; práctica reflexiva, como la
oportunidad para que el alumno pueda ocuparse activa y críticamente de
aquello que debe aprender; retroalimentación infor mativa, en consejos cla-
ros y precisos para que el alumno mejore el rendimiento y pueda proceder
de manera más eficaz; fuerte motivación intrínseca y extrínseca como por
ejemplo, actividades ampliamente recompensadas, ya sea porque son muy in-
teresantes y atractivas en sí mismas o porque permiten obtener otros logros
importantes para el alumno.
Por tanto, como señala Perkins, la comprensión no es un estado de pose-
sión de infor mación sino un estado de capacitación. Comprender algo no só-
lo es tener la información, implica ser capaz de hacer cosas con ese
conocimiento “ir más allá de él”. De esta manera, comprender supone desa-
rrollar competencias que permitan conocer y operar con ese conocimiento.
Son las “actividades de comprensión” las que permitirán desarrollar estas com-
petencias en los alumnos.
De esta manera, algunas de las actividades de comprensión que deberían
estar presentes en toda propuesta de enseñanza, más allá del área o discipli-
na de que se trate, son las siguientes:
• La explicación, o sea, que los alumnos puedan explicar con sus palabras
lo aprendido, por ejemplo, una ley física.
• La ejemplificación, que los alumnos sean capaces de mostrar ejemplos de
esa ley.
• La aplicación, que los alumnos puedan usar la ley para explicar un fenó-
meno en una situación diferente
• La justificación, que los alumnos puedan ofrecer otras pruebas de la ley,
realizar experimentos para corroborarla, etcétera.
• Comparación y contraste, que los alumnos sean capaces de observar la
forma de la ley y compararla con otras leyes.
• La contextualización, que los alumnos puedan investigar cómo se enmar-
ca esta ley en el contexto más amplio de la disciplina, en este caso de la
física. ¿Por qué es importante? ¿Qué función cumple?, etcétera.
• La generalización, que los alumnos puedan deducir qué principios gene-
rales se desprenden de la ley.
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Del problema a la oportunidad...
• funcional
• integrable
• potencialmente significativo
• internamente coherente
3. Estrategias Facilitadoras
• Se pondrá el foco del trabajo en los conocimientos previos para así favo-
recer el anclaje de los nuevos contenidos a abordar. (Es necesario aclarar
que trabajar con saberes previos no es simplemente recuperar lo que se
sabe sobre el tema, sino sistematizarlo, profundizando sobre los sentidos
que tienen para el estudiante, llegando a las teorías y nociones desde las
cuales es asimilado el nuevo conocimiento para desde allí construir los
nuevos saberes).
• Mediante el enfoque didáctico se procurará promover el avance cogniti-
vo a partir de los materiales propuestos generando situaciones interesan-
tes y problemáticas para ser discutidas.
En síntesis, diremos que en función del recorrido planteado, no todas las per-
sonas aprenden ni encaran de la misma manera la tarea. Reflexionar sobre es-
to, permitirá al profesor/tutor –quien cumple el rol de guiar el proceso de
enseñanza-aprendizaje– facilitar instrumentos que permitan optimizarlo. Esto
influirá en la generación de mecanismos de metacognición que posibilitarán
la mirada sobre el propio proceso de aprendizaje no solo en términos de lo-
gros referidos a la apropiación de contenidos, sino también, al modo en que
han sido aprendidos, lo cual implicará un avance respecto a la autonomía,
verdadera facilitadora de un aprender a aprender.
Veamos algunos ejemplos:
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• Utilizamos ejemplos.
• Presentamos problemas para resolver.
• Trabajamos con casos.
Consigna
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Sin duda cada modelo tiene sus debilidades y sus fortalezas, por lo cual op-
tamos oportunamente por un modelo capaz de equilibrar a los tres anterio-
res y cuyas características son las siguientes:
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3) La evaluación
Se construyó un mapa conceptual para graficar las relaciones entre los con-
ceptos clave y los conceptos secundarios.
