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Eutanasia y suicidio asistido


Bernard M. Dickens, Joseph M. Boyle jr., y Linda Ganzini

La Sra. I tiene 32 años y sufre de un cáncer gastri- cia de otra persona que proporciona deliberada-
co avanzado que tiene como resultado un dolor mente el conocimiento, los medios, o ambos”
severo constante y vómito mal controlado. A pesar (Special Senate Committee on Euthanasia and
de aumentos sostenidos en la dosis de su opioide, Assisted Suicide, 1995). En el “suicidio asistido por
su dolor ha empeorado grandemente en los dos médico”, la asistencia es proporcionada por un
últimos días. Su muerte es inminente, pero la pa- médico.
ciente ruega incesantemente al personal del hospi-
tal que la “saquen de su sufrimiento”
¿Por qué son la eutanasia y el
El Sr. J es un usuario de droga inyectada de 39 suicidio asistido importantes?
años, con una historia de alcoholismo y depresión.
Se presenta a un departamento de urgencias, in- Los estados de todo el mundo han debatido re-
sistiendo que ya no quiere vivir más. Repetidamen- cientemente la cuestión de si los médicos u otros
te solicita la eutanasia sobre la base de que ya no profesionales de la salud deberían en ciertas cir-
es capaz de seguir soportando su sufrimiento cunstancias participar en la perpetración de la
(aunque no sufre de dolor físico). Un siquiatra muerte de un paciente, y si estas prácticas deber-
descarta una depresión clínica. ían ser aceptadas por la sociedad en conjunto. Las
implicaciones éticas, legales y de política pública
de estas cuestiones ameritan cuidadosa conside-
¿Qué son la eutanasia y el sui- ración.
cidio asistido?
Ética
La eutanasia ha sido definida como un acto delibe-
rado emprendido por una persona con la inten- Existe considerable desacuerdo acerca de si la
ción de terminar con la vida de otra persona, para eutanasia y el suicidio asistido son diferentes éti-
aliviar el sufrimiento de ésta. La eutanasia puede camente de las decisiones de renunciar a trata-
ser “voluntaria”, “involuntaria” o “no-voluntaria”, mientos que mantienen la vida (Gillion, 1988; Roy,
dependiendo de (i) la competencia del recipiente, 1990; Brock, 1992; Dickens, 1993; Annas, 1996) y
(ii) si el acto es consistente o no con los deseos del el asunto ha servido de base a diversas acciones
recipiente (si estos son conocidos), y (iii) si el reci- legales (Sue Rodriguez vs. British Columbia (Attor-
piente sabe o no que la eutanasia va a ser realiza- ney General), 1993; Quill vs. Vacco, 1996; Com-
da. El suicidio asistido ha sido definido como “el passion in Dying vs. Washington, 1996). En el
acto de matarse intencionalmente con la asisten- meollo del debate está la relevancia dada a las
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intenciones de quienes realizan estos actos (Bro- que podría generarse si los médicos se convierten
dy, 1993; Quill, 1993). Quienes apoyan la eutana- en los agentes finales de la eutanasia voluntaria
sia y el suicidio asistido rechazan el argumento de (Quill et al., 1992). Hay también desacuerdo acer-
que existe una diferencia ética entre estos actos y ca de si la eutanasia y el suicidio asistido deberían
la renuncia a un tratamiento que mantiene la vida. ser considerados correctamente procedimientos
Ellos alegan, más bien, que la eutanasia y el suici- “médicos” (Kinsella, 1991; Drickamer et al., 1997).
