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¿CUÁLES SON LAS NUEVAS FORMAS DE FAMILIA Y LOS PRINCIPALES

CUESTIONAMIENTOS A LA FAMILIA COMO INSTITUCIÓN EN EL SIGLO


XXI?

Los cambios ocurridos en la familia en las últimas décadas han sido realmente
impresionantes, cualquiera sea el criterio histórico que se considere. Puede decirse con
cierto fundamento que ninguna época comparable, exceptuando tiempos de guerra, ha visto
cambios tan rápidos en la conformación de los hogares y el comportamiento de las familias.

Estos cambios sobresalen, sin duda, debido al hecho de que hace varias décadas
predominaba, como en ninguna otra época, un tipo de familia: la gran mayoría de las
personas vivían o aspiraban a vivir en familias nucleares, una forma de familia que ahora
irónicamente se considera la familia "tradicional". En cierto sentido esta caracterización no
es errada, ya que las familias siempre han adoptado una forma nuclear; no obstante, suena
algo hueco a oídos de quienes recuerdan que cuando esta forma familiar estaba en su
apogeo, muchos analistas lamentaban la desaparición de las formas familiares extendidas y
complejas y temían que la familia nuclear se estuviera aislando de la red de parentesco y la
comunidad más amplia. En estas últimas décadas, en el marco de la modernización y la
globalización en pleno desarrollo, varios procesos afectan. Las experiencias juveniles de
varones y mujeres, aunque muchas veces tengan un carácter experimental, reflejan nuevas
orientaciones valóricas que en varios ámbitos rebasan los límites de las actuales normas y
convenciones. Sin embargo, estas prácticas sociales no están exentas de dificultades para la
constitución de sus propias identidades etarias puesto que, históricamente, las nuevas
generaciones se formaron al interior de la familia y la comunidad, por contraste con sus
mayores. Hoy en día, el escenario social ha cambiado y, lo más importante, el común
patrón cultural de una y otra generación se ha resquebrajado. En este sentido, la
coexistencia de patrones tradicionales junto a los efectos diferenciados de las influencias
culturales de la modernidad (con distintos elementos en las visiones de mundo, estilos de
vida, entre otros), además de agregar complejidad al proceso de construcción social de las
edades, establece un escenario con nuevas contradicciones para la hegemonía adulta en la
construcción generacional de la cultura.
Los cambios se dan por:

No parece tener mucho sentido determinar si estos cambios son el resultado de fenómenos
económicos, transformaciones sociales, o cambios culturales relativos a la importancia que
se le asigna al matrimonio. Es muy raro que se produzcan grandes cambios institucionales
si no confluyen más o menos simultáneamente una serie de condiciones. Los individuos
comienzan a reconsiderar sus opciones cuando las viejas soluciones se tornan inviables y la
tolerancia hacia otras alternativas crece a medida que más individuos adoptan nuevos
comportamientos. Se debilitan las sanciones y se aceptan nuevos patrones aunque estos
sean vistos como adaptaciones poco deseables a las realidades actuales. Eso fue lo que
sucedió con el aumento de las relaciones sexuales prematrimoniales, la cohabitación, la
procreación extramatrimonial y el divorcio. El modelo de familia nuclear se volvió cada
vez más inalcanzable no tanto porque la gente creía menos en él, sino porque para una
porción creciente de la población resultaba cada vez más difícil ajustarse a las formas de
comportamiento esperadas. Un sociólogo utiliza el término "ampliación de valores" para
describir la forma en que las clases bajas comienzan a apartarse de las prácticas
generalmente aceptadas por la sociedad (Rodman 1963). Este autor proporciona una
explicación adecuada para entender cómo los individuos llegan a tener comportamientos a
los que no adhieren totalmente, al menos en un principio, e incluso rechazan activamente.
Al ampliarse los valores, las sanciones pierden fuerza, y más gente se anima a hablar
abiertamente sobre la posibilidad de comportarse de formas antes consideradas
inaceptables. Así sucedió con un gran número de comportamientos familiares en las
décadas de 1960 y 1970. Por cierto, hacía tiempo que la gente mantenía relaciones sexuales
antes del matrimonio, convivía en situaciones informales, y tenía hijos fuera del
matrimonio, pero socialmente estaba mal visto hablar de esos acontecimientos y mucho
menos eran temas que pudieran ser difundidos en la prensa o la televisión sin que resultara
escandaloso. Cuando se publicitaban tales hechos era para deplorarlos y por lo tanto se
procuraba ocultar estos comportamientos, por cierto no tan excepcionales. Las décadas de
1960 y 1970 pusieron fin a este estado de “ignorancia pluralista”. Irónicamente, justo antes
de esta transformación, una de las mayores autoridades en materia de familia, William J.
Goode (1963), describió los cambios radicales en los sistemas familiares que ocurrían en
todo el mundo y pronosticó que la familia occidental de "base conyugal" se extendería aún
más. La predicción de Goode se fundaba en la idea de que familia y economía debían
"ajustarse" para lograr una producción y reproducción efectivas. Goode sostenía que la
familia nuclear se ajustaba idealmente a las necesidades de una economía industrial cuyo
mercado laboral flexible exige movilidad territorial, especialización de funciones según el
sexo y una juventud autónoma, liberada de los estrechos vínculos con sus hogares de
origen.

