EL DEBER, EL MOTIVO,
LA MANERA Y EL GOZO DE AMAR
A MIS HERMANOS EN CRISTO
1 JUAN 3:11-24
PASTOR JAVIER DOMÍNGUEZ
RESUMEN DEL SERMÓN
Este pasaje nos enseña que los cristianos, por cuanto
tenemos una nueva naturaleza según Cristo, debemos
amarnos unos a otros como Él nos amó. El texto habla del
deber, el motivo, la manera y el gozo de amar a nuestros
hermanos en Cristo.
En el tiempo de Juan había dos grupos adversos al
evangelio de Jesucristo: los gnósticos y los ebionitas.
Ambos grupos negaban la encarnación de Dios y acusaban
a los creyentes de no ser hijos de Dios, ya fuese por no
haber alcanzado el conocimiento a través de la experiencia
mística o por no practicar la ley de Moisés. Así, en lugar del
amor, reinaba la división y el odio. Juan les convence de
que una virtud del nacido de nuevo es el amor y no el odio
a los hermanos. La razón: porque Dios, que es amor, nos
ha hecho nacer en Cristo.
I. EL DEBER DE AMAR A NUESTROS HERMANOS EN
CRISTO
1Juan 3:11 Porque este es el mensaje que habéis oído
desde el principio: que nos amemos unos a otros. Desde
el principio de su ministerio Jesús resumió toda la ley de
Dios para su pueblo en el amor a Dios y al prójimo. Luego,
antes de su oración sacerdotal, anunció lo que haría
evidente al mundo su filiación como hijos de Dios: el amor
que se profesarían.
Jesús mostró que el amor de Dios no es algo
místico-sensorial, ni ritual-religioso, sino un amor
verdadero que fluye a través de Jesucristo y su iglesia. De
manera que en Cristo se nos ha dado el privilegio de ser
amados por nuestros hermanos, pero también el deber
de amarlos.
II. EL MOTIVO POR EL CUAL DEBEMOS AMAR A NUESTROS
HERMANOS
El amor es una virtud de la nueva vida que se nos ha dado
en Cristo. Los que no aman a los hermanos, no han
nacido de Dios realmente. De esto nos habla 1Juan
3:12-15 cuando dice que Caín “era del maligno”, es decir
que el origen de sus acciones fue su naturaleza. Porque
era del maligno actuó con maldad. Por su naturaleza, en
lugar de amar a su hermano tuvo celos, envidia y odio. En
lugar de dar su vida, le quitó la de Abel.
Domingo 23 de enero 2020
El tema de Juan es el “libre albedrío” y la regeneración.
Para entender si el ser humano tiene o no libre albedrío
tenemos que definir a qué nos referimos por “albedrío”: si
a “libertad de elección” o a “libertad de la voluntad”. Todos
los seres humanos tenemos libertad de elegir entre varias
opciones, pero lo que tenemos que comprender es que
siempre elegiremos según nuestra naturaleza humana.
Así, aunque tengamos libertad de elección, no tenemos
libertad de voluntad. La voluntad humana no es libre en
“sí misma”, sino que siempre es esclava de nuestra
naturaleza. Por eso, la única manera en que nuestra
voluntad se alinee a la voluntad de Dios, es que nuestra
vieja y caída naturaleza sea cambiada. Ese cambio es
efectuado soberanamente por Dios a través de la
regeneración o el nuevo nacimiento. Somos nuevas
criaturas, las cosas viejas pasaron.
La vida cristiana no es un cambio de conducta sino de
corazón, de naturaleza. Dios no mejoró nuestra antigua
naturaleza, nos dio una nueva según Cristo. Somos
nuevas criaturas y estamos siendo conformados cada día
a la imagen de Cristo. Porque Él nos amó podemos amar
y porque podemos, debemos hacerlo. Es una evidencia
de que somos hijos de Dios. 1Juan 314-15: “Nosotros
sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque
amamos a los hermanos. El que no ama permanece en
muerte. 15 Todo el que aborrece a su hermano es
homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida tiene
vida eterna permanente en él.”
En el Antiguo Testamento Dios anunció que el Nuevo
Pacto aseguraría nuestra salvación, creando en nosotros
un corazón y un espíritu nuevos. El amor entre hermanos
es evidencia de que ese nuevo pacto fue inaugurado en
Jesucristo. Así, es el amor entre creyentes lo que hace que
la iglesia de Cristo sea visible al mundo.
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La iglesia visible son los miembros y asistentes, aunque
no todos son creyentes. La iglesia invisible son los
verdaderos creyentes, los elegidos. Juan Calvino enseñó
que la tarea de la “iglesia invisible” es hacerse visible
siendo testigos de Cristo al mundo: Ser testigos no solo
significa hablar en favor de Cristo, sino manifestar o
hacer visible algo que está oculto. Esto lo hacemos de
dos maneras:
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a) Proclamando la Palabra de Dios; y
b) Viviendo la vida justa que Dios demanda: compasión,
amor y perdón a los demás hermanos.
