Está en la página 1de 23

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0414/2019-S3

Sucre, 12 de agosto de 2019

SALA TERCERA
Magistrado Relator: MSc. Paul Enrique Franco Zamora
Acción de libertad

Expediente: 28402-2019-57-AL
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución 011/2019 de 28 de febrero, cursante de fs. 46 a 48,


pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Eddy Santos
Sirpa Quispe en representación sin mandato de Yandira Agar Cerruto
Mercado contra Jeanneth Beatriz Usnayo Choque, Fiscal de Materia;
Ángel Lucero López, funcionario policial, Beatriz Esther Chávez Escobar,
Oficial de Diligencias del Juzgado de Instrucción Anticorrupción y contra
la Violencia hacia la Mujer Primero de la Capital del departamento de La
Paz; y, Jorge Andrés Caballero Canedo Reyes.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memoriales presentados el 27 de febrero de 2019, cursantes de fs. 7 a 8; y,


10 y vta., la accionante a través de su representante, manifestó que:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Cuando prestaba su declaración informativa dentro de un proceso instaurado en


su contra, en oficinas del distrito policial de la zona sur de la ciudad de Nuestra
Señora de La Paz, fue amedrentada e intimidada por José Andrés Caballero
Canedo Reyes con quien tiene garantías dentro de un proceso por violencia
familiar y doméstica al haber sido agredida y tener como resultado de ello diez
días de impedimento.

A raíz de dicho amedrentamiento, acudió a la Fiscal de Materia a cargo del


proceso referido, ya que las garantías fueron firmadas ante esa autoridad, quien
no le brindó la protección correspondiente en su calidad de víctima y tampoco

1
encontró eco en el investigador asignado al caso, Ángel Lucero López, por lo que
tuvo que acudir a la acción de libertad.

Asimismo, demanda a la Oficial de Diligencias del Juzgado de Instrucción


Anticorrupción y contra la Violencia hacia la Mujer Primero de la Capital del
departamento de La Paz, debido a que dicha funcionaria jamás notificó “…ninguno
de los controles jurisdiccionales presentados…” (sic) en cuatro oportunidades,
consistentes en emplazamientos emitidos por el Juez de la causa con el propósito
de que la Fiscal de Materia proceda a adecuar su actuación a la Ley Integral para
Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia -Ley 348 de 9 de marzo de
2013- que modificó los procedimientos por tratarse de un sector vulnerable que
requiere una especial y urgente protección, debiendo todo servidor público actuar
con celeridad, informalidad y atención diferenciada y prioritaria en casos de
víctimas de violencia en el cumplimiento de los actuados procesales, advirtiéndose
displicencia con la petición efectuada y parcialización con la contraparte del
proceso por parte de la directora funcional de la investigación, circunstancias por
las que se encuentra en estado de indefensión por una indebida tramitación de la
causa.

I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulnerados

La accionante a través de su representante, denunció la lesión de sus derechos a


la vida y al debido proceso, sin citar al efecto norma constitucional alguna.

I.1.3. Petitorio

La impetrante de tutela por medio de su representante, no hizo ningún petitorio


específico en sus memoriales de acción de libertad; empero, en su ampliación en
audiencia, solicitó se conceda la tutela respecto a la protección de su derecho a la
vida: a) Conminando a la Fiscal de Materia demandada para que se adecúe al
procedimiento, principios y directrices de la Ley Integral para Garantizar a las
Mujeres una Vida Libre de Violencia, que establece atención prioritaria a las
mujeres víctimas de violencia sin dilatar ni obstaculizar el proceso. Asimismo se
emitan nuevas medidas de protección amplias que le garanticen la vida; b) En
cuanto al agresor, que se le prohíba el acercamiento en cualquier espacio público
evitando la revictimización; c) Con relación a la Oficial de Diligencias
codemandada, disponer que tramite las diligencias en el día sin necesidad de
coordinar, ya que las notificaciones son actuados gratuitos y deben ser cumplidos
en forma rápida, oportuna y de oficio; y, d) Respecto al funcionario policial
codemandado, se ordene que este emita el informe sobre la dilación del proceso
en la etapa investigativa y sea de manera oportuna.

I.2. Audiencia y Resolución de la Sala Constitucional

Celebrada la audiencia pública el 28 de febrero de 2019, según consta en acta


cursante de fs. 42 a 45 vta.; se produjeron los siguientes actuados:

2
I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

La accionante mediante su representante, ratificó la acción de libertad interpuesta


y ampliándola refirió que: 1) Dentro del proceso penal por violencia familiar o
doméstica que sigue contra Jorge Andrés Caballero Canedo Reyes, en el marco de
la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, la Fiscal
de Materia que conoce la causa, incumplió muchos principios y procedimientos
que prevé la señalada Ley, como la imposición de medidas de protección
inmediatas ya que lo hizo hasta después de la interposición de la acción de
libertad; 2) La autoridad fiscal demandada, emitió criterios subjetivos a terceras
personas sobre el caso, asimismo no guarda los recaudos necesarios con las
pruebas del proceso como el video de las cámaras de la discoteca donde se
registró la agresión, no siendo un proceder adecuado; 3) La directora funcional
de la investigación exige tanto a ella como a sus abogados, demostrar con
pruebas haber sostenido una relación amorosa con el agresor, caso contrario el
proceso no podría ser enmarcado en la Ley precitada, sino en otros tipos penales
como lesiones graves, gravísimas o por violencia psicológica, motivo por el que
tuvo que acudir al control jurisdiccional; sin embargo, tampoco se brindó una
respuesta oportuna; 4) En cuanto al accionar del investigador asignado al caso,
existe un considerable retraso, ya que se informa que únicamente trabajaría los
martes y jueves no siendo posible encontrarlo en su oficina para realizar actos
investigativos, en franca desobediencia a los procedimientos especiales
previstos por la Ley aludida, transgrediéndola; y, 5) Respecto al agresor, tiene
antecedentes de ser una persona violenta, prueba de ello es que el 27 de febrero
de 2019, cuando prestaba su declaración informativa, la amedrentó e intimidó,
poniéndose en frente suyo sin motivo alguno, incumpliendo las medidas de
protección vigentes, extremo que en el momento fue de conocimiento de la Fiscal
codemandada, quien sugirió comunicarse con el investigador que nunca fue
encontrado para dar parte de la situación, por lo que el accionar de ambos
funcionarios, le revictimizó y obstaculizó el proceso puesto que después de haber
sufrido la agresión física de su expareja tiene que luchar “…contra los muros que
le pone la Fiscal Usnayo, el investigador Lucero, la oficial de diligencias del
juzgado primero y todavía tiene que seguir soportando la situación de que el
agresor incumpla las medidas de protección, intimidándola, amedrentándola…”
(sic), motivo por el cual acudió ante las autoridades respectivas incluso a la
Fiscalía Departamental de La Paz, sin respuesta “a la fecha”.

