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SALA TERCERA
Magistrado Relator: MSc. Paul Enrique Franco Zamora
Acción de libertad
Expediente: 28402-2019-57-AL
Departamento: La Paz
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encontró eco en el investigador asignado al caso, Ángel Lucero López, por lo que
tuvo que acudir a la acción de libertad.
I.1.3. Petitorio
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I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción
I.2.3. Resolución
II. CONCLUSIONES
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asistencial a recibir todo lo indispensablemente necesario para subsistir
con dignidad (obligaciones positivas del Estado).
Para este Tribunal entonces resulta claro que la violencia contra las
mujeres puede generarse por la desorganización estructural del aparato
estatal e institucional, por prácticas culturales que tienden a reproducirse
de generación a generación aunque las mismas tengan la característica de
ser inconscientes o se puedan imputar a título de negligencia, ello porque
la Constitución y el derecho internacional de los derechos humanos
refieren a los actos u omisiones den por ‘…resultado…’ a la anulación o
inclusive el menoscabo del ejercicio de los derechos específicos de las
mujeres.
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a. Abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y
velar por que las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e
instituciones se comporten de conformidad con esta obligación;
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En el año 1997, después de quince años María no había obtenido que su caso fuera juzgado y su exesposo permanecía en
libertad a pesar de la gravedad de los delitos cometidos en su contra. Ante tal situación la mencionada se presentó ante la
Comisión de Derechos Humanos y denunció a Brasil por la falta de garantía de un proceso justo en un plazo razonable. Sostuvo
que esta denuncia no representaba una situación aislada en Brasil, sino que por el contrario era ejemplo de un patrón de
impunidad en los casos de violencia doméstica contra mujeres. Alegó que el Estado no había tomado medidas efectivas de
prevención y punición legal contra la violencia doméstica ni tampoco había cumplido sus compromisos internacionales de actuar
preventivamente.
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obligación de procesar y condenar, sino también la de prevenir estas
prácticas degradantes2.
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Maria da Penha Maia vs Brasil, Informe 54/ 01, CIDH. Caso 12.051, 16 de abril de 2001. Fue el primer caso en el que la
Comisión aplicó la Convención de Belém do Pará. María da Penha fue víctima de violencia por parte de su marido, quien la dejó
parapléjica debido a un disparo de escopeta efectuado luego de un fallido intento de electrocutarla. En este caso, se invocan
tanto la Convención Americana sobre Derechos Humanos como la de Belém do Pará, por no adoptar las medidas y políticas
orientadas a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Se llegó a un arreglo amistoso y el caso no fue
remitido a la Corte Interamericana. El autor de estos hechos estuvo libre durante 17 años. En este caso, la Comisión
Interamericana dictaminó que el Estado brasileño era responsable de la violación de los derechos establecidos en la Convención
Interamericana de Derechos Humanos por no cumplir con la obligación de actuar con la debida diligencia para investigar los
casos de violencia doméstica. El informe final de la Corte IDH recomendó al Estado de Brasil la promulgación de una ley para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Además, le recomendó capacitar y sensibilizar al Poder Judicial,
reparar a la víctima, instalar facilidades para proveer asesoramiento a las víctimas de violencia contra las mujeres y poner fin a
la impunidad del marido (recién después del informe fue a la cárcel).
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La Corte IDH concordante con casos emblemáticos análogos que
incumben a la violencia contra la mujer y la falta de una efectiva
prevención, protección y sanción de estos delitos a cargo de los Estados,
en el Caso Gonzáles y otras conocido también como “Campo Algodonero”
en México, concretamente en relación a la impunidad de los asesinatos de
mujeres en Ciudad Juárez, la Corte indicó que la ineficiencia e indiferencia
por parte de las autoridades estatales en relación con la investigación de
dichos crímenes parecen haber permitido que se haya perpetuado la
violencia contra la mujer (párrafo 164). En este sentido, la Corte afirmó
que hasta el 2005, la mayoría de los crímenes no habían sido esclarecidos,
siendo los homicidios que tienen características de violencia sexual los que
presentan mayores niveles de impunidad. Una de las consecuencias de la
mencionada impunidad de este tipo de delitos es la ineficiencia estatal y la
indiferencia de sus autoridades demás del mensaje que se envía a la
sociedad de que la violencia contra la mujer es tolerada, lo que promueve
su perpetuación y la aceptación social del fenómeno, generando el
sentimiento de desconfianza de las mujeres en el sistema de
administración de justicia.
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de una atención especializada en todos los niveles de la administración
pública y en especial aquellas de protección y sanción en casos de
violencia hacia las mujeres donde los servidores públicos deben contar con
los conocimientos necesarios para garantizar a las mujeres un trato
respetuoso, digno y eficaz, bajo responsabilidad penal, civil y
administrativa.
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de las mismas y las medidas cautelares previstas por ley, cuando el hecho
constituya delito, siendo el principio de protección establecido en el art.
86.7 de esa Ley que señala: “…Las juezas y jueces inmediatamente
conocida la causa, dictarán medidas de protección para salvaguardar la
vida, integridad física, psicológica, sexual, los derechos patrimoniales,
económicos y laborales de las mujeres en situación de violencia”, el cual
es concordante con las directrices de procedimiento que prevé la norma,
en sentido de la necesaria disposición de medidas de protección para
resguardar a las mujeres en situación de violencia.
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dignidad, por su condición de víctima de violencia, correspondiendo a la
justicia constitucional disponer esa protección para que las autoridades y
servidores a cargo, hagan cumplir las medidas de protección dispuestas
por la autoridad competente bajo responsabilidad tipificada en el Código
Penal.
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la Fiscal demandada se encontraba fuera de plazo y reiteró la petición
de control jurisdiccional y garantías.
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de dicha medida, que en la práctica no responde a los procedimientos
establecidos por la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida
Libre de Violencia en la que responsabiliza al Ministerio Público o a las
juezas y jueces la disposición de medidas de protección necesarias, a
fin de garantizar a la mujer en situación de violencia, la máxima
protección y seguridad para salvaguardar su vida, su integridad física,
psicológica y sexual, aplicando para ello, directrices y procedimientos
idóneos y efectivos para que tales derechos sean materializados y no
queden solamente en lo formal, tal como se señala en el Fundamento
Jurídico III.3 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional; empero, en
el caso que se analiza, nadie se hace cargo de la materialización de esa
protección emanada por autoridad competente.
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mayores riesgos por su situación de vulnerabilidad. De ahí que
asumiendo el razonamiento de los casos emblemáticos conocidos y
resueltos por la Corte IDH referidos en el Fundamento Jurídico III.4 de
esta Sentencia Constitucional Plurinacional, se destaca que su mayor
preocupación en este tipo de casos, radica precisamente en la ausencia
estatal de medidas efectivas para la protección de las víctimas,
constituyéndose en impunidad, ya que las existentes se tornan en
ineficaces y desproporcionales a las dimensiones de violencia de género
que se presentan al interior de cada Estado, aspectos que no solo
naturalizan sino acaban promoviendo esas prácticas negativas en la
sociedad, asemejándose así a la problemática analizada por este
Tribunal, cuando la accionante no goza de la protección eficaz de las
medidas de protección en condición de víctima.
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Caballero Canedo Reyes, el cumplimiento obligatorio de las medidas de
protección referidas, bajo alternativa de ley.
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