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Escuela Nacional Preparatoria Plantel 1

“Gabino Barreda”

Nombre (s):

Materia: Ética

Grupo: 561

Título: Drogadicción

Título: Drogadicción desde el punto de vista ético.


Problema: ¿Por que el adolecente es mas propenso a caer en una adiccion?

Hipótesis:

Segun lo investigado un adolecente es mas propenso a utilizar drogas debido a


que se encuentra en un estado emocional muy inestable ya que pueden Baja
autoestima, inseguridad, timidez, impulsividad, poca tolerancia a la frustración
pero no solo esto es lo que los vuelve propensos ademas su entorno es bastante
ifluyente los dos circulos sociales mas ifluyentes son:

Familia
Por una parte, el consumo de drogas en los padres puede propiciar el consumo de
las mismas en los hijos, ya que los padres actúan como modelo de conducta para
sus hijos. Además de esto, dicho consumo influye también de manera indirecta,
incidiendo en las propias pautas de crianza y en las relaciones intrafamiliares, todo
lo cual contribuye a crear entornos de mayor riesgo para el consumo por parte de
los hijos.
Por otra parte, otro factor de riesgo se refiere al “manejo familiar”, que consiste en
las distintas habilidades de los padres para controlar la conducta de los hijos, tales
como la supervisión, el establecimiento de normas y límites, las habilidades para
negociar con los hijos, etc. En este sentido, los estilos educativos juegan un papel
importante (sobreprotección, autoritarismo, permisividad).
Por último, señalamos la existencia de problemas de relación en la familia y sus
consecuencias en el clima familiar. La frecuencia de disputas y tensiones entre los
padres, la frialdad en la relación y la falta de comunicación entre ellos, contribuyen
a crear entornos de riesgo para los hijos. Por el contrario, los vínculos afectivos, el
apego y la buena comunicación, son importantes factores de protección.
Amigos
Los amigos tambien son un factor importante devido a que los adolecentes al estar
en busca de una identidad imitan los comportamientos de otros ya sea por la
curiosidad natural propia de la edad, la necesidad de ser aceptado en un grupo, el
deseo de resaltar feminidad o masculinidad, la rebeldía contra las prohibiciones, el
deseo de sentirse grande.
Es por eso que la probabilidad de que los jóvenes con de 12 a 17 años
consumieran drogas es más alta que entre aquellos con amigos que la habían
probado o la consumían habitualmente, que entre los jóvenes cuyos amigos no lo
hacían.

Desarrollo:
Las carencias éticas en el fenómeno de la droga se identifican en gran medida con
las dificultades existentes en diversas instituciones, entre ellas en la familia y en la
escuela.

a) En la familia. Muchos casos de drogodependencia tienen la causa


desencadenante en el ambiente familiar inhóspito inexistencia real de la familia;
ruptura de la pareja; falta de figuras parentales; conflictividad intensa conyugal y/o
familiar; ambiente excesivamente autoritario o excesivamente permisivo; falta de
un adecuado flujo de comunicación entre los miembros de la familia etc.).

Como resalta el Documento "De la desesperación a la esperanza" del Pontificio


Consejo para la Familia, el toxico dependiente viene frecuentemente de una
familia que no sabe reaccionar al stress porque es inestable, incompleta o
dividida. Este Documento resalta que "hoy van en preocupante aumento las
salidas negativas de las crisis matrimoniales y familiares: facilidad de separación y
de divorcio, convivencias, incapacidad de ofrecer una educación integral para
hacer frente a problemas comunes (...). Pueden preparar una elección de la droga,
el silencio, el miedo de comunicar, la competitividad, el consumismo, el stress
como resultado de excesivo trabajo, el egoísmo etc.; en síntesis, una incapacidad
de impartir una educación abierta e integral. En muchos casos los hijos se sienten
no comprendidos y se encuentran sin el apoyo de la familia. Además, la fe, y los
valores del sufrimiento, tan importantes para la madurez, son presentados como
antivalores. Padres no a la altura de su tarea, constituyen una verdadera tarea
para la formación del carácter de los hijos".

b) En la escuela. El ámbito escolar es uno de los lugares más propicios para la


iniciación en el consumo de la droga. Un medio de prevenir la toxicomanía seria la
educación en la sobriedad y el respeto y aprecio a sí mismo; además de ayudar a
aquellos jóvenes que, por ser más débiles o por cosechar insatisfacciones
escolares, pueden ser más propensos a deslizarse por la pendiente peligrosa de la
toxicomanía.
CONTEXTO PERSONAL E INTERPERSONAL

Las carencias éticas en el fenómeno de la droga tienen también su origen en la


libertad del adolecente. Exceptuados algunos casos patológicos y de
personalidades "adictivas" los drogadictos no son pura ni primariamente victimas
de la sociedad, ni personalidades patológicas con sensibles trastornos que les
priven de libertad. Son, a lo sumo, personas que son probadas por la vida o
quieren probarla por vías arriesgadas y dañosas. Es suya la elección de drogarse.