I.2.2. Informe de los demandados

Jeanneth Beatriz Usnayo Choque, Fiscal de Materia, por informe escrito


presentado el 28 de febrero de 2019, cursante a fs. 29 y vta., señaló que: i)
Tomó conocimiento del caso el 5 de igual mes y año, y habiendo verificado que la
víctima tenía diez días de impedimento, en el día se puso la causa a conocimiento
de la autoridad jurisdiccional y estableció las directrices de la investigación. Le
extraña la postura de la impetrante de tutela, tomando en cuenta que existe el
principio de subsidiariedad correspondiendo que acuda al Juez que conoce del
proceso. Es evidente que el caso es complejo porque se tiene dos registros de
3
cámaras en los que existen aspectos que no coinciden con la reseña de los
hechos, por lo que cuando se realizó el registro del lugar se pidió al abogado
patrocinante, aportar con elementos que sustenten su hipótesis; ya que el
sindicado Jorge Andrés Caballero Canedo Reyes tanto en los memoriales como en
su declaración informativa, sostiene que conoce de vista a la peticionante de
tutela pero que no tuvo ninguna relación, en ese contexto hay dificultades en el
curso de la investigación, más aún cuando en la Fuerza Especial de Lucha contra
la Violencia (FELCV), existe un cambio constante de los investigadores; ii) Cuando
la accionante brindó su declaración informativa dentro de proceso seguido en su
contra por la presunta comisión del delito de lesiones graves y gravísimas, pudo
haber hecho notar los extremos que ahora denuncia en la acción de libertad; y,
iii) Se siente presionada por las constantes acciones de defensa interpuestas por
la peticionante de tutela -un total de cuatro- sin considerar que se solicita
aspectos fuera de procedimiento y de la Ley Integral para Garantizar a las
Mujeres una Vida Libre de Violencia, cuando las medidas de protección ya fueron
establecidas, correspondiendo su verificación al investigador del caso, quien
informó no haber advertido la presencia “de nadie” y posteriormente comunicó su
cambio, por lo que se le recuerda a la prenombrada que existen mecanismos para
que se la pueda apartar de la causa, ya que no tiene ningún interés de
desfavorecerla, pero por responsabilidad institucional corresponde realizar una
valoración integral del proceso.

Ángel Lucero López, funcionario policial, mediante informe escrito de 28 de


febrero de 2019, cursante a fs. 24, refirió que el 27 de similar mes y año, en
horas de la mañana se encontraba en la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de
la zona sur de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, realizando diligencias
dentro del caso 3083/2018, recibiendo la llamada del “…doctor LEDEZMA…” (sic),
quien le informó que su cliente Yandira Agar Cerruto Mercado estaba siendo
amedrentada por su agresor en la propia Fiscalía de la mencionada zona, al que
manifestó que no se encontraba en la FELCV sino realizando actuados de otras
causas en la Defensoría precitada; a tiempo de hacer conocer que el caso fue
reasignado porque se encontraba de vacaciones, extremo que se puso a
conocimiento de la autoridad judicial y también del abogado patrocinante de la
accionante.

Beatriz Esther Chávez Escobar, Oficial de Diligencias del Juzgado de Instrucción


Anticorrupción y contra la Violencia hacia la Mujer Primero de la Capital del
departamento de La Paz, por informe escrito presentado el 28 del referido mes y
año, cursante de fs. 33 a 34 vta., precisó que para generar y notificar toda
diligencia necesariamente debe haber un decreto que de curso al control
jurisdiccional, aspecto que en el cuaderno jurisdiccional no existe, tampoco se le
extendió las fotocopias simples para generar las mismas para la central de
notificaciones, las partes procesales no le hicieron conocer el caso dejando
establecido que el proceso en cuestión aun continua en la etapa preliminar y que
por memorial de 19 de similar mes y año, la Fiscal de Materia codemandada,
solicitó la ampliación de la investigación por sesenta días más, circunstancias que
imposibilitan realizar el mencionado control jurisdiccional y notificar.
4
Jorge Andrés Caballero Canedo Reyes, no elevó informe ni se hizo presente en
audiencia, pese a su notificación cursante a fs. 16.

I.2.3. Resolución

La Sala Constitucional Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz,


mediante Resolución 011/2019 de 28 de febrero, cursante de fs. 46 a 48, denegó
la tutela impetrada, en base a los siguientes fundamentos: a) Si bien los derechos
denunciados pueden ser tutelados sea por la acción de libertad o vía acción de
amparo constitucional, empero “…no se han advertido elementos de carácter
objetivo que permitan establecer y proporcionar la certeza de que los ahora
demandados ciertamente hubieran lesionado o colocado en una situación de
amenaza tales derechos, extremo que imposibilita efectuar un análisis con mayor
profundidad a esta Sala Constitucional, máxime si se tiene en cuenta que la
jurisdicción constitucional, no puede constituirse en una instancia receptora de
denuncias…” (sic); b) El hecho de que esta acción de defensa sea informal, no
significa que la accionante deje de acreditar de qué manera las autoridades
demandadas ocasionaron la supresión de sus derechos debiendo enmarcarse en
la subsidiariedad excepcional establecida por la jurisprudencia constitucional, que
dispone que cuando un proceso ya fue puesto en conocimiento de la autoridad
jurisdiccional por parte del Fiscal a cargo, “…el accionante, previo acudir a la
jurisdicción constitucional debe en principio, denunciar todos los actos
restrictivos de su libertad personal o física ante la autoridad que ejerce
el control jurisdiccional” (sic); c) Es evidente que en el caso planteado no se
hizo referencia directa al derecho a la libertad física o una restricción al derecho a
la locomoción; empero, se advirtió que la accionante cuestionó la labor de la
directora de la investigación, del investigador del caso, así como la demora en las
notificaciones, aspectos perfectamente subsanables mediante la autoridad
mencionada, y que en caso de persistir tales extremos, se pueda acudir a la vía
constitucional; d) El Juez que conoce la causa, es quien ejerce el control
jurisdiccional y tiene toda la potestad de atender las peticiones de la solicitante de
tutela, ocurriendo lo propio con la Oficial de Diligencias así como con la Fiscal de
Materia codemandadas; y, e) Respecto a Jorge Andrés Caballero Canedo Reyes,
la impetrante de tutela cuenta con mecanismos intraprocesales mediante los
cuales puede acudir ante la autoridad fiscal que impuso las medidas de
protección, a efectos de solicitar el cumplimiento efectivo de estas, no teniéndose
elementos de carácter objetivo que permitan concluir que el codemandado
hubiera generado alguna supresión de derechos de la prenombrada.

II. CONCLUSIONES

De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establece lo siguiente:

II.1. Mediante Resolución Fiscal de 6 de febrero de 2019, la Fiscal de Materia


emitió medidas de protección a favor de Yandira Agar Cerruto Mercado,
5
disponiendo que Jorge Andrés Caballero Canedo Reyes, tiene prohibido
comunicarse, intimidar o molestar por cualquier medio o a través de
terceras personas o familiares, a la víctima que se encuentra en situación
de violencia (fs. 25 y vta.).

II.2. Cursa memorial presentado el 18 de ese mes y año, mediante el cual, la


impetrante de tutela puso a conocimiento del Juez de Instrucción
Anticorrupción y contra la Violencia hacia la Mujer Primero de la Capital del
departamento de La Paz, las continuas arbitrariedades y por tercera vez
solicitó control jurisdiccional y garantías para la protección prioritaria de la
víctima (fs. 35 a 36 vta.).

