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DERECHO CIVIL

1.1. Concepto del Derecho Civil.

Para saber qué es el Derecho Civil nos remitiremos a la antigua Roma, que,
como sabrás, es la cuna del Derecho actual; ya que fueron los romanos los
creadores de prácticamente todas las instituciones y figuras jurídicas que hicieron
surgir el Derecho, muchas de las cuales, aunque transformadas, aún se
conservan.

En Roma se denominaba Jus Civile al Derecho del ciudadano; el vocablo


civil proviene de la voz latina civitas, civitatis, que significa ciudad, y al habitante
de la ciudad se le denominaba cives, que significa ciudadano, por lo que
concluimos que en Roma el Jus Civile era el derecho del ciudadano, es decir, el
Derecho Civil tenía una connotación que hacía referencia a determinada categoría
de personas (a los ciudadanos), connotación distinta a la actual, ya que el
Derecho Civil actual, más que hacer referencia a los ciudadanos, tiene relación, no
con personas, sino con una materia.

Según lo anterior, el Jus Civile romano se refería al derecho propio de los


ciudadanos romanos, y no era aplicable a quien no cumpliera con esa categoría,
como los peregrinos, extranjeros o gentiles.

Dado que el Derecho Civil romano era el derecho del ciudadano,


comprendía todo el derecho que a él se le aplicaba, tanto público como privado,
sin distingo, inclusive, de materia, tal y como lo detallaremos más adelante.

Para ser ciudadano romano, y determinar a quién se le podía aplicar el Jus


Civile, debían cumplir tres estatus, que eran:
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 El status civitatis, es decir, poseer el estado de la ciudad, este status lo


tenían quienes eran hijos de padre romano y de madre romana e hijos
de justas nupcias. Es evidente que quienes no reunían estas
características carecían de este estatus y, por consiguiente, no eran
ciudadanos romanos.
 El status libertatis o estado de libertad que correspondía a quienes
eran hombres libres. Es obvio que los esclavos carecían de él.
 El status familiae, es decir, el estado de familia que correspondía al
pater familiae (al padre de familia); pero sólo al padre de familia que
era sui iuris, pues si alguien contraía matrimonio y seguía viviendo bajo
su hogar paterno se le consideraba alieni iuris, lo que significaba que
gozaba de un derecho que le era extraño y veía menoscabada su
capacidad jurídica.

En conclusión, podemos afirmar que se consideraba ciudadano romano a


quien poseía el status civitatis, el status libertatis y el status familiae.

De conformidad con lo expuesto, podemos afirmar, conforme al jurista Gayo


que en su acepción más clásica el Derecho Civil en Roma era:

El derecho que cada pueblo constituye exclusivamente para sí y que es


propio de los individuos de cada ciudad.

Es fácil imaginar que a partir de su creación en Roma el Derecho Civil ha


sido objeto de innumerables transformaciones y ha ido adquiriendo diversos
significados desde la caída de Roma, la Edad Media, el Renacimiento y,
especialmente, la etapa posterior a la Revolución Francesa, en la que
prácticamente su significado se transformó hasta el que tiene actualmente y que
analizaremos posteriormente.
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Dentro de estas transformaciones hemos observado, principalmente, que


en la actualidad del Derecho Civil se han separado conjuntos importantes de
normas, formando así distintas ramas del Derecho independientes del propio
Derecho Civil, provocando la emisión de códigos diversos.

Entre tales ramas y códigos, derivados de ellas, podemos mencionar las


referentes al Derecho mercantil, Derecho agrario, Derecho laboral, entre otras,
muestra de la diversidad de las relaciones humanas y, por supuesto, de la
complejidad del Derecho actual.

Afirma el jurista francés Julien Bonnecase que el Derecho Civil “Comprende


reglas relativas a la estructura orgánica y al poder de acción de las personas
privadas tanto individuales como colectivas, físicas o morales, o a la organización
social de la familia y reglas bajo cuyo imperio se desarrollan las relaciones de
derecho, derivadas de la vida de la familia, de la apropiación de los bienes y del
aprovechamiento de los servicios”.

De acuerdo con lo anterior, y en virtud de que el Derecho Civil se ocupa


principalmente de las relaciones jurídicas de las personas, podemos afirmar que
podría comprender todo el Derecho; sin embargo, dada la complejidad de las
relaciones jurídicas de las personas, afirmamos anteriormente que de él se han
separado conjuntos complejos de normas que a su vez han formado otras ramas
del Derecho.

En la actualidad el campo del Derecho Civil, ya no es como en la antigua


Roma, todo el derecho referido a los ciudadanos, ni tampoco todas las relaciones
jurídicas de las personas, sino que su campo como materia jurídica ha quedado
delimitado.
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En la actualidad entendemos por Derecho Civil, como el conjunto de


normas que regulan las relaciones jurídicas de la persona referidas al derecho de
la personalidad, los derechos patrimoniales y los derechos familiares.

En otras palabras, el Derecho Civil regula los vínculos jurídicos entre las
personas en relación con la misma personalidad, los bienes y la familia. Aunque lo
anterior, parece sencillo, si hacemos una reflexión más profunda resulta complejo;
imagina en cuántos tipos de relaciones jurídicas asociadas con la personalidad,
los derechos patrimoniales o los familiares, puede intervenir una persona, en
cuántas relaciones diversas en cantidad y calidad se ve inmersa la actuación
humana en lo que a estas materias se refiere.

Por esta complejidad, se desprenden del Derecho Civil lo que podríamos


considerar subrayas del mismo, y son:

 Derecho de personas.
 Derecho de familia.
 Derecho de bienes.
 Derecho de sucesiones.
 Derecho de obligaciones.
 Derecho de contratos.

1.2. Evolución histórica e importancia del Derecho Civil.

El Derecho Civil Romano original estaba contenido en la Ley de las Doce


Tablas. Sin embargo, durante el desarrollo histórico de Roma fue objeto de
interpretaciones por los jurisconsultos, las cuales quedaban incorporadas en las
respuestas que proporcionaban a las partes que, para casos concretos, se les
solicitaban; estas respuestas constituyeron lo que se conoció como el Derecho
honorario jus honorarius.
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La evolución del Derecho Romano, se vio truncada por la caída del Imperio,
lo que significó no sólo su destrucción, sino también el desmembramiento y
descomposición de su sistema jurídico, ya que los pueblos bárbaros fueron
estableciendo derechos autónomos en las regiones que dominaron; no obstante,
tal Derecho nunca tuvo el desarrollo y grado de perfección que logró el jus civile
romano.

A la caída de Roma, el jus civile romano, se vio amenazado y años


después se logra compilar con muchas vicisitudes para ser dado a conocer al
mundo.

En la época del Cristianismo, después de la caída de Roma, el emperador


Justiniano ordena en Bizancio la recopilación que lleva su nombre, Complilación
Justiniana, mediante la cual se hace el rescate de lo que los estudiosos conocerán
posteriormente como el Corpus Juris Civilis, que consiste en el Derecho Civil
romano rescatado de la destrucción. Dicha obra comprendía:

 Las Instituta.
 El digesto.
 El código.
 Las novelas.

Estas cuatro partes son las que constituyen el Corpus Iuris Civilis. Esta
obra de Justiniano será la fuente de conocimiento del Derecho Romano.

Sin embargo, al parecer esta compilación Justiniana se extravió hasta que


el monje Irnerio, de la escuela catedralicia de Bolonia, encontró una versión (no se
sabe que tan original y completa) alrededor del año 1100, que sirvió para que los
compradores y glosadores medievales realizaran su estudio y nos transmitieran
posiblemente con alteraciones e interpretaciones lo que como Derecho Romano
conocemos en la actualidad.
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A través de la compilación de Justiniano y transcripción posterior hecha por


Irnerio, el Derecho Romano se recuperó y llegó a nosotros con el nombre de
Corpus Juris Civilis y a imitación del cual la Iglesia, en plena Edad Medía, creó
su propia legislación bajo el nombre de Corpus Juris Canonici (Código de
Derecho Canónico).

Sin embargo, el Corpus Juris Civilis, a partir de la caída de Roma, fue


perdiendo vigencia, a tal punto que en la Edad Media prácticamente la había
perdido; cumplió la función de transmitir la tradición jurídica romana, ya que
gozaba de autoridad a pesar de la existencia de derechos regionales que eran
impuestos por los bárbaros invasores.

Los glosadores y posglosadores.

En los siglos XII y XIII, a raíz del descubrimiento del Derecho Romano por
Irnerio, se produjo un movimiento importante en pro de su estudio encabezado por
los que se conocieron como los glosadores y posglosadores; así, podemos afirmar
que ellos eran grupos de juristas que hicieron una labor de sistematización,
organización y análisis del Corpus Juris Civilis de Justiniano.

Esta labor se realizaba por medio de notas interlineales o marginales


llamadas glosas, de ahí el nombre de glosadores, que al sistematizar, organizar y
analizar el Corpus Juris Civilis hacían: interpretaciones, explicaciones de
significados hasta señalamiento de contradicciones. Hubo tal euforia por el estudio
del Derecho Romano que hay autores que afirman que el número de glosadores
llegó a ser de diez mil.

A partir de la mitad del siglo XIII, hasta el año 1500 aproximadamente,


estuvo presente la escuela de los posglosadores. Algunos de sus representantes
fueron Cino de Pistoya, Bártolo de Saxoferrato y Baldo de Ubaldis, quienes
partiendo de la gran glosa, trataron de hacer adaptaciones a las necesidades de
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su época y a la luz y, bajo la orientación del Derecho Romano, analizaron los


derechos regionales vigentes en su época.

A partir de los siglos XV y XVI, surgió en Francia la jurisprudencia


humanista, que trataba de investigar el Derecho bajo parámetros estrictamente
lógico-racionales, dejando al margen las opiniones de las autoridades medievales.

El Derecho Civil Español.

Es para nosotros importante tener una idea general sobre la evolución del
Derecho Civil en España, en virtud de que durante la época de la Colonia muchas
de sus leyes nos rigieron.

España fue, durante su desarrollo, habitada por iberos y celtas, colonizada


por fenicios y griegos, dominada por los romanos y por los árabes, pero aun
cuando tuvieron mucha influencia jurídica, predominó el Derecho que recibieron de
sus conquistadores romanos, aunque sin duda, después de la conquista romana,
siguieron practicando sus propias tradiciones jurídicas.

Principales obras jurídicas españolas.

1. El Código de Eurico, que eran leyes de Derecho bárbaro.


2. El Código de Leovigildo y el Código de Alarico, de manifiesta influencia
romana.
3. El Fuero juzgo de mediados del siglo VI, donde se percibe claramente la
tendencia romana, pero sobre todo la influencia del Derecho Canónico,
especialmente en lo que respecta al matrimonio.
4. Durante la dominación árabe se impuso el Derecho musulmán como
obligatorio, pero no sería sino hasta después de la dominación árabe
cuando aparecen y se desarrollan los Fueros municipales, entre los que
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se pueden mencionar el Fuero viejo de Castilla, el Fuero de Burgos y el


Fuero Real.
5. Leyes importantes pertenecientes a los siglos XIII y XIV fueron las Siete
Partidas, que contienen preceptos de Derecho Romano, Derecho
Canónico y disposiciones tomadas de algunos de los Fueros regionales.
6. Bajo el reinado de los Reyes Católicos se redactan las Ordenanzas
Reales de Castilla, y se forman las Leyes de Toro, expedidas por las
Cortes.
7. A principio del siglo XIX se realiza una compilación del Derecho español
en la denominada Novísima recopilación de las Leyes de España.

La legislación Civil en la Nueva España.

Con el descubrimiento de América y la inminente conquista y colonización


española, la legislación de la Corona Española tuvo, como era de esperarse,
vigencia en la Nueva España.

La legislación española estuvo vigente, prácticamente, aun después de la


Independencia, hasta que aparecieron los primeros Códigos Civiles.

Dentro de la legislación española vigente en la Nueva España tenemos las


Leyes de Toro, la Novísima Recopilación, las Siete Partidas, el Fuero Real y el
Fuero Juzgo.

Fue a partir del Virreinato que España pone en vigor, en territorio de la


Nueva España, una legislación aplicable en todas las colonias que poseía en
América. Esta legislación fue la Recopilación de las Leyes de Indias y la Real
Ordenanza de Intendentes en los años 1570 y 1786, respectivamente.

El derecho civil moderno.


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A principios del siglo XIX, se presentan a partir de la Revolución Francesa


las ideas de los enciclopidistas y la influencia del Derecho natural clásico, así
como de las nuevas ideas liberales; inquietud independentista de las colonias
americanas.

Se produce, a partir de la mencionada revolución, un movimiento de


codificación en Europa, que significa la independización del Derecho Civil del
Derecho Romano, surge el liberalismo y el individualismo; se destruyen en forma
definitiva las monarquías y se abren paso las naciones estableciéndose la nueva
forma de gobierno, que es la República; se gesta el nuevo estado, la división de
poderes, y el sufragio.

En efecto, la Asamblea Constituyente crea la Constitución Francesa y surge


el Código Civil francés; separando en definitiva el Derecho Público y el Derecho
Privado.

El Código Civil francés, también llamado Código de Napoleón, es la obra


más importante y significativa del siglo XIX, que servirá de inspiración para
muchos códigos europeos, y para prácticamente todos los códigos de los países
que recién iniciaban su vida independiente.

El Derecho Civil mexicano después de la Independencia.

Antes de iniciar este punto haremos breve referencia del Derecho


encontrado por los españoles antes de la Conquista. La abundancia de tribus y
comunidades indígenas hace presumir la existencia de un Derecho fragmentado.

Los antecedentes con que contamos, respecto a la legislación de los


aztecas son aportados por historiadores, y sólo se limita a referencias de sus
costumbres respecto a esclavos de guerra, usos familiares, rituales para la
celebración de matrimonio, parentesco, cuestiones hereditarias, educación y
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aplicación de penas para algunos delitos, entre otras cosas, sin que podamos
afirmar sobre la existencia de una verdadera legislación.

Durante el dominio español mencionamos la legislación aplicable en la


nueva España; por lo que a continuación nos centraremos en el propiamente
llamado Derecho Civil Mexicano, que no se presenta sino hasta después de la
Independencia de México.

En efecto, no fue sino hasta el 13 de diciembre de 1870, cuando se


promulga el primer Código Civil para el Distrito y Territorios Federales, antes de
este Código hubo algunos proyectos, como el de 1859, que no entró en vigor,
aunque es importante decir también que en algunas disposiciones, sobre todo en
lo concerniente al Registro Civil, se contenían en las Leyes de Reforma.

Otro Código Civil, anterior al vigente, fue el promulgado el 31 de marzo de


1884 que, entre otras características, regulaba: el otorgamiento de autoridad del
marido sobre la mujer; la indisolubilidad del matrimonio la desigualdad de hijos
naturales; la propiedad como un Derecho absoluto, entre otros rubros.

Posteriormente, concluida la Revolución Mexicana, se promulga el 30 de


agosto de 1928 el Código Civil para el Distrito Federal, que entra en vigor hasta el
10 de octubre de 1932, que se encuentra actualmente en vigor con modificaciones
aprobadas por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, del mes de mayo de
2000.

Es importante precisar que este Código, además de las recientes reformas,


ha tenido muchas otras. Este Código tiene aplicación para el Distrito Federal, cabe
hacer mención que, mediante decreto del 29 de mayo de 2000, cambió la
denominación de “Código Civil para el Distrito Federal en materia común y para
toda la República en materia federal”, por la de Código Civil Federal, ordenamiento
legal, este último cuyas disposiciones regirán en toda la República en asuntos de
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orden Federal. No obstante que en el presente libro no analizaremos las


disposiciones del referido Código Civil Federal, se recomienda que lo consultes a
fin de que tengas una visión general de la materia civil.

Estructura del Código Civil vigente para el Distrito Federal.

El Código Civil, recientemente modificado por la Asamblea Legislativa del


Distrito Federal, y que se encuentra actualmente en vigor, está constituido de la
siguiente manera:

Consta de 3074 artículos. Para facilitar su consulta es importante que


tengas presente cómo se encuentran organizados. Estos artículos se organizan en
libros que, a su vez, contienen Títulos, que se dividen en Capítulos.

1.3. Ámbitos de aplicación del Derecho Civil.

Si recuerdas, anteriormente adoptamos una definición del Derecho Civil,


que, según lo expresado, afirmamos es “el conjunto de normas que regulan las
relaciones jurídicas de las personas referidas al derecho de la personalidad, los
derechos patrimoniales y los derechos familiares”.

El análisis de la definición nos conduce a distinguir tres tipos de materias,


que enmarcan su dominio o ámbito de aplicación, que son:

1. El derecho de la personalidad.
2. El derecho de familia.
3. El derecho patrimonial.

El derecho de la personalidad.
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A continuación vamos a dar un esbozo sobre el dominio de aplicación de


cada una de esas materias, de las cuales la más extensa es sin duda el Derecho
Patrimonial.

Para iniciar con el estudio de las distintas ramas, explicaremos que el


derecho de la personalidad, como afirma Bonnecase, “considera a la persona en
sí misma y, en cierta forma, la organiza socialmente”.

Lo anterior quiere decir, que corresponde al Derecho Civil establecer


quiénes y en que condiciones son sujetos de derecho. Refiriéndose, por supuesto,
tanto a los seres humanos como a las organizaciones que forma. Es por esta
razón que, al conjunto de reglas aplicables a las personas se le conoce como el
derecho de personalidad.

Dentro del Derecho Civil, existen otras reglas que no se aplican a las
personas en sí mismas sino en relación con los demás, ejemplo de este tipo de
reglas son las referentes a la familia y las relacionadas con el patrimonio.

Ahora bien, según el contenido del Derecho de la personalidad podemos


identificar en él tres partes:

1. La existencia e individuación de las personas físicas. En este primer


punto el Derecho determina con precisión a través de sus reglas la existencia y
duración de la personalidad física. Esta parte supone la determinación del
nacimiento de la persona y obviamente de su muerte. Sin embargo, en ocasiones
no coincide el nacimiento de la persona desde el punto de vista legal con la
existencia real de la persona. Es frecuente considerar en muchas legislaciones
que la personalidad humana existe y produce efectos jurídicos desde la
concepción. En otros casos se presume que la personalidad humana sobrevive,
aun cuando nada demuestra que realmente sea así.
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También es frecuente prolongar la voluntad del de cuius (en el Derecho se


emplea el término de cuius para referirse a alguien ya fallecido) aun después de
la muerte.

Individuación. Por lo que respecta a la individuación de las personas


físicas, afirmamos que no basta que el derecho determine la existencia de la
persona, sino que además es sumamente importante que la individualice o la
identifique plenamente a través de atributos o características. Entre estos
atributos, que sirven para lograr la plena individuación de la persona, se
encuentran: el nombre, el domicilio, la nacionalidad, el estado civil, etc.

2. Capacidad de las personas físicas. Corresponde a esta parte del


derecho de la personalidad, en primer lugar: el estudio tanto de la capacidad de la
goce, como de la capacidad de ejercicio, sus grados, adelantos, límites, causas de
incapacidad, inicio, fin, la representación del incapaz, las instituciones para
representarlo asistirlo. En segundo lugar: el estudio y funcionamiento de las
instituciones para representar y asistir al incapaz.

3. Finalmente, por lo que respecta a la existencia, individuación y


capacidad de las personas morales. Pertenece al Derecho Civil establecer las
cuestiones relativas a su existencia, individuación, capacidad o legitimación,
siempre que nos refiramos a personas morales privadas.

El derecho de familia.

Parte también muy importante del Derecho Civil es el derecho de familia,


que en principio consideramos como: el estudio de su constitución, su
organización y su extinción.