dio asistido son consistentes con los derechos de
los pacientes a realizar elecciones autónomas Legislación
concernientes al momento y la manera de su pro-
pia muerte (Brock, 1992; Angell, 1997). Los opo- La mayoría de los sistemas legales reconocen la
nentes de la eutanasia y del suicidio asistido re- diferencia entre actos positivos cuya intención es
claman que la muerte es una consecuencia prede- causar la muerte, y permitir pasivamente que la
cible de la renuncia justificada moralmente a tra- muerte natural ocurra. Los primeros son conside-
tamientos que mantienen la vida, sólo en casos en rados usualmente homicidios, e incluyen el asesi-
los que existe una condición fatal subyacente, y nato y el infanticidio. Retener y retirar un soporte
que es esta condición, no la acción de retirar el de vida puede ser también homicidio, usualmente
tratamiento, la que causa la muerte (Foley, 1997). homicidio sin premeditación, cuando existe un
Un médico que realiza eutanasia o asiste a un deber de mantenimiento. Sin embargo, aunque
suicida, por comparación, tiene la muerte del pa- los médicos deben prestar el cuidado necesario
ciente como principal objetivo. Aunque los opo- para la supervivencia de sus pacientes, ellos
nentes de la eutanasia y del suicidio asistido reco- usualmente no están obligados a proporcionar
nocen la importancia de la autodeterminación, tratamiento que de buena fe consideren inútil o
alegan que la autonomía individual tiene límites y inefectivo para sostener el bienestar o la capaci-
que al derecho a la autodeterminación no se le dad de funcionamiento a un nivel consciente, aler-
debe dar la última palabra en la política social en ta. Por ejemplo, a los pacientes que están en un
relación con la eutanasia y el suicidio asistido (Ca- estado vegetativo permanente o persistente, se
llaghan, 1992). Los partidarios de la eutanasia y les pueden retirar los medios de nutrición y de
del suicidio asistido creen que estos actos benefi- hidratación cuando se predice que el resultado de
cian a los pacientes terminalmente enfermos, al esto será la muerte (Airedale NHS Trust vs. Bland,
liberarlos de su sufrimiento (Brody, 1992), mien- 1993).
tras que los oponentes argumentan que los moti- Un número pequeño pero potencialmente
vos compasivos para respaldar estos actos no creciente de jurisdicciones permiten a los médicos
pueden garantizar que la eutanasia va a ser limi- cumplir las solicitudes persistentes de pacientes
tada a las personas que la soliciten voluntariamen- competentes de que su dolor insoportable sea
te (Kamisar, 1995). A los oponentes de la eutana- aliviado con remedios terminales. Holanda fue
sia les preocupa también que la aceptación de pionera de la muerte inducida médicamente, no
ésta pueda contribuir a una actitud cada vez más limitada a pacientes terminales, por una serie de
casual en la sociedad hacia el asesinato privado sentencias judiciales en los 1960, y por legislación
(Kamisar, 1958). La mayor parte de los comenta- promulgada en 2000, en U.S.A. el estado de
ristas no hacen diferencia ética entre la eutanasia Oregón, y Bélgica han enmendado su legislación
y el suicidio asistido, ya que en ambos casos la para proveer condiciones bajo las cuales los médi-
persona que realiza la eutanasia, o asiste el suici- cos pueden (no deben) satisfacer solicitudes de
dio, deliberadamente facilita la muerte del pacien- pacientes competentes, mediante intervenciones
te. Se han expresado preocupaciones, sin embar- orientadas a causar la muerte. En ausencia de una
go, acerca del riesgo de error, coerción o abuso ley tal, sin embargo, el consentimiento de un pa-

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ciente a una intervención de tal tipo no es defensa pueden acumularlas y luego consumirlas en una
contra una acusación de homicidio o de negligen- sola toma para cometer suicidio. Los médicos
cia criminal formulada contra un médico. pueden reconocer esto como un riesgo, pero pue-
de ser imposible demostrar más allá de la duda
El suicidio asistido fue descriminalizado en Sui-
razonable demostrar que ellos intentaban esta
za en 1942 (Guillod y Schmidt, 2005), no limitado
consecuencia o que fueron negligentes. Advertir a
necesariamente a la asistencia de los médicos,
los pacientes acerca de los peligros de la sobre
pero esta es la excepción a la regla general de que
medicación para sus vidas puede enviar un mensa-
la descriminalización del suicidio intentado por un
je ambiguo.
individuo no abre el camino a la asistencia por
parte de médicos o de otros. La supresión de la
prohibición del intento de suicidio no crea un de- Estudios empíricos
recho a un intento (Sue Rodriguez vs. Attorney-
Un estudio en Canadá en 1995 (Singer et al., 1995)
General of British Columbia, 1993), ni a la asisten-
mostró que más de 75% del público general apo-
cia. Aconsejar y asistir un suicidio siguen siendo
yaba la eutanasia y el suicidio asistido en el caso
ofensas en la mayor parte de las jurisdicciones. Sin
de pacientes con baja probabilidad de recupera-
embargo, varias jurisdicciones, tales como las de
ción de su enfermedad. Aproximadamente un
Holanda y Bélgica están llegando a reconocer la
número igual, sin embargo, se oponía a estas
capacidad del individuo para la elección racional
prácticas para pacientes con condiciones reversi-
del suicidio, y el derecho de los médicos a prestar
bles (78% se oponía), para ancianos deshabilitados
asistencia.
