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YACIMIENTO MINERAL DE RENDIMIENTO ECONÓMICO

Resumen Técnico
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La primera teoría razonable de la génesis de las menas minerales fue
formulada por Georgius Agrícola (Bauer) (1494-1555). Demostró que
los filones eran originados por la depositación de minerales en canales
(fisuras) a partir de aguas subterráneas ascendentes, en su mayoría
de origen superficial, que se había calentado en el interior de la tierra y
habían disuelto los minerales encerrados en las rocas. Él determino
claramente que los filones eran de época diferente a la de las rocas
que los encerraban.
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En 1560 la concepción de la tierra como una estrella enfriada con un


interior cálido le condujo a sugerir que los minerales eran empujados
hacia arriba por el calor interior, desde el núcleo profundo metalífero,
en forma de fuentes termales, para ser depósitos en forma de lodos en
las fisuras de la corteza exterior rocosa. Esta concepción es
claramente precursora de algunas ideas que se sostienen hoy en día.
En el siglo XVIII (1800), los conocimientos prácticos acumulados
incitaron aún más la curiosidad del hombre sobre la génesis de las
menas minerales, dando origen a diferentes hipótesis de los
minerales. La mayoría de estas teorías emanaban de los distritos
mineros alemanes, pero pronto contribuyeron los suecos.
Becher (1703) y Henkel (1725) atribuyeron el origen de los filones a la
acción sobre las rocas de unos vapores provocados por la
fermentación en las entrañas de la tierra. La idea de Henkel sobre la
transmutación llevaba consigo el germen del metasomatismo
moderno.
En 1749 Zimmernann insinuó también la idea de la sustitución
metasomática cuando atribuyó el origen de los filones a la
transformación de las rocas en minerales metálicos y piedras de filón
mediante la acción de soluciones que se infiltraban entre innumerables
grietas y otras aberturas de las rocas.
En 1749 a Von Oppel, corresponde el mérito de haber demostrado
que los filones eran principalmente el relleno de las fisuras de las fallas
cuya formación precedía a la circulación de las soluciones que
depositaban luego el mineral. Sus ideas escaparon a la atención de
grandes científicos durante largo tiempo.
En 1753 Lehman, explicaba que la ramificación de los filones hacia
arriba indicaba que eran depositados por exhalaciones y vapores que
emanaban del interior de la tierra desde las raíces hasta las ramas de
un árbol. Tales eran las teorías sobre el origen de los yacimientos
minerales antes de 1756.
En 1765 se originó un gran acontecimiento que afecto fuertemente la
evolución subsiguiente de la geología económica. Se fundó la famosa
academia de Minería de Friburgo (Alemania), en medio de los variados
depósitos minerales del Erzgebirge. Sus prestigiosos profesores
dirigieron excursiones para estudiar los cercanos minerales y las rocas
que los contenían; se formaron amplias colecciones de minerales que
fueron sometidos a estudio en la Academia. La influencia fue tan
grande. Aquí floreció una nueva geología; durante más de un siglo y
cuarto sus enseñanzas sobre los depósitos minerales influyeron en las
ideas mundiales. https://serviajero.blogspot.com/2009/06/freiberg-alemania.html “La
Universidad de minas de Freiberg, establecida en 1765, la más antigua del mundo”.