La definición anterior, supone el estudio de matrimonio, la filiación y la


adopción como sus fuentes generadoras.
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El estudio del matrimonio comprende:

 Lo relativo a la constitución de estado.


 Las relaciones personales derivadas.
 Los regímenes matrimoniales.

La adopción y la filiación se engloban dentro del estudio del parentesco que


comprende el estudio de sus fuentes, que son:

 La filiación.
 La legitimación.
 La adopción.

Derecho patrimonial.

Esta parte es extensa, en principio podemos afirmar que las partes más
importantes comprendidas en el derecho patrimonial son las siguientes:

 Derecho de los bienes.


 Derecho de las sucesiones.
 Derecho de las obligaciones.
 Derecho de los contratos.

Lo anterior, considerando que en términos generales corresponde al


Derecho patrimonial, el estudio de todo lo referente a las relaciones y situaciones
jurídicas de la apropiación y aprovechamiento de bienes y servicios.

1.4. Vinculación con otras disciplinas jurídicas.

La vinculación del Derecho Civil con otras disciplinas jurídicas es


manifiesta, ya que podemos afirmar en sentido amplio que el Derecho Civil tiene
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vinculación con todas ellas (penal, fiscal, etc.) en virtud de que, en su origen
romano, contenía todas las normas aplicadas y propias del ciudadano; es decir,
comprendía todo el Derecho, inclusive sin distinción de lo público o lo privado.

También afirmamos que del Derecho Civil fueron desincorporándose


amplios cuerpos normativos que dieron origen a otras ramas del Derecho que,
paulatinamente, fueron tomando vida y desarrollo propios, según lo demandaba la
evolución de las relaciones sociales.

Es importante señalar que actualmente el Derecho Civil se encuentra


dentro de la rama del Derecho Privado, que comprende, de acuerdo con lo que
estudiaste en tu asignatura de Introducción al Estudio del Derecho, el conjunto de
normas que regula las relaciones de los particulares entre sí y las relaciones de
éstos con el Estado, cuando éste no actúa en su papel de Estado.

Dentro del Derecho Privado, además del Derecho Civil, se encuentra el


Derecho Mercantil, rama que se separó del Derecho Civil y de la cual todavía hace
algunos años se discutía su autonomía.

La vinculación más estrecha del Derecho Civil, es con el Derecho Procesal


Civil; que bien pudiera pensarse que son una misma rama, o que se refieren a una
misma materia pero desde distintos puntos de vista.

Conforme a lo anterior, podemos establecer que el Derecho Procesal Civil


se ocupa de regular la forma de actuación de los órganos jurisprudenciales.

Es evidente que los órganos jurisprudenciales a los que hace referencia la


breve definición anterior son los encargados de conocer y resolver las
controversias que en materia civil se representan.
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Por la estrecha vinculación entre estas dos ramas, afirman los juristas, sólo
se distinguen, prácticamente, por la finalidad que persiguen. Una de ellas, el
Derecho Civil, lo denominan derecho sustantivo, determinador, sustancial o
material.

Al Derecho Procesal Civil le llaman Derecho adjetivo, sancionador, forma o


instrumental. Es importante que tengas esto presente, ya que es probable que de
estas diversas maneras se refieran tus profesores, juristas o autores a estas
ramas. También es importante decirte que los términos más comunes para
referirse al Derecho Civil, es llamarle Derecho Sustantivo y, al Derecho Procesal
Civil, Derecho Adjetivo.

Lo mismo sucederá con otros binomios del Derecho, como es el caso del
Derecho Penal y el Derecho Procesal Penal, que también en materia penal se
denominará al primero Derecho Sustantivo, y al segundo Derecho Adjetivo.
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ASPECTOS GENERALES DEL HECHO Y DEL ACTO JURÍDICO

Al parecer existen hechos que son jurídicos y otros que no lo son, sin
embargo, diremos que ningún hecho es jurídico por sí mismo. Este calificativo es
una convención humana.

Podemos decir que ningún hecho es, en sí mismo, jurídico; pero le


asignamos tal connotación según se vean afectadas, por él mismo, las relaciones
de convivencia social humana y, por tal motivo, es que a estos hechos se les ha
instituido como supuestos de normas jurídicas, es decir, la existencia de tales
hechos ha sido tomada en cuenta por el legislador a efecto de estipularles
consecuencias jurídicas por el impacto que sobre la vida social tienen.

Estos hechos pueden ser provocados por los hombres o por la naturaleza.
Asimismo, es importante precisar cuáles de los hechos que ocurren en la vida
diaria son importantes para el Derecho y cuáles no. podrás advertir que el
Derecho norma sólo los aconteceres que pueden generar conflictos o afectación
de intereses a los bienes o a las personas, mismos que son tutelados por las
normas.

Cuando utilizamos el término hecho entendemos que, todo hecho que


genere consecuencias jurídicas es importante para el Derecho.

Existen algunos hechos no relevantes para el Derecho, ya que, aunque


producen resultados materiales, no afectan el orden jurídico por no incidir sobre
situaciones que el Derecho tutela; sin embargo, existen otros que si son
importantes para el Derecho porque su realización, además de producir resultados
materiales, genera consecuencias jurídicas por afectar situaciones que el Derecho
protege o regula. A estos últimos se les denomina hechos jurídicos.
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2.1. El hecho jurídico natural y del hombre.

Según lo afirmado hasta este momento, el Hecho Jurídico lato sensu o en


sentido amplio, es cualquier acontecimiento que el Derecho considera para
atribuirle consecuencias jurídicas.

Los hechos adquieren importancia para el Derecho cuando lo que generan


o provocan se encuentra establecido en las normas jurídicas.

Los hechos jurídicos, de conformidad con el concepto anterior, los podemos


encuadrar en dos tipos o categorías, que son:

Hechos Jurídicos de la naturaleza. Son aquellos fenómenos de la


naturaleza, o realizados por la sola acción de las leyes naturales, que producen
consecuencias de derecho, por supuesto son independientes a la voluntad del
sujeto, a éstos se les denomina Hechos jurídicos en sentido estricto.

También existen hechos jurídicos en los cuales interviene el hombre o


provocados por la conducta humana, que ocasionan consecuencias jurídicas
aunque éstas no sean deseadas por su autor.

Existen otros tipos de hechos realizados por el hombre que generan


consecuencias de derecho, pero, a diferencia de los anteriores, en éstos si
interviene la voluntad libre del hombre; además, la intencionalidad de la voluntad
se encuentra dirigida y expresamente deliberada a producir consecuencias de
derecho previstas en la norma jurídica. A éstos se les denomina Actos Jurídicos.

Podemos concluir que, el Hecho Jurídico en sentido estricto es, cualquier


acontecimiento de la naturaleza o un hecho del hombre que no se hace con la
intención de producir consecuencias de derecho (legales), pero, no obstante,
estas consecuencias se producen.
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El Acto Jurídico es, la manifestación expresa o tácita de la voluntad


realizada con la intención de crear, transmitir, modificar o extinguir derechos y
obligaciones (consecuencias de derecho).

El hecho de la naturaleza, como podrás percibir, es algo inesperado, como


puede ser un rayo, un temblor o un huracán, mismos que podrían no ocasionar
algún resultado que afectara el ámbito jurídico y quedar sólo en un susto o
sobresalto; sin embargo, si por tales hechos se perdieran vidas humanas o bienes
materiales, la vida jurídica se afectaría en virtud de que los bienes y la vida son
tutelados por el Derecho y en este caso tomarían la connotación de Hecho
Jurídico.

Lo mismo sucede con los hechos humanos, muchos de los cuales se


convierten en simples acciones sin ninguna trascendencia jurídica, ya que se
llevan a cabo en forma inconsciente e involuntaria; no obstante, llega a suceder
que algunos hechos humanos, realizados en forma distraída, pueden provocar
consecuencias de derecho, por ejemplo, que por un descuido provoquemos un
accidente de tránsito; es evidente que no deseamos ni el accidente ni las
consecuencias legales; sin embargo, las mismas se produjeron. En este caso nos
encontramos frente a un Hecho Jurídico del hombre.

En el Hecho Jurídico no hay intención de producir consecuencias de


Derecho, pero de cualquier manera se producen. En el Acto Jurídico, en cambio,
existe la intencionalidad de producirlas.

En cambio, si se celebra un contrato de arrendamiento, tanto el arrendador


como el arrendatario tienen la intención de dejar perfectamente a salvo sus
respectivos derechos, por lo cual ambos deliberadamente, al realizar este hecho
humano, encaminan su voluntad a producir consecuencias jurídicas.
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2.2. Distinción entre el supuesto y el Hecho Jurídico.

Podemos comprender fácilmente que los Hechos Jurídicos stricto sensu y


los Actos Jurídicos son los generadores de las relaciones jurídicas y, a partir de
este momento, se pone en movimiento el Derecho hasta que la relación jurídica se
extinga. ¿Cómo sucede esto? Trataremos de explicarte: las normas jurídicas
hacen alusión a situaciones jurídicas abstractas, mismas que así permanecerán
mientras no ocurran o se generen los hechos o Actos Jurídicos, pero en el
momento en que éstos se producen la situación jurídica abstracta se convierte en
una situación jurídica concreta, es decir, debemos descubrir la vinculación entre la
norma de derecho y los Hechos Jurídicos.

La norma a través de lo que dispone sólo califica las conductas como


debidas o como no debidas; permitiendo las primeras e impidiendo las segundas,
mediante castigos o sanciones.

La relación jurídica surge cuando el hecho producido está comprendido en


el supuesto jurídico, es decir, en lo que dispone la norma. Ahora bien, “los hechos
son relevantes para el derecho cuando quedan encuadrados en la hipótesis de la
norma”. Cuando tal cosa sucede estamos en presencia del supuesto jurídico.

De acuerdo con esto, el supuesto jurídico es, la hipótesis prevista en el


contenido de una norma de cuya realización dependen las consecuencias de
derecho.

Y el hecho jurídico es, el acontecimiento realizado que provoca la


actualización del supuesto jurídico.

Dado el supuesto jurídico comprendido en la hipótesis normativa, y


acaecido el hecho que provoca su actualización, nace una relación jurídica.
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La relación jurídica es un vínculo entre dos sujetos, de los cuales uno de


ellos está facultado para exigir a otro una prestación determinada.

Esta relación jurídica, podemos afirmar, surge de esa conjunción entre el


hecho y los supuestos jurídicos.

De lo anterior, podemos concluir que la relación jurídica es, el vinculo


jurídico que se establece entre dos sujetos, uno de los cuales se denomina
acreedor y tiene la facultad de exigir a otro, denominado deudor, una prestación
determinada.

En toda relación jurídica encontramos lo siguiente:

1. Los sujetos, a quienes jurídicamente se les denomina acreedor y


deudor, o sujeto activo y pasivo, respectivamente. Estos sujetos son
siempre personas físicas o morales; recuerda que sólo las personas son
sujetos de derecho, de ahí la importancia jurídica de determinar quiénes
son personas.
2. El objeto, que puede ser un dar, un hacer o un no hacer, o que, también
puede ser la cosa material.
3. El vínculo obligatorio. Las obligaciones y derechos que se adquieren
sobre el objeto.

2.3.1. Hechos jurídicos de la naturaleza.

Cuando se habla de acontecimientos de la naturaleza nos referimos a los


sucesos que se presentan independientemente de la voluntad del hombre, esto
es, son acontecimientos naturales que se dan por efecto o acción de la naturaleza,
como temblores, huracanas, inundaciones, por mencionar algunos.
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Es lógico pensar que ninguna persona quisiera que se representara un


temblor o una inundación que, como ya mencionamos, son acontecimientos que
dependen de la naturaleza sin que intervenga la voluntad humana. A pesar de no
intervenir la voluntad del hombre, una catástrofe ocasiona consecuencias
jurídicas, como cobro de seguros, quiebra de empresas, incumplimiento de
contratos, entre otras; estas consecuencias generan derechos y obligaciones de
distintas índole entre los individuos que se ven involucrados directa o
indirectamente en estos hechos.

Por lo tanto, entendemos por Hecho Jurídico de la naturaleza cualquier


acontecimiento generado por la sola acción de las fuerzas naturales que provocan
consecuencias jurídicas.

El derecho ha considerado para el Hecho Jurídico de la naturaleza dos


importantes figuras: la fuerza mayor y el caso fortuito.

La fuerza mayor es el ímpetu de cosa mayor, que no se puede repeler,


como podrían ser las inundaciones, temblores, tempestades; es toda fuerza ante
la cual los hombres se hallan totalmente impotentes para repeler y, aunque se
pudiera predecir, es imposible evitar y tiene consecuencia jurídica.

La fuerza mayor es de tal magnitud que una vez desencadena es imposible


de repeler.

En caso fortuito, siendo similar a la fuerza mayor, también produce efectos


jurídicos; se usa para indicar que el daño se atribuye más a la suerte o a la fortuna
que al hombre, como afirma Francisco Carnelutti: “Lo que se llama caso fortuito no
es, pues, más que un error del agente, no un error cualquiera sino un error cuyo
carácter consiste en su inocencia, en otras palabras, lo fortuito es el error, no el
caso”. El caso fortuito lo podemos representar con algunos ejemplos que
acertadamente maneja el jurista Miguel Villoro Toranzao: “Cuando alguien,
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creyendo que tira sobre blanco, hiere inesperadamente a un hombre que se


hallaba oculto tras el mismo; o cuando un automovilista, manejando a una
velocidad moderada, no puede impedir atropellar al que imprevistamente se
atraviesa en su camino, se trata de casos fortuitos. Se llaman fortuitos a estos
casos para indicar que el daño se atribuye más a la suerte que al hombre”.

De lo anterior podemos afirmar que el hombre permanece impotente ante la


fuerza y ante el caso fortuito, pero puede restringir y limitar el área de
responsabilidad que producen los mismos mediante el Derecho.

Los hechos jurídicos de la naturaleza, como la fuerza mayor y el caso


fortuito, como afirmamos anteriormente, actúan causando daño o haciendo
imposible el cumplimiento de una obligaciones.

No obstante lo anterior, el Derecho, aun cuando no se puede


responsabilizar a ninguna persona de estos Hechos Jurídicos naturales, trata de
dar solución a algunas de las consecuencias generadas por ellos mediante la
creación de ficciones jurídicas, que son creaciones del Derecho para solucionar
algunas consecuencias derivadas de hechos naturales, como es el caso de la
muerte humana que, sin duda, es un hecho natural, aunque algunos autores lo
manejan como un hecho humano al margen de la voluntad.

El derecho, prácticamente en todos los sistemas jurídicos, resuelve el


problema planteado mediante una ficción jurídica; a través de ésta supone que la
voluntad del de cuius se prolonga más allá de su muerte; se finge que la voluntad
del desaparecido tiene derecho de determinar, por medio de un testamento,
quiénes serán los herederos. La Ley dispone que antes que a los herederos
instituidos los bienes del de cuius deben favorecer a las personas a las que se
debe pensión alimenticia. Imagínate la situación absurda si la Ley exigiera al
difunto cumplir esa responsabilidad. Es por ello que a través de la ficción jurídica
el Derecho sustituye, con la disposición normativa, la voluntad del de cuius.
24

De lo anterior podemos concluir que la muerte de alguien no supone la


desparición de las relaciones jurídicas contraídas en vida, sino que los bienes del
de cuius siguen respondiendo, pero, en virtud de que él no lo puede hacer, el
Derecho, mediante la ficción jurídica de la subrogación del heredero en los
derechos y obligaciones del de cuius, lo resuelve (quiere decir lo anterior que el
heredero sustituye al de cuius). Ejemplo de esto es el artículo 1678 del Código
Civil, que dice, refiriéndose a la herencia:

“La aceptación en ningún caso produce confusión de los bienes del autor de
la herencia y de los herederos, porque toda herencia se entiende aceptada a
beneficio de inventario, aunque no se exprese”.

Esta disposición quiere decir que los herederos se subrogan como sujetos
pasivos de las deudas del difunto, pero sólo hasta el valor de los bienes que han
recibido de la herencia, por lo cual quedarán obligados a pagar a los acreedores
hasta el monto de lo recibido.

Otro ejemplo de ficción jurídica lo tenemos en el hecho del daño causado


por animales que, aunque el dueño no provoque el daño en forma directa, es
responsable del mismo.

Artículo 1929 del Código Civil. “El dueño de un animal pagará el daño
causado por éste, sino probare alguna de estas circunstancias:

I. Que lo guardaba y vigilaba con el cuidado necesario;


II. Que el animal fue provocado;
III. Que hubo imprudencia por parte del ofendido;
IV. Que el hecho resulte de caso fortuito o de fuerza mayor.
25

Para concluir el estudio de los Hechos Jurídicos de la naturaleza, debemos


complementar que lo más evolucionado y moderno respecto a las ficciones
jurídicas son los actuales seguros.

Desde la antigüedad romana los juristas encontraron que la solución al


daño causado por la fuerza mayor y el caso fortuito era que alguien respondiera
por los mismos y que a cambio recibiera una compensación pecuniaria. Este
hecho se presentó principalmente en el flete de embarcaciones.

No fue sino hasta mediados del siglo XVII cuando surgió en Inglaterra el
seguro moderno, gracias al holandés Juan de Witt y al matemático Halley, que
consideraron las probabilidades matemáticas en las que podía presentarse un
caso fortuito o una fuerza mayor, y propuso repartir el riesgo entre muchos casos.

Aunque la fuerza mayor sigue siendo inevitable y el caso fortuito


impredecible, actualmente los seguros han servido para solucionar estos casos en
los que no se puede fincar responsabilidad a un individuo.

En la vida moderna existen seguros de la más variada naturaleza, los hay


que protegen en caso de muere, accidentes de tránsito, robo, incendio,
enfermedad, inundaciones y cualquier tipo de riesgo. El Derecho, mediante esta
ficción jurídica, ha encontrado solución a la anarquía que puede derivarse de
hechos naturales.

2.3.2. Hechos Jurídicos del Hombre.

Según el concepto del Hecho Jurídico existen también Hechos Jurídicos del
Hombre, es decir, realizados por él, pero sin la intención de producir
consecuencias jurídicas; sin embargo, éstas se generan, de ahí que se considera
que el Hecho Jurídico del Hombre es, cualquiera de las acciones ejecutadas por el
26

ser humano sin la intención de producir consecuencias jurídicas y, no obstante,


éstas se producen.

Hay hechos que el hombre realiza y pueden ocasionar consecuencias


legales; puede darse el caso, inclusive, de que en tales hechos no sólo no sean
deseadas dichas consecuencias jurídicas, sino que tampoco el hecho sea
deseado por su autor, por ejemplo un accidente de tránsito, delitos
imprudenciales, por mencionar algunos.

Para su estudio, estos Hechos Jurídicos del Hombre se han clasificado de


la manera siguiente:

Gestión de negocios
Lícitos
Voluntarios Pago de lo Indebido
Ilícitos

Hechos Jurídicos Involuntarios


del hombre

Contra la voluntad o al margen de la voluntad

Hechos Jurídicos Voluntarios.

Los Hechos Jurídicos Voluntarios, son las actuaciones lícitas o ilícitas del
hombre que producen consecuencias de Derecho, aunque dichas consecuencias
no sean deseadas por su autor, esto significa que el autor del hecho desea la
27

realización del mismo, por ello es voluntario, no obstante no quiere las


consecuencias jurídicas.

Hechos Jurídicos Voluntarios Lícitos.

Los Hechos Jurídicos Voluntarios Lícitos, son los que el individuo realiza
conforme a la Ley, sin la intención de producir consecuencias públicas, no
obstante que su acción si genera tales consecuencias jurídicas. Por ejemplo, en el
caso de la figura jurídica gestión de negocios.