que se sienten una carga para otros (75% se opon-
Una preocupación con respecto a afrontar la ía), o para ancianos con dolencias menores (83%
eutanasia y el suicidio asistido mediante la ley se oponía) (Genuis et al., 1994). Los resultados de
criminal es que hacerla cumplir puede ser inefec- una encuesta indicaron que 24% de los médicos
tivo. Los médicos pueden ser justificados al au- canadienses estarían dispuestos a practicar euta-
mentar las medicaciones para el control del dolor nasia y que 23% lo estarían a asistir a un suicidio si
ya que el alivio del dolor de los pacientes con una estos actos fueran legales (Wysong, 1996). Estos
dosis dada disminuye, hasta que un nivel tóxico es hallazgos son similares a los resultados de encues-
predeciblemente alcanzado y es la causa que pre- tas realizadas en el Reino Unido (Ward y Tate,
cipita la muerte. La muerte de los pacientes resul- 1994) y en el Territorio del Norte de Australia
ta, sin embargo, no de su tratamiento, sino de sus (Anon., 1996). Encuestas a médicos en el estado
patologías, que justificaron y aun forzaron el tra- australiano de Victoria (Kuhse y Singer, 1988), así
tamiento de supresión del dolor (R vs. Adams, como encuestas en Oregón (Lee et al., 1996),
1957; Williams, 2001). Los médicos que suprimen Washington (Shapiro et al., 1994), y Michigan
las medidas indicadas para alivio del dolor por (Bachman et al., 1996) indicaban que una mayoría
temor a la responsabilidad personal por la muerte de médicos en estas jurisdicciones apoyaban en
de sus pacientes están en un conflicto de inter- principio la eutanasia y el suicidio asistido y favo-
eses. Sin embargo, los fiscales pueden encontrar recían su descriminalización. Los médicos especia-
imposible demostrar más allá de la duda razona- listas en ciertos campos, tales como el cuidado
ble que las intenciones principales de los médicos paliativo, parecen estar menos dispuestos a parti-
no eran aliviar el dolor sino cometer un “asesinato cipar en la eutanasia y el suicidio asistido que los
por compasión”. médicos de otras especialidades.
De manera similar, es posible prescribir apro- Aproximadamente 3% de todas las muertes en
piadamente medicaciones para ser auto adminis- Holanda son debidas a la eutanasia y el suicidio
tradas periódicamente por los pacientes, y ellos asistido (van der Maas et al., 1996). La mayor par-

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te de esos pacientes tienen cáncer, aunque uno de la independencia parece ser un valor de toda la
cada cinco pacientes con esclerosis amiotrófica vida para estos pacientes. Un dolor incontrolable
lateral muere de eutanasia o de suicidio asistido es raramente una razón para solicitar suicidio
(Veldink et al., 2002). Los médicos reportan que asistido, aunque los temores a que los síntomas
los pacientes holandeses buscan la eutanasia de- empeoren en el futuro son prominentes. Los des-
bido a la pérdida de dignidad, la “muerte indigna” órdenes depresivos subyacen el deseo de una
y la dependencia de otros. El dolor fue menciona- muerte pronta en diversos estudios, pero la preva-
do como la razón para buscar una muerte adelan- lencia de la depresión entre los residentes de
tada por casi la mitad de los pacientes, pero sólo Oregón que mueren por suicidio asistido parece
en 5% de los casos era la única razón (van der paradójicamente bajo, y puede representar una
Maas et al., 1996). sub reconocimiento por los clínicos (Ganzini et al.,
2000, 2002; Ganzini y Dobscha, 2003). Los médi-
De una muestra nacional de casi 2.000 médi-
cos de Oregón que han recibido solicitudes repor-
cos en U.S.A., uno de cada seis reportaron haber
taron que la experiencia es intensa emocional-
recibido una solicitud de un paciente para asisten-
mente, pero quienes han accedido a participar
cia con el suicidio; 11% habían recibido una solici-
raramente se arrepienten (Dobscha et al., 2004).
tud para una inyección letal; 3% reportaron que
habían escrito al menos una prescripción para ser
usada en adelantar la muerte, y 4,7% dijeron que ¿Cómo debiera yo acercarme a
habían administrado por lo menos una inyección la eutanasia y al suicidio asisti-
letal. La razón más frecuente para las solicitudes
do?
