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“Patrones de democracia” Capítulos 3 y 4

Capitulo 3: “El modelo de consenso de la democracia”


La definición básica de democracia que indica el texto en este capitulo es; “Gobierno por
mayoría de la gente” es decir, que las mayorías debiesen gobernar y que las minorías
deberían oponerse. Opinión que es Cuestionada por el ganador del premio nobel, el
economista Arthur Lewis, quien señala que esa afirmación puede interpretarse como
antidemocracia por el hecho de excluir a las minorías o los perdedores en la toma de
decisiones porque esto viola el significado primario de la democracia. Pues la afirmación
anterior indica que la mayoría, es decir, la parte ganadora, puede hacer que el gobierno
tome decisiones y que en el caso de los perdedores puedan criticar, pero no gobernar.
No obstante, Los mayoritarios o ganadores, responden a la incompatibilidad observada por
Lewin, argumentando que esta se puede resolver cuando aquella minoría en alguna próxima
elección se vuelve mayoría, por ende, la minoría de hoy, mañana puede convertirse en
mayoría y de esa forma no se condena a la no participación en la toma de decisiones de
forma permanente. De esa forma, varios partidos se han tenido que mantener fuera del
poder ya que han sido otros los que han estado gobernando por un largo periodo de tiempo,
por ejemplo: el partido laborista británico, se mantuvo fuera del poder por trece años, desde
1951 a 1964. Cabe destacar que esto paso en una sociedad más homogénea o similar entre
sí, pues aquí el texto se refiere a Gran bretaña, Nueva Zelanda y Barbados. Países con una
sociedad de similares características.
Por lo tanto, cuando se excluye una parte del poder puede ser antidemocrático en términos
de criterio de “Gobierno para el pueblo” pero cuando los intereses y las preferencias de los
votantes son recibidas de buena forma en base a las políticas que establecen los otros “otro
partido” el sistema se asemeja bastante a la definición de “Gobierno para el pueblo” pues
las políticas establecidas por el otro partido, están siendo bien recibidas o aceptadas de
buena por el pueblo.
Por otro lado, en las sociedades que son menos homogéneas, eso no aplica, pues las
políticas establecidas por los partidos tienden a ser mucho mas divergentes y la lealtad de
los votantes es mucho más rígida, reduciendo la posibilidad de que suceda algo similar al
ejemplo anterior. Esto sucede principalmente en sociedades en donde estén fuertemente
dividas por la religión, ideologías, cultura, étnicas o raciales, en definitiva, sociedades
separadas por sus propios partidos políticos. Para este caso, la exclusión se vuelve no solo
antidemocrático, sino que también peligroso, porque a esas minorías que se le niega
continuamente el acceso al poder, se sentirán excluidos y discriminados. Por ejemplo: En
irlanda del norte ocurrió un hecho en donde el partido unionista que representaba a la
religión protestante gano todas las elecciones desde 1921 y 1972, lo que trajo consigo
masivas protestas de católicos en los años 60° generando una guerra civil entre protestantes
y católicos, que se logro contener gracias a la intervención militar británica y el gobierno de
Londres.
Modelo Westminster de democracia
 
El modelo mayoritario es asimilable al modelo tradicional británico y de ahí que se le
denomine también con el nombre del palacio que acoge el parlamento londinense. Aparte
del caso del Reino Unido, se pueden encontrar otros siguiendo este modelo en muchas
excolonias británicas como Nueva Zelanda o Barbados. La idea esencial de este tipo de
democracia es simple: las decisiones se toman bajo la premisa de lo que apoya una
mayoría política surgida de unas elecciones, frente a lo que prefiera una minoría. Lijphart
identifica 10 aspectos que caracterizan este modelo:
 
1. Concentración de poder ejecutivo en gobiernos unipartidistas y de mayoría escasa.
2. Predominio del ejecutivo sobre el legislativo, situación lógica ya que el ejecutivo
debe sostenerse en una mayoría parlamentaria.
3. Sistema bipartidista, donde dos grandes partidos suelen turnarse en el poder.
4. Sistema de elecciones mayoritario y no proporcional, lo cual de hecho es un factor
clave en propiciar un sistema bipartidista.
5. Pluralismo de grupos de interés, esto es, la existencia de grupos organizados en la
sociedad que compiten para alcanzar sus objetivos (por ejemplo, sindicatos y
patronales). 
6. Gobierno unitario y centralizado, con poco o ningún peso de niveles de gobierno
inferiores.
7. Concentración del poder legislativo en una única cámara.
8. Flexibilidad constitucional, en que una mayoría política tiene más a su alcance
aprobar cambios constitucionales.
9. Ausencia de revisión judicial, pues los tribunales no están autorizados a realizar
una revisión judicial de las leyes.
10. Banco central controlado por el ejecutivo.

