EN ESTA PANDEMIA
RECONOZCAMOS QUE
EL SEÑOR SOBERANO ES
NUESTRO DIOS
PASTOR JAVIER DOMÍNGUEZ
RESUMEN DEL SERMÓN
¡Medio millón! Esa es la cifra de contagiados por COVID-19 en
el mundo. La vida como la conocíamos está cambiando: la
geopolítica, economía, educación, etc. Por eso, en semanas
anteriores respondimos la pregunta “¿Dónde está Dios en
esta pandemia?” ejecutando providencialmente sus
decretos, para cumplir el plan perfecto de su voluntad.
Mostré que si Dios ha decretado esta pandemia significa que
Él la controla providencialmente. La semana pasada, en la
predicación “El Dios que nos busca”, nos hacíamos la
pregunta “¿Dónde estábamos antes de esta pandemia?
¿escondidos de Dios?” Aprendimos que el Dios que ha
decretado la pandemia es el mismo que nos busca
compasivamente para que regresemos a Él.
El común denominador en ambos sermones fue
demostrar que la pandemia es un decreto de juicio contra
el pecador y una prueba de fe para la iglesia, y por ello
requiere dos actitudes de parte nuestra: arrepentimiento
personal y esperanza en Jesucristo.
Hoy aprenderemos que el objetivo de esta pandemia a la
luz de la escritura es que sepamos que Dios es Soberano.
Esto lo vemos en toda la Biblia. Cada vez que Dios muestra
su gracia a través de sus juicios es para demostrar que es
soberano sobre toda la tierra. A través de esta pandemia o
las circunstancias que vivimos a nivel personal, Dios
demuestra que es soberano sobre nosotros. Un ejemplo
son las plagas de Egipto, dice en Éxodo 7:5: “Y sabrán los
egipcios que yo soy el Señor, cuando extienda mi mano
sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de
ellos.” Y Éxodo 6:6-7: “Dirás a los hijos de Israel: Yo soy el
Señor;... y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de
Egipto... os redimiré con brazo extendido, y con juicios
grandes; 7 y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios;
y vosotros conoceréis que yo soy El Señor su Dios.” Este es
el objetivo de la pandemia y de cualquier crisis que
enfrentemos: “conocer que el Señor es nuestro Dios”.
El objetivo de este material es que podamos reconocer que
El Señor, el soberano, es nuestro Dios redentor.
I. EL PRIVILEGIO Y LA NECESIDAD DE CONOCER A DIOS
El más grande privilegio que hemos recibido en Cristo es
conocer a Dios en Él. Así como Dios les dijo a los hebreos
que por medio de la pascua “conoceréis que Yo soy El
Domingo 29 de marzo 2020
Señor vuestro Dios”. Así Jesucristo siendo nuestra pascua
nos dice Juan 17:3: “esta es la vida eterna: que te
conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a
quien has enviado”. Este es el principal fin del hombre.
Conocer a Dios es lo que define nuestra identidad y
propósito, porque fuimos creados a imagen de Él. Eso
significa que encontramos sentido cuando conocemos a
aquel del cual fuimos hechos imagen. Así, conocer a Dios
en Cristo es:
- Es nuestro más grande privilegio.
Dice Jeremías 9:23-24: “Que no se gloríe el sabio de su
sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su
riqueza. 24 Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de
conocerme y comprender que yo soy el SEÑOR”. Lo
único de lo cual el ser humano debe jactarse es de
conocer que Dios es el soberano. Nuestro privilegio más
grande no es tener cosas o poder, sino conocer a Dios. Si
la mundanalidad degrada nuestra alma, conocer a Dios
la ennoblece.
- Es nuestro mayor bien: Leemos en el Salmo 4:6-7:
“Muchos son los que dicen: «¿Quién puede mostrarnos
algún bien?» ¡Haz, SEÑOR, que sobre nosotros brille la
luz de tu rostro! 7 Tú has hecho que mi corazón rebose
de alegría, una alegría mayor que la que tienen los que