1-Cambios en la sociedad y
nuevas demandas a la educación
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ber sido reemplazada por alguna de las otras sin que esto signifique una va-
riación en las tareas que desarrolla. En el caso específico de la UVQ, el rol del
tutor difiere sustancialmente del de profesor, y se ajusta estrictamente a los
requerimientos de un sistema de “tutoría centralizada” que tiene por función
una guía sistemática (de carácter administrativo y pedagógico) sobre el “alum-
no individual” sin intervenir puntualmente en los procesos de aprendizaje que
se desarrollan en cada una de las asignaturas del plan de estudio y que se
encuentran a cargo de profesores.
De la misma manera que hemos señalado que tener en cuenta las carac-
terísticas del alumno que aprende en la virtualidad es esencial para determi-
nar el éxito del proceso, afirmamos que el profesor virtual tiene también un
lugar importante. Podríamos afirmar que cualquier programa de Teleforma-
ción corre el peligro de fracasar si no cuenta con un equipo de profesores
afiatado y efectivo para prevenir y solucionar problemas.
El nuevo rol lo podemos comparar más que con el de un profesor en el
sentido tradicional de la educación presencial, con el de un orientador, un
mentor, un apoyo o facilitador de los aprendizajes de los estudiantes.
Es un factor de éxito en la retención y evita el abandono de los alumnos. Es
sabido que uno de los factores de deserción de un sistema a distancia es el ais-
lamiento y soledad del alumno. El profesor, en actitud proactiva, detecta y corri-
ge esta situación evitando el abandono del estudiante. Desarrolla un cierto número
de habilidades y conocimientos específicos para el manejo de las diferentes for-
mas de comunicación e intervención que utiliza la modalidad a distancia.
Así, el profesor mantendrá un proceso de seguimiento constante de los
estudiantes que cursan su materia, ya sea contestando inquietudes o indagan-
do acerca del proceso que están desarrollando. El seguimiento y la orienta-
ción serán las tareas fundamentales de los profesores. El objetivo es optimizar
el rendimiento de la propuesta de enseñanza mediante un adecuado aseso-
ramiento a lo largo de todo el proceso.
En síntesis, serán tareas del profesor:
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Del problema a la oportunidad...
Para poder crear un ambiente de aprendizaje que funcione, que sea adecua-
do al público que se destina y, fundamentalmente, que permita que los ob-
jetivos establecidos se cumplan es necesario definir:
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Del problema a la oportunidad...
Veamos un ejemplo:
Bloque Nº 1
Objetivos:
Introducción:
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• Orientaciones generales.
La red conceptual presenta los conceptos sobre los que se organizarán los
contenidos y las actividades de la unidad, así como el recorrido conceptual
que Ud. realizará a lo largo de este apartado.
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Del problema a la oportunidad...
A- racionales
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¿Cuáles son las etapas que toda propuesta de innovación debería respetar pa-
ra lograr que se desarrolle?
¿Por qué es tan difícil innovar en educación?
¿Cuál es el papel de los docentes frente a las innovaciones?
¿Es auténtica la dicotomía entre innovaciones impuestas “de arriba” e inno-
vaciones surgidas “de la base?
Estas preguntas están siempre presentes en los debates sobre innovación edu-
cativa y remiten a la necesidad de identificar, definir y explicar lo que se en-
tiende por cambio y por innovación educativa.”
También en la Carpeta se incluyeron actividades y reflexiones destinadas
a considerar la aplicación práctica del contenido-información. Algunas estra-
tegias pueden ser también el cotejo de bibliografía, resolución de situaciones
problemáticas, exposición de casos.
1. Autoritarismo
2. Control estricto de los espacios
3. Neutralización de iniciativas que escapan a la dirección
4. Excesivo celo en el mantenimiento del “orden” en profesores y alumnos.
Fundamente el por qué se su elección
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c) Presentación de ejemplos
d) Imágenes mentales
• A modo de advertencia.
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Caso
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Bloque Nº 2
Actividades
Actividad N° 5
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2. Analice los elementos que determinan que esta escuela tenga característi-
cas de organización inteligente.
3. Describa qué factores facilitadores de aprendizaje organizacional se en-
cuentran presentes. Justifique su respuesta.
4. Plantee para aquellos aspectos evaluados como negativos, una línea de
acción de mejora.