II.3. Por memorial interpuesto el 21 de idéntico mes y año, la accionante puso a


conocimiento de la Fiscal de Materia, el incumplimiento de las medidas de
protección, solicitando se conmine al investigador a arrimar al expediente,
informe y pruebas del registro del lugar; mismo que fue respondido a través
del proveído de la misma fecha, disponiendo se ponga en conocimiento del
investigador asignado al caso a los fines de aplicar el art. 61 de la Ley
Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia,
debiendo realizar el informe correspondiente para disponer las medidas
que correspondan (fs. 26 a 27).

II.4. Mediante memorial presentado el 22 de febrero de 2019, la accionante


puso en conocimiento del Juez de Instrucción Anticorrupción y contra la
Violencia hacia la Mujer Primero de la Capital del departamento de La Paz,
la ampliación de la investigación fuera del plazo y solicitó control
jurisdiccional además de garantías (fs. 39 y vta.).

II.5. Cursa copia del Memorándum 079/2019 de 26 igual mes y año,


correspondiente a Ángel Lucero López, funcionario policial, emitido por
Rosemary Arévalo Valle, Directora Regional de la FELCV zona sur de la
ciudad de Nuestra Señora de La Paz, disponiendo que en el plazo de
cuarenta y ocho horas, este realice la respectiva devolución de los
cuadernos de investigación que le fueron asignados y reasignados (fs. 23).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La accionante a través de su representante, denuncia la lesión de sus derechos a


la vida y al debido proceso; ya que los demandados no hicieron cumplir las
medidas de protección establecidas a su favor, en calidad de víctima de violencia
en el marco de la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de
Violencia dentro del proceso penal que sigue contra Jorge Andrés Caballero
Canedo Reyes, siendo que el agresor, incumple constantemente las prohibiciones
impuestas, extremos que fueron de conocimiento de las autoridades competentes
quienes no dieron respuesta oportuna a una situación de revictimización e
indefensión, poniendo así en riesgo su integridad y su vida misma; además de la
falta de notificación de reiteradas solicitudes de control jurisdiccional que permite
6
develar las irregularidades que sufre el proceso en franca contraposición a los
procedimientos especiales establecidos por la Ley precitada, advirtiéndose
displicencia con la petición efectuada y parcialización por parte de la Fiscal de
Materia codemandada.

En consecuencia, corresponde en revisión, verificar si tales extremos son


evidentes a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Naturaleza jurídica de la acción de libertad

La SCP 0262/2017-S3 de 3 de abril, asumiendo el análisis realizado por la


SCP 0037/2012 de 26 de marzo, respecto a la naturaleza jurídica de la
acción de libertad y los presupuestos de activación, sostuvo que: «…“La
acción de libertad conocida en el derecho comparado y en nuestra
legislación abrogada como ‘recurso de habeas corpus’, encuentra
fundamento en innumerables instrumentos normativos de orden
internacional como en la Declaración Americana sobre Derechos y Deberes
del Hombre, Declaración Universal de Derechos Humanos, Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, disposiciones normativas que
forman parte del bloque de constitucionalidad, de conformidad a lo
dispuesto por el art. 410 de la CPE. Se trata de un mecanismo de defensa
constitucional extraordinario de carácter preventivo, correctivo y
reparador, instituido para la protección inmediata y efectiva de los
derechos fundamentales a la libertad física como de locomoción en casos
de detenciones, persecuciones, apresamientos o procesamientos ilegales o
indebidos por parte de servidores públicos o de personas particulares; así
como a la vida, cuando esté en peligro.

Esta garantía de carácter procesal constitucional se encuentra consagrada


en el art. 125 de la CPE, donde dispone que: ‘Toda persona que
considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente
perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de
libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad y acudir, de
manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna
formalidad procesal ante cualquier juez o tribunal competente en materia
penal, y, solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la persecución
indebida, se restablezcan las formalidades legales o se restituya su
derecho a la libertad’. Norma constitucional concordante con el art. 65 de
la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), la cual establece
que su objeto es la garantía, protección o tutela de los derechos a la vida,
a la libertad física y a la libertad de locomoción, para el restablecimiento
inmediato y efectivo de esos derechos, en los casos en que sean
restringidos, suprimidos o amenazados de restricción o supresión.

En tal sentido, debe señalarse que la ingeniería dogmática de la acción de


libertad está diseñada sobre la base de dos pilares esenciales, el primero
referente a su naturaleza procesal y el segundo, compuesto por los
7
presupuestos de activación. En cuanto al primer aspecto que configura el
contenido esencial de esta garantía, es decir, su naturaleza procesal, se
establece que se encuentra revestida o estructurada con una tramitación
especial y sumarísima, reforzada por sus características de inmediatez en
la protección, informalismo, generalidad e inmediación; procede contra
cualquier servidor público o persona particular, es decir, no reconoce
fueros ni privilegios. Postulados que pueden ser inferidos de la norma
constitucional antes referida.

Ahora bien, el segundo pilar que estructura el contenido esencial de esta


garantía, se encuentra configurado por sus presupuestos de activación,
que al amparo del art. 125 de la CPE, se resumen en cuatro: a)
Atentados contra el derecho a la vida; b) Afectación de los derechos
a la libertad física como a la libertad de locomoción; c) Acto y omisión que
constituya procesamiento indebido; y, d) Acto u omisión que implique
persecución indebida’”» (las negrillas nos corresponden).

III.2. La preminencia de protección del derecho a la vida por parte del


Estado a través de las instancias públicas

La SCP 0033/2013 de 4 de enero, realizó un análisis amplio sobre la


responsabilidad que tiene el Estado en su calidad de garante de los
Derechos Humanos, en la protección prioritaria a la vida, precisando que:
“Todos los derechos fundamentales son iguales en jerarquía proclama el
art. 13.III de la Constitución, sin embargo, es lógico asumir que el
derecho a la vida implica ciertas situaciones particulares que
deben ser consideradas a momento de tramitar su protección
jurisdiccional en instancias de la jurisdicción constitucional, pues
si no se cuenta con este derecho fundamental ningún otro podrá
ser ejercido, además de ello, toda la sociedad políticamente organizada
no tendría sentido de no ser para garantizar a los seres humanos el
derecho a una vida digna.

De ahí se tiene que toda decisión administrativa, legislativa o judicial


siempre deberá compulsar dos principios esenciales, que son: i) el
principio de primacía de protección del derecho a la vida; y, ii) El
principio de duda favorable de la protección exhaustiva del
derecho a la vida. Estos dos principios se deducen de la estructura
normativa y jurisprudencial de este derecho en el contexto internacional
de los Derechos Humanos y en el contexto constitucional boliviano.

Sobre qué es lo que se protege en relación al derecho a la vida, se le ha


asignado tres concepciones distintas, que son: a) El derecho a permanecer
con vida, interdicción de muerte arbitraria (obligaciones positivas y
negativas del Estado); b) El derecho a vivir con dignidad o vivir bien
(suma qamaña) (Obligaciones positivas del Estado); y, c) el derecho

8
asistencial a recibir todo lo indispensablemente necesario para subsistir
con dignidad (obligaciones positivas del Estado).

