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aunque, naturalmente, existe toda una amplia gama de actos de conducta que usan
este tipo de actividad. Trataré más amplia-mente esta cuestión en su lugar. Diré
ahora tan sólo que el hecho de que la expresión de nuestras emociones y afectos use
específicamente de la acti-vidad extraverbal, hace que los actos de conducta
expresados a este nivel sean menos equívocos que los de carácter verbal. Su
indiferenciación es mayor respecto del acto de habla. La razón de ello es que
mientras el acto de habla es síntoma, señal y símbolo, el acto extraverbal es
síntoma y señal y raramente símbolo. El carácter simbólico incrementa notablemente
la multivocidad significativa del acto. Finalmente, el acto aconductal es sólo
síntoma y, por tanto, remite exclusivamente a la situación del organismo
constituyendo parte de dicha situación: de aquí su inequivocidad (o univo-cidad).
Tanto menos diferenciado es un acto tanto más probablemente puede tratarse de un
acto aconductal. Al propio tiempo, la indiferenicación va liga-da a la repetición
con idéntica morfología, precisamente por el carácter este-reotipado de dicho acto.
El acto aconductal, en suma, puede ser determi-nable, mientras que la conducta, en
la medida en que funciona para la re-lación con una situación que es siempre móvil,
es un acto indeterminado y probabilístico. 2.1.4.2. El contexto del acto como
criterio diferenciador El hecho, reiteradamente acentuado a lo largo de estas
páginas, de que el acto de conducta es acto relacional, acto para la relación,
puede enun-ciarse de esta otra forma: el acto de conducta se realiza siempre en un
con-texto. Es más, la significación del acto de conducta viene dada por su relación
con el contexto, o -parafraseando a WITTGENSTEIN 1- por su uso en un contexto. A
este principio, que desde luego caracteriza los actos de conducta, lo denomino,
principio de contextualidad 2• El corolario de esta aseveración es el siguiente:
dado un acto, se trata de indagar con qué se relaciona, cuál es su contexto, al
objeto de dicta-minar, en la medida de lo posible, su rango de acto de conducta. La
estra-tegia a seguir es considerar todo acto como de conducta, y sólo si tras la
reiterada indagación no se encuentra contexto alguno con el que se rela