Jesús habló de esta visibilidad de la iglesia invisible
por medio del amor: “En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los
otros” (Juan 13:35) Así, Dios estableció que el
fundamento del amor y la unidad de la iglesia visible
es nuestra unión mística con Cristo. Por esta
doctrina es que los padres de la iglesia afirmaron en
los credos que la iglesia es “Una, visible e invisible”:
estamos unidos con todos los creyentes porque
cada uno somos “uno” con Cristo. Debemos amar a
los hermanos porque tenemos nueva naturaleza.
Pero ¿cómo?
III. LA MANERA DE AMAR A NUESTROS HERMANOS
Debemos amar de hechos y no de palabra, entregando
nuestra vida como Cristo lo hizo con nosotros. Esto
significa: sirviendo de nuestra vida para favorecer la
vida del hermano. Dice 1Juan 3:16-18 “En esto
conocemos el amor: en que El puso su vida por
nosotros; también nosotros debemos poner nuestras
vidas por los hermanos. 17 Pero el que tiene bienes de
este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra
su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de
Dios en él? 18 Hijos, no amemos de palabra ni de
lengua, sino de hecho y en verdad.”
El amor verdadero implica sacrificar nuestra vida para
favorecer la de nuestros hermanos en necesidad. Los que
se dividieron de la iglesia de Juan no mostraron esta clase
de amor, sino la del mundo: egoísta, en lugar dar, solo
buscaban recibir.
IV. EL GOZO DE AMAR A NUESTROS HERMANOS
Amar nos trae gozo y seguridad de fe de que Dios vive en
nosotros. Nos permite acercarnos con confianza a Dios,
en paz, sin miedo. Leer 1Juan 3:18-24.
Los verdaderos creyentes dudaban de su salvación
debido al ataque de los mentirosos que les acusaban de
no serlo. Dios los consuela mostrándoles que, si ellos
aman a sus hermanos en Cristo, eso es una evidencia de
que han nacido de nuevo. Eso consuela, asegura nuestro
corazón delante de Dios, nos da paz.
El mandamiento de Dios es que creamos en Jesús y que
nos amemos unos a otros como hermanos. Si cumplimos
esto significa entonces que somos hijos de Dios ¡Qué
seguridad! ¡Qué confianza! ¡Qué gozo tenemos ahora de
acercarnos a Dios!, platicar con Él, pedirle que nos ayude,
ame, sostenga, guíe y todo cuanto nuestro corazón
regenerado pida para justicia y rectitud.
APLICACIONES
1. ¿Hay en ti una intención genuina de amar a tus
hermanos o eres indiferente a ello?
2. ¿Cómo eres en tu conducta hacia tus hermanos:
¿diplomático, indiferente? ¿No eres sincero en lo que
piensas de ellos? ¿Murmuras de ellos?
- La hipocresía no es más que “odio disfrazado”. Juan
llama asesino a quién no ama a sus hermanos. Dice
Levítico 19:16 "No andarás de calumniador entre tu
pueblo; no harás nada contra la vida de tu prójimo”. El
chisme es odio puro.
- En el sermón del monte, Jesús emparejó el pecado de
decirle “raca” (tonto) al hermano con asesinarlo.
3. ¿Eres de los que ve solo lo malo en tu esposa/o, hijos,
padres, pastores, jefes, etc.? Ese celo no es más que
envidia que te amarga.
4. ¿Das de tu vida a tus hermanos que luchan por
sobrevivir o eres indiferente?
a) A los que trabajan: ¿has considerado que la ofrenda
que das en tu iglesia local es para la conversión de
aquellos elegidos por Dios, llamados a ser tus
hermanos? (Leer Lucas 16:9-10)
b) A los casados:
• Esposos: ¿cuál es la mayor necesidad de tu esposa?
Que la ames, respetes, honres, alabes, que le
dediques tiempo, que le pidas perdón y la perdones,
que la acompañes y platiques con ella.
• Esposas: ¿cuál es la necesidad de tu esposo?
Comprensión, respeto, apoyo, recrearse, etc.
• ¿Permites que otros hablen mal de tu esposa/o?
5. Si estás en algún tipo de necesidad, cuando alguien de
la iglesia te ofrece ayuda ¿eres de los que la reciben
avergonzados de sí mismos? ¿de los que rechazan la
ayuda por arrogancia? o ¿eres de los que con acción de
gracias la recibe, porque reconoces que es parte del
amor de Dios por ti?
6. ¿Dudas de tu salvación? ¿Has analizado si la culpa de no
amar y el egoísmo, te alejan de Dios? El que está en paz
con Dios es el que se acerca.
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7. Matrimonios: ¿han realizado que su cercanía con Dios es
el combustible de su cercanía entre ustedes? Si la
menosprecian, es porque menosprecian a Cristo, su
Señor. Si alguien dice amarte, ser tu amigo, pero ve de
menos a tu esposa/o ¿le creerías? ¿Cuánto amor por Dios
muestra tu conducta frente a tu esposa/o creyente?
8. ¿Estás cumpliendo tu misión? ¿Estás mostrando
amor por los futuros creyentes predicando el
Evangelio a todos?