La droga representa una fuga con la cual se pretende llenar un vacío. Es el vacío
de una existencia que, no fundada con valores centrales, queda como
desarraigada, a la intemperie, desprotegida. Como resalta la pastoral "Familia y
drogadicción", el vacío roba a la vida su sentido. Los vacíos se llenan o
artificialmente (lo cual agrava el fenómeno) con el recurso a la droga, o con un
paciente recorrido que es el de la liberación por medio de un entrar dentro de sí.
Equivocadamente se recurre a la droga para pretender calmarse, borrarse, darse
ánimo, pero siempre aparece la realidad. Con droga o sin droga "la realidad
siempre está".

La droga es signo cualificado de desintegración personal e interpersonal. El


consumo de drogas-con las secuelas de la dependencia- atenta contra los valores
éticos más básicos: contra el valor de la comunicación humana.

CONSUMO DE DROGAS COTIDIANAS

Siempre que persigan los efectos beneficiosos y se eviten los excesos, el


consumo de drogas "cotidianas", como el alcohol, el tabaco, el café, los sedantes
o tranquilizantes no ofrece, por sí mismo, serias dificultades desde el punto de
vista moral. Podría tener mayor importancia a causa de circunstancias concretas:
peligro para la salud, gasto excesivo a expensas de las obligaciones familiares,
merma de los deberes profesionales, peligro para la vida o integridad de otras
personas, falta de respeto al bienestar de las mismas etc. De su permisividad, no
se debe deducir la necesidad de la tolerancia social de las drogas.

En general, puede decirse que el uso esporádico de las drogas "blandas", podría
ser lícito o constituir sólo una leve trasgresión (el caso de una persona con cierto
grado de madurez que, de modo absolutamente ocasional, por curiosidad o por
algún otro motivo, consume una droga ligera), aunque en general su uso debe
considerarse éticamente ilícito. El uso de la droga es un atentado contra la propia
vida (salud física o psíquica); el drogadicto se convierte fácilmente en difusor de la
droga, haciendo daño a los demás; constituye un fácil y próximo deslizamiento por
el camino del vicio; la droga suele ser ocasión para cometer determinados
crímenes. Esta gravedad, suele, además, aumentar por la forma de ser
administrada, la edad (adolescentes y jóvenes), por la finalidad de su uso (fuga
existencial, entrenamiento para un comportamiento antisocial etc.), por los
ambientes en que se consume, por el riesgo penal que comporta tomar contacto
con el tráfico de drogas. En definitiva, el uso de las drogas blandas y a posteriori
de las duras debe ser considerado algo éticamente reprochable; en el mejor de los
casos significan tan sólo una gratificación del egoísmo y, en el peor, terminan con
la destrucción de la persona; además de las dificultades y los esfuerzos
económicos que generan el tratamiento y rehabilitación de los drogadictos.

Legalización

De un tiempo a esta parte existen campañas en distintos países para legalizar las
drogas y entre ellas la marihuana, manteniéndose que la utilización de esta droga
tiene un "riesgo mínimo" para la salud cuando se usa moderadamente. Sin
embargo es conocido que no existe una utilización segura de las drogas ilícitas.

Hay que resaltar que la desaparición de las penas legales actualmente existentes
corresponden al consumo de algunas drogas (sean medicamentos o no: desde
cannabis a heroína o cocaína), con el fin de tolerar a los adictos, que son
considerados enfermos. En relación a esto la Santa Sede considera "éticamente
inaceptable" la creación de centros de suministro de drogas bajo control médico,
recordando un principio ético fundamental: permitir que un toxicómano se inyecte
substancias ilícitas, aunque sea bajo la supervisión médica, es algo que va en
contra del respeto que se debe a la vida humana.

La drogodependencia provoca muchas veces la desesperación de los afectados y


de sus familiares. Sin embargo, por muy encadenada que se encuentre la
persona, subsiste siempre un deseo de rehabilitación. Y, por muy deteriorados que
se encuentren su organismo, psiquismo y sentido moral, existe una posibilidad y
una esperanza de recuperación. La situación actual de miles de toxicómanos
postula un servicio urgente y constituye una responsabilidad social ineludible.
Básicamente la atención terapéutica implica: diagnóstico, tratamiento y
rehabilitación.

Prevención

Los planes de actuación de carácter preventivo pueden tener una naturaleza


motivadora o disuasoria. Como elementos disuasorios actúan el miedo a los
efectos que produce sobre la salud el consumo de drogas (información) y el temor
al castigo derivado de su consumo (represión). Los elementos motivadores
tienden a modificar el ambiente social y a mejorar la capacidad personal, mediante
una información adecuada para conocer la droga y sus efectos, una formación
para fomentar la correcta actitud individual y de grupo ante la espiral droga-
violencia y una prevención ocupacional, que induzca a actividades deportivas,
profesionales, recreativas o culturales como formas de relleno al ocio

El resumen referente al problema ético de la droga, se podría plantear así: ¿Tiene


sentido hablar de la obligación de mantener la salud?. Los que actúan en perjuicio
de su propia salud, ¿actúan no solo imprudentemente, sino que también deberían
éticamente actuar de otra forma. Hay un deber de cuidar la propia salud, ya que es
imposible realizar los deseos y aspiraciones actuales y futuras si se destroza la
propia salud. Al mismo tiempo existen obligaciones hacia los otros que exigen que
se proteja y defienda la propia vida.

