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Anabela
ESCENOGRAFÍA: Mesa, dos sillas, llaves grandes que sean vistas de lejos.
Entra Anabel con un bolso mirando a todos lados sorprendida. Entró al palacio del rey. Analiza
todo, mira los muebles con detenimiento. De repente grita muy fuerte mirando al público,
completamente asustada.
ANABEL: ¡Ay que susto! ¿Ustedes estaban ahí? (Espera respuesta) Perdón ¿Son mudos? ¿Les
pregunto si ustedes están ahí? (Espera respuesta) Ah, yo creía que eran mudos (Deja el bolso
en la mesa) ¡Qué bueno es estar acá! En el palacio del rey. El guardia que estaba en la puerta
me dijo que esta era la sala donde los reyes reciben a sus sastres ¿Ustedes saben lo que es un
sastre? (Espera respuesta) bueno un sastre es una persona que se dedica a fabricar ropa. Pero
no cualquier ropa, sino ropa preciosa y hermosa para los reyes. Ropa muy cara. Por eso estoy
tan nerviosa. Porque si llego a equivocarme en algo, el rey no me va a dar el trabajo y tengo
muchas deudas. Tengo que pagarle al lechero, al panadero, al carnicero, al verdulero y muchos
otros más. Ya no sé que voy a hacer con tantas deudas. Necesito si o si que el rey me contrate.
Si no lo convenzo al rey estoy perdida. Pero, el problema es que además de esas deudas que ya
les dije, NO TENGO DINERO PARA COMPRAR TELAS. Y no hay traje posible si no tengo dinero
para comprar telas. Soy la mejor sastre de todo el reino, de toda este maravilloso lugar que se
llama “Fe Santa” y NO TENGO NI TELAS NI DINERO PARA COMPRAR! Por eso estoy tan
nerviosa y cuando me pongo nerviosa tengo ganas de ir al baño. ¿Por qué se ríen? Sí, sí, yo
escuché alguien que se reía porque tengo ganas de ir al baño ¿Nunca le pidieron ustedes
permiso a su maestra para ir al baño? A ver las seños ¿Les piden mucho permiso para ir al
baño? (Espera respuesta de las maestras) ¿Vieron? Todos tenemos ese inconveniente. Por eso
les ruego, por lo que más quiera (hace un gesto gracioso agarrándose el cuerpo a sí misma)
¿Donde está el baño? Por favor. No, en los palacios no hay baños ¿Porque esto es un palacio
no? (los chicos dicen no) ¿Como que esto es una escuela? Ah es una escuela. Bueno entonces si
es una escuela me voy para el baño. ¿Dónde está el baño? (Espera que los chicos le digan)
Bueno me voy un rato al baño y ya vengo
ANABEL: Chicos ¿Quién es el que me dice “Buen día”? (Los chicos dirán “el rey”) ¿Quién?
(repiten los chicos) No escucho. Cuando me pongo nerviosa no solo tengo ganas de ir al baño
sino que me pongo un poco sorda. Griten bien fuerte ¿Quién es? (los chicos gritan fuerte) ¿El
buey? Los bueyes no hablan porque son animales. No me mientan ¿Quién es el que está detrás
de mío? (el rey) ah claro dentro del palacio hay un buey, bueno cuando lo vea le voy a decir
“hola señor buey, como anda la señora buey. Como se le dice la esposa del buey? ¿“Bueya”?
Perdón pero la bueya tiene bueyitos ¿No?…
ANABELA: (Mira asustaba al público) ¿Ustedes me están diciendo que ya entró a esta
habitación el Rey Felipe? (Grita desesperada) ¡Ay que me muero de miedo! Y encima no doy
más de ganas de ir al baño. Porque antes de venir tomé mucha agua porque cuando estoy
nerviosa tomo mucha agua y todo el mundo dice que el agua hace bien ´pero no sé por qué a
mí se me da por…
Anabela lo mira asustada con una cara que debe ser graciosa, el rey se acerca
ANABELA: (Nerviosísima) ¿Usted es el buey? ¡Ay perdone! Le dije buey ¿Cómo anda la
“bueya”? digo, la señora bueya, perdón, ¿Cómo anda la reina de los bueyes? Ay no estoy
nerviosa ¿Cómo anda usted señor rey? ¿Tiene usted un buey? Ay no. Tiene usted una reina de
los bueyes y bueyecitos por todos lados. Ay no sé qué decir…
ANABELA: Me gritó. El rey me grito. Chicos ¿No es cierto que el rey me grito? (espera
respuesta) Usted es malo como rey. Si, no debía haber venido. Usted es malo.