disfrutan de trigo y vino en abundancia.” Conocer al
Señor es el bien incomparable porque esa es la
bendición cristiana. La bendición cristiana no es algo
que Dios nos da, es Cristo; porque no hay mayor bien
que Él mismo.
- Es el corazón del nuevo pacto: “todos me conocerán,
desde el más pequeño de ellos hasta el más grande”
(Jeremías 31:34b)... Por eso Jesús dijo que la vida eterna,
más allá de la salvación, consiste esencialmente en
conocer a Dios en el rostro de Jesús.
- Es el fundamento de nuestra perseverancia cristiana.
Dice Daniel 11:32b: “más el pueblo que conoce a su Dios
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se mostrará fuerte y actuará.” El contexto de este
versículo es de apostasía, porque durante la crisis, la
tentación es dudar de Dios. Pero dice la Biblia que solo
los que conocen a Dios son los que perseverarán en su
servicio piadoso. Conocer a Dios es el fundamento de
nuestra vida cristiana.
Por esto, en medio de esta pandemia, iniciamos una nueva
serie, “INCOMPARABLE”, cuyo título responde a la
pregunta que se formula en Isaías 40:18
 EN ESTA PANDEMIA RECONOZCAMOS QUE EL SEÑOR SOBERANO ES NUESTRO DIOS
18 “¿Con quién compararán a Dios?”. En esta serie
aprenderemos quien es Dios por medio de sus atributos o
perfecciones divinas. Porque Dios es incomparable.
El objetivo de esta serie es simple: que en medio de esta
pandemia podamos vivir para Dios por medio de conocer
a Dios en Cristo. Así, a la luz de la Biblia sabemos esta
pandemia es un juicio contra el mundo y una prueba para
la iglesia, para que todos conozcamos que Dios es Señor. Y
lo haremos reconociendo dos cosas.
II. PRIMERO: RECONOZCAMOS QUE DIOS ES EL SOBERANO
DE LA TIERRA
Zacarías profetizó acerca de nosotros en estos tiempos:
“A este último grupo lo pasaré por el fuego y los haré
puros. Los refinaré como se refina la plata y los purificaré
como se purifica el oro. Invocarán mi nombre y yo les
responderé. Les diré: “Este es mi pueblo”, y ellos dirán: “El
SEÑOR es nuestro Dios” (Zacarías 13:9) Una vez más el
propósito de las crisis es reconocer que Dios es Señor.
Aquí encontramos el atributo que es el fundamento de
nuestra teología: Dios es Soberano. El nombre Yahve,
traducido como “el Señor” predica que Dios es el rey que
gobierna soberanamente con poder y autoridad sobre
toda la creación y todas sus circunstancias, por y para su
voluntad. El “Yo Soy” significa que Dios es la Suprema
existencia. El que supremamente es. El único soberano
quien no depende de nada y que todo depende de Él.
Así, Dios es el constante e invariable, Él fue el que es, Él es
el que es, y Él será lo que siempre ha sido. Es Dios sin
limitación de autoridad y poder. Es el Rey, Juez y legislador
de toda su creación ¡Dios es soberano! Esto significa que
Dios tiene el derecho y el poder para hacer su voluntad.
Que con absoluta libertad elige, decreta y ejecuta su
voluntad.
La Biblia habla de la voluntad de Dios en dos sentidos: lo
que ordena que se debe hacer y lo que decreta que
suceda. En teología se les llama:
- Su voluntad preceptiva: (lo que Dios ordena) el precepto
u orden sobre lo que debemos hacer. Este tipo de
voluntad puede ser resistida y desobedecida. Por
ejemplo, en la Ley Dios nos manda “No matarás”, pero
muchos resisten esa voluntad y la transgreden
asesinando.
- Su voluntad decretiva: (lo que Dios decreta) lo que Dios
hará, sin que nadie lo impida. “Todo cuanto el SEÑOR
quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y
en todos los abismos.” Dice el Salmo 135:6.
Hay un texto donde podemos ver claramente estos dos
aspectos. En Génesis 22, cuando relata la historia de
