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Medio Interno

Los sistemas de órganos 

Los organismos animales están organizados en aparatos o sistemas de órganos,


encargados de realizar las grandes funciones que un ser vivo requiere para
mantenerse y reproducirse.

Las funciones de relación y control son las que le permiten al organismo


interactuar con el medio, captar estímulos, responder a ellos y ajustar las
respuestas a las condiciones externas e internas. Al mismo tiempo, debe existir
una coordinación de las funciones de los distintos sistemas, para mantener un
equilibrio interno u homeostasis. Los sistemas de relación y control son:
 El sistema tegumentario: es el límite del cuerpo y el que lo conecta
directamente con el medio.
 El sistema inmunitario: lleva a cabo las respuestas defensivas del
organismo frente a los microorganismos patógenos.
 El sistema locomotor: encargado de los movimientos.
 El sistema nervioso: coordina los estímulos con las respuestas, tanto en la
relación con el medio externo como entre los distintos sistemas corporales.
 El sistema endócrino: regula funciones metabólicas, de crecimiento y
reproductivas.

Las funciones de nutrición abarcan el conjunto de medios por los cuales el


organismo se aprovisiona de materia y energía para la asimilación y la realización
de trabajos celulares. Las funciones de nutrición involucran a los siguientes
sistemas:

 Sistema digestivo: incorpora los nutrientes.


 Sistema circulatorio: transporta los nutrientes y los desechos
metabólicos.
 Sistema respiratorio: intercambia gases con el medio. Incorpora oxígeno,
necesario para la oxidación de los nutrientes y elimina dióxido de carbono,
desecho producido durante la oxidación.
 Sistema excretor: elimina ciertos desechos del metabolismo.

Por último, el sistema reproductor está especializado en la formación de


gametas y las demás funciones que posibilitan la perpetuación de la especie.
Definición de medio interno 

Los seres vivos aparecieron y evolucionaron en el mar. El medio acuoso que rodea
a las células forma parte funcional de ellas. Para un organismo unicelular, el agua
se distribuye en dos medios: uno intracelular y otro exterior. En cambio, las
células que constituyen el cuerpo de un animal viven en un “mar interior”, que son
los líquidos corporales. Al conjunto de los líquidos corporales que rodean a las
células y están encerrados dentro de la piel de un animal se les dio el nombre
de “medio interno”. 
En el medio interno o líquido extracelular (LEC) de un animal se encuentran
los iones y nutrientes que necesitan las células para mantener su vida. Las células
serán capaces de vivir, crecer y desarrollar sus funciones especiales en tanto
dispongan de las concentraciones correctas de oxígeno, glucosa, iones,
aminoácidos y otros constituyentes en el medio interno. Los sistemas de nutrición,
como el digestivo, el respiratorio y el excretor, son los que median los
intercambios entre el medio externo y el medio interno.
Compartimientos de los líquidos corporales 

La mayor parte del agua corporal total (ACT), aproximadamente dos tercios, se


encuentra en el compartimiento intracelular (LIC = líquido intracelular). El
tercio restante corresponde al medio interno o líquido extracelular (LEC). 
El LEC está dividido en dos compartimientos: el intravascular (IV) y
el intersticial (IT).
El compartimiento intravascular corresponde al interior de los vasos sanguíneos;
allí circula la sangre, cuya mayor parte está formada por un líquido llamado
plasma. El plasma representa la cuarta parte del LEC.
El líquido intersticial (IT) es la porción del LEC que baña a las células y se
encuentra fuera de los vasos. Éste representa las tres cuartas partes del LEC.