El modelo consensual de democracia


 
En este caso la mera mayoría no sería una condición suficiente para el funcionamiento,
puesto que aquí la toma de decisiones quiere abarcar un espectro más amplio, es decir,
alcanzar mayores consensos sociales y políticos en la toma de decisiones. Los casos
tradicionales que se consideran paradigmáticos de este modelo son Suiza y Bélgica, aunque
Lijphart también menciona la Unión Europea.
 
1. División del poder ejecutivo en gabinetes de coalición, donde suelen tener
presencia diversos partidos.
2. Equilibrio de poder entre legislativo y ejecutivo.
3. Sistema multipartidista, lo que se acaba traduciendo en gobiernos de coalición.
4. Representación Proporcional. Igual que en el modelo mayoritario, esto es clave
para propiciar un sistema de partidos (en este caso multipartidista).
5. Corporativismo de los grupos de interés, es decir, existencia de mecanismos por
los que los grupos de interés deben llegar a acuerdos habitualmente en sus áreas de
interés.
6. Gobierno federal y descentralizado.
7. Bicameralismo fuerte, donde ambas cámaras tienen importantes poderes.
8. Rigidez constitucional, existiendo mayorías reforzadas para producir cambios
constitucionales, lo que los hace menos frecuentes.
9. Revisión judicial. Los tribunales pueden tumbar legislación aprobada por el
parlamento.
10. Independencia del banco central respecto a los demás poderes.

Naturalmente estos son modelos ideales y en la actualidad es difícil encontrar casos que
encajen al 100% con estas características. Por ejemplo, entre 2010 y 2015 Reino Unido
tuvo el primer gobierno de coalición tras varias décadas, debido a que ningún partido
obtuvo la mayoría de escaños en las elecciones de 2010. Otro aspecto a destacar es que
estos modelos se asocian con la homogeneidad o el pluralismo de las sociedades en que
están presentes. Es razonable que una sociedad más o menos homogénea (es decir, sin
grandes divisiones étnicas, religiosas, lingüísticas, etc.) pueda funcionar con un modelo
mayoritario. En cambio, parece más lógico que una sociedad plural con importantes
divisiones de esta índole (como precisamente es el caso de Suiza o Bélgica) dispongan de
un modelo consensual que acomode toda esta diversidad en la toma de decisiones.
Capitulo 4; “36 Democracias”
En este capítulo Lijphart se dedica a explicar los criterios por los cuales selecciona los 36
países objeto de su estudio comparativo. De esta manera buscará aclarar por qué pone como
mínimo que la democracia de esos países lleve al menos 19 años como modelo político, las
características que determinan cada tipo de democracia y los resultados democráticos de los
36.
Definiciones de democracia
Para comenzar aclara el concepto de democracia y para ello recurre a la definición de
Robert Dahl, en relación a la famosísima de Lincoln (gobierno del pueblo y para el pueblo)
en tanto que los requisitos que determina Dahl como definitorios de democracia ya están
implícitos en la definición de Lincoln. Si tales requisitos son:

 Derecho a voto.
 Derecho a ser elegido.
 Derecho a la competición de los líderes políticos para conseguir apoyos y captar
votos.
 Elecciones libres y justas.
 Libertad de asociación.
 Libertad de expresión.
 Acceso a medios de información alternativa.
 Que las instituciones de políticas públicas dependan de las preferencias de los
votantes.

en la definición de Lincoln el gobierno del pueblo implica el sufragio universal, la