1) El derecho a permanecer con vida e interdicción de muerte arbitraria.-


Esta primera línea conceptual se refiere a dos obligaciones que tiene el
Estado en relación al ser humano, las obligaciones positivas que están
enmarcadas en eliminar en lo máximo posible los índices de criminalidad
en la sociedad, es decir, realizar todos los esfuerzos necesarios para que
los particulares o el propio Estado no quiten arbitrariamente la vida de
otras personas; en cuanto a las obligaciones negativas, se tiene que el
Estado se encuentra absolutamente impedido de realizar acciones
estatales que culminen comprometiendo el derecho a la vida por
intermedio de sus operativos y sobre la tradicional justificación de ‘la
razón de Estado’ (persecuciones desproporcionadas, desapariciones
forzadas, etc.).

2) El derecho a vivir bien (que se desprende del principio del suma


qamaña), implica la construcción de una sociedad en la que las personas
conviven de buena manera, en términos efectivos una vida digna,
colaborativa, sin ninguna forma de violencia ni discriminación para
asegurar el desarrollo integral particularmente de las mujeres y armónica
entre seres humanos y la naturaleza, la convivencia está dada en el marco
de lo mejor posible, para ello el Estado asume la obligación positiva de
establecer una serie de políticas públicas progresivas de creación de las
mejores condiciones de vida.

3) El derecho asistencial a recibir todo lo indispensablemente necesario


para subsistir con dignidad, implica la obligación positiva del Estado de
actuar cuando se encuentra comprometida la vida de las personas y se
encuentra en sus ámbitos decisionales, asumir posturas concretas sin
escatimar recursos para impedir que se afecte el derecho a la vida de las
personas.

De estos escenarios descritos se tiene que el derecho a la vida no puede


ser conceptualizado de manera unívoca, sin embargo, debe quedar claro
que a la luz de un nuevo espíritu constitucional el derecho a la vida
más allá de representar la interdicción de la muerte arbitraria,
implica la creación de condiciones de vida por parte del Estado; el
cual no debe escatimar esfuerzos en todos sus niveles para
garantizar en la medida de lo posible, la subsistencia con
dignidad de todas las personas, aspirando a consolidar el vivir
bien, utilizando todos los mecanismos de los que dispone.

De la generalidad conceptual desarrollada y en el marco de la tercera


concepción glosada, las autoridades del Estado al resolver solicitudes en
las que se encuentre en peligro el derecho a la vida, deben ser resueltas
sobre la base de una exhaustividad analítica - valorativa en miras a
9
considerar que sobre cualquier otro aspecto prima la protección de la vida
del ser humano debiéndose tener presente que dicha protección no se
agota con el compromiso de velar por la mera subsistencia de la persona,
sino que involucra a todos los componentes imprescindibles para permitir
el goce efectivo de una vida digna” (las negrillas nos corresponden).

III.3. El Derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y


discriminación y el consiguiente deber del Estado y la sociedad de
garantizarlo

La misma Sentencia Constitucional Plurinacional señalada supra, en su


análisis, estableció parámetros normativos nacionales e internacionales al
deber protector que tiene el Estado y la corresponsabilidad de la sociedad,
en la eliminación de la violencia y discriminación que sufre la mujer,
refiriendo que: “…de la mera lectura de la Constitución puede concluirse
que el constituyente rechaza tajantemente una sociedad donde cada
persona particularmente las mujeres, desde que nazcan tenga su lugar por
el sexo que posee (v.gr. que posea determinadas cualidades por el sexo
que posea) pues ello sin duda lesiona la libertad y dignidad de las persona
que deben ser consideradas como un fin en sí mismo (SC 0338/2003-R de
19 de marzo).

El constituyente no se cansó de reiterar el derecho de las mujeres a vivir


sin violencia, así el art. 8 de la CPE, sostiene que: ‘El Estado se sustenta
en los valores de (…) igualdad, inclusión, dignidad, libertad (…) respeto,
complementariedad (…) armonía (…) igualdad de oportunidades (…)
equidad (…) de género…’; posteriormente, sostiene también en su art. 14,
que: ‘El Estado prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada
en razón de sexo… u otras que tengan por objeto o resultado anular o
menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de
igualdad, de los derechos de toda persona’ para luego referirlo
expresamente en el art. 15 donde sostiene: ‘II. Todas las personas, en
particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física,
sexual o psicológica, tanto en la familia como en la sociedad. III.
El Estado adoptará las medidas necesarias para prevenir, eliminar
y sancionar la violencia de género… así como toda acción u
omisión que tenga por objeto degradar la condición humana,
causar muerte, dolor y sufrimiento físico, sexual o psicológico,
tanto en el ámbito público como privado’

Por su parte, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de


Discriminación contra la Mujer de 1979, ratificada por Bolivia mediante Ley
1100 de 15 de septiembre de 1989, en su art. 1, refiere que la
discriminación contra la mujer puede expresarse como: ‘…toda distinción,
exclusión o restricción basada en el sexo, que tenga por objeto o por
resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la
mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad
10
del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades
fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o
en cualquier otra esfera’.

Para este Tribunal entonces resulta claro que la violencia contra las
mujeres puede generarse por la desorganización estructural del aparato
estatal e institucional, por prácticas culturales que tienden a reproducirse
de generación a generación aunque las mismas tengan la característica de
ser inconscientes o se puedan imputar a título de negligencia, ello porque
la Constitución y el derecho internacional de los derechos humanos
refieren a los actos u omisiones den por ‘…resultado…’ a la anulación o
inclusive el menoscabo del ejercicio de los derechos específicos de las
mujeres.

Considerando la deuda histórica-cultural, la falta de reconocimiento a las


actividades desarrollados por las mujeres (v.gr. trabajo en el hogar) el
contexto de discriminación a las mujeres (v.gr. la falta de acceso de
cargos de decisión o sueldos más bajos, etc.) la falta de medidas idóneas
para prevenir y erradicar la referida situación de vulnerabilidad puede
implicar una forma de violencia así un trato uniforme a situaciones
diversas puede generar la vulneración del principio de igualdad que
implica otorgar ‘…el mismo trato para los entes y hechos que se
encuentran cobijados bajo una misma hipótesis y una distinta regulación
respecto de los que presentan características desiguales…’ (DC 002/2001
de 8 de mayo).

Debe recordarse por otra parte que los derechos generan


obligaciones negativas o de abstención como es el de no
discriminar y obligaciones positivas o afirmativas requieren que
el Estado sus servidores públicos y la sociedad adopten las
medidas necesarias e idóneas para satisfacer el contenido de los
derechos de forma que la igualdad y el ejercicio de los derechos
no sea únicamente formal sino real o material.