Distribución del ACT


en los distintos
compartimientos
LIC 2/3
LIT 3/4
LEC 1/3
Plasma 1/4

Los líquidos de los diferentes compartimientos están separados por membranas


biológicas:
- la membrana plasmática separa al LIC del IT y
- el epitelio que forma la pared de los vasos sanguíneos (endotelio) separa
al líquido IT del plasma.
Los compartimientos donde se reparten los líquidos corporales presentan
diferentes concentraciones de iones y moléculas. Las diferencias entre los
compartimientos son mantenidas por la permeabilidad selectiva de las
membranas.
Para comprender cómo se generan y mantienen estos desequilibrios en los líquidos
corporales, esenciales para el funcionamiento orgánico, es necesario conocer
algunos principios físico-químicos que rigen el movimiento de las partículas en
solución y los mecanismos de transporte de las membranas biológicas.

Concepto de difusión 

Cuando las partículas (moléculas o iones) están en solución en un medio líquido


o gaseoso se mueven de acuerdo con la energía cinética que poseen.
Los movimientos ocurren al azar, sin seguir ninguna dirección particular. Cada
partícula tiene la misma probabilidad de moverse en cualquier dirección del
espacio. 
Si existe una zona del sistema donde la concentración del soluto es mayor,
entonces es más probable que las partículas se muevan desde esa zona hacia otra,
que a la inversa, por el simple hecho de que allí son más. Se registrará entonces
un movimiento neto de soluto desde la zona de mayor a la de menor
concentración. A ese movimiento se lo denomina difusión.
A la diferencia de concentración de un soluto a lo largo de una distancia se le da el
nombre de gradiente de concentración. Cuando una partícula difunde (va desde
donde está más hacia donde está menos concentrada) se dice que se mueve “a
favor de gradiente”.
Si transcurre un tiempo, las partículas llegarán a igualar su concentración en todos
los puntos del sistema; es decir, se anulará el gradiente. Las partículas seguirán
con sus movimientos aleatorios después de que haya desaparecido el gradiente.
Sin embargo, esos movimientos no representarán cambios en las concentraciones,
pues por cada partícula que se mueva desde A hacia B habrá otra que lo haga
desde B hacia A. En esa situación se habrá alcanzado un equilibrio dinámico, sin
que se registre movimiento neto de partículas.
La difusión es un fenómeno pasivo y espontáneo que se produce en cualquier
medio donde haya partículas disueltas. Cotidianamente somos testigos de
procesos de difusión. Podemos observarla, por ejemplo, cuando el azúcar se
reparte uniformemente en el agua de una taza, cuando el té colorea el agua en la
que sumergimos el saquito o cuando al destapar un frasco con perfume, las
moléculas de perfume llegan hasta nuestras fosas nasales. Todos ellos son
movimientos a favor de gradiente. Los movimientos contra gradiente (desde la
zona de menor a la de mayor concentración) en cambio, no son procesos
espontáneos ni pasivos; son fenómenos diferentes de la difusión, para los cuales
se requiere un aporte de energía.

La velocidad de difusión es directamente proporcional a la temperatura, a


la solubilidad de las partículas en el medio y al gradiente de concentración, y
es inversamente proporcional a la distancia a recorrer. Si los solutos son
iones, la difusión ya no dependerá solamente del gradiente químico, sino también
de la diferencia de carga o gradiente eléctrico. Los aniones se moverán hacia la
zona más positiva y los cationes hacia la zona más negativa.

Difusión a través de la membrana plasmática 

La membrana plasmática está interpuesta entre el medio intracelular y el líquido


intersticial. Ambos compartimientos son soluciones acuosas con muchos tipos de
iones y moléculas en solución.
Los solutos tienden a difundir espontáneamente desde un compartimiento al otro
siguiendo sus respectivos gradientes electroquímicos. 
Cuando un soluto difunde libremente a través de la membrana, se iguala la
concentración del mismo en los medios intracelular y extracelular. La dirección del
movimiento depende exclusivamente del gradiente. Por tratarse de un fenómeno
espontáneo, este tipo de transporte no implica un gasto energético para la célula.
Se dice por esto que la difusión es un transporte pasivo.