Actividad de integración
Bloque Nº 3
3. Bibliografía
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Referencias bibliograficas
Son los textos utilizados por el autor de la Carpeta de Trabajo como referen-
cia o consulta durante la confección del mismo.
La Carpeta de Trabajo incluye diferentes fuentes de información:
• Citas
• Citas bibliográficas
• Artículos de diarios
• Cuadros sinópticos
• Imágenes, caricaturas
• Referencias a páginas Web
Para complementar más aún nuestro trabajo nos resultó práctico contar con
información de apoyo, como anécdotas, interpretaciones, relatos, gráficos,
links a sitios web de apoyo, fotografías, etcétera.
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• Parte del éxito o fracaso de un curso bajo esta modalidad dependerá del
grado de planificación de los encuentros y seguimiento del curso.
• ¿Qué hay que tener en cuenta entonces para crear y facilitar este espacio
de aprendizaje?
Es importante que el profesor/tutor antes del comienzo del curso pueda prever:
282
Del problema a la oportunidad...
El Plan de Clase puede resultar de gran utilidad para organizar y prever es-
tos elementos del encuadre.
Dado que los cursos se encuentran divididos por unidades temáticas el plan
de trabajo sirve para marcar el orden de sucesión de los temas contenidos
(por unidades) que se presentarán por semana, cada quince días, etc.
Asimismo en la agenda se aclaran y pautan los siguientes aspectos:
• Días en los cuales el profesor recibe las demandas y el tiempo mínimo es-
timado que le lleva contestar
• Los encuentros sincrónicos entre el/los alumnos y el profesor (uso del te-
léfono/fax, chat)
• Día de la semana en el que el docente “cuelga” la clase
• La bibliografía obligatoria u optativa
284
Del problema a la oportunidad...
285
Maria Teresa Lugo, Mariana Vera Rossi y Ricardo Carballo
En la clase también se puede hacer mención a los temas del próximo en-
cuentro, así como también recordarles a los alumnos las actividades que tie-
nen en la “carpeta de actividades”.
Les recuerdo que en el próximo encuentro trabajaremos sobre el aparta-
do........
Y además que tienen algunas actividades de autocomprobación.
5.3. Evaluación
286
Del problema a la oportunidad...
A manera de cierre
287
Maria Teresa Lugo, Mariana Vera Rossi y Ricardo Carballo
va válida que ya ha dado diversos frutos. Tal vez el más preciado de todos
lo constituya la Educación Virtual Universitaria, ya que la misma no sólo po-
ne en juego saberes y competencias, sino que también involucra un impor-
tante aspecto social. La Universidad representa para los ciudadanos el
imaginario puerto al que todos, de una u otra manera, quisieran arribar. Las
credenciales que la Universidad otorga no sólo dan cuenta de un grado de
formación, sino que a la vez representan per se la coronación de un esfuerzo
de vida, un punto de llegada para el largo viaje que desde niños comenza-
mos a transitar en el Sistema Educativo, travesía que no sólo nos exige la in-
versión de una gran cantidad de años sino que también ocupa la mayor parte
de nuestras vidas. También la Teleformación abre nuevos campos de inser-
ción e indagación para los docentes que se encuentran ejerciendo su activi-
dad en el Sistema Educativo.
Hoy más que nunca la Teleformación se muestra como un vehículo idó-
neo para posibilitar a múltiples personas el acceso a instancias formativas que
de otra manera les estarían vedadas, debido a cuestiones laborales, de dispo-
nibilidad de horarios o de distancia geográfica. El hecho de que la Educación
Universitaria –con sus profundas exigencias, dedicación requerida, grado de
adecuada reflexión que deben alcanzar sus participantes, etc.– se haya mos-
trado viable y de la misma hayan ya egresado profesionales, no deja de ser
una muestra concluyente de que la Teleformación es un desafío con futuro.
Mucho queda por hacer y mucho queda por recorrer. El camino se presenta
como una enorme aventura colectiva destinada a democratizar las posibilida-
des de formación, se trata de un camino flexible, abierto en su derrotero a
todo tipo de experiencias e innovaciones. Constituye en sí una travesía que
deberemos transitar entre todos, y al cual quisimos contribuir compartiendo
nuestra experiencia.
Bibliografía
288
Del problema a la oportunidad...