La gestión de negocios la define el Código Civil en el artículo 1896, que


dice:

“El que sin mandato y sin estar obligado a ello se encarga de un asunto de
otro debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio”.

Otro tipo de Hecho Jurídico voluntario lícito es el pago de lo indebido,


consistente en que una persona recibe o se beneficia de algo que no se le debe o
no le pertenece, es decir, recibe una cosa a la que no tiene derecho.

Hechos Jurídicos Voluntarios ilícitos.

Por otra parte, los hechos jurídicos voluntarios ilícitos, son los que atentan
contra las leyes, independientemente de que el autor de los hechos no haya tenido
la intención de ocasionar consecuencias jurídicas que, como en el caso del delito
de robo, es obvio que el autor del mismo desea la realización del hecho (robar),
pero no desea las consecuencias jurídicas, es decir, no desea ser aprehendido y
que se inicie en su contra un proceso de carácter penal. Nuestro Código Civil las
regula en los artículos 1910 al 2104.
28

Hechos Jurídicos Involuntarios.

Los hechos jurídicos involuntarios, son aquellos en los cuales no se quiere


realizar la conducta ni las consecuencias jurídicas; en estos casos encontramos
los delitos de tipo culposo, por ejemplo un accidente por impericia o imprudencia al
conducir vehículos. Resulta claro que, en términos generales, quien sufre un
accidente de tránsito no quiere accidentarse, y mucho menos desea las
consecuencias jurídicas que de tal hecho se derivan.

Estos hechos jurídicos involuntarios pueden ser:

 Causados por la persona sin la voluntad deliberada de hacerlos


(involuntarios); ejemplo de ello son los delitos no intencionales.
 Hechos o actos ajenos de los cuales una persona es responsable; éstos
se ubican en la categoría de los Hechos Jurídicos involuntarios, en
virtud de que la voluntad de la persona a quien se le imputa la
responsabilidad no interviene.

En este último caso tenemos la responsabilidad que se imputa a los tutores,


a los directores de colegios, por los menores que se encuentran a su cargo, la
responsabilidad de maestros artesanos por los daños causados por los operarios,
etcétera.

Hechos Jurídicos contra la voluntad.

Existen autores que mencionan los hechos jurídicos contra la voluntad o al


margen de la voluntad del individuo que los efectúa.

En la siguiente figura se muestran las principales divisiones del hecho


jurídico; posteriormente se presentarán los componentes del Acto Jurídico a fin de
29

ofrecer una idea de conjunto de las características principales que los identifican y
diferencian.

2.4. El Acto Jurídico y su Clasificación.

Aun cuando el Acto Jurídico sea objeto de estudio profundo en la siguiente


unidad, en este momento es importante definirlo con precisión, para distinguirlo del
Hecho Jurídico.

Así como se producen consecuencias jurídicas sin desearlo, como sucede


en el Hecho Jurídico, existen ocasiones en las cuales las consecuencias jurídicas,
que se traducen en la generación de derecho y obligaciones.

Según esto, por acto jurídico entendemos, cualquier manifestación expresa


o tácita de la voluntad realizada con la intensión de crear, transmitir, modificar o
extinguir derechos y obligaciones.

Para que exista, el acto jurídico debe reunir una serie de requisitos tanto
esenciales o de existencia.

2.4.1. Clasificación de los Actos Jurídicos.

Clasificar significa hacer grupos o clases, por lo cual es importante señalar,


cuando se lleva a cabo una clasificación, el criterio que se está utilizando.

Existen diversos criterios de clasificación de los actos jurídicos; en este


momento elegiremos algunos, que son los siguientes:

 Actos jurídicos en relación con la parte que emite la declaración de la


voluntad: pueden ser unilaterales o plurilaterales. Es unilateral el acto
jurídico en el cual interviene, para su formación, una sola voluntad o
30

varias pero concurrentes a un mismo fin. Ejemplo de acto jurídico


unilateral, es la remisión de deuda, es decir, cuando el acreedor o
acreedores, deciden perdonar al deudor. Es plurilateral cuando para su
formación se requiere de dos o más voluntades que buscan sus
respectivos efectos jurídicos. Por ejemplo, un contrato de compraventa
en el que el comprador y el vendedor persiguen cada uno sus
respectivos fines.
 En relación con la función del acto jurídico. Éste se clasifica en Mortis
causa e Intervivos; Atributos de patrimonio y No atributivos; De
disposición y De obligación; Onerosos y Gratuitos.

Mortis causa: son aquellos cuya función es regular efectos jurídicos para
después de la muerte del autor.

Intervivios: son aquellos actos cuyo propósito consisten en regular los


efectos jurídicos en vida de sus autores, aunque eventualmente se realicen con
vistas a la muerte o sus efectos se lleven a cabo después de la muerte de su
autor.

Atributivos de patrimonio: son aquellos a través de los cuales el


patrimonio de una persona se incrementa, ya sea porque ingresa algo a su
patrimonio o por la supresión de un gravamen sobre el patrimonio existente.

No atributivo: cuando el acto jurídico no implica incremento patrimonial.

De disposición: son actos jurídicos que producen inmediatamente


transmisión o extinción de un derecho, o bien, constituyen inmediatamente un
gravamen en el patrimonio de su autor.
31

De obligación: son actos jurídicos en los que la transmisión, modificación o


extinción de derechos no se produce inmediatamente, sino que por virtud del acto
jurídico las partes quedan obligadas a hacerlo en el futuro.

Onerosos: son actos jurídicos mediante los cuales una parte por realizar
una prestación recibe a cambio algo de la otra.

Gratuitos: son actos jurídicos en los cuales quien realiza la prestación no


recibe nada a cambio.

Respecto a la clasificación de los Actos Jurídicos podemos decir que


existen tantas clasificaciones cuantos criterios se establezcan para realizarlas.

2.5. Estructura del Acto Jurídico.

Los elementos del acto jurídico pueden ser, esenciales, de validez,


naturales y accidentales.

El Acto Jurídico, siendo una de las estructuras básicas del Derecho, debe
ser estudiado con mucho detalle; tal vez sea uno de los temas más analizados por
los juristas y estudiosos del Derecho, debido, fundamentalmente, a que de su
entendimiento y comprensión depende la compresión tanto de las obligaciones
como de los contratos.

La estructura fundamental del Acto Jurídico está compuesta de varios tipos


de elementos, que son:

Elementos de existencia.

Elementos esenciales o de existencia: éstos son los elementos más


importantes dentro de la estructura del Acto Jurídico, a tal punto que la ausencia
32

de alguno de ellos hace al Acto Jurídico inexistente, es decir, la nada jurídica,


ejemplo de ello es que en el contrato de compraventa, además del vendedor, ha
de participar la voluntad del comprador, debe existir también un objeto o cosa
sobre el cual recaiga la voluntad de las partes y en torno al cual se celebre el Acto
Jurídico; sin alguno de estos elementos no puede haber compraventa.

Según esto, los elementos esenciales del Acto Jurídico son: la voluntad de
las partes, el objeto física y jurídicamente posible y, en los casos que la Ley así lo
prevenga, la solemnidad.

Requisitos de validez.

Para algunos juristas los requisitos de validez del Acto Jurídico son simples
requisitos. Una vez integrados los elementos esenciales del Acto Jurídico, con los
cuales está garantizada su existencia, se requiere de los requisitos de validez para
que su existencia sea perfecta, con lo cual, además, no puede anularse; de lo
contrario, el Acto Jurídico, si bien es existente, tal existencia sería imperfecta,
resultando que el Acto Jurídico podría ser anulable.

Estos requisitos de validez son: la capacidad de las partes, la ausencia de


vicios de la voluntad, la licitud en el objeto motivo o fin del Acto Jurídico y la
formalidad.

Elementos naturales.

Algunos autores señalan como elementos naturales a aquellos que se


encuentra implícitos en el Acto Jurídico sin necesidad de ser señalados
expresamente por las partes; pero sí pudieran convenir válidamente su supresión.
Ejemplo de estos elementos naturales es que el vendedor responda, en un
contrato de compraventa, de los defectos o vicios ocultos que tuviera la cosa
vendida.
33

Elementos accidentales.

Finalmente, tenemos los elementos accidentales: entendemos por ellos


aquellos requisitos modalidades o condiciones, que, sin afectar lo sustancial del
Acto Jurídico, las partes pueden incorporar libremente; es evidente que deben ser
aclarados por voluntad de las partes, ejemplo de esto es la figura jurídica de la
condición a la que puede sujetarse un contrato.
34

ELEMENTOS DE EXISTENCIA Y REQUISITOS DE VALIDEZ DEL ACTO


JURÍDICO

Ahora nos corresponde hacer alusión sobre los elementos de existencia


como los requisitos de validez, e iremos relacionando su estudio teórico
refiriéndolo a las disposiciones legislativas respectivas de nuestro Código Civil,
con la finalidad familiarizarse y entender como trata la Ley estos temas.

3.1. Elementos de existencia del Acto Jurídico.

Recordemos que el Acto Jurídico, junto con el Hecho Jurídico, son


conceptos fundamentales del Derecho, cuyo estudio genera una teoría
fundamenta mediante la cual se construye prácticamente todo el Derecho Civil. Su
aplicación permite a las personas de manera voluntaria comprometerse
jurídicamente respecto a los derechos y obligaciones que se contraen; es decir, el
Acto Jurídico permite la creación, transmisión, modificación y extinción de
derechos y obligaciones.

El maestro Rojina Villegas nos dice:

“El Acto Jurídico, es la manifestación expresa o tácita de la voluntad


realizada con la intención de crear, transmitir, modificar o extinguir derechos y
obligaciones, los cuales son reconocidos por la Ley.

Al respecto, diremos que tanto los autores alemanes como los italianos
distinguen entre Actos Jurídicos propiamente dichos y los negocios jurídicos, sin
embargo, esta teoría no ha tenido la suficiente aceptación en la legislación
mexicana, así que obviaremos su estudio y preferimos profundizar en el
tratamiento que se da en el Derecho mexicano al Acto Jurídico.
35

Para el Derecho, un Acto Jurídico debe cumplir con ciertos elementos que
reconozcan su existencia y, posteriormente, cumplir con determinados requisitos
que le otorguen validez; por ello, es necesario saber que hay una distinción entre
los elementos de existencia y los requisitos de válidez.

Es necesario recordar que el Acto Jurídico, es la modificación del mundo


exterior en donde las consecuencias de Derecho se generan precisamente por la
voluntad humana. Lo que busca la persona coincide con los resultados o
consecuencias jurídicas del acto.

Los elementos de existencia, también llamados esenciales, son de tal


importancia que, si falta alguno de ellos, el Derecho considera al Acto Jurídico
inexistente, es decir, la nada jurídica.

Con estas afirmaciones nos damos cuenta de la importancia que tiene el


estudio y conocimiento de estos elementos.

Conforme a lo anterior, para que un Acto Jurídico se reconozca y exista


como tal, debe contener los siguientes elementos esenciales o de existencia:

 Manifestación de voluntad.
 Objeto física y jurídicamente posible.
 Solemnidad.

3.1.1. Manifestación de la voluntad.

El primer elemento de existencia del Acto Jurídico, es la manifestación de la


voluntad del hombre. Cabe aclarar que en el Código Civil, artículo 2224, así como
muchos autores, emplean como sinóminos consentimiento y manifestación de la
voluntad.
36

Podemos inferir que la manifestación de la voluntad es un acto individual


consistente en emitir una deliberación, mientras que el consentimiento implica más
de un sujeto, por lo que la manifestación de la voluntad es la determinación
individual de un sujeto, en tanto el consentimiento es el acuerdo de voluntades.

Existen Actos Jurídicos en los que participa una sola persona (Actos
Jurídicos unilaterales, como la declaración unilateral de la voluntad, por ejemplo,
una convocatoria), y por lo tanto en ellos no podemos hablar de acuerdo de
voluntades. En cambio, en todos los Actos Jurídicos tanto unilaterales como
multilaterales (dos o más sujetos) existe una manifestación de la voluntad de un
individuo, si el Acto Jurídico es unilateral, o de varios si el acto es multilateral.

Podemos definir a la manifestación de la voluntad como la exteriorización


de un deseo o propósito que se efectúa por una declaración expresa, o bien por
actos que revelen en el sujeto el ánimo de llevar a cabo acciones que el Derecho
reconoce y a las cuales imputa consecuencias jurídicas.

El acto jurídico debe ser deliberado e intencional.

De esto se infiere que esta manifestación de la voluntad puede ser: expresa


o tácita.

Es expresa, cuando la voluntad se exterioriza a través de actos u


omisiones que la hagan suponer, es decir, mediante los cuales podamos inferir
lógicamente su existencia.

Se considera manifestación tácita cuando se desprende de hechos u


omisiones que de manera necesaria e indubitable revelan la determinación o el
propósito de celebrar el Acto Jurídico.
37

Un ejemplo de lo expuesto lo podemos apreciar cuando en una tienda


tomas un producto que está a tu alcance y sin decir palabra alguna entrega el
importe de la mercancía al expendedor y éste lo recibe; en este acto no hubo una
sola palabra, pero si se presentaron signos inequívocos; por lo tanto, derivado de
esos hechos, se presume la existencia de la manifestación de las voluntades.

Las dos formas de manifestación de la voluntad a que nos hemos referido


anteriormente las consagra nuestro Código Civil en su artículo 1803, que dice:

“El consentimiento puede ser expreso o tácito. Es expreso cuando se


manifiesta verbalmente, por escrito o por signos inequívocos. El tácito resultará de
hechos o de actos que lo presupongan o que autoricen a presumirlo, excepto en
los casos en que por ley o por convenio la voluntad deba manifestarse
expresamente”.

Un ejemplo de manifestación tácita de la voluntad al encontramos en el


artículo 2486 del Código Civil.

“Si después de terminado el arrendamiento y su prórroga, si la hubo,


continúa el arrendatario sin oposición en el goce y uso del predio y éste es rústico,
se entenderá renovado el contrato por otro año”.

Otro aspecto a considerar, dentro de la manifestación de la voluntad, es el


tratamiento que la legislación vigente da al silencio de las partes.

A este respecto el tratamiento no es uniforme, por lo cual debemos señalar


lo que establece el Código Civil en sus artículos:

“Artículo 1669. Cuando alguno tuviere interés en que el heredero declare si


acepta o repudia la herencia, podrá pedir pasados nueve días de la apertura de
ésta, que el Juez fije al heredero un plazo, que no excederá de un mes, para que
38

dentro de él haga su declaración, apercibido de que, si no la hace, se tendrá la


herencia por aceptada”.

“Artículo 2547. El contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación


del mandatario. El mandato que implica el ejercicio de una profesión se presume
aceptado cuando es conferido a personas que ofrecen al público ejercicio de su
profesión, por el sólo hecho de que no lo rehúsen dentro de los tres días
siguientes...”.

Para finalizar el tratamiento de la manifestación de la voluntad, haremos un


comentario breve acerca del momento en que la voluntad liga jurídicamente a
quien la emite; para esto debemos distinguir dos momentos:

 Cuando el Acto Jurídico es unilateral: en este caso el Acto Jurídico


queda formado en el momento en que es emitida la voluntad de su
autor, según el Artículo 1860 del Código Civil, que dice: “El hecho de
ofrecer al público objetos en determinado precio obliga al dueño a
sostener su ofrecimiento”.

Es evidente que, tratándose de un acto jurídico unilateral, basta la


manifestación de la voluntad de su autor para que éste quede obligado
jurídicamente a sostener su ofrecimiento. Los Actos Jurídicos de esta naturaleza
quedan regulados, entre otras disposiciones, en los artículos 1804 al 1811 de
nuestro Código Civil.

Este tipo de ofrecimientos nace como acto jurídico unilateral, pero en


determinado momento alguien acepta la propuesta y el acto jurídico se convierte
en bilateral.

 Momento en que el acto jurídico se convierte en bilateral: nacido el


acto jurídico unilateral se convierte en bilateral en el momento en que el
39

proponente recibe la aceptación, de conformidad con lo dispuesto en el


artículo 1807, que dice:

“El contrato se forma en el momento en que el proponente recibe la


aceptación, estando ligado por su oferta según los artículos precedentes.”

3.1.2. Objeto.

El segundo elemento del acto jurídico es el objeto, sin embargo, debemos


decir que el objeto del acto jurídico tiene diversas connotaciones o diversas formas
de referirse a él.

En efecto, al objeto del acto jurídico podemos referirnos en los sentidos


siguientes:

 Como objeto física y jurídicamente posible.


 Como objeto directo.
 Como objeto indirecto.
 Como objeto cosa o hecho material del acto jurídico.

 Objeto física y jurídicamente posible.

Entendemos que el objeto es físicamente posible cuando ninguna ley de


la naturaleza constituya un obstáculo insuperable para la celebración del acto
jurídico; es decir, los Actos Jurídicos no pueden consistir en la realización de
cosas absurdas o evidentemente imposibles de realizar, por ejemplo, la
celebración de un contrato de transporte al Sol.

El objeto se considera jurídicamente posible cuando ninguna norma de


Derecho constituya o sea un obstáculo insuperable para realizar el acto jurídico,
es decir, puede suceder que físicamente podamos llevarlo a cabo, sin embargo,
40

una norma jurídica impide su realización, como podría ser pretender vender el
Zócalo de la Ciudad de México, el Palacio de Bellas Artes o convertirnos en
propietarios de una calle.

 Como objeto directo.

El objeto puede ser apreciado desde el punto de vista de la finalidad que


persigue el acto jurídico, que es propiamente la producción de consecuencias
jurídicas. En este sentido, hablamos del objeto directo.

El objeto directo es la producción de consecuencias jurídicas; éstas


consisten en crear, transmitir, modificar o extinguir derechos y obligaciones.

El artículo 1792 del Código Civil hace referencia al objeto directo en el


siguiente sentido: “Convenio es el acuerdo de dos o más personas para crear,
transferir, modificar o extinguir obligaciones.”

 Como objeto indirecto.

Se refiere a los medios por los cuales se crearán, transmitirán, modificarán


o se extinguirán derechos y obligaciones; es evidente que esto podrá realizarse
mediante “un dar, un hacer o un no hacer”; por ejemplo, en la compraventa de un
auto, el objeto directo es la transmisión de la propiedad del mismo al comprador y
el objeto indirecto consistirá en dar el vehículo.

A este objeto indirecto aluden las siguientes disposiciones legislativas:

Artículo 2011 del Código Civil, refiriéndose a las obligaciones de dar, prevé:
“La prestación de cosa puede consistir:

I. En la traslación de dominio de cosa cierta;


41

II. En la enajenación temporal del uso, goce de cosa cierta;


III. En la restitución de cosa ajena o pago de cosa debida.”

Artículo 2077, referido a las obligaciones de hacer, dice:

“Si el obligado a prestar un hecho no lo hiciere, el acreedor tiene derecho


de pedir que a costa de aquél se ejecute por otro, cuando la sustitución sea
posible. Esto mismo se observará si no lo hiciere de la manera convenida. En este
caso, el acreedor podrá pedir que se deshaga lo mal hecho.”

Artículo 2028: “El que estuviere obligado a no hacer alguna cosa quedará
sujeto al pago de daños y perjuicios en caso de contravención. Si hubiere obra
material, podrá exigir el acreedor que sea destruida a costa del obligado.”

 Objeto como cosa.

Finalmente, analicemos el objeto como cosa o prestación material del acto


jurídico. La cosa objeto del acto jurídico debe estar en el comercio, ser
determinada o determinable en cuanto a su especie y existir en la naturaleza.