Cada soluto difunde


independientemente de
otros, a favor de su
gradiente

Sin embargo, no todos los solutos difunden libremente, pues la membrana se


interpone como una barrera de permeabilidad selectiva. 
La posibilidad de difusión a través de la membrana (cuando está establecido un
gradiente a ambos lados de la misma) depende de dos factores:
- el tamaño de las partículas del soluto, y
- la afinidad entre el soluto y los componentes de la membrana.
En lo que respecta al tamaño, solo podrán difundir iones o moléculas
relativamente pequeñas, cuyo tamaño les permita atravesar los canales que se
forman entre los componentes de la membrana o por el interior de ellos.
En lo relativo a la afinidad por los componentes de membrana, los solutos se
comportan de distinta forma, de acuerdo a su carácter apolar
(hidrofóbico) o polar (hidrofílico). Los primeros se mueven a través de la
bicapa lipídica, mientras que los segundos en general requieren la presencia de
proteínas transportadoras.

Difusión simple 

Es el pasaje a favor de gradiente a través de los espacios generados entre los


lípidos que forman la bicapa. 
La velocidad de difusión simple se ve afectada por la fluidez o libertad de
movimiento que tienen los lípidos dentro de la bicapa. Cuanto más fluida es la
membrana, con mayor velocidad se produce la difusión simple. La fluidez de la
bicapa, a su vez, crece con el grado de insaturación de los lípidos (ver cap. 2).
Dos compuestos pequeños y apolares que se mueven por difusión simple a
través de la membrana son el oxígeno (O2) y el dióxido de carbono (CO2). El
oxigeno se halla dentro de las células a baja concentración, ya que es consumido
continuamente en el proceso de respiración celular. Eso hace que se mantenga un
gradiente con respecto al medio extracelular y el oxígeno ingresa a la célula por
difusión simple. Lo contrario ocurre con el dióxido de carbono, que es generado en
la respiración celular. Como su concentración en las células es mayor, el gradiente
lo lleva hacia el medio extracelular.
Otros compuestos hidrofóbicos (liposolubles) de mayor tamaño, como
ácidos grasos y esteroides, se mueven a través de las bicapas por difusión simple.
Algunas moléculas polares sin carga, muy pequeñas, como la urea, el etanol o
el agua, pueden atravesar la bicapa lipídica, pero lo hacen en menor grado y más
lentamente que las moléculas apolares.
Difusión facilitada 

Los iones y moléculas polares más grandes también pueden difundir a través


de la membrana. Sin embargo, debido a su naturaleza hidrofílica, resultan
rechazados por la bicapa lipídica. Este tipo de partículas ingresa a la célula o
egresa de ella (según sus respectivos gradientes) a través de proteínas de la
membrana llamadas proteínas transportadoras. Las proteínas transportadoras
delimitan espacios rodeados por sus cadenas polares, que permiten a otras
moléculas polares atravesar la membrana sin tomar contacto con el espesor
hidrófobo de la bicapa.
La difusión a través de proteínas transportadoras se denomina difusión facilitada.
Dos grupos de proteínas transportadoras intervienen en la difusión facilitada: los
canales y los carriers o permeasas. Los canales son proteínas que ofrecen un
canal hidrofílico para el pasaje de iones. Algunos canales están permanentemente
abiertos, mientras que otros poseen compuertas cuyo cierre y cuya apertura están
regulados por algún tipo de señal.
Los carriers o permeasas son proteínas con un sitio específico donde encaja un
determinado tipo de soluto. La unión del soluto específico provoca un cambio en la
conformación del carrier. Este cambio conformacional arrastra al soluto hacia el
lado opuesto de la membrana, donde es liberado. Después de liberar el soluto, el
carrier retoma su conformación inicial.
En la membrana plasmática existen carriers para transportar glucosa,
aminoácidos, dipéptidos, y otras moléculas polares.
 