era incomodidad diferente del dolor, pérdida de
dignidad, temor a síntomas incontrolables, dolor,
Aunque es legal en un puñado de países y estados,
y pérdida del sentido de la vida (Meier et al.,
la eutanasia y el suicidio asistido siguen siendo
1998). Era más posible que los médicos atendieran
ilegales y castigados con prisión en la mayoría de
las solicitudes de pacientes con dolor o incomodi-
las jurisdicciones. Los médicos que creen que la
dad severos, que tuvieran expectativas de vida de
eutanasia y el suicidio asistido deberían ser acep-
menos de un mes y no hubieran sido evaluados
tados en general pueden reivindicar estas convic-
como deprimidos al momento de la solicitud
ciones a través de diferentes medios legales y
(Meier et al., 2003).
democráticos a su disposición: las cortes y la legis-
El suicidio asistido es legal en Oregón desde latura. En el acercamiento a estos asuntos en un
1997, y aproximadamente 0,1% de las muertes en entorno clínico es importante: (i) explorar a fondo
ese estado son por prescripción letal. Una de cada las razones de la solicitud; (ii) respetar decisiones
seis solicitudes explícitas a los médicos de ayuda competentes de renunciar a un tratamiento, tales
para morir son atendidas. Los individuos que reci- como descontinuar el uso del respirador por solici-
ben prescripciones letales por la ley son bien edu- tud de un paciente incapaz de respirar indepen-
cados y tienen seguridad socioeconómica, en dientemente, lo cual es legal; (iii) apoyar la auto-
comparación con otros difuntos en Oregón. La nomía de paciente y sus intentos de conservar el
mayoría de los pacientes están internados en un control en otras áreas de la vida, y (iv) proveer
hospicio, en donde reciben la prescripción letal, lo medidas paliativas apropiadas.
cual sugiere que el suicidio asistido no es un susti-
tuto de cuidado paliativo. Los médicos y los traba-
Los casos
jadores de los hospicios reportan que los enfer-
mos terminales solicitan el suicidio asistido para El caso de la Sra. I se trata de una paciente termi-
controlar el momento y la forma de su muerte y nalmente enfermo, quien es inminentemente
para evitar la dependencia de otros. El mantener
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moribundo y está sufriendo un dolor intratable. El Wysong, P. (1996). Doctors divided on euthanasia ac-
caso del Sr. J involucra a un paciente aparente- ceptance: preference is to refer euthanasia to anot-
her doctor. Med Post 32: 1: 90.
mente competente quien no está muriendo pero
sí experimentando un sufrimiento mental extre- Anon. (1996). Managing a comfortable death. Lancet
mo. En ambos casos, el médico afronta una posi- 347: 1777.
ble solicitud de participar en una eutanasia o en
Bachman, J. G., Alcser, K. H., Doukas, D. I., et al. (1996).
un suicidio asistido. La Sra. I sufre y está próxima a
morir. Consultando con ella y con su familia, el Attitudes of Michigan physicians and the public toward
equipo médico debería controlar el dolor y los legalizing physician-assisted suicide and voluntary
euthanasia. N Engl J Med 334: 303-9.
síntomas agresivamente, buscando la asistencia
de un especialista en cuidados paliativos, si fuera Brock, D. W. (1992). Voluntary active euthanasia. Has-
posible. Algunos médicos pueden preocuparse de tings Cent Rep 22: 10-22.
que este tipo asertivo de sedación y manejo del
Brody, H. (1992). Assisted death: a compassionate
dolor puedan acelerar la muerte, y por tanto cons- response to a medical failure. N Engl J Med 327:
tituyan eutanasia. Este acercamiento, sin embar- 1384--8.
go, es permisible éticamente mientras la meta del
Brody, H. (1993). Causing, intending, and assisting de-
cuidado sea aliviar el sufrimiento, la eutanasia no
ath.
sea la intención del médico, y la muerte no sea el
medio para aliviar el sufrimiento (Williams, 200l). J Clin Ethics 4: 112-17.

En el caso del Sr. J, el equipo clínico debería Callaghan, D. (1992). When self-determination runs
explorar el origen de su desaliento y responder amok.
con apoyo sicosocial y con esfuerzos por reducir el
Hastings Cent Rep 22: 52-5.
sufrimiento que no sean acabar con la vida del
paciente. A pesar de la ausencia de depresión Compassion in Dying v. Washington [1996] 79 F 3d 790
clínica, la asistencia por expertos en salud mental (9th Cir).
puede ser benéfica.
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