REY: Cuando me enojo tengo que reconocer que me pongo malo como “buey”, perdón, como
rey. Se da cuenta que me hace confundir usted ¡Que cosa eh!
ANABELA: Estoy muy nerviosa y tengo ganas de ir al baño ¿Hay baños en los palacios?
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ANABELA: ¿Cuanto dijo?
REY: 32 baños
ANABELA: ¿Qué?
ANABELA: ¿Treinta y dos años tiene usted? ¡Pero qué viejo que está señor Felipe! Mire las
arrugas que tiene mi rey (le toca la cara) mire que destruido que está. Parece un pollo recién
desplumado. No parece de 32 años; parece de 80 más o menos mi rey.
ANABELA: (Por lo bajo y en tonalidad alta pero de volumen bajo) ¡Pollo desplumado!
REY: ¿Perdón?
ANABELA: (se hace la tonta) Paso un tornado por allá, eso decía.
ANABELA: ¡Pero no mi rey! Mire que voy a ser tan insolente. Chicos ¿No es cierto que no dije
nada?
ANABELA: (Por lo bajo y en tonalidad alta pero de volumen bajo) ¡Pollo desplumado!
REY: Es muy sencillo, vaya por el pasillo central, camine 150 metros y después gire en “U” a la
derecha, camine otros diez metros más y gire de nuevo a la derecha. Cuando llegue al jardín
doble para el lado de las rosas rojas. (GRITA) ¡No vaya a girar para el lado de las rosas blancas
eh! Siempre vaya para el lado de las rosas rojas. Una vez que llegue a las rosas rojas mira hacia
el oeste y ahí está el guardia que le va a explicar dónde está el baño.
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ANABELA: (Gritando enojada) ¿Usted me está mandando al baño o se está burlando de mí? No
se haga el tonto.
ANABELA: Disculpe señor rey, ¿Pero no tiene un baño por acá cerquita?
REY: Mire me tiene bastante cansado, a ver, tome. Use mi baño personal que esta acá al lado.
Tome las llaves (Saca de un bolsillo las llaves y se va de a poco Anabela)
REY: ¡Pero qué maldita suerte la mía! Necesito hacerme un traje y para eso necesito tener la
mejor sastre del reino. El problema es que la mejor de todas es ella, la que está en el baño, la
más torpe de todas. Mis siervos tenían razón; debía haber llamado a Richard Ricardo. Ese sí
que era un sastre responsable. Desde luego que no era tan buen sastre como Anabela pero
bueh, por lo menos no me hacía tantos problemas como ella. Aún así me voy a mantener
tranquilo. No voy a pelearme con ella. Le voy a preguntar cuánto cuesta el traje, me lo voy a
poner en la fiesta y punto final. (Apasionado) Cuando todos me aplaudan voy a darme cuenta
que lo mejor que pude hacer es haberla elegido a Anabela. Porque hay algo que no puedo
negar: ME ENCANTA QUE ME APLAUDAN. Quiero aplausos siempre. No hay nada más lindo
que los aplausos.
Empieza a escuchar un aplauso desde atrás. Es Anabela que se quedo encerrada en el baño
porque puso mal la llave. El rey se acerca al límite de atrás de la escena. Anabela habla desde
fuera de la escenografía.
REY: Pero si yo no tengo un buey en el baño (Mira a la gente y se ríe con complicidad)
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ANABELA: No se burle de mí, señor rey.
ANABELA: Está bien, de ahora en más le digo “rey” pero sáqueme de acá por favor. Soy
claustrofóbica.
ANABELA: Claustrofóbica.