289
Maria Teresa Lugo, Mariana Vera Rossi y Ricardo Carballo
Salinas Ibáñez, J. “Enseñanza flexible, aprendizaje abierto. Las redes como he-
rramientas para la formación”, en Edutec revista electrónica de tecno-
logía educativa, Nº 10, Febrero 1999, Universitat de les Illes Balears.
Sancho, J. M. y otros (1992), “Para aprender de las innovaciones en los cen-
tros”, en Revista de Educación, Nº 299, Madrid.
Santos, M. A. (1995): “Organizaciones que educan”, en Gairin, J. y Darder, P.
Organización y gestión de centros educativos, Barcelona, Praxis.
Senge, P (1994), La quinta disciplina en la práctica. Estrategias para construir
la organización abierta al aprendizaje, Barcelona, Granica.
Torres Santome, J. (1994), Globalización e interdisciplinariedad: el currícu-
lum integrado, Madrid, Ediciones Morata.
Weick, K. (1976), “The Social Psychology of Organizing”, en Addison-Wesley,
M. “Educational organizations as loosely coupled systems”, Adminis-
trative Science Quarterly.
290
Una aproximación al perfil de los alumnos de la
Licenciatura en Educación
Introducción
El interés en conocer quiénes son los alumnos y por qué estudian la Licencia-
tura en Educación en esta modalidad de enseñanza proviene de la necesidad de
profundizar en el conocimiento del perfil de estudiante en el entorno virtual de
educación no presencial en el nivel de educación superior universitario.
El Programa Universidad Virtual de Quilmes se origina con el propósito
de atender las demandas de educación superior de sujetos que por diversos
motivos no pueden asistir a la educación presencial, a través de una propues-
ta de educación no presencial basada en las posibilidades que brindan las tec-
nologías de la información y de la comunicación para la construcción de
espacios de formación.
La Licenciatura en Educación, primera oferta académica del Programa Uni-
versidad Virtual de Quilmes, es una carrera de ciclo de articulación, dirigida
a profesores con título superior no universitario o graduados universitarios.
La Licenciatura comenzó sus primeros cursos en marzo de 1999 y desde en-
tonces ha tenido una alta tasa de crecimiento. La inscripción inicial fue de 828
alumnos y en la actualidad es de 14281. A octubre de 2001, cuenta con 70
egresados.
1 Estos datos surgen del sistema informático ESMERALDA del Programa Universidad Vir-
tual de Quilmes, octubre 2001.
291
María Eugenia Collebechi y Alejandra Santos Souza
Metodología
292
Una aproximación al perfil de los alumnos de la Licenciatura en Educación
a) Sexo y edad
293
María Eugenia Collebechi y Alejandra Santos Souza
b) Lugar de residencia
Región Alumnos %
Cuyo 10 4,26
Metropolitana 122 51,91
Noreste 6 2,55
Noroeste 8 3,40
Pampeana 67 28,51
Patagonia 22 9,36
Total 235 100,00
Nota: Se han excluido del cuadro los tres alumnos radicados en el exterior
Fuente: Elaboración propia
Luis y San Juan; Metropolitana: Ciudad de Buenos Aires y los 19 partidos del Conurba-
no Bonaerense; Noreste: Corrientes, Chaco, For mosa y Misiones; Noroeste: Jujuy, La Rio-
ja, Santiago del Estero y Tucumán; Pampeana: resto de la provincia de Buenos Aires,
Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Santa Fe; y Patagonia: Chubut, Neuquén, Río Negro,
Santa Cruz y Tierra del Fuego. No se mencionan en la distribución de las provincias por
región aquellas provincias que no están representadas en esta muestra: Catamarca y Sal-
ta (Noroeste).
294
Una aproximación al perfil de los alumnos de la Licenciatura en Educación
e) Situación económica
Para abordar la situación económica de los alumnos se indagó sobre los in-
gresos personales y los del grupo familiar. Con relación al ingreso personal,
295
María Eugenia Collebechi y Alejandra Santos Souza
se aprecia que en los rangos que van desde $500 o menos hasta $2500 inclu-
sive, se encuentra concentrado el 91% de los componentes de la muestra, no-
tándose una incidencia más marcada en el rango de $501 a $1500 (63%).