El problema del consumo de drogas constituye un grave problema de salud y una


de las principales preocupaciones de la sociedad española y de la comunidad
internacional. Si entendemos que el concepto de salud no solo como ausencia de
enfermedad, sino como un estado de bienestar psíquico, físico y social se
entenderá fácilmente que el consumo de drogas pueda originar modos de
actuación personales que incluyan en nuestro estado de salud, y por ello para
lograr un estilo de vida saludable es necesario evitar su consumo. El consumo de
drogas afecta a la salud, individuo y colectividad, y en la medida que a ésta le
afecta, tiene justificada su participación con el fin de paliar o erradicar el problema
que causa la drogadicción. La salud es un estado valorado positivamente de forma
casi universal, pero también es verdad que muchas personas son imprudentes en
su atención.

En el mismo sentido habría que decir que la LSD, la heroína u otras drogas
cuando se usan para investigar los mecanismos neuropsíquicos del ser humano.

Por último, el uso de las drogas por placer, cuando el placer es puntual y
controlado, no necesariamente es inmoral en sí mismo. Hay conductas humanas,
como pueden ser los deportes de alto riesgo, que la sociedad permite porque
forman parte del derecho a disponer de sí mismo que tiene cada uno, siempre que
no se ponga en peligro la vida de terceros. No obstante esto, sigue pendiente de
respuesta la pregunta sobre el nivel de obligación moral que tiene el individuo con
respecto al cuidado de su propia salud y con respecto a la evitación de conductas
de riesgo.

La objeción moral de las drogas es cuando su ingestión reiterada y compulsiva


vulnera perniciosamente la libertad de los individuos; especialmente si estos se
vuelven enfermos e incapaces de librarse a sí mismos, sin la ayuda de terceros, y
causando graves daños a la sociedad.

El consumo de drogas es un hecho antiguo. En todas las épocas los hombres han
conocido - y han consumido - sustancias que hacen experimentar estados de
lucidez y oscuridad mental, de excitación o de relajamiento en el ánimo, de euforia
o pasividad y abulia a quien las ingiere. Se trata, como es sabido, de sustancias
variadas que se engloban bajo la denominación común de drogas.

No es un hecho nuevo el consumo de drogas, pero en nuestros días es novedosa


la extensión del fenómeno, la calidad de los nuevos usuarios-la gente joven, los
adolescentes- y los intentos de justificación de esta conducta.¨

La ciencia moral y la ética busca la norma, el deber-ser, no arbitrario o antojadizo,


sino necesario, que está vinculado al ser mismo de las cosas y del hombre.

Uno de los primeros y más graves problemas con el que se topa el moralista es el
de determinar el criterio de moralidad. Arduo problema, larga y apasionadamente
discutido. Sin entrar, como es lógico, en el tema y para efecto de nuestro estudio,
precisemos que:

• En cualquier caso, el bien de un ser debe estar vinculado a la


permanencia y desarrollo de su mismo ser, no a su destrucción o
negación;

• El bien moral no hace excepción a este principio general;

• En consecuencia, la idea que uno tenga acerca de lo que el


hombre es -y deba llegar a ser- va a determinar sus criterios
morales;

• Somos conscientes de la dificultad que entraña formular una


concepción del hombre, precisamente por ser el hombre un ser
libre, de algún modo creador de sí mismo-entiéndase bien, que no
se deja encasillar;

• Sin embargo también el hombre tiene necesidad de ser fiel a sí


mismo, a su ser, a su naturaleza, a su origen y a su destino.
Destino que él no inventa sino que recibe implícito en lo que es su
ser y su capacidad de llegar a ser;

• Fieles a la concepción occidental-cristiana pensamos en el hombre


como un ser corpóreo-espiritual, racional, libre y, en definitiva,
personal, hecho a imagen y semejanza del Creador y con un
destino trascendente.

Para los efectos de su estudio moral, el consumo habitual de drogas se podría


tipificar así:

Es el acto voluntario de ingerir con cierta frecuencia alguna sustancia que


tiene la capacidad de alterar por algún tiempo los procesos naturales de la
inteligencia, de la voluntad libre, de la afectividad y de la percepción,
realizando con el fin de obtener las sensaciones y vivencias novedosas y
placenteras que le son propias. Ingestión que se sabe que puede producir
acostumbramiento o dependencia física y psíquica.

Los tratados clásicos de la moral tocan el tema de las drogas sólo en dos
ocasiones. De un modo explícito al estudiar los deberes que cada hombre tiene
para consigo mismo, y específicamente al tratar la virtud de la templanza. Y de un
modo más o menos implícito al examinar los elementos del acto humano libre.