Las disposiciones legislativas relacionadas con el objeto como cosa son las
siguientes:

Artículo 1825 del Código Civil: “La cosa objeto del contrato debe: 1°.- Existir
en la naturaleza. 2°.- Ser determinada o determinable en cuanto a su especie. 3°.-
Estar en el comercio.”

 Existencia en la naturaleza.

¿Cómo entender que la cosa debe existir en la naturaleza? No significa una


existencia material física en el momento de la contratación sino una existencia
42

posible. Según se asienta en el artículo 1826, “las cosas futuras pueden ser objeto
de un contrato. Sin embargo, no puede serlo la herencia de una persona viva, aun
cuando ésta preste su consentimiento.”

En este supuesto se encuentra la llamada compra de esperanza o la venta


de cosa futura a la que aluden los artículos 2792 y 2309 del citado Código,
respectivamente:

Artículo 2792: “Se llama compra de esperanza al contrato que tiene por
objeto adquirir, por una cantidad determinada, los frutos que una cosa produzca
en el tiempo fijado, tomando el comprador para sí el riesgo de que esos frutos no
lleguen a existir, o bien, los productos inciertos de un hecho que puede estimarse
en dinero.

El vendedor tiene derecho al precio aunque no lleguen a existir los frutos o


productos comprados.”

Artículo 2309: “Si se venden cosas futuras, tomando el comprador el riesgo


de que no llegasen a existir, el contrato es aleatorio y se rige por lo dispuesto en el
capítulo relativo a la compra de esperanza.”

 Ser determinada o determinable.

En cuanto a la segunda condición a que alude el artículo 1825, de que la


cosa sea determinada o determinable, podemos comentar que, dependiendo de
qué cosa sea el objeto material de contratación, se puede hacer dicha
determinación la finalidad de esta disposición es que la cosa se identifique
plenamente y evitar confusión en cuanto al objeto. Esta determinación puede
hacerse por la especie, número, peso, medida, calidad u otras características que
hagan factible precisar el objeto cosa material de contratación y se eviten
confusiones.
43

Por ejemplo, no puedo decir que vendo una casa, sino que es preciso
determinar cuál es la casa, para lo cual, no bastará el domicilio; es importante,
entonces, agregar otras características como medidas, colindancias, etcétera.

 Estar en el comercio.

Con relación a la tercera fracción del multicitado artículo 1825, se refiere a


que la cosa debe estar en el comercio. Es importante que leas los artículos
siguientes para que entiendas a qué nos referimos.

Artículo 748: “Las cosas pueden estar fuera del comercio por su naturaleza
o por disposición de la ley.”

Artículo 749: “Están fuera del comercio por su naturaleza las que no pueden
ser poseídas por algún individuo exclusivamente, y, por disposición de la ley, las
que ella declara irreductibles a propiedad particular.”

Dentro de las primeras, es decir, las que no pueden ser poseídas por algún
individuo en lo particular, tenemos, entre otras, el aire que respiramos, la luz solar
que nos da la naturaleza; su apropiación resulta imposible. Entre las segundas,
que son las que la Ley declara irreductibles a propiedad particular, tenemos calles,
avenidas, carreteras, monumentos nacionales, etcétera.

Para concluir, haremos un breve comentario al objeto que se refiere a la


prestación de hechos que, como afirmamos, el objeto indirecto consistía en un dar,
un hacer o un no hacer.

Respecto a la prestación de hechos, el Código Civil vigente contempla:

Artículo 1827: “El hecho positivo o negativo, objeto del contrato, debe ser:
44

I. Posible;
II. Lícito.”

Artículo 1828: “Es imposible el hecho que no puede existir porque es


incompatible con una ley de la naturaleza o con una norma jurídica que debe
regirlo necesariamente y que constituye un obstáculo insuperable para su
realización.” De acuerdo con esta disposición, nadie puede ser obligado a lo
imposible y es imposible violar las leyes de la naturaleza.

Artículo 1830: “Es ilícito el hecho que es contrario a las leyes de orden
público o a las buenas costumbres.” Lo anterior significa que nadie puede ser
obligado a actuar en su contra.

3.1.3. Solemnidad.

El tercer elemento de existencia de los Actos Jurídicos es la solemnidad,


que es la formalidad especial exigida por la Ley para la realización de ciertos actos
jurídicos como requisito imprescindible para su existencia; se presenta
básicamente en materia civil, en el acto del matrimonio, mismo que debe
celebrarse ante un juez del Registro Civil y otras formalidades especiales exigidas
por la Ley y que, en caso de no observarse, se considera el acto como inexistente.

Artículo 146 del Código Civil: “El matrimonio es la unión libre de un hombre
y una mujer para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran
respeto, igualdad y ayuda mutua con la posibilidad de procrear hijos de manera
libre, responsable e informada. Debe celebrarse ante el Juez del Registro Civil y
con las formalidades que esta Ley exige.”

Es evidente que, de no cumplirse en un matrimonio con lo dispuesto en el


artículo transcrito, el matrimonio resulta inexistente.
45

En el siguiente esquema se representan los elementos de existencia del


Acto Jurídico.

Elementos de
existencia

Manifestación Objeto Solemnidad


de la voluntad

Física y Directo e Como


jurídicamente Indirecto “cosa”
posible

Figura 3.1. Elementos de existencia del Acto Jurídico

3.2. Requisitos de validez.

Cumplidos los elementos de existencia del acto jurídico éste es existente,


pero, para que dicha existencia sea perfecta, se requieren otros elementos,
llamados requisitos de validez.

A estos requisitos se refiere el artículo 1795 del Código Civil, que dice:

“El contrato puede ser invalidado:

I. Por incapacidad legal de las partes o de una de ellas;


II. Por vicios del consentimiento;
III. Porque su objeto, o motivo, o fin sea ilícito;
IV. Porque el consentimiento no se haya manifestado en la forma que la
Ley establece.”
46

Los requisitos de validez, a que alude el artículo 1795 que hemos


transcrito, garantizan la eficacia de los Actos Jurídicos.

Estos requisitos, acordes con las disposiciones legislativas, son los


siguientes:

 Capacidad de las partes.


 Ausencia de vicios de la voluntad.
 Licitud en el objeto, motivo o fin del acto jurídico.
 Formalidad.

3.2.1. Capacidad de las partes.

El primer requisito de validez es la capacidad, sobre la cual, el jurista Raúl


Ortiz Urquidi, comenta: “La capacidad, en Derecho, no es una, pues hay dos
especies de ella: la de goce y la de ejercicio, en la inteligencia de que a la de
goce se le llama también capacidad de derechos o titularidad, y a la de ejercicio
capacidad de obrar o negociar.”

La capacidad de goce es la aptitud que tiene la persona para ser titular de


derechos y obligaciones.

Como podrás observar, de esta definición se deduce a que esta capacidad


la tenemos todos por el solo hecho de ser personas; se tiene desde el nacimiento
y el Estado reconoce la existencia de esta capacidad antes de nacer. Basta haber
sido concebidos para estar bajo la protección de la Ley, es decir, para que se nos
reconozca la capacidad de goce.

Para el estudio más profundo de la capacidad de goce debemos considerar


varios aspectos, que son:
47

 El inicio de la capacidad: De acuerdo con la Ley, según el artículo 22


del Código Civil: “La capacidad jurídica de las personas físicas se
adquiere por el nacimiento y se pierde por la muerte; pero, desde el
momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección de
la Ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el
presente Código.”

La disposición legal transcrita supone tener en cuenta el problema que los


autores, entre ellos el jurista Ortiz Urquidi, han llamado:

 El adelanto de la capacidad y el nasciturus, del verbo latino nascere,


que significa nacer, y nasciturus, que quiere decir “el que va a nacer”.
De acuerdo con el artículo 22, el individuo desde su concepción entra
bajo la protección de la Ley y se le tiene nacido para los efectos
declarados en el presente Código. Si nos preguntáramos, ¿qué
derechos otorga la Ley al concebido? Debemos contestar que, entre
otros, los derechos referidos en los artículos 1314 y 2357, que se
refieren a la posibilidad de que los concebidos puedan adquirir por
testamento, por intestado o por donación, es decir, el concebido puede
ser heredero, legatario o donatario.

Artículo 1314: “Son incapaces de adquirir por testamento o por intestado, a


causa de falta de personalidad, los que no estén concebidos al tiempo de la
muerte del autor de la herencia, o los concebidos cuando no sean viables,
conforme a lo dispuesto en el artículo 337.”

Lo anterior, si es interpretado “a contrario sensu”, significa lo que hemos


afirmado, es decir, que el concebido pero no nacido puede ser heredero o
legatario, pero para ello ha de ser viable, lo que significa, según el artículo 337, lo
siguiente: “Para los efectos legales sólo se tendrá por nacido al que, desprendido
enteramente del seno materno, vive veinticuatro horas o es similar, dice: “Los no
48

nacidos pueden adquirir por donación, con tal de que hayan estado concebidos al
tiempo en que aquélla se hizo y sean viables conforme a lo dispuesto en el artículo
337.”

 Grados de capacidad de goce.

Según el maestro Rojina Villegas, es posible hablar de grados de la


capacidad de goce. Estos grados son:

1. El grado mínimo que es el del concebido, pero no nacido, y que hemos


descrito, posee la capacidad para ser heredero, legatario o donatario,
según los artículos 1314 y 2357, citados con anterioridad.
2. El siguiente grado corresponde a los menores de edad; recuerda que la
minoría de edad va desde el nacimiento hasta cumplir 18 años. La
capacidad de goce del menor de edad es la equivalente a la capacidad
de goce del mayor de edad con las siguientes restricciones:

a) Para contraer matrimonio, artículo 148 del Código Civil, recientemente


modificado, dice:

“Para contraer matrimonio es necesario que ambos contrayentes sean


mayores de edad.

Los menores de edad podrán contraer matrimonio siempre que ambos


hayan cumplido dieciséis años. Para tal efecto, se requerirá del consentimiento de
quienes ejerzan la patria potestad, o, en su defecto, la tutela; y a falta o por
negativa o imposibilidad de éstos, el Juez de lo Familiar, suplirá dicho
consentimiento, el cual, deberá ser otorgado atendiendo a las circunstancias
especiales del caso.”
49

b) Para ser tutor, pues sólo puede serlo el mayor de edad, artículo 503
fracción I: “No pueden ser tutores, aunque estén anuentes en recibir el
cargo:

I. Los menores de edad…”

c) Para reconocer hijos extramatrimoniales, los artículos 361 y 362


disponen:

Artículo 361: “Pueden reconocer a sus hijos los que tengan la edad exigida
para contraer matrimonio, más la edad del hijo que va a ser reconocido.”

Artículo 362. “El menor de edad no puede reconocer a un hijo sin el


consentimiento del que, o de los que ejerzan sobre él la patria potestad, o de la
persona bajo cuya tutela se encuentren, o a falta de ésta, sin la autorización
judicial.”

d) Para hacer testamento: cuya exigencia legal es que el menor de edad


tenga dieciséis años; el artículo 1306, fracción I, dice al respecto: “Están
incapacitados para testar:

I. Los menores que no han cumplido dieciséis años de edad, ya sean


hombres o mujeres.

Existe referencia a otro tipo de limitaciones, pero para los efectos de


nuestro estudio éstas son las más importantes.”

3. El último grado de la capacidad de goce corresponde a la mayoría de


edad; podemos decir que en este momento la capacidad de goce llega
al máximo y comienza la de ejercicio. Aunque también es oportuno
aclarar que nunca la capacidad es absoluta pues existen en las distintas
50

disposiciones legislativas muchas limitaciones, algunas para los


menores y otras tanto para menores como para mayores de edad.

 Capacidad de ejercicio.

Una vez estudiada la capacidad de goce es importante analizar la


capacidad de ejercicio, pues a ella se refiere el requisito de validez del acto
jurídico. La capacidad de ejercicio supone necesariamente la capacidad de goce;
ya que se requiere la titularidad de derechos y obligaciones para poderlos ejercer.

Por capacidad de ejercicio entendemos:

La aptitud para ejercer por sí mismos los derechos y las obligaciones.

En relación con esta capacidad debemos precisar algunos aspectos:

 Inicio de la capacidad de ejercicio: Esta capacidad no se da con el


nacimiento, por lo cual, debe referirse su adquisición a un momento determinado;
por otra parte, también es posible que se pierda, por lo cual debemos ser
cuidadosos en su estudio. El comienzo de esta capacidad lo establece la Ley en el
artículo 646 del Código Civil: “La mayoría de edad comienza a los dieciocho años
cumplidos.”

Aun cuando para los teóricos la capacidad de ejercicio es la aptitud para


ejercer derechos y obligaciones por sí misma, el Código Civil prevé en su artículo
647, con precisión, en qué consiste: “El mayor de edad dispone libremente de su
persona y de sus bienes.”

De acuerdo con lo anterior, las personas que intervienen en un acto jurídico


necesitan tener capacidad de ejercicio, en virtud de que los actos generan
51

consecuencias de Derecho y, por lo tanto, crean obligaciones, las cuales deben


cumplirse necesariamente.

De esto se desprende que para que un acto jurídico tenga validez perfecta,
jurídicamente hablando, y surta todos sus efectos, las personas que intervienen en
él deben tener capacidad de ejercicio, lo cual supone poseer la capacidad de
goce.

La capacidad de ejercicio, llamada también capacidad total, implica la


posibilidad jurídica del sujeto para hacer valer directamente sus derechos, celebrar
en nombre propio. Actos Jurídicos, contraer y cumplir obligaciones, así como
ejercitar acciones ante los tribunales. Ortiz Urquidi comenta: “La capacidad de
ejercicio es la aptitud que tienen determinadas personas para hacer valer sus
derechos y cumplir sus obligaciones por sí mismas.”

 Grados de la capacidad de ejercicio: Al igual que en la capacidad de


goce, es posible en la de ejerció hablar de grados, que según Ortiz Urquidi son los
siguientes:

- Grado mínimo: Corresponde al concebido pero no nacido; ya que carece


de toda facultad o posibilidad de ejercer sus derechos y cumplir sus obligaciones
por sí mismo.

- Segundo grado: Corresponde al incapacitado que no disfruta de su


cabal juicio, pero que tiene intervalos de lucidez, que, aun cuando carece de
capacidad para participar directamente en la vida jurídica, la Ley le permite, para
efectos de testar, participar, en momento de lucidez, según los artículos 1307,
1312 del Código Civil.

- Tercer grado: A este grado pertenecen los menores no emancipados


que, además de la facultad para testar al cumplir dieciséis años, según el artículo
52

1306 fracción I, referido con anterioridad, pueden administrar sus bienes, que sean
producto de su trabajo. A este respecto, los artículos siguientes señalan:

Artículo 428: “Los bienes del hijo, mientras esté en la patria potestad, se
dividen en dos clases:

I. Bienes que adquiera por su trabajo;


II. Bienes que adquiera por cualquier otro título.”

Artículo 429: “Los bienes de la primera clase pertenecen en propiedad,


administración y usufructo al hijo.

Lo dispuesto en estos artículos equivale, para los efectos establecidos en


ellos, a otorgarle capacidad de ejercicio.”

- Cuarto grado: Este grado es el de los menores emancipados, a quienes


la ley otorga la administración de sus bienes.

Artículo 641: “El matrimonio del menor de dieciocho años produce de


derecho la emancipación. Aunque el matrimonio se disuelva, el cónyuge
emancipado, que sea menor, no recaerá en la patria potestad.”

Artículo 643: “El emancipado tiene la libre administración de sus bienes,


pero necesita durante su menor edad:

I. De la autorización judicial para la enajenación, gravamen o hipoteca de


bienes raíces;
II. De un tutor para negocios judiciales.”
53

- Quinto grado: Este último grado corresponde al mayor de edad, a quien


la Ley, según el artículo 647 ya citado, le otorga la libre disposición de sus bienes
y de su persona.

 Los incapaces.

Como regla general la Ley presupone que cualquier persona tiene


capacidad total (de goce y de ejercicio); sin embargo, no siempre es así, por esto
la Ley señala casos de excepción, es decir, existen personas que, aun siendo
mayores de edad, no tienen la capacidad de ejercicio. A estas personas se les
denomina incapaces o en estado de interdicción; a ellas se refiere el artículo
que transcribimos a continuación:

En el artículo 450 del Código Civil se establece:

“Tienen incapacidad natural y legal:

I. Los menores de edad;


II. Los mayores de edad que por causa de enfermedad reversible o
irreversible, o que por su estado particular de discapacidad, ya sea de
carácter físico, sensorial, intelectual, emocional, mental o varias de ellas
a la vez, no puedan gobernarse, obligarse o manifestar su voluntad, por
sí mismos o por algún medo que la supla.”

De acuerdo con esto, las personas a las que se refiere el artículo transcrito
anteriormente no pueden celebrar Actos Jurídicos, de este modo podemos inferir
que exclusivamente la Ley otorga la capacidad de ejercicio, esto es, no puede
darse la capacidad de ejercicio por voluntad de las partes, ya sea mediante
contrato o por cualquier otro acto jurídico, sólo por mandato de ley se dice quiénes
tienen capacidad y quiénes están impedidos para tenerla. Por lo anterior, debemos
entender que la celebración de un acto jurídico válido y eficaz requiere
54

forzosamente que las personas que en él intervienen cuenten con capacidad de


ejercicio.

3.2.2. Ausencia de vicios de la voluntad.

El segundo requisito de validez del acto jurídico es la ausencia de vicios de


la voluntad. Los vicios en la manifestación de ésta en un acto jurídico son los
factores que afectan, es decir, impiden su libre manifestación por parte de los
participantes en un acto jurídico.

En un acto jurídico la manifestación de la voluntad debe ser libre, sin estar


afectada por algún elemento que la distorsione; a estos elementos se les conoce
como vicios.

Se consideran vicios los siguientes:

 Error.
 Dolo y mala fe.
 Violencia.
 Lesión.

 Error. En términos generales se entiende como error la falsa apreciación


de la realidad, es decir, la equivocada interpretación de la misma, la ignorancia de
una cosa, de un hecho o de un derecho, o la carencia de conocimientos respecto
de una materia.

Existen tres tipos de error:

 Error obstáculo.
 Error nulidad (de hecho o de derecho).
 Error indiferente.
55

Error obstáculo. Se denomina de esta manera a un error de naturaleza tal


que impide el nacimiento del acto jurídico; son errores radicales que impiden la
formación del acto.

Error nulidad. También llamado error vicio o error determinante. Es un


error cuya presencia no impide que el acto jurídico nazca, aunque el mimo esté
afectado de nulidad, es decir, son errores de gravedad media que no impiden la
realización del acto, pero conceden una acción de nulidad en su contra.

A este error se hace referencia en el artículo 1813 del Código Civil, que
transcribimos a continuación: “El error de derecho o de hechos invalida el contrato
cuando recae sobre el motivo determinante de la voluntad de cualquiera de los
que contratan, si en el acto de la celebración se declara ese motivo o si se prueba
por las circunstancias del mismo contrato que se celebró éste en el falso supuesto
que lo motivó y no por otra causa”.

Según este artículo existen dos especies de errores de nulidad: el error de


hecho y el error de derecho; ambos invalidan el acto.

Error de hecho. Comete error de hecho quien, partiendo de un hecho


falso, celebra un acto jurídico, orientando la determinación de su voluntad
influenciado por el error de hecho cometido. Tomaremos el siguiente ejemplo del
jurista Ortiz Urquidi: “Una persona, creyendo que su único hijo murió en la guerra,
así lo declara en su testamento, agregando que, por tal razón, instituye como su
único y universal heredero a su sobrino Juan. Abierta la sucesión, el hijo a quien
se creía muerto regresa, entabla el juicio de nulidad de testamento y naturalmente
lo gana, pues el testador sufrió un error de hecho”.