Si analizamos los ingresos familiares con los mismos rangos considerados
para los del ingreso personal, los porcentajes se dispersan de manera más ho-
mogénea, bajando significativamente (1,7%) en el primer rango de $500 o me-
nos (Cuadro Nº 4). Podemos afirmar que son pocos los hogares de la muestra
que dependen exclusivamente de los ingresos de la docencia.
En relación con la cantidad de personas que habitan los hogares, el 82% res-
ponde al modelo de familia tipo, de cuatro personas. Esta información coinci-
de con el 80 % de los alumnos que se encuentran concentrados en las regiones
Pampeana y Metropolitana, que responde a los lugares del país con más de-
sarrollo urbano y que, por lo tanto tienden, a conformar familias nucleares.
En síntesis, estamos trabajando con una población que pertenece a secto-
res medios en relación con los ingresos declarados. En relación con el tipo
de vivienda que habitan, podemos inferir que alrededor de un 72% vive en
casas mientras que un 29,9% habita departamentos, en ambos casos pertene-
cientes a zonas urbanas.
f) Situación laboral
296
Una aproximación al perfil de los alumnos de la Licenciatura en Educación
297
María Eugenia Collebechi y Alejandra Santos Souza
Es interesante señalar que entre los alumnos que consignan dos cargos, el 60%
se desempeña en instituciones de distintos niveles educativos.
Motivos Votos %
Porque necesito el título de grado para trabajar en otros
niveles del sistema educativo 39 16,39
Porque el título de grado me dará puntaje para la
carrera docente 14 5,88
Porque la institución donde me desempeño lo solicita
como requisito 4,25 1,79
298
Una aproximación al perfil de los alumnos de la Licenciatura en Educación
Motivos Votos %
Porque me interesó la propuesta no presencial (virtual) 81,33 34,17
Porque es una universidad nacional de reconocida trayectoria 18,33 7,70
Porque me la recomendaron alumnos de la UVQ 8,33 3,5
Porque me per mite la organización de los tiempos de estudio 73,33 30,81
Porque considero que es una propuesta con calidad académica 49,33 20,76
Otros motivos 7,35 3,08
TOTAL 238 100,00
299
María Eugenia Collebechi y Alejandra Santos Souza
3 Según los datos de la base de datos INDEC-EPH para mayo de 1998 la composición por
sexo de los estudiantes de las universidades nacionales es 47,3% masculino y 52,7% feme-
nino; por grupo etáreo es 72,7% de 18 a 24 años, 15,0% de 25 a 29 años y 11,4% de 30 años
y más (Kisilevsky, M, 1999).
300
Una aproximación al perfil de los alumnos de la Licenciatura en Educación
Patagonia, donde la escasa oferta universitaria y las grandes distancias han in-
cidido en la elección de la modalidad.
La mayor parte de los hogares de la muestra no depende exclusivamente
de los ingresos de la docencia y pertenecen a sectores medios de la población.
En cuanto a los estudios previos al ingreso a la carrera, los alumnos de la
Licenciatura poseen una importante formación en el sistema educativo for-
mal. El 94% se ha formado en el sistema superior no universitario y un 6% en
el grado universitario. El 31% del total de los alumnos de la muestra posee
dos estudios completos del nivel de educación superior no universitaria y un
tercio tienen estudios universitarios inconclusos. Es importante mencionar que
más de la mitad de los estudiantes de la muestra ha concluido sus estudios
previos hace más de 11 años.
Con respecto a la situación laboral, los alumnos tienen una fuerte inser-
ción profesional en el sistema educativo. El 92,4% de los estudiantes trabaja
en tareas vinculadas a la educación en cualesquiera de los niveles de ense-
ñanza, a cargo de aula o de tareas de gestión educativa.
El conocimiento de las características de los alumnos de la Licenciatura en
Educación en esta modalidad permite conocer a los destinatarios y, por otro
lado, posibilita la reformulación y consolidación de políticas institucionales y
estrategias en el modelo educativo. Destacamos al respecto la necesidad de
que la propuesta pedagógica y curricular atienda y se nutra de la inserción
profesional de los alumnos en los distintos niveles del sistema educativo, que
da cuenta de una práctica y un conocimiento significativos, así como de la
variedad de situaciones educativas que se registran en distintas regiones y pro-
vincias del país. Asimismo, las características del aprendizaje en los adultos
es un punto importante a tener en cuenta en las estrategias de enseñanza.