A la templanza le interesa el tema porque ella mueve a usar rectamente de las


cosas, de tal modo que su uso favorezca el bien verdadero del hombre.

El tema de las drogas no ofrecía demasiadas variantes y dificultades como


problema moral. Sólo en los últimos años ha adquirido gravedad y matices
especiales con la difusión del consumo y con su extensión entre la juventud.

Para clarificar el problema es necesario formular la siguiente pregunta: ¿Es bueno


para un hombre, el padecer voluntariamente la alteración o la pérdida de su
capacidad de percibir, conocer, juzgar y decidir libremente en vista de un placer
específico que se obtiene con la droga o inmediatamente a través de ella? Y
también esta otra: ¿Es moralmente bueno ponerse en ocasión de adquirir una
dependencia tal o una droga que no sólo no se pueda vivir sin ella, sino que de
algún modo se viva para ella?

Las dos preguntas obtienen fácilmente una respuesta negativa. La mayor parte de
la gente se siente inclinada a afirmar: "No es bueno consumir drogas".

Examinemos nosotros, por un momento, la calidad moral de los efectos


señalados.

Digamos, en primer lugar, que lo que se ha llamado "alterar por algún tiempo los
procesos naturales de la inteligencia, de la voluntad libre, de la efectividad", etc.,
es más serio de lo que parece. Porque estas expresiones encierran, en realidad, la
alteración o la pérdida de las dos capacidades esenciales del hombre como ser
espiritual y personal: la autoconciencia y la autodeterminación libre. Es decir, el
que se droga renuncia -por un poco de tiempo, y esto no le resta significación- al
núcleo mismo de su ser personal, se puede decir, a ser persona; ya que en aquel
lugar donde cada uno es más estrictamente uno mismo, desde donde cada uno
realiza sus aportaciones originales, donde se toman las decisiones y se asumen
las responsabilidades, allí ya no hay un sujeto consciente, libre y responsable, ya
no está la persona, sino que opera una fuerza mecánica, ciega y tiránica: la droga.
La droga, que muestra un mundo distinto - por no decir falso, engañoso,
resbaladizo, fugaz - y que hace sentir, desear y vivir un mundo extraño,
curiosamente semejante - sospechosamente similar - al de más de una patología
de la personalidad. En estos casos sucede que nadie puede verdaderamente
responder de las acciones y decisiones porque la triste realidad es que no
pertenecen a nadie.

Ayuda a comprender la gravedad de lo que se ha dicho el pensar que la


singularidad y grandeza del hombre está precisamente en ser capaz de conocerse
y autodeterminarse con libertad: es el único ser que puede decir yo, frente a todo
el mundo, incluso frente al mismo Dios. Es otra persona.

Podemos concluir, por eso, que si el resultado del consumo de drogas es dejar de
ser personas es decididamente inhumano; nadie tiene tal dominio sobre sí mismo
que pueda, a voluntad, dejar de ser lo que es, renunciar a lo que ha recibido por
naturaleza. Hacerlo constituye un mal moral, y un mal moral grave.

La segunda de las preguntas formuladas merece consideraciones análogas;


porque entraña también un modo -aunque más limitado- de despersonalización.

El hombre por su condición de ser espiritual y personal es la cima de la


creación. A nadie tiene sobre sí, salvo a Dios. Someterse a una cosa - como
se somete el adicto a su droga - desdice radicalmente de la dignidad
humana. Ninguno que lo haga hace un bien, ni a sí mismo ni a sus
semejantes.

Los hombres de nuestro tiempo somos especialmente sensibles a todo lo que se


relacione con la dignidad y la libertad humana. Ser esclavo es inhumano Ser
esclavo de una cosa, si cabe, peor.

Otra cuestión que se plantea a veces es si un consumidor de drogas ilegales en el


pasado o en el presente debe ser objeto de discriminación laboral por parte de las
empresas. Se dice que la respuesta ética debe ser que los consumidores de
drogas ilegales en el pasado o en el presente no sean objeto de discriminación si
el consumo tiene lugar fuera de las horas de trabajo y fuera del lugar de trabajo.
En este sentido, la empresa debe estar dispuesta a realizar los ajustes necesarios
para adaptar el trabajo al consumidor actual de drogas ilegales que está de baja
para recibir asesoramiento, tratamiento o rehabilitación. Esta postura se recoge en
la ley federal canadiense sobre los derechos humanos, que prohíbe la
discriminación laboral por motivos de discapacidad y califica como tal la
dependencia del alcohol y las drogas. También la legislación laboral francesa
prohíbe la discriminación laboral por motivos de salud o discapacidad, a no ser
que el médico determine que la persona está incapacitada para trabajar.

El problema ético de las drogas.