elegibilidad para ocupar un cargo público y las elecciones libres y justas, por lo que para
serlo requieren de libertad de expresión y asociación; y el gobierno para el pueblo implica
que el gobierno dependa de las preferencias de sus votantes.
Lijphart expone en una tabla los 36 países que, llevando ya al menos 19 años de
democracia, son considerados democráticos en 1996. Esta consideración la basa en los
índices que la Freedom House había elaborado sobre todos los países del mundo desde
1972 basándose en criterios similares a los que propone Dahl, es decir en si hay derechos
políticos y libertades civiles, para clasificar cada país en libres, parcialmente libres o no
libres, siendo los libres los indudablemente democráticos (por la propia lógica de los
criterios utilizados para la clasificación). Si bien es cierto que la Freedon House clasificaba
a Colombia, Nueva Papúa Guinea, Colombia y Venezuela como países parcialmente libres
por la violencia política y la corrupción en los mismos a principios de los noventa, Lijphart
decide incluirlos como parte de las democracias a estudiar por su particular contexto
sociopolítico (gran población, bajo nivel de desarrollo y las grandes diferencias étnicas).
Además, recalca que países como Suiza, Australia o Estados Unidos, pese a ser
indudablemente democráticos en 1996, también tuvieron una tardía inclusión del sufragio
universal en sus democracias, y no por ello hay que obviarlas sino tratarlas con cierta
indulgencia en pos del estudio a realizar.
Al tratar el tema de por qué las democracias a estudiar deben haber mantenido ese sistema
político durante un cierto periodo de tiempo en este caso “19 años”, da dos razones:

1. Porque se requiere de tiempo para que no se considere algo coyuntural y se pueda


llamar SISTEMA democrático estable y consolidado.

2. Por razón práctica, porque por ejemplo no tiene mucho sentido estudiar datos de
elecciones de democracias que solo han tenido un único año electoral.

Además, en cuanto al número mínimo de población que estipula para que un país sea
incluido (mínimo 250.000 habitantes) cabe señalar que mantiene cierta indulgencia porque,
en realidad, los 36 países que incluye ya suponen el 87% de la población mundial.

Treinta y seis democracias diversas


En las 36 democracias seleccionadas para el estudio incluye a representantes de las tres olas
de democratización que un estudio de Samuel Huntington identifica:

 PRIMERA OLA: 1828-1926

 SEGUNDA OLA: 1943-62

 TERCERA OLA: 1974-

Entre medias hay olas inversas de democratización (como la época colonial)


Ha habido veinte democracias que han mantenido tal condición ininterrumpidamente desde
los años cuarenta, presentando todas ellas características comunes:

 Son economías avanzadas, industrializadas y urbanizadas.


 Occidentales (menos Japón).
 Mundo judeocristiano occidental.
 Zona del Atlático Norte (la mayoría).

Sin embargo, la inclusión de las democracias de la segunda y tercera ola añade mucha
diversidad. Estas nuevas democracias rompen con la homogeneidad que mantenían las
anteriores a raíz de tres grandes diferencias entre ellas expuestas en forma de variables
(tabla 4.3.):

 Pluralismo: Grado de división de la sociedad, basado en el número y tamaño


relativos de los grupos étnicos de los diferentes países. Sin embargo, esta forma de
operacionalización del pluralismo desestima: 1) otro tipo de divisiones que no sean
étnicas (como religiosas o lingüísticas, por ejemplo), 2) diferencias internas más
sutiles (por ejemplo, diferencias entre católicos practicantes y católicos no
practicantes), 3) el grado de profundidad y relevancia de estas divisiones (no existe
la misma división lingüística en Gales que en Bélgica) y 4) la forma de organizar
esas divisiones (no se organiza igual internamente Israel, con su organización en
subsociedades, que España). Estas desconsideraciones, propias de tal
operacionalización, sí que son tenidas en cuenta en en la triple clasificación en
sociedades plurales, semiplurales y no plurales (que no homogéneas, pues una
sociedad puede ser no plural pero mostrar una mínima división interna).

 Desarrollo: Niveles de desarrollo socioeconómico, medidos a través del índice de


desarrollo humano (diseñado por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas
en 1997) que se compone de tres variables: ingresos, esperanza de vida y nivel
educativo. Esta forma de medir el desarrollo es el indicador más riguroso posible al
tener en cuenta más factores que otras formas de medida alternativas (como el
Producto Nacional Bruto per cápita). El índice de desarrollo humano da como
resultado una cifra que oscila entre el 0 y el 1, la cual muestra más desarrollo cuanto
más se aproxima al 1.

 Tamaño: el tamaño poblacional de los países es la diferencia principal.


Dependiendo del tamaño de la población de un país, es más adecuado un tipo de
democracia u otro (por ejemplo, la democracia consensual está especialmente
recomendada para sociedades plurales o el federalismo para países grandes).

Para finalizar explica por qué todas las variables que estudia en su libro son importantes en
relación a que pueden llegar a determinar profundamente la democracia y establece una
pequeña correlación entre las 3 variables, de lo que saca las siguientes conclusiones:

 Las sociedades plurales tienden a ser menos desarrolladas.


 Los países más grandes están menos desarrollados que los más pequeños.
 Las democracias más antiguas son los países más ricos.

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