No hay duda de que la modalidad a distancia está contribuyendo de for-
ma significativa a cubrir áreas geográficas y humanas, en donde la universi-
dad presencial tiene dificultades reales. Entendemos a la universidad a
distancia como una propuesta que pretende dar respuesta a necesidades edu-
cativas y sociales diversas.
La flexibilidad que caracteriza a esta modalidad de estudios le posibilita
al alumno organizar los tiempos para cursar su carrera. Asimismo, en un con-
texto como el actual, sumado a las condiciones laborales y familiares de los
docentes argentinos, la alternativa de la enseñanza en un entorno virtual de
aprendizaje se presenta como un modelo más capaz de adaptarse a nuevas
necesidades y demandas, así como a aspiraciones personales.
Por último, resulta necesario conocer el perfil de los alumnos dado que,
a partir de ello y de otros datos que necesitan de un análisis en mayor pro-
fundidad, se podrán establecer estrategias para la definición de ofertas aca-
démicas que den respuestas acordes a las demandas para el nivel de la
educación superior.
301
María Eugenia Collebechi y Alejandra Santos Souza
Bibliografía
302
Una aproximación al perfil de los alumnos de la Licenciatura en Educación
Anexo I al Capítulo
Gráficos
17%
83%
20%
31%
49%
303
María Eugenia Collebechi y Alejandra Santos Souza
51,9
60
28,5
40
4,3
20
Cuyo
Metropolitana
Noreste
Noroeste
Pampeana
Patagonia
n=238
93
100
80 65
60 39
40 25
8 8
20
0
hasta 34 35-44 45 y más
Mujeres Hombres
1501 a 2500 3%
5% 15%
13%
64%
501 a 1500
304
Una aproximación al perfil de los alumnos de la Licenciatura en Educación
2%
11% 501 a 1500
30%
más 26%
31%
1501 a 2500
4%
96%
Trabajan No trabajan
5% 7%
88%
305
María Eugenia Collebechi y Alejandra Santos Souza
101
120 89
100
80
60 31
40 3 14
20
0
11 a 21 años
33 o más
0 a 10 años
S/D
22 a 32 años
306
Entre la letra y la pantalla: la trama y el lugar de los
materiales didácticos en el Programa UVQ
Introducción
307
Marina Gergich, Adriana Imperatore y Hernán Pajoni
308
Entre la letra y la pantalla
1 Hedberg, J., Brown, C., y Arrighi, M., (1997), señalan justamente cómo la teoría del
309
Marina Gergich, Adriana Imperatore y Hernán Pajoni
310
Entre la letra y la pantalla
311
Marina Gergich, Adriana Imperatore y Hernán Pajoni
312
Entre la letra y la pantalla
gico, es necesario exponer los criterios de decisión que determinan los ras-
gos formales que tendrán los materiales.
de ser una Carpeta de trabajo en soporte papel o un CD que contiene texto, imágenes, so-
nido y video.
313
Marina Gergich, Adriana Imperatore y Hernán Pajoni
314
Entre la letra y la pantalla
La mayoría de las teorías del aprendizaje indican que, para que el apren-
dizaje sea efectivo, tiene que ser activo; en otras palabras, el estudiante
debe responder, de una u otra manera, al material docente. No es sufi-
ciente con dedicarse a escuchar, ver o escribir, es necesario que los es-
tudiantes hagan algo con el material. Es posible que tengan que demostrar
(como mínimo a ellos mismos) que lo han entendido, o bien que ten-
gan que modificar sus conocimientos anteriores en función de la nueva
información; también es posible que tengan que analizar la información
nueva basándose en sus conocimientos anteriores (Bates, 1995:52).
315
Marina Gergich, Adriana Imperatore y Hernán Pajoni
316
Entre la letra y la pantalla
Hasta ahora nos hemos referido al texto que es el principal medio de comu-
nicación en un ámbito académico. Sin embargo, en relación con las posibili-
dades multimediales que ofrecen los soportes digitales adquieren relevancia
las imágenes, gráficos, mapas conceptuales, tablas, sonidos, música, y video.