Abraham e Isaac. El precepto era que Abraham debía
sacrificar a su hijo. Él podría haber desobedecido, pero
tuvo fe en el Señor y obedeció. Pero el decreto de Dios, su
voluntad decretiva, era que Abraham no sacrificaría a su
hijo, sino que Dios proveería para ellos.
Pero dónde más claramente brillan estos dos aspectos de
su soberana voluntad es en la cruz. Pedro predicó que
Jesucristo fue, como dice Hechos 2:23: “a éste, entregado
por el plan predeterminado y el previo conocimiento de
Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos y le
matasteis.” Los judíos desobedecieron la voluntad
preceptiva de Dios, pero Él realizó su voluntad decretiva. Él
es Señor.
Entender esto nos ayuda a comprender que la pandemia
no es un accidente humano o de la naturaleza. Es un
decreto de nuestro Señor Soberano. Significa que tenemos
el debes de ser fieles en sus preceptos mientras
descansamos en sus decretos. Por eso dice la Biblia
“Buscad primeramente... todo será añadido”, vemos el
precepto y el decreto de Dios. En esta pandemia
reconozcamos que Dios es el Señor.
III. SEGUNDO: RECONOZCAMOS QUE ESE SOBERANO ES
NUESTRO DIOS
Debemos reconocer que el Soberano es poderoso para
decretar y elegir; pero a su vez compasivo y misericordioso
que nos salvó para que estemos con Él y Él con nosotros.
Cuando Dios se presentó ante los judíos como el “Yo Soy”,
si bien afirma que enviaría juicios a Egipto, también les
prometió que estaría con ellos para salvarlos. Es soberano
para ejecutar sus decretos, pero también es compasivo y
misericordioso sobre aquellos a quienes gobierna. Pues
resulta que Jesús, como el Señor nuestro, dice también: “he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo” (Mateo 28:20). En esta pandemia Dios está con
nosotros. Así que una de las bendiciones que recibimos a
través de los juicios, es una mayor experiencia de la
presencia de Dios en nuestras vidas. Por tanto, no solo
debemos reconocer que Dios es Soberano, sino que ese
Soberano es nuestro Dios, redentor personal, que está en
medio nuestro y en nosotros.
Por eso Jesús no escatimó en mostrar este amor y fidelidad
como el Soberano, como el Dios compasivo que vino a
salvarnos. Por eso Él dijo: “Yo Soy”. Él dijo “Yo soy el pan de
vida”, “Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy la puerta”, “Yo soy
el buen pastor”, “Yo soy la resurrección y la vida”, “Yo soy el
camino, la verdad y la vida nadie viene al Padre sino por
mí”, “Yo soy la vid y vosotros las ramas..., sin mí, nada
podéis hacer”.
Significa que el Dios Soberano encarnó en la persona de
Jesús y es nuestro redentor, mediador, alimento espiritual,
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sabiduría, fuerza en la debilidad, salvación. El Dios
soberano encarnado es nuestro Salvador y amigo a la vez.
Cuando Dios manifiesta su señorío, a los hijos de Dios les
otorga cercanía y consuelo, pero a los que no son sus hijos
les muestra terror y pavor. En medio de esta pandemia
reconozcamos que ese soberano Dios es nuestro Salvador,
nuestro Dios redentor.
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IV. LA RESPUESTA A NUESTRO DIOS SOBERANO EN
MEDIO DE ESTA PANDEMIA
A. CONFIEMOS EN LOS DECRETOS DE DIOS.
La pandemia ha generado múltiples sentimientos, uno es
la incertidumbre. Pero la soberanía de Dios nos incita a
someter nuestras incertidumbres y temores al decreto de
Dios. Dice Santiago 4:13-15: “Ustedes que dicen: «Hoy o
mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año,
haremos negocios y ganaremos dinero.» 14 ¡Y eso que ni
siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida?
Ustedes son como la niebla, aparece por un momento y
