Está en la página 1de 20

Tribunal de controversias –

8 febrero 1873 – Blanco

Competencia del juez


administrativo para conocer
de la responsabilidad por
daños causados por servicios
de carácter público.

ANALISIS

Por medio del fallo Blanco,


el Tribunal de
Controversias consagra
tanto la responsabilidad del
Estado por los daños
causados por los servicios
públicos así como la
competencia de la
jurisdicción administrativa
para conocer de ella.

Una niña fue arrollada y


herida por un vehículo de
una fábrica de tabaco,
administrada por el consejo
de estado. El padre acudió
ante los tribunales con la
finalidad de que se declarase
al Estado responsable
subsidiario de los daños,
partiendo del fundamento
contenido en los artículos
1382 al 1384 del Código
Civil. El conflicto tuvo gran
peso por lo que el Tribunal
de Controversias atribuyó
la jurisdicción del caso a los
Tribunales Administrativos.

El fallo Blanco consagra la


responsabilidad del Estado,
poniendo fin a una larga
historia de
irresponsabilidad, de la que
no hay excepciones más que
en cuestiones de
responsabilidad contractual
o intervención legislativa,
tal como la ley de 28 de
Pluvioso VIII que regula los
daños a obras publicas. Sin
embargo, se somete esta
responsabilidad a un
régimen específico,
considerando que la
responsabilidad del Estado
por el servicio público no
puede regirse por los
principios establecidos en el
Código Civil para las
relaciones entre
particulares. La necesidad
de aplicar un régimen
especial, se justifica por las
necesidades que el servicio
público mismo implica. El
corolario de la existencia de
reglas especiales reside en la
competencia de la
jurisdicción administrativa
para conocer de dicha
responsabilidad conforme a
la ley 16 y 24 de agosto de
1790, que impone a los
tribunales la prohibición de
“perturbar de cualquier
manera de las operaciones
de los órganos
administrativos”. Más allá
de la responsabilidad
misma, el fallo reconoce al
servicio público, como la
materia de competencia del
Tribunal Administrativo
por otra parte reconoce la
especificidad de las reglas
aplicables a los servicios
públicos y establece un
vínculo ente el fondo del
derecho aplicable y la
competencia de la
jurisdicción administrativa.

Si bien es cierto que el fallo


Blanco es, en muchos
aspectos, fundador del
derecho administrativo, la
evolución posterior de la
jurisprudencia debe
conducir hacia el
perfeccionamiento de las
normas aplicables en
materia de distribución de
competencias. El servicio
público ya no es un criterio
absoluto de la competencia
de los Tribunales
Administrativos:
particularmente, los litigios
relativos a los servicios
públicos industriales y
comerciales que son, en
principio de la jurisdicción
judicial (ver TC enero 22,
1921, Société Commerciale
de l’Ouest Africa, p.91). Sin
embargo la transformación
de los servicios de tabaco y
cerillos en empresa pública
lo redujo a un servicio
público de carácter
industrial y comercial, de
tal manera que hoy en día
sería aplicable al caso una
resolución completamente
diferente. En cuanto a los
servicios públicos
gestionados por
particulares, es necesario
que el daño sea el resultado
del actuar de los servicios
públicos así como del
ejercicio del poder público
(por ejemplo: 23 marzo de
1983, Bureau Veritas SA y
otros, p.133). Por último, la
ley puede llegar a modificar,
en ciertas materias, la
distribución de
competencias entre los dos
niveles de jurisdicción, como
la ley de diciembre 31 de
1957 que transfiere a los
Tribunales Judiciales las
controversias derivadas de
cualquier tipo de daño
causado por los vehículos,
entre los cuales se debe
considerar el vehículo del
fallo Blanco.

A partir del fallo Blanco, el


derecho de la
responsabilidad
administrativa, se constituyó
sobre una base
esencialmente
jurisprudencial,
independientemente del
derecho civil. Sin embargo,
esto no implica que las
soluciones alcanzadas por el
juez sean radicalmente
diferentes de las dictadas
por el tribunal judicial o el
código civil o los principios
que lo inspiran y no son
aplicables en materia de
responsabilidad
administrativa, tal como lo
evidencia la
responsabilidad aplicable a
los constructores. Y si la
especificidad principal de la
legislación administrativa
reside inicialmente en la
ausencia de una
responsabilidad general y
absoluta del Estado, ésta se
ha ido reconociendo más
ampliamente, incluso ante la
ausencia de culpa, ya sea en
el ámbito de riesgo o de la
violación al principio de
igualdad ante los gastos
públicos. Así pues resulta un
régimen más favorecedor
para las víctimas de lo que
implicaría la aplicabilidad
del derecho civil, por
ejemplo ante la
responsabilidad médica (As.
abril 9, 1993, B ..., P. N º
69.336 127).
Tribunal de Controversias -
Febrero 8, 1873 - Blanco - 1
Suppl - Rec.. P. Lebon 61

También podría gustarte