Nuevamente, cada uno de estos recursos adquiere significatividad según los
contenidos o disciplina en cuestión, según los objetivos pedagógicos y el mo-
do en que se relacione con actividades y con otros medios. Para no abundar,
las imágenes, en general, suelen ser usadas como anclaje de lo que el texto
ha desarrollado, a la manera en como aparecían en diccionarios y enciclope-
dias. Sin embargo, la utilización de cualquier recurso gráfico se potencia si se
explotan todas sus posibilidades semióticas: en una Carpeta de trabajo de His-
toria de la Educación aparecía la reproducción de la página central de un ma-
nual para la formación docente de 1920, en el que la letra cursiva se indicaba
para la escritura del maestro en el pizarrón como así también había dibujos
que señalaban la posición que debía mantener el alumno en el frente duran-
te la lectura en voz alta. En una actividad, luego de la lectura de textos teó-
ricos, se le pedía al estudiante que analizara en esa página la concepción de
formación docente de la época; se estaba proponiendo una lectura de la ima-
gen que iba más allá que la de mero anclaje. Del mismo modo, materiales di-
dácticos ligados al arte y a la estética no pueden prescindir de recursos
interactivos para manipular digitalmente las imágenes con la posibilidad de
apreciar detalles que en papel no se verían. Los mapas interactivos y toda re-
presentación de índole espacial se ven, asimismo, favorecidos por el uso de
recursos multimediales.
317
Marina Gergich, Adriana Imperatore y Hernán Pajoni
5. Conclusión
318
Entre la letra y la pantalla
Bibliografía
319
Los autores
321
GRACIELA CAPPELLETTI es psicopedagoga (Universidad CAECE, 1993), Especialis-
ta en Didáctica (UBA, 2000). Es profesora de los cursos de Didáctica y Curri-
culum de la Licenciatura en Educación de la Universidad Virtual de Quilmes
(UNQ). Cursó los estudios de Maestría en Didáctica de la UBA y está esperan-
do para la defensa de la tesis. Trabaja como técnica de la Dirección de Currí-
cula de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
322
JOSEP MARÍA DUART es Licenciado en Historia Medieval y Paleografia (Univer-
sitat de Barcelona, 1988) y Doctor en Pedagogía (Universitat Ramon Llull,
1998). Es director académico de UOC y autor de varios libros y artículos so-
bre educación en entornos virtuales y desarrollo de materiales didácticos mul-
timediales. Es profesor del Doctorado en Sociedad de la Información de la
UOC. Ha sido director del Proyecto de Investigación “La educación superior
en entornos virtuales: el caso del Programa Universidad Virtual de Quilmes”,
en la Universidad Nacional de Quilmes.
323
de Quilmes en los cursos de Didáctica y Curriculum, es Profesora de Didác-
tica para los Profesorados en la Facultad de Filosofia y Letras de la UBA; Jefa
de Trabajos Prácticos del Seminario de Tesis de la Licenciatura en Educación
Física de la Universidad Nacional de Luján, y trabaja en el Programa de For-
mación Docente del Ministerio de Educación de la Nación.
324
versitaria. Ha sido consultora del Ministerio de Educación de la Nación y de
distintas universidades en Argentina y en Latinoamérica. Es docente de la Uni-
versidad Virtual de Quilmes.
325
HERNÁN PAJONI es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Univer-
sidad de Buenos Aires. Se ha desempeñado en la Unidad de Procesamien-
to Didáctico de la UVQ entre 1999 y 2002. Ha sido docente en el nivel
terciario y en la Licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades de la UVQ.
Es Magíster en Gestión Pública y actualmente se desempeña en el área de
Comunicación de la Defensoría del Pueblo del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires.
326
DÉBORA SCHNEIDER es Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA). Es do-
cente e investigadora en la Universidad Nacional de Quilmes (Programa Uni-
versidad Virtual) y en la Universidad de Buenos Aires (Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales). Actualmente desarrolla sus estudios de doctorado en la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
327