Hay que hacerse una pregunta muy importante ante el fenómeno del consumo de
las drogas: ¿Tiene auténtico sentido moral la afirmación de que existe una
obligación de actuar prudentemente en el cuidado de la propia salud?
Kant sostiene que los deberes para con uno mismo, como preservar la propia vida
o salud, son las obligaciones más centrales. Pero hay que tener en cuenta que el
hecho estar obligada la persona consigo misma, no tiene fuerza vinculante, ya que
es una exigencia ética, y no aparece como una obligación en sentido estricto.
Locke afirmaba que: la vida no es una propiedad sobre la que se tiene jurisdicción,
sino que se posee en depósito, ya que es propiedad divina. De ahí surge la
obligación de preservarla.

En todo caso, la obligación de cuidar la propia salud no puede tomarse como sin
sentido, sino como una máxima prudencial de gran aplicabilidad, ya que
cualquiera que sea el objetivo o forma de concebir una buena vida, se halla
respaldado por una buena salud, por lo tanto, hay el deber de cuidar la propia
salud, ya que un individuo, no podría lograr nada si se está enfermo o
perjudicando su propia salud.

Además, el que una persona no se sienta obligada a cuidar su propia salud como
exigencia ética consigo mismo, no quita exista una obligación con los demás, pues
hay obligaciones hacia otros que implican el preservar defender la propia vida. Por
el hecho de ser miembro de una comunidad, se tiene una serie de obligaciones.

No es fácil argüir con total persuasión que el individuo tiene una obligación literal
hacia la propia salud. Pero la mayoría de las personas tienen obligaciones hacia
los otros y consiguientemente, una serie de razones para mantener la salud.

Hay una discusión en cuanto a la permisividad del consumo de drogas. Podemos


señalar las posiciones que se presentan al respecto:

• Actitudes permisivas: consideran que las drogas provocan un estado mejor que


el normal. Se acepta por ejemplo: el alcohol, la marihuana, porque proporcionan
bienestar y oportunidades socialmente agradables. Ven a las drogas como
experiencias positivas, y al analizarlo, no ponderan los beneficios o riesgos
médicos que pueden producirse. Se consideran a las drogas como medios útiles
para superar las dificultades de la existencia, así especialmente en los casos del
café, la nicotina, el alcohol, la marihuana, y los tranquilizantes menores.
• Actitudes restrictivas: afirman que las dificultades de la vida deben ser asumidas
por el individuo, por sí mismo. Hay que asumir la vida con seriedad y madurez.
No se debe falsificar la vida y disminuir la capacidad de afrontarla.

• Legalización de las drogas: es un tema muy discutido. Hay dos posturas al


respecto:

• Posición Libertadora.- se opone a la penalización del uso de las drogas, ya que


como lo señala Thomas Szasz, lo que un individuo hace privadamente es su
propio asunto y la sociedad no tiene derecho a intervenir, a no se que produzca
claramente daño social. El penalizar la comercialización de las drogas, son la
causa de problemas como: incremento de la delincuencia para procurarse la
droga que tiene precios elevados, pues es difícil su acceso, además, se crea el
tráfico de drogas.

• Posición Penalizadora.- señala que el comportamiento del consumidor no se


puede confinar a la mera esfera privada, en muchos ambientes, existe poca
privacidad, y cada uno acaba sufriendo las cargas de los consumidores de
drogas. Además se considera que es necesario que se controle el comercio de
drogas, ya que la población no está en situación de protegerse a sí misma de
caer en el abuso de las drogas, especialmente los jóvenes que no conocen lo
que hacen cuando se inician en el tabaco, bebida, uso de drogas ilegales, así
que es necesario que se cree esta restricción penalizadora.

• Posición social.- considera errónea la penalización, ya que el problema no son los


productos químicos de los que se abusa, sino las personas que las usan en la
sociedad en que tienen que vivir. Además se opone a la posición liberadora, ya
que las normas morales no solo tienen su aplicación en el ámbito de las
relaciones interpersonales. Por lo tanto, considera que el tema de las drogas
debe afrontarse a la luz de los valores personales y sociales. La respuesta social
ante las dogas suscita temas básicos como los de la libertad, el control social y
los valores sociales y personales implicados.
La epidemiología del abuso de drogas ilícitas plantea un conjunto singular de
problemas éticos que todavía no se han resuelto, y no hay consenso sobre el
marco para analizar los problemas éticos.

La epidemiología del abuso de drogas se ha desarrollado en las sociedades


industrializadas y emplea diversos métodos en ambientes muy distintos. La
aplicación cada vez mayor de estos métodos al estudio del abuso de drogas en los
países en desarrollo destaca la necesidad de establecer marcos éticos adecuados
a las condiciones locales.

Los métodos cooperativos de solución de problemas éticos y la conciencia de


perspectivas éticas alternativas son tan importantes para los epidemiólogos como
conocer las ventajas e inconvenientes de diferentes técnicas epidemiológicas.

La investigación del abuso de drogas ilícitas consiste en la reunión de información


personal delicada (a menudo sobre actos ilegales) de poblaciones vulnerables.
Los estudios que no protegen la vida privada y la confidencialidad de las personas
estudiadas tienden a producir datos de fiabilidad y validez inciertas.