El art. 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sostiene:


‘Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1 no
estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter,
los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus
procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención,
las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para
hacer efectivos tales derechos y libertades’ lo que concuerda con el art.
15. III de la CPE, que establece: ‘El Estado adoptará las medidas
necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género… así
como toda acción u omisión que tenga por objeto degradar la condición
humana, causar muerte, dolor y sufrimiento físico, sexual o psicológico,
tanto en el ámbito público como privado’” (las negrillas nos
corresponden).
11
III.4. El incumplimiento de las medidas de protección a víctimas de
violencia: un riesgo inminente para el derecho a la vida,
integridad y dignidad

A partir de lo previsto en el art. 3 de la Declaración Universal de Derechos


Humanos (DUDH) que otorga a todo individuo el derecho a la vida, a la
libertad y a la seguridad de su persona, lo establecido en los arts. 4.1 y
5.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH)
referente al derecho a la vida y al respeto a la integridad física, psíquica y
moral de las personas, concordantes con lo estipulado en el art. 15.I, II y
III de la Constitución Política del Estado (CPE), que dispone como
potestad fundamental, el derecho a la vida y a la integridad física,
psicológica y sexual; se concluye de manera específica que todas las
personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia
física, sexual o psicológica, tanto en la familia como en la sociedad, siendo
el Estado, responsable de adoptar todas las medidas necesarias para
prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género y generacional, así
como toda acción u omisión que degrade la condición humana, cause
muerte, dolor o sufrimiento físico, sexual o psicológico, sin importar si es
en el ámbito público o privado.

De otro lado, la Convención Interamericana para Prevenir Sancionar y


Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará),
ratificada por Bolivia mediante Ley 1599 de 18 de agosto de 1994,
reconoce en su preámbulo a la violencia contra las mujeres, como una
manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre
mujeres y hombres, la cual comprende cualquier acción o conducta,
basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual
o psicológico, tanto en el ámbito público como en el privado, cometida por
un particular, perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes en
cualquier espacio donde ocurra, señalando taxativamente en sus arts. 3 y
4, que toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, al
reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos
humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e
internacionales sobre derechos humanos, comprendiendo el respeto a su
vida, su integridad física, psíquica y moral, además a la libertad y a la
seguridad personal; los cuales son asumidos por los Estados suscribientes
en calidad de deberes consistentes en que: “Los Estados Partes condenan
todas las formas de violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por
todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a
prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo
siguiente:

12
a. Abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y
velar por que las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e
instituciones se comporten de conformidad con esta obligación;

b. Actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la


violencia contra la mujer;

c. Incluir en su legislación interna normas penales, civiles y


administrativas, así como las de otra naturaleza que sean necesarias para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y adoptar las
medidas administrativas apropiadas que sean del caso;

d. Adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de


hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer
de cualquier forma que atente contra su integridad o perjudique su
propiedad;

e. Tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo medidas de tipo


legislativo, para modificar o abolir leyes y reglamentos vigentes, o para
modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la
persistencia o la tolerancia de la violencia contra la mujer;

f. Establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que


haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de
protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales
procedimientos…” -art. 7 de la Convención mencionada-

De la misma manera, es importante considerar lo desarrollado por el


derecho internacional en materia de Derechos Humanos, aplicado en
casos emblemáticos que sirven de antecedente para el desarrollo
normativo para la prevención, protección y sanción de la violencia contra
la mujer, a cargo de los Estados, teniendo en cuenta los siguientes:

Informe sobre la situación de los derechos de la mujer en ciudad


Juárez, México: el derecho a no ser objeto de violencia y
discriminación

Este Informe, haciendo una amplia referencia sobre la situación de


violencia contra la mujer en Ciudad Juárez, México y los asesinatos que
tuvieron lugar a partir de 1993, precisó otras manifestaciones de violencia
contra las mujeres y las diferentes formas de discriminación basada en
género que no solo afecta a la mujer, sino también a hombres y niños,
siendo lo más elevado, los índices de violencia contra la mujer y su
impunidad por no haberse adoptado medidas eficaces en relación a las
dimensiones existentes de esa violencia de género; por lo que, el Informe
precitado emitió recomendaciones para mejorar la aplicación de debida
diligencia en la investigación, procesamiento y castigo de los responsables
13
de la violencia contra la mujer, con miras a superar dicha impunidad,
habiendo realizado la precisión expresa sobre la eficacia de las medidas de
protección para víctimas de violencia en su octava recomendación,
señalando que se debe garantizar un pronto acceso a medidas especiales
de protección de la integridad física y psicológica de las mujeres objeto de
amenazas de violencia y garantizar la eficacia de las mismas.

De lo señalado, es posible inferir que la situación de violencia en ciudad


Juárez es altísima, teniendo como víctima a la población en general,
destacándose sin embargo, la violencia contra la mujer en razón de
género y la impunidad, por falta de medidas eficaces de protección de
estas.

Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos:


caso María Da Penha contra Brasil

En el caso precitado, al tratar el valor de la jurisprudencia para combatir


con eficacia la violencia de género en la región latinoamericana, se hace
referencia a la impunidad como uno de los problemas más relevantes
relacionados con la discriminación y violencia contra las mujeres en el
acceso a la justicia en la región, a pesar de la existencia de normativa en
la protección de los derechos humanos traducida en las Constituciones
nacionales y Tratados internacionales en materia de Derechos Humanos1.

De ahí que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su


análisis, sostuvo que la impunidad de la que había gozado el agresor y
exesposo de la prenombrada era contraria a la obligación internacional
voluntariamente adquirida por parte del Estado al ratificar la Convención
de Belém do Pará. La falta de juzgamiento y condena del responsable en
estas circunstancias constituyó un acto de tolerancia por parte del Estado
de la violencia que María da Penha sufrió, y esa omisión de los tribunales
de justicia brasileños agravó las consecuencias directas de las agresiones
sufridas por esta, entendiendo que la tolerancia por los Órganos del
Estado Brasilero no era exclusiva de ese caso, sino una pauta sistemática
de todo el sistema, que no hacía sino perpetuar las raíces y factores
psicológicos, sociales e históricos que mantienen y alimentan la violencia
contra la mujer, dado que esta violación contra la mencionada formaba
parte de un patrón general de negligencia y falta de efectividad del Estado
para castigar a los agresores, la Comisión consideró que no sólo se viola la

1
En el año 1997, después de quince años María no había obtenido que su caso fuera juzgado y su exesposo permanecía en
libertad a pesar de la gravedad de los delitos cometidos en su contra. Ante tal situación la mencionada se presentó ante la
Comisión de Derechos Humanos y denunció a Brasil por la falta de garantía de un proceso justo en un plazo razonable. Sostuvo
que esta denuncia no representaba una situación aislada en Brasil, sino que por el contrario era ejemplo de un patrón de
impunidad en los casos de violencia doméstica contra mujeres. Alegó que el Estado no había tomado medidas efectivas de
prevención y punición legal contra la violencia doméstica ni tampoco había cumplido sus compromisos internacionales de actuar
preventivamente.

14
obligación de procesar y condenar, sino también la de prevenir estas
prácticas degradantes2.

Siendo la parte resolutiva un precedente fundamental de la Corte


Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), que estableció a la
violencia no solo como un acto individual -ni responsabilizó únicamente al
agresor- sino también al Estado brasileño como responsable de los actos
de violencia de género por la tolerancia estatal frente a la violencia contra
las mujeres en el seno familiar. Concretamente, la Comisión señaló que la
lentitud de la justicia es otra forma de violencia contra la mujer. Esto es
importantísimo en el contexto latinoamericano, ya que los procesos de por
si lentos, se relentifican ante actos que se consideran menores como las
actitudes violentas contra el género femenino, concluyendo que los
Estados, incumplen los compromisos internacionales tomando solo algunas
medidas al respecto, cuando es deber de cada Estado, prever mecanismos
efectivos frente a la problemática.