Error de derecho. Se refiere al desconocimiento o falsa interpretación de


una norma jurídica; cuando el motivo determinante de la voluntad se funda en la
56

falsa creencia respecto a la existencia o interpretación de esa norma jurídica y fue


el motivo de la celebración del Acto Jurídico.

Error indiferente. Se refiere a errores leves que son intrascendentes y, a


pesar de ellos, el acto es válido, es decir, no impide que el acto jurídico nazca.

En este caso encontramos el error de cálculo o aritmético, y corresponde al


error indiferente, considerado en el artículo 1814, conforme al cual sólo da lugar a
la rectificación reparación del cálculo mal hecho, sin tener consecuencias jurídicas
posteriores.

Dolo y mala fe. Tanto el dolo como la mala fe están perfectamente


definidos en el artículo 1815 del Código Civil: “Se entiende por dolo en los
contratos cualquier sugestión o artificio que se emplee para inducir a error o
mantener en él a alguno de los contratantes; y, por mala fe, la disimulación del
error de uno de los contratantes, una vez conocido”.

Si se induce o se aprovecha el error de otra persona para beneficio propio,


el acto jurídico carece de validez.

En la mala fe no se provoca el error (en el dolo sí), simplemente el


contratante culpable se aprovecha del error que advierte en la otra parte y no
avisa de esa circunstancia con toda intención de aprovecharse de ella.

Violencia. Otro elemento que puede viciar la voluntad es el uso de


violencia para realizar un acto jurídico; ésta puede ser física o moral, misma que
se regula en el artículo 1819 del Código Civil: “Hay violencia cuando se emplea la
fuerza física o amenazas que importen peligro de perder la vida, la honra, la
libertad, la salud o una parte considerable de los bienes del contratante, de su
cónyuge, de sus ascendientes, de sus descendientes o de sus parientes
colaterales dentro del segundo grado.”
57

La violencia física coacciona la voluntad de la persona, aplicando dolor,


agresión física o privación de la libertad, a fin de conseguir de la víctima el sentido
que desea el agresor para la celebración de un acto jurídico; por ejemplo, la
privación de la libertad de una persona para que firme un contrato en donde se
estipula que se compromete a vender su casa.

Cuando se vicia la voluntad por uso de la violencia moral se refiere a las


amenazas, pero no a cualquier amenaza, sino a aquella que importe peligro de
perder la vida, la honra, la libertad, salud o patrimonio del contratante, de su
cónyuge o de sus ascendientes o descendientes, que se utilizan como medio para
la celebración de un acto jurídico; por ejemplo, cuando existe la amenaza de
golpear a los familiares de una persona si ésta no vende una propiedad; pero es
importante aclarar que deben ser a los familiares a quienes se refiere el artículo
1819 comentado.

Lesión. Si una persona sufre un daño pecuniario desproporcionado por la


realización de un acto jurídico, estamos hablando de un vicio de voluntad basado
en lesión, es decir, la persona que lo sufre recibe un perjuicio por la desproporción
que existe entre el provecho que percibe y la obligación que contrae.

Al respecto, en el artículo 17 del Código Civil se establece: “Cuando alguno,


explotando la suma ignorancia, notoria inexperiencia o extrema miseria de otro,
obtiene un lucro excesivo que sea evidentemente desproporcionado a lo que él
por su parte se obliga, el perjudicado tiene derecho a elegir entre pedir la nulidad
el contrato o la reducción equitativa de su obligación, más el pago de los
correspondientes daños y perjuicios. El derecho concedido en este artículo dura
un año.”

 Licitud en el objeto, motivo o fin del acto jurídico.


58

La Ley no define el acto lícito, pero sí qué es un acto ilícito; en el artículo


1830 del Código Civil se señala: “Es ilícito el hecho que es contrario a las leyes de
orden público o a las buenas costumbres.” Si interpretamos en sentido contrario
(contrario sensu) esta disposición, podemos afirmar que todo acto es ilícito si no
está expresamente prohibido por la Ley o por las buenas costumbres.

Es importante, para entender el artículo 1830, saber qué comprende el


interés público y las buenas costumbres; a este respecto, comentamos que en el
artículo 8 del Código Civil, dice: “Los actos ejecutados contra el tenor de las leyes
prohibitivas o de interés público serán nulos, excepto en los casos en que la ley
ordene lo contrario.”

Los Actos Jurídicos necesitan ser lícitos en todas sus manifestaciones para
que el Derecho los proteja y se reconozca su validez, tal como se prevé en el
Código Civil, en su artículo 2225, que dice: “La ilicitud en el objeto, en el fin o en la
condición del acto produce su nulidad, ya absoluta, ya relativa, según lo disponga
la ley.”

Podemos deducir válidamente que la licitud de un acto depende de su


contenido, es decir, de su objeto, fin o motivo; la ilicitud en alguno de éstos trae
como consecuencia que el acto sea considerado como ineficaz.

Para saber si un acto es válido, debemos reconocer que el objeto no sea


prohibido por la ley.

El fin o motivo del acto persigue, como consecuencia última, producir


consecuencias de Derecho, de acuerdo con la Ley, y no simulaciones o cosas
parecidas que no estén debidamente reguladas en algún ordenamiento jurídico.
En el Código Civil, artículo 1831, se dice al respecto: “El fin o motivo determinante
de la voluntad de los que contratan tampoco debe ser contrario a las leyes de
orden público ni a las buenas costumbres.”
59

El fin o motivo, como contenido del acto, se refiere a la causa o razón de la


voluntad para crear consecuencias jurídicas; estas causas no deben estar
prohibidas por la Ley.

3.2.3. Formalidad.

Son las diversas maneras especiales en que se debe llevar a cabo la


manifestación de la voluntad en la celebración de un acto jurídico. Los actos
deben realizarse de acuerdo con las formas especiales que marca la Ley; la
expresión de la voluntad de los contratantes debe ser de conformidad con la forma
establecida en la legislación. En el artículo 1832 del Código Civil se estipula: “En
los contratos civiles cada uno se obliga en la manera y términos que aparezcan
que quiso obligarse, sin que para la validez del contrato se requieran formalidades
determinadas, fuera de los casos expresamente designados por la ley.”

Clasificación de los Actos Jurídicos de acuerdo con la forma.

Los actos jurídicos, en relación con la forma como se manifiesta la voluntad,


pueden ser clasificados en:

 Consensuales. Son aquellos Actos Jurídicos que se perfeccionan por el


simple consentimiento de las partes y desde ese momento se obligan mutuamente
al cumplimiento de lo pactado; para su validez no requieren ninguna formalidad; si
pueden revestir la forma escrita, no es necesario que la tengan para que sean
válidos; asimismo, pueden realizarse verbalmente, inclusive mediante signos
inequívocos, por hechos o conductas (consentimiento tácito) que presupongan
este consentimiento o presuman el mismo.

 Formales. Son los que necesariamente requieren para su validez constar


por escrito, ya sea escrito privado, es decir, hecho entre las partes y con la
60

asistencia de testigos, o público (otorgado ante notario público). Por ejemplo, en la


compraventa de inmuebles.

Respecto a la compraventa de inmuebles dice el artículo 2316 del Código


Civil: “El contrato de compraventa no requiere para su validez formalidad alguna
especial, sino cuando recae sobre un inmueble.”

La formalidad exigida por la Ley en la compraventa de inmuebles se


encuentra regulada en los artículos 2317 al 2322 de nuestro Código Civil vigente.

Solemnes. Estos actos observan una forma especial; por escrito y ante
funcionario determinado; si no se cumple alguno de estos requisitos se sanciona
como inexistente. El matrimonio es el ejemplo más claro de acto solemne, pues se
celebra ante el Juez del Registro Civil con las formalidades que la Ley exige.

Un ejemplo de la formalidad que deben revestir los actos se puede apreciar


en la compraventa de un automóvil. El acto es perfecto y eficaz con el solo hecho
de elaborar un documento que haga constar la operación y lo firmen los
contratantes. Si lo que se compra o vende es una casa, la operación debe
realizarse forzosamente ante notario público para que sea completamente válido y
eficaz, porque ésta es la formalidad exigida por la Ley.

Como hemos visto, los elementos de validez del Acto Jurídico dan eficacia
y exigibilidad al acto, de tal manera que si se reúnen los elementos de existencia y
validez, el Acto Jurídico es completo, válido y perfecto.
61

EFECTOS Y MODALIDADES DEL ACTO JURÍDICO

La finalidad que persiguen los sujetos al celebrar un Acto Jurídico es,


precisamente, la producción de efectos jurídicos, por lo que éstos serán objeto de
estudio en esta unidad.

Asimismo, estudiaremos otra serie de elementos que, si no son tan


importantes como los de existencia y de validez, resulta necesario que los
estudiemos, pues afectan a la vida del Acto Jurídico y le revisten de
particularidades específicas, ya que la forma en que lo afectan está íntimamente
relacionada con su exigibilidad, cumplimiento o resolución.

En estos elementos nos estamos refiriendo a las modalidades que son


situaciones accidentales, dependientes de las partes y que impactan al Acto
Jurídico, entre estas modalidades, estudiaremos: el término, la condición y el
modo o carga.

4.1. Efectos en relación con el autor y con las partes.

Los efectos del Acto Jurídico, si bien es cierto que como regla general sólo
se producen entre las partes, podemos decir que, según la doctrina jurídica y la
legislación, son de dos tipos o categorías:

1. Los producidos en relación con el autor y las partes.


2. Los que se producen en relación con terceros.

Cabe aclarar, que serán objeto de estudio en este apartado únicamente los
efectos en relación con el autor y las partes; los efectos referidos a terceros los
estudiaremos en el siguiente punto.
62

Ahora bien, para dar comienzo diremos que son los juristas los que, en
referencia a los efectos del Acto Jurídico, ligan solamente a las partes, y
únicamente por lo pactado en ellos, de tal manera que no puede quedar su
cumplimiento y validez al arbitrio de uno de los contratantes.

Para reforzar lo anterior, transcribiremos los siguientes artículos del Código


Civil vigente, que al respecto dicen:

Artículo 1796: “Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento;


excepto aquellos que deben revestir una forma establecida por la ley. Desde que
se perfeccionan obligan a los contratantes no sólo al cumplimiento de lo
expresamente pactado, sino también a las consecuencias que, según su
naturaleza, son conforme a la buena fe, al uso o a la ley.”

Artículo 1797: “La validez y el cumplimento de los contratos no puede


dejarse al arbitrio de uno de los contratantes.”

De acuerdo con las disposiciones transcritas, tenemos que los efectos del
Acto Jurídico, en relación con el autor y las partes, son de dos tipos:

 Los que obligan al cumplimiento de lo expresamente pactado.


 Los que obligan al cumplimiento de las consecuencias que, según
su naturaleza, son conforme:

 A la buena fe.
 Al uso.
 A la Ley.

Expliquemos cada uno de estos puntos:


63

Cumplimiento de lo expresamente pactado: Significa que su autor y las


partes de obligan precisamente en los puntos y en la medida en que ha quedado
expresado en el contrato o Acto Jurídico, es por ello que no puede dejarse su
cumplimiento al arbitrio de uno de los contratantes, sino que han de cumplir
estricta y puntualmente con lo pactado, Pacta sunt servanda, decían los romanos
(“los pactos son para cumplirse”).

La buena fe: El artículo 1796 va más allá de lo anterior y dice que se


obligan además a las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a
la buena fe.

En este sentido, afirman los juristas que la buena fe incluye la equidad, que
es la justicia no escrita que es base y complemento de cualquier otra. Significa no
hacer a otro lo que no quiera que te hagan a ti.

El uso: Es frecuente encontrar en nuestra legislación referencia al uso y a


la costumbre en forma indistinta, de tal manera parece que se toman ambos
términos como sinónimos.

La Ley: Según el artículo 1796 al que venimos aludiendo, las partes deben
cumplir, además de lo estrictamente pactado, los efectos previstos en la Ley. Pero,
¿cuáles son estos efectos?

Son cláusulas que dentro del Acto Jurídico o contrato se consideran


esenciales, como aquellas a las cuales se refiere el artículo 2248 del Código Civil:

“Habrá compraventa cuando uno de los contratantes se obliga a transferir la


propiedad de una cosa o de un derecho, y el otro a su vez se obliga a pagar por
ellos un precio cierto y en dinero.”
64

Si por alguna razón en algún contrato esta cláusula se omitiera, de


cualquier manera se tendrá por puesta, dada su naturaleza esencial con respecto
a la compraventa.

Otro ejemplo de disposiciones de Ley que, aun cuando las partes no las
dispongan, habrán de cumplirse:

Artículo 2119 del Código Civil: “Habrá evicción cuando el que adquirió
alguna cosa fuere privado del todo o parte de ella por sentencia que cauce
ejecutoria en razón de algún derecho anterior a la adquisición.”

Artículo 2120 del Código Civil: “Todo el que enajena está obligado a
responder de evicción, aunque nada se haya expresado en el contrato.”

Artículo 2122 del Código Civil: “Es nulo todo pacto que exima al que
enajena de responder por la evicción, siempre que hubiere mala fe de parte suya.”

4.1.1. Efectos en relación con terceros.

Por regla general, en los Actos Jurídicos en relación con terceros rige el
principio romano Res inter alius neque nocere neque prodesse potest, que
significa: “la cosa hecha por unos no puede perjudicar ni beneficiar a otros.”

Sin embargo, aun cuando del artículo 1796, comentado líneas arriba,
podemos inferir que el contrato sólo obliga a las partes a lo expresamente
pactado, nuestra legislación civil permite la estipulación a favor de un tercero,
según los artículos que vamos a transcribir.

Artículo 1868 del Código Civil: “En los contratos se pueden hacer
estipulaciones a favor de tercero…”
65

Artículo 1869 del Código Civil: “La estipulación hecha a favor de tercero
hace adquirir a éste, salvo pacto escrito en contrario, el derecho de exigir del
promitente la prestación a que se ha obligado.

También confiere al estipulante el derecho de exigir del promitente el


cumplimiento de dicha obligación.”

Artículo 1870 del Código Civil: “El derecho de tercero nace en el momento
de perfeccionarse el contrato, salvo la facultad que los contratantes conservan de
imponerle las modalidades que juzguen convenientes, siempre que éstas consten
expresamente en el referido contrato.”

Artículo 1871 del Código Civil: “La estipulación puede ser revocada
mientras que el tercero no haya manifestado su voluntad de querer aprovecharla.
En tal caso, o cuando el tercero rehúse la prestación estipulada a su favor, el
derecho se considera como no nacido.”

Artículo 1872 del Código Civil: “El promitente podrá, salvo pacto en
contrario, oponer al tercero las excepciones derivadas del contrato.”

4.1.2. Representación.

En términos generales es la actuación en nombre de otro. La


representación comprende al que realiza la celebración del Acto Jurídico
denominado representante y aquél en nombre de quien se realiza el acto que se
llama representado.

Existen tres clases de representación: la representación voluntaria, la


representación legal y la representación oficiosa.
66

 Representación voluntaria: Esta representación tiene origen en la


voluntad de las partes.

El caso de representación voluntaria se encuentra perfectamente regulado


por el Código Civil; este tipo de representación no es otra cosa que el mandato, al
cual el artículo 2546 del Código citado se refiere de la siguiente manera:

Artículo 2546: “El mandato es un contrato por el que el mandatario se obliga


a ejecutar por cuenta del mandante los Actos Jurídicos que éste le encarga.”

El mandato puede ser general o especial; de conformidad con el artículo


2554 del código citado, son considerados mandatos generales los referidos en
los tres primeros párrafos: “En todos los poderes generales para pleitos y
cobranzas bastará que se diga que se otorga con todas las facultades generales y
las especiales que requieran cláusula especial conforme a la Ley, para que se
entiendan conferidos sin limitación alguna.

En los poderes generales para administrar bienes, bastará expresar que se


dan con ese carácter para que el apoderado tenga toda clase de facultades
administrativas.

En los poderes generales, para ejercer actos de dominio, bastará que se


den con ese carácter para que el apoderado tenga todas las facultades de dueño,
tanto en lo relativo a los bienes como para hacer toda clase de gestiones, a fin de
defenderlos…”

En los demás casos el mandato es especial, siempre apegándonos al


artículo 2554, que a este respecto continúa diciendo:
67

“…Cuando se quisieren limitar, en los tres casos antes mencionados, las


facultades de los apoderados, se consignarán las limitaciones, o los poderes serán
especiales.”

 Representación legal: Esta representación surge del mandato de la ley.


Ejemplos de esta representación son la actuación de los representantes en el
ejercicio de derechos y obligaciones de los incapaces (artículo 23 del Código
Civil).

La representación de las personas morales a que alude el artículo 27 del


propio ordenamiento legal, en abundancia de ejemplos de representación legal,
encontraremos en muchas disposiciones de diversas materias que consideramos
sería extenso enumerar.

 Representación oficiosa: Se presenta cuando se actúa en nombre de


otro pero sin tener mandato ni estar obligado a ello, por esta razón se le
denomina, a este representante, oficioso. El caso de representación oficiosa lo
tenemos en la ya mencionada gestión de negocios a la que alude el artículo 1896,
que dice: “El que sin mandato y sin estar obligado a ello se encarga de un asunto
de otro debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio.”

4.2. Modalidades del Acto Jurídico.

Podemos afirmar que una modalidad es una alteración accidental que del
Acto Jurídico realizan las partes; el hecho de que sea accidental significa que no
altera sustancialmente al acto o que es una modificación que puede presentarse o
no, y el Acto Jurídico sigue manteniendo sus atributos esenciales. A este respecto
dice el jurista Gutiérrez y González: “Modalidad es cualquier circunstancia, calidad
o requisito, que en forma genérica pueden ir unidos a la sustancia sin modificarla,
de cualquier hecho o Acto Jurídico.”
68

Ahora bien, las alteraciones o modificaciones que realizan las partes con la
finalidad de que los efectos del Acto Jurídico se produzcan, se extingan o no se
extingan, sino mediante la ocurrencia de determinadas circunstancias o sucesos o
por el transcurrir de un tiempo.

Te preguntarás cuáles son esas circunstancias, calidades o requisitos que


las partes pueden incorporar al Acto Jurídico.

Si reflexionas, al celebrar un Acto Jurídico las partes pueden hacerlo de


muy diversas maneras, por ejemplo, alguien te solicita un préstamo y dice que te
lo pagará en un mes, otro tal vez te diga que en un año, y uno más te dirá que el
pago te lo hará al día siguiente.

En el ejemplo anterior la naturaleza del acto jurídico ha permanecido


inalterable en los tres casos; sin embargo, en los tres varió una circunstancia, esa
circunstancia fue el tiempo de su pago.

Ahora supongamos que le prestas el dinero a quien te dijo que te pagaría


en un mes, pero a su vez tú le dices: “te hago el préstamo con la condición de que
avises a mi profesor que no podré asistir a la clase porque me encuentro
enfermo.” Si analizas, en este caso tú has puesto una condición, misma que no ha
alterado la sustancia del Acto Jurídico.

Afirman los juristas que las modalidades del Acto Jurídico son: el término,
la condición y el modo o carga, de las cuales te introduciremos a su estudio a
continuación.

4.2.1. El término.

Debemos señalar, aunque habrá un apartado especial para ello, que el


Código Civil no define el término; por otra parte, también debemos dejar aclarado
69

que en el sistema jurídico mexicano no existe diferencia entre término y plazo,


siendo considerados en nuestro Derecho como sinónimos.

De lo tratado por los juristas, podemos entender que término o plazo es: El
acontecimiento futuro de realización cierta del cual depende la eficacia o la
resolución de derechos y obligaciones.