Los debates sobre la ética de la epidemiología del abuso de drogas son


fundamentalmente debates sobre las libertades civiles, los derechos humanos y la
justicia.

La mortalidad y la morbilidad causadas por el abuso del alcohol, el tabaco y las


drogas ilícitas constituyen una carga considerable para la salud pública.

Una parte esencial de la respuesta de salud pública a los problemas de drogas en


las sociedades desarrolladas es la reunión de datos científicos epidemiológicos y
sociológicos para determinar las poblaciones que corren peligro, la determinación
de las oportunidades de intervención y la evaluación de la eficacia de diferentes
políticas en la prevención o el tratamiento del abuso de drogas y del daño
relacionado con las drogas. Hace sólo 40 años que los métodos de investigación
epidemiológicos y sociológicos se aplican sistemáticamente para estudiar el uso
de drogas ilícitas en los Estados Unidos de América y en el Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda del Norte, que son los países pioneros en este terreno.

La investigación epidemiológica plantea un conjunto singular de problemas éticos,


que apenas se ha empezado a estudiar explícitamente. Entre ellos están las
cuestiones relativas a la confidencialidad de la información, la protección de la vida
privada de los participantes, la comunicación de los datos y el papel de la
epidemiología en la promoción de la salud pública. Los epidemiólogos han
propuesto diversas directrices éticas, pero el pensamiento sobre la ética de la
epidemiología está todavía en la infancia, y todavía no hay consenso sobre los
valores éticos básicos.

De manera más general, la ética a menudo no se entiende bien en el campo de la


salud pública y no hay un marco convenido en este campo para analizar los
problemas éticos. También ha habido poco examen crítico de los fundamentos
éticos de la investigación de la adicción y de la forma de hacer frente a los
problemas éticos que plantea cada día. Además, el aumento del uso de sistemas
de información sobre drogas y de métodos de evaluación rápida en la
epidemiología del abuso de drogas ha ocurrido en su mayor parte en un vacío
teórico. Un ejemplo notable de esta falta de análisis es que no se ha elaborado un
marco ético para la epidemiología del abuso de drogas.

La investigación epidemiológica del abuso de drogas puede hacerse en diversos


ambientes. Los más comunes son la comunidad y la escuela, pero también
pueden hacerse en el lugar de trabajo, en la calle y otros lugares públicos, en
cárceles, en centros de tratamiento de toxicómanos y otras instituciones médicas y
de bienestar social, en salas de atención médica urgente, en hospitales y en
comisarías de policía. Estas investigaciones también pueden tener por objeto
diversos grupos, como la población general, los jóvenes, los trabajadores
sexuales, los sin hogar, los hombres homosexuales, los pueblos indígenas etc.

La investigación epidemiológica del abuso de drogas se ha desarrollado


principalmente en sociedades industrializadas que han tenido problemas
considerables de consumo de drogas ilícitas en las grandes ciudades y que
pueden dedicar recursos públicos al estudio de dicho consumo. Las cuestiones
éticas que plantea este estudio han sido tratadas por las comisiones
institucionales de ética que surgieron para regular la investigación médica y del
comportamiento. A medida que la morbilidad y la mortalidad potencialmente
asociadas con el abuso de drogas ilícitas se han reconocido internacionalmente, la
aplicación de los métodos epidemiológicos de investigación se ha difundido cada
vez más por todo el mundo. La difusión de esta investigación fuera de los países
de origen ha planteado cuestiones sobre el papel que deben tener los sistemas
éticos que difieren de los que se han desarrollado en la tradición biomédica
occidental. La solución de estas cuestiones será muy importante para el éxito de la
colaboración internacional en la epidemiología del abuso de drogas. La adopción
de un enfoque cooperativo y abierto de la ética también contribuirá a que los
problemas éticos que plantea la investigación epidemiológica del abuso de drogas
se vean a través de muchos cristales, y es de esperar que esto conduzca a una
mejor solución de los problemas éticos. Para los epidemiólogos, la conciencia de
“argumentos éticos alternativos se ha vuelto tan importante como el conocimiento
de las ventajas e inconvenientes de diferentes técnicas epidemiológicas.

La epidemiología del abuso de drogas difiere de la investigación biomédica


tradicional en que rara vez requiere intervenciones médicas invasivas que pueden
perjudicar o beneficiar directamente a las personas estudiadas. En general
consiste en obtener información personal de los participantes, incluida información
sobre el abuso de drogas. El principal daño potencial de la investigación
epidemiológica del abuso de drogas resulta de la posibilidad de que un tercero
tenga acceso a información delicada sobre el abuso de drogas y otros
comportamientos ilegales y estigmatizados de los participantes en el estudio y la
use en perjuicio de ellos, exponiéndolos a discriminación o, en ciertas condiciones,
a procesamiento penal.