En consecuencia, esta Resolución se constituye en una llamada de


atención para todos los Estados, centrada en tres puntos fundamentales:
1) Los Gobiernos deben entender que la violencia acaecida en el ámbito
privado pasa a ser un ilícito público porque se discrimina a la mujer
cuando se la tolera implícitamente; 2) Los órganos estaduales deben
comprender que violan la Convención de Belém do Pará, no solo cuando
no toman medidas para evitar la violencia de género, si no también si
estas no son eficientes para luchar contra la violencia integral contra la
mujer; y, 3) La cuestión que debe llamar a la reflexión de los países y de
los magistrados es que la inefectividad judicial general y discriminatoria
crea el ambiente que facilita la violencia doméstica, al no existir evidencias
socialmente percibidas de la voluntad y efectividad del Estado como
representante de la sociedad, para sancionar esos actos.

Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el


Caso González y otras “Campo Algodonero” vs. México

2
Maria da Penha Maia vs Brasil, Informe 54/ 01, CIDH. Caso 12.051, 16 de abril de 2001. Fue el primer caso en el que la
Comisión aplicó la Convención de Belém do Pará. María da Penha fue víctima de violencia por parte de su marido, quien la dejó
parapléjica debido a un disparo de escopeta efectuado luego de un fallido intento de electrocutarla. En este caso, se invocan
tanto la Convención Americana sobre Derechos Humanos como la de Belém do Pará, por no adoptar las medidas y políticas
orientadas a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Se llegó a un arreglo amistoso y el caso no fue
remitido a la Corte Interamericana. El autor de estos hechos estuvo libre durante 17 años. En este caso, la Comisión
Interamericana dictaminó que el Estado brasileño era responsable de la violación de los derechos establecidos en la Convención
Interamericana de Derechos Humanos por no cumplir con la obligación de actuar con la debida diligencia para investigar los
casos de violencia doméstica. El informe final de la Corte IDH recomendó al Estado de Brasil la promulgación de una ley para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Además, le recomendó capacitar y sensibilizar al Poder Judicial,
reparar a la víctima, instalar facilidades para proveer asesoramiento a las víctimas de violencia contra las mujeres y poner fin a
la impunidad del marido (recién después del informe fue a la cárcel).

15
La Corte IDH concordante con casos emblemáticos análogos que
incumben a la violencia contra la mujer y la falta de una efectiva
prevención, protección y sanción de estos delitos a cargo de los Estados,
en el Caso Gonzáles y otras conocido también como “Campo Algodonero”
en México, concretamente en relación a la impunidad de los asesinatos de
mujeres en Ciudad Juárez, la Corte indicó que la ineficiencia e indiferencia
por parte de las autoridades estatales en relación con la investigación de
dichos crímenes parecen haber permitido que se haya perpetuado la
violencia contra la mujer (párrafo 164). En este sentido, la Corte afirmó
que hasta el 2005, la mayoría de los crímenes no habían sido esclarecidos,
siendo los homicidios que tienen características de violencia sexual los que
presentan mayores niveles de impunidad. Una de las consecuencias de la
mencionada impunidad de este tipo de delitos es la ineficiencia estatal y la
indiferencia de sus autoridades demás del mensaje que se envía a la
sociedad de que la violencia contra la mujer es tolerada, lo que promueve
su perpetuación y la aceptación social del fenómeno, generando el
sentimiento de desconfianza de las mujeres en el sistema de
administración de justicia.

III.5. Desarrollo normativo contra la violencia hacia la mujer en Bolivia

En el país se han establecido importantes compromisos y deberes frente a


la violencia contra la mujer, por constituirse en atentatoria al derecho
primigenio y fundamental como es la vida por su directa vinculación y
relevancia con estadísticas cada vez más crecientes en su drasticidad y
riesgos que presenta la mujer no solo en el país, sino en la región y en el
mundo, Bolivia ha logrado desarrollar una norma específica ampliamente
protectiva que permite a la mujer, ejercer y gozar del derecho a vivir una
vida libre de violencia, poniendo en vigencia la Ley Integral para
Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, que está fundada en
el mandato constitucional y en los Instrumentos, Tratados y Convenios
Internacionales de Derechos Humanos ratificados por Bolivia, que permita
garantizar a todas las personas, en particular a las mujeres, el derecho a
no sufrir violencia física, sexual y/o psicológica tanto en la familia como en
la sociedad, siendo el objeto de la misma según el art. 2 de dicha norma,
“…establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención,
atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia,
así como la persecución y sanción a los agresores, con el fin de garantizar
a las mujeres una vida digna y el ejercicio pleno de sus derechos para
Vivir Bien”, habiendo el Estado asumido esta tarea como prioridad
nacional, por ser una de las formas más extremas de discriminación en
razón de género, por lo que todos los Órganos e instituciones públicas
deben adoptar las medidas y políticas necesarias para lograr el objetivo
trazado; estableciendo principios como la atención diferenciada para que
las mujeres reciban esta según las necesidades y circunstancias
específicas que les aseguren el ejercicio pleno de sus derechos, además

16
de una atención especializada en todos los niveles de la administración
pública y en especial aquellas de protección y sanción en casos de
violencia hacia las mujeres donde los servidores públicos deben contar con
los conocimientos necesarios para garantizar a las mujeres un trato
respetuoso, digno y eficaz, bajo responsabilidad penal, civil y
administrativa.

En lo que respecta a las medidas de protección a víctimas de violencia


establecidas a partir del art. 32 y ss. de la Ley precitada, estas tienen la
finalidad de “…interrumpir e impedir un hecho de violencia contra
las mujeres, o garantizar, en caso de que éste se haya
consumado, que se realice la investigación, procesamiento y
sanción correspondiente.

…son de aplicación inmediata, que impone la autoridad


competente para salvaguardar la vida, la integridad física,
psicológica, sexual, derechos patrimoniales, económicos y
laborales de las mujeres en situación de violencia y los de sus
dependientes” (las negrillas nos corresponden), siendo aplicable el
principio de trato digno. Estas medidas son las siguientes de acuerdo al
art. 35 de la misma norma: “1) Ordenar la salida, desocupación,
restricción al agresor del domicilio conyugal o donde habite la mujer en
situación de violencia, independientemente de la acreditación de
propiedad o posesión del inmueble, y ordenar que el agresor se someta a
una terapia psicológica en un servicio de rehabilitación;

2) Prohibir al agresor enajenar, hipotecar, prendar, disponer o cambiar la


titularidad del derecho propietario de bienes muebles o inmuebles
comunes;

3) Disponer la asistencia familiar a favor de hijas, hijos y la mujer;

4) Prohibir al agresor acercarse, concurrir o ingresar al domicilio,


lugar de trabajo o de estudios, domicilio de las y los ascendientes
o descendientes, o a cualquier otro espacio que frecuente la
mujer que se encuentra en situación de violencia” (las negrillas son
añadidas), así como la prohibición de acciones de intimidación, amenazas
o coacción a los testigos de los hechos de violencia entre otros.