Ósmosis. Transporte de agua a través de la membrana plasmática 

La ósmosis se define como el pasaje de un solvente, a través de una


membrana semipermeable, desde la solución más diluida a la más
concentrada.
Hay situaciones en las cuales la membrana que separa dos compartimientos
permite el pasaje del solvente, pero no el del soluto (membrana semipermeable).
Si las soluciones ubicadas a ambos lados de la membrana presentan diferentes
concentraciones de soluto, éstos tenderán a difundir, pero no podrán hacerlo
porque la membrana no es permeable para ellos. Como las partículas disueltas
ejercen atracción sobre el solvente, es éste el que se mueve de un compartimiento
al otro. El solvente se mueve hacia la solución más concentrada, debido a que es
la que tiene, relativamente, más partículas de soluto y por consiguiente ejerce
mayor atracción.
A la solución que es más concentrada con respecto a otra se la
llama hiperosmótica; la menos concentrada es la hipoosmótica.
A medida que ocurre la ósmosis, la solución diluida se concentra y la concentrada
se diluye. La ósmosis tiende a igualar la concentración en ambos medios. Cuando
dos medios tienen la misma concentración son isoosmóticos uno respecto del
otro. Una vez igualada la concentración, se alcanza un equilibrio dinámico: por
cada molécula de solvente que pasa hacia un lado de la membrana, otra lo hará
hacia el lado opuesto.
La ósmosis no iguala la cantidad de soluto y solvente en ambos medios, sino
que iguala la relación entre uno y otro, es decir: la concentración. En la solución
hiperosmótica se produce un aumento del volumen, mientras que en la
hipoosmótica, el volumen disminuye.

La ósmosis puede detenerse antes de alcanzarse el equilibrio de concentración,


porque alguna otra fuerza se opone a ella. Por ejemplo, la ósmosis puede ser
limitada porque el compartimiento hacia donde va el solvente no tiene más
capacidad. O puede ser contrarrestada por el mismo peso de la columna líquida.
Se define a la presión osmótica como la presión necesaria para contrarrestar la
ósmosis. La presión osmótica de una solución mide, indirectamente, cuán fuerte es
la atracción que la solución ejerce sobre el solvente.

La presión osmótica de una solución no depende del tipo de partículas


disueltas, sino solamente de la cantidad de las mismas. Para medir la
cantidad de partículas disueltas osmóticamente activas en una solución se utiliza
la osmolaridad. En fisiología la osmolaridad se mide en miliosmoles (1 mOsm =
10-3 osmoles).
La membrana celular se comporta, para muchas sustancias, como una membrana
semipermeable. El movimiento de agua entre el líquido extracelular y el líquido
intracelular se produce por ósmosis. Por lo tanto, el ingreso de agua a la célula y
su egreso siguen los movimientos de los solutos.
La ósmosis es un transporte pasivo, que no requiere aporte de energía por parte
de la célula. El agua, pequeña molécula polar sin carga, como ya se mencionó,
puede atravesar la bicapa lipídica.

Transporte activo 

Las células son capaces de transportar solutos en contra de su gradiente de


concentración (desde la zona de menor a la de mayor concentración). Esto les
permite establecer un desequilibrio entre las concentraciones de algunas
sustancias en el líquido intracelular y el líquido extracelular. 
Los transportes contra gradiente requieren:
- la presencia de una proteína transportadora, y
- una fuente de energía.
A los transportes realizados contra gradiente, por intermedio de proteínas
transportadoras y con gasto de energía se les da el nombre de transporte activo.
Un tipo de transporte activo, llamado transporte activo primario, es el que está
mediado por bombas. Las bombas son proteínas
transportadoras específicas para determinado tipo de soluto. Pueden captar el
soluto de un lado de la membrana, donde se halla a menor concentración y
soltarlo del lado opuesto, donde su concentración es mayor. El pasaje del soluto a
través de la bomba se debe a un cambio conformacional de la proteína. Para
concretar este cambio conformacional y por ende el transporte de soluto, la
bomba depende de la presencia de ATP.
La molécula de ATP es hidrolizada durante el transporte, de manera que libera la
energía que tiene almacenada. Esta energía se utiliza para propulsar el trabajo que
implica mover un soluto en contra de su gradiente.