Los participantes en estudios epidemiológicos tienen que ser protegidos contra


este posible resultado. Los debates sobre la ética de la epidemiología del abuso
de drogas son en muchos aspectos también debates sobre las libertades civiles,
los derechos humanos y la justicia.

Los principios éticos de confidencialidad y evitación del perjuicio de las personas


estudiadas merecen respeto por sí mismos, pero también hay razones no éticas
de peso para respetarlos. La investigación epidemiológica del abuso de drogas
que no observa estos principios tiende a producir datos de fiabilidad y validez
inciertos, porque puede hacer que muchos consumidores de drogas se nieguen a
participar, y así producir una muestra no representativa. Los que aceptan
participar en estudios que no garantizan la confidencialidad y crean otros riesgos
pueden hablar menos abiertamente e incluso mentir deliberadamente. Tales
estudios tienen poca credibilidad en la comunidad científica y podrían tener por
resultado políticas sobre el abuso de drogas basadas en información errónea.
Para obtener datos fiables y válidos sobre el abuso de drogas hay que hacer
investigaciones epidemiológicas bien diseñadas que respeten las normas éticas.

ASPECTOS ESENCIALES

Hay poco consenso acerca de la teoría ética más adecuada para determinar las
acciones que son “buenas” o “rectas”, pero varios principios éticos elaborados
para la investigación biomédica son aceptados por la mayoría de las personas y
sirven de base a la mayoría de las directrices éticas internacionales para la
investigación de seres humanos (por ejemplo, respeto de la autonomía,
beneficencia, innocuidad y justicia distributiva).

Estos principios nos alertan a cuestiones éticas importantes para la investigación


ética (por ejemplo, el examen ético independiente, el consentimiento informado, la
protección de la privacidad y de la confidencialidad de la información, la búsqueda
del mayor beneficio posible de la investigación y la protección especial de los
participantes vulnerables), pero no resuelven todos los problemas éticos ni guían
el comportamiento en todas las situaciones.

Para tomar una decisión sobre lo que es comportamiento ético no basta seguir
simplemente reglas y principios aceptados. Estas reglas y principios deben
aplicarse y probarse en casos determinados mediante un proceso participativo de
examen y debate entre las principales partes interesadas.

En este proceso se debe procurar encontrar soluciones éticas que sean


adecuadas a la situación particular y no tratar de imponer soluciones
predeterminadas. Las reglas y principios establecidos se toman como punto de
partida para el debate y como guía para iniciar el debate que permita llegar a una
decisión sobre las medidas adecuadas.

El análisis ético en la investigación epidemiológica del abuso de drogas,


particularmente en los países en desarrollo, requiere un proceso participativo de
examen y debate entre las principales partes interesadas. Hay que tratar de
encontrar soluciones éticas que sean adecuadas a cada situación, y no tratar de
imponer soluciones predeterminadas. Las reglas y principios se usan como punto
de partida y como guía para iniciar un debate que permita llegar a una decisión
sobre las medidas adecuadas.

Principios básicos

En la bioética angloamericana ha surgido un conjunto influyente de principios


morales como resultado de los análisis éticos de la investigación biomédica. Estos
principios son la autonomía, la innocuidad, la beneficencia y la justicia. Se han
derivado de las muchas directrices internacionalmente reconocidas para la
ejecución ética de la investigación de seres humanos y a su vez informan dichas
directrices. Estos principios se elaboraron inicialmente para tratar cuestiones
éticas relacionadas con la investigación biomédica experimental de seres
humanos, pero se han aplicado cada vez más a todos los tipos de investigación de
seres humanos, incluida la investigación sociológica, la del comportamiento y la
epidemiológica.

ASPECTOS ESENCIALES
Como la epidemiología del abuso de drogas es un campo de investigación
relativamente nuevo e incipiente, hay dudas razonables sobre la aplicabilidad de
principios y normas éticos generales a ese campo, y cada vez más consenso en
que las soluciones de problemas éticos determinados deben elaborarse
localmente.

Los investigadores deben considerar la forma en que las directrices éticas


actuales (elaboradas en un contexto cultural particular) pueden aplicarse en
países en desarrollo que pueden tener una tradición de investigación muy
diferente o no tener ninguna y pueden no haber establecido una forma de examen
ético institucional o independiente.

La investigación epidemiológica del abuso de drogas plantea problemas éticos


graves, muchos de los cuales no se han resuelto, lo cual crea la posibilidad de
infracciones éticas graves. Hay cuestiones importantes en los siguientes campos:
la capacidad y los límites del consentimiento; la confidencialidad, la protección de
la vida privada y la protección contra el riesgo de procesamiento judicial; la
seguridad; la investigación oportunista; la comunicación de los resultados de los
estudios; y la capacitación de los investigadores y la comprensión por éstos del
contexto social, económico y político en que hacen su trabajo.