Siendo responsabilidad del Ministerio Público la disposición de medidas de


protección para víctimas de violencia, en primera instancia, los Fiscales de
Materia a cargo y personal de apoyo deben dar cumplimiento a lo
establecido por la Ley aludida, para que adopten las medidas de
protección necesarias, a fin de garantizar a la mujer en situación de
violencia la máxima protección y seguridad, tomando en cuenta a sus hijas
e hijos, y en su caso, pedir a la autoridad jurisdiccional la homologación

17
de las mismas y las medidas cautelares previstas por ley, cuando el hecho
constituya delito, siendo el principio de protección establecido en el art.
86.7 de esa Ley que señala: “…Las juezas y jueces inmediatamente
conocida la causa, dictarán medidas de protección para salvaguardar la
vida, integridad física, psicológica, sexual, los derechos patrimoniales,
económicos y laborales de las mujeres en situación de violencia”, el cual
es concordante con las directrices de procedimiento que prevé la norma,
en sentido de la necesaria disposición de medidas de protección para
resguardar a las mujeres en situación de violencia.

En consecuencia, estas disposiciones prevén procedimientos especiales


para la celeridad respectiva y disponen la prohibición de revictimizar a la
mujer en situación de violencia por parte de servidores de apoyo judicial,
bajo advertencia de sancionarlos en caso de incurrir en maltrato, extremo
que fue incorporado como un nuevo tipo penal en el art. 154 bis del
Código Penal (CP) como incumplimiento de deberes de protección a
mujeres en situación de violencia señalando que: “…La servidora o
servidor público que mediante acción u omisión en ejercicio de una
función pública propicie la impunidad u obstaculicen la investigación de
delito de violencia contra las mujeres, recibirá sanción alternativa de
trabajos comunitarios de noventa (90) días a ciento veinte (120) días e
inhabilitación de uno (1) a cuatro (4) años para el ejercicio de la función
pública".

Por consiguiente, es deber primordial del Estado garantizar el derecho a la


vida, la integridad, la seguridad y dignidad de las personas en especial de
las mujeres en situación de violencia, habiendo el país desarrollado no
solo amplia normativa, sino políticas, planes y programas en diferentes
niveles estatales para el ejercicio y vigencia plena del derecho a una vida
libre de violencia de estas, introduciendo incluso al Código Penal, nuevos
tipos penales como el feminicidio entre otros, que son la consecuencia de
la violencia latente y persistente en la realidad boliviana; por lo que, el
incumplimiento y aplicación adecuada, oportuna y diligente de normas y
procedimientos en casos de violencia, constituyen negligencia e
incumplimiento de deberes bajo responsabilidad en sus diferentes tipos;
ya que en el caso específico de displicencia o inobservancia de las
medidas de protección a víctimas de violencia, tienen como consecuencia
la revictimización y una afectación psicológica directa para la misma que
puede ocasionarle depresión, inestabilidad psicológica, desorientación e
incluso inducirle al suicidio, fruto de un ciclo de violencia que persiste y se
traduce en la disminución de su autoestima por el conjunto de acciones
sistemáticas de desvalorización, intimidación y control del comportamiento
que realizan sus agresores u otros entornos como los familiares. Estas
acciones a su vez, propician riesgos inminentes que requieren una
atención urgente y necesaria de protección reforzada que materialice la
preeminencia de su derecho a la seguridad, a la vida, a la integridad y

18
dignidad, por su condición de víctima de violencia, correspondiendo a la
justicia constitucional disponer esa protección para que las autoridades y
servidores a cargo, hagan cumplir las medidas de protección dispuestas
por la autoridad competente bajo responsabilidad tipificada en el Código
Penal.

III.6. Análisis del caso concreto

La accionante a través de su representante, denunció la lesión de sus


derechos a la vida y al debido proceso; ya que la autoridad fiscal y los
funcionarios demandados no hicieron cumplir las medidas de protección
establecidas a su favor en calidad de víctima de violencia en el marco
de la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de
Violencia, dentro del proceso penal que sigue contra Jorge Andrés
Caballero Canedo Reyes por violencia familiar o doméstica, siendo dicho
incumplimiento de conocimiento de las autoridades competentes
quienes no dieron respuesta oportuna a una situación de revictimización
e indefensión, poniendo así en riesgo su integridad y su vida misma;
además de la falta de notificación de reiteradas solicitudes de control
jurisdiccional que permite develar las irregularidades en torno al
proceso penal en franca contraposición a los procedimientos especiales
establecidos por la Ley precitada, advirtiéndose displicencia con la
petición efectuada y parcialización por parte de la Fiscal de Materia en
calidad de directora funcional de la investigación.

De los antecedentes remitidos a este Tribunal, lo expresado en


audiencia de consideración de la acción de libertad y lo referido en las
Conclusiones de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, se
tiene que mediante Resolución Fiscal de 6 de febrero de 2019, la Fiscal
de Materia emitió las medidas de protección a favor de Yandira Agar
Cerruto Mercado -accionante-prohibiendo a Jorge Andrés Caballero
Canedo Reyes -demandado-, comunicarse, intimidar o molestar por
cualquier medio o a través de terceras personas o familiares, a la
víctima que se encuentra en situación de violencia. El 18 del mismo mes
y año, la impetrante de tutela puso a conocimiento del Juez de
Instrucción Anticorrupción y contra la Violencia hacia la Mujer Primero
de la Capital del departamento de La Paz, continuas arbitrariedades y
por tercera vez solicitó control jurisdiccional y garantías para su
protección, luego puso a conocimiento de la directora de la
investigación, el incumplimiento de las medidas de protección por parte
del agresor; por lo que dicha autoridad fiscal, dispuso se ponga en
conocimiento del investigador asignado al caso, en aplicación del art. 61
de la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de
Violencia. Posteriormente, la peticionante de tutela, advirtió al Juez a
cargo de la causa, que la ampliación de la investigación presentada por

19
la Fiscal demandada se encontraba fuera de plazo y reiteró la petición
de control jurisdiccional y garantías.

Ahora bien, la accionante mediante su representante denunció la lesión


a su derecho a la vida y al debido proceso, alegando encontrarse en
una situación de revictimización e indefensión por el incumplimiento
constante de las medidas de protección impuestas por la Fiscal de
Materia dentro del proceso de violencia familiar o doméstica por parte
de su agresor, añadiendo además que las actuaciones de la autoridad
fiscal y los funcionarios es displicente y parcializada, situaciones que
motivan la interposición de la presente acción de defensa que tiene por
objeto proteger a las personas que consideren que su vida se encuentre
en riesgo, estén siendo perseguidos o procesados de forma indebida o
se encuentren privadas de su libertad, tal como se desarrolla en el
Fundamento Jurídico III.1 de la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional.

Si bien es cierto que la accionante debió establecer en la acción de


libertad interpuesta, al menos con meridiana claridad, la vinculación
directa entre los hechos u omisiones en las que los demandados habrían
incurrido y puesto en riesgo su vida con la inobservancia del
incumplimiento de las medidas de protección consistentes básicamente en
el alejamiento del agresor, habiendo mecanismos intraprocesales propios
para la efectivización de dichas medidas; no es menos cierto que el
derecho a la vida se encuentra dentro de los cánones de protección
prioritaria, inmediata y sin mayores exigencias, incluso exceptuando el
principio de subsidiariedad, por implicar principios esenciales como la
primacía de protección y duda favorable del resguardo exhaustivo del
derecho mencionado; ya que existen situaciones particulares en las que
como en el caso presente, es preciso considerar estos preceptos a
momento de tramitar su protección jurisdiccional en la vía constitucional,
tomando en cuenta que si no se tiene este derecho fundamental, ningún
otro podrá ser ejercido, según glosa el Fundamento Jurídico III.2 de la
presente Sentencia Constitucional Plurinacional; circunstancias
perfectamente concurrentes en la problemática planteada en la que se
denuncia la persistencia de actos de amedrentamiento e intimidación
que constituyen la continuidad de la violencia que ponen en riesgo la
vida y la integridad de la peticionante de tutela víctima de violencia, a
pesar de existir medidas de protección ya dispuestas.