Es importante destacar de la definición anterior, siguiendo al maestro


Gutiérrez y González, los siguientes elementos:

1. Un acontecimiento futuro.
2. La certidumbre de su llegada.

 Tipos de término: Podemos afirmar que las clases fundamentales de


términos son: término suspensivo y término extintivo.

Término suspensivo

Por término suspensivo entendemos el acontecimiento futuro de realización


cierta al cual queda supeditada la eficacia de una obligación. Es decir, retarda la
producción plena de efectos jurídicos hasta la llegada del acontecimiento futuro.

Ejemplo de término suspensivo es que, si vendo un automóvil cuya entrega


comprometí para el día quince del mes entrante, es evidente que la eficacia de la
obligación contraída por mi parte queda en suspenso hasta la llegada del día
fijado.

Término extintivo

A diferencia del anterior, el término extintivo se considera: el acontecimiento


futuro de realización cierta, del cual depende la extinción de una obligación.
70

Este término permite, mientras llega el acontecimiento futuro de realización


cierta, que el Acto Jurídico produzca plenamente todos sus efectos jurídicos,
mismos que cesarán cuando llegue el acontecimiento.

El caso típico del término extintivo se presenta en el contrato de


arrendamiento, en el cual, si doy en arrendamiento un inmueble por el término de
un año, transcurrido el término fijado, el inmueble me será devuelto y se extinguirá
la obligación contraída, pues ni el arrendador rentará más el inmueble y lo
recuperará, ni el arrendatario pagará más la renta, quedando las obligaciones
extinguidas por haber transcurrido el término fijado.

Existen otras clases de términos, como:

Término cierto o determinado, que es el que necesariamente ha de llegar.


Se define el término cierto como el acontecimiento futuro de realización cierta en
un día exacto que para tal efecto se determina.

Dice el artículo 1954: “Entiéndase por día aquel que necesariamente ha de


llegar.”

Por su parte, el término incierto o indeterminado es en el que se ignora la


fecha precisa en que ha de llegar, aun cuando se sabe con certeza que llegará; el
caso típico de un término incierto es la muerte que, aun cuando sabemos que
necesariamente llegará, ignoramos cuándo sucederá tal acontecimiento. Se
define, por lo tanto, como el acontecimiento futuro de realización cierta, que se
ignora cuándo llegará.

Término legal: Es en el que, a falta de la voluntad de las partes, es


impuesto por la legislación. Dentro de las distintas leyes, pero particularmente en
el Código Civil se establecen diversos términos legales.
71

Es el acontecimiento futuro de realización cierta que la ley fija en sustitución


de la voluntad de las partes. Ejemplo de éste es el que se señala en el artículo
2080, del Código Civil, que dice: “Si no se ha fijado el tiempo en que deba hacerse
el pago y se trata de obligaciones de dar, no podrá el acreedor exigirlo sino
después de los treinta días siguientes a la interpelación que se haga, ya
judicialmente, ya en lo extrajudicial, ante un notario o ante dos testigos.
Tratándose de obligaciones de hacer, el pago debe efectuarse cuando lo exija el
acreedor, siempre que haya transcurrido el tiempo necesario para el cumplimiento
de la obligación.”

Término judicial: Es el impuesto no por las partes, sino por la autoridad


judicial.

Término voluntario: Es impuesto por voluntad de las partes. Es el


acontecimiento futuro de realización cierta que las partes del Acto Jurídico
establecen para que éste surta sus efectos o se resuelva, puede ser expreso o
tácito.

Será expreso si se señala fecha con precisión. Se considera el


acontecimiento futuro de realización cierta que las partes fijan de manera expresa
al realizar el Acto Jurídico.

Será tácito si el término se deduce de la naturaleza del acto jurídico. Es el


acontecimiento futuro de realización cierta que no se establece al momento de
celebrar el Acto Jurídico, sino que debe transcurrir razonablemente, de acuerdo
con la naturaleza del acto, para que se haga exigible o se extinga la obligación.

Es sumamente importante estudiar el tratamiento que el Código Civil hace


del término y que veremos a continuación.
72

 Tratamiento del término en el Código Civil.

Aun cuando afirmamos anteriormente que el Código Civil no hace alusión al


concepto de término, sí hace referencia a las características que apuntamos en la
definición y son las siguientes:

Artículo 1953: “Es obligación a plazo aquella para cuyo cumplimiento se ha


señalado un día cierto.”

Artículo 1954: “Entiéndese por día cierto aquel que necesariamente ha de


llegar.”

De acuerdo con las disposiciones anteriores, es importante reiterar que la


característica esencial del término es la certeza del acontecimiento y la certeza de
su llegada, en caso contrario se estará frente a la condición, como bien lo afirma el
artículo 1955: “Si la incertidumbre consistiere en si ha de llegar o no el día, la
obligación será condicional…”

Otro asunto importante, desde el punto de vista legislativo, es la forma de


computar el término; a este respecto, señala el artículo 1956 lo siguiente: “El plazo
en las obligaciones se contará de la manera prevenida en los artículos del 1176 al
1180.”

Artículo 1176: “El tiempo para la prescripción se cuenta por años y no de


momento a momento, excepto en los casos en que así lo determine la ley
expresamente.”

Artículo 1177: “Los meses se regularán con el número de días que les
correspondan.”
73

Artículo 1178: “Cuando la prescripción se cuente por días se entenderán


éstos de veinticuatro horas…”

Artículo 1179: “El día en que se comienza la prescripción se cuenta siempre


entero, aunque no lo sea; pero aquel en que la prescripción termina, debe ser
completo.”

Artículo 1180: “Cuando el último día sea feriado, no se tendrá por completa
la prescripción, sino cumplido el primero que siga, si fuere útil.”

4.2.2. Condición.

Es frecuente que muchas de nuestras acciones diarias las sujetemos a


condiciones, en virtud de ignorar lo que puede suceder en el futuro. La misma
situación se presenta en la vida jurídica, por esta razón, muchos de los actos
jurídicos que pretendemos realizar los sujetamos a condiciones.

Tal caso se presenta cuando, por ejemplo, existe la posibilidad de que una
persona sea cambiada de lugar de trabajo; imaginemos, de la ciudad de México a
Guadalajara y, por tal motivo, desea vender su casa en el Distrito Federal, pero
ante la posibilidad de que su cambio de residencia pudiera no darse, decide
vender su casa sujeta, dicha enajenación, a la condición de que dicho cambio se
realice.

De esta manera nos encontramos ante una modalidad que el Derecho


denomina condición, y entendemos por ella: Cualquier acontecimiento futuro de
realización incierta del cual depende la eficacia o resolución de derechos y
obligaciones.
74

A la condición se refiere el artículo 1938 del Código Civil, que dice: “La
obligación es condicional cuando su existencia o su resolución dependen de un
acontecimiento futuro e incierto.”

Existen dos tipos de condición: la condición suspensiva y la condición


resolutoria.

Condición suspensiva

Es el acontecimiento futuro de realización incierta del cual depende la


exigibilidad o existencia de la obligación. Menciona el artículo 1939: “La
condición es suspensiva cuando de su cumplimiento depende la existencia de la
obligación.”

Un ejemplo de condición suspensiva es cuando vendo mi casa, sujeta la


enajenación, a la condición de que me traslade a trabajar a Guadalajara.

Es evidente que del acontecimiento futuro de realización incierta de que me


traslade a trabajar a Guadalajara dependerá que la obligación sea exigible o exista
como dice la Ley.

Condición resolutoria

Es el acontecimiento futuro de realización incierta del cual depende la


resolución o extinción de la obligación. El Código Civil, en su artículo 1940, dice:
“La condición es resolutoria cuando cumplida resuelve la obligación, volviendo las
cosas al estado que tenían, como si esa obligación no hubiere existido.”

 Tratamiento de la condición en el Código Civil.


75

El Código Civil se refiere a los efectos de la condición, considerando varias


hipótesis, una de ellas es precisar qué sucede si la condición se cumple, qué
obligación tiene el deudor o quién ha celebrado una obligación sujeta a una
condición mientras ésta no suceda.

Al respecto, señala el Código Civil en su artículo 1941: “Cumplida la


condición se retrotrae al tiempo en que la obligación fue formada, a menos que los
efectos de la obligación o su resolución, por la voluntad de las partes o por la
naturaleza del acto, deban ser referidas a fecha diferente.”

Artículo 1942: “En tanto que la condición no se cumpla, el deudor debe


abstenerse de todo acto que impida que la obligación pueda cumplirse en su
oportunidad. El acreedor puede, antes de que la condición se cumpla, ejercitar
todos los actos conservatorios de su derecho.”

Puede presentarse el caso que en la celebración de un acto jurídico éste se


haya sujetado a una condición que resulta de realización imposible; en este caso,
la resolución que establece el Código Civil la encontramos en su artículo 1943:
“Las condiciones imposibles de dar o hacer, las prohibidas por la Ley, o que sean
contra las buenas costumbres, anulan la obligación que de ellas dependa. La
condición de no hacer una cosa imposible se tiene por no puesta.”

Imagina que en un acto jurídico se pone una condición que depende de la


exclusiva voluntad del deudor, es decir, es él quien debe determinar la realización
o no realización del acontecimiento futuro e incierto. Es evidente que si no desea
celebrar el acto jurídico sujeto a esa condición, simplemente no realiza el
acontecimiento y, por consiguiente, se desliga de su obligación; sin embargo, el
Código Civil, refiriéndose a ello, dice: Artículo 1944: “Cuando el cumplimiento de la
condición dependa de la exclusiva voluntad del deudor, la obligación condicional
será nula.
76

También puede presentarse el caso en el que un deudor que ha contraído


una obligación o celebrado un acto jurídico sujeto a una condición, para evitar
cumplir con lo pactado, trate de impedir, a toda costa, que la condición se realice.

Ejemplo: habiendo una persona celebrado un contrato de compraventa


mediante el cual, se ha comprometido a venderme su casa sujeto a la condición
de que por parte de mi trabajo me trasladen a Monterrey, imaginemos que él como
obligado, a efecto de no cumplir con el contrato y en virtud de que conoce al
dueño de la empresa donde trabajo, trata por todos los medios a su alcance de
convencerlo de que no me traslade a Monterrey.

En este caso, dice el Código Civil en su artículo 1945: “Se tendrá por
cumplida la condición cuando el obligado impidiese voluntariamente su
cumplimiento.”

Puede también ocurrir que, para la realización de la condición a la cual se


haya sujetado un acto jurídico, se haya establecido un plazo o término y,
transcurrido éste, la condición no se lleve a cabo; o bien, puede ser que no se
haya establecido un plazo para que la condición ocurra, entonces cuánto tiempo
habrá que esperar.

A éstas y otras hipótesis se refiere la ley al señalar:

Artículo 1946: “La obligación contraída bajo la condición de que un


acontecimiento suceda en un tiempo fijo caduca si pasa el término sin realizarse,
o desde que sea indudable que la condición no pueda cumplirse.”

Artículo 1947: “La obligación contraída bajo la condición de que un


acontecimiento no se verifique en un tiempo fijo será exigible si pasa el tiempo sin
verificarse.
77

Si no hubiere tiempo fijado, la condición deberá reputarse cumplida


transcurrido el que verosímilmente se hubiere querido señalar, atenta la naturaleza
de la obligación.”

Finalmente, también puede suceder que, celebrado un acto jurídico, sujeto


a una condición suspensiva, y estando pendiente de realizarse la misma, la cosa,
objeto del contrato, se deteriora, se pierde o se mejora; quién es el afectado por el
deterioro o la pérdida y quién es el beneficiario si la cosa mejora.

Para responder a esta cuestión, la ley considera diversas alternativas,


dependiendo en qué circunstancias ocurrieron, el deterioro, pérdida o mejora, y
quiénes se vieron involucrados o fueron los causantes de tales hechos.

Todas las hipótesis las encontramos en el artículo 1948 del Código Civil,
que dice:

“Cuando las obligaciones se hayan contraído bajo condición suspensiva, y


pendiente ésta, se perdiere, deteriorare o bien, se mejorare la cosa que fue objeto
del contrato, se observarán las disposiciones siguientes:

I. Si la cosa se pierde sin culpa del deudor, quedará extinguida la


obligación;
II. Si la cosa se pierde por culpa del deudor, éste queda obligado al
resarcimiento de daños y perjuicios.

Entiéndese que la cosa se pierde cuando se encuentra en alguno de los


casos mencionados en el artículo 2021; (este artículo señala que la pérdida de la
cosa puede verificarse: I. Pereciendo la cosa o quedando fuera del comercio; y
II. Desapareciendo, de modo que no se tengan noticias de ellas o que, aunque se
tenga alguna, la cosa no se puede recobrar);
78

III. Cuando la cosa se deteriore sin culpa del deudor, éste cumple su
obligación entregando la cosa al acreedor en el estado en que se
encuentre al cumplirse la condición;
IV. Deteriorándose por culpa del deudor, el acreedor podrá optar entre la
resolución de la obligación o su cumplimiento, con la indemnización de
daños y perjuicios en ambos casos;
V. Si la cosa se mejora por su naturaleza o por el tiempo, las mejoras
ceden a favor del acreedor;
VI. Si se mejora a expensas del deudor, no tendrá éste otro derecho que el
concedido al usufructuario.”

4.2.3. El modo o carga.

Respecto al modo o carga como modalidad de los actos jurídicos, debemos


afirmar que los doctrinarios discuten sobre si es o no modalidad; sin embargo,
para los efectos que nos ocupan, vamos a considerarlo dentro de las modalidades.

El concepto de carga o modo más aceptado, sobre todo en la teoría jurídica


francesa, es el siguiente:

Es una carga accesoria impuesta por el autor al que recibe una liberalidad.

Del análisis al concepto anterior, podemos afirmar:

1. Es una carga, es decir, quien recibe la liberalidad no puede pedir nada a


cambio.
2. La carga es accesoria: El contenido nada tiene que ver con la
naturaleza del acto jurídico sobre el cual recae.
3. Los actos jurídicos sobre los cuales recae, implican una liberalidad: Por
ejemplo, la donación o un legado.
79

4. La carga siempre es impuesta por el autor de la liberalidad: Siempre


depende de la voluntad de su autor y de la aceptación del
destinatario.
5. La carga siempre se impone al que se beneficia del acto jurídico: El
modo o carga siempre limita o aminora un derecho, en consecuencia
siempre es una imposición a quien adquiere tal derecho en virtud de que
se ha visto beneficiado por la liberalidad.

Nuestro Código Civil se refiere al modo o carga en materia de donaciones


y en materia sucesoria.

Al respecto, dice el Código Civil:

Donaciones

Artículo 2334: “La donación puede ser pura, condicional, onerosa o


remuneratoria.”

Artículo 2336: “Es onerosa la donación que se hace imponiendo algunos


gravámenes, y remuneratoria la que se hace en atención a servicios recibidos por
el donante y que éste no tenga obligación de pagar.”

Artículo 2353: “Si la donación se hace con la carga de pagar las deudas del
donante, sólo se entenderán comprendidas las que existan con fecha auténtica al
tiempo de la donación.”

Artículo 2368: “El donatario responde sólo del cumplimiento de las cargas
que se le imponen con la cosa donada, y no está obligado personalmente con sus
bienes. Puede sustraerse a la ejecución de las cargas abandonando la cosa
donada y, si ésta perece por caso fortuito, queda libre de toda obligación.”
80

Sucesiones

Respecto a las cargas derivadas de las sucesiones, establece el Código


Civil lo siguiente:

Artículo 1284: “El heredero adquiere a título universal y responde de las


cargas de la herencia hasta donde alcance la cuantía de los bienes que hereda.”

Artículo 1285: “El legatario adquiere a título particular y no tiene más cargas
que las que expresamente le imponga el testador, sin perjuicio de su
responsabilidad subsidiaria con los herederos.”

Artículo 1419: “Si la carga consiste en la ejecución de un hecho, el heredero


o legatario que acepte la sucesión queda obligado a prestarlo.”
81

INEFICACIAS DEL ACTO JURÍDICO

Una vez revisados los elementos de existencia y los requisitos de validez


del acto jurídico, así como sus modalidades, corresponde en esta unidad el
análisis de las ineficacias del Acto Jurídico.

Ha quedado claro que la finalidad del acto jurídico es el cumplimiento de


todos los efectos para los cuales fue creado; sin embargo, por diversas razones,
en ocasiones estos efectos buscados no se cumplen, es por ello que,
analizaremos los motivos que provocan que el acto jurídico no cumpla con los
efectos buscados por su creación.

En términos generales, las razones por las cuales el acto jurídico carece de
eficacia, es por la ausencia de alguno de sus elementos, ya sean de existencia o
requisitos de validez, lo que provoca la existencia del mismo o su nulidad,
situación que genera que la ley desconozca o limite los efectos jurídicos que el
acto jurídica debía producir.

5.1. Nociones generales de inexistencia, nulidad absoluta y nulidad


relativa.

En principio podemos afirmar, de conformidad con lo estudiado


anteriormente, que el acto jurídico posee, tanto elementos llamados de existencia
o esenciales, como requisitos llamados de validez.

Por tal motivo, afirmamos también que un acto jurídico se considera


jurídicamente inexistente cuando carece de alguno de los elementos de existencia,
por lo que en términos generales podemos decir que: La inexistencia es la nada
jurídica y se presenta cuando el acto jurídico carece de alguno de los elementos
de existencia.
82

Por su parte, la ausencia de alguno de los requisitos de validez no afecta la


existencia del acto jurídico, pero sí lo hace nulo.

De lo anterior se desprende que algunos juristas llamen al acto carente de


algún requisito de validez acto inválido o simplemente nulo. Por lo que podemos
afirmar que:

La nulidad es la existencia imperfecta del acto jurídico y se presenta cuando


carece de alguno de los requisitos de validez.

Dependiendo de la gravedad de la nulidad, puede ésta catalogarse como


nulidad absoluta o como nulidad relativa.

Generalmente la nulidad absoluta se presenta por la falta de licitud en el


objeto, motivo o fin del acto jurídico; al acto jurídico afectado de nulidad absoluta
se le denomina acto jurídico nulo.

Cuando el acto jurídico está afectado en cuanto a la capacidad de las


partes, tiene vicios el consentimiento o tiene falta de formalidad, se dice que está
afectado de nulidad relativa, por ende, se le denomina acto jurídico anulable.

5.2. Principales teorías.

Las teorías acerca de la inexistencia y la nulidad se han venido


construyendo desde el tiempo del Derecho Romano y no es sino hasta el
nacimiento del Derecho Francés, en el siglo XIX, que la llamada teoría de las
nulidades ha quedado casi como la conocemos hasta ahora.

Esta teoría, que estudia tanto la inexistencia del acto jurídico como su
nulidad, ha sido denominada de diversas maneras:
83

En primer término, dicen algunos juristas, no podemos llamarle teoría de


las nulidades, en virtud de que, al darse actos jurídicos inexistentes, éstos no
podrían, en estricto sentido, estudiarse dentro de esta teoría.

En segundo lugar, proponen otros autores denominarle teoría de la


invalidez, aunque tampoco esto resuelve el problema porque nulidad e invalidez
tienen el mismo significado.

Por último, otros le denominan teoría de la ineficacia. Sin embargo, esta


denominación tampoco resuelve el problema, ya que la ineficacia de un acto
jurídico puede provenir de un problema en su conformación, pero también puede
derivar de la voluntad de las partes que pueden privarlo de efectos por propia
voluntad, porque lo han revocado o porque los efectos los sujetan a determinadas
circunstancias de tiempo o condición.

De acuerdo con lo anterior, ninguna de las denominaciones a esta teoría


resuelve el problema, por tal razón en el transcurso de esta unidad nos
referiremos a este fenómeno en forma indistinta, ya sea como nulidad o como
ineficacia.