Bomba de sodio y potasio (Na+/K+ ATPasa) 


La bomba de sodio (Na+) y potasio (K+) se encuentra en las membranas de las
células animales. Es una proteína integrada por cuatro subunidades, dos alfa y dos
beta (alfa2-beta2). Las subunidades beta poseen varias cadenas oligosacarídicas
hacia la cara extracelular. Las subunidades alfa poseen sitios de unión para el
potasio en su cara extracelular y para el sodio en su cara intracelular.

La bomba transporta ambos cationes en sentido opuesto (antiporte)


y contra sus respectivos gradientes. El Na+ es transportado hacia el medio
extracelular y el K+ es transportado hacia el medio intracelular. El transporte de
Na+ y el de K+ están acoplados, pues no pueden realizarse el uno sin el otro.
El sistema funciona con aporte de energía, proporcionada por la hidrólisis de ATP.
La subunidad alfa posee, en su cara citosólica, un sitio para el ATP y cataliza su
hidrólisis. 
Cada ATP que se hidroliza posibilita el transporte de 3 Na+ hacia el
espacio extracelular y 2 K+hacia el citosol.
La bomba de Na+ y K+ es la responsable de la desigualdad en la distribución de
estos cationes entre el LIC y el LEC.
La bomba de Na+ y K+ también es electrogénica: genera una diferencia de
voltaje o potencial eléctrico a ambos lados de la membrana. El potencial eléctrico
se establece cuando las cargas eléctricas a uno y otro lado no están equilibradas.
Como la bomba extrae tres cationes por cada dos que introduce, contribuye a que
la membrana plasmática sea más negativa en su cara citosólica que en su cara
extracelular.
 

Transporte en masa 
La membrana plasmática puede transportar macromoléculas, como proteínas, y
también partículas de mayor tamaño. El transporte de este tipo de sustancias
está mediado por vesículas y se denomina transporte en masa. La endocitosis y
la exocitosis son dos formas del transporte en masa.
La endocitosis consiste en la incorporación de grandes moléculas que están en
suspensión en el medio extracelular. En el sitio donde se produce el ingreso, la
membrana se invagina, formando una depresión, de cuya parte más profunda se
desprende hacia el citosol una vesícula endocítica o “endosoma”. En el
endosoma quedan encerradas las macromoléculas. Posteriormente, el endosoma
puede fusionarse con un lisosoma, lo que posibilita la digestión o hidrólisis de las
sustancias incorporadas.

La exocitosis es un transporte por el cual las células pueden exportar


productos que, provenientes del aparato de Golgi, fueron empacados en vesículas
de secreción. Las vesículas de secreción se fusionan con la membrana plasmática y
vuelcan su contenido al exterior. Así se liberan al medio extracelular hormonas,
componentes de la matriz extracelular, enzimas, anticuerpos y muchas otras
sustancias útiles fuera de la célula de origen.
En algunos casos la exocitosis permite la eliminación de desechos del proceso
digestivo ocurrido dentro de los lisosomas.

 
Intercambios a través de la membrana endotelial 

Los dos líquidos corporales que forman el medio interno, el plasma y el líquido
intersticial, están separados por la membrana endotelial.
El endotelio es la capa de tejido interior en las paredes de los vasos sanguíneos.
Las arterias y las venas tienen gruesas paredes con tejido muscular y conectivo
por fuera del endotelio. Esto las convierte en estructuras impermeables. Los vasos
sanguíneos capilares, en cambio, tienen una pared muy delgada formada
solamente por la membrana endotelial. Son permeables, y por eso se constituyen
en la superficie de intercambio entre el plasma y el líquido intersticial.