La mayor parte del XVIII la opinión prevaleciente fue que los


yacimientos minerales se formaban por exhalaciones procedentes del
interior de la tierra hacían ascender los metales desde las
profundidades y los depositaban en las fisuras, o por substitución de la
materia rocosa.
En 1789, Lassius, siguiendo a Delius (1770) y la Gerhard (1781),
explicó que las soluciones metalíferas eran aguas ascendentes que
disolvían los granos de metales dispersos en las rocas que
encontraban a su paso.
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En 1775, Abraham Gottob Werner (1749-1807) fue nombrado
profesor de mineralogía y geología de la Alemania de Minería de
Friburgo, descarto las teorías relativas a una fuerte interior de metales,
y se declaró decidido defensor de la teoría de que los filones minerales
eran formados por aguas descendientes por filtración derivadas del
primitivo océano universal, a partir del cual se precipitaron no solo
sedimentos sino también las rocas ígneas y metamórficas. Werner
opinaba que estas aguas descendieron desde la superficie por las
grietas y depositaron aquí los minerales que habían de formar el filón
por precipitación química. Publico en 1791 su tratado clásico sobre el
origen de los filones. (Opiniones neptunista).
La escuela plutonista o vulcanitas acaudillada por Hutton
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En 1726 nace Hutton. En su teoría de la tierra 1788, definió por
primera vez el verdadero origen de las rocas plutónicas y
metamórficas, y sus partidarios sostuvieron una violenta controversia
con la escuela Neptunista. Hutton, aplico también su teoría del origen
magmático de las rocas ígneas a todos los depósitos minerales.
Afirmo que los minerales no eran solubles en agua, sino que eran
inyecciones ígneas.
En 1802 según palabras de su discípulo Playfair “los materiales que
llena los filones minerales fueron fundidos por el calor e inyectados a
presión en las grietas y fisuras de los estratos.
Las observaciones de Hutton se limitaron en gran parte a las rocas
más que a las venas o filones, mientras que en Werner era lo
contrario.
Las acertadas conclusiones de Hutton sobre el origen de las rocas
ígneas le hicieron ir demasiado lejos al consideras a todos los filones
como inyecciones magmáticas y descartar el agua como un agente
posible. Las acertadas conclusiones de Werner respecto al papel del
agua en la formación de los filones le hicieron también demasiado
lejos, puesto atribuyo los granitos y basaltos a la deposición del agua.
Conclusión, los plutonista ganaron en cuanto a las rocas y los
neptunista prevalecieron al predominio del agua en la formación de os
filones minerales, si bien, debido al desprestigio de la explicación que
dio Werner de las rocas, sus ideas respecto a los minerales fueron
pasadas por alto durante algún tiempo.
Siglos XIX y XX
Los autores del principio del siglo XIX retrocedieron a las ideas
anteriores a Werner sobre la formación de los minerales mediante
exhalaciones procedentes del interior de la tierra, pero reconociendo
más la significación del agua en la formación de los mismos.
Gradualmente pasó a considerarse que el agua de origen ígneo era el
factor más importante.
Esta opinión se vio confirmada por la obra de Necker (1832), quien,
creyendo que las intrusiones generaban los materiales del filón,
demostró en varias regiones la estrecha relación entre las rocas
ígneas y los yacimientos minerales.
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Los geólogos franceses Daubrée, Scheerer, y Elie de Beaumont
dieron nueva importancia a la relación de las soluciones
mineralizadoras con los magmas. El brillante Daubrée introdujo los
primeros métodos experimentos en el estudio de los depósitos
minerales.
En 1841 Daubrée produjo casiterita artificial, a partir de cloruro
estannoso, y dedujo que unos vapores o mineralizadores que
contenían, agua, flúor, y boro generados en las profundidades, habían
depósitos los minerales de estaño y minerales afines.
En 1847, Scheerer, siguiendo a Scrope (que llegó a la conclusión que
el agua magmática desempeño un gran papel en formación de las
rocas ígneas), afirmo claramente que el agua era un componente
importante de los magmas graníticos, y que los filones metálicos
estaban formados por exudaciones de soluciones acuosas
procedentes de las intrusiones graníticas.
Pocos meses después apareció un importante folleto de Elie de
Beaumont; del mismo afirmo Thomas Crook que tal vez era el texto
más importante y de más influencia que se había publicado sobre la
teoría de los depósitos minerales.
Elie de Beaumont puede muy bien ser considerado padre de nuestras
ideas modernas sobre la formación de los depósitos minerales. Él fue
el primero en demostrar que la mayoría de los depósitos minerales
deben ser considerados simplemente como una sola fase de la
actividad ígnea. Reconoció que el vapor de agua era un rasgo
esencial en la actividad volcánica, y que las venas metalíferas se
formaban como incrustaciones en las paredes de las fisuras a partir de
aguas termales de origen ígneo. Distinguió estas venas de los
diques inyectados en estado de fusión. Cito casos de segregaciones
de magnetita y cromita en rocas ígneas básicas, que consideraba
había cristalizado durante el enfriamiento de la roca intrusiva. De este
modo Elie de Beaumont reconoció claramente la relación de muchos
tipos de depósitos minerales entre sí: que algunos estaban formados a
modo de segregaciones durante la cristalización del magma y que
otros lo habían sido a partir de emanaciones acuosas calientes que
escapaban hacia arriba de la intrusión ígnea. Opiniones esencialmente
iguales son las que se sostienen actualmente; pero durante muchos
años se pasaron por alto las claras afirmaciones de Elie de
Beaumont.
Las encontradas opiniones de aquella época fueron sospechadas
cuidadosamente por Von Cotta, cuyo excelente tratado sobre los
yacimientos metalíferos apareció en Friburgo en 1859. Y por
espacio de 2 décadas fue la obra básica de estudio sobre los
yacimientos minerales. Presentaba una concisa información respecto
al contenido, carácter y rasgos estructurales y texturales de los
depósitos minerales, y minuciosas descripciones de los principales
distritos mineros.
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Von cotta, examino juiciosamente las distintas teorías de la génesis
de los minerales y llego acertadamente a la conclusión de que no
existe ninguna teoría que fuera aplicable a todos los depósitos
minerales. En sus observaciones conclusivas hacer observar lo
siguiente:
1. La formación de los filones parece ser muy variada y parece
haber estado siempre en alguna relación con vecinas…
erupciones de rocas ígneas
2. La creación local del interior fluido e ígneo de la tierra creó
fisuras e hizo penetrar en muchas de ellas masas fluidas e
ígneas, provocó emanaciones gaseosas y sublimaciones en
otras; y además, durante largos periodos de tiempo impulsó la
circulación de aguas termales que actuaron y disolviendo en un
punto y volviendo a depositar en otro las sustancias disueltas, y
disolviendo otras en su lugar.
3. El conjunto del proceso no está limitado a ningún período
geológico determinado ni a ninguna localidad dada.
4. Demuestran claramente que la mayoría de depósitos minerales
fueron producto de una acción ígnea producida a gran
profundidad.
5. Reconoció no solo una concreta disposición zonal de los
minerales, dependiente de las condiciones de temperaturas y
presión y descomposición, sino también ciertos cambios
superficiales impuestos a los depósitos minerales por la acción
de la atmósfera. El equilibrado tratado de Von Cotta ejerció una
profunda influencia en la geología económica.