La conformación del estudio de las nulidades o ineficacias tiene su


antecedente en el Derecho Romano. Fue precisamente en el Derecho primitivo
romano donde se sancionaba la actuación en contra de lo establecido en el Jus
civile, ya sea desconociendo lo que era en contra de él o nulificándolo.

Decían los romanos: “Qui contra legem agit, nihil agit”, que significa:
“Quien actúa contra la ley, nada actúa,” o bien, “quo nullum est, nullum producit
effectum”, que quiere decir: “Lo que es nulo no produce efecto.”

Posteriormente, en el Derecho Romano se introdujeron:


84

 La condictio: Era una especie de ineficacia que hacía valer la parte


demandada, que detenía la prosecución de la demanda de un acreedor,
exigiendo por ejemplo, el pago de lo no debido.
 La exceptio doli: Tenía el mismo efecto que la condictio, pero sobre el
cumplimiento de una obligación contraída bajo la influencia de
maniobras dolosas del propio acreedor.

Tanto la condictio como la exceptio doli eran una especie de acciones de


anulabilidad que hechas valer y debidamente probadas podían cesar los efectos
del Acto Jurídico.

El pretor, mediante la restitutio in integrum, era quien pronunciaba la


nulidad y después ordenaba la restitución de las cosas al estado que tenían antes
de la realización del acto jurídico afectado de nulidad.

Importante aportación en materia de nulidades o ineficacias se produce en


la edad media, sobre todo en la época de Irnerio, con los glosadores y los
posglosadores.

Los glosadores, con respecto a las nulidades, introdujeron la posibilidad de


ratificar los actos inválidos, mismos que no eran nulos de manera absoluta o
radical; esta convalidación era sólo cuando eran afectados los intereses de los
particulares.

Los posglosadores fijaron en forma definitiva la distinción entre actos nulos


de pleno derecho y los actos anulables.

La nulidad de pleno derecho se funda en motivos de orden público. Esta


nulidad se encuentra en la propia Ley; mientras que los actos anulables protegen
a persona particular, esto es, opera si la parte que sufre el error, violencia o causa
de nulidad, inicia ante la autoridad acción de anulabilidad del acto que le vulnera.
85

Posteriormente, en el Derecho Canónico se introduce el denominado


juramento promisorio, que era un medio por el cual, las partes quedaban ligadas
jurídicamente y su obligación era sancionada por el Derecho Canónico. En virtud
de ser un juramento ante Dios, el vínculo contraído no podía ser atacado de
nulidad.

5.2.1. Teoría clásica francesa.

Antes de desarrollar la teoría clásica francesa, que se da por establecida


con el Código de Napoleón, debemos mencionar que los precursores de la teoría
clásica francesa lograron distinguir:

1. La nulidad de pleno derecho, como medio para proteger el interés


general, ligada al orden público. Establecieron que la nulidad de pleno derecho
tenía las siguientes características:

a) Podía hacerse valer por cualquiera que tuviese interés legítimo.


b) Era inconvalidable: la invalidez del acto afectado por ella no podía
convalidarse, dada su naturaleza de estar ligada a los principios de
orden público.

2. La anulabilidad, establecida para proteger a los particulares que fueran


víctimas de error, dolo o violencia, caracterizándose por lo siguiente:

a) Aun cuando el acto jurídico produce sus efectos, éstos se destruyen


cuando es declarada judicialmente.
b) El acto anulable: puede ser confirmado o ratificado.

El Código Civil Francés distingue con toda precisión:


86

 La nulidad de pleno derecho, que es la nulidad por antonomasia, y


que en términos modernos podemos identificar como la nulidad absoluta,
podemos considerar que: es aquella que contraviene el orden público, la moral o
las buenas costumbres.

Ataca a los actos que se realizan en contra de los textos legales. Esta
nulidad no requiere de ser invocada por nadie pues es el propio legislador quien la
establece en la ley.

Esta nulidad de pleno derecho tiene las siguientes características:

1. No puede producir efectos, pues ataca al acto desde el momento en que


se forma.
2. Puede ser invocada por cualquier interesado.
3. Produce efectos erga omnes, es decir, frente a todos por ser
establecida por la ley en protección del interés general.
4. No puede desaparecer por confirmación o ratificación, pues lo
establecido por la ley no puede desaparecer por voluntad de las partes.
5. Es imprescriptible: no desaparece por el transcurso del tiempo.

 Los actos anulables: siendo la anulabilidad una medida protectora del


interés de personas determinadas, tales como los que son víctimas de dolo, error,
violencia o intimidación, esta acción debe ser invocada judicialmente por la parte
afectada.

En la teoría francesa, las causas que producen la anulabilidad o nulidad


relativa de un acto jurídico son: los vicios de la voluntad y la falta de formalidades
que debe revestir el acto jurídico.

Las características de la anulabilidad o nulidad relativa son:


87

a) Debe ser decretada judicialmente.


b) La nulidad no se produce de inmediato, sino que produce los efectos de
un acto jurídico hasta que no se decrete judicialmente, cesando en ese
momento sus efectos.
c) Produce efectos retroactivamente.
d) De la acción de nulidad puede valerse el incapaz o quien ha padecido el
vicio de la voluntad o sus autores.

Es evidente que la teoría establecida en el Código de Napoleón no era


perfecta, incluso poco tiempo después, los tribunales franceses fueron
encontrando la diferencia entre nulidad e inexistencia, a efecto de probar lo
anterior, nos permitiremos citar lo siguiente: la inexistencia tuvo su origen en el
artículo 146 (del Código de Napoleón), no “hay matrimonio cuando no existe el
consentimiento.” Para desprender su sentido le han agregado las palabras del
Primer Cónsul, quien oponiéndose al reenvío de este artículo al capítulo
consagrado a las demandas de nulidad del matrimonio, había dicho: “sería
confundir los caos en que no hay matrimonio con los casos en que puede ser
anulado. No hay matrimonio cuando falta el consentimiento: si se ha escrito que la
mujer ha dicho sí, cuando ha dicho no; si la mujer habiendo dicho sí, sostiene que
lo ha hecho por violencia, hay matrimonio, pero puede ser anulado.” De acuerdo
con lo anterior, Napoleón es precursor de la teoría de la inexistencia.

5.2.2. Teoría de Japiot.

Recuerda que estamos analizando la construcción de la teoría de las


nulidades, que en la actualidad ya se encuentran debidamente reguladas por la
Ley; pero en el inicio del Código de Napoleón esta teoría fue conformándose, no
sin recibir una serie de críticas y contrapuestas de los juristas de la época, entre
ellos el que nos ocupa en este apartado.
88

En efecto, Japiot inicia una crítica a la teoría clásica francesa de las


nulidades, proponiendo su propia doctrina. A continuación iniciaremos su estudio
esquemático, basándonos, para tal efecto, en el resumen que elabora el jurista
Galindo Garfias.

Según lo anterior tenemos, en primer lugar:

 Crítica de Japiot a la teoría clásica de las nulidades:

Esta crítica, se puede reducir esquemáticamente a los siguientes cuatro


puntos:

I. La oposición entre inexistencia y nulidades, tal como se presenta en la


teoría clásica, según Japiot, no corresponde a la realidad.
II. Incurre en error al resolver en conjunto casos que deben ser objeto de
soluciones menos generales, sobre todo en lo referente a:

 La intervención del juzgador.


 A las personas que pueden hacer valer la nulidad.
 A la posibilidad, en los actos anulables, de poderlos convalidar por
confirmación o prescripción.

III. La no producción de efectos, la no ratificación y la no prescripción,


quedan sujetas al número de personas que pueden hacer valer la causa
de ineficacia.
IV. Rechaza Japiot que se trate el problema de la nulidad y de la
inexistencia en una forma tan simple y cerrada, ya que en ellas es
posible comprobar que existe una variedad enorme de matices sobre los
efectos que produce o no produce el acto jurídico.
89

 Propuesta de su doctrina:

I. La nulidad, dice Japiot, es una sanción establecida en el Derecho contra


los actos celebrados con violencia a la ley.
II. En la nulidad debe tomarse en cuenta el fin que persiguió el legislador al
establecerla; por lo tanto, su aplicación debe graduarse de acuerdo con
el mal que produciría el acto si se produjeran sus efectos y de acuerdo
con la gravedad de las causas que le dieron origen.
III. Japiot introduce el principio de equilibrio de intereses en presencia.
Según el cual, el Juez debe tener en cuenta los intereses diversos que
se afectarían si se decretase la nulidad.
IV. No debe hablarse de nulidad relativa o nulidad absoluta sino de simple
ineficacia, que debe ser graduada en cada caso concreto de acuerdo
con: la naturaleza del acto, los intereses en presencia y las
consecuencias que traería consigo la aplicación de la sanción de
ineficacia.
V. El juzgador tiene derecho de crítica, que consiste en estimar, valorar y
determinar en cada caso qué elemento, y qué efectos de sus
consecuencias y de los diversos intereses en presencia, deben
mantenerse.
VI. Las soluciones al problema de la ineficacia o nulidad no pueden ser
genéricas, sino que debe haber una solución distinta para cada caso
particular.

Podemos darnos cuenta de que la aplicación de esta teoría generaría


inseguridad jurídica, en virtud de que dejaría, en manos del juzgador, la solución
de cada caso particular, con el consecuente riesgo que implica la ausencia de
criterio establecido en la ley para los casos afectados de nulidad o ineficacia.

5.2.3. Teoría de Piedelievre.


90

Este jurista argumenta que el hecho de que un acto jurídico sea nulo no
significa que no produzca ningún efecto. A este respecto pudiera, tal vez, no
producir efectos primarios; pero no deja por tal motivo de tener efectos
secundarios; de manera que es muy rigorista decir que el acto nulo no produce
ningún efecto, ejemplo de lo anterior lo tenemos en los siguientes casos:

a) El hecho de que una escritura sea otorgada ante un notario suspendido


en sus funciones, evidentemente no vale como instrumento público, sin
embargo, no se puede negar a este documento firmado por las partes
su fuerza probatoria como documento privado.
b) Hay actos que, aun cuando se declare su invalidez, producen efectos
durante cierto tiempo, en los cuales no aplica el principio de que “lo que
es nulo no produce efecto.”
c) Hay actos jurídicos que, aun cuando sean evidentemente inválidos,
producen efectos jurídicos.

Para ilustrar lo anterior nos remitiremos a las siguientes disposiciones del


Código Civil, que dicen:

Artículo 255: “El matrimonio contraído de buena fe, aunque sea declarado
nulo, produce todos sus efectos civiles a favor de los cónyuges mientras dure; y,
en todo tiempo, a favor de sus hijos.”

Artículo 256: “Si ha habido buena fe de parte de uno solo de los cónyuges,
el matrimonio produce efectos civiles únicamente respecto de él y de sus hijos. Si
ha habido mala fe de parte de ambos consortes, el matrimonio produce efectos
civiles solamente respecto de los hijos.”

Artículo 1340: “A excepción de los casos comprendidos en las fracciones X


y XI del artículo 1316, la incapacidad para heredar a que se refiere este artículo
priva también de los alimentos que corresponden por ley.”
91

“Artículo 1342. No puede deducirse acción para declarar la incapacidad


pasados tres años desde que el incapaz esté en posesión de la herencia o legado,
salvo que se trate de incapacidades establecidas en vista al interés público, las
cuales en todo tiempo pueden hacerse valer”.

“Artículo 1343. Si el que entró en posesión de la herencia y la pierde


después por incapacidad, hubiere enajenado o gravado todo o parte de los bienes
antes de ser emplazado en el juicio en que se discuta su incapacidad, y aquel con
quien contrato hubiere tenido buena fe, el contrato subsistirá; más el heredero
incapaz estará obligado a indemnizar al legítimo, de todos los daños y perjuicios”.

De lo anterior Piedelievre deduce que la nulidad o inexistencia del Acto


Jurídico no impide que éste produzca sus efectos.

¿Cuáles son los efectos a que se refiere el jurista en comento? A este


respecto no es muy claro y dice que para establecer los efectos que han de
producirse debe atenderse a una tendencia del espíritu para después simplemente
indicar algunas consideraciones que permitirán al órgano jurisdiccional determinar
cuáles son los efectos que han de surtir dichos actos nulos o inexistentes.

Las orientaciones que indica este jurista son las siguientes:

 La tendencia del espíritu debe atenderse donde sea posible


determinar qué rige el principio de autonomía privada.
 Igualmente, donde el formalismo sea menos riguroso.
 Cuando se trate de actos de naturaleza compleja.
 Donde la acción de nulidad vaya contra las consecuencias del Acto
Jurídico y no en contra del acto mismo.
92

Por otra parte, concluye esta teoría, en presencia de la nulidad o de la


inexistencia se debe tomar en cuenta la buena fe de las partes, la protección del
interés de los terceros y la seguridad jurídica.

5.2.4. Teoría de Bonnecase.

A medida que se fueron desarrollando estas teorías, se perfeccionaron


hasta llegar a la teoría adoptada por nuestro Código Civil, que es la que
estudiaremos en el siguiente apartado.

Este autor influyó no sólo en el Derecho de su tiempo, sino también en los


códigos actuales, sobre todo en nuestro Código Civil.

Uno de los avances o aportaciones más importantes de Bonnecase es la


distinción tripartita y que aún prevalece, entre: inexistencia, nulidad absoluta y
nulidad relativa.

Partiendo del análisis de los elementos orgánicos del Acto Jurídico,


Bonnecase distingue lo siguiente:

1. La inexistencia, se presenta cuando falta alguno de los elementos


de definición del Acto Jurídico, mismos que son de dos tipos:

 Psicológico o subjetivo: que es la voluntad.


 Material u objetivo: que es el objeto y la solemnidad (cuando
se trata de actos solemnes).

Las características de la inexistencia según Bonnecase son:

 El Acto Jurídico afectado de inexistencia no produce ningún efecto.


93

 La inexistencia puede hacerse valer por cualquier interesado, no


necesita ser declarada por le Juez.
 Cuando el acto inexistente llega a producir un efecto éste no es
jurídico sino solamente un hecho material.
 Cuando el Acto Jurídico carece de alguno de los elementos deja de
ser reconocido por el Derecho y queda como un simple hecho
material.

2. La nulidad: Bonnecase distingue entre la nulidad absoluta o de


interés general y la nulidad relativa o de interés privado.

Características de la nulidad absoluta:

 Puede ser invocada por cualquier interesado.


 No desaparece por confirmación.
 La acción de nulidad no se extingue por prescripción.

Características de la nulidad relativa:

 Sólo puede ser invocada por determinadas personas.


 Puede desaparecer por confirmación.
 Puede extinguirse por prescripción.

Bonnecase precisa que la falta de capacidad de las partes, los vicios de la


voluntad y la falta de formalidades establecidas en la Ley producen nulidad
relativa; en tanto que la ilicitud en el objeto, motivo o fin del Acto Jurídico puede
producir tanto nulidad absoluta como nulidad relativa.

5.2.5. Teoría adoptada por el Código Civil.


94

El Código Civil para el Distrito Federal sigue la teoría de Bonnecase y


prácticamente la adopta en todos sus puntos.

Ejemplo de lo anterior, es el artículo 2224, según el cual “la falta de


consentimiento o de objeto produce la inexistencia del Acto Jurídico”, tal cual la
había enunciado Bonnecase al referirse a la falta de elementos de orgánicos o de
definición del Acto Jurídico.

Respecto a la nulidad, nuestro Código también distingue entre nulidad


absoluta y nulidad relativa y, más específicamente, al igual que en la teoría de
Bonnecase, nuestro Código Civil establece que la falta de licitud en el objeto
motivo o fin del Acto Jurídico puede producir ya la nulidad absoluta, ya la nulidad
relativa según lo establezca la Ley.

Con la finalidad de analizar sistemáticamente nuestra legislación en lo


referente a la inexistencia, la nulidad absoluta y la nulidad relativa, es preciso que
estudiemos cada una de estas figuras a continuación.

5.3. La inexistencia.

Es importante, para estudiar esta figura, que analicemos tres cosas: las
causas que le dan origen, sus características y los efectos que produce la
inexistencia.

La inexistencia es la nada jurídica.

Respecto a las causas que generan o dan origen a la inexistencia en el


Derecho mexicano, tenemos, de conformidad con el artículo 2224, lo siguiente:

“El acto jurídico inexistente por la falta de consentimiento, o de objeto que


pueda ser materia de él, no producirá efecto legal alguno…”
95

Es importante señalar, de acuerdo con la disposición transcrita, que la


inexistencia se produce por falta de consentimiento (voluntad) o por falta de
objeto, precisando además que la Ley no se refiere a la solemnidad, sin embargo,
como lo estudiamos anteriormente, el caso específico del matrimonio requiere de
solemnidad para que pueda existir. Por esta razón concluimos que son causas de
inexistencia del Acto Jurídico:

 La falta de consentimiento o voluntad.


 La falta de objeto.
 La falta de solemnidad en los actos que la requieran.

Por otra parte, con respecto a las características de la inexistencia, el


propio precepto antes invocado se refiere a tales características diciendo lo
siguiente: artículo 2224: “El Acto Jurídico inexistente por la falta de consentimiento
o de objeto que pueda ser materia de él no producirá efecto legal alguno. No es
susceptible de valer por confirmación, ni por prescripción; su inexistencia puede
invocarse por todo interesado”.

Según lo anterior, queda claro que de acuerdo con la Ley las características
de la inexistencia son:

 Es inconfirmable; es decir, no es susceptible de valer con


confirmación.
 Es imprescriptible; es decir, no se puede hacer valer por
prescripción.
 Puede invocarse por todo interesado.

Respecto a los efectos, afirmamos, también, de conformidad con el artículo


2224, que no produce efecto legal alguno.
96

5.4. La nulidad absoluta.

La ilicitud en el objeto motivo o fin del Acto Jurídico produce nulidad


absoluta.

El Derecho mexicano, fiel a la tradición francesa, y más específicamente a


la teoría de Bonnecase, distingue, dentro de las nulidades, la nulidad absoluta y la
nulidad relativa.

Cuando al Acto Jurídico le falta alguno de los elementos de existencia


decimos que el Acto Jurídico es inexistente, es decir, la nada jurídica, en
consecuencia, si es la nada no puede producir ningún efecto.

De igual manera, cuando el Acto Jurídico carece de alguno de los requisitos


de validez, nos encontramos frente al Acto Jurídico nulo o inválido.

No obstante lo anterior, es importante recordar que los requisitos de validez


del Acto Jurídico son cuatro, a saber: La capacidad de las partes; la ausencia de
vicios de la voluntad; la licitud en el objeto motivo o fin del Acto Jurídico; y la
formalidad.

Por lo anterior, nuestro Código Civil distingue, fiel a la teoría de Bonnecase,


entre nulidad absoluta, de la cual nos ocupemos en el presente apartado, y la
nulidad relativa.

Según el artículo 2225 del Código Civil: “La ilicitud en el objeto, en el fin o
en la condición del acto produce su nulidad, ya absoluta, ya relativa, según lo
disponga la Ley”.

De conformidad con el artículo transcrito:


97

 La causa de la nulidad absoluta es la ilicitud en el objeto, fin o


condición del Acto Jurídico.

Por su parte, el artículo 2226 del citado ordenamiento, dice: “La nulidad
absoluta por regla general no impide que el acto produzca provisionalmente sus
efectos, los cuales serán destruidos retroactivamente cuando se pronuncie por el
Juez la nulidad. De ella puede prevalerse todo interesado y no desparece por la
confirmación o por la prescripción”.

De la disposición anterior podemos concluir que, en el Derecho mexicano,


las características de la nulidad absoluta son:

 La puede hacer valer cualquier interesado.