REY: ¿Los claustrofóbicos son los que no comen carne? (Mira de nuevo a la gente con
complicidad) Ah, por eso habla tanto de los bueyes usted (Risas)
ANABELA: Basta señor rey: los claustrofóbicos somos las personas que no podemos estar
mucho tiempo encerradas porque sentimos que nos morimos.
REY: (irónico) Ahh, claro. Bueno me voy a hacer otras cosas y vuelvo más tarde ¿Quiere?
El rey saca otra llave de su bolsillo, y se ausenta de la escena. Es esencial que hable sin parar
porque por algunos segundos la escena quedará completamente vacía
REY: Acá tengo una llave maestra que abre todas las puertas del palacio señorita. La tengo
solamente yo, y ¿Sabe qué? Ninguno de los que trabajan en este lugar tiene una copia.
Imagínese el peligro que sería.
Vuelven los dos juntos a escena. Anabela completamente descompuesta empieza a marearse y
caminar por toda la escena con la llave que le había quedado trabada en el baño
REY: ¿Pero usted me está hablando en serio? (El rey se desespera y deja su llave maestra en la
mesa) no se me va a morir acá señorita.
REY: A ver venga (el rey la lleva hasta una silla) Siéntese ¿Quiere agua?
ANABELA: No no, ya estoy mejor ¡Qué dolor quedarme encerrada en el baño! ¡Soy tan
desgraciada!
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REY: Bueno está mejor señora.
ANABELA: Si, sí, ya estoy mejor, bueno ¿En que habíamos quedado? ¿Me va a pagar por
adelantado?
REY: ¿Qué?
REY: Sí, para eso la llame. Soy el rey más glorioso de toda la historia de “Fe Santa”. Todos me
quieren porque soy bueno, correcto, amable. Ha visto usted como me grita la gente cuando
salga al balcón.
REY: Que repita lo que usted gritaba junto con todo este pueblo maravilloso.
ANABELA: Eh, si si. Me acuerdo (se para arriba de la silla) la gente gritaba (con la melodía de
“Perón, Perón”) “Querido rey que grande sos, querido rey que grande sos”
ANABELA: Que me equivoque de canción. La gente le cantaba (con melodía del bombón
asesino) “el rey es un rey asesino, el rey es un rey asesino”
REY: ¡Basta! (Se baja de la silla aterrada) bueno, a ver, dejemos de perder el tiempo. Está visto
que usted no está nunca entre mi pueblo cuando ellos me aclaman.
ANABELA: Es que estoy trabajando mucho. Tengo tanto trabajo, taaaaaaanto dinero, me está
yendo tan bien.
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ANABELA: Si (fingiendo) la verdad que no le debo plata ni al verdulero, ni al carnicero, ni al
panadero, ni a nadie. No sé qué hacer con tanto dinero. A veces me digo “Anabela, con todo el
dinero que tenés ¿Por qué seguís trabajando?”, porque no te vas por el mundo a vivir como un
rey.
REY: Eso es verdad. SI uno tiene mucho dinero tiene que disfrutar de la vida ¿Por qué seguir
trabajando?
ANABELA: ¿Sabe por qué sigo trabajando mi rey? Ah (suspira) porque el trabajo es salud.
ANABELA: Sí, sí, sí. Obviamente. Mire, traje todo (muestra el bolso y saca para tomarle
medidas) por favor ¿Me permite?
Anabela se sube a la silla y le toma las medidas al rey que gustoso se deja tomar medidas, pero
a la vez se baja de la silla y lo mira de lejos como sacando miles de cálculos. Eso impedirá que lo
escuche bien a continuación.
ANABELA: Y dígame rey. ¿Por qué tiene tantas ganas de tener un traje?
REY: (El rey habla suavemente) Porque la semana que viene por fin llegamos a los cuarenta
años.
ANABELA: (Desde lejos, mirándolo como calculando medidas de su cuerpo para hacerle el
traje) ¿Cómo? No le escucho. Hable más fuerte porque desde acá no se escucha nada.
REY: (El rey sigue hablando despacio porque le da pudor) le decía que el año que viene por fin
llegamos a los cuarenta años.