Las cuestiones éticas que plantea la investigación epidemiológica del abuso de


drogas se agravan cuando se intenta hacer estudios epidemiológicos
comparativos entre culturas diferentes, particularmente en jurisdicciones que
tienen poca o ninguna tradición de investigación y carecen de infraestructura
institucional para la supervisión ética. La epidemiología de drogas requiere
flexibilidad y pragmatismo de parte de los investigadores y dedicación al
descubrimiento de soluciones éticamente aceptables de los problemas locales.

La investigación epidemiológica del abuso de drogas y de los daños conexos


ejemplifica muchas de estas preocupaciones. Estas preocupaciones se ilustran
más abajo examinando algunos de los principales problemas éticos de la
epidemiología del abuso de drogas. Muchos de estos problemas siguen sin
resolver, lo cual crea la posibilidad de infracciones graves de los principios éticos.
Se necesita un enfoque abierto e inclusivo de la tarea de definir cómo se aplicarán
en este campo los principios y requisitos éticos derivados de la investigación
biomédica.

La exposición que sigue tiene por objeto destacar problemas éticos importantes y
no analizar exhaustivamente ni resolver las cuestiones éticas que plantea la
investigación epidemiológica del abuso de drogas. Con la evolución de los
métodos epidemiológicos y el desarrollo cada vez más rápido de la tecnología de
las comunicaciones, surgirán en el futuro nuevos problemas éticos. Se espera que
el presente módulo sirva de marco de referencia útil para resolver los problemas
éticos actuales de la epidemiología del abuso de drogas y los problemas que no
pueden preverse ahora.

Conclusion: Creemos que los adolecentes podrian evitar las drogas no solo con
informacion ya que esta no creemos que sea un factor relevante en la prevencion
de adicciones ya que en muchos casos el tema trasciende mas alla ya que no por
tener informacion podras evitarlos problemas que te puedan llevar por este camino
como por ejemplo por el intento de llenar algun vacio ya sea la separacion de la
familia la perdida de un ser querido o quiza otras circustancias como la presion de
los amigos o la necesidad de pertenecer a un grupo social o por el hecho de creer
que ya no eres un niño y por ende tienes mas libertad y quiza sea verdad pero
esta libertad es confundida con un libertinaje que lleva a una rebeldia tonta y no
justificada como en la mayoria de los adolecentes y esta provoca que quieran retar
a la autoridad para sentir esa "libertad" que nos lleva a cometer un sin fin de actos
tontos como el iniciar a consumir algun tipo de droga.

Las drogas se podria decir que no son tan mal vista desde un punto de vista moral
es cuando son usadas con un benefico y sin excesos peron esto solamente aplica
con la personas maduras en el caso de los adolecentes si estos consumen drogas
por mas leve y moderado que sea el uso es mal visto por la sociedad y a la ves
creemos que esto podria ser contraproducente ya que insitan mas su sentimiento
de rebeldia y lo hacen en mayor cantidad sin considerar el riesgo que se estan
causando.

Talves sea por eso que no es muy bueno ser un padre que impone bastante
restricciones a sus hijos ya que de una u otra forma buscara tener autonomia y en
el peor de los casos podria caer en el mundo de las drogas. A la ves tambien es
peligroso dar bastante libertad a los hijos ya que como ya fue mencionado esto
puede convertirse en libertinaje y llevarte al igual que en el primer ejemplo al
mundo de las drogas.

Cada persona tiene la opcion de elegir su camino ya que somos libres y como
menciona Kant todos tenemos la obligacion primaria de preservar nuestra salud
pero con el como es visto el uso de drogas depende mucho desde donde sea
observado ya que algunas personas ven a las drogas como algo bueno ya que
ayudan a superar las dificultades de la existencia, así especialmente en los casos
del café, la nicotina, el alcohol, la marihuana, y los tranquilizantes menores pero
desde otro punto de vista se dice que los adolecentes debemos de aprender a
asumir la vida con seriedad y madurez. No debemos falsificar la vida y disminuir la
capacidad de afrontarla.

Es por eso que lo que creemos mas recomendable para que los adolecentes
eviten caer en un problema de adicciones es mantener un lazo fuerte de
confianaza con la familia para asi, si un problema llega a surgir o aluna otra cosa
aflije al adolecente poder orientarlo de la manera mas correctar para que asi este
no tenga la necesidad de busacr refugio en las drogas; ademas de esto los padres
deben Conocer a los amigos de sus hijos y reafirmar su oposición a las drogas son
dos de las cosas más importantes que los padres pueden hacer para proteger a
sus hijos de los peligros del abuso de sustancias.

Pero la ultima decision la tomamos asi que devemos a aprendrer a ser libres y
tomar decisiones reales sin ser influenciados por otros aspectos.

Bibliografía
http://www.apocatastasis.com/consumo-drogas-valoracion-
moral.php#axzz1pm9xHeV0

. http://www.unodc.org/documents/data-and-
analysis/statistics/Drugs/GAP_toolkit_module_7_Spanish_03-89743_ebook.pdf

http://www.bioeticacs.org/iceb/seleccion_temas/adicciones/Drogadiccion_y_etica.p
df

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