Lo señalado supra deja entrever que la violencia psicológica que


continúa sufriendo la accionante en su condición de víctima mientras se
sustancia el proceso penal, es como si en los hechos no gozara de las
medidas de protección que otorga la ley, siendo que lo dispuesto,
parece ser no solo inefectivo sino insuficiente por la desobediencia del
agresor e inobservancia del personal a cargo de vigilar el cumplimiento

20
de dicha medida, que en la práctica no responde a los procedimientos
establecidos por la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida
Libre de Violencia en la que responsabiliza al Ministerio Público o a las
juezas y jueces la disposición de medidas de protección necesarias, a
fin de garantizar a la mujer en situación de violencia, la máxima
protección y seguridad para salvaguardar su vida, su integridad física,
psicológica y sexual, aplicando para ello, directrices y procedimientos
idóneos y efectivos para que tales derechos sean materializados y no
queden solamente en lo formal, tal como se señala en el Fundamento
Jurídico III.3 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional; empero, en
el caso que se analiza, nadie se hace cargo de la materialización de esa
protección emanada por autoridad competente.

En el caso concreto, la accionante se encuentra frente a una


inseguridad e inestabilidad emocional que entorpecen su desempeño
cotidiano, por lo que en observancia de los Fundamentos Jurídicos III.4
y 5 de esta Resolución, corresponde analizar si la autoridad fiscal y los
servidores públicos cumplieron con los roles que les corresponde
desarrollar en procura de garantizarle una protección efectiva, evitando
el maltrato y la revictimización; habiéndose advertido -en la acción de
tutela-, que las medidas de protección fueron dispuestas por la Fiscal
de Materia, posterior a la interposición de otra acción de libertad,
cuando estas deben ser impuestas con la mayor prontitud posible tal
como prevé la norma; por otro lado, a las reiteradas solicitudes de
control jurisdiccional realizadas ante el Juez de Instrucción
Anticorrupción y contra la Violencia hacia la Mujer Primero de la Capital
del departamento de La Paz, el expediente no consigna
pronunciamiento alguno, aspecto concordante con lo manifestado por la
Oficial de Diligencias de dicho Juzgado que en su descargo señaló que
no existían disposiciones por notificar, sumando a ello, la actuación del
investigador asignado al caso que alegó remociones constantes en los
cargos y recarga laboral. Estos extremos, dejan al descubierto una
situación revictimizante para la impetrante de tutela en la sustanciación
del proceso penal que sigue contra su agresor, quien por si fuera poco,
incumple las medidas de alejamiento dispuestas por la Fiscal
demandada; siendo evidente en el caso particular, además de las
dificultades procedimentales y la inobservancia al cumplimiento de las
medidas de protección a favor de la víctima.

Ahora bien, en el proceso iniciado por el delito de violencia familiar o


doméstica, la medida de protección no constituye una sanción sino
únicamente una restricción del agresor para evitar que la víctima quede
expuesta a otro tipo de riesgos, por lo que la persistencia de la
violencia -esta vez psicológica- contra la impetrante de tutela, le afecta
gravitantemente en su estado emocional, ya que no solo la expone a
continuar sufriendo ese ciclo de violencia sino inducirle incluso a

21
mayores riesgos por su situación de vulnerabilidad. De ahí que
asumiendo el razonamiento de los casos emblemáticos conocidos y
resueltos por la Corte IDH referidos en el Fundamento Jurídico III.4 de
esta Sentencia Constitucional Plurinacional, se destaca que su mayor
preocupación en este tipo de casos, radica precisamente en la ausencia
estatal de medidas efectivas para la protección de las víctimas,
constituyéndose en impunidad, ya que las existentes se tornan en
ineficaces y desproporcionales a las dimensiones de violencia de género
que se presentan al interior de cada Estado, aspectos que no solo
naturalizan sino acaban promoviendo esas prácticas negativas en la
sociedad, asemejándose así a la problemática analizada por este
Tribunal, cuando la accionante no goza de la protección eficaz de las
medidas de protección en condición de víctima.

En síntesis, la finalidad de la medida de protección para la peticionante


de tutela, era interrumpir e impedir que continúe viviendo ese ciclo de
violencia y así salvaguardar su vida, su integridad y equilibrio
emocional, a través del alejamiento de su agresor; empero, este
incumple tal disposición; por lo que, la inobservancia del cumplimiento
de una medida de protección a la mujer en situación de violencia por
parte de la autoridad fiscal, jurisdiccional y/o personal policial, tiene
como consecuencia la revictimización y la impunidad, que afectan
psicológicamente a la víctima pudiendo ocasionarle depresión,
inestabilidad, desorientación e incluso inducirle al suicidio,
correspondiendo a la justicia constitucional, otorgar esa urgente y
necesaria protección reforzada para la preeminencia de su derecho a la
vida, a la seguridad, a la integridad y dignidad de la accionante, por su
condición de víctima de violencia, correspondiendo en consecuencia
conceder la tutela solicitada mediante la acción de libertad.

En consecuencia, la Sala Constitucional, al denegar la tutela impetrada, no


efectuó un análisis correcto de la problemática planteada.
POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley
del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve:

1º REVOCAR la Resolución 011/2019 de 28 de febrero, cursante de fs. 46 a 48,


pronunciada por la Sala Constitucional Segunda del Tribunal Departamental de
Justicia de La Paz; y en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada,
conforme a los fundamentos de la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional, disponiendo que la Fiscal de Materia y el funcionario policial
demandados, controlen el cumplimiento efectivo de las medidas de protección
bajo responsabilidad establecida en la Ley Integral para Garantizar a las
Mujeres una Vida Libre de Violencia. Asimismo, recordar a Jorge Andrés

22
Caballero Canedo Reyes, el cumplimiento obligatorio de las medidas de
protección referidas, bajo alternativa de ley.

2º Exhortar a las autoridades y funcionarios públicos del Consejo de la


Magistratura, Ministerio Público, Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia y
Servicios Legales Integrales para la Mujer, que en el marco de sus
atribuciones establecidas en leyes, procedimientos, protocolos y reglamentos,
asuman acciones proactivas que materialicen las medidas de protección
necesarias para mujeres víctimas de violencia, bajo responsabilidad
establecida por ley; en ese sentido, por Secretaría General de este Tribunal,
remítase copia legalizada de la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional, a las instituciones mencionadas, a efectos de su estricto
cumplimiento.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. MSc. Paul Enrique Franco Zamora


MAGISTRADO

Fdo. MSc. Brigida Celia Vargas Barañado


MAGISTRADA

23

También podría gustarte