En 1978 se genera el primer nacimiento por fecundación invitro esto genera cierta
controversia ya que no fue muy apoyada la investigación ya que esto empiezan a generar
nuevas formas de obtener familia, donde la mayoría de las personas dicen que es una
opción útil para la infertilidad y que es la mejor forma de obtener un hijo de su ovulo y
esperma, aunque no se descartaba la opción de adopción, pensando que también se puede
brindar a un pequeño todo el amor, siempre es mayor la inclinación por la fecundación
invitro

Nuevas formas de familia

Familias de padres divorciados.

Familias monoparentales.

Familias ensambladas.

Se centrará en las familias después del divorcio en el nuevo rol de padre en estas familias
ensambladas en la sociedad contemporánea.

La ruptura es el motivo más frecuente de consulta tanto en la terapia familiar como en la de


pareja. El divorcio es una crisis de pérdidas múltiples: pérdidas conscientes y otras
inconscientes que necesita un proceso de duelo y organización para emprender una
aceptación de una nueva organización social y familiar.

Reconstruir la identidad y recobrar la autoestima se constatarían como objetivos


terapéuticos. La gran mayoría de las mujeres pertenecían a modelos machistas. Hoy en día
los grupos terapéuticos también incluyen a hombres. Además se observa que cada vez hay
más pacientes varones en la consulta.

Las observaciones en la práctica clínica, hombres y mujeres aportan por igual a la


economía familiar. Existe lucha de poder que puede no solucionarse, su discurso es
postmoderno mientras lo no dicho pertenece a un discurso tradicional. Los vínculos más
frágiles y menor compromiso. Difícil un proyecto de familia. Un yo y tu marcados
dificultad para construir un nosotros. El tiempo de conflicto conyugal es menor. Se opta por
la ruptura como una primera alternativa. Nulo o escaso proceso del duelo y conciencia de la
co-responsabilidad.

A los niños se les enseña a no mostrar el dolor que acaban mostrando síntomas, agresiones,
somatizaciones y bajo rendimiento escolar.

Importante diferenciar un divorcio sano y destructivo, nos advierte la Dra. Borrero. En


el divorcio destructivo los padres involucran a los hijos en el conflicto, tratando de
desvalorizar al otro cónyuge y confundiendo a los hijos que quieren a sus padres. En
el divorcio sano la pareja se separa protegiendo la identidad del cónyuge y manteniendo a
los hijos al margen de la separación y cuidando los vínculos parentales con ellos.

Durante la separación es posible que se declinen las funciones parentales. Si esto sólo
ocurre durante un tiempo del proceso no tendrá mayores consecuencias. El peligro es que
uno de los padres olvide sus funciones parentales. El hijo necesita a los dos padres,
recuerda la Dra. Borrero.

La parentalidad se ha vuelto más igualitaria, dejan de ser proveedores y son más


emocionales con sus hijos. También han dejado de tener autoridad. Se necesitan a las dos
figuras parentales después del divorcio.

Las familias ensambladas cada vez más frecuente son funcionales si los padres hacen la
relación de pareja después de un proceso de duelo para no repetir la misma historia. La
parentalidad se prioriza sobre la nueva relación de pareja, si se vuelve rígido dificulta la
adaptación. Los hijos necesitan más tiempo para acoplarse. Importancia del padre ausente,
se les puede pedir respeto pero no amor por el nuevo progenitor. Espacio para el padre
ausente. Esperar hasta que el hijo invite al nuevo cónyuge a participar en su vida.
La familia como institución

Una de las cosas buenas que tiene nuestra sociedad es que podemos criticar cualquier cosa
que no nos guste. Todo lo que antes era sagrado es hoy objeto de cuestionamiento e incluso
mofa. Dios, el Estado, el mercado, la democracia, la monarquía… de todo nos podemos
reír. Habrá a quien no le guste la crítica, pero en general se reconocerá tu derecho a hacerla.
Sin embargo, hay una idea que es en buena medida invisible, un concepto que parece tan
“natural” y “normal” que resulta ajeno a la crítica. Me estoy refiriendo a la familia.

En general puedes, más o menos, criticar a tu familia. Es muy probable que, si eres joven,
los extraños reciban tu crítica con sonrisitas de condescendencia y superioridad. “Ya
cambiarás”, “ya entenderás que tus padres te quieren”, “mucho meterte con ella, pero tu
familia está ahí para lo bueno y para lo malo”. Nadie te hará ni caso pero tampoco se
molestará por lo que digas y, por tanto, no intentarán callarte.

Esto será así mientras no trates de ir más allá de la crítica a tu familia. Como se te ocurra
generalizar y meterte con la familia, con el concepto de familia, de repente la
condescendencia se convierte en hostilidad y virulencia. Gente a la que creías muy
avanzada y progresista te salta con argumentos marcianísimos sobre la presunta condición
natural de la familia, con insultos y con acusaciones de ser un resentido. Parece que la
familia es algo que aún goza de buena salud.

REFERENCIA

 Arriagada, Irma (2005): «Transformaciones sociales y demográficas de las familias


latinoamericanas». En Ximena Valdés y Teresa Valdés (editoras): Familia y vida
privada. Santiago: Flacso, Cedem y unfpa.
 Modernización y transformaciones de las familias como procesos del
condicionamiento social de dos generaciones*.revista scielo

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