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Introducción

La soledad, el sentirse y el saberse solo, es estar desprendido del mundo y

ajeno a sí mismo, separado de sí, no es característica exclusiva del

mexicano, es algo universal. La soledad es el fondo último de la condición

humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que vive en

búsqueda de otro. El hombre es nostalgia y por eso cada vez que se siente

a sí mismo se siente con carencia de otro, como soledad.

Nuestra sensación de vivir se expresa como separación y ruptura, es decir,

como soledad. Sentirse solos es tener conciencia de sí esto es, saberse

solos significa reconocer que no queremos estar solos.


DESARROLLO

“La soledad es sentirse solos y estar solos”

Al nacer, rompemos los lazos que nos unen a la vida ciega que vivimos en

el vientre materno, en donde no hay pausa entre deseo y satisfacción. La

soledad, que es la condición misma de nuestra vida, se nos aparece como

una prueba a cuyo término angustia e inestabilidad desaparecerán. 

Nacer y morir son experiencias de soledad. Nacemos solos y morimos

solos. Nada tan grave como esa primera inmersión en la soledad que es el

nacer, si no es esa otra caída en lo desconocido que es el morir. La vivencia

de la muerte se transforma pronto en conciencia del morir. Los niños y los

hombres primitivos no creen en la muerte; mejor dicho, no saben si la

muerte existe, aunque ella trabaje decretalmente en su interior. Su

descubrimiento nunca es tardío para el hombre civilizado, pues nos avisa y

previene que hemos de morir. Nuestras vidas son un diario aprendizaje de

la muerte. Más que a vivir se nos enseña a morir. Y se nos enseña mal.

“En Nuestro mundo el amor es una experiencia casi inaccesible. El amor no

es un acto natural”

No son éstos los únicos obstáculos que se interponen entre el amor y

nosotros. El amor es elección. Para realizarse, el amor necesita quebrantar

la ley del mundo. La concepción romántica del amor, que implica ruptura y


catástrofe, es la única que conocemos porque todo en la sociedad impide

que el amor sea Iibre elección.

La sociedad concibe el amor, contra Ia naturaleza de este

sentimiento, como una unión estable y diseñada a crear hijos. La protección

impartida al matrimonio podría justificarse si la sociedad permitiese de

verdad la elección. Puesto que no Io hace, debe aceptarse que el

matrimonio no constituye la más alta realización del amor, sino que es una

forma jurídica, social y económica que posee fines diversos a los del

amor. La estabilidad de la familia reposa en el matrimonio, que se convierte

en una mera proyección de la sociedad, sin otro objeto que la recreación de

esa misma sociedad.

 “La mujer siempre ha sido para el hombre lo otro, su contrario y

complemento”

La mujer es un objeto, alternativamente precioso o nocivo, más siempre

diferente.  Medio para obtener el conocimiento y el placer, vía para alcanzar

la supervivencia, la mujer es ídolo, diosa, madre, hechicera o musa, pero

jamás puede ser ella misma. Su ser se entiende entre Io que es realmente y

la imagen que ella se hace de sí. Una imagen que le ha sido dictada por su

familia, clase, escuela, amigas, religión, etc. Su feminidad jamás se

expresa, porque se manifiesta a través de formas inventadas por el hombre.


Conclusión
Para finalizar, el hombre padece de un sentimiento muy bonito, el amor,

pero en algunas ocasiones es una experiencia casi inaccesible, no es un

acto natural, es algo humano, una creación que hemos hecho y que todos

los días hacemos y deshacemos, por esta razón hay demasiadas personas

que dicen no creer en el amor, pues las penas de amor, son penas de

soledad.

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