luego se desvanece. 15 Más bien, debieran decir: «Si el
Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello»” Nunca
vamos a saber qué viene en el futuro, pero Dios sí. Por eso
lo que nos dice Santiago es, confía en Él: pon tu
incertidumbre en los decretos de Dios.
La pandemia ha hecho notar cuan arrogante es el ser
humano en la ejecución de su vida ¿cuántos hicieron
planes personales, empresariales, de ocio, etc., sin tener
en cuenta que Dios es Señor Soberano? Si algo nos enseña
esta pandemia es que somos tan frágiles, que debemos
confiar en el Soberano y sus decretos. Él los cumplirá y eso
incluye sus promesas, porque sus promesas son parte de
su voluntad decretiva.
B. ARREPINTÁMONOS
Isaías destaca la soberanía de Dios afirmando que “el
SEÑOR es nuestro juez, nuestro legislador y nuestro rey; él
cuidará de nosotros y nos salvará” (Isaías 33:22). El
contexto en el que Isaías dice esto es de arrepentimiento.
La Soberanía de Dios implica que, así como Él tiene el
poder de acusar, condenar, castigar, también tiene el
poder de perdonar y salvar. La pandemia nos hace
reflexionar en que hemos pecado contra Dios. Es un
tiempo de profunda reflexión. Reflexionemos en cómo
estábamos viviendo nuestra vida. Es un tiempo propicio
para hacerlo. Leemos en Job 9:4: “Dios es tan sabio y tan
poderoso. ¿quién le ha desafiado sin sufrir daño?”.
Aun en estas circunstancias, no deje de reunirse en su
casa, de discipularse, de ver el estudio bíblico, de orar y
buscar las formas de servir a sus hermanos.
D. ADOREMOS AL SEÑOR Y SOMETÁMONOS EN LAS
AFLICCIONES QUE ÉL HA DECRETADO
Es mi oración que ante la pandemia, la gracia de Dios nos
permita decir: “El SEÑOR es; que haga lo que bien le
parezca.” (1Samuel 3:18b)
PREGUNTAS DE APLICACIÓN
1. ¿Cómo estás viviendo en tu vida el privilegio y la
necesidad de conocer a Dios? ¿De qué formas
específicas estás mostrando en tu vida que eres
consciente del privilegio de conocer a Dios en Cristo?
¿De qué formas específicas estás mostrando en tu vida
que cada día necesitas conocer a Dios?
2. ¿Cómo el reconocer que Dios es soberano te lleva a
cambiar de actitud en medio de esta pandemia?
3. ¿De qué formas reconocer que el Señor Soberano es tu
Dios te anima, confronta, consuela, exhorta?
4. ¿De qué manera el confiar en los decretos de Dios te
ayuda a enfrentar la incertidumbre de estos días?
5. Al reconocer que el Señor Soberano es nuestro Dios
¿de qué debes arrepentirte? ¿Qué pecado debes
confesar hoy delante del Señor tu legislador, juez y rey?
6. ¿De qué formas específicas te comprometes hoy a
servir a tu Dios soberano?
VERSÍCULO A MEMORIZAR
Zacarías 13:9: “A este último grupo lo pasaré por el fuego
y los haré puros. Los refinaré como se refina la plata y los
purificaré como se purifica el oro. Invocarán mi nombre y
yo les responderé. Les diré: “Este es mi pueblo”, y ellos
dirán: “El SEÑOR es nuestro Dios

Watson dijo: “Es mejor encontrarse con Dios con lágrimas

en los ojos que con armas en las manos”.

Arrepiéntase de creer, confiar y promover falsas teologías.

Aquellas personas que han estado involucradas en
ministerios religiosos en los que acostumbran a “decretar”
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“declarar”, etc., arrepiéntanse de eso porque: están

usurpando la gloria de Dios, pecan con soberbia al hacerse
“dioses” a sí mismos, pues al decretar algo se están
usurpando esa prerrogativa divina de su soberanía.

C. SIRVAMOS FIELMENTE A DIOS

En Mateo 28 Jesús nos da la gran comisión, y la razón es:

“Jesús les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo
y en la tierra.” (Mateo 28:18) Él es el Soberano.