Está en la página 1de 4

UNIVERSIDAD NACIONAL DE ENTRE RÍOS

Facultad de Ciencias de la Educación


Tecnicatura en Gestión Cultural

Cátedra: Animación Sociocultural


Profesores: Marcos Barberis
Marina Ramayo
Estudiante: María Yasi Mazarín
Curso: 2°
Fecha: 22/06/2018

EDUCACIÓN POPULAR: Nadie es más que otre, pero sí menos sin el otre.

Los tiempos mezquinos de la modernidad nos han interpelado a partir del orden, la
coherencia, el significado preciso, la única verdad, la subjetividad controlada. Allí la
otredad como el misterio, el desconcierto, lo peligroso que nos propone huir o disciplinar.

Lo igual, lo inerte, lo pasivo, lo estático, la positividad de la alteridad “atópica”, diría


Byung-Chul Han, la falta de “Eros” en el pensamiento, todo ello lleva a que éste pierda
vitalidad, inquietud y se vuelta represivo y reactivo.

La falta del “Eros” que menciona el filósofo surcoreano, remite al narcisismo tan propio de
la era actual, aquella que sólo busca a otre en la comodidad de la complementación y la
afinidad. Une otre que es tan reflejo de une misme, pero que no es tomade en su “atopía”,
pues “la llegada del otro atópico puede asumir una forma apocalíptica” (2014:12),

“El Eros pone en marcha un voluntario desreconocimiento de sí mismo, un voluntario


vaciamiento de sí mismo” (2014:12). Ese “desreconocimiento” implica el ejercicio de la
mirada extraña: alejamiento, ruptura, enfrentamiento, resistencia, decoro, distancia,
perforación.

Dar reconocimiento al le otre es darle importancia, es ponernos en crisis a nosotres


mismes, es aceptar el caos, la diferencia. Claro que a lo largo de la historia, la
homogeneización ha sido el más cómodo camino para llegar al orden y evitar de todas
maneras ese caos apocalíptico que sin dudas traería novedad.

La escuela como centro de rehabilitación para descarriades que corrían sin parar en las
calles, que jugaban a la mancha y a la pelota, que hacían campeonatos de balero y de
soga, aquelles descarriades que si continuarían jugando, simplemente no servirían en un
futuro adulto.

Tomando a Jorge Larrosa en "El enigma de la infancia", es posible realizar una analogía
entre el sistema totalitario y el sistema educativo. Es el totalitarismo el que se ocupa de
mantener un orden y una normalidad, reprimiendo y evitando el nacimiento de la novedad,
por temor a lo nuevo/desconocido. Llevado a las aulas, podemos hablar del temor o
sometimiento político de les docentes a la hora de emancipar, negando al “sujeto-
subjetivo”, objetivándole, homogeneizando un pensamiento, disfrazándolo de igualdad.

“El objetivo final no es representar la voz de los silenciados sino entender y


nombrar los lugares desde donde sus demandas o su vida cotidiana entran en
conflicto con los otros” (GARCIA CANCLINI, 1997)

Existe un miedo social a la emancipación, porque se trata de brindar espacios para la


creación de subjetividades que podrían perjudicar el status quo de la sociedad y no bajar
la cabeza a los lineamientos del estado. Es tan importante que solo une estudiante logre
la emancipación dentro de un grupo, como que une solo estudiante no logre.

Esta sed de empoderamiento se ve cotidianamente en el Bachillerato Popular “La Vuelta


del Paraguayo” de la ciudad de Santa Fe, un espacio de enseñanza-aprendizaje donde el
saber compartido es lo primordial. Un espacio que aun no está institucionalizado y que
transita sus días esperando el cumplimiento de la promesa del derecho a la educación.
Una educación contextualizada, territorializada, propia, empática, inclusiva y popular.

La necesidad de regir sólo mediante gestiones públicas o privadas, de los gobiernos


santafecinos ha impedido el reconocimiento de los saberes que transitan la “Casa de los
Talleres” (edificio donde ocurre el entramado de saberes del bachillerato mencionado),
una escuela de gestión social, llevada a pulmón por educadores voluntaries y educandes
comprometides.
La Casa de los Talleres es el lugar por excelencia donde los cuerpos más ignorados, más
juszgados, más olvidados, resurgen. Bah, donde continúan gritando, sólo que allí sí son
escuchados e incluso son animados a gritar.

El transitar en el Área de Artes del Bachi ha sido una experiencia ‘machacadora’, sí,
porque machaca día a día el chip normalista que está pegado en la propia matriz de
aprendizaje. Tener que bajarse miles de veces de la tarima imaginaria que posiciona al
‘maestro’ en el estrado del saber, implica dejarse inundar por el Eros, “El amor es una
«escena de lo Dos». Interrumpe la perspectiva del uno y hace surgir el mundo desde el
punto de vista del otro o de la diferencia” (Han, 2014:68)

Incluir el amor en nuestras prácticas educativas nos aleja del pensamiento retrógrado y
caduco de que el saber debe ser restringido, hermético y clasista. Incluso nos acerca a la
renombrada teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, donde no existe
determinación alguna que nos diga que no podemos, que existen tantas maneras de
llegar al aprendizaje como sujetos-subjetivados existan, y la cantidad es incalculable y
sobre todo mutable.

Encontrarse en espacios donde los cuerpos tienen marcas crueles de una vida familiar
castigada, de una sociedad que discrimina, de parejas violentas. Cuerpos tímidos o
desacatados, callados o gritones, cuerpos invisibles o cuerpos que exigen verse. Cuerpos
siempre al borde de los abismos. Cuerpos que no se animan muchas veces a levantar la
mano para no padecer una vez más la burla por la ignorancia. Bocas que tartamudean al
leer y siguen los renglones con los dedos. Manos arrugadas que están reaprendiendo a
escribir. Ojos.

Ojos que dicen a gritos y con ternura: ¡Yo vivo de preguntar, saber no puede ser un lujo!

Bibliografía

HAN, B., (2014) La Agonía del Eros. Herder Editorial

DUSSEL, I. y CARUSSO, M. (2001) "Yo, tú, él: ¿quipen es el sujeto?" en De sarmiento a


los Simpsons. Cinco conceptos para pensar la educación contemporánea. Kapelusz.
LARROSA, J., (2000). . "El enigma de la infancia" en Estudios sobre lenguaje,
subjetividad, formación. Ediciones Novedades Educativas: Buenos Aires, México.

También podría gustarte