ANABELA: ¿Qué? ¿Que el año que viene llegan a los cuarenta BAÑOS? ¿Para qué fabrican
tantos baños acá en este palacio? Aparte de reinar ¿Venden inodoros?
ANABELA: ¡Ahhhhhhh Años! Perdóneme porque en realidad no le escuché bien. A ver déjeme
tomarle unas medidas más (Se sube de nuevo a la silla y lo sigue midiendo) ¿Usted dice que
están llegando a los cuarenta años?
REY: Claro, a los cuarenta años de que mi padre derrotó a los enemigos y nos transformamos
en este reino bello y maravilloso. Reino en el cual todos me aplauden.
REY: Y si, la verdad que me viven aplaudiendo, por eso quiero un vestido preciosamente
genial. Así me aplauden mucho.
ANABELA: (Se baja de la silla) Quédese tranquilo mi rey querido que dentro de cuatro días se
lo traigo hecho una pinturita. Y dígame ¿El adelanto me lo paga usted o su secretaria?
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REY: ¿Adelanto? (El rey se asusta) Yo pensé que no tenía que pagarle ningún adelanto.
ANABELA: Perdón Don Rey Felipe. Preciso algo de dinero para comprar la tela. En Arabia
Saudita trabajan con el dinero adelantado.
ANABELA: En el país Arabia Saudita. La tela que le voy a traer es única en el mundo. Usted
quería el mejor vestido; pues lo va a tener.
REY: Pero si un barco me trae desde Arabia Saudita la tela; el traje va a demorar un año.
ANABELA: Noooooooo (se ríe) En realidad la tela ya está en nuestro reino. Lo que pasa que
(empieza a dudar) eh, somos una, a ver cómo le explico. Somos una sociedad secreta que tiene
telas escondidas y esas telas vienen de Arabia Saudita. Lejísimo. Entonces con el adelanto que
usted me da, yo le doy esa plata a la sociedad secreta y listo. Ellos traen más tela para el futuro
¿Vió?
REY: ¿Qué?
REY: (Una voz de mujer lo llama desde lejos) ¡Ya voy querida! (la mira a Anabela) Mire, me voy
a ir a buscar el dinero pero porque da la casualidad de que mi mujer me está llamando. Sino no
sé si iba. (Grita) ¡Ya voy querida! Es mi esposa, ya vuelvo.
ANABELA: Dos mil dólares. Usted me da mil ahora y mil cuando le entrego el vestido.
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Se va el rey, se queda Anabela y habla con el público.
ANABELA: ¡Ay chicos que miedo que tengo! ¿Ustedes escucharon lo mismo que yo? Dijo que
me va a apagar mil dólares por el vestido que le voy a hacer. Así que ahora llego a casa y
compro la tela, me siento en la máquina (se aflige) ¡Uh! ¡No! ¡Me olvidé que vendí la máquina!
¿Con qué lo voy a hacer? ¿Con qué máquina voy a coser el vestido si vendí todo? ¡Qué
desesperación! Ah ya sé, la esposa del panadero. Si, si, si, ella tiene una máquina de coser,
seguro que… ¡Pero no! ¿Cómo voy a pedir le la máquina de coser si le debo un año de pan al
panadero? A ver, Ah sí sí, le voy a pedir la máquina de coser a mi prima Ramona. Ella no tiene
problemas, me la va a prest… ¡No! No me sirve porque esa máquina es muy lenta. No me va a
servir para hacer un traje así. Pero de sólo pensar que me va a apagar mil dólares, me dan
ganas de hacerle un vestido invisible y de convencerlo de que es así. (Hace un silencio y se
sorprende) ¡Sí! (compulsivamente) ¡Sisisisisisisisisisi! ¡Eso voy a hacer! ¡Sí! ¡Claro! ¿Cómo no
me di cuenta antes? A ver, les pregunto, ¿Ustedes saben guardar un secreto? (espera
respuesta) mmmm, no escuché bien ¿Saben guardar un secreto? (espera respuesta) Ah mejor
así. Bueno lo que voy a hacer es venderle un traje invisible. Aunque no. Está mal eso. No sé
qué hacer. Ah sí, sí, voy a hacer así, voy a venderle un traje invisible pero cuando salga de mis
deudas, cuando le pague al panadero, al carnicero, al almacenero y sea multimillonaria; le voy
a devolver todo. Aunque no sé si está bien eso…
ANABELA: Pero los padres son distintos a los hijos, por eso a veces hay problemas. Usted lo
quiere mucho y seguro lo reta porque lo quiere mucho
REY: No se trata de eso, no es que nos peleamos por ser distintos, pero sí, es verdad, lo quiero
mucho.