 Es inconfirmable; es decir, las partes no pueden confirmar el acto
nulo; en virtud de que deriva de lo ilícito es obvio que las partes no
pueden hacer lícito lo que es ilícito.
 Es imprescriptible.

Por estar razón cuando el Acto Jurídico resulta afectado de nulidad


absoluta, se dice que es un acto nulo.

Finalmente, respecto a los efectos de la nulidad absoluta, diremos, también


de acuerdo con el artículo 2226 de Código Civil transcrito anteriormente, que:

“…La nulidad absoluta por regla general no impide que el acto produzca
provisionalmente sus efectos; los cuales serán destruidos retroactivamente
cuando se pronuncie por el juez la nulidad…”

5.5. Nulidad relativa.


98

Respecto a esta nulidad decimos, que es una nulidad menos grave que la
anterior. ¿Por qué se produce la nulidad relativa? A efecto de dar respuesta
debemos recurrir al Código Civil, que dice en su artículo 2227: “La nulidad es
relativa cuando no reúne todos los caracteres enumerados en el artículo anterior.
Siempre permite que el acto produzca provisionalmente sus efectos”.

Sin embargo, no queda resuelto el problema totalmente, por lo que también


acudiremos al artículo 2228, del referido Código:

“La falta de forma establecida por la Ley, si no se trata de actos solemnes,


así como el error, el dolo, la violencia, la lesión y la incapacidad de cualquiera de
los autores del acto, produce la nulidad relativa del mismo”.

Con estas disposiciones estamos en condiciones de contestar que las


causas de nulidad relativa, según nuestra legislación, son:

 La falta de capacidad de las partes.


 La falta de formalidad establecida por la Ley.
 La existencia de error, dolo, (mala fe) violencia y la lesión.

Para conocer las características de la nulidad relativa debemos transcribir


las siguientes disposiciones del Código Civil.

“Artículo 2229. La acción y la excepción de nulidad por falta de forma


compete a todos los interesados”.

“Artículo 2230. La nulidad por causa de error, dolo, violencia, lesión o


incapacidad, sólo puede invocarse por el que ha sufrido esos vicios de
consentimiento, se ha perjudicado por la lesión o es el incapaz”.
99

“Artículo 2231. La nulidad de un Acto Jurídico por falta de forma establecida


por la Ley se extingue por la confirmación de ese acto hecho en la forma omitida”.

“Artículo 2232. Cuando la falta de forma produzca nulidad del acto, si la


voluntad de las partes ha quedado constante de una manera indubitable y no se
trata de un acto revocable, cualquiera de los interesados puede exigir que el acto
se otorgue en la forma prescrita por la Ley”.

“Articulo 2233. Cuando el contrato es nulo por incapacidad, violencia o


error, puede ser confirmado cuando cese el vicio o motivo de nulidad, siempre que
no concurra otra causa que invalide la confirmación”.

“Artículo 2234. El cumplimiento voluntario por medio del pago, novación o


por cualquiera otro modo, se tiene por ratificación tácita y extingue la acción de
nulidad”.

De acuerdo con las disposiciones anteriores transcritas, podemos concluir


que:

Las características de la nulidad relativa son:

 La pude hacer valer la persona a cuyo favor la establece la Ley.


 Es confirmable o convalidable.
 Es prescriptible.

Las características anteriores significan que el Acto Jurídico viciado de


nulidad relativa puede ser convalidado, es decir, los autores del Acto Jurídico
pueden hacer desparecer el vicio que producía tal nulidad o, desaparecido el vicio,
pueden confirmar la celebración del Acto Jurídico.
100

Se afirma, por las características de la nulidad relativa, que el Acto Jurídico


afectado por la misma es un acto anulable.

Finalmente, por lo que respecta a los efectos jurídicos del Acto Jurídico
afectado de nulidad relativa, queda claro que, según el artículo 2227 del Código
Civil, el acto produce provisionalmente sus efectos.

Por otra parte, dice el artículo 2235: “La confirmación se retrotrae el día en
que se verificó el acto nulo, pero ese efecto retroactivo no perjudicará los derechos
de tercero”.

Otra consideración importante es la relativa a los efectos que produce la


anulación del Acto Jurídico; en relación con lo cual es importante considerar lo
dispuesto en los siguientes artículos:

“Artículo 2239. La anulación de acto obliga a las partes a restituirse


mutuamente lo que han recibido o percibido en virtud o por consecuencias del acto
anulado”.

“Artículo 2240. Si el acto fuere bilateral y las obligaciones correlativas


consisten ambas en sumas de dinero o en cosos productivas de frutos, no se hará
la restitución respectiva de intereses o de frutos sino desde el día de la demanda
de nulidad. Los interés y los frutos percibidos hasta esa época se compensan
entre sí”.

“Artículo 2241. Mientras que uno de los contratantes no cumpla con la


devolución de aquello que en virtud de la declaración de nulidad del contrato está
obligado, no puede ser compelido el otro a que cumpla por su parte”.
101

5.6. Tratamiento que da a la inexistencia la jurisprudencia mexicana.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene jurisprudencia establecida


respecto a la diferencia que en el Código Civil se establece entre la nulidad e
inexistencia.

La jurisprudencia referida se encuentra en la cuarta parte, correspondiente


a la tercera sala del apéndice del semanario judicial de la Federación, editado en
1965 bajo el número 238 en la página 751.

Refiriéndose a la diferencia entre la nulidad y la inexistencia establecida en


el Código Civil dice:

“Nulidad e inexistencia”. Sus diferencias son meramente teóricas. Aun


cuando el artículo 2224 del Código Civil para el Distrito y territorios federales
emplea la expresión “Acto Jurídico inexistente”, en la que pretende basarse la
división tripartita de la invalidez de los actos jurídicos, según la cual se les agrupa
en inexistentes, nulos y anulables, tal distinción tiene meros efectos teóricos,
porque el tratamiento que el propio Código da a las inexistencias es el de las
nulidades, según puede verse en las situaciones previstas por los artículos 1427,
1433, 1434, 1826, en relación con el 2950 fracción III, 2042, 2270 y 2279, en las
que teóricamente se trata de inexistencias por falta de objeto, no obstante, el
Código las trata como nulidades y, en los casos de los artículos 1802, 2182 y
2183, en los que la falta de consentimiento originaría la inexistencia, pero también
el Código los trata como nulidades.

Sexta época del Semanario Judicial de la Federación, Cuarta parte.


102

PERSONA FÍSICA Y PERSONA MORAL

Otro de los conceptos fundamentales del Derecho es el de persona; el


Derecho es la creación humana que ha hecho posible el desarrollo y la
convivencia de los individuos en la sociedad, por lo que el Derecho debe ocuparse
en precisar con toda claridad a quiénes considera personas y cómo se entienden
éstas desde el punto de vista del Derecho.

Como es fácil advertir, en torno a las personas se mueve el Derecho, pues


la conducta de la persona es la que el Derecho regula, y es también a la conducta
de las persona a la cual la Ley reconoce efectos jurídicos, mismos que serán
regulados con bastante precisión por el Derecho.

6.1. Concepto e importancia de la persona.

Desde la antigua Roma, el Derecho precisaba a quienes se consideraban


personas desde el punto de vista de la Ley. Es sabido que en el antiguo Derecho
Romano los esclavos eran considerados como cosas, razón por la cual no podían
participar en la vida jurídica, es decir, no se les reconocían Derechos, ni podían, a
través de su conducta, generar derechos ni obligaciones que la Ley regulara.

El Derecho considera actualmente que la persona jurídica, es todo ente


capaz de tener derechos y obligaciones, es decir, que en principio considera como
personas a todos los individuos.

El Derecho regula la conducta del hombre en sociedad por medio de las


normas jurídicas; se interesa por las relaciones que establecen los individuos,
tanto de manera personal como en grupo. Para el Derecho, en consecuencia,
tanto el individuo como el grupo de individuos, considerados en su conjunto, son
denominados personas.
103

El término persona deriva del latín personare, referido a las máscaras que
utilizaban los antiguos griegos al interpretar obras teatrales, mismas que, además
de no dejar ver sus rostros, distorsionaban su voz; se distinguían uno de otros por
la máscara, y por eso nosotros nos llamamos personas, pues cada uno es
diferente a los demás.

Persona, es un término que el Derecho conceptualiza como un ente


susceptible de adquirir derechos o contraer obligaciones; puede tratarse de un ser
físico (hombre o mujer) o un ente moral (pluralidad de personas físicas legalmente
constituidas).

6.1.1. Concepto y atributos de la personalidad.

El concepto de personalidad, es un concepto jurídico que se encuentra


íntimamente ligado con el de persona. Podemos afirmar como un primer
acercamiento que la personalidad, es una manifestación o proyección de la
persona en el mundo objetivo; mediante esa proyección participa de la vida
jurídica, creando, transmitiendo, modificando o extinguiendo derechos y
obligaciones.

En conclusión, la personalidad quiere decir que el sujeto puede actuar en la


vida jurídica; es mediante la personalidad que el ser humano se proyecta en el
derecho.

Podemos concluir que: la personalidad, es la proyección de la persona


individual o colectiva en el Derecho, en razón lo cual puede actuar en la vida
jurídica.

6.2. Persona física.

El Código Civil describe la manera en que se regulan los vínculos entre las
personas jurídicas.
104

De conformidad con lo anterior, es la persona, desde el punto de vista del


Derecho, todo ente susceptible de adquirir derechos o contraer obligaciones. Es
evidente que va existir un ordenamiento legal que va a regular los vínculos entre
las personas, de los cuales surgirán los derechos y las obligaciones.

Existe un ordenamiento legal llamado Código Civil, en el que se regulan los


artículos entre las personas; entre las personas y los bienes, y entre las personas
y la familia.

Las conductas que regula la Ley en sus diversos artículos son llamadas
hipótesis de Ley, las cuales sólo podrán ser atribuibles a las acciones de las
personas, nunca a las cosas; en consecuencia, los seres humanos (mujeres,
hombres, jóvenes, niños, ancianos) para el Derecho, son personas.

Para fines de estudio, el Derecho Civil se define como:

El conjunto de normas jurídicas que regulan lo vínculos entre las personas


en relación con los bienes y la familia.

El Derecho Civil, es importante porque reconoce y protege los derechos


que tenemos como personas, inclusive antes de nacer o después de la muerte nos
reconoce ciertos derechos. De acuerdo con la Ley, sólo a las personas se les
otorgan atribuciones que implican consecuencias jurídicas.

Al actuar de manera individual o colectiva, a los individuos se les reconoce


jurídicamente como personas físicas o personas morales, respectivamente.

Es evidente que no se puede hablar en los mismos términos de una


persona física y de una persona moral, pues aunque existe distinción en su
tratamiento (régimen jurídico), tanto David Bravo (persona física), como la
105

Latinoamericana, S. A. (persona moral), son jurídicamente reconocidas por el


Derecho como personas.

Cuando las personas actúan en grupo o individualmente pueden general


consecuencias jurídicas.

El Derecho Civil, tiene como finalidad regular las actividades que vinculan a
las personas físicas o morales entre sí con exclusivo interés para quienes realizan
los actos, como podría se la compra o venta de una casa, contraer matrimonio,
divorciarse, heredar, entre otros múltiples actos que realizan las personas.

Para una mejor comprensión de los conceptos de persona física y persona


moral es conveniente revisarlos por separado.

Persona física.

Persona física, es el ser con materialidad humana, a quien el Derecho


reconoce ciertos atributos, conocidos como personalidad.

Cuando se habla de persona física el Derecho hace referencia a cualquier


individuo, sea hombre o mujer, sin importar sus características distintivas, su
actividad o posición económica.

Las personas físicas legalmente tienen personalidad, es decir, son


susceptibles de adquirir derechos y contraer obligaciones, como pueden ser el
derecho al trabajo, la inviolabilidad de su domicilio y correspondencia, y al pago de
dudas conforme a lo pactado, por mencionar sólo algunos.

Por el momento sólo nos ocuparemos de las personas físicas. Por


consiguiente, podemos plantear cuándo inicia la personalidad.
106

6.2.1. Principio y fin de la personalidad individual.

De acuerdo con la Ley, la capacidad de las personas físicas inicia con el


nacimiento y termina con la muerte.

Resulta claro que el momento en que empiezan a existir las personas


físicas y las personas morales es distinto; como consecuencia, el inicio de la
personalidad de cada una de ellas también lo es.

Inicio de la personalidad de la persona física.

Por lo que se refiere a la persona física, su personalidad inicia con el


nacimiento y termina con la muerte. Sin embargo, precisa la disposición legislativa
a que aludiremos en seguida que el individuo entra bajo la protección de la Ley
desde el momento de la concepción.

Protección del concebido pero no nacido. En efecto, el artículo 22 del


Código Civil dice: “La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el
nacimiento y se pierde por la muerte, pero desde el momento en que un individuo
es concebido, entra bajo la protección de la Ley y se le tiene por nacido para los
efectos declarados en el presente Código”.

Es obvio que el nasciturus, como se le denomina técnicamente al que va a


nacer, en tanto no nazca, no adquiere personalidad; sin embargo, la Ley
contempla los derechos que llegará a adquirir si llega a nacer; por tal motivo lo
protege y le otorga el derecho a ser designado como heredero, legatario o
donatario, como veremos y desarrollaremos más adelante.

Fin de la personalidad de la persona física.

Por otra parte, dice el artículo 22 antes invocado, que la personalidad se


pierde por la muerte.
107

Desde el punto de vista jurídico, te puedes preguntar: ¿qué sucede al


morir? Es obvio que la muerte produce efectos legales.

Los efectos de la muerte son:

1. Cesación de la personalidad.
2. La extinción de derechos y obligaciones que dependan de la vida de
la persona.
3. La apertura de la sucesión hereditaria.

Por estas razones, es importante precisar cuándo sucede la muerte, pues


en ocasiones no se sabe con certeza qué ha ocurrido con la persona, de donde se
desprende:

La declaración de ausencia y la presunción de muerte. Al respecto dice


el artículo 649 del Código Civil: “Cuando una persona haya desaparecido y se
ignore el lugar donde se halle y quién la represente, el Juez, a petición de parte o
de ofició, nombrará un depositario de sus bienes, la citará por edictos publicados
en los principales periódicos de su último domicilio, señalándole para que se
presente en un término que no bajará de tres meses ni pasará de seis, y dictará la
providencias necesarias para asegurar sus bienes”.

Por lo tocante a la presunción de muerte, dice el artículo 705 del mismo


ordenamiento, en su primer párrafo: “Cuando hayan transcurrido seis años desde
la declaración de ausencia, el Juez, a instancia de parte interesada, declarará la
presunción de muerte…”

Es decir, no se sabe si efectivamente la persona ha muerto, de lo que se


deriva el nombre de la figura presunción de muerte.
108

6.3. Atributos de las personas físicas.

Es virtud de que el Derecho otorga un tratamiento distinto a las personas


físicas y a las personas morales, resulta necesario establecer en que consiste tal
regulación jurídica.

La regulación de una determinada situación a través de las normas jurídicas


se denomina régimen jurídico. Tratándose de las personas se llama personalidad
y trae aparejadas ciertas características que se denominan atributos.

Los atributos, son medios eficaces para distinguir e identificar a las


personas. Las personas físicas, coinciden la mayoría de los tratadistas, tienen los
siguientes atributos:

 Capacidad
 Nombre
 Domicilio
 Estado civil
 Nacionalidad
 Patrimonio

6.3.1. Capacidad de goce y capacidad de ejercicio.

La ley, mediante la capacidad, convierte a las personas en titulares de


derechos y obligaciones.

Usualmente la palabra capacidad, es empleada para referirse a situaciones


diversas, como señalar una aptitud, una potencialidad.
109

Para el Derecho, la capacidad: es un atributo que poseen las personas, por


virtud de la Ley, mediante la cual son susceptibles de ser titulares de derechos y
obligaciones.

Existen dos tipos de capacidad, que son: la capacidad de goce y la


capacidad de ejercicio.

A la capacidad de goce se le llama también capacidad general, capacidad


de derechos o titularidad y a la de ejercicio capacidad de obrar o negociar.

La capacidad de goce, es la capacidad general y por ella entendemos. La


aptitud que tiene la persona para ser titular de derechos y obligaciones.

Por su parte, la capacidad de ejercicio o capacidad de obrar o negociar:

Es la aptitud que tiene personas determinadas para hacer valer, por sí


mismas, sus derechos y cumplir sus obligaciones.

Respecto a la capacidad de ejercicio, siguiendo al maestro Ortiz Urquidi,


debemos considerar los siguientes puntos:

Inicio de la capacidad de goce. De acuerdo con el artículo 22 de Código


Civil para el Distrito Federal: “La capacidad jurídica de las personas físicas se
adquiere por el nacimiento y se pierde por la muerte; pero desde el momento en
que un individuo es concebido, entra bajo la protección de la Ley y se le tiene por
nacido para los efectos declarados en el presente Código”. De acuerdo con esta
disposición es evidente que, por regla general, la capacidad inicia con el
nacimiento; es importante, desde el punto de vista legal, precisar en qué momento
es tal hecho.
110

Adelanto de la capacidad de goce y el nasciturus. Este vocablo proviene


del verbo nascere, que significa nacer, nasciturus quiere decir, el que va a nacer.

Es evidente, de conformidad con la disposición transcrita en el párrafo


anterior, que por el hecho de entrar el individuo “bajo la protección de la Ley desde
el momento de la concepción y tenérsele por nacido para los efectos declarados
en el presente Código”, tiene derechos; sobre el particular, te preguntarás: ¿Qué
derechos tiene el concebido?, a modo de ejemplo nos vamos a remitir a las
siguientes disposiciones:”Artículo 1314. Son incapaces de adquirir por testamento
o por interesado, a causa de falta de personalidad, los que nos estén concebidos
al tiempo de la muerte del autor de la herencia o los concebidos cuando no sean
viables conforme a lo dispuesto en el artículo 337”.

Por su parte, el artículo 2357 dice: “Los no nacidos pueden adquirir por
donación, con tal que hayan estado concebidos al tiempo en que aquélla se hizo y
sean viables conforme a lo dispuesto en el artículo 337. Pero qué es ser viable,
según el artículo 337: “Para los efectos legales, sólo se tendrá por nacido al que,
desprendido enteramente del seno materno, vive veinticuatro horas o es
presentado vivo ante el Juez del Registro Civil…”

Interpretados los artículos 1314 y 2357, a contrario sensu, otorgan al


concebido pero no nacido el derecho de ser sujeto de herencia, legado o
donación; ligados a la condición suspensiva de ser viables, lo cual equivale, para
el autor que seguimos, a un verdadero adelanto de la capacidad de goce.

Grados de la capacidad de goce:

La primera manifestación o grado de la capacidad de goce corresponde


al concebido pero nacido con la condición de que sea viable según lo vimos en los
anteriores artículos transcritos 1314, 2357 y 337.
111

El segundo grado de la capacidad de goce corresponde a los menores


de edad. El menor de edad tiene la capacidad de goce tanto como un mayor de
edad sujeta a determinadas restricciones, como son:

1. Para contraer matrimonio: dice el Artículo 148 del Código Civil, en su


segundo párrafo: “…Los menores de edad podrán contraer
matrimonio siempre que ambos hayan cumplido dieciséis años. Para
tal efecto, se requerirá del consentimiento de quienes ejerzan la
patria potestad, o en su defecto, la tutela; y a falta o por negativa o
imposibilidad de éstos, el Juez de lo familiar suplirá dicho
consentimiento, el cual deberá ser otorgado atendiendo a las
circunstancias especiales del caso”.
2. para ser tutores, pues sólo lo pueden ser los mayores de edad,
artículo 503 del Código Civil: “No pueden ser tutores, auque estén
anuentes en recibir el cargo:

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