En los escritos de Fournet (1844, 1856) y Belt (1861) se encuentra


una tendencia retroceso hacia las opiniones de Hutton relativas al
origen ígneo directo de los depósitos minerales. Dichos autores
consideraban que los filones y muchos depósitos minerales eran
resultado de una inyección ígnea en las grietas, en estado de
fusión, siendo, por consiguiente, magmas minerales, para emplear
la denominación propuesta después por Spurr (1923). De todos
modos, Belt creía que el agua desempeñaba un papel importante al
hacer descender la temperatura de la “Licuefacción” “Fusión” de
minerales tales como el Cuarzo SIO2.
“las opiniones de la acción hidrotermal e ígnea en la formación de
los depósitos minerales quedaron parcialmente obscurecidas por
éxito temporal que tuvo otra sorprendente hipótesis sobre el origen
de los minerales”
Las primitivas suposiciones de Delius, Gerhard y Lassius, de que el
agua filtrada por las rocas había disuelto ciertos ingredientes y los
había precipitado después en las fisuras, fueron recogidas más
tarde por Bischof (1847) y presentada como teoría razonada de la
secreción lateral por aguas de origen meteórico. Esta teoría
estaba apoyada por datos relativos a la diseminación de los
minerales de filones apoyaba por datos relativos a la
diseminación de los minerales de filones en rocas superficiales
y su significado en la génesis del mineral.
Ideas algo parecidas expusieron en los Estados Unidos T. Sterry
Hunt en 1886, y en Inglaterra J. A. Phillips en 1875, pero fueron
defendidas en Alemania por Sandberger en (1882), quien quiso
sentar dos hechos:
1. Que la ganga de los filones de mineral correspondía a las rocas
de las paredes
2. Que las rocas encajantes se encontraban huellas de metales
pesados.
Se suponía que las aguas meteóricas extraían estos ingredientes de
las rocas circundantes y lo depositaban en las fisuras.
Daubrée, en su posterior estudio general de las aguas subterráneas
(1887), llegaba a la conclusión de que las aguas termales eran el
agente más importante en la formación de yacimientos minerales, y
que estas aguas, en su mayor parte, no eran magmáticas, sino aguas
meteóricas que se habían calentado en las profundidades, y habían
vuelto a ascender. Estas eran opiniones de Hunt y Philips, lo mismo
que más tarde lo fueron de S. F. Emmos, quien en 1886, explicaba el
origen de los depósitos minerales de Leadville (colorado), diciendo que
eran aguas superficiales que habían lixiviado los ingredientes
metálicos en las rocas vecinas. Opiniones semejantes manifestaba
C. R. Van Hise, quien llegaba a la conclusión de que las aguas
magmáticas desempeñaban un papel secundario y la que la mayoría
de depósitos minerales eran resultantes de aguas superficiales que
habían descendido a las profundidades, donde se calentaban,
disolvían los metales de las rocas y volvían a ascender para depositar
su contenido metálico en grieta y otras aberturas: circulación
semejante a la de un sistema de calefacción por agua caliente.
Después siguieron animadas discusiones sobre los méritos
respectivos de las teorías descensionistas-secrecionistas,
ascensionistas-secrecionistas y lateral-secrecionistas
Sin embargo, los defensores de la secreción lateral perdieron terreno
rápidamente ante los ataques de Stelzner (1879), Patera (1888),
Posepny (1894), De Launay (1893) y otros que discutieron que las
substancias minerales fuesen disueltas a partir de las rocas
circundantes por las aguas meteóricas, afirmando que más bien
depositadas allí por aguas termales ascendentes que habían
arrastrado las meterías minerales desde las profundidades. Tanto
Posepny como De Launay, siguiendo las primitivas ideas Elie de
Beaumont, buscaron la frente de los metales y de las aguas en las
rocas eruptivas profundas, o en las zonas más profundas aun de la
barisfera. Todos ellos eran partidarios de la teoría de las aguas
termales accedentes, si bien Posepny distinguía claramente ciertos
tipos de depósitos formados por la circulación de aguas meteóricas en
la zona vadosa. Las vívas discusiones que siguieron a la presentación
del trabajo clásico de Posepny en Chicago (1893), dirigieron la
atención una vez mas hacia la estrecha asociación existente entre los
depósitos minerales y las rocas igenas, y J. F Kemp (1901),
Waldemar Lingren (1991), W. H. Weed (1993), N y otros cuyas ideas
fueron aceptadas generalmente, asignaron un origen ígneo a las
soluciones mineralizantes.

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