REY: Sí, sí (Mete la mano en el bolsillo, está por sacar el dinero y lo guarda de nuevo en
posición brusca. Anabela queda deseando el dinero en posición graciosa) ¡Claro! ¡Sí! ¡Usted
me puede aconsejar!
REY: Es sencillo. NO QUIERE SER REY. Quiere que le saque el título de príncipe.
ANABELA: ¿Cómo? ¡Pero eses chico está loco! ¿Cómo que no quiere ser rey?
ANABELA: Cómo no mi rey. Lo veo a su hijo y le digo que se amigue con usted.
REY: NI SE LE OCURRA!!!
REY: Porque mi hijo está castigado. Quedará encerrado en una habitación rodeado de rosas
blancas hasta que quiera ser rey.
REY: No sea tonta. Hay una empleada que le lleva comida todos los días.
REY: Para que nadie pase. Si alguien pasa me doy cuenta gracias a las rosas blancas.
ANABELA: Claro entiendo, si hay rosas blancas pisadas es porque alguno quiso pasar a verlo.
REY: NO solo eso. Si alguno va a verlo a mi hijo seguro que quiere sacar rosas para llevarlas a
su casa. Cuando quiera salir por la puerta (risa malvada), las rosas blancas lo delatarán.
REY: Si si.
Se retira Anabela.
REY: (habla solo al público) Ay por favor, que triste estoy. Me siento tan mal: mi hijo no me
habla. Por eso quiero el vestido nuevo. Porque me siento triste. Porque si no, ni me importaría
el traje. Uno quiere ponerse trajes cuando quiere que todos lo aplaudan. Porque son todos,
me parece, son todos medio mentirosos en este reino. (Burlista) Ay reyyyyy, lo amamos!!! Ay
rey que linda corona tiene hoy!!! (Es siempre la misma te aclaro.) Ay eres el mejor rey de la
ciudad de “Fe Santa”. Y yo, yo solo quiero llevarme bien con mi hijo. Pero bueno. Ahora he de
pagarle a esta nena y exigirle mi traje para que todos me vean glorioso en la fiesta.
REY: Pero que rápido que volvió. Encontró el baño de modo mágico!
ANABELA: Nada
REY: Por favor, soy el rey. Muéstreme lo que tiene en las manos
ANABELA: Nada
Empiezan moverse tratando el rey de verle lo que tiene en la mano y ella de ocultarle las rosas.
Pero el rey se las saca
REY: Usted me está tomando por tonto Señorita? Lo fue a ver a mi hijo
Se queda dormido. Se despierta cuando ya vuelve con el vestido. Pasó una semana. Anabela
entra con una bolsa.
El rey se despierta.
REY: NO no, lo que pasa que anoche quise, no sé cómo explicarle. (Se quedo jugando con el
hijo) Anoche me quede despierto hasta muy tarde y vine a este salón a dormir
REY: Ay que ansiedad! quiero verlo. Estuve esperándolo desde la última vez que se fue hace
una semana. Démelo
REY: Démelo
REY: Démelo
REY: Que???
REY: A ver (se va a la mesa y saca un dinero debajo de un libro) Tome el dinero que falta
REY: No no no que nervios no lo puedo ver. Ay como me van a aplaudir en esa fiesta. Que
belleza!!!
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REY: No!!! (tiene que ser gracioso) tengo miedo tengo miedo
Anabela hace como que saca un vestido de la bolsa pero es todo con mímica. El vestido no
existe. De ahora en más ella hablara de un traje invisible para el público.
REY: Por favor, Anabela saque el traje de la bolsa, no estoy para bromas
ANABELA: El traje (empieza a bailar con el traje) imagínese usted bailando con su esposa, la
reina, la gente aplaudiéndolo, imagínese como todos lo halagaran
REY: Me aplaudirán?