El endotelio es un epitelio formado por una sola capa de células planas,


rodeadas por una membrana basal. Las células endoteliales están unidas
mediante uniones estrechas separadas por poros o hendiduras. El diámetro de
estas hendiduras es algo menor que el de un molécula proteica, como la albúmina.
Por lo tanto, a través de las hendiduras el líquido puede filtrarse libremente, junto
con la mayor parte de los iones y pequeñas moléculas disueltas, a excepción de las
proteínas. A medida que la sangre atraviesa el capilar, un número enorme de
moléculas de agua y de partículas disueltas difunden en ambos sentidos a través
de la pared capilar, proporcionando una mezcla continua entre el plasma y el
líquido intersticial.
Las moléculas liposolubles directamente difunden a través de la membrana
plasmática de las células endoteliales.
Algunas macromoléculas son transportadas por transcitosis: se endocitan en una
de las superficies de la pared endotelial y se exocitan por la superficie opuesta.
Las proteínas plasmáticas, que se encuentran en suspensión coloidal, generan
una presión osmótica que se opone a la fuerza de filtración capilar. Esta presión,
llamada presión oncótica o coloidosmóticaevita una pérdida significativa de
volumen de líquido desde la sangre al espacio intersticial.

Resumen de los
intercambios entre
LIV, LIT y LIC

Composición de los líquidos corporales 

En el siguiente gráfico se observa la distribución en cada compartimiento de


algunos iones de importancia fisiológica. Cada ión se representa con un símbolo
diferente. Los tamaños de los respectivos símbolos intentan dar idea de la
proporción relativa o concentración a que éstos se encuentran en los distintos
líquidos corporales.
Como se puede observar, los iones inorgánicos sodio (Na +), potasio (K+), cloruro
(Cl-) y calcio (Ca2+) se hallan a igual concentración en el líquido intersticial y en
el plasma, ya que filtran libremente por los poros capilares. La principal diferencia
entre estos compartimientos está dada por las proteínas plasmáticas, cuyo
tamaño, superior al de los poros del endotelio, hace que sean retenidas en el
plasma.
Cada compartimiento tiene neutralidad eléctrica: la suma de los aniones es
igual a la de los cationes. La presencia de iones no difusibles a un lado de la
membrana afecta la distribución de los iones difusibles. Por ejemplo, la carga
negativa de las proteínas plasmáticas (no difusibles) obstaculiza la difusión de los
cationes difusibles (que son atraídos) y favorece la de los aniones difusibles (los
cuales resultan repelidos) desde la sangre.
El líquido intracelular contiene proteinatos (aniones de proteínas con cargas
negativas) y fosfatos. Su concentración de cloruros es poco significativa. En lo que
respecta al Na+ y al K+, sus proporciones se invierten en relación al plasma;
mientras que el Na+, es el principal catión extracelular, el K + es el principal catión
intracelular. Esta diferencia es el resultado del continuo accionar de la bomba de y
K+. En cuanto al anión cloruro, se acumula en el LEC pues se moviliza tras el Na +,
siguiendo un gradiente eléctrico.
La concentración de Ca2+ es extremadamente baja en el citosol; en cambio es
muy alta en el REL y las mitocondrias. Esto obedece a que en las membranas de
estas organelas existen bombas de Ca2+ que lo acumulan contra gradiente, con
gasto de ATP.
A pesar de las diferencias en la composición iónica, los líquidos en los tres
compartimientos tienen lamisma osmolaridad (concentración de partículas
medida en osmoles / l) igual a 300 miliosmoles /l. Todos los líquidos corporales se
encuentran en equilibrio osmótico. 
El término tonicidad se usa para describir la osmolaridad de una solución
comparada con el plasma. Si una solución tiene la misma osmolaridad que el
plasma es isotónica; cuando tiene mayor osmolaridad es hipertónica; si su
osmolaridad es menor que la del plasma, es hipotónica.
 

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