REY: Fuerte?
ANABELA: A ver chicos ayúdenme gritemos todos “viva el rey” (espera que los chicos griten)
Mas fuerte chicos que tengo que venderle el traje!!! Viva el rey
REY: Ay gracias!!!
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ANABELA: es invisible! chicos el traje es invisible? (mira a los chicos, si los chicos responden
que “no” le dice vio que el que está loco es usted. El traje existe, necesita lentes?) (Si los chicos
responden que “si” igual Anabela dice “dijeron que no vio?” y el rey hace cara de dudoso) Este
traje existe mi rey, pruébeselo por favor.
ANABELA: No son locuras, usted tiene el mejor traje del mundo y no lo sabe apreciar. Sáquese
el manto de rey y póngase mi traje
ANABELA: A ver cómo le queda mi rey, (hace todo simulado) a ver póngase primero las
mangas, después así, muy bien a ver que le hago el moño
REY: En donde?
ANABELA: Donde sea, el moño se usa mucho así que mire que lindo le queda el moño,
acuérdese mi rey que si le aprieta mucho yo le hago unos retoques porque esa noche sino va a
andar apretado
REY: La verdad que no me aprieta. Pero que estoy diciendo? Obvio que no me aprieta si no
existe
ANABELA: Chicos existe o no existe (interactúa con los chicos haciendo un pacto para que
digan si existe bajo el lema “después le devuelvo la plata”)
REY: Chicos existe o no existe (los chicos responden si) Entonces voy a tener que comprarme
anteojos
ANABELA: Lo están llamando para que salga a saludar a la gente desde el balcón para que vaya
a saludar a las miles de personas que entraran en la fiesta
ANABELA: No no no págueme
REY: No no no, yo le pago cuando vuelvo. Además quédese a la fiesta. Va a comer muchísimo.
Nos vemos.
REY: Que?
ANABELA: Si si, ella es fanática de los chinchulines y si no voy se le queman vio. Me paga?
REY: No le pago nada. Quédese que cuando vuelvo le pago y le mando a buscar a su tía
Roberta para que venga
REY: Chauuuuuuuuuu, la dejo encerrada, ya vuelvo (El rey se va y ella queda encerrada)
ANABELA: Me dejo encerrada, que hago chicos. Se le van a burlar todos, ay qué mal. Y ustedes
creen que hice mal? Es que yo estaba desesperada. SI pero hice mal. No sé qué hacer. Pobre
mi rey, se le van a burlar, no no, yo quiero ir. Rey (grita mucho) rey era mentira, usted no tiene
puesto un traje, rey, vengaaaa
Se escucha un audio de trompetas y un locutor que dice “Atención personas que vienen a la
fiesta del rey, saluden al glorioso rey y su nuevo traje” y se escuchan risas burlonas por varios
segundos
ANABELA: Ay nooooo no, se le están burlando todos por culpa míaaaa nooooooooooo. Voy a
trabar la puerta con una silla. (lleva una silla)
ANABELA: Si
ANABELA: Si
ANABELA: Si
ANABELA: Usted no entiende que no puede seguir peleado con su hijo y rodearlo con las rosas
esas
ANABELA: No le cambio de tema mi rey, yo le mentí con el traje pero usted también le miente
al pueblo
ANABELA: Siii si si le miente, le dice que su hijo va a ser futuro rey y su hijo no tiene ganas de
ser rey
ANABELA: Si, que lo quiere mucho pero no todo el mundo puede ser rey. No es fácil
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ANABELA: Está a tiempo eh, sáquele el castigo compre unos chinchulines y festeamos todos
juntos, mi tía Roberta, usted
ANABELA: No se no se me ocurrió
REY: Si usted me decía que tenía muchas deudas yo le iba a dar trabajo. Necesito que le haga
trajes a los empleados del palacio. Iba a poder pagar las deudas con ese trabajo
REY: Y yo te le juro que nunca más me voy a pelear con mi hijo. Si no quiere ser rey, que sea
otra cosa
REY: Invisibles?
ANABELA